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Poder Femenino por LatexoHPo

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Las paredes eran de un tono rojizo que le lastimaba la vista. Era como un túnel rojo. Rojo. Más rojo. Y no veía el final.

De pronto las paredes comenzaron a derretirse, pero él no sentía calor. Muy al contrario sus dientes castañeaban y se abrazaba a sí mismo en medio del camino helado.

Y entonces del techo de aquél tunel con paredes derretidas (que sospechosamente parecía ser sangre resbalando) surgió de la nada una enorme espada. Él se congeló cuando vio cómo la espada iba directo hacía él…     Quiso correr pero sus piernas no se movían, quiso gritar pero sentía la garganta cerrada… y la espada lo alcanzó. Se enterró en su vientre hasta atravesarlo. La sangre que caía en las paredes se volvió un río salvaje que pronto lo inundó… Se ahogaría… El dolor en el vientre era insoportable…



Tony despertó doblándose a causa de un cólico bastante desagradable. Había sido una pesadilla. Una horrible y sanguinolenta pesadilla. ¡Qué hijo de puta era el incosciente haciéndole tener esas horribles visiones!

Gruñó haciendose un ovillo en su lado de la cama, esperando que al ver su dolor Steve le abrazara y reconfortara.

Pero no sucedió. Tony respiró profundamente varias veces para poder estirarse y girar el rostro. Rogers no estaba en la cama. Lo había abandonado en su agonía… otra vez. Bueno, pues si ese era el verdadero rostro del anciano él, Tony, tendría que plantearse seriamente su relación. Porque él había sacrificado  muchas cosas por Steve, y ahora que necesitaba del rubio, dicho rubio servía para puras habas.

Molesto e intentando despejar las horribles visiones sanguinolentas, Tony se sentó en la cama y se tomó un par de pastillas más para el dolor. Pensó que tal vez requeriría algo más fuerte… ¿morfina? ¿Un golpe en la cabeza? ¿coma inducido? Había pasado una noche terrible, y fue solamente por el horrible cansancio que pudo dormitar varias horas y sobrevivir la noche.

“Señor, tiene una llamada de la señorita Potts”.

“Ah, ahora sí te dignas a hablarme, tú, traidor informático… pues dile a Virginia Potts que puede tomar su llamada y metérsela por…”

“Buenos días, Tony”, se escuchó la voz de la pelirroja. “Amanecimos de buen humor, ¿cierto?”

“¿Vas a decirme que estás arrepentida por hacerme pasar esto y vas a hacer que pare? Porque si no es eso no tengo humor para hablar contigo, malvada mujer”.

“Lo siento, cariño”, respondió Pepper con un tono arrepentido… más falso que lo tenía Tony entre las piernas. “Sólo llamé para recordarte que tienes junta al medio día. Y que no puedes faltar a menos que quieras que el proyecto Energía Ilimitada pase a manos de la competencia”.

“¿No ibas a encargarte tú de eso?”, inquirió Tony asustado. ¿Cómo diablos iba a presentarse a una junta en estas condiciones?

“Estoy de vacaciones, Tony, ¿recuerdas?”

“Pepper… No puedes hacerme esto…”, suplicó Tony con voz llorosa.

“Anthony Edward Stark, eres el dueño de Industrias Stark. ¡Ponte una banana en los pantalones y ve a esa junta!... Nat manda cariños”

Y Tony comenzó a llorar de verdad.

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Bruce despertó con una sonrisa satisfecha. Estaba todo pegajoso por la noche de acción junto a su Clint. Aunque claro, apenas si podía mover los musculos, Clint había estado particularmente fogoso. Lo hicieron cinco veces antes de que el arquero se cansara.

Giró la cabeza sólo para descubrir que lo que abrazaba era la almohada. ¿Dónde demonios se había metido el castaño? Quizás a devorar cualquier cosa, había escuchado entre sueños el rugir del estomago del otro.

Resignado, se metió a darse una ducha fría para enfrentar otro día de hormonas femeninas. Si la recompensa por no estrangular a sus amigos serían noches de sexo sucio y pegajoso con Clint, por supuesto que estaba dispuesto a seguir con esto. Además, pensó con una sonrisa lujuriosa, tenía té de tila, valeriana y pasiflorina. ¡Ja! Y Clint decía que esas hierbas no le iban a funcionar nunca.

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Thor se removió en la cama cuando una horrible ola de calor le recorrió el cuerpo desde los pies hasta la cabeza.

No le extrañó que Loki no estuviera en la cama ni en la habitación. Suponía que tendría que disculparse con él por no haber tenido relaciones sexuales la noche anterior. Pero en serio no tuvo ganas. Y seguía sintiéndose como una uva pasa, una uva pasa que se secaba más con el calor que parecía quemarlo desde las entrañas.

¡Pobres mujercitas midgardianas que tenían que pasar por esto! Thor no sabía muy bien qué era la Menopausía, pero estaba dispuesto a saber qué era para comprenderlas mejor. Decidido, pensó que pedirle al Doctor Banner que le explicara el asunto sería una muy buena idea.

Se duchó con agua fría que al menos bajó un poco el calor y fue directo a la cocina para prepararse un bocadillo pequeño (o sea veinte láminas de Poptarts) y de paso sacar más hielos.

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Bruce llegó a la cocina para comer algo y recuperar energías, además de encontrarse con Clint antes de que se acabara las hamburguesas congeladas.

Pero al abrir la puerta de la cocina sus pies pisaron agua. Extrañado, Bruce bajó la cabeza y vio un río de lo que parecía agua puerca en la cocina…

“¿Qué demonios…?”, exclamó en voz baja. Entonces un desagradable aroma llegó a su nariz. Era como si hubieran dejado un cadáver pudriéndose.

Siguió el rastro del agua con una mueca desagradable y pronto encontró la fuente. ¡Mierda! Con lo acontecido el día anterior había olvidado por completo que Thor había descompuesto el refrigerador. Las puertas dobles estaban abiertas, la comida descompuesta, las verduras apachurradas, los lácteos pudriéndose viscosamente, las carnes frías parecían a punto de hablar. ¡Qué asco!

“JARVIS”, llamó a la IA. Pero nadie respondió. ¡Oh, cierto! JARVIS se puso más rebelde cuando supo que Tony había nombrado a Babas como único heredero. “Ahora también Cenicienta…”, se dijo desdeñosamente, resignado a limpiar el desastre.

“¡Cenicienta! Es una película muy bonita, amigo Banner”, exclamó Thor entrando a la cocina. Luego se detuvo abruptamente. “¡Oh por todos los cadáveres de Nilfheim! ¿Qué peste es esa?”

Bruce se giró con el ceño fruncido. Ahora que lo pensaba, Thor era el culpable de esto. Estaba a punto de decirle que le ayudara a limpiar cuando Tony hizo su aparición.

“¡Dios! ¿A quién mataron y echaron en mi torre para pudrirse?”, exclamó muy molesto.

“Es el refrigerador, Tony. Todo está descomponiendose”, aclaró Bruce un poco divertido cuando vio a su amigo haciendo arcadas. “¿Por qué traes un traje? ¿Te sientes mejor?”

“Oh, pobres pipenes aguados y malolientes. Su destino fue cruel”, musitó Thor mirando las verduras. Parecía sentir verdadera pena por ellas.

Tony le hizo una seña para que Bruce le siguiera fuera de la cocina antes de que a Thor se le ocurriera pedir un sepelio nórdico por las papas.

“Dime que las bananas siguen intactas”

“¿Bananas? Tony de qué…”

“¡De la junta, Bruce! Tengo que ir a una maldita junta con los accionistas y mírame… ¡No lleno los pantalones! ¡Y creo que las compresas me están rozando el trasero! ¡Me duele mi barriguita! ¡Y el estúpido anciano me abandonó en mi lecho de muerte justo cuando tuve una pesadilla horrible!”

Bruce se asustó cuando vio que Tony estaba soltando lágrimas verdaderas. No sabía qué decirle, así que optó por lo más lógico. Atrajo a Tony en una abrazo y éste se lo devolvió mojando su camisa y sacudiéndose.

“¡Es horrible, Brucie!”, lloró Tony dramáticamente.

Bruce seguía sin saber qué decirle. Aunque en realidad no abría la boca para no soltarse a reír estrepitosamente. Se sintió avergonzado por parecerle hilarante la situación, pero ¿a quién no? Mordiendose los labios acarició la espalda de Tony.

Y fue justo cuando Tony sollozó miserablemente, abrazándose aún más a Bruce, que Clint entró a la sala con una enorme bolsa de donas multisabores en los brazos.

“¡Lo sabía!”, gritó Clint asustando a Bruce y a Tony, que se separaron bruscamente para mirar al arquero… arquero que echaba humo por las orejas. “¡TRAIDOR! ¡Por supuesto! ¡Me viste esta mañana y te di asco! ¡Por eso corriste a los brazos de Stark! ¡Creí que eras mi amigo, Tony! ¡Esto se acabó, Banner! ¡Mi hijo y yo no te necesitamos!”


Clint dejó a Bruce balbuceando como idiota, y a Tony secándose las lágrimas con la camisa del científico, y se marchó a paso firme sin soltar la bolsa de donas, eso sí.

“¡Hey! ¡Quiero una dona, Légolas!”, exclamó Tony. “¡No! ¡La banana, Bruce! No puedo ir a esa junta sin mi pequeño Tony… ¡Mi pequeño Tony!”

“¡Las zanahorias han sobrevivido como todas una guerreras!”, gritó Thor saliendo de la cocina.

Bruce quiso ponerse a llorar también. Pero de pura frustración. ¿De verdad había sido tan malo para merecer esto?

Miró a Tony y pensó que el mejor para consolarlo era Steve… un Steve del que no sabía dónde estaba. Luego miró a Thor que se frotaba el cuello con las zanahorias (al parecer seguían frescas).

“Thor, ¿dónde está Loki?”, preguntó antes de tragar en seco.

“Oh, no lo sé. Anoche no pude corresponderle en  la cama y creo que se molestó un poco conmigo. Hizo de todo para despertar a mi amigo de allá abajo, pero no despertó”.

Bruce hizo una mueca, no necesitaba tanta información. Thor no sabía de sutilezas. Pero eso podía dejarlo para después. Si Steve no estaba, si Loki no estaba… Hormonas, feromonas, sexo… ¡Por todos los infiernos!

“Tony, ¿crees poder ir a la junta sin llorar como una bebé?”

Tony sorbió y miró indignado a Bruce.

“¡Por supuesto que sí! ¡Soy Anthony Edward Stark!”, exclamó de nuevo muy molesto.

Bruce no estuvo seguro si aquello eran hormonas femeninas o desordenes psicológicos. No importaba. Tenía que detener una catastrofe.

“Entonces ve. Sé el empresario del que todos estaremos orgullosos. Toma”, agregó arrebatándole una zanahoria a Thor y dándosela a Tony. “No hay bananas, pero esto servirá.”

“¡Brucie! Esto es muy largo y duro… ¡Espera! Eso está bien”, sonrió Tony e intentó ponerse la zanahoria en dónde debería estar ‘el pequeño Tony’.

“Thor”, continuó Bruce mirando al rubio. “He escuchado que el mejor remedio para los sintomas menopaúsicos es la actividad física. Si limpias la cocina seguramente te sentirás mejor después”.

El científico miraba a Thor con una sonrisa contrahecha. Espera que lo que acababa de inventarse diera resultado. Vamos, que él no tenía ni puta idea de menopausias y sus sintomas, pero necesitaba distraer a Thor.

“¿Cómo la Cenicienta?”, preguntó Thor con el ceño fruncido. Él era un príncipe. Nunca había tenido que limpiar nada, para eso estaban los sirvientes, ¿no? Pero resultó que la Cenicienta era una princesa… entonces concluyó que no estaba tan mal eso de limpiar. “¡Eso está muy bien!”, dijo entusiasmado y regresó a la cocina.

Bruce acompañó a Tony hasta el elevador sin preocuparse de nada más que de encontrar a Steve y a Loki, y esperaba que no juntos… o desnudos juntos… o uno encima del otro desnudos y juntos… jadeantes, sudorosos… ¡Agh! Sacudió la cabeza para quitarse la horrible imagen mental.

“Bruce, no sé qué haría sin ti, amigo”, le sonrió Tony antes de que las puertas del ascensor se cerraran. Bruce no contestó, porque Tony le guiñó un ojo y lo miró con algo parecido a la adoración. Y para rematar, le lanzó un beso.

Bruce tenía un tic en el ojo cuando se dio media vuelta.

“JARVIS. Si te portas bien haré que Tony recapacite sobre el testamento pero, por lo que más quieras, dime dónde están Steve y Loki”, musitó a la pared a su lado, donde un panel de control adornaba la estancia.

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“¡Vamos, capitán! ¡Un poco más!”

Esa era Loki. Bruce desaceleró sus pasos a punto de llegar al gimnasio. Ahí estaban Steve y Loki, tal y como sospechaba, juntos.

“¡Es que está muy apretado!”, gimió Steve.

¡Ay, no! Bruce quiso darse de topes contra la pared para provocarse una conmoción cerebral.

“No es que esté apretado… ¡Es que tú eres muy grande!”

“¿Te lastima?”, preguntó Steve jadeando.

“No. Soy pequeña pero flexible”.

“Pues sigue muy apretado. Tal vez debimos comprar una talla más grade… ¡Es enorme!”

¿Talla? Se preguntó Bruce ya temblando como una hoja. Bueno, reflexionó, al menos eran responsables y estaban usando condón.

“Supongo que todo a la justa medida”, se escuchó la voz coqueta de Loki. “Tú eres muy grande, Capitán, es lógico que todo lo tuyo también lo sea”.

La respuesta de Steve fue un jadeo profundo.

“Está muy duro, además”, gimió el soldado. “¿No existen lubricantes para esto?”

“No todo se resuelve con lubricantes, Capitán”, rió Loki.

Bruce ya tenía el tic en todo el cuerpo.

“Como sea”, suspiró Steve trabajosamente. “Podrías ayudarme a meterlo, Loki.”

“Con todo gusto”

“¡NOOOOO!”

Steve y Loki saltaron de una colchoneta en la que estaban sentados cuando Bruce entró gritando como poseso.

El científico dejó la mueca horrorizada en su rostro, y Steve y Loki lo miraban bastante intimidados por haber sido descubiertos.

“¿Sucede algo, doctor?”, preguntó Loki alzando una ceja. Y como si tal fuera la cosa cogió uno de los muchos… sostenes que tenían alrededor.

“Oh, Bruce”, balbuceó Steve colorado. “El dolor en la espalda me estaba matando, así que Loki y yo compramos varios de éstos en Internet. Dicen que tienen soporte para la espalda”, explicó el rubio señalándose un enorme sostén que cubría sus pechos y efectivamente tenía una faja para la espalda. “¿Sabías que es un problema común en muchas mujeres? ¡Y mira! El encaje es precioso.”

Bruce gimió pensando tomar el primer vuelo a Calcuta.

Loki se apresuró a acomodar el tirante en el sostén de Steve y luego ambos levantaron sus compras. Loki también tenía un bonito sostén negro. Ambos se apresuraron a salir del gimnasio. Loki sin embargo se detuvo un momento para susurrar a Bruce (que seguía en estado se shock).

“Tienes una mente muy sucia, Doctor. ¿Y sabes qué? Yo también…”, y le guiñó un ojo.

“Doctor Banner, como la Inteligencia Artificial con conocimientos avanzados como los míos, he considerado que ésta información es importante: El agente Barton está desmayado en su habitación. Se golpeó la cabeza.”, habló JARVIS con ese tono mecánico insoportable.

Y eso sacó a Bruce de sus pensamientos suicidas. ¡Su pobre Clint! ¿Qué clase de pareja era? Corrió como vendaval, incluso adelantando a Steve y a Loki, y pronto ya estaba jadeando pero fuera de la habitación de su arquero.

Lo primero que vio al entrar fue un montón de donas mordidas y desperdigadas por el suelo. Junto a un montón de pañuelos usados. Se acercó a  la cama con el corazón acelerado y al fin halló a su probre arquero tirado a un lado. Se apresuró hasta él, pero entonces jadeó.

Los abdominales de Clint habían desaparecido. Había en su lugar una adorable curva que denotaba un embarazo de pocos meses. Bruce recordó entonces lo que había dicho -gritado- Clint cuando se puso todo celoso: ‘Me viste esta mañana y te di asco’.

Con delicadeza levantó a Clint y lo acomodó en la cama. Reviso su cabeza, pero sólo había una pequeña laceración en su frente. Sin embargo se enfocó en sus signos vitales y todo parecía bien. Sólo estaba desmayado, efectivamente.  Cogió el kit de primeros auxilios que había en cada habitación y despertó a Clint con un pañuelo empapado de sales.

“¿Estás bien, cariño?”, preguntó una vez el castaño lo miró con los ojos nublados. Aún tenía rastros de su llanto y la nariz colorada.

Pero la confusión en el rostro de Clint pronto se convirtió en enojo. Se alejó de los brazos de Bruce aunque no llegó muy lejos. Gimió y se tiró en la cama de nuevo.

“¡Clint!”, suplicó Bruce acercándose al otro para abrazarlo. “Por favor, no pasa nada entre Tony y yo. Sabes que somos amigos, como hermanos”, susurró para evitar otro ataque de llanto de Clint.

“Pero él es mejor que yo”, gimió Clint, ahora parecía en completa depresión. “Él es rico, guapo y no tiene una pelota por estomago que creció de la  noche a la mañana”.

“Pero a quien yo amo es a ti”, dijo Bruce decidido. Clint lo miró sorprendido. Bruce era una amabilidad de persona, pero no era de los que decía palabras amorosas y tiernas; nunca le había dicho esas palabras a Clint porque creía que estaba implícito en su relación. “Y sí eres muy guapo, tengo suerte de que me hayas hecho caso. Además te ves adorable”, agregó el científico acariciando la pancita que se salía de la camiseta sin mangas que usaba Clint.

Y Clint se derritió. Se abrazó a Bruce y ambos cayeron en la cama.

“¿Crees que haya un bebé aquí adentro?”, preguntó Clint en su cuello. Bruce suspiró.

“La verdad espero que no. Escucha”, agregó cuando vio el ceño fruncido en el castaño. “La idea de tener un bebé suena linda. Pero, Clint, esto es un truco de parte de Pepper y Natasha. Dijeron que sería una semana; y por mucha magia o lo que sea que hayan hecho, eres un hombre. Tu cuerpo no está preparado para dar a luz muy aparte de las hormonas, no hay un útero ni una vagina. Supongo que será como un embarazo falso. A veces les pasa a las mujeres. Crece la barriga y tienen los sintomas, pero no hay nada”.

“¿Me acercas una dona?”

Bruce sonrió y besó los labios de Clint antes de acercarle la bolsa que todavía rebosaba de donas.

“¿Cuántas compraste?”, preguntó divertido.

“Tres de cada sabor. Es que me da mucha hambre”.

“¿Y ya no quieres pepinos con chocolate? Porque te aviso que no hay pepinos, todos murieron según Thor”.

“Nah. Bueno, estoy en una fase dulce ahora mismo. Tal vez después quiera lechugas con caramelo.”

Bruce rió un poco, hasta que se acordó de Thor y el desastre en la cocina.

“Creo que debo ir a ayudar a Thor”, le dijo a Clint que ya masticaba golosamente la dona. Era un Clint bastante adorable. Al parecer las hormonas suavizaban el carácter rudo de su arquero.

“¡No! Quédate conmigo un rato.”

“Clint, tengo que asegurarme de que nadie salga lastimado con todo esto del ‘poder femenino’”

“No me importa. Eres mi pareja, y te necesito. No quiero verte abrazar a nadie más.”

Bruce se limitó a acomodarse en la cama y acariciar el rostro de su arquero. Necesitaba un pequeño descanso, y qué mejor con Clint que definitivamente era, sí, adorable.

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“Señor Stark… ¿Señor Stark?”

Tony reaccionó cuando la mano de uno de sus ejecutivos se balanceó frente a él.

“Señor Stark, ¿se siente bien? Está muy pálido”

“Estoy bien”, declaró Tony sudando en frío. El dolor volvía a aparecer, y eso no era lo peor. No, lo peor es que estaba más que incómodo. Sentía los pantalones apretados y no era la zanahoria que seguramente ya se había cocinado bajo los pantalones. Estaba inflamado… ¡inflamado! Su vientre se había hinchado como un globo. Y había algo más que lo mantenía anclado al asiento de cuero negro… Sentía húmedo el trasero. ¡Seguro se desangraría hasta morir! ¡Solo y miserable como un perro en la sala de juntas de Industrias Stark!

“Bueno, pues estamos esperando su respuesta a la iniciativa para la compra de los activos de energía Arc-reactor”.

Todos en la mesa le veían con tremendas sonrisas falsas. Por supuesto, Pep era la que se encargaba de toda esta mierda. Hacia siglos que Tony no se pasaba por ahí y toda esa gente había sido más que sorprendida con su prescencia. Incluso algunos habían preguntado descaradamente por la señorita Potts.

“¿Qué diría Pepper?”, inquirió de pronto, asustándolos a todos.

“Eh… bueno, la señorita Potts dijo que sólo necesitaba su aprobación y su firma…”

“¡Hágamos eso entonces! Yo digo que sí y… ¿dónde firmo?”

“Señor Stark, ¿no quiere leer los términos?”, preguntó alguien más.

“¿Es seguro? ¿Pepper ya había dicho que sí? Entonces no veo por qué seguimos perdiendo el tiempo. ¿Dónde firmo?”

Y con una sonrisa falsa, Tony terminó la junta sin levantarse. Escuchó claramente cuando murmuraron cosas sobre él. ‘¿Vendrá colocado?’ ‘¿Tendrá alguna enfermedad mortal?, se ve mal’ ‘¿Por qué no vino Potts? Ella sí es eficiente’.

Aquellos murmullos lo había deprimido otra vez. Y no pensaba levantarse de ese asiento hasta que la semana terminara. Acababa de darse cuenta de que era un completo inepto para las relaciones públicas de su empresa. ¿Cómo mierda seguía en pie? Ah, sí… Doña Perfecta Pepper Potts.

“Pep, te necesito”, musitó antes de dejar caer su cabeza contra la mesa.

Y entonces su celular sonó. Esperando que fuera Bruce para rescatarlo, Tony aceptó la llamada.

“Tony, ¿dónde estás? Thor rompió una tubería y la cocina está inundada. Bruce y Clint están durmiendo y no tuvimos corazón para despertarlos… ¡A Clint se le ve una pancita!”

“Steven Grant Rogers… ¡Qué te den!”, gritó Tony y lanzó su starkphone al suelo.

Quince minutos después Tony escuchó una puerta destrozada de su sala de juntas. Le valió una mierda. Pasos apresurados y firmes. Lo valió dos mierdas. Los bufidos de la voz de Steve. Le valió tres mierdas y media.

“Anthony Edward Stark”, dijo la voz peligrosa del rubio.

“Sí, así solía llamarme antes de ser la escoria que soy ahora. Tengo un novio que no se preocupa de mí pero que seguramente ha estado divirtiéndose con la diva cuernuda. Una mano derecha que se volvió mi izquierda y me abandonó. Mis empleados piensan que soy idiota. Y lo soy, que es peor. Mi amigo Brucie va a ser padre y yo ya no seré importante… Hay un dios que rompe mis cosas sólo con mirarlas… Me duele el vientre… Estoy inflado como globo de cantoya… Me estoy ahogando en mi propia sangre… ¡Y mi pequeño Tony ha sido sustituido patéticamente por una zanahoria!”

Y Steve lo vio tan miserable que no pudo seguir enojado con Tony. Suspiró y se acercó a él; se acuclilló junto a la silla para poder ver los ojos vidriosos de Tony y su rostro pegado a la mesa fina.

“Lo siento, Tony. Es que no puedo comprender cómo debes sentirte. Por favor no sigas pensando que me divierto con Loki. No es así”.

“¿Entonces por qué no estabas en la cama esta mañana? Tuve una horrible pesadilla, ¿sabes?”

“Me dolía la espalda”, explicó Steve sin apenarse. Sí, la empatía no estaba en sus sistema adolescente femenina.

“Vete, Rogers”

“No. Te llevaré al pent house. Llamaremos a un fontanero, pediremos pizza y veremos una película. Si nos distraemos pasará más rápido todo esto.”

“Que alguien me mate…”, susurró Tony cuando fue alzado por Steve.

“Eh… Tony, creo que necesitas cubrir tu trasero.”

“¿Qué demonios traes en el pecho?”, inquirió Tony a su vez. “Se sienten… firmes.”

“Te encantará el encaje”, contestó Steve emocionado.

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“Loki, deja de hacer eso”, reprendió Thor al pelinegro. “Es indecente”.

“No me importa. A estas horas me dan ganas, muchas ganas. Si quieres que deje de tocarme haz el favor de cogerme ahora mismo.”

“¡Loki!” se escandalizó el rubio.

El fontanero se golpeó la cabeza bajo el fregadero cuando escuchó aquello. ¡Por Dios! Esa hermosa mujer estaba rogando por sexo al fortachón y éste parecía desentenderse. Sigió haciendo su trabajo (por el que le habían pagado muy bien) y cuando terminó se vio sorprendido con los descarados coqueteos de la hermosura pelinegra frente a él.

“¿Sólo arreglas esa clase de tubería?”, le preguntó la chica.

El fontanero balbuceó incoherencias mientras se le salía la baba.

Bruce había llegado justo a tiempo para ver el espectáculo. Negó con la cabeza y se acercó a Thor.

“Si  no quieres que le arreglen la tubería a Loki dale lo que quiere”, le susurró.

“Loki no tiene tuberí… ¡Oh! ¿Te refieres a…? ¡Oh!”, entendió al fin Thor. Y cuando Loki ya estaba peligrosamente cerca del pobre fontanero, el rubio le tomó una mano y se la llevó a su habitación.

“¡Por fin!”, exclamó Loki.

Sus intentos por seducir al Capitán no habían dado resultados. Y es que, pequeño detalle, Rogers resultó muy pudoroso. Sí claro, adolescente con hormonas revolucionadas pero sólo sexo con su pareja porque le gustaba hacerlo por amor. ¡Bah!

“No saldrás hasta que ese hombre se haya marchado”, le advirtió Thor y lo dejó encerrado en la habitación.

¡Pero con uno y mil demonios! ¡Estúpido Thor y su pene muerto!

¿Y si lo intentaba con Barton? No, tenía suficiente con sus cosas del embarazo. ¿Stark? Vale, el lesbianismo no era algo que no había probado antes; pero Stark estaba un poco… indispuesto. ¿Banner? Bueno, al parecer no se sentía atraído por ella… él… por Loki. Pero la manera en que había gritado el arquero la noche anterior le decía que era bueno en la cama… muy bueno. Y Loki sonrió perversamente mientras volvía a tocarse.

 

 

Notas finales:

Y ahí va Loki ganosa sobre Bruce! Pero no crean que Steve está descartado totalmente... ;)

Muchas gracias por sus comentarios lindos y por su enorme paciencia. A veces escribir humor... o intento de humor, no me sale.

Pero bueno, se hace lo que se puede. Si tienen sugerencias sobre nuestras nenas... digo, nuestros chicos y sus hormonas, adelante. Y sobre Clint... es que no sé si habrá bebé o no??? Ustedes que opinan???

PD. Tenía una tía abuela menopáusica que sacaba cada cosa tonta como lo de Thor y las verduras muertas!!! Ella me inspiró!! xD

Besos!

Látex.


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