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Cuentos Midgardianos por LatexoHPo

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De vez en cuando, en medio de una vida ordinaria, el amor nos da un cuento de hadas.

(Anónimo)

 

El Bello Babeante

 

Una enorme sonrisa se mostraba en sus finos labios. El cuento de Tony Nieves no había terminado como él lo esperaba. Es decir, de verdad hubiera querido escuchar al Capitán proponiéndole matrimonio a la ‘dulce’ princesa con bigotes, pero su magia comenzaba a actuar por sí sola, de una manera alarmante. Bueno, no que ello le preocupara demasiado en esos momentos. Estaba en el mismo castillo que la vez anterior, mirándose en ese gran espejo que seguramente ya no era tan mágico al haber cambiado de cuento, pero seguía su primer y más importante propósito: regalarle la visión más apasionante de los Nueve Reinos: su propia imagen.

Loki se veía imponente enfundado en negro (de nuevo; de ahora en adelante cambiaría todos sus atuendos por unos completamente negros, le sentaban de maravilla), pero eso no era lo espectacular, sino los cuernos que sobresalían de su cabeza… Era como su atuendo normal de príncipe Asgardiano…

Un graznido le hizo mirar más allá de su rostro en el espejo, y Loki amplió su sonrisa. Era su fiel cuervo: Diablo. Loki frunció el ceño, ¿no se supone que Diablo debería ser negro también? Pues no, el estúpido cuervo era… rubio. Bufó: ¡Habrase visto! ¡Un cuervo rubio! Eso no era acojonante. Y entonces reconoció el pequeño chaleco que el animalejo traía puesto.

"¿Thor?”

Graznido… tos… ¿los cuervos podían toser?… graznido…

"¡Cruuuaac!… ¿Loookiii?”

¡¿Los cuervos podían hablar?! Loki hizo un esfuerzo supremo para alejarse del espejo y se acercó al animalejo. ¿Por qué su magia lo ponía junto a Thor otra vez? Está bien que le divertía mucho ver a su no hermano haciendo estupideces, pero no lo quería cerca todo el tiempo. Esperaba que eso cambiara en los próximos cuentos.

"Bien", suspiró Loki resignado, y acarició el pelaje rubio de su fiel cuervo albino. “Thor, tu nueva misión es ir a ver quién es el afortunado que protagonizará este cuento.”

"¡Cruuuaac!… ¡Loookii!". Thor el cuervo tosió desesperadamente, como si estuviera ahogándose, entonces su voz sonó de nuevo; ya era más parecida a la de su yo normal". ¿Tendremos que pasar por todos los cuentos del libro?… ¡Cruuuaac!

"Si no fuera así, no sería divertido, Thor. ¡Ahora ve antes de que te arranque todas tus rubias plumas!”

Thor soltó un graznido más y picoteó con fuerza la mano de Loki, que ya se acercaba peligrosamente hacia su plumaje dorado. Loki aulló y Thor escapó finalmente. El cetro que su hermanito tenía en las manos se veía bastante peligroso, no quería ser pollo frito. Otra vez a averiguar qué pasaría con sus amigos.

*ooooo*

La nube verde se disipó de nuevo…

Clint Barton tosió apretando los ojos. En cuanto tuviera al ‘afable’ hermanito de Thor en sus manos lo usaría como diana y lo mataría a flechazos; sus hermosas flechas: las normales, las explosivas, y esas nuevas con vibranium. Loki quedaría como coladera.

Dejó de toser y se descubrió entonces vestido con un traje muy sencillo: camisa blanca, chaleco negro y ajustados pantalones grises.

"Díganme por piedad que estamos ya en el mundo real", se escuchó la voz dramática de Tony Stark.

"Me temo que no…". Ese era Banner.

Clint se giró hacia las voces. Si había creído que nunca más volvería a reír, que su estómago explotaría una vez que estuvieran en la vida real, que se encerraría en una cloaca para no ver nada gracioso, o se cosería los labios con hilo cáñamo… ¡Qué equivocado estaba! Rió a carcajadas mientras señalaba a los tres que tenía enfrente. Y es que era tan condenadamente gracioso. ¿Por qué no tenía una cámara a mano?

Tony Stark yacía enfundado en un alegre conjunto rojo, Bruce en uno verde, y Steve en uno azul. Y los tres tenían unas graciosas alitas en la espalda y lo que parecía ser varitas mágicas en sus manos.

"¿Ya terminaste, Risitas?", preguntó Tony cruzándose de brazos mientras veía cómo Clint se retorcía de la risa en el suelo.

"Clint, está comprobado científicamente que la risa puede matar. ¡Contrólate!", le gritó Bruce, que comenzaba a perder la paciencia.

Pero Clint no podía evitarlo. Se calmaba y respiraba profundamente, sólo para que a los dos segundos sus risas volvieran a retumbar en la cabaña de madera en la que estaban. Era sospechosamente parecida a la de los siete enanitos, sólo que todo estaba de un tamaño más normal. Sí, la imaginación de Loki era un poco pobre.

"¡Con un demonio!", exclamó Tony para enseguida hacer lo único que se le ocurrió: blandió la ‘varita mágica’ y le selló los labios a Clint. "¡Wow! Y yo que se la iba a encajar en un ojo para hacer que se callara.”

"Tony, no es momento para agredirnos unos a otros", habló entonces Bruce, siempre centrado. “Parece ser que el cuento no ha terminado… ¿Por qué vestimos así y tenemos alas y por qué puedes hacer magia?”

"¡No lo sé, Bruce!", respondió Tony olvidándose del pobre Clint que ya lloraba en silencio sin poder, todavía, controlarse."Estábamos en el cuento de Blanca Nieves…"

"Tony Nieves…", se oyó un murmullo.

Tanto Bruce como Tony miraron a Steve, que hasta entonces se había dignado a hablar. El súper soldado tenía las mejillas coloradas y evitaba la mirada de Tony.

"Ja. Ja. ¿Te crees muy gracioso echándome en cara el mayor ridículo de mi vida, Capi-Paleta? Lo que me recuerda… ¡tengo que lavarme la boca!”

"¿Estás bien, Steve?", preguntó Bruce preocupado. Steve parecía a punto de desmayarse.

"Sí… yo…”

"¡Sólo fue un beso, Anciano!", exclamó Tony buscando un cuarto de baño. "No soy una princesa, y por supuesto, tú no eres mi príncipe. Deja de llorar y da ideas de cómo torturar al cuernudo cuando nos deje salir de aquí", concluyó cuando encontró una palangana rebosante de agua; se encogió de hombros y procedió a hacerse varios enjuagues bucales.

Bruce pudo ver una ligera decepción en los ojos de Steve. Bien, eso ya era demasiado para su salud mental. Miró sus ropas, las de sus compañeros, el lugar en el que estaban y finalmente miró a Clint, que estaba haciendo aspavientos con las manos para que retirarán el sello en sus labios.

"Oh, sí. Espera, Clint", dijo el científico. Blandió su varita, igual que había hecho Tony. Si había funcionado con su amigo, no veía por qué no lo haría con él.

"¡Ya era hora!", escupió el arquero. "Creo que Loki no se limitará a un cuento. Si mi memoria no me falla, y no lo creo porque Nat me obligó a ver las películas de Disney aquella vez que "accidentalmente" se pegó mi chicle en su trasero… ". Y entonces Clint comenzó a babear.

"¡Barton! Deja tus fantasías con la araña para otro momento, ¿quieres? O cumpliré eso de sacarte un ojo, podrías hacer una bonita pareja con Fury.”

Clint miró feo a Stark, pero carraspeó para dejar de divagar con el espectacular trasero de su amiga.

"Bien, como decía, ustedes deben ser Flora, Fauna y Primavera. Y si estamos en una linda cabaña de madera… ¡Oh, no! Primero me hace reír hasta casi explotar, y ahora caeré en un hechizo para dormir… ¡Loki, sentirás mi venganza!”

Tony rodó los ojos, Bruce lo miró con los ojos muy abiertos, y Steve… Steve no sabía ni dónde meterse.

"Sí, sí, Hombre-Drama. Todos queremos matar a Cuernitos. Ahora: ¿Dónde demonios estamos?”

"Creo que… La Bella Durmiente, ¿no?", sentenció Bruce.

"¿Qué? ¿Y Barton es la Bella Durmiente? ¿Por qué él? ¡Yo soy más bello!", se quejó Tony.

"No puedes ser el protagonista de todos los cuentos, Stark", habló enojado Steve. Tenía que dejar el beso atrás. Sólo fue para acabar con el cuento de Tony Nieves… Blanca Nieves. El cretino tenía razón, no había sido nada del otro mundo. "Y no eres más bello.”

"No pensaste así cuando no te despegabas de mis sexis labios…”

"¡Basta! Si seguimos el patrón de Tony Nie… ¡Lo siento!… el cuento anterior, debemos seguir el curso de la historia hasta que llegue el beso de amor…", dijo Bruce.

"¡Agh! Si Steve fue el príncipe de Stark no me quiero imaginar quién será el mío", gimió Clint.

"Yo lo único que espero es que no a todos nos toque ser princesas", dijo Bruce con un escalofrío.

"Y yo quiero saber qué sigue en este cuento, ¿podría alguien decírmelo?", pidió Steve.

"Es verdad, Capi-paleta no está enterado de nada después de la década de los 40´s. Bien, te lo voy a resumir…", dijo Tony con un claro doble sentido. Le comenzaba a agradar poner nervioso al anticuado congelador andante.

"Tony, tus palabras sucias no es algo que Steve entienda", interrumpió Bruce sonriendo. "Agradece que todavía sea inocente.”

"¿Qué? ¡No soy tan inocente! ¿Qué me vas a resumir, Stark?”

"Sí que es inocente", le murmuró Clint a Bruce. Éste asintió divertido.

"Bien, te lo resumo, anciano: El Feo Durmiente, a.k.a. Legolas, tendrá que hacer alarde de su estupidez crónica, pincharse un dedo en una rueca y echarse a dormir a pata suelta hasta que llegue su príncipe para que lo despierte con un beso de amor", explicó Tony jugando con su varita (la mágica).

"¿Que todos los cuentos terminan con un beso?", inquirió Steve intentando alejar el recuerdo de sus labios sobre los de Stark.

"Son cuentos de hadas, Steve: Princesas, príncipes valientes, magia, brujas malvadas y besos de amor verdadero", dijo Bruce.

"Te agradecería recordaras, Stark, que soy el Bello Durmiente, no el Feo Durmiente. No eres el único atractivo en las filas de Los Vengadores", reclamó Clint ofendido. Él era muy guapo. Y ser el protagonista del cuento era algo que lo tenía muy contento… claro, terminaría de regocijarse cuando matara a Loki.

"Sí, sí. ¿Y ahora qué hacemos?", inquirió Tony.

"Hay que buscar la rueca para que Clint se duerma", suspiró Bruce.

"Admiro la inteligencia de "Tía Fauna", sonrió Clint.

"Y yo me reiré de ti cuando descubramos que Fury es tu príncipe", se la regresó Bruce.

"¡Ouch!”

"¡Vamos, Legolas! Salgamos al bosque para que la dulce princesita se ponga a babear.”

"¡Doble Ouch!”

"¿De verdad podemos hacer magia?", inquirió Steve moviendo su varita entre sus dedos. "Porque si es así quizá podamos hacer algo en contra de Loki.”

"Supongo que esta 'magia' no funcionaría contra Loki…”

"Claro", interrumpió Steve a Bruce, pensativo. "Si la magia proviene de Loki, entonces sería lógico que no funcione contra él.”

"¿Quieres que te entierre en el trasero mi varita, Capitán Obvio?”

"¡Tony!”

"¿Qué? El de la mente sucia eres tú, Brucie… ¿Quién lo hubiera creído?”

Eeeeres tú…!”

"¡Ni lo pienses, Legolas! ¡Cierra el pico o el anciano no será el único con mi varita enterrada en el trasero!”

*ooooo*


"Manera 69: ¡Ácido! Y una bala en el trasero. Manera 70: Descuartizamiento. Y una bala en el trasero. Manera 71…”

"Natasha, ¿podrías ser tan amable de dejar de pensar en ‘Cien maneras de matar a Loki’? Tu actitud no nos ayuda. Gracias", habló Nick Fury en tono helado, mientras se acomodaba por enésima vez la brillante corona en su calva.

"Además, podrías resumirlo con ‘una bala en el trasero’", dijo entonces Maria, acariciando el talle de su hermoso vestido real.

"Y esa actitud de niña mala desluce con tu pinta de príncipe azul", fue el turno de Phil, que también lucía un majestuoso atuendo y una corona en su cabeza.

Natasha cerró los ojos, maldiciéndolos mentalmente. ¡Le habían hecho perder la cuenta! Y es que claro, los tres brillantes integrantes de SHIELD ya habían llegado a la conclusión de que estaban atrapados en los cuentos de hadas (¡A saber cuántos había leído Loki, por qué y cómo demonios los había metido a ellos en sus trucos baratos!).

"¿En qué cuento infantil existe un trío real?", preguntó María con picardía. No se explicaba por qué Nick, Phil y ella usaban tremendas coronas brillantes en la cabeza. Natasha no contaba, no tenía corona.

El único ojo de Fury por poco y se sale de su órbita. ¿Trío real? ¿Él, María y Phil en un trío?… ¡¿Él y Phil?! Estaba a punto de darle un síncope cuando por el ventanal del castillo en el que estaban entró graznando un cuervo… rubio.

"¡Cruuuaaac!", graznó el cuervo.

"¡Aaaahh!", gritó María y corrió a abrazar a Phil Coulson. "¡Qué bichejo más horrible! ¡Phil, eres un rey, mátalo!”

"Oh, creo que eso que acaba de salir por la ventana es tu dignidad, Hill", dijo Natasha sin emoción alguna. "Creo que el bichejo horrible es… Thor… ¿Thor, eres tú?", reconoció la armadura-chaleco del cuervo rubio.

"¡Sí! ¡Cruuuaaac! ¿Quién de ustedes es la bella… ¡cruuaaac!… durmiente?”

"Parece que ninguno de nosotros", razonó Fury aún recuperándose de la insinuación de Maria.

"¡La Bella Durmiente! Eso explica todo", sonrió Phil sin soltar a Maria, que seguía aferrada a él y miraba de un modo horrible al cuervo-Thor. "Maria y yo somos los padres de La Bella Durmiente… quién quiera que sea. Y usted, señor", explicó mirando a Fury "es el padre de Natasha, el príncipe que despertará de su sueño a la hermosa princesa", concluyó en todo soñador.

"Phil, en serio: no más películas de Disney", advirtió Fury. "Y es una orden.”

"¿Y entonces qué cojones hacemos?", inquirió Natasha.

"¿Salir a buscar a la Bella Durmiente?", se aventuró Phil con tono ofendido. ¿Qué de malo tenía ser fan de las pelis de Disney? Le había costado mucho conseguir las versiones originales. Fury no tenía ningún derecho a ordenarle semejante cosa, no después de echar a perder su valiosa colección de tarjetas del Capitán América. Lo que lo llevó a pensar…"¿Será Steve ésta vez la princesa?”

"Mientras no sea Stark…", murmuró Natasha tocando ‘disimuladamente’ la espada que colgaba de su cinto. "Prefiero besar a Hulk.”

Y el Príncipe-Natasha, el trío real y el cuervo rubio, salieron del bonito -y ridículo- castillo.

*ooooo*

"… y entonces Aurora, la Bella Durmiente, se despierta del hechizo de Maléfica con el beso de amor verdadero. Y fin, todos viven felices para siempre", explicó Clint a Steve con mucho entusiasmo.

Bruce comenzaba a dudar de la salud mental del agente. Para ser tan rudo, le parecía increíble que hablara con esa pasión sobre los cuentos de princesas. Volteó a mirar a Tony para ver su reacción, y si tenía algo que decir al respecto, pero Tony no estaba a su lado. Intrigado, Bruce giró la cabeza a su alrededor.

"¡Aquí arriba, Brucie!”

El aludido miró hacia arriba, y sí, Tony yacía con los brazos cruzados tras su cabeza mientras movía graciosamente sus alitas de hada. Estaba volando.

"¡Baja de ahí, Stark! Te ves ridículo…”

"¿Qué pasa, Capi? ¿Envidia?”

"¿Envidia de qué? Yo también tengo alas.”

"¡Pues sube para ver quién hace el ridículo!”

Y Steve, cómo no, en un segundo ya estaba a lado de Stark. Los insultos cada vez se hicieron más sonoros y tanto Clint como Bruce prefirieron ignorarlos.

"¿Soy yo o eso es tensión sexual?", preguntó Clint traviesamente.

Bruce iba a contestar escandalosamente a eso, pero de pronto luces variopintas llenaron el escenario: Tony convirtió a Steve en, literalmente, una paleta de hielo. Steve regresó el hechizo y Tony era una plancha de esas antiguas. Steve fue entonces un helado con todo y barquillo, y Tony se vio de pronto como una tetera de hierro…

Clint ya comenzaba a reír de nuevo, por lo que Bruce le tomó del brazo y avanzó con él, obligándolo a llegar a su objetivo. Mientras Steve y Tony peleaban, Bruce divisó la rueca, que lucía extrañamente atrayente en un claro del bosque. Era una rueca rústica, pero bonita; y para ser de madera, lucía un lindo color rojizo-anaranjado, además de unas lindas manchitas marrones.

"Ya me estaba aburriendo, chicos.”

Bruce creyó que su piel saldría corriendo, Clint soltó un gritito muy poco masculino. ¿La rueca había hablado? Y de pronto, en la rueda de la rueca, un par de brillantes ojos verdes parpadearon.

"¿Pepper…?”

"¡Sí, Bruce! ¡Soy una horrible cosa de madera! ¡Será poco lo que ustedes le puedan hacer a Loki comparado con lo que le haré yo!”

"Eres… una rueca muy bonita", tartamudeó Bruce para ahogar la carcajada que estaba en su garganta.

"¿Gracias? Vale, supongo que tu obvio aspecto de hada mágica, las idioteces que está gritando Tony a Steve y yo siendo una rueca nos lleva a la Bella Durmiente, ¿no?”

"¿Quién lo diría? Dormiré gracias a Pepper Potts. Gracias, señorita Potts", exclamó Clint que todavía no se recuperaba del susto.

"¿Tú eres la Bella Durmiente, Clint?", inquirió la rueca Pepper.

"¿Por qué el tono de sorpresa? ¿No soy lo suficientemente bello?”

"Por supuesto, claro. Ahora, me estoy entumiendo, ¿harías el favor de pincharte?". Y entonces lució una brillante aguja en la bobina de la rueca.

Clint abrió los ojos como platos y dio un par de pasos atrás.

"¡Oh, vamos Clint! ¡Tienes que pincharte! ¿Quieres acabar con este absurdo cuento o no?", le instó Bruce.

"Hazlo Clint, o Steve y Tony terminarán matándose", agregó Pepper.

Clint murmuró algo ininteligible mientras comenzaba a sudar.

"¡Clint! No tengo tiempo para esto…", sentenció Bruce y haciendo uso de su varita levitó a Clint hacia la aguja.

"¡Le tengo fobia a las agujas!", gritó Clint, y lo fue lo último que pudo decir, porque su dedo ya estaba en la aguja de la rueca. En cuestión de segundos se desplomó en el suelo.

"¿Quién lo diría? Un hombre que es mortal con las flechas y se ha enfrentado a todo tipo de cosas peligrosas, y le teme a las agujas", dijo la rueca pecosa.

"Todos tenemos nuestros secretos, ¿no?", concedió Bruce mirando a Clint, que comenzaba a roncar… y babear.

De pronto hubo mucho ruido, y entonces los miembros de equipo restantes aparecieron.

"¡Sabía que ese grito sólo pudo darlo Clint!", jadeó Natasha triunfante.

"Eso quiere decir que Barton es la princesa a la que tienes que besar, Romanoff", obvió Fury seriamente.

La cara de Natasha fue todo un poema.

*ooooo*

Todos miraban a Natasha y a Clint, expectantes. El arquero yacía en un diván que apareció de la nada (como la urna de Tony Nieves), roncaba suavemente, y alguno se encargaba de girar su rostro de vez en cuando para que no se ahogara con su propia saliva. Realmente era preocupante que babeara tanto. Natasha, por su parte, estaba cruzada de brazos y con el ceño peligrosamente fruncido.

Tony y Steve ya habían dejado de hechizarse, y ambos se miraban de reojo enojados. Thor había vuelto a lado de Loki para informarle que Clint había sido el elegido. Phil, Maria y Fury (que intentaba que su corona no se cayera de su calva) se limitaban a hacer gestos desesperados: Natasha no cedía. Y Bruce estaba recargado en la rueca-Pepper, al parecer muy cómodo.

"Nat…”

"¡No lo haré!”

"¡Por los dioses, Romanoff!", exclamó Tony, harto de la actitud de Natasha. "Deberías agradecer que te ha tocado besar a un hombre. No es como si fueras a besar a Maria o a Pepper… ¡Y todos sabemos que hay algo entre tú y Cupido!”

"Pues hubiera preferido besarlas a ellas", susurró ella audiblemente.

Un prolongado ¡Oohh! se escuchó entonces.

"¿De verdad preferirías besar a Pepper o a Maria?", preguntó Steve afectado. ¡Qué inmoral era el mundo moderno!

"¡Ja! Bruce, me debes una apuesta: a Romanoff le gustan las pepitas de calabaza", sonrió Tony perversamente.

"¿Qué? ¿Apostaron sobre mi sexualidad?", les gritó la aludida blandiendo su espada, furiosa. "En todo caso, idiotas, no es que me gusten las mujeres. Es sólo que Clint y yo…”

"Mortal mujer, si no lo haces pronto corremos el riesgo de quedarnos atrapados para siempre en el cuento de El Bello Babeante. Haz el favor de besarlo de una vez, ¿quieres?”

Todos se giraron hacia la voz de Loki, todos con miradas asesinas. Thor, a su lado, sólo graznó y escupió unas cuantas plumas doradas.

Natasha se le abalanzó con espada en mano, pero Loki rió más fresco que una lechuga, hábilmente desapareciendo y apareciendo lejos del alcance de Natasha.

"¡Maldito bastardo!", exclamó al fin ella, agotada. Miró con odio a Loki, y luego repasó los rostros de sus compañeros. Los haría pagar a todos y cada uno de ellos esas sonrisas estúpidas. Respiró profundamente, no había opción. Tendría que besar a Barton a pesar de su promesa.

Enterró con fuerza la espada en el pasto bajo sus pies y con paso decidido llegó hasta el diván, ese que ya estaba manchado con la baba de Clint. ¡Agh! Asco.

Las respiraciones de todos se interrumpieron de pronto… Loki sonrió perversamente, y Thor graznó… otra vez.

Sin mucha delicadeza, Natasha giró el rostro de Clint hasta que quedó frente a ella.

"Cierra los ojos, es menos traumático", le sugirió Steve, quien recibió un codazo de Tony.

Natasha obedeció; cerró los ojos y juntó sus labios a los de Clint.

Nada pasó. Clint seguía durmiendo. Enojada, Natasha volvió a besarlo, esta vez más prolongadamente. Nada. La pelirroja soltó un gruñido de frustración y finalmente besó apasionadamente a Clint Barton… y fue correspondida. Clint la tomó del cuello y la acercó más hacia él, dándole el mejor beso francés de su repertorio.

"Eso sí que es un beso húmedo", comentó Tony sorprendido, porque Natasha no se despegaba de Clint.

Por alguna extraña razón, Loki no encontró eso tan divertido. En realidad, sí que era entretenido, pero su magia comenzaba a sobrepasarlo… y estaba comprendiendo…

Al fin Natasha y Clint se despegaron, él la miraba sonriendo, ella tenía una expresión indescifrable en su rostro, aunque no se notaba molesta.

"¿Fingiste en los primeros dos besos?", preguntó ella suavemente.

Clint asintió, sin dejar de sonreír. Aunque lo hizo de golpe cuando Natasha entrecerró los ojos y se apresuró a desenterrar su espada para apuntarla hacia él. Oh, oh…

"¡Loki, sácanos de aquí!", gritó Ojo de Halcón saltando del diván para huir de las ansias asesinas de Natasha Romanoff.

"¡Te dejaré eunuco, Barton!”

Y la risa de Loki volvió entonces. ¿Qué importaba lo que su magia hiciera? Era por esos detalles que era tan divertido. Las risas de los demás también retumbaron en el bosque… y el graznido de Thor.



Notas finales:

Muchísimias gracias por sus reviews!!! *los abraza a todos*

Gracias también por leer.

¡Mil besos!

Látex.


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