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Dieciocho por Vampire White Du Schiffer

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Notas del capitulo:

NOTA: EL SIGUIENTE CAPÍTULO RESCATA VARIOS PÁRRAFOS DE CUENTOS ANTERIORES. LO QUE SE ENCUENTRA EN LETRA INCLINADA Y ENTRE «____» SON RECUERDOS CAPTURADOS.

+ : : Décimo Octavo Capítulo/Décimo Octavo Cuento: : +

+ : : : : +

 

—Kyōya… a veces, hay historias llenas de amor y cariño, incluso aunque las palabras nunca se mencionen. Cuando relaten nuestra historia dirán que sólo uno de nosotros realmente quiso y quizá nunca existieron las palabras.

—Eres igual a todos los demás, cuando algo llega a pertenecerme por fin: desaparece. Lo que haces no es ninguna novedad. —recordó aquella vez en la que…

 

«Hibari suspiró. Y no permitió que Dino le viera la cara sino pasado un tiempo.

—Mi señor, mi amado Rey, no permita que la Guerra nos consuma de esa manera –le dijo en tono de súplica –. Permítame ser su escudo y su espada. No soy más que un humilde soldado, pero daré mi vida por usted.

—Idiota –dijo entre dientes –, no haré lo que tú digas… sólo no te apartes. ¿Entendido?

—Sus órdenes son mis metas a cumplir más ideales –y le besó la frente. Un atrevimiento dulce

 

+ : : : : +

 

Había una vez un pequeño niño al que ambos padres amaron con devoción durante el primer año de su vida, quizá pase por corto el tiempo para amar un hijo, pero el mundo gira sobre su propio eje en una danza interminable llena de ciclos y ciclos de vidas humanas. El mundo no se detiene por una muerte.

Not now, not ever.

La preocupación puede cernirse, atenaza el corazón. Las ocasiones en las que la paternidad se anhela no hay mayor dicha que ver la sonrisa inocente de esa suma de querer.

¿Cómo proteger esa sonrisa?

¿Cómo asegurarle un futuro lleno de dicha?

Los padres de Mukuro cedieron su vida al Bosque, para permitir que siguiera latiendo, y Mukuro creció en el fango del odio. En soledad.

 

+ : : De las incisiones o de cómo siempre fue irónico al decir su alteza  : : +

 

Mukuro puso la mano sobre su ojo enrojecido, sangre y su aliento incontrolado, demostraban al Rey Byakuran que estaba agotándosele la energía para combatirlo.

—¿Sabes? Yo dejé pistas –se burló –, siempre el bobo y sentimental cuentacuentos era quien recibía mis hipócritas reverencias –se limpió los labios moviendo la cabeza negativamente –, pero esos idiotas jamás se dieron  cuenta.

 

 

«La poderosa ráfaga se transformó en una brisa deliciosa, y en frente de ambos visitantes apareció un hombre…

—Kufufufu, Bienvenido, su Alteza –le reverenció hasta hincarse en el piso, poniendo sola una rodilla para ello, y poniendo su mano diestra sobre el corazón –. Bienvenidos sean, he estado esperándolos toda la mañana –les dijo afable el hermoso mago. Cabellos largos y de color índigo…»

«—Soy el Rey del Bosque de Lidia, me he presentado con la motivación de llevarlos a mi humilde casa, que pertenece al Rey, por supuesto –respondió en medio de una sonrisita. Poseía una gabardina negra y camisa blanca –. Y mi verdadero deseo es… contarles una historia –miró amenazadoramente al cuentacuentos –. ¿Qué me dice, su Alteza?»

«—Como ordene, su majestad –le reverenció con una sonrisa sínica; Dino frunció los labios. Se sentía desplazado –. No se debería sorprender de haber llegado aquí a salvo –comenzó a decir tomando un lugar en un mullido sillón de color rojo –, la bella Lidia no cometería ningún acto contra el Soberano de Rivacio.»

 

—Me pregunto –en la mano de Byakuran intensas llamas relampagueaban desde un anillo de poder –, si Cavallone padre era tan maldito como lo recuerdas.

—El hijo de perra se encontró con Yukio Okumura, juntos desviaron el río, aunque los libros de historia aseguran que fue Alaude. Es lo que odio de los humanos, se dan el lujo de torcer la verdad, para fingir benevolencia cuando en realidad no son más que un grupo de parásitos.

—Ese río parece muy enamorado de ti.

—¿Celoso?

—Como no tienes una idea –se encogió de hombros.

—Dejó que Hibari Kyōya y Dino Cavallone cruzaran sin peligro hacia mí. El Río siempre hará lo que yo le pida, a diferencia tuya.

—Siempre estará enamorado de tu estirpe, qué lástima que sólo ha sido objeto de tus niñerías. He traído algo conmigo –le arrojó una pequeña hoja de arce.

—¿Qué?

—Has violado los principios de tu familia, tus padres, la madre de ellos. Por tu causa he movilizado mi ejército entero y la sangre corre libremente por el suelo, ¿qué dices a eso, Mukuro-kun? Los tuyos que fueron repudiados y lastimados por humanos, no tienes derecho ni de sostener su nombre.

—Deja esas ridiculeces –pero la certeza en esas palabras se le clavaron en el pecho.

—Fufufu, tienes razón –sonrió –, eso no lo diría alguien como yo… yo, aquí, soy un divertido opositor al régimen.

—También quería vengarme de ti, por haber intentado esclavizarme.

—Yo quise amarte, Mukuro-kun.

—¿Hay peor forma enjaular a alguien que esa? No, eres el único que me entiende, eso es lo que te hace la persona más peligrosa para mí –se enderezó y balanceó el tridente –. En este movimiento se decide todo.

 

+ : : : : +

 

«Se encontraron en pleno festival de Verano, así que podrán imaginarse el estado de tremenda agitación que se vivió en Rivacio; el festejo llega a durar una semana si la cosecha es buena, y en ese lustro se llevaban cuatro ciclos dignos de alabárselos a Dios. Los hijos de Luzbel acudieron animadamente, encontrándose con las miradas recelosas de los aldeanos comunes, pues como es cuestión de etnias, todos los pobladores de esta tierra verde son de facciones morenas –miró al príncipe, mirando especialmente su cabello –, y son muy raros los casos –miró a Dino –, en los que nacen bebés con características diferentes –se echó a reír

 

+ : : : : +

 

«Seres que alguna vez fueron llamados humanos tomaron la iniciativa de destruir todo lo que tuviera que ver con esa familia. Quemaron el Bosque, y la Casa con La Madre adentro.

“Rin no tuvo más alternativa que… asesinar. Se afianzó de su ira descomunal, arrancó brazos, destrozó cabezas, devoró viseras, todo ante los atónitos ojos de su hermano menor que temía por él, y únicamente por él. Habían perdido todo por un simple error de niñato. El río celebró su victoria comiéndose a los que lograban escapar de la mano de Rin, que en aquel tiempo sólo tenía siete años.

“Fue entonces que se decidió nunca más cruzar la frontera, la historia dejó sin padres, sin hermanos y sin hijos a muchas familias de Rivacio, todo por su escepticismo, por su ignorancia, ni siquiera habían sentido vergüenza al torturar a dos sujetos que ni eran capaces de defenderse por sí mismos. Que no sabían odiar hasta esa trágica noche

 

+ : : : : +

 

«Hace mucho tiempo; Cuando Rivacio era Digno Soberano del Mundo Medio, se contaba que tenía una zona de especial cuidado donde no se debía salir a pasear. En aquel tiempo le llamaban “El Bosque»

«Todos le temían al poderoso y desconocido ente; incluso el antiguo Rey de Rivacio tomó sus precauciones, desvió el curso del Titán para crear una división natural entre Rivacio y El Bosque. El omnipotente Servec aún guardaba rencor

 

+ : : : : +

 

Yukio estrechó la mano de Primo Cavallone y después la de Alaude. Se encontraron a orillas del agua que mostraba inquieta por la presencia de Cavallone.

—Todavía lamento lo que ocurrió hace años –Alaude inclinó la cabeza –. Yo… debí hacerlos entender…

—Fueron tiempos de tu padre, no tuyos, a ti sólo te toca cargar con los errores y la negligencia de otro –miró hacia el moreno —Tengo un mensaje –levantó la mano derecha –«Ve y dile al que algún día será Rey de Rivacio que desvíe a Servec; el río se enojará y no permitirá que nadie cruce, los humanos de esa Aldea, los que atentaron contra nosotros, ya no existen...»

—Lo dices como si cosa fácil fuera –alegó Primo.

—Subestimas a los de tu clase –sonrió Yukio y se dio la vuelta –. Sobre todo tú, que podrías haber sido capaz de muchísimas cosas, incluso capaz de romper los seguros de la puerta y comandar un ejército infalible –miró hacia la montaña.

 

+ : : : : +

 

«—Todas las veces en que este distinguido soldado le contaba los cuentos, yo lo escuchaba desde aquí, y sabía que algún día llegaría a hablar sobre Mi Familia, pero realmente dudaba que le diera la verdad –casi asesina con la mirada a Dino

 

+ : : : : +

 

«—¿Por qué le importaría algo mío a su alteza? –quiso saber el rubio. El rey brincó por ello y viró la vista.

—Cuando llegaste al Casillo, lo hiciste sin ninguna pertenencia, creí que esa cosa iba a ser relevante para ti… cuando este hechicero…

 

—Qué lindo detalle, su alteza –contestó el aludido inclinando la cabeza –, considéreme bajo sus servicios, regresemos el tiempo del reloj, y seamos buenos amigos, ¿le parece? –miró de perfil al cuentacuentos.»

 

 

+ : : : : +

 

«Algún día nos freirá la Cólera de la desolación mortal. Por la mano de una entidad humana, nuestro propio rey, si es que éste se aleja de la virtud recta. Estamos en tiempos oscuros, pero no por ello se debe regir con mano de hierro, se olvida del principal punto. Sí sé es temido y amado al mismo tiempo se pueden lograr mejores cosas. Luego entonces se vuelve algo inverosímil el enemigo que se pueda formular.»

«El príncipe nace para servir a su pueblo.»

«El tirano se crea a partir de un alma amable que cargará en su espalda el odio del mundo entero, pues a él se le sabe malvado por las razones equivocadas. Entonces la Unión está a favor del cambio. Cuando Sila gobernó Roma le tuvieron miedo, respeto y amor los allegados. Una gran Civilización no muere por ataques externos, su declive está en sus calles, en su pueblo, en la tierra. En sí misma.»

«Ese es el peligro que todos enfrentamos.»

«Los humanos dependemos de otros. El Estado, la República y la Democracia dependen de nosotros. Entonces, elevemos esa dependencia al mismo nivel. Olvidemos el estándar. Olvidemos la medida universal. Debemos cortar de tajo todas las conformidades, ninguna paz dura para siempre…»

«Pero aun cuando se convierta en tirano para la nación será bondadoso para una persona.»

 

+ : : : : +

 

Un estremecimiento azoló a los tres, desde los pasillos se escuchaban pasos uniformes, torpes y lentos.

—¿Qué rayos es eso? –murmuró Yamamoto sacando su fiel espada y apuntando hacia la puerta.

—Son ellos –dijo Hibari, no supo de dónde vino esa voz, pero al notar que Yamamoto y Cavallone lo miraban entendió que él había hablado, pero no era él, era alguien tomando su boca.

—Parece que perdimos demasiado tiempo –Yamamoto se puso en guardia –. Seguramente el pasillo estará lleno de esas cosas, si todavía quiere marcharse conmigo, su alteza –dejó inconclusa la oración, mirándolos con aire ecuánime –. Yo ya sabía que no podía competir contigo, mucho menos ganar –soltó una sonrisa resignada –, pero hoy por lo menos le seré más útil que tú. Váyanse.

—El único camino es hacia la Puerta, de allí no hay retorno, puedes sacar a Kyōya de aquí, Romario debe estar cerca y entonces…

—Idiota –bufó el moreno –. ¿No ves que ya tomó su decisión? –apuntó hacia Hibari que sólo tenía ojos hacia el oscuro pasaje que se mostraba ante ellos –. Allí está mi derrota. Dime, cuentista, ¿algún día le habrías contado una historia sobre mí?

 

+ : :El soldado del rey/El rey del soldado : : +

 

El olor a ron en tu voz hacer girar mi cabeza,
me hace bailar como los cigarrillos en tus dedos
Aun así, ¿Por qué ya no es como solía?  Te convertiste en silencio.
¿O es porque las millas se interponen a nosotros que no me contestas?

¿Qué no me amas?

Una vez lo dijiste.

Esa vez me bastó.


Después de tantos años,

Parece que no.

¿Estoy perdido?

Seguro que sí.

Cuando nuestros ojos se encontraron por vez primera,

Maldecí, sobre todo a mí.

 

¿Por qué elegirme si hay otros bastardos?

¿Eran demasiado feos?

Soy feo para usted,

O quizá muy estúpido.

Ponga la carretera bajo nuestros pies.

La muerte es obligada.

Una lección de humildad.

 

Aún con el ron en tu aliento.

 

—¿Estás seguro de querer esto? –inquirió Primo.

—Hay dos lados en una moneda –dijo sombrío  —Quizá si nos hubiéramos conocido en otras circunstancias…

—¿Ahora es que vienes con lamentos?

—No, no me arrepiento de nada –sonrió –. Es egoísta, pero tengo rencor hacia nadie porque todo lo que ocurrió permitió que conociera a un desgraciado como tú.

—Me alegra que lo veas así. Es una lástima, me habría gustado darte una vida normal.

 

Era el sacrificio de un rey y un soldado.

 

 

 

 

+ : : Paladín : : +

 

Las campanas están sonando y su eco alimenta los edificios. Es la inútil alarma, pero avisa que todos los «libres» huyan.

El apocalipsis.

Los muertos se levantarán de sus tumbas.

Vagarán por la tierra, vueltos a la vida.

La lluvia añadía un toque de mal presupuesto a la película. Aunque más allá, sobre las burlonas nubes y del viento intempestivo, hay un cielo inmaculado, existe todavía un astro rey. Rápido se le olvida eso, porque la situación no le favorece para imaginarse allá arriba. Debe concentrar su energía en salir rápido junto con Colonnello.

En pocos segundos, da comienzo a los disparos; a diestra y siniestra. Aquel aditamento ayuda de mucho. Silbido que roza el aire mientras un cuerpo, dos más, caen asolados por las balas. Y maldice, porque hay más de los que esperaba.

Colonnello sentía las fuerzas fallarle. Reborn permanecía a su lado, luchando. Repeliendo una entidad oscura que ni con el bondadoso don de la magia podía resistir más.

—Deberías irte-kora –sudaba. Apoyó la rodilla en la piedra.

Se encontraban entre las calles de la ciudad.

—Ya te dejé una vez, no volverá a ocurrir.

—Esa socarrona sonrisa tuya es lo que más odio, ¿sabes-kora? –de repente se viró hacia la derecha, sus ojos se abrieron de par en par, no podía creer lo que estaba caminando directo hacia ellos, sintió a sus espaldas la ira de Reborn que también había acabado por mirar a aquella figura maltrecha pero estúpidamente conocida y odiada por ambos.

El rubio se levantó lentamente, mirando hacia el piso ¿Cómo era posible? Si alguien podía invocarlo del mundo de los muertos… era Mukuro… ese maldito hijo de perra tenía esta jugada escondida sólo para él. Una gran aura maligna y llena de rencor emanaba el castaño, la transpiraba por cada pútrido poro de su piel.

—Hola, Reborn –inclinó la putrefacta cabeza –. Vine a matarlos.

—Vaya, vaya, pero si es el inútil-bueno-para-nada-Tsuna –apuntó con el revólver.

—¡No lo hagas, Reborn-kora! –gritó Colonnello, levantándose y corriendo hacia él. Habían sido los años de agonía que le impidieron llegar bien, tropezó y se enlazó al brazo que sostenía la pistola.

El moreno lo miró de perfil, con coléricas ganas. Nadie iba a impedir ese momento de gloriosa retribución, ni la persona que lo había causado. Quería venganza.

—El muy maldito me alejó de ti.

—¿Qué? –Tsuna se echó a reír –¿No le has dicho que sí lo abandonaste fue porque te acostaste conmigo y la culpa te carcomía por dentro? Bueno, tal y como este par de gusanos penetran mi cuerpo –miró con total indiferencia su brazo.

Nadie lo detendría, ni la razón de su único amor lo iba a impedir, eso se juró a sí mismo cuando decidió emprender esta empresa vengativa.

—¡No, idiota-kora! ¡Si pudiera yo mismo le sacaría las tripas! –gritó Colonnello –. Pero el maldito hechicero ató su alma a uno de los dos-kora –esa verdad dejó frío al moreno y retrajo el arma.

—¿Bromeas?

—Puedo sentirlo si lo herimos uno de los dos sufrirá en la misma medida.

—Me da igual –cuando tuvo la oportunidad se alejó de Colonnello y disparó a Tsuna en el hombro, sólo rozándole. Al instante supo que era él el elegido –. Bingo –brevemente miró su propio hombro, y allí estaba, la sangre que salía por esa herida superficial.

En el momento, aparecieron los más fieles sirvientes de Mukuro.

—Lo siento, Colonnello-sama, pero debemos acabar con usted.

—¡No se metan-kora! Tengo que detener al imbécil de Reborn antes de que cometa suicidio y justo ahora tenían que aparecer estos fanáticos. ¡Escuchen no tengo tiempo que perder con ustedes-kora!

 

+ : : : : +

 

—Mi padre está aquí –aseguró el moreno.

Ambos estaban frente a La Puerta, la fuerte luz roja se escurría por debajo, Dino sostenía fuertemente la mano del moreno que se mostraba impasible por fuera, no cabe duda de que fue criado como un príncipe, pensó el rubio, en cambio yo…

—Hay algo que siempre he querido preguntarte, Kyōya –el aludido guardó silencio –. Cuando me adentré en el Bosque para encontrarte… recuerdo haberte abrazado y que huiste de mí, ¿por qué?

 

«—Claro que no, será mejor que te calles –jaló de la patita derecha al pobre Hibird para sostenerlo en su mano derecha. El cuentacuentos se lanzó inmediatamente sobre el príncipe –¡Aléjate! ¡Aléjate! –un enorme pánico proveniente de oscura fuente abarcó el gesto íntegro del monarca.»

 

—¿Por qué detestas que te abrace, Kyōya? ¿Quién te ha abrazado antes que mí?

—No es eso –se estremeció –. Muy dentro, una parte de mi grita que estaré solo, no importa cuánto tiempo pase, ni cuántas personas conozca.

—¿Te arrepientes de estar aquí conmigo?

—Dijiste que sólo era una pregunta –sonrió en un mohín –. ¿Sabías lo que eras?

—No.

—Lo dudo.

—¿Por qué es eso?

—En el Bosque, antes de que el hechicero te ayudara a escapar, tuviste la osadía de gritarme.

—¿En serio? –murmuró sorprendido.

—No importa, basta con que sólo yo lo recuerde.

Ambos entraron, con paso firme, sin embargo fueron separados y cada quien tuvo que enfrentarse solo a lo que más odiaban.

 

Una vela era la única iluminación en aquella oscura habitación, se extendía el reflejo por el piso, recortando las sombras tenebrosas de las cosas inanimadas. La esquina sucia, enmohecida, dura y tan sola, no era el resguardo más seguro del mundo, lo sabía y le aterraba seguir allí, pero lo atenazaba el pánico al saber que Kyōya no estaba a su lado.

—Eres… ¿Qué eres? –inquirió, frunciendo el ceño.

No te emociones. Llegué por error –miró a todos lados. Aunque no hubiese la gran cosa que apreciar.

 Era difícil verlo directamente a los ojos, las sombras sólo le dejaban ver su fuerte mentón y su figura. Aunque el porte era absurdamente fácil de identificar aunque estuviera en el infierno. Contornos difusos. Por un momento pensó que su soledad se había trasmutado en locura y ésta sombra que se erguía frente a él era el resultado de una de las futuras juergas con ella.

—Pero estás aquí –extendió la mano, para comprobar si como humo se desvanecería. Podría atravesarlo y luego reír como idiota por esta ilusión tan fuerte. ¿Por qué se tuvo que aparecer en aquí? —Estás muerto y yo loco.

Y no es por gusto, aunque

Y retrocedió. Fue real. La sombra sonrió, se burló.

¿Por qué huyes? –su voz hacía que un fuerte frío se adentrara en su estómago y le hiciera brincar –¿No me extrañabas?

—Yo... no sé –aceptó al final –. Temo que seas una jugarreta de mi cabeza atrofiada—negó con la cabeza ­—. Esperé mucho tiempo para exigirte una explicación, sin saber por qué o cómo lograría enfrentarme a tu fantasma  y de pronto apareces de la nada… no te ofendas, pero das miedo.

Sin problemas. No me sorprende darte miedo.

—Siempre fuiste un padre desobligado –respondió en automático –, te odio… Hace frío –cubrió su estómago con los antebrazos y se dejó caer al pétreo suelo.

Aquí siempre hace frío, al final se clavará en tu corazón y es porque estás muriendo. Fue la decisión de ambos venir aquí y sacrificarse por el bien de gente que ni siguiera te conoce.

—¿Estás seguro de que moriré? –se inclinó –. Quién sabe, puede que tú  seas el vivo y yo el espectro. ¿Qué esperas para decirme las razones detrás de todo esto?

Cualquier respuesta que dé te resultará insuficiente, estúpida o egoísta.

—Quizá todo eso.

La sombra lanzó una cantarina risa.

Tu abuelo amó a esa extraña mujer del Bosque, claro, antes de que el mismo diablo la embarazara y se refugiara al otro lado del río… fue inevitable, estaba destinado a quererla; si yo hubiera vivido su época habría sucedido igual, pero Luzbel es codicioso en lo que a sus pertenencias respecta, por ello casi lo mata hasta hacerlo entender que esa mujer nunca le correspondería, mi padre decidió enloquecer pero antes de eso nombró al padre de Alaude Rey de la Montaña y se suicidó lanzándose al río; yo sólo me adherí al plan original e hice lo mismo, soltar la corona en otras manos, porque no tenía planes de sufrir la misma estúpida condena.

—¿A qué te refieres?

Tienes sangre mítica corriendo por tus venas, ¿nunca te preguntaste porqué el Río a pesar de ser un Titán nunca la hirió o lastimó a su estirpe? Mucho menos a ti. El alma de tu abuelo está allí. Por esa razón enloqueció y tragó a todos los hicieron daño a la mujer. Se convirtió en el sirviente de los brujos, y yo no quería terminar encantado por alguno de los gemelos –cruzó delante de los ojos de Dino –, creí que era una maldición, que la magia añore la magia.

—Pero te equivocaste.

¿Cómo es que estás tan seguro? –inquirió, cínico.

—No era específicamente esa familia la que te ataría por un hechizo de amor –sonrió Dino –sino el hecho mismo de querer a una persona, la que fuera. Estoy seguro, porque estás aquí, en este mundo de las tinieblas no por la familia de Mukuro. Estás en este limbo porque no soportabas continuar sin Alaude.

La sombra enmudeció. No fue sino hasta minutos después que reaccionó.

Cierto. Lo había olvidado –los dientes de Primo parecieron media luna, una engreía luna –. Y aquí vienes tú a remarcar nuestra estupidez.

—Cuando entré sentí un odio enorme siendo clavado en mi espalda.

La Puerta, a estas alturas ya debes tener entendido que las cosas tienen vida propia y pueden odiar indiscriminadamente sin razón alguna. En específico es una «simple» puerta que quiere ser abierta –respondió su padre –. Cuando Alaude y yo decidimos terminar esto la muy estúpida no lo perdonó. Tú y el mocoso le recuerdan a nosotros.

—Dime cómo fue que la sellaron aquella vez, debes decírmelo.

Ya están aquí, sólo mueran y listo, le gustan los sacrificios inútiles, la apaciguan… además, alguien más vendrá y gobernará en tu lugar, es el ciclo que seguirá hasta el final de los días.

—¡Debe haber otra manera!

Pero qué hijo tan impertinente y estúpido, por supuesto que la hay.

El aire carecía de vicio, la blancura de la habitación le pareció al principio insoportable, pero la luminosidad se adentró en sus ojos hasta vislumbrar una silueta difusa frente a él.

—¿Quién eres?

Ha pasado mucho tiempo, Kyōya.

—Esa voz… es la misma que habló por mí allá arriba.

Tenemos la misma sangre y ahora que, después de tantos años, te vuelvo a ver, las facciones de mi rostro se reflejan en el tuyo. Has crecido bastante.

—No deberías maravillarte… -frunció el entrecejo –. Yo debería estar muerto –examinó sus propias manos y se percató de que, poco a poco, estaba siendo borrado –. Con que esto es lo que sucede cuando se entra.

Una vida vale por una vida, nada más. Tu cuerpo se desvanecerá y tu alma quedará anclada aquí, es eso lo que realmente permite que la puerta permanezca cerrada. Soy la primera cerradura.

—¿Dónde está la otra?

¿Primo? –la silueta blanca se tambaleó por un segundo –. A él no lo he vuelto a ver desde que entramos, aunque siempre he llevado una parte de él en mí dudo que siguiera recuerde a alguien como yo.

—¿Tan pronto con sentimentalismos?

Te has vuelto alguien muy frío, Kyōya.

—¿De quién es la culpa?

Tuya –respondió la silueta sin pensarlo dos veces –. Fue tu decisión encerrarte en el castillo y odiar a todos, así como mi decisión fue seguir a Primo hasta aquí… antes de que el niño viniese a reabrir el portal yo todavía tenía la forma a la que una vez llamaste padre, yo habito este blanco mundo y Primo custodia la contraparte. Allí yace el equilibrio.

—Es una completa tontería.

Sin embargo crees que estás aquí para tomar mi lugar.

—Vine a decir que eres un completo idiota –apretó los puños sobre sus costados, temblaba.

¿Me odias también?

—No. Hasta hace algún tiempo creí que sí.

¿Amas a alguien?

—No… pero existe alguien que se empeña en continuar a mi lado a pesar de que sólo hay nada que yo pueda darle a cambio.

Tú y yo llevamos la misma carga sobre la espalda –se esparció el eco de una débil risa.

—¿La debilidad o la soledad? –creyó burlarse.

Ninguna de las dos. Somos demasiado orgullosos como para admitir los hechos al tiempo en que se debería. No cometas mí mismo error, no lo dejes ir sólo porque es tu deber. Tu vida vale exactamente igual a de cualquiera. No la desperdicies.

—Suena como si me estuvieras sermoneando. Lo detesto –la silueta blanca se acercó hasta él, rodeándolo con lo que parecían unos brazos que se perdían más y más en esa habitación.

Perdóname, Kyōya –y por un momento, Hibari Kyōya se permitió llorar, viendo por un precioso segundo a su padre tal y como lo recordaba.  

 

La habitación gris permitió que Dino y Kyōya volvieran a estar juntos.

 

«—Vamos a volver –Dino se vio obligado a usar una voz distinta que a Hibari le causó un calofrío mudo que le detuvo completamente –. Todos en el Castillo están preocupados por usted –expuso el argumento pensando que eso bastaría.

—No voy a regresar hasta que venga a arreglar un asunto…

—¡¿Qué puede ser más importante que mantenerse a salvo?! –fue a tomarle del brazo –¡¿No entiende lo máximo en prioridades que para toda su gente es usted?! ¡Por lo menos esta vez escúcheme y deje de ser tan negligente!»

 

+ : : : : +

 

—La forma para volver a dormir a Tsuna y al resto es destruyendo ese maldito portal-kora –dijo Colonnello al tiempo que le cubría la espalda a Byakuran.

—Soy todo oído.

—Mukuro.

—Claro, pero míralo está todo lindo allí inconsciente, no te lo pienso entregar –le miró con los ojos enfilados –. No después de todo el trabajo que me costó.

—Oh vamos-kora, sólo será un rato y en ciertas circunstancias. Después…

—Vaya, vaya, me gusta cómo piensas, Colonnello-chan~.

 

+ : : : : +

 

Colonnello usó los poderes de Mukuro para destruir el portal. Había aprendido bien del manipulador. Mukuro lo hizo de mala gana, pero había perdido. Tenía la determinación y el alma rota. Se determinó que debía dejar de huir. Tenía que enfrentar al causante de todo el círculo de odio.

—Oye, ¿te das cuenta de todo lo que me orillaste a hacer? –inquirió Mukuro ante la puerta –. No cabe duda de que sólo eres un pobre diablo. Puedes quedarte con todo, ya no me importa lo que hagas. Pero no será tu ira la que caiga sobre mí, será la ira de todos los humanos a los que lastimé. Si quieres concederme un último favor, libéralos, sus almas están agotadas, por lo menos deja que Primo y Alaude se marchiten juntos, ¿puedes hacer eso, no, abuelo?

El Hechicero del Bosque murió.

 

Reborn estaba gravemente herido pero estaba decidido a terminar con la segunda vida de Tsuna por lo que le disparó en la cabeza, vaciando el cargador completo.

 

Cuando todo el pueblo pudo volver la luz del sol atravesando las espesas nubes, volvió a llover. Ninguno de ellos entendió lo que había ocurrido, sólo tenían miedo. Así son los humanos.

Pero a pesar de tanta muerte.

El mundo continúa girando.

+ : : : : +

—Parece que sólo te preocupé en vano –se rascó la nuca –. De seguro piensas que no soy genial, con tanto que me había esforzado por parecerte apuesto –se desvenaba los sesos.

—Aquella vez dijiste algo muy importante, cosa rara viniendo de un idiota como tú.

—¿Eh? –se inclinó para ver a Hibari a la cara, su voz había salido en apenas un hilo.

—¿Entiendes que eres la máxima prioridad de tu gente? –Levantó el rostro y las manos enlazadas –¿Qué puede importar más que tu seguridad?

—Kyōya… espera…

—Escúchame esta vez, no seas negligente –le sonrió, por primera vez con el sol iluminándole el rostro.

Hibari dijo que debía emprender un largo viaje para encontrar su camino, si ese camino terminaba con Dino entonces volvería con él… Dino a pesar de sentir el corazón comprimirse hasta casi explotar entendió eso porque…

—Tienes que elegirme otra vez, lo sé. Yo te esperaré.

 

El tiempo pasa tan rápido que las noches nos dejan atrás.

Las ocasiones en las que me retratas no son suficientes.

Tu dijiste disminuye la velocidad, ya no alcanzo a verte la espalda.

Lo haré, te atraparé una y otra vez.

Búscame.

Me encontrarás.

I’ll be waiting for you.

 

Yamamoto no esperó a que sus heridas sanaran, había jurado protegerlo y marchó con él. Colonnello ordenó a uno de sus subordinados que los cuidara a prudente distancia, un tal Gokudera Hayato.

 

Cinco años después de la sangrienta campaña, Dino se convirtió en Rey. Pero la soledad de un monarca es indescriptible, más cuando se sabe que fue por decisión propia dejarlo ir.

Colonnello se convirtió en el nuevo guardián del Bosque. Se dice que cierto hombre con ropas negras vive con él.

Byakuran formó una alianza temporal con el Reino de la montaña, prometió que no se le enfrentaría de nuevo, pues se había regresado a su país con un invaluable motón de guerra. Un completo ser humanode largos cabellos índigo que se convertiría en su esposa… esposo. Aunque eso no disminuyó su hambre conquistadora, terminó por añadir otros reinos a su colección. Alguna gente no cambia nunca.

 

Un buen día, un hombre de cercanos veinte años, cabellos negros y gallardo porte se plantó frente el trono en plena audiencia en medio de más de una persona sorprendida.

—¿Kyōya? –sonrió como sólo el sol sabe hacerlo.

—Me debes una historia, bobo –se dejó abrazar, y pudo dejarse querer pues sólo en esos brazos respiraba paz.

—La decimoctava historia es la nuestra, ¿no te parece?

 

 

+ : : Epílogo  : : +

Unos pequeños pies mancharon de lodo los pisos del castillo.

—¡Kyōya me va a matar! ¡Es hora de ir a dormir! –un rey de treinta y cinco años no dejaba de perseguir a su  hijo hasta que pudo meter a uno en la bañera.

—Papá –dijo –¿podrías contar una historia?

Dino suspiró.

—Eres idéntico a tu padre, está bien...

"Había una vez un reino en una montaña, en ese reino un joven príncipe aceptó que un rubio ingenuo le contara dieciocho historias a cambio de detener la guerra, sin embargo tantos personajes se involucrando con ellos, disolviéndose el límite entre la realidad y la ficción, al punto que ambos se dieron cuenta que su propia historia...
apenas comenzaba"

—¿Otra vez ese cuento?–apreció el consorte real con un pequeño niño bajo el brazo. —Oye, torpe, que recuerde tienes dos hijos.

—... Ouch.

—Termina con esto y ven a dormir -se dio la vuelta y de perfil agregó: —También quiero escuchar cómo termina.

Dino le sonrió.

+ : : FIN : : +

Notas finales:

¡Muchísimas gracias por leer hasta aquí! Espero de todo corazón que les haya dejado satisfechos el final. Fueron años los que tuvieron que transcurrir para, ya saben, darle término, pero se mantuvieron fieles hasta aquí y eso no voy a terminar de agradecerlo nunca.
¡Publicado y terminado justo en el cumpleaños de Hibari! <3
Fue divertido y ¡hasta la próxima historia!

PD, estoy pensando seriamente en aceptar D(os) desafíos D18. Como verán ya tengo los dedos libres.
PD del PD. Los amotl.


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