Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Drutz por Daena Blackfyre

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola. Uh, capítulo tres. Qué rápido avanzamos. Está bueno esto de tener las cosas escritas antes de decidirme a subir algo, lo tendré en cuenta para más adelante. Me anda el internet y no maté a nadie. Más les valía, esperemos que siga así.

Capítulos tres, por lo tanto el tercer estado: Contactus (caricias). Desde que estudié este me pareció extraño que la caricias vayan antes que los besos, como que uno siempre cree que una relación comienza con besos, pero una caricia puede ser algo más tranquilo y simple. Los besos ya son osados(? Disfruten el capítulo.

Saint Seiya, Saint Seiya The Lost Canvas y en todas sus formas, pertenecen a Masami, Teshirogi, Toei, etc.

– Contactus –

Había llevado más tiempo del que esperó. Creyó que como mucho en un mes estaría de vuelta, ¿pero dos y medio? Quizá se había pasado un poco. Aquella exploración no había sido tarea fácil. Por supuesto que existía la posibilidad de encontrar enemigos en el camino, de hecho era para eso por lo que viajó, pero éstos habían resultado poseer algo más de fuerza de la que estimó. Al final tardó un poco más por recuperarse de las heridas que sufrió, pero ya estaba de vuelta.

Con paso lento, comenzó a subir por aquellas escaleras que, por alguna razón, ahora le parecían ligeramente más largas. Esto se debía al cansancio, claramente. Incluso la pandora box que cargaba parecía pesarle un poco más. La espalda aún le dolía y las incómodas vendas en su torso no hacían más que molestarlo. Lo único que Dohko deseaba en aquel momento era llegar a su templo, tirarse en su cama y dormir hasta hartarse. Sabía que primero debería reportarse, pero se sentía muy agotado como para hacerlo. Más tarde iría a hablar con el Patriarca, cuando durmiera mínimo unas catorce horas.

Su plan se vio levemente truncado cuando llegó a la casa de Aries. Se adentró en ésta y buscó al protector con la mirada, pero no lograba vislumbrarlo por ningún lado. Quizá también había salido, pensó. Cuando estuvo a punto de continuar algo lo detuvo, más específicamente Shion. No alcanzó a razonar qué ocurrió en ese momento, sólo sintió los brazos de su compañero enredarse alrededor de él. Shion lo estaba abrazando.

Quedó tan pasmado que hasta soltó la caja en su espalda, la cual hizo un estruendo cuando cayó al suelo, pero eso no los distrajo. Aquel santo jamás había demostrado tal afecto hacia él y este acto repentino lo dejaba demasiado atónito.

—Shion… —murmuró Dohko y sus brazos, suspendidos en el aire hasta el momento, también rodearon al otro muchacho. En definitiva, no se esperaba ese recibimiento y menos por parte del otro.

—Me alegra que hayas vuelto —Fueron las palabras de Shion que aún no se decidía a soltarlo. Ninguno quiso hacerlo en realidad.

—A mí también —Apretó un poco a su compañero y suspiró con cierto alivio, una tranquilidad que sólo éste le provocaba.

Aquel acto había sido una osadía o al menos eso creía Shion, pero no pudo evitarlo. Cuando se encontró con Dohko fue lo primero que le salió hacer. Había estado algo preocupado por la tardanza del santo de Libra, tanto que consideró hablar con el Patriarca para que enviaran a alguien a buscarlo o a él mismo. Ahora se sentía más tranquilo de que estuviera ahí y la alegría que le invadió al ver a su amigo fue tanta que no pudo contenerse.

Pensó en separarse, pero algo se lo impidió. Ese abrazo se sentía inexplicablemente cómodo. Tanto Dohko como Shion lo sintieron así. Era como estar amoldado para los brazos del otro, que su cuerpo encajara perfectamente con éste y no tener la necesidad de soltarse nunca. No comprendían eso, pero era agradable, cálido y hasta reconfortante.

Se separaron un poco para verse, pero no rompieron aquel abrazo. Ahora que Dohko lo notaba, Shion cada vez estaba más alto, pero eso no era importante para él. Lo que capturaba su atención en esos momentos era el rostro de su compañero, prácticamente a centímetros del suyo. Lejos de causarle pena, le fascinaba. Desde que lo conocía, sus rasgos le habían causado gran interés. La piel tan clara y delicada, las facciones finas, los puntos distintivos de su linaje, el cabello que le caía con suavidad alrededor de la cara. La belleza que Shion portaba era singular y absolutamente atrayente, tanto que no podía dejar se observarlo.

Ese momento se tornó eterno sin que ninguno se preguntara por qué. Se habían quedado quietos, viéndose mutuamente, como si un hechizo los hubiera dejado imposibilitados de apartarse. Aquella inesperada comodidad los había arrastrado a esto. Casi no eran de abrazar personas por separado, pero encontrarse semejante confort al hacerlo entre ellos fue una sorpresa. Tanto así que aún no quería recurrir a la distancia.

Quizá fuera impresión suya, pero Dohko creyó ver un interés distinto en los ojos de Shion. Un brillo casi incitador que no supo cómo interpretar. Sin embargo, aquello logró despertar un instinto diferente en él. Con lentitud, sus manos acariciaron la cintura de Shion, asombrándose al sentir la figura fuerte y la vez estilizada de su compañero a través de la ropa. No pensó en lo que hacía o qué impulsaba su accionar, sólo tuvo la necesidad de hacerlo. Hubiera creído que el santo de Aries se alejaría de él, pero no fue así. Las manos de Shion viajaron por su pecho con una suavidad impensada, enredando los brazos alrededor de su cuello, acercando más sus cuerpos. Tan próximos estaban que pudo sentir el corazón de su compañero latiendo tan fuerte como el suyo.

Aún podía verlo, no estaba loco. Shion lo miraba con un afán que no podía nombrar, pero creía reconocer y también sentirse identificado con éste. No dejaron de verse, compartiendo aquel deseo que nacía de alguna parte desconocida, pero que sin duda existía. Lo querían, sin duda. Sin embargo, al acercarse el hechizo se rompió. Sus labios se rozaron en una leve caricia, un contacto completamente fugaz y superficial, que hubiera llegado sin duda a concretarse si aquella burbuja mágica que los tenía prisioneros no se hubiera extinguido.

Quizá fuera obra del destino, la vergüenza o que la razón había vuelto a sus cuerpos. Sea lo que sea, se separaron al instante sin poder verse a la cara. ¿Por qué? ¿Qué había sido todo eso? ¿Ellos habían estado a punto de…?

—Creo que iré a ver al Patriarca —Dohko se adelantó a hablar, pronunciando las palabras con torpeza y mirando para otro lado para que no se notara su sonrojo.

—Claro, adelante, pasa —le contestó igual de exaltado y sin poder mirarlo.

Dohko tomó su armadura y salió del templo de Aries casi corriendo. De repente se había olvidado del dolor que lo aquejaba y tuvo energía para subir sin problema alguno por el camino de las Doce Casas. Estaba huyendo y lo sabía, ¡pero eso había sido demasiado extraño! Quería mucho a Shion, se habían vuelto buenos amigos, pero nunca creyó ser capaz de… ¡Ni siquiera estaba seguro de qué pasó!

Necesitaba tranquilizarse y pensar un poco. No importaba lo que fuese, podían solucionarlo, por más que en el momento no lo entendieran. Algo que Dohko quizá no había notado es que Shion había quedado igual o más inquieto que él.

Notas finales:

Está bien que yo siempre hago bromas con respecto a los problemas adolescentes de los chicos, pero en serio; uno cuando es adolescente hace cosas bastante tontas y no piensa del todo bien. Después creces y te preguntas por qué hiciste semejante idiotez. Creo que a todo el mundo le pasa eso, incluso a los caballeros de Athena. Como que Dohko y Shion tienen esa parte impulsiva, aunque el carnero es un poco más tranquilo, pero asumo que los dos en sus épocas jóvenes eran bravos.

Al fin pasó algo, ¡uuuuh! Ya veremos cómo se manejan los idiotas(? Estaba preocupada por este capítulo y por los siguientes, espero no estar mandando cualquiera.

Gracias a todos los que leyeron, nos vemos en un par de días.

Muchos besitos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).