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Hasta que digas que me amas por LunaPieces

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Notas del capitulo:

Hasta que digas que me amas: Capítulo 16

Pareja principal: KidLaw
Género: Angst/Drama
Rating: T
Autor Original: Ginshirou
Traductora japonés: Amaitsumi
Traductora inglés: LunaPieces

Beta: LunaPieces

Después de muuuuuuuuuuuuuuuuuuucho tiempo, finalmente Amaitsumi pudo ponerse al corriente con esta historia.

Éste es el último capítulo de la historia seguido por un epílogo. Disfrútenlo mucho, mucho <3

Hasta que digas que me amas: Capítulo 16

 

Estos últimos cuatro años no han sido más que de dolor y arrepentimiento.

Ah, si tan sólo en ese entonces hubiera sabido que todo terminaría así.

Pero como humanos, nunca sabremos con certeza qué nos aguardará el futuro, o si la realidad cambiará nuestras esperanzas y deseos.

Incluso si hubiera presagiado que las cosas llegarían a este punto, incluso si hubiera cambiado mis acciones para apartarnos de todo esto…

Mi camino hacia la felicidad hubiera sido igual de largo e inalcanzable.

Porque nuestras vidas están repletas de incontables caminos cruzados y el futuro depende de cuál elegimos seguir. Algunas personas escogen el camino equivocado y fallan, mientras otras escogen el camino correcto y tienen éxito. Están los que deciden olvidar su propio camino e ir hacia lo desconocido.

Y luego están aquellos como yo, que destruyen cada uno de los caminos disponibles y al final quedan atrapados en sus mismos actos.

Tenía felicidad; aunque fuera pequeña, pero la tenía al alcance y debió haber sido suficiente.

Pero quería más. Arruiné las vidas de las personas involucradas al perseguir mi propio deseo, y al final, me quedé sin nada.

Y aunque aún lo amo, ya no puedo soportarlo. Simplemente, no puedo…

 

XXXXX

 

Las chicas vestían vestidos brillantes de todos colores sonriendo llorosas en sus cámaras mientras se abrazaban y felicitaban las unas a las otras.

Law contempló la escena desde la esquina de la sala de eventos del hotel con la mente en blanco.

“XX Ceremonia de Graduación de la Universidad”, se leía en una enorme pancarta en el escenario enfrente de la habitación.

El día había llegado antes de que se diera cuenta.

Vestido en un traje, el cual no tenía muchos motivos para usar, suspiró pesadamente mientras aflojaba un poco la incómoda corbata alrededor de su cuello con sus dedos largos.

Había pasado mes y medio desde ese incidente…

 

XXXXX

 

Al final, había pasado únicamente tres días en el departamento de Smoker. Y a pesar de que el hombre estaba preocupado por él, había decidido regresar a su propio departamento diciendo que deseaba estar solo.

Finalmente y a pesar de haber pensado las cosas, no podía encontrar una respuesta satisfactoria y mientras más se estresaba con el problema, más frustrado terminaba.

La casa a la que había regresado después de tres días estaba tan quieta y tan fría, todo rastro de calidez se había disipado desde hacía mucho tiempo.

La cama donde había dormido con Kid, la mesa y el sofá donde se había sentado con Smoker; todo rastro se había ido.

Era como si todo hubiera sido un sueño.

Arrojando su mochila al piso, encendió las luces y hundió su cuerpo en la cama. Sumergió el rostro en las almohadas y respiró hondo. Finalmente, había detectado una tenue esencia perteneciente al pelirrojo.

—...Eustass-ya…

Sus dedos se enredaron en las sábanas, temblando.

El miedo que se había apoderado de él esa noche se había esfumado, pero a pesar de eso, tampoco se sentía con alegría.

La única emoción que dominaba su mente era la del arrepentimiento.

“Estuve en sus brazos y a pesar de eso, yo no fui al que le hizo el amor.

La persona que Kid veía, a la que le estaba haciendo el amor en su mente, no era yo.

Fui el único que quedó atrapado, incapaz de escapar”.

Consciente de su propia debilidad, se enfadó mientras su mano golpeaba con fuerza la almohada que aún tenía la débil fragancia del pelirrojo.

—¡Mierda…!

¿Por qué no podía simplemente olvidar?

Por cuatro largos años había albergado sentimientos por él.

Esos complicados e impuros pensamientos manchados con un repugnante deseo.

Lo amaba más de lo que se pudiera describir, pero le había causado mucho dolor.

Hubiera sido simple si tan sólo hubiera tenido el coraje de destruir su relación, hubiera sido muy fácil.

Hubiera dejado de verlo, hubiera cesado todo contacto con él, para no estar pasando por todo eso, deseando regresar el tiempo.

¿Pero qué era lo que en realidad quería?

Con la existencia de “ella”, de todas formas no había oportunidad.

¿Por qué era tan difícil, cuando todo lo que había deseado era que Kid se acercara a él?

[Lo siento].

Esas habían sido las últimas palabras que le había dicho ese día.

No había escuchado nada de él desde entonces. No se había acercado a la escuela, ya no lo esperaba en las puertas de la entrada ni le mandaba más mensajes de texto.

Y de igual forma, el moreno había dejado de buscarlo.

Era como si el destino hubiera detectado sus intenciones para que no se volvieran a encontrar desde ese día.

Parecía como si su relación hubiera sido cortada, sin ningún adiós.

Como si todo hubiera terminado.

Y Law, con pasos inciertos, avanzaba vacilante. Sin palabras, conducido por el paso del tiempo, finalmente avanzando.

“Esto es lo mejor. Déjame seguir así”.

 

XXXXX

 

[Felicidades por tu graduación].

Un corto e indiferente mensaje.

El moreno frunció el ceño ante el mensaje de Smoker en la pantalla de su móvil.

[Gracias].

Era una respuesta simple, pero sabía que sería suficiente para Smoker. Aunque no podía formularla elaboradamente, esas simples palabras expresaban toda su gratitud hacia el mayor. Regresó el móvil a su bolsillo.

Smoker, el hombre que lo había apoyado, que había estado a su lado en los momentos más difíciles. El único que siempre le había respondido.

“Gracias. Estoy bien ahora. Puedo seguir por mi cuenta”.

Por alguna razón, confiaba en que Smoker lo entendería.

Eso significaría el fin de su relación con él también. Sabía que el otro hombre no intentaría contactarlo nunca más y comenzarían desde sus respectivos caminos separados.

Era el día de su graduación y se graduaría de todo.

 

XXXXX

 

Pronto, la ceremonia llegó a su fin y la multitud comenzó a dispersarse hacia las salidas. Yendo con la corriente de personas, el moreno abandonó la sala de eventos y se dirigió al corredor.

La alfombra roja amortiguaba sus pasos cada vez que hundía sus pies en la suave tela. Jarrones y pinturas se encontraban colocados estratégicamente por todo el corredor a la vista de los visitantes dándole una elegante atmósfera occidental a la estancia. A lo largo de una pared, el cristal de la ventana se alzaba desde el piso hasta el techo ofreciendo una vista de escasas nubes a través de las blancas cortinas de encaje.

El destino al final del corredor eran dos elevadores abarrotados con sus compañeros de estudio. El moreno miró a la distancia recargándose contra la pared mientras esperaba a que la multitud se disipara.

Sacó su móvil del bolsillo y comenzó a jugar con el dispositivo. Habiendo hecho pocos, o casi ningún amigo durante sus años en la universidad, Smoker había sido el único que le había mandado un mensaje de felicitación ese día. Sin nadie con quién comunicarse, observó con la mente en blanco la pantalla de bienvenida de su móvil mientras esperaba.

En verdad era el final… de todo.

Respiró profundamente mientras cerraba los ojos lentamente. Después de unos segundos, se retiró de la pared y se dirigió al ahora desierto elevador.

Pero todo cambió de un momento a otro.

—Trafalgar.

El moreno escuchó pasos detrás de él, percatándose de que comenzaba a temblar ligeramente mientras presionaba el botón de “bajar” en el ascensor.

Mientras el elevador tardaba un infierno en regresar desde el primer piso, el sonido de los pasos aumentó y sintió que su compostura se desmoronaba mientras pinchaba repetidamente el botón con más fuerza de la necesaria.

No, no regresaría… no podía.

Se suponía que era el final. Se había asegurado de terminarlo todo ese día.

Sí, no lo había hecho con palabras, pero creía que sus palabras y acciones habían sido fuertes y claras.

Así que era imposible regresar ahora.

Sintió la mano del pelirrojo tomar su brazo.

—…¿Trafalgar, estás llorando?

La voz que no había escuchado por casi un mes y medio sonaba tan nostálgica, inusualmente débil.

Y de repente, su visión se volvió borrosa y sus hombros cayeron haciéndole temblar por completo.

¿Por qué brotaban las lágrimas?

No estaba triste, ni se sentía solitario.

Su voz, su toque, ¿por qué aún se sentía tan maravilloso?

No, no podía enfrentarlo. Se repetiría todo si lo hacía.

Terminaría hiriéndose a sí mismo, hiriendo a Kid, de nuevo.

No. No… pero de igual forma, no podía alejar al pelirrojo.

“Si te hieres de nuevo, nunca saldrás de esto”.

Las palabras de Smoker hicieron eco en su cabeza. Sí, había aprendido y aceptado la realidad de toda esa dolorosa experiencia.

Si no terminaba, no sería capaz de seguir…

Mordió su labio inferior, preparando sus nervios antes de enfrentarlo.

Zapatos de cuero, un traje desgastado que el pelirrojo había usado durante la ceremonia de bienvenida años atrás, la corbata ligeramente torcida.

...Y luego estaba… ese amado cabello rojo y esos ojos dorados, tan brillantes que Law podía verse reflejado en ellos.

Abrió la boca, pero la cerró de nuevo. Su garganta de repente se sintió reseca y las palabras no salían. Se percató notoriamente de lo cerca que estaba Kid y su corazón comenzó a latir frenéticamente en su pecho.

Vio que el más alto evadía su mirada y luego ajustaba su corbata, como si le molestara.

—...Sé que quizá sea muy tarde para esto, pero…

Lentamente, el pelirrojo levantó las manos jalando una cadena delgada por debajo de su camisa, desabrochándola de su cuello.

El moreno quería hablar, decirle a Kid que efectivamente, era muy tarde para todo, pero al ver el objeto colgando de la cadena, todas sus palabras murieron dentro de su garganta. Frunció el ceño mientras cerraba los ojos, dispuesto a alejar la imagen, pero fue inútil. Su expresión decayó y las lágrimas finalmente brotaron.

¿Por qué? ¿Por qué estaba haciendo eso ahora?

Ya no podían regresar a ser amigos, ni siquiera conocidos.

Pero ese anillo barato de juguete estaba ahí, colgando de esa cadena dorada. El anillo que Law le había lanzado ese día.

—…¿Por qué?

¿Por qué aún conservaba ese anillo? ¿Por qué no lo había tirado?

—Si no lo quieres, entonces tíralo… es mi regalo para ti, así que si ya no lo quieres, quiero que seas tú el que lo tire.

Al final, tenía que ser él, el que terminara con todo.

¿Por qué Kid tenía que obligarlo a hacerlo…?

El moreno levantó su mano, tomando cautelosamente el anillo y la cadena de Kid.

Pero no lo aceptaría. Si lo hacía, las cosas seguramente seguirían iguales. Kid se iría sin decir una palabra y esa relación sin fruto continuaría arrastrándolos a ambos.

Así que…

“Eustass-ya, vamos a terminar con esto. Terminemos de la forma correcta.

Incluso ahora, no puedo olvidarte. Pero tú escogerás el camino de la felicidad y caminarás con ella.

Por lo que, esa será mi felicidad también”.

Levantando los ojos para encontrar los de Kid, el moreno respiró profundamente y entonces habló:

—Eustass-ya… Han pasado seis años desde que nos conocimos por primera vez. Discutimos incontables veces, reímos, lloramos y me has enseñado tanto del mundo… Puedo sonreír, porque fuiste tú el que me ayudó a sonreír… porque estabas ahí para mí.

Cuando se conocieron por primera vez en la preparatoria, ambos habían sido unos alborotadores y Kid, naturalmente, se había sentido atraído hacia él.

En su primer año juntos, intercambiaron unas cuantas palabras y a pesar de todo, el pelirrojo había estado ahí a su lado, enseñándole a sonreír sin decir nada, a sentir.

Haber estado a su lado le había otorgado un sentimiento de pertenencia que nunca había experimentado.

Lentamente, el moreno había permitido que el pelirrojo se acercara a él, que se convirtiera en una parte esencial de su vida.

Incluso cuando Kid comenzó su relación con su novia, eso no había cambiado.

Siempre había estado ahí para él.

—Pero… he destruido todo con mis acciones… esa amistad que compartimos, el camino que teníamos por delante… ya no podré estar a tu lado… no puedo…

—¡Trafalgar… No…! ¡De hecho yo…

Las manos del pelirrojo sostuvieron los hombros del pelinegro con un tacto que quemaba y hacía escocer su cabeza.

Sabía lo que Kid diría, pero no quería dar vuelta atrás.

Eso tenía que terminar.

No se refugiaría en él como un niño indefenso, no diría más palabras egoístas. Manejaría eso a su manera de ahora en adelante.

—Sé que no tengo derecho a decir esto… pero si aún aprecias algo, no lo dejes ir… aún no puedo desearles felicidad a ti y a ella en este momento, pero…

Apretó el anillo entre sus dedos.

Sí, le alegraba que Kid lo hubiera guardado todo ese tiempo. Eso sería suficiente.

Tomando una de las manos del pelirrojo, colocó el anillo en su palma.

Diría adiós a su anillo de una vez por todas y esa era la forma correcta de hacerlo.

Regresándoselo al que se lo dio. No tirándolo, sino devolviéndolo a las manos del otro.

Con eso, no habría más arrepentimientos.

Inhalando profundamente, Law miró el rostro de Kid profundamente y sonrió.

—En verdad fuiste el mejor amigo.

El pelirrojo le había dicho las mismas palabras ese día y ahora, finalmente le regresaba el sentimiento.

Ese sentimiento que no pudo decir esa noche, cuando el pelirrojo le había contado por primera vez sus planes de boda.

“Estoy orgulloso de haber compartido esta amistad contigo. Yo sonreiré, así que por favor…”

—Por favor, sé feliz Eustass-ya.

Con un ligero tirón, el moreno acercó al pelirrojo y besó sus labios.

No podría olvidarlo; había sido el amor más grande de toda su vida después de todo.

Incluso ahora, la llama en su corazón aún ardía ligeramente y sabía que la mantendría viva y la apreciaría por el resto de sus días.

Lo empujó lentamente mientras presionaba el botón del elevador. Esta vez, la puerta se abrió casi inmediatamente y Law entró, sintiendo la cabina sumergirse lentamente bajo su peso.

Se giró para encarar al pelirrojo que se encontraba de pie con el anillo en la palma de su mano. Mientras las puertas del elevador se cerraban, el moreno lo llamó por última vez.

—¡Eustass-ya!

“Me divertí mucho.

Esos recuerdos nunca desaparecerán, ni mis sentimientos por ti.

El tiempo que pasé a tu lado siempre será mi más preciado tesoro.

Aún hay mucho que me gustaría decirte.

Muchas cosas que se construyeron en nuestra relación a través de las incontables horas que pasamos juntos, que seguramente nunca podrán ser contadas.

Una relación que fue más que de amigos, pero sin llegar a ser una relación de amantes.

Una imperfecta, pero perfecta relación.

Hemos llegado hasta aquí juntos, y ahora, continuaremos incluso si es por caminos separados.

A pesar de todo, fui realmente feliz”.

—...Te amo. Y quiero que sepas que siempre te amaré…

La cabeza de Kid se sacudió y corrió hacia Law, pero las puertas del elevador se cerraron.

Law no supo si escuchó sus palabras finales, pero sonrió. Sonrió y le dijo que lo amaba.

No importaba si las lágrimas fluían ahora.

“Adiós”.

La palabra brotó de su pecho antes de desaparecer para pedir su deseo final.

“Por favor, sé feliz”.

 

 

Notas finales:

-/ -/ -/ -/

*Les tiende los pañuelos por si las dudas*

Pues aquí tienen el último capítulo de esta maravillosa historia, aún queda el epílogo, pero prácticamente logramos terminar nuestro primer fic traducido D: sé que debemos Memories, así que continúen con nosotras en ese maravilloso fic también, por favor m(_ _)m

Y de nuevo, siento mucho haberlas hecho pasar por todo esto xD, pero la espera lo valió, o eso espero, Amaitsumi, la autora y yo les agradecemos profundamente todo su apoyo a través de estos 16 capítulos <3

Cambio y fuera, necesito una buena dosis de helado ouo~


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