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Cuidando de un Bebé por maxi anime

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Notas del capitulo:

Hola a todos

Disculpen la demora en actualizar este fic, digamos que creo que quería cambiar un poco cierta cosa que hice sin darme cuenta en este fic y bueno, así salió, me gusta como quedo y la verdad el capítulo me agrado escribirlo, tarde más de lo esperado pero ese es el arte de escribir XD.

La luz de la luna aun iluminaba el firmamento pero se encontraba alejándose por las montañas, rumbo al este. En todos los templos la oscuridad reinaba, salvo en el templo del escorpión donde la luz del cuarto principal estaba prendida iluminándolo todo, no era por un descuido o algo parecido, la luz estaba encendida porque Regulus no se pudo dormir en la noche anterior a oscuras.

Aioros se levantó en ese preciso momento, entre el final de la noche y el principio del amanecer, comenzó a limpiar con afán para tener un seguro ambiente para su pequeño sobrino. Se puso un mandil y una pañoleta en el cabello comenzó la limpieza a fondo, desinfectándolo todo hasta dejar los pisos deslumbrantes y los pilares brillantes. Cuando termino de limpiar el sol estaba comenzando a asomarse por el horizonte, despertando a todos los templos aledaños. Fue a la cocina a preparar los desayunos, calentando una mamadera  a baño maría que tenía guardada en la heladera del día anterior y se dispuso a encender la cafetera.

-Seiya- grito el de sagitario adentrándose al templo hasta la habitación del santo de Pegaso- Seiya.

El menor estaba abrazando una almohada metiéndosela a la boca, al parecer pensando que era comida. La única ropa que tenía, a simple vista, era el pantalón pijama que el cual era azul en su totalidad.

-Seiya- volvió a llamarlo y luego lo sacudió lentamente- despierta Seiya-

-¿Qué? ¿Qué? Yo salvo a Saori, digo Athena, ¿Dónde está el enemigo?- exclamo alterado-

-Athena está descansando aun, Seiya, es hora de levantarse.

-¿No hay peligro?- bufo molesto- dormiré un rato más.

-Seiya.

-Aioros te respeto y todo lo que conlleva, eres el hermano mayor de Aioria y el máximo ejemplo de lealtad y rectitud en un santo, pero respeta mi sueño.

-Vamos Seiya, hoy nos toca jugar con Regulus ¿No quieres hacerlo?

-Cámbiale el pañal primero y hablamos.

-Vamos Seiya ¿No quieres llevarlo a jugar con Suikyo?

-¿Ese quién es?

-Seiya levántate o traigo a Shura y sabes que él es brusco.

-Me da lo mismo- exclamo abrazándose a la almohada- buenas noches.

-Es de mañana.

-Buenas noches- reclamo tapando su cabeza con las almohadas.

-Traeré la artillería pesada- sonrió saliendo del cuarto.

Todas las mañanas vivía lo mismo, por  orden expresa del santuario los santos de bronce estaban allí, conviviendo con otros santos, algunos tenían sus casas donde permanecer, Shiryu estaba en Libra, Hyoga en Acuario, Shun en virgo y de Ikki se pensaba que estaba en leo instalado, pero Seiya estaba bajo el estricto cuidado de Sagitario. Aioros era no solo el encargado de darse asilo y de vez en cuando entrenamiento, si este lo requería, era el encargado, según el patriarca, porque debía entrenarlo como su sucesor, por tanto debía estar al pendiente de su alimentación, entrenamiento y toda responsabilidad que conllevara.  Seiya era difícil, la palabra madrugar no estaba en su vocabulario, la palabra ser ordenado mucho menos, y la frase de alimentación saludable nunca la había escuchado, por lo que para Aioros era difícil que se levantara  temprano, que mantuviera su habitación ordenada y comiera algo más que comida chatarra. Como ayuda tenia siempre a Aioria, él sabía cómo manejar al Pegaso, pero desde que se había ido de vacaciones hacía más de una semana, estaba solo en ello, y no importaba que le dijera al Pegaso, este hacia caso omiso a sus palabras argumentando que ya había salvado a Athena varias veces o que Athena no estaba en peligro como para el preocuparse. Había hecho todo, desde tirarle un balde de agua hasta sacarle del colchón en esos días, pero nada había funcionado, Seiya Se rehusaba a levantarse hasta el mediodía.

Decidió subir hasta el décimo templó, quizás Shura le podía ayudar, una cosa que todos daban por sentado era la brusquedad del santo de capricornio, el no media su fuerza cuando se trataba de hacer cosas sin usar su cosmos y por ello era temido por todos, menos Seiya claro estaba. Camino a paso rápido hasta llegar a su destino, quería cuando antes que su compañero le ayudara.  No se detuvo hasta llegar al cuarto del décimo guardián, conociéndolo aun dormiría pegado a la almohada, con un hilo de saliva a un costado y estaría cubierto por varias frazadas, como cuando eran niños y dormían hasta tarde. Entro con la intención de despertarlo como cuando era niño,  quedando estático y se sonrojo al ver que Shura estaba muy distinto a lo que esperaba.

Shura estaba dormido, era lo cierto, pero no estaba tapado en varias sabanas, todas estaban en el suelo, no llevaba nada puesto y estaba estirado por toda la cama, la almohada si estaba bañada en saliva y si le salía en hilo de la boca. Dormía totalmente estirado en la cama de dos plazas y media, la sabana que cubría el colchón tampoco estaba colocada y parecía haber manchas de color amarillentas en él. Se adentró al cuarto tomando las sabanas, viendo en cada una de ellas manchas del mismo color, vio la ropa de Shura también regada, pensó en lo peor, que la noche anterior el décimo guardián había pasado la noche con alguien, pero luego de pensarlo supuso que eso no era posible, nadie había cruzado sagitario en la noche, y casas arriba no había nadie, Shion se había quedado a dormir en casa de libra, así como Camus en escorpio y Aphrodita en Cáncer, suspiro más tranquilo y comenzó a ordenar las cosas en el suelo, antes de cobijar a Shura.

-Oh Shura- susurro terminando de acobijarlo y se dirigió a la puerta para retirase.

-Aioros- se escuchó un susurro, el arquero se dio vuelta solo para percatarse de que el décimo guardián había cambiado su posición, su mano derecha se encontraba oculta bajo las frazadas y las caderas del de capricornio levantadas.

-Cabra pervertida- grito acercándose a la cama para tomar una almohada y estampársela en la cabeza

-¿Qué? ¿Qué?- exclamo el de capricornio levantándose ante el grito y luego al ser golpeando- que.

-Te masturbas delante de mí pervertido.

-¿Aioros? ¿Qué? ¿Qué haces aquí?- miro sin salir de su sorpresa, sonrojándose a mas no poder- no deberías estar aquí, lárgate.

-Sucio español, pervertido sexópata- exclamo indignado- te masturbas soñando conmigo, eres un degenerado.

-¿Qué? ¿Me escuchaste acaso?- pregunto mirando avergonzado sin poder creer lo que ocurria.

-Acabo de escucharte gemir, estúpido, en parte me tranquiliza porque simboliza que nadie se mete a tu cama.

-¿A quién metería?- pregunto alzando una ceja- no soy Milo o DeathMask.

-Me alegra escuchar eso de ti- exclamo acercándose para besarlo en los labios, beso que fue correspondido- ¿Quieres hacer algo?

-No sé- respondió insinuante- Puede ser ¿Qué quieres hacer tu Aioros?

-Que levantes a Seiya- respondió sonriéndole, se levantó de la cama y fue hasta el gran armario, donde comenzó a sacar ropa- y vamos a ir a buscar a nuestro pequeño sobrino, tengo un gran día en mente para Regulus.

-¿Qué? Espera

 -Date una ducha con agua fría cariño- sonrió acercándose para besarlo y luego salió del cuarto para bajar hasta su templo- eso es por lo pervertido.

-Aioros, Aioros- exclamo indignado antes de verlo desaparecer tras la puerta.

Shura obedeció más molesto que contento, fastidiado que con deseos de hacerlo, se dio una rápida ducha fría para bajar la temperatura de su cuerpo y se cambió con la ropa que Aioros le había elegido antes de irse, unos jean de color negro con una camisa celeste, busco sus zapatillas deportivas en el zapatero y corrió a la novena casa, donde Aioros lo esperaba.

Aioros estaba parado frente a la cama de Seiya, mirándolo de brazos cruzados y con el ceño fruncido, miro a Shura recién llegado y le asintió con la cabeza. Shura se acercó a la cama y busco la manera de despertar al Pegaso, no sería una manera convencional, las palabras no servían y lo sabía bien, tomo el amplio colchón de plaza y media por la parte de los pies de la cama y lo saco de un solo tirón, haciendo que Seiya se diera un golpe contra los maderos.

-Auch- se quejó levantándose- no es justo.

-Seiya debes levantarte, los santos de Atenea se levantan temprano en la mañana, tu desayuno está en la mesa, come todo y lava tu plato.

-¿Ustedes que van a hacer?- pregunto sobándose la cabeza.

-Hay que buscar a mi sobrino favorito-respondió el castaño tomando del brazo al pelinegro para llevarlo fuera del templo.

-Es tu único sobrino…Aioros espérame.

Apresurado como sus flechas cuando las lanza el de sagitario bajo hasta el octavo templo donde vio todo sumido en oscuridad y silencio. Entro como dueño de casa rumbo a la habitación principal donde se suponía Milo se encontraba durmiendo junto a Camus y Regulus, toco la puerta esperando una reacción, que alguien contestara, pero no sintió sonido alguno así que entro, contra las recomendaciones de Shura. Aioros no se sorprendió de lo que encontró, era algo que esperaba, Milo estaba en el piso durmiendo con solo la mitad inferior del pijama y enredado en las sabanas, Camus abrazaba a Regulus, quien se había estirado no más poder de manera horizontal mientras dormía, ocupando gran parte de la cama junto al onceavo guardián, quien se encontraba contra el borde de la cama, a punto de caerse.

-Sobrino, aquí está tu tío favorito-exclamo contento Aioros llevándolo a sus brazos, el menor no se inmuto, siguiendo durmiendo moviendo contento su chupete- sigo diciendo debieron dejármelo a mí, creo que nadie fue suficiente para cuidarlo, mira a este par Shura.

-Yo quiero ver cómo te va- rio en burla, Aioros lo miro con severidad antes de retirarse del cuarto sin decir palabra alguna-Aioros espera, sabes que lo dije sin mala intención, Aioros.

Aioros regreso a su templo donde Seiya lo esperaba, ya había desayunado y lavado lo que uso, el santo de Pegaso no era el hombre más ordenado de todos mucho menos el más pulcro pero siempre obedecía a su maestro sobre lo que le pedía de mantener el orden, no estaba en su departamento de Japón, era una visita o podía considerarse como tal, por lo que siempre lavaba lo que ensuciaba.  El de sagitario miro a su par como se recostaba en el gran sillón y tomaba el control remoto para ver la televisión, suspiro molesto pero no dijo nada, llevo a recostar al bebé en sus brazos sobre un sillón individual y fue a buscar la mamila previamente preparada.

Shura se quedó mirando a Regulus dormir, a sus ojos era increíble que fue hijo de quien era, siempre pensó que Aioria no era el típico santo que algún día aspiraba a ser padre, era conocido por salir los fines de semana a divertirse, todo mundo conocía sus manías y malos hábitos,  se podía llenar la lista de niños buenos de santa para navidad con todas ellas, pero ahí lo tenía, un niño de cabellos ondulados castaño claro, tez blanca y llevándose el dedo a la boca. Tomo al menor en sus brazos percatándose del peso de este, no era gordito pero tampoco flaco, tenía una altura justa para su edad y el peso parecía acorde a ello.

-Con que eres capricornio- exclamo mirándolo detalladamente, Regulus estaba vestido con lo que parecía un disfraz de león, con una capucha con melena y una colita, aunque también podía ser un pijama dado el fanatismo de Aioria por mostrarse como el rey del santuario, al ser del signo leo, el pequeño abrió sus ojos de a poco, intentando pasar sus manitas por su cara pero no pudo al tenerlo Shura agarrado de las axilas, rápidamente el español se sentó sobre el sillón y recostó al pequeño en sus brazos- buenos días futuro discípulo.

-Aquí está su mamila- le interrumpió Aioros llegando desde la cocina con la mamadera en sus manos, tomo al pequeño en sus brazos y se la acerco- hora de desayunar, para que seas grande y fuerte como un león.

-¿A si te comportaras cuando tengas hijos propios?- pregunto Seiya, quien había dejado de prestarle atención a la televisión.

-No lo sé Seiya- le respondió sonriendo- nunca me ha pasado por mi mente,  hasta cuando tenía siete años y nació Aioria era diferente a lo que fui después, mis padres me catalogaban como niño malcriado y con mayúsculas, cuando nació Aioria todo en mi vida cambio, me quede huérfano al poco tiempo y tuve que ser quien se encargarme de la responsabilidad que era tener a mi cargo a un bebé recién nacido, éramos solos él y yo en el santuario, luego comenzó mi entrenamiento para ser santo, entrenar a Aioria, convertirme en santo dorado…una cosa tras otra, fui cambiando conforme las cosas comenzaron a cambiar en mi entorno, para adaptarme, primero con el objeto de sobrevivir, luego fue proteger a Aioria, finalmente fue proteger a Athena.

-¿Ahora?- preguntaron a la vez Shura y Seiya, mirando con intriga.

-Sigo siendo un fiel protector de Athena.

-Pero Aioros, ¿Cuál es tu objetivo? ¿Has pensando en el después?- volvió a indagar Seiya.

-¿Tú has pensando?

-Sí, no es un plan perfecto pero es algo, cuando las cosas cambien a mejor y si el patriarca algún día me lo permite, quiero volver a Japón con mi hermana, alquilar un departamento, pasar a visitar el orfanato niños de las estrellas…intentar tener una vida tranquila.

-Shiryu me dijo algo parecido- acoto Shura- él quiere, algún día, cuando la paz reine al fin, vivir en una casa frente a la cascada, con la hija de Dohko, Shunrei, trabajar el campo, tener una vida tranquila sin sobresaltos, algún día tener un hijo.

-Ese tipo de plan dices, la verdad no le he pensado ahora que lo mencionas, suena buena idea, tener un hijo en un futuro y formar una familia con quien amo- sonrió el de sagitario mirando a Shura- no sé qué más, daría mi vida por Athena una y mil veces más, pero si se me presenta la oportunidad de formar una familia, me gustaría vivir en los suburbios de alguna ciudad tranquila.

-Sí que tienes planes- exclamo Seiya mirando con sorpresa ante las palabras del de cabellos castaños.

-¿Shura tienes planes?- pregunto Aioros entusiasmado esperando escuchar algún par de palabras de parte del español.

-Yo no planeo- exclamo mirando a Regulus- nunca pude hacerlo, vivo la vida mientras camino, mantengo mi ritmo de vida tal cual, nunca tuve tiempo para otra cosa más que para el santuario,  nunca me detuve a pensar en otra vida, aunque cumplí algunas apuestas que tuve con DeathMask, pero eso es otra historia.

-¿Apuestas?- preguntaron los dos nacidos bajo el signo de sagitario.

-Si, a DeathMask le gusta apostar, a veces en el póker, otras veces sobre el futbol, normalmente siempre gano y por ello cuando pierde se venga de manera cruel.

-¿Siempre es por dinero verdad?- pregunto Aioros desconfiado.

-Siempre, bueno, casi siempre- exclamo mirando avergonzado- una vez me hizo vestirme de mujer y otra vez de conejo- ante esa confesión Seiya hecho a reír de imaginarse al santo de capricornio con algún disfraz, algo que nunca pensó que se podría ver.

 Aioros miro desconfiado a pesar de la confesión del de capricornio, se levantó súbitamente sin decir una sola palabra y se encamino hasta el cuarto donde por un breve momento desapareció, Seiya y Shura miraron sin comprender hasta que Aioros regreso, con un block de notas en su mano y un lápiz. Aioros dejo el block de notas sobre una mesita ratona y luego tomo a Regulus en sus brazos.

-Quiero que anotes cada apuesta que has realizado.

-No voy a recordarla todas.

-Quiero saberlo todo en mis años de ausencia,  y será mejor que recuerdes todas tus apuestas- explico mirando con severidad.

Seiya sonrió de ver a su maestro y el rostro de fastidio de Shura ante el pedido del de sagitario, se encogió de hombro antes de levantarse y fue directo a tomar el block de notas. Aioros llevo a Regulus a su habitación, busco algo de ropa para colocarle y noto gran cantidad de ropa sucia  de la que estaba en el pequeño bolso.

-Esto no puede ser posible-exclamo mirando la ropa- toda sucia, ¿Acaso nadie lava ropa en todo el santuario? Muy bien, muy bien, no voy a moléstame, todos son chicos, salvo Saga…necesitas ropa limpia, mucha ropa limpia así que vamos a ir a comprar mientras tu ropita se lava sobrino- miro con una gran sonrisa, lo que causo que Regulus también sonriera cuando le acomodo su pijama de león- Seiya, Shura, vamos a salir.

Regulus, aun somnoliento, abrió los ojos, en los últimos días e incluso cuando estaba con sus padres, cuando alguien decía vamos a salir siempre era una nueva aventura para él, como cuando se escondió debajo de varias cajas de helado o cuando logro conseguir un juguete, e incluso el desastre del día anterior con el acrílico en el parque, aplaudió contento mientras miro a Aioros preparándose y sacando ropa de un cajón que tenía a un lado. Aioros separo ropa y fue hasta la sala, Seiya estaba mirando televisión y riendo de las imágenes que pasaban, mientras Shura escribía y se rascaba la cabeza.

-He perdido más de mil euros en apuestas.

-¿Qué?-exclamo el par de sagitario al verlo haciendo cuentas al de capricornio.

-Más o menos, aun no termino, pero también he ganado el doble en apuestas a DeathMask.

-¿Y las cosas que has hecho en apuestas?- pregunto Seiya acercándose a ver el anotador, que ya estaba bastante lleno.

-Nada que te interese Pegaso- exclamo el español sonrojado mientras ocultaba todo lo que había anotado.

-Muy bien, prepárense, vamos a salir a comprarle ropa a mi sobrino mientras su ropa se lava- ordeno el  mayor de Sagitario-

-Apuesto a que tiene ropa limpia pero a Aioros no le gusta nada de lo que tiene en el bolso- le susurro Shura a Seiya.

-Acepto… ¿Qué apostamos?

-Lo que tengamos en los bolsillos está bien, no seré malvado contigo- sonrió el capricornio revolviéndole los cabellos al pequeño castaño- si tienes alguna propaganda, porque sé que dinero no llevas contigo, y yo pierdo voy a ir a ese local.

-Oye, eso sonó como si fuera una burla a mí.

-Cosas de adultos.

Seiya bufo molesto ante las palabras del de capricornio, se levantó molesto ante la actitud que le demostraban a pesar de él ser el salvador de Athena y se encamino casas abajo para encontrar a sus amigos. Shura rio ante la infantil actitud del santo de Pegaso aunque luego trajo saliva al ver a Aioros mirándolo con severidad, al parecer no le había gustado nada lo que dijo.

Con autorización del patriarca y de la misma Athena, los tres salieron camino a los pueblos más cercanos a buscar ropa para el pequeño Regulus, quien estaba más interesado en dormir que en prestarle atención a su tío o a quienes lo rodeaban, al parecer el día anterior se había divertido tanto que termino agotado. Aioros intento por todos los medios despertar al pequeño, tenía un gran día planeado con juegos, ayudándolo a aprender y todo lo que se le podía venir en mente pero Regulus parecía no querer saber nada. Shura seguía caminando recordando las apuestas de las que tenía memoria, todas habían comenzado cuando había cumplido los dieciocho años y en cinco años no habían sido muchas que el recordara, algunas apuestas de futbol, un mundial de por medio o dos si no mal recordaba, quizás un mundial o dos,  los partidos de las ligas europeas, algún enfrentamiento entre Italia  y España en deportes  quizás, era bastante pero no lo suficiente como para no recordarlo. Pegaso en tanto estaba más interesado en patear piedras al ver que nadie le prestaba atención y el maltrato que recibía, para su infortunio no le habían dado permiso a ninguno de sus amigos para que lo acompañaran por lo que estaba solo en una salida para comprar ropa, rodeado de dos hombres que estaban bastante inmersos en sus vidas como para notarlo.

-Seiya- miro Aioros a su discípulo- tengo una idea, mientras compro ropa porque no vas al parque infantil con Regulus, quizás tú lo despierte.

-¿Yo?- pregunto mirando asombrado- ¿Me estas confiando una gran responsabilidad a mí?

-No deberías sorprenderte, eres muy poderosos y decidido, sé que cuidaras bien de Regulus en tanto Shura y yo hacemos las compras para él, será como cuando cuidas de Athena o luchas por ella, solo que esta ves tienes que estar detrás de Regulus y no perderlo de vista, y no creo tengas problemas, está dormido.

- Te daré mi mejor esfuerzo Aioros.

-Lo sé y sé que no me defraudaras- sonrió mirando al menor y dejándole al pequeño en sus brazos- en cuanto a ti Cabra despreocupada e irresponsable e inconsciente, te daré unas cuentas lecciones de responsabilidad- termino por tomar a Shura del cuello y se aleo hasta donde vio varias tiendas de ropa de bebé.

Seiya sonrió ante tal responsabilidad que le fue legada, desde que no había guerras había sido tratado como el “tonto” del grupo, el que siempre hacia las cosas mal, el más ingenuo e infantil y con Regulus a su cuidado demostraría todo lo contrario.

Desde que los dorados habían sido revividos sus servicios como guardaespaldas de Athena casi ya no fueron requeridos, siempre había uno o dos dorados tras la mandataria, tan pronto pudieron lo instalaron a vivir en la novena casa para que Aioros pudiera guiarlo a ser un santo modelo, como lo era el, y hasta en cierto modo lo trataron bien, hasta que paso el tiempo. Con el pasar de los meses las cosas cambiaron, de ser el salvador de Athena paso a ser el simple caballero de bronce que todos veían, y sus amigos ocupaban otros puestos, Shiryu era el más inteligente de todos, quien planeaba cada cosa con meticulosidad, Hyoga también era inteligente pero no tanto como Shiryu pero era el que pensaba las cosas con la cabeza fría, Shun era muy culto, teniendo interés en conocer nuevas culturas o ver obras de teatro, cosas que a él no le gustaba e Ikki era el lobo solitario que más vale alejarse de él que estar junto a él, por lo que quedaba el como el tonto del grupo al no ser tan inteligente como sus amigos o no tener los mismos intereses y eso lo odiaba.

-Regulus soy Seiya de Pegaso y tú eres mi boleto a volver a ser el Pegaso que todos aman y respetan- exclamo mirando al pequeño que dormía en sus brazos- despiértate que tenemos unas horas de jugar.

Seiya llevo al pequeño a un parque de juegos infantiles, donde había mucha gente, había niños corriendo y se dirigió a donde estaban los juegos infantiles donde encontró un área destinada a los más pequeños, con cajas de arena y columpios especiales, ante todo lo que veía y con Regulus que apenas despertaba comenzó a pensar por donde comenzar.

-¿A cuál te quieres subir primero?- le pregunto al pequeño, el cual lo miro sin entender- Ayúdame, no sé nada de bebés.

-Pues él no te responderá- exclamo la voz de un joven que se acercaba a el- si no habla no te dirá que quiere.

-Si sabe hablar, sabe decir mamá y papá creo, y algún que otro monosílabo.

El joven de largos cabellos castaños cortos y ojos azules, se ajustó su par de anteojos, vestía un uniforme escolar, quizás de un colegio privado, que era un pantalón azul marino con un correspondiente saco, una camisa blanca y llevaba una corbata azul. En los brazos del muchacho había un bebé de la edad de Regulus, de cabellos castaños y ojos azules, que llevaba puesto un pantalón corto azul con una camisa blanca.

-Eres nuevo como hermano mayor según veo, tu cabello no es parecido al de tu hermano.

-No es mi hermano, pero podría decirse que si- bufo molesto.

-Bueno, a Anton le gusta la resbaladilla.

-¿No es algo alta para él?

-No funciona así- exclamo sonriendo- debes subir y bajar con él, un bebe no trepa escaleras y si lo subes solo puede caer hacia atrás cuando corres al otro lado.

-Ya veo, gracias- exclamo sonriendo el Pegaso y corrió a aquel juego, después de hacer fila de varios niños  y otros adultos con bebés subió a paso lento y se sentó sobre el final para bajar de golpe, recibiendo una sonora carcajada de Regulus, por lo que repitió lo mismo una y otra vez.

-Hay muchos juegos amigos, como las hamacas- le interrumpió el castaño de cabellos claros a Seiya mientras se dirigía a las hamacas y sentó a su hermano, Seiya repitió la misma acción sentando a Regulus en la hamaca de al lado-Debes ajustarlo con las correas, no muy ajustadas para que no lo molesten ni muy sueltas, podría caerse.

-Gracias, esto lo hago solo.

-¿Qué relación tienes con el pequeño?-le pregunto el castaño intrigado.

-El hijo de un muy buen amigo mío y una buena amiga- respondió sonriendo mientras empujaba con suavidad la hamaca- Hoy le toca cuidarlo al hermano de mi amigo, pero como se fue a comprar ropa para bebés me lo dejaron a cargo.

-Perdona que te lo diga,  no te ves muy responsable para encargarte de un niño.

-Lo soy- le refuto mirando molesto- tú te vez muy aburrido para cuidar a un bebé.

-Aun así soy el hermano mayor de Anton.

-Anton, es un nombre terrible.

-Es ruso, el mío es peor, soy Aunesto, Aunesto Worrell- exclamo sereno- fue un placer ayudarte amigo.

-Suena a honesto solo que mal escrito, espero no lo tomes a mal.

-Esa broma me la han hecho mil veces, no te preocupes, pero es así, tiene origen en la palabra Honesto, aunque mi nombre se escribe sin hache y con a al inicio…tu nombre es me dijiste.

-Seiya, viene del japonés…

-Algo de flecha creo yo- sonrió mirando al santo de Pegaso- interesante nombre, un gusto conocerte.

-Gracias por los consejos.

-No fue nada- sonrió levantándose tomando a su hermano en brazos para comenzar a caminar hasta la salida del parque- bien Anton, es hora de irse a casa, tu hermano mayor  tiene muchas más obligaciones, dile adiós a tu nuevo amigo.

-Ados- susurro el pequeño despidiéndose con la mano mientras su hermano mayor comenzaba un camino alejándose.

Regulus lo despidió de igual modo, solo agitando su mano como lo hacía cuando su padre se alejaba diciéndole que tenía que trabajar, cuando salía desde su pequeña casa hacia el templo de leo para cumplir sus obligaciones como santo dorado.

Seiya miro sonriente mientras se sentaba junto a Regulus en la caja de arena para permitirle al pequeño para jugar, hizo una montaña de arena y tan inmediato como la armo Regulus se paró solo para destruirla con sus pisadas. El santo de Pegaso no comprendió si estaba o no haciendo algo mal pero al ver que Regulus se divertía destruyendo sus montañas de arena no tardo en rehacerlas para que siguiera jugando a ser el terrible gigante aplasta montañas de arenas. Para cuando Seiya se quiso dar cuenta Aioros ya había ido a buscarlo, el santo de sagitario parecía  que no había comprado nada pero al ver hacia atrás noto una montaña andante de bolsas que no era otro que Shura de capricornio cubierto por varias bolsas de diversos comercios donde Aioros compro ropa de bebé..

De regreso al santuario, sin perder tempo, Shura y Seiya corrieron  a la habitación de Aioros a ver quién había ganado la apuesta, sorpresa fue que cuando Seiya saco todo lo que había en el bolso era ropa y toda estaba sucia,  lo que le hizo pensar que el menor era de ensuciarse demasiado. Triunfante el menor estiro su mano en busca de su recompensa, en ese mismo instante Aioros entro con Regulus de la mano fastidiado porque en la emoción las bolsas de ropa habían ido a parar al suelo del noveno templo.

-Esto tengo- exclamo Seiya fastidiado sacando todo de sus bolsillos, llamativamente no había dinero pero si folletos que le habían entregado en la calle, y solo uno que le habían entregado esa tarde cuando caminaba por el parque buscando los juegos.

-¿Qué es esto?- pregunto el de capricornio enfadado mirando el papel- no lo voy a hacer, eso sí que no.

-Debes hacerlo Shura, tú apostate- exigió el de sagitario.

-Pero Aioros…

-Cumple esa apuesta y es la última en al que participaras.

-Pero…

-Dale un  buen ejemplo a Seiya, él es un santo en crecimiento…

-Ya soy santo- interrumpió molesto Sieya.

-Una cosa es ser ya un santo Seiya, pero tu serás santo por muchos más años, aun te falta mucho por crecer y te convertirás en un gran hombre en un mañana, eres un muchacho que necesita de una buena guía y buenos ejemplos, nosotros somos tus guías para que en un mañana te conviertas en ese gran hombre, por tanto ordeno y decreto, como el dueño de ese templo, santo dorado de sagitario y por el poder que me confieres Shura de Capricornio, vas a cumplir con esa apuesta y será la última que vas a cumplir.

-No te gustara el resultado- bufo molesto el pelinegro mirando el pequeño papel.

 -Es tu deber como santo dorado mostrar el ejemplo, el primer lugar vas a cumplir con tu palabra y en segundo nunca más vas a apostar, todo acto tiene su consecuencia y vas a cumplirlo-El pelinegro miro molesto antes de retirarse del cuarto con aquel folleto, Aioros miro triunfante y le revolvió el cabello a Seiya antes de dejarlo en brazos a Regulus para ir a la cocina y ocuparse de realizar los quehaceres de la casa

Seiyan busco en la casa que usar para mantener a Regulus distraído mientras el dueño del noveno templo estaba realizando el mantenimiento normal del templo y luego se ocuparía de cocinar el almuerzo. En su habitación el santo de Pegaso dejo al pequeño sentado en su cama y  busco algún juguete viejo o algo que pudiera usar como tal, en su búsqueda  encontró su vieja guitarra, la tomo entre sus manos con nostalgia, no recordaba cuando había ido la última vez que la toco, entre tantas guerras ya la había olvidado, se santo en su cama y miro a Regulus.

-¿Quieres una canción?- pregunto mirando al menor, el cual lo observo incrédulo lo que fue su respuesta- Bien, a ver…quieres una canción infantil ¿verdad?, a tu padre le gusta mucho los leones, seguramente ya has visto la película del rey león, ¿Quieres una canción del rey león?- tomo con cuidado la guitarra y pensó en que tocar, no podía tocarle cualquier canción, seguramente Aioria lo mataría de cantarle una canción de algún villano y el enterarse- ya se, ya se- exclamo tocando las cuerdas lentamente.

Regulus miro sin comprender mientras veía la guitarra comenzar a sonar, no comprendía como el castaño tocaba la guitarra y de ella salía el sonido pero le gustaba escucharla, comenzó a aplaudir mientras escuchaba la canción y se acercaba a tocar la guitarra.

-Desde el día al que al mundo llegamos y nos ciega el brillo del sol- canto mirando al pequeño, el cual miro con los ojos brillosos ante la sorpresa-hay mucho más para ver de lo que se puede ver, más para hacer de lo que da el vigor… son muchos más los tesoros de los que se podrán descubrir, mas  bajo la luz del sol jamás habrá distinción, grandes y chicos han de convivir.

 La puerta de la recamara se abrió de repente lentamente, Aioros miro sorprendido lo que pasaba, no recordaba haber visto a Seiya tocando la guitarra y mucho menos había visto el instrumento, pero allí estaba y el muchahco tocaba como si fuera ya algo cotidiano. Se recargo contra la puerta mirando aquello  y no dudo en quedarse a escuchar como el santo de legenda, el santo de Pegaso, estaba tocando una guitarra como un muchacho normal.

-Es el ciclo sin fin que nos mueve a todos y aunque estemos solos, debemos buscar… Hasta encontrar nuestro gran legado, en el ciclo, el ciclo sin fin.

-Bravo, bravísimo-interrumpió Aioros acercándose, tomo a Regulus en brazos y se sentó en la cama al lado del santo de Pegaso-sigue tocando Seiya, a Regulus le gusta.

 -Es que…ya termino- se sonrojo- es una canción corta, de una película…perdona Aioros.

-No hay problema ¿Te gusto Regulus?- pregunto mirando al pequeño el cual miraba contento- le gustó mucho, ¿Quieres otra?

-No se me muchas canciones del rey león…además de Hakuna matata y sé que no le gustara a Aioria que se la cante a Regulus.

-Busca cualquier canción infantil Seiya, no necesariamente del rey león porque Aioria sea el santo de leo  y tenga una especie de manía por mostrar eso, y que Regulus tenga pijamas y disfraces del rey león, ¿te sabes alguna otra?

-Muchas- sonrió tomando la guitarra y comenzó a tocar-Que sepa el mundo que en marcha estoy con mucho que ver y vivir, con cielos azules andando voy, aun lugar así soñaba con ir.

 -Eso- exclamo haciendo aplaudir a Regulus, el cual aplaudida contento.

-Que sepa el mundo que en marcha estoy que me gusta cada instante aquí, con el sol más brillante mis pasos doy no se aparta la briza de mí- continuo tocando sonriendo, mirando a Regulus aplaudir por el mismo sonriendo, balbuceando queriendo cantar con él-Y es lo más importante volvernos a ver, no me importa  a donde tenga que ir, mil historias hay que oír y van a ser las que quiero compartir.

-Aioros- interrumpió Shura mirando impresionado- ¿Seiya sabes tocar la guitarra?

-Si- exclamo mirando sin comprender porque lo miraban como si fue algo nuevo.

-Resultaste ser multifacético- exclamo sin salir de su sorpresa- Santo de bronce, héroe entre los santos, el que golpeo a Hades, aspirante a santo de sagitario y ahora eres músico.

-Mi sucesor es por mucho el mejor-exclamo Aioros sonriendo- fuerte, persistente y también creativo.

-Yo pensé que era solamente el burro con alas.

-Seiya ¿Quién te ha dicho semejante cosa?- pregunto Aioros sorprendido- ¿Quién ha hozado faltarte al respeto de esa manera?

-Todos ustedes- señalo al par dorado- desde que estoy aquí me tratan como si fuera el…como si fuera un niño, como el que no sabe nada.

-Shiryu es el más inteligente de entre tus amigos, Shun es el más abierto a conocer la historia y las culturas, Hyoga es el que no demuestra emociones pero es poseedor de un gran corazón, tu eres único Seiya- exclamo Shura sentándose a su lado- eres inteligente a tu manera, sabes cuándo rendirte.

-Nunca me rindo.

-Esa es tu inteligencia, eres capaz de lograr grandes cosas y ninguno de tus amigos, a pesar del gran aprecio y confianza que le tengo a Shiryu, Seiya tu eres capaz de superar a cualquier que se te enfrente, sin dudar, no eres el más inteligente hablando de quien sabe más cosas que otros pero lo que importa no está aquí- exclamo señalando la frente del castaño y luego señalo a su pecho- lo que importa está aquí, y tú tienes mucho.

-Desde que tengo memoria los más inteligentes en el santuario son menores que yo, soy el más ingenuo entre todos, como cuando vi un comercial por televisión de una botella de licor parlante y pensé que eso era máxima tecnología y la compre, o cuando vi el rollo de papel higiénico parlante o el mini golf de baño y por mi mente paso que eso era indispensable para la vida de hoy en día…a lo que voy es que, a pesar de ser quien soy y la edad que tengo, soy el más inocente y el más ingenuo de los doce santos dorados y me siento orgulloso de ello.

-Yo creo que me daría vergüenza- sonrió el de Pegaso.

-No, Seiya, a lo que Aioros se refiere es que él es puro de corazón, como tú- le explico el de capricornio- y eso cuenta más que saber todas las cosas del mundo.

-Entonces no soy burro alado.

-Tienes alas, eres el Pegaso, pero es para volar por los cielos como el héroe que eres.

Seiya miro a Regulus el cual señalo su guitarra, volvió a tomarla para comenzar a tocar nuevamente mirando siempre al pequeño, el cual sonreía de verlo tocar los acordes nuevamente. Volviendo a tocar una melodía de las películas infantiles Seiya noto que Regulus amaba escucharlo, aplaudía contento y era su modo de pedir una y otra más. Aioros y Shura miraron al santo de Pegaso y se miraron el uno al otro, el gusto por tocar era algo que debían ellos de apoyar, era su deber como guías del santo de Pegaso y por tanto debían darle todo el sostén posible ante emprendimientos nuevos que fueran productivos para él. Mientras cantaba Seiya agradecía a Regulus con una sonrisa, el pequeño había hecho mucho por el en pocos actos, logrando que Aioros y Shura cambiaran y lo vieran diferente al burro alado.

Continuara 

Notas finales:

Espero les allá gustado, como habrán notado Seiya ha sido reivindicado, ¿Cómo es eso? Bueno lo he hecho tonto en el fic y como saben yo siempre defiendo a los personajes que no son tal como siempre uno los lee, para mi Seiya no es el burro con alas y tiene más para ofrecer que ser el tonto del grupo, releyendo el fic note que lo hice con medio cerebro asi que decidí cambiar eso,  tarde en centrar eso en este cap, espero les allá gustado.

Curiosidad de Regulus:

Quiere a Seiya como a su hermano mayor, esto se debe a que desde muy pequeño pasa mucho tiempo con el santo de Pegaso. Seiya siempre lo ha visto como a su hermanito y Regulus ve en el n ejemplo a seguir y su mejor amigo.

El siguiente cap

Nombre: Diversión en capricornio.

Niñero: Shura 


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