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Dieciocho por Vampire White Du Schiffer

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Notas del capitulo:

Bien, como prometí, acá estoe~ Y, casualidades de la vida, que es cumpleaños de Gibris y de Chikori, así que Feliz Cumpleaños, disfruten el capítulo. Y así.

 

+ : : DÉCIMO TERCER CAPÍTULO : : +

Los consejos de guerra son eternamente aburridos para alguien que sabe de su arte, pero esta vez Hibari, aunque se jactaba de perito, quiso escuchar una por una las propuestas de cada cual. Incluso prestó más atención a Yamamoto, que siempre permanecía a su lado.

—Hay algo que quiero hablar con la bruja.

—Hechicero –corrigió.

—Como sea, si Byakuran viene hacia acá…

—Temo que hay algo más que ese mago no ha querido decirnos.

—El Caballo de Troya –murmuró Hibari con pesadez –, iré al archivo –se dirigió hacia allá –. Solo.

—Siempre debo estar cerca de usted, sobre todo en estos tiempos.

—Hay algo que debo averiguar a solas –pero vio la insistencia silenciosa de Takeshi –, permaneceré encerrado de cualquier forma.

Cuando de nuevo llegó a revolver los libros, esta vez, bajo la pista de nombre fotografía, tenía la certeza de que antes había buscado en el lugar incorrecto. Temía volver entrar a la habitación secreta de su padre.

Desde que se había quedado resguardando el trono no había descendido por la puerta escondida, al bajar los escalones se levantaban pequeñas nubes de polvo, con ayuda de la antorcha fue iluminando su camino. Yamamoto prometió quedarse en el umbral, atento por si lo llegase a necesitar.

No tenía miedo de la soledad, pero este lugar daba para cánticos de demonios y ángeles caídos, además de los recuerdos que siempre están esperando en los rincones indómitos de la mente para atacar… y este lugar, de todos los que había en el castillo y en la Montaña, era el que más embargo de tranquilidad le causaba.

Había varios cuadros volteados, pilas de libros por todos lados, mapas de la Montaña y de reinos ajenos.

Sabía que su padre era un previsor y un estratega como ninguno, pero si un día le vio perder la calma fue cuando él debía tener tres o cinco años.

—¡No!

Recordaba haberlo visto discutir con alguien de absoluta confianza, no por nada estaban en el escondite predilecto. Hibari no recordaba la cara del hombre que acompañaba ese día al Rey, él se dedicaba a ser un pequeño niño que espiaba por la puerta entreabierta.

De su baúl de memorias sacó la complexión de ese hombre, muy alto y de cabellos muy negros. Quería entrar y defender a su padre, nadie podía ofender al Rey y él era un príncipe capaz de defenderlo, pero permaneció quieto porque los dos parecían bestias enjauladas, una a punto de devorar a la otra.

El costo debo cubrirlo yo –aseguró el Rey Alaude.

Iré contigo, entonces –la profunda voz del impulsor. Éste se dio vuelta y divisó la pequeña figura del príncipe Hibari, fue hasta él y lo atrajo, dejando a Alaude sorprendido de que existiera un espía, lo sostuvo entre sus brazos, le besó la cabeza y dijo:

 Yo ___ me rindo, hijo.

Ya no puedo estar contigo.

 

«Yo no me rindo, hijo, pero ya no podré estar contigo.»

 

Un libro era el indicado para resolver todas sus dudas: el diario de su padre. Pero por más que buscó, todo esfuerzo resultó en vano.

—¿Buscabas esto, príncipe? –apareció Mukuro, a sus espaldas y a su vez, Yamamoto sostenía en alto la katana, lista para asesinarlo –. Kufufu, tranquilos –ofreció el encuadernado rojo –, sé que ambos estaban ansiando verme de cualquier forma, ¿qué les parece si tomamos un té y chocolate mientras discutimos su contenido? –miró sardónicamente el libro que contenía todas las verdades acerca de la Montaña.

+ : : : : +

Dino sabía que lo próximo sería lo más difícil de su tarea, estaba listo para decir respuestas y formular preguntas. Crhome, la fiel ayudante de Mukuro le había facilitado toda la información necesaria de dónde encontrar gente con su misma ambición, si bien no eran muchos los afiliados, eran fuertes y bien entrenados en el arte de la guerra, así que todo este tiempo en lugar de contar historias a un mimado príncipe, estuvo ganándose a pulso la confianza de ellos, y aprendiendo el duro camino de un mercenario.

Estos sujetos sabían usar las llamas de voluntad, una rarísima habilidad, obtenida a base de encarnizadas batallas y autosacrificios; una facultad recaída en personas dignas de portarlas. Así que si Byakuran venía con diez mil hombres, Dino sólo necesitaría cien, sin embargo, los últimos informes de Chikuza, otro miembro del clan Mukuro, dejaban una alerta clara: el General que tenía Byakuran era temerario de uno al otro confín de los reinados, se rumoraba que había regresado de conquistar otro país para su Rey, y en la mira estaba actualmente la Montaña.

Debía darse prisa, ya había informado a sus subordinados la fecha en que se encaminarían al reino, pero primero era menester recibir la llamada de Mukuro y del Rey mismo.

Creyó que un día más lejos de Hibari no lo soportaría, estaba tratando de ahogar sus deseos en vino, pero descubrió que el alcohol no era lo suyo.

—No sé cómo haría mi padre para beber –confesó, pegando la frente en la repisa de madera.

—Tu padre era la reencarnación del mal.

—Lo sé –no sabía si sentirse orgulloso de eso –, tu debiste conocerlo más que yo, ¿cómo era Romario?

—Temido, supongo que de seguir aquí tendría la misma fama de Colonnello.

—Se dice que ese sujeto invocó fuerzas ajenas al mundo –intentó dar otro trago.

—No lo culpo, estuve allí junto a Primo, la situación se salió de control y el que era capitán en aquel entonces tomó las medidas necesarias.

—¿Qué hacía mi padre en La Villa?

—Investigación –dejó el tarro vacío y pidió algo más fuerte –. Escucha, no sé por qué decidiste volver con nosotros, pero debiste hacerlo solo –dirigió una mirada hacia los subordinados de Mukuro –. Esa gente siempre me ha causado mala espina, además nosotros te habríamos seguido sin que ellos intervinieran.

—Sin ellos, jamás los habría encontrado –se echó a reír –, era como buscar la Corte de los Milagros.

—Igual será un milagro salir de ésta con vida.

—Todos conocemos los riesgos –añadió.

—Claro, y de nueva cuenta tenemos que seguir las órdenes de un Cavallone ebrio de amor de la realeza.

—Tengo lagunas sobre esa historia…

—No las sabrás por mí, venga, que ha llegado El Llamado.

+ : : : : +

Cuando volvieron a verse, Hibari pensó que estaba frente a un Dino totalmente diferente.

—Estás más viejo, cuentacuentos –dijo, y el otro sonrío, sin evitar abrazarlo aun teniendo el odio de Takeshi a sus espaldas.

Hibari lo odiaba en silencio, antes ya era palpable la diferencia de estaturas, pero ahora el aura de madurez y poder en Dino era abrumadora, quiso saber de inmediato qué rayos había estado haciendo todo este tiempo.

—Todavía está pendiente una sentencia contigo –mordió Yamamoto.

—Será para después –respondió con seguridad, sin despegar los ojos del príncipe –. Kyōya, He vuelto. ¿Te interesaría escuchar una historia?

 

+ : : Décimo tercer cuento : : +

«El Juego era simple, usted sabe, si es fácil a los que les gusta los retos lo consideran aburrido, pero en ocasiones las reglas son las que le ponen emoción al encuentro.

Te concederé tres adivinaciones, dijo el oráculo, pero hay ciertas condiciones

Primera regla: tienen que ser forzosamente sobre ti, la decisión afectará el escenario completo, incluyendo los actores.

Segunda regla: al final debes elegir uno de los tres que te muestre, sin importar cuánto te niegues.

«El joven de cabellos índigos asintió con un breve suspiro de sus labios, toda su vida había transcurrido con absoluta calma, la escuela, los amigos, trabajo, no era la gran cosa; quería encontrar de una vez por todas algo interesante que le hiciera sentir que vivía con provecho y la propuesta del oráculo le pudo mucho.

—¿Truco o treta? –se sorprendió el chico de cabellos índigo mientras caminaba, solo, por un sendero rojo, las paredes negras podrían sonar a una combinación de buen gusto… si te gusta el infierno. No quería tocar las paredes, algo escurría allí, detrás de los cuadros puestos de cabeza. Una pintura de los Juicios de Salem. El Juicio de Savonarola.

«¿Qué enferma necesidad tenía la iglesia por legitimar toda masacre?

Todo mundo reverencie al Rey Calabaza~ Nufufu~-el canto burlón le desprendió un susto, no había nadie cerca suyo y aun así lo escuchó claramente en su oído izquierdo.

No era persona fácil de quemar, pero el ambiente ayudó bastante a sentirse solo y la atmosfera almizclada era mala agua. 

—¿Te gustan las adivinanzas? –de nuevo la voz espeluznante.

—Se supone que es mi primer cartucho y todavía no veo de qué manera…

—¿No te has dado cuenta?

Inquirió con burlona voz

—Tu primera decisión fue, quiero ver el mundo en caso de que hubiera elegido fugarme de casa. Aquí lo tienes.

 

—Lo único que veo son cuartos oscuros y fétidos que… -fue para escuchar un  ruido que le produjo sobresalto, sabía qué significaba, pero estar allí, al otro lado de la puerta...

Estaba entreabierta, por el requiso logró ver lo que nunca hubiera querido. Estaba él, pequeño e indefenso, siendo presa de tres hombres en la treintena de sus vidas.

—¡No, ya no quiero hacer esto!

Pero si apenas empezamos –alegó un adulto.

Oh Mukuro-kun, estás taaaaaaaaaaaaan apretado, mira cómo me succionas, tienes un cuerpo muy libidinoso, ¿sabías? –los gemidos de los adultos asqueaban a Mukuro, el espectador y protagonista de la desdicha.

—¡No, por favor, ya no quiero! Ugh… Uhu… Ughh

Pequeño Mukuro, tu culo se siente tan bien.

—¡Y su pequeña boca, mira como se la traga entera!

—Ya no quiero ver esto –se cubrió ligeramente la boca y se alejó lentamente.

Siguiente escenario, entonces.

De nuevo la oscuridad le envolvía, movió sus manos pero no veía más allá de su nariz. Chocó con lo que parecía una mesa y a lado una cama, de nuevo alguien le decía algo al oído. En un instante fue arrojado a una cama.

—¡Suéltame grandísimo imbécil! –comenzó a luchar, pero el hombre que le sometía era ridículamente fuerte. Le golpeó para que permaneciera quieto, pero no hacía más que enfurecerlo hasta el límite de la ira.

—Vaya que eres una puta difícil.

—¡Yo no…! –un nuevo golpe.

—Con lo caro que me salió esto –le acarició el trasero lascivamente.

—¡No quiero continuar en esto! –gritó Mukuro.

 

En seguida reapareció en el círculo rojo, donde la grave y burlona voz le recibió.

Parece que no te has divertido, ¿eh?

—Y una mierda contigo –trató de tranquilizar su frenética respiración –¿qué pretendes? Cada opción es peor que la anterior.

Hunmm… puedo terminar con esto, si lo quieres.

—Exijo volver a mi antigua vida.

Imposible –respondió de inmediato –, aceptaste las condiciones, debes elegir uno. La tercera sin duda será la que mejor te acomode, si las otras dos te parecieron tan repulsivas, ¿la aceptas o no?

—¿Sin saber de lo que se trata? No, gracias.

En el inframundo se ha entendido que has querido incumplir el contrato. No soy ningún diablo, soy un humilde oráculo que cumple su palabra, allá abajo ya están pidiendo tu alma y tu carne, de hecho, forma parte de la tercera visión en caso de que decidas suicidarte para terminar con tu aburrida vida, eso sería lo que te esperaría, pero…

—¿Pero? –escupió con odio.

Si decides aceptar mi tercera opción, te la quedas. Sin regateos.

A pesar de que estaba involucrada la palabra opción en realidad nunca la hubo. Mukuro tuvo que aceptarla, creyó que nada podía ser peor que estar siendo ultrajado de niño, ciego o eternamente en el infierno. Maldito habría de ser el día en que se atrevió a pensar que su vida era aburrida.

—Acepto.

—¡Excelente! –al fin apareció el oráculo –. Este es el listado de cosas que tienes por hacer –le entregó un pergamino que medía mas de diez kilómetros –, en cuanto termines eso, me das un masaje, esto de predecir futuros catastróficos me deja muy cansado, y siempre tendrás que llevar esto puesto –le entregó un vestido con volantes –, y decirme Amo cada vez que quieras dirigirte a mi grandiosa persona, ¿alguna duda?

—… Juró que te mataré un día, Byakuran.

—Amo Byakuran para ti, jovencito –hizo un mohín.

—¡Quiere decir que todo era un truco!

—¡Por supuesto que sí, lo dije al principio de la historia! ¡¿Por qué nunca nadie me pone atención?!

—¡Eres un dolor en el culo!

—¡Más respeto, soy un ORÁCULO!

Notas finales:

Empecé el camino del fanficker ninja un 16 de Febrero del 2011 (De hecho empecé desde el 2009, pero problemas por la cuenta y así~) Ajá, esta actualización también es para celebrar mi aniversario en la página. Muchas gracias, no tengo otra forma de agradecer los comentarios que me dejan, cuando me agregan a favoritos o a las historias. Créeanme que lo hago por gusto, coffporesoactualizocadaañocoff.
A quererlo o no, me han ayudado a crecer como persona, sigo sin socializar un pepino, pero vaya, me divierto mucho haciendo esto.
¿Vamos por otros cuatro años más?

Pd. J, deja de joder. Neta, ¿quién chingados te pasó la liga?


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