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Despedida de soltero por -Raiden-

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Notas del capitulo:

Perdonar... En mi defensa solo puedo decir... Vacaciones de semana santa... asi que...ya volvi...(ok... se para que me esfuerzo)

 

"Tomame del cuello y acaba con mi sufrimiento..."

 

 

Capítulo 5 Los padrinos de boda.

 

Dos días antes…

 

 

Estaba decidido…

Kid tendría su despedida de soltero con Killer y Heat que eran sus amigos de toda su perra vida para disfrutar una última noche libre de lo que seguramente sería el martirio para los demás, y el cielo para el pelirrojo, solo con el consentimiento de una sutil amenaza por parte de Law que advertía explícitamente la prohibición de salir de putas a las tantas de la noche con una machete y una máscara de hockey.

Si… ese era Trafalgar Law siendo sobreprotector.

Y en cuanto les dio permiso el moreno… el pelirrojo salió pirando de ahí con sus dos amigos antes de que se arrepintiera de su decisión.

Era mejor actuar que lamentar… o en este caso desaprovechar.

 

 

En fin… A la mañana siguiente Law había sido arrastrado literalmente por Luffy hasta su casa para que pidieran permiso a su abuelo de hacer la fiesta ahí y demás cosas.

La verdad era mejor avisar de una antes que llegar con todo y boda, y que les cerraran la puerta en las narices, muchas gracias.

Garp había accedido de inmediato con una enorme sonrisa al ver la cara avergonzada de Law cuando su pequeño nieto le decía todo lo que harían y la comida… en fin… el punto era que si les había dado permiso.

Mientras tanto Zoro y Sanji habían tenido que “justificarse”, literalmente, a sus respectivos trabajos para pedir permiso de faltar… en efecto, de faltar para hacer la dichosa despedida de soltero que estaban obligados a hacer.

Ah… Nunca entendían la lección cuando se trataba de las cosas que prometía Luffy cuando se proponía algo, y es que decir que no estaba prohibido.

 

 

Pero volviendo a la lujosa mansión de los D…

-Muévete un poco candy boy. – pedía el sastre al moreno menor. – Eso es preciosura. – ya le había tomado la medida de la cintura.

Pero cuando estaba por checar el tiro del pantalón de vestir oscuro…

-¡¡Cuidado donde me tocas!! – grito Luffy para casi apartarse del sastre que estaba arrodillado con esa cara de depravado transexual.

Y es que Garp había llamado al mejor sastre que siempre estaba al servicio de la familia Monkey y no era otro que el famoso Emporio Ivankov que le estaba probando el traje que usaría el día de la boda.

-Tranquilo Luffy-ya solo esta checando el tiro. – evidencio Law para quitarse el saco que antes se estaba probando también.

Las cuentas de sus ropas obvio las pagaría Killer.

-¡¡Y casi me toca las joyas de la familia!! – Luffy no podía estar más molesto mirando de mal modo al hombre-mujer-cosa que les atendía.

-Listo hermosura ya te puedes cambiar. – al parecer Ivankov pareció ver la incomodidad en el pequeño hijo de su mejor amigo y no quería malos términos con su familia, jamás.

-Gracias Iva-ya… - el moreno mayor ya veía como el sastre con esa ropa extravagante empezaba a salir casi sollozando por como lo trato Luffy.

A veces Luffy era raro… muy raro… demasiado para su gusto.

-Ya tenemos que irnos. - Law mejor ya no trataba de entenderlo, a veces solo era mejor… ignorarlo.

El saco color blanco con detalles negros e hilo dorado era el traje sastre que usaría Trafalgar para la ceremonia de su boda, y una camisa de fina seda egipcia seria el complemento perfecto. Esos ajustados pantalones blancos marcaban su cintura, su lindo culo y sus largas piernas, en definitiva se veía más que exquisito a la vista.

Se volteo para darse y darle privacidad al moreno menor de cambiarse, se conocían de mucho tiempo pero Law era así, espacia vital ante todo.

-Oye Torao… - escucho la voz del pequeño. – Estaba pensando… Que si mejor te quieres ir con el Pingüino y Shachis o lo que sea… No hay ningún problema… - su voz sonaba algo quebrada y ya sentía como le miraba la nuca.

¿Acaso el pequeño mono se estaba arrepintiendo?

-¿De qué estás hablando Luffy-ya? – el moreno mayor se desconcertó ante esto.

Monkey D. Luffy jamás se retractaba de algo que prometiera.

Volteo para mirarlo, tenía que ver la verdad en sus oscuros ojos, mientras se desabotonaba la cara camisa con cuidado desde las mangas hasta los botones del pecho esperando que continuara lo que iba a decir.

Luffy solo bajo la vista y se quito su sombrero de paja.

-Pues que… Pingüino y Thachis son más tus nakamas que yo y es tu despedida de soltero y… - Luffy ya empezaba a desfajarse la camisa mirando al suelo esperando que su amigo le dijera que si o algo parecido.

Quizás ahora si estaba siendo consciente de sus palabras…

-Cálmate Luffy-ya… Tú me invitaste antes y además a los dos les caes bien. No se molestaron contigo ni nada por el estilo. – Law se quedo con la camisa abierta mirando atentamente a Luffy que ya le daba la espalda, esperaba que continuara de una maldita vez lo que quería decirle.

No le gustaba que diera rodeos  a lo mismo.

-Y además no quiero que… que te vayas a reprimir porque Zoro y Sanji estén ahí… - el moreno menor ya se baja los pantalones de traje sastre de color negro para dejar ver sus piernas delgadas, su pequeño trasero bien formado tapado por los diminutos bóxers negros que no dejaban nada a la imaginación.

Law se sonrojo levemente para apartar la vista de su trasero…

Ok… eso no lo esperaba.

¿Esperen dijo reprimir? ¿A qué carajos venia eso? ¿Qué mierda significaba?

-Cla-claro que no Luffy-ya… ¿A qué te refieres con reprimir? – el médico cirujano ya estaba pensando otra cosa totalmente diferente a lo que su amigo le estaba diciendo.

En ese momento Luffy ignoro por completo la pregunta volviéndose para sacarse el pantalón y dejarlo en el suelo.

La camisa tapaba su delgado cuerpo dejándolo ver como si se acaba de despertar después de haber follado con él toda lo noche o algo así, al menos eso imagino Law por un momento, y el menor le miraba con el ceño fruncido.

-Claro que no. Ya te lo dije Luffy-ya. – le sostuvo la mirada. - Solo será una noche en Rainbase no creo que vaya a pasar nada más que unos tragos y ya. – volvió a repetirse Law con voz totalmente seria cuando vio que su cara ya no era de enfado sino una de alegría.

Luffy sonrió enormemente para poner sus manos en su cadera a modo de victoria.

-Además somos nakamas… ¿No? – fue lo peor que pudo decir Law en ese momento. Había desatado a la bestia que habitaba en la mente de Luffy.

Ahora el moreno menor se lanzo para abrazarlo con fuerza pegando su mejilla a su desnudo pecho del mayor.

-Te diré una cosa Torao… - la voz de Luffy resonaba en su pecho. – Yo soy una tumba. Y pase lo que pase esta noche… Jamás de los jamases voy a hablar con nadie de eso. – Law podía sentir su aliento tocar su piel juntos con sus húmedos labios.

Tiempo atrás a Trafalgar Law le gustaba el pequeño moreno pero este al ser un idiota jamás vio nada de nada y pues… Law se canso de insinuarle cosas por el estilo hasta que conoció a Kid.

Definitivamente el pelirrojo era su pareja perfecta pero tener a Luffy así de cerca era algo que le gustaba a pesar de que ya no sentía nada por él.

-Si… Bueno… Gra-gracias Luffy-ya… La verdad no creo…

-Es la verdad. – Luffy alzo la vista para mirar los ojos plateados de Law. –No importa lo que pase… - se acercaba a su rostro moreno del mayor. – O si matamos a alguien.

-¿Qué? – Law no entendía que mierda estaba pasando. Casi podía sentir su aliento sobre sus labios.

-Es la cuidad del pecado… - tomo el rostro de Law para tenerlo aun más cerca como si le dijera un secreto.

Para ese punto el sonrojo épico de Trafalgar era tal que ni siquiera respiraba y esperaba que no hiciera alguna idiotez como besarlo o algo así.

-Seré una tumba. – susurró el menor para abrazarlo por el cuello y reír alegremente.

-Si… Lo sé… - apenas el mayor podía hablar y correspondió el abrazo de forma tímida, avergonzada y casi temiendo romper el frágil lazo de amistad con el enano ese. – Gra-gracias…

-No. Gracias a ti Torao por dejarme ser tú padrino. Te quiero mucho. – dijo Luffy para terminar el abrazo y cambiarse de una vez.

Law solo se quedo ahí… como que estaba en el inferno o en el cielo… pero solo quería desaparecer o que la tierra se lo tragara, pero eso no pasaría, ya bastante tenia el pobre planeta con la basura con la que la alimentaba para comerse a un venenoso moreno como él.

 

 

Ese día se irían a la cuidad de los casinos de Arabasta… Rainbase.

 

-No puede ser… - Law no se lo creía… - ¿Es en serio? – pregunto atónito para bajar la pequeña maleta que se llevaría al viaje.

-Pues somos familia ¿No? – Garp solo le dio un “leve” golpe que casi lo tira para empezar a reír por la cara del amigo de su nieto.

Hace mucho que sus familias, la de Law y los Monkey que se conocían.

-¿Seguro?... – dudaba de sus palabras. - Sé que Drago-ya ama este auto. – el moreno ya veía el extravagante Porche color plata cromado brillando, llamándolo a que lo montara y probara su velocidad.

Una bestia plateada llena de gasolina y adrenalina…

-Solo es un auto Trafalgar. Pero eso sí, cuando llegues allá no se te olvide pulir los neumáticos para que la arena no los dañe. – claro no podía faltar. Era obvio que tendría que cuidar el auto que le prestaban.

Ese auto era una maravilla… y bueno era del padre de Luffy al fin y al cabo.

-No te preocupes Garp-ya, me encargare de el. – Law se responsabilizaría de esa belleza metálica, eso era un hecho.

-Solo una cosa Trafalgar… - la sonrisa en la cara de Garp desapareció. – No dejes que Luffy vaya a manejar. – en ese momento señalo al mencionado que estaba besando a un perro de la calle haciendo el contacto boca-boca con el animal en cuestión.

Ese era Luffy haciendo amigos…

Law solo negó con la cabeza para llevarse una mano a la cara.

Vale, que ese moreno a veces no tenía una pizca de sentido común.

-Y tampoco dejes que maneje Zoro. Es capaz de perderlos y jamás regresarían. – la verdad, el viejo no confiaba en nadie que no fuera de su familia salvo Trafalgar que era el más cuerdo de todos sus amigos de su nieto.

-Seré el único que maneje este auto. Lo prometo. – el moreno mayor solo pudo sonreír ligeramente como si fuera una risa maligna que no pronosticaba nada bueno, y era porque solo el tendría tal privilegio.

Seguramente si Kid lo viera, se morirá de celos al ver el auto que se llevarían a Rainbase.

Garp solo saco las llaves de su bolsillo para lanzárselas y Law las atrapo al vuelo.

Era oficial irían en esa belleza, Law manejaría y nada se saldría de control.

-Recuerda: Lo que pasa en Rainbase se queda en Rainbase. – ahora la sonrisa cómplice que le dedico el viejo al médico cirujano solo le hizo imitar la sonrisa.

 

Sabía a qué se refería… o eso suponía.

 

Law junto con Luffy pasarían por Zoro y Sanji.

 

 

Mientras tanto en el prestigioso colegio de artes marciales donde se enseñaban todas las formas de defensa personal…

-¿Y qué dices? – le pregunto con voz paciente.

-No tienes que pedir permiso, ya lo sabes. – respondió a su pregunta exhalando con calma con los ojos cerrados.

-Volveré mañana después de la ceremonia, Mihawk. – exhalo para abrir los ojos y mirar a su mentor. – Soy el padrino de la boda. – ahora si esperaba ver la reacción del pelinegro que seguía con los ojos cerrados.

Dracule Mihawk era uno de los fundadores de esa escuela donde él era uno de más prestigiados maestros en el arte de la espada.

-¿Al fin se casan?, Roronoa. – más bien era una afirmación que una pregunta. Conocía a esos dos por ser amigos de su alumno más destacado y futuro sucesor.

Y aun continuaba con los cerrados a pesar de escuchar semejante cosa como que él sería el padrino de boda.

-Eustass es muy poco predecible cuando se trata de Trafalgar. – ahora el peliverde dejaba que la concentración se disipara para dejar la posición de flor de loto que había mantenido alrededor de tres horas.

-Muy bien. Las consecuencias por tus acciones es algo que tendrás que soportar. – dijo Mihawk con esa voz tan fría como siempre cuando algo no le agradaba pero no tenía opción. Abrió sus ojos y ese fiero color amileado mostro la frialdad de su ser.

Roronoa Zoro solo se tensó un momento y después desvió la mirada.

Esas palabras siempre eran sinónimo de: “Pasaras toda la noche entrenando mientras yo te observo a ver si cometes un error”

Zoro podría asegurar casi sin una pizca de duda que su mentor a veces le acosaba, pero no decía nada.

Era mejor dejarlo así, y además su maestro ya tenía a alguien, un pelirrojo llamado Akagami Shanks…

-Bien… Entonces me retiro. – Zoro se puso de pie y empezó a caminar con el elegante traje tradicional japonés que siempre vestía cuando entrenaba.

El era un espadachín en el arte de la espada japonesa.

-Roronoa… - le llamo su maestro que ahora lo miraba detenidamente.

El peliverde solo se detuvo para voltear levemente esperando la voz de su maestro.

-Es para el otro lado. – le dijo para volver a cerrar los ojos y seguir con su meditación en la posición de loto que mantenía.

Zoro solo chasqueó la lengua para caminar al lado opuesto del que iba, así es, se perdía en el doyo donde siempre entrenaba y siempre alguien le decía que iba por el camino equivocado.

Si se sonrojo fue porque las paredes y demás pasillos se movían de su lugar, nada tenía que ver su pésimo sentido de la orientación, para nada.

 

 

Afuera de la famosa escuela Trafalgar y Luffy ya lo esperaban en el auto…

 

Esperaban que no tardara tanto en bajar, sabían que se perdería en el camino y era una suerte que Law le avisara una hora antes para que no esperarán como idiotas frente al lugar donde solo podían permanecer diez minutos como estacionamiento, después de todo era una zona escolar.

Law miraba atento la puerta para que cuando saliera el peliverde le hiciera una seña y no se fuera por otro camino a quien sabe dónde.

-¿Tenias que pararte aquí Torao? – pregunto Luffy sacándolo de su labor como si el simple hecho de estar frente a una escuela le incomodara de más.

-Si ¿Qué pasa? – ahora el que no entendía nada era Law que ahora lo miraba con cierta duda.

-Yo no debo estar aquí. – el moreno menor escondía su mirada con el sombrero de paja en su cabeza.

-¿Y eso porque Luffy.ya? – no sabía a qué venía eso. Bueno casi a todos los lugares que visitaba el pequeño moreno quedaba vetado de por vida por hacer destrozos y demás, nada importante si le preguntarán.

-No debo estar a menos de 60 metros de una escuela… - ahora Luffy solo se encogía en el asiento del copiloto donde iba y disminuía su voz.

-¿Qué? – era la segunda vez que sacada completamente de onda a Trafalgar con esa rara actitud.

-Robaba los almuerzos de los demás niños cuando estaban entrenando… - susurro para terminar de encogerse y poner su rostro sobre sus rodillas que estaban sobre el asiento de fina piel del auto.

Trafalgar Law casi le da un ataque de risa pero se contuvo porque el pequeño Luffy estaba un poco avergonzado de su actitud… Tal vez si conocía el significado de la palabra decencia.

Justo en ese momento Zoro iba saliendo del edificio buscando con la mirada a sus amigos.

-¡Rorono-ya! – le llamo Law y de inmediato Luffy salió de ese estado.

-¡Zoro! – ahora le gritaba el pequeño moreno con una gran sonrisa para que no hubiera pierde.

El peliverde sonrió al ver donde estaban, pero el auto que traían sus amigos la verdad si lo dejo impresionado, sabía que era el auto del padre de Luffy, la bestia metálica.

-Yo manejo Trafalgar. – fue lo primero que salió de sus labios de Zoro ahora que podía saborear la velocidad de esa maquinaria soberbia y despampanante.

Law solo le sonrió y negó con la cabeza.

Ni en los mas locos sueño del espadachín conduciría ese auto, y menos con Trafalgar cerca, primero tendrían de matarle y deshacerse de su cadáver envuelto en una alfombra y arrojado por un barranco.

-¡Zoro! – volvió a gritar Luffy ahora que se subía al hermoso Porche pisando los caros asiento de piel.

-¡Animales, no pisen los asientos! – Law se crispo al ver como ambos: Zoro y Luffy subían los pies en los asientos.

El primero cuando se subió y el segundo cuando se lanzo a sus brazos quedando encima de él en una posición más que comprometedora: Luffy con las piernas abiertas sobre el regazo de Zoro; si… ese era el pequeño moreno siendo cariñoso con sus amigos.

Pero eso si… con los malditos pies encima de los malditos asientos de piel.

-Luffy, bájate de una vez. – Zoro solo desviaba la mirada ligeramente sonrojado por como su “inocente” amigo estaba en sus piernas.

Tomándolo de la cadera le quito de encima suyo para ver la mirada fulminante de Law a través del espejo retrovisor, mientras que el pequeño moreno solo reía divertido por como saltaban chispas de los ojos de ambos.

Roronoa Zoro alguna vez sintió algo por Luffy, pero quizás solo era respeto o algo así, nunca supo que…

 

Ahora solo faltaba Sanji… Pasarían por él a su casa…

 

 

-¿Ya dejaste todo listo? – le pregunto fastidiada desde la cocina donde estaba comiendo un delicioso helado sabor mandarina.

-Claro que si Nami~swam. Zeff se encarga del banquete y yo del pastel. – contestaba guardando el cambio de ropa que se llevaría al viaje que según iría con sus amigos.

Era un de los padrinos de boda y eso no le gusto para nada a su novia.

Así que… Le había dado otra versión de a donde pasaría ese día…

-No vayas a comprar nada que no sea absolutamente necesario, Sanji-kun. – la chica de cabello naranja no estaba muy de acuerdo con todo eso que no le cuadraba nada.

Sabía que Trafalgar se iba a casar y según el rubio, Luffy había sido quien lo embarco en ayudarlo para hacerle una despedida de soltero… hasta este punto de la historia todo era verdad… Pero lo que no era tan cierto era que Zoro había propuesto ir a unos viñedos para saber cómo se hacia el vino y escoger la bebida para la boda… eso si era mentira, y una mentira algo burda pero creíble.

Solo que Zoro no sabía que Sanji dijo esa mentira en su nombre para poder ir…

Que patético…

-Sabes que hago todo lo que mi bella dama diga. – empezaba otra vez con ese tono meloso de siempre cuando estaba con la chica.

Quienes lo vieran podían asegurar que su único ojo azulado visible se convertía en un rosado corazón con todo y estrellitas mágicas de colores pastel brotando como si ella fuera la única…

Y eso era en parte cierto… solo en parte.

A él rubio le gustaba toda belleza femenina pero no había ninguna como Nami.

-Quiero que me llames cuando llegues. – empezaba Nami con el clásico tono de voz que sonaba a un reproche. – No como esa vez que fuiste a esa exhibición en el restaurante All Blue… Espere durante 15 minutos. – y ahí estaba la queja de siempre por el tiempo que le dejaba esperando cuando no le contestaba el móvil.

La relación que tenían Sanji y Nami no era nada más que un tira y afloja pero en un solo sentido, en el cual la chica siempre ganaba y obtenía todo lo que quería.

Era una arpía si le preguntaran a Zoro…

Después de tanto tiempo que Sanji le estuvo rogando esta acepto con una condición… que le comprara todo lo que ella quisiese, lo que significaba otra forma de manipularlo con apenas unas palabras amables y uno que otro guiño.

-Nami~swam, no fue mi intención. Es que yo era el chef principal del evento y… - la excusa que le exponía Sanji, porque eso era para la pelinaranja, no le dejaba explicarse del todo y solo le hacía callar como siempre.

Esa mirada fulminante que decía que era mejor que cerrara la boca antes de que ella le mandara a la mierda.

Sanji solo trago saliva y sonrió nerviosamente para acercarse a su novia y darle un beso, pero esta lo esquivo olímpicamente para que el rubio se estampara contra la barra de la cocina donde antes estaba sentada ella.

-¿Qué pasa Nami~swam? – a veces Sanji no entendía a la chica… o más bien no quería ver la verdad.

-Nada Sanji-kun. – camino hasta la estancia aun con el helado sabor mandarina que le había hecho él para su disfrute personal. – Solo espero que no vayan a lugares indecentes estando allá. – Nami conocía de sobra a su novio.

Sabía que a donde fuera seria un caballero con toda aquella que se le pusiera enfrente.

-Nami~swam solo vamos a los viñedos de Little Garden. Y solo será por una noche, estaré aquí antes de que me extrañes. – ingenuamente el rubio pensaba que la chica se preocupaba por el…

Siempre le gustaba pensar eso, aunque no fuera verdad.

-Ni quisiera creo que haya cosas interesantes allá. Solo grande campos donde se guardan las cosechas. – explicaba para ver como su novia se sentaba en el cómodo sofá individual y él se arrodillaba en el suelo.

Siempre estaba a sus pies…

-Pues si hubiera uno, seguramente Trafalgar lo va a olfatear. – Nami no confiaba en esos.

Les tenía un raro odio, desde que los conocía las insinuaciones por parte de Zoro, Trafalgar, Kid, Killer, etcétera, etcétera… No les dejaba el más mínimo de confianza y aun así ella era amiga de Luffy…En conclusión.  Ella veía cosas donde no las había… Bueno solo por parte de Zoro…

-No haremos nada de eso. – la mirada que le dedico la chica le hizo apartar la vista. – Ya sabes lo que opino acerca de esa clase de cosas. – seguro el rubio para mirarla con una cara de perrito a medio morir.

Pero esas artimañas no servían con… Nami, conocía de sobra a Sanji.

-Sanji-kun… Solo digo que los hombres y las despedidas de solteros son un asco. – eso solo decía lo mucho que odiaba la chica a los amigos de su novio.

-Como siempre tienes toda la razón mi bella dama. – Sanji trato de besar su mano y esta la aparto de un manotazo.

Jamás pasaban de esas caricias donde la pelinaranja le rechazaba así o más grosera.

-Y además es patético… Son lugares sucios… - y seguía con el tema de los lugares indecentes como: striptease, clubs pub, y demás cosas. – Y la peor parte es… Todos esos menores de edad contoneándose y embarrándose en esos tubos… Son las hijas y los hijos de alguien.

Sanji la siguió en esa última oración como si ya lo supiera, o más bien porque a cada rato Nami decía lo mismo una y otra vez.

-¿Ves? Sanji-kun. Quisiera que esos amigos tuyos fueran tan maduros como tú. – eso tranquilizo un poco a la chica y sonrió orgullosa de ver como había moldeado la relación con su “novio” a los largo de unos meses.

-Si son maduros Nami~swam solo que tienes que conocerlos mejor. – apenas dijo esas palabras Sanji cuando en la puerta principal se escucho la voz de Zoro.

-¡¡Cocinero de Cuarta!! ¡¡Date prisa, las zorras, digo las “damas” no esperan!!

Las risas de Trafalgar y Luffy incluso se podían escuchar de fondo detrás de la bendita puerta.

A Sanji se le subieron los colores a la cara, estaba rojo, luego, morado y al final estaba azul para mirar nervioso a su novia con el sudor recorriéndolo a mares.

Nami esperaba fervientemente que su mirada le perforara la cabeza para hacerla explotar como un huevo que estaba a punto de estallar, lo cual era una rara metáfora viniendo de ella que no sabía nada de cocina.

-Mejor me voy… - el rubio quería salir para matarlos a todos, en especial a Zoro por hacerlo quedar como un pervertido o algo peor.

-Yo creo que si “Cocinero de Cuarta” – la chica recito las misma palabras que dijo el otro tras la puerta. De todos, Zoro era al que más odiaba.

Y las razones eran tan diversas como conchas en el mar.

Una última sonrisa nació en el claro rostro de Sanji e intento besarla a modo de despedida, y digo que lo intento por la chica volvió a esquivarlo levantándose de su lugar dejando al chico con el puchero en el aire besando la nada.

 

Los cuatro irían a la famosa cuidad de “Rainbase” para la despedida de soltero…

 

Law tuvo la decencia de avisarle a su prometido y al igual que Kid pasarían una noche jamás olvidarían…

 

Notas finales:

Gracias por leer.

Cuaquier cosa estoy para servirles.


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