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Hermoso desastre - Kaisoo por Shiper Kaisoo

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Notas del capitulo:

Ahi va la segunda parte c:

— ¡He bebido demasiado! ¡Me voy a caer!

Jongin sonrió y me acercó a él, agarrándome de las caderas.

—Cállate y baila.

Luhan y Sehun aparecieron junto a nosotros. Sehun se movía como si hubiera estado viendo muchos videos de Usher.

Jongin me tenía casi aterrorizado con la manera en que se presionaba contra mí. Si utilizaba cualquiera de estos movimientos en el sofá, pude ver por qué tantas chicas se arriesgaban a una humillación en la mañana.

Él acomodó sus manos alrededor de mi cintura y me di cuenta de que su expresión era diferente, casi seria. Recorrí con mis manos su impecable pecho y su abdomen marcado mientras se estiraba y se tensaba bajo su camisa apretada con la música. Me puse a espaldas a él, sonriendo cuando él envolvió sus brazos alrededor de mi cintura.

Junto con el alcohol en mi sistema, cuando él tiró mi cuerpo contra el suyo, las cosas que llegaron a mente eran cualquier cosa menos amistosa.

La siguiente canción irrumpió en la que estábamos bailando y Jongin no mostró signos de querer volver a la barra.

El sudor resbalaba por la parte trasera de mi cuello y las luces estroboscópicas multicolores me hicieron sentir un poco mareado. Cerré mis ojos e incliné mi cabeza contra su hombro. Agarró mis manos y las llevó alrededor de su cuello. Sus manos recorrieron mis brazos, bajaron por mis costillas, y finalmente regresaron a mis caderas. Cuando sentí sus labios y luego su lengua contra mi cuello, me aleje de él.

Él sonrió, luciendo un poco sorprendido. — ¿Qué, Do?

Mi genio estalló, haciendo que las palabras que quería decir se atorraran en mi garganta. Me retiré a la barra y ordené otra Corona. Jongin tomó el asiento junto a mí, levantando su dedo para ordenar una para sí mismo. Tan pronto como el camarero colocó la botella delante de mí, me incliné y bebí la mitad del contenido antes de estamparla contra la barra.

— ¿Crees que va eso va a cambiar la opinión de alguien sobre nosotros? —dije tratando de  cubrir el lugar que él había besado.

Soltó una risa. —No me importa ni una mierda lo que piensan sobre nosotros.

Yo le lancé una mirada asesina y luego me giré hacia el frente.

—Pigeon. —dijo, tocando mi brazo.

Lo alejé de él. —No. Yo nunca me pondré lo suficientemente borracho para meterme en ese sofá.

Su rostro se retorció con ira pero, antes de que él pudiera decir algo, un guapo chico de cabello oscuro con labios gruesos, ojos cafes y una gran exhibición de piel, se acercó a él.

—Bien. ¿No es este Kim Jongin? —dijo, enfatizando en todos los lugares adecuados.

Él tomo la bebida, y luego sus ojos se apartaron de los míos.

—Hola, Taemin.

—Preséntame a tu novio. —El sonrió. Rodé mis ojos ente lo patéticamente transparente era.

Jongin inclinó su cabeza hacia atrás para terminar su cerveza y luego deslizó su botella vacía por la barra. Todos los que esperaban para ordenar la siguieron con los ojos hasta que cayó en el bote de basura al final. —El no es mi novio.

Agarró la mano de Taemin, y el felizmente lo siguió a la pista de baile. Él solamente la manoseó durante una canción y luego otra y otra. Ellos estaban causando una escena con la forma en que el permitía que lo tocara, y cuando él se inclinó sobre el les di la espalda.

—Luces molesto —dijo un hombre que se sentó a mi lado—. ¿Es ése tu novio?

—No, sólo es un amigo. —murmuré.

—Bien, eso es bueno. Podría haber sido bastante incómodo para ti si lo fuera. —Se volvió a la pista de baile, sacudiendo su cabeza ante el espectáculo.

—Y que lo digas —dije, bebiendo lo último de mi cerveza. Apenas había saboreado las últimas dos que había dejado a un lado y mis dientes se habían insensibilizado.

— ¿Deseas otra? —Preguntó. Volteé a verlo y él sonrió—. Soy Sunjun.

—Abby. —dije, estrechando su mano extendida.

Él levantó dos dedos hacia el barman, y yo sonreí.

—Gracias.

—Así que ¿Vives aquí? —preguntó.

—En Morgan Hall en Eastern.

—Tengo un apartamento en Hinley.

— ¿Vas a State? —Le pregunté—. ¿Qué está... como a una hora de distancia? ¿Qué haces aquí?

—Me gradué el pasado mayo. Mi hermana va a Eastern. Me estoy quedando con ella esta semana, en lo que meto solicitudes de trabajo.

—Ph…viviendo en el mundo real, ¿Eh?

Sunjun se rió. —Y es todo lo que dicen que es.

Saqué el balsamo de mi bolsillo y lo unté en mis labios, utilizando el espejo que recubría la pared detrás de la barra.

—Eso es lindo —dijo, viéndome presionar mis labios juntos.

Sonreí, sintiendo el enojo hacia Jongin y la pesadez del alcohol. —Quizás puedas probarlo más tarde.

Los ojos de Sunjun se ampliaron cuando me incliné más cerca de él y yo sonreí cuando él tocó mi rodilla. Retiró su mano cuando Jongin se paró entre nosotros.

— ¿Estás listo, Do?

—Estoy hablando, Jongin —dije, empujándolo. Su camisa estaba húmeda del circo en la pista de baile y yo hice un espectáculo limpiando mi mano en mi falda.

Jongin hizo una cara. — ¿Ni siquiera conoces a este chico?

—Este es Sunjun. —dije, enviándole a mi nuevo amigo la mejor sonrisa coqueta que pude hacer.

Él me giñó un ojo y luego miró Jongin, extendiéndole su mano. —Un placer en conocerte.

Jongin me dio una mirada gélida y yo suspiré. —Sunjun, este es Jongin. —murmuré.

—Kim Jongin —dijo, mirando fijamente la mano de Sunjun como si quisiera arrancarla.

Los ojos de Sunjun se ampliaron y él retiró torpemente su mano. — ¿Kim Jongin? ¿Kim Jongin de Eastern?

Descansé mi mejilla en mi puño, temiendo por el inevitable intercambió de historias, llenas de testosterona, que pronto ocurriría.

Jongin estiró su brazo detrás de mí, sujetando la barra.

—Sí, ¿Qué con eso?

—Te vi luchar contra Shawn Jenks el año pasado, hombre. ¡Pensé que iba a presenciar la muerte de alguien!

Jongin lo miró con ira. — ¿Quieres verlo otra vez?

Sunjun rió una vez, sus ojos pasaron entre nosotros. Cuando se dio cuenta de que Jongin hablaba en serio, sonrió disculpándose y se fue.

— ¿Estás listo, ahora? —preguntó bruscamente.

—Eres un completo idiota, ¿Sabes?

—Me han llamado peor. —dijo ayudándome a levantarme.

Seguimos a Luhan y a Sehun al coche y cuando Jongin intentó agarrar mi mano para dirigirme a través del estacionamiento, la tiré lejos de un jalón. Él se dio la vuelta para encarame y yo me detuve de pronto, inclinándome hacia atrás cuando él estuvo a pocos centímetros de mi cara.

— ¡Debería simplemente besarte y superarlo! —gritó—. ¡Estás siendo ridículo! Besé tu cuello, ¿Y qué?

Pude oler la cerveza y los cigarrillos en su aliento y lo empujé. —No soy un amigo para fornicar, Jongin.

Él sacudió su cabeza en incredulidad. — ¡Nunca dije que lo fueras! ¡Estás conmigo las veinticuatro horas del día, duermes en mi cama, pero la mitad del tiempo actúas como si no quisieras que te vieran conmigo!

— ¡Vine aquí contigo!

—Nunca te he tratado con algo más que respeto,Do.    .

Me quedé quieto. —No, sólo me tratas como tú propiedad. ¡No tenías derecho a ahuyentar a Sunjun así!

— ¿Sabes quién es Sunjun? —preguntó. Cuando sacudí mi cabeza, él se inclinó más cerca—. Yo . Fue arrestado el año pasado por agresión sexual, pero los cargos fueron retirados.

Crucé mis brazos. —Oh, ¿Así que tienen algo en común?

Los ojos de Jongin se redujeron y los músculos de su mandíbula se estremecieron bajo su piel. — ¿Me estás llamando violador? —dijo en un tono frío y bajo.

Apreté mis labios juntos, incluso más enojado  porque tenía razón. Lo había llevado demasiado lejos. —No, ¡Yo sólo estoy molesto contigo!

—He estado bebiendo, ¿De acuerdo? Tu piel estaba a tres centímetros de mi cara, eres hermoso y hueles malditamente increíble cuando sudas. ¡Te besé! ¡Lo siento! ¡Supéralo!

Su excusa hizo que las comisuras de mi boca se elevaran.

— ¿Crees que soy hermoso?

Él frunció el ceño con disgusto. —Eres guapísimo y lo sabes. ¿Por qué estás sonriendo?

Traté de sofocar mi diversión en vano. —Nada. Vámonos.

Jongin rió una vez y sacudió la cabeza. — ¿Que…? ¿Tú…? ¡Tú eres un grano en el trasero! —Gritó, dándome una mirada asesina. No podía dejar de sonreír, y tras unos segundos, la boca de Jongin curvó. Él sacudió su cabeza una vez más y entonces pasó su brazo alrededor de mi cuello—. Me estás volviendo loco. ¿Sabías?

En el apartamento, todos entramos tropezándonos por la puerta. Fui directamente al baño, a lavarme el humo del cabello. Cuando salí de la ducha, vi que Jongin me había traído una de sus camisetas y un par de sus bóxers para cambiarme.

La camiseta me engulló y los bóxers desaparecieron bajo la camisa. Me aventé a la cama y suspiré, todavía sonriendo por lo que me había dicho en el estacionamiento.

Jongin me miró fijamente por un momento y sentí una punzada en mi pecho. Tuve unas ganas casi ansiosas de agarrar su rostro y estampar mi boca sobre la suya, pero luché contra el alcohol y las hormonas que corrían a través de mi sangre.

—Buenas noches, Do —susurró, girándose.

Me moví nerviosamente, aún no estaba listo para irme a dormir. — ¿Jong? —dije, inclinándose hasta descansar mi mentón en su hombro.

— ¿Sí?

—Sé que estoy borracho y acabamos de tener una enorme pelea sobre esto, pero…

—No voy a tener sexo contigo, así que deja de preguntar —dijo, aun dándome la espalda.

— ¿Qué? ¡No! —Chillé.

Jongin se rió y se giró, mirándome con una expresión suave. — ¿Qué, Pigeon?

Suspiré. —Esto… —dije, recostando mi cabeza sobre su pecho y pasando mis brazos a través de su cintura, acurrucándome contra él lo más que me fue posible.

Él se puso tenso y levantó sus manos, como si no supiera cómo reaccionar. —Estás borracho.

—Lo sé. —dije, demasiado intoxicado para estar avergonzado.

Él relajó una mano contra mi espalda y la otra sobre mi cabello mojado y luego presionó sus labios en mi frente. —Eres el hombre más confusa que he conocido.

—Es lo menos que puedes hacer después de asustar al único chico que se me acercó esta noche.

— ¿Te refieres a Sunjun el violador? Sí, te debo una por eso.

—No importa. —dije, sintiendo el comienzo de un rechazo venir.

Agarró mi brazo y lo sostuvo en su estómago para evitar que me alejara. —No, lo digo en serio. Tienes que ser más cuidadoso. Si no estuviera ahí… Ni siquiera quiero pensar en ello. ¿Y ahora esperas que me disculpe por ahuyentarlo?

—No quiero que te disculpes. Ni siquiera es por eso.

—Entonces, ¿Por qué es? —preguntó, buscando en mis ojos algo. Su rostro estaba a pocos centímetros del mío y pude sentir su aliento en mi boca.

Fruncí el ceño. —Estoy borracho, Jongin. Es la única excusa que tengo.

— ¿Quieres que te abrace hasta que te quedes dormido?

No contesté.

Él giró para mirarme directamente a los ojos. —Debería decir que no para probar un punto. —dijo, sus cejas se juntaron—. Pero me odiaría a mí mismo más tarde si digo que no y nunca me preguntas otra vez.

Recosté mi mejilla contra su pecho, y sus brazos me apretaron, suspirando. —No necesitas una excusa, Do. Todo lo que tienes que hacer es pedirlo.

Me estremecí, debido a la luz del sol, que pasaba través de la ventana y la alarma sonando en mi oído. Jongin aún estaba dormido, rodeándome con sus brazos y sus piernas. Maniobré un brazo libre para alcanzar el botón de dormitar. Pasé mis manos por mi cara, volteé a verlo, durmiendo sonoramente a dos centímetros de mi cara.

—Oh, Dios mío. —susurré, preguntándome cómo habíamos conseguido estar tan enredados. Tomé una respiración profunda y la contuve, mientras trabajaba en librarme de sus garras.

—Detente, Do, estoy dormido. —Balbuceó, apretándome contra él.

Después de varios intentos, finalmente me deshice de su agarre y me senté al borde de la cama, mirando hacia su cuerpo medio desnudo envuelto entre las cobijas. Lo observé por un momento y suspiré.

Las líneas se estaban haciendo borrosas y era mi culpa.

Su mano se deslizó a través de las sabanas y tocó mis dedos. — ¿Qué pasa, Pigeon? —dijo, apenas abriendo los ojos.

—Voy por un vaso de agua, ¿Quieres algo?

Jongin sacudió su cabeza y cerró los ojos, aplastando su mejilla contra el colchón.

—Buenos días, Kyungsoo. —dijo Sehun desde el sillón reclinable cuando di vuelta en la esquina.

— ¿Dónde está Luhan?

—Todavía durmiendo. ¿Qué haces despierto tan temprano? —preguntó, mirando el reloj.

—Sonó la alarma, pero siempre me despierto temprano después que bebo. Es una maldición.

—Yo también. —asintió.

—Será mejor que levantes a Luhan. Tenemos clase en una hora —dije, abriendo el grifo e inclinándome para tomar un sorbo.

Sehun asintió. —Sólo iba a dejar que durmiera.

Sacudí mi cabeza. —No lo hagas. El se molestara mucho si no asiste.

—Oh —dijo, poniéndose de pie—. Creo que será mejor despertarlo, entonces. —Dio la vuelta—. ¿Oye, Kyungsoo?

— ¿Sí?

—No sé qué está pasando contigo y Jongin, pero sé que él va a hacer algo estúpido para molestarte. Es un tic que tiene. Él no se encariña con alguien muy a menudo y por el motivo que sea a ti te lo está permitiendo. Pero tienes que pasar por alto sus demonios. Es la única manera que él lo sabrá.

— ¿Sabrá qué? —Le pregunté, elevando una ceja ante su discurso melodramático.

—Si vas subir por la pared. —respondió simplemente.

Sacudí a mi cabeza y reí. —Lo que tú digas, Hun.

Sehun se encogió de hombros y luego desapareció en su dormitorio. Escuché murmullos suaves, un gemido de protesta y, a continuación, la dulce risa de Luhan.

Removí la avena en mi plato y apreté el jarabe de chocolate mientras lo revolvía.

—Eso es asqueroso, Do —dijo Jongin, vistiendo sólo un par de bóxers verdes. Frotó sus ojos y sacó una caja de cereales del gabinete.

—Buenos días, también para ti —dije, cerrando la tapa de la botella.

—He oído que se aproxima tu cumpleaños. Lo último de tu adolescencia, —sonrió, sus estaban ojos rojos e hinchados.

—Sí… No soy una gran persona de cumpleaños. Creo que Lu me llevara a cenar o algo. —Sonreí—. Puedes venir si quieres.

—Está bien —se encogió de hombros—. ¿Es de este domingo en ocho?

—Sí. ¿Cuándo es tu cumpleaños?

Vertió la leche, moviendo el cereal con su cuchara. —No hasta abril. El primero de abril.

—Cállate.

—No, lo digo en serio. —dijo, masticando.

— ¿Tu cumpleaños es el día de los inocentes? —Le pregunté, una vez más, elevando una ceja.

Él se rio. — ¡Sí! Vas a llegar tarde. Mejor vístete.

—Viajo con Luhan.

Podría decir que él estaba actuando intencionalmente calmado cuando se encogió de hombros. —Como sea. —dijo, dándome la espalda para terminar su cereal.


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