Jonouchi, Anzu y Yugi volvieron a la casa del primero, el camino hasta allá fue silencioso, cada uno iba metido en sus propios pensamientos. Jonouchi estaba confundido con lo que sucedía, simplemente se había dejado llevar pero ahora que estaba seguro que todo era real no sabía que pensar, su mejor amigo de toda la vida no había muerto como se pensó luego de su extraña desaparición si no que un loco lo había secuestrado y lo había mantenido encerrado solo dios sabe dónde en contra de su voluntad y para rematar resulta que estaba en coma en algún lugar del mundo quizás completamente solo o quizás ese maldito bastardo aún estaba con Yugi. Por otro lado, Yugi estaba pensando en la decisión que estaba tomando, todavía no había dicho nada al respecto pero estaba seguro de que no quería quedarse más tiempo así y mucho menos intentar volver a estar “vivo” ya que si eso pasaba recordaría todo lo que le había sucedido en esos 5 años y no estaba seguro de querer recordarlo, un escalofrío le recorría la espalda al imaginar algunas de las posibilidades de lo que esa persona le había hecho, y ni hablar de que no tenía idea de cómo armar una vida de nuevo, era 5 años mayor de lo que podía recordar de sí mismo, ¿Qué iba a pasar con la escuela? Ya no podría ser capaz de cumplir su sueño, Jonouchi seguramente tenía su vida en el camino correcto y no quería ser una carga para él, si no tenía ni la escuela terminada no sería capaz de encontrar un trabajo que le permitiera sobrevivir y sin el dinero suficiente jamás sería capaz de pagar una nueva escuela y terminarla, no tenía familia y no sabía ni el paradero de la única persona que había amado en un sentido romántico. Definitivamente no quería nada de eso. Anzu por su parte estaba nerviosa, podía ver en la mirada de Yugi que ya había tomado una decisión y no era una favorable, sabía que no debía estar pasándola bien y que probablemente no podía ver ningún futuro para él pero Anzu sabía que siempre existe una oportunidad para todos, lo había visto cientos de veces con todos los espíritus que había ayudado desde que era niña y haría hasta lo imposible por ayudar a Yugi a entender que simplemente huir no era lo correcto.
Al estar todos acomodados en la sala de la casa de Jonouchi Anzu fue la primera en hablar.
-Yo quiero hacer todo lo que pueda para ayudarlos pero necesito saber qué fue lo que paso. Cuéntenme su historia.
-Yugi y yo somos amigos de la infancia – comenzó a contar Jonouchi – somos casi hermanos, cuando estábamos en la escuela él venía a despertarme todas las mañanas para ir juntos pero hace 5 años el salió de su casa como todos los días y nunca llegó, ese fue el día que desapareció.
-¿Desapareció?
-Sí, tampoco llego a la escuela y su abuelo no lo había visto desde que salió de casa esa mañana. Avisamos a la policía pero nunca lo encontraron, fue como si se hubiera esfumado sin dejar rastro – continuó – lo único que encontraron de él fueron todas las cosas con las que andaba ese día en un callejón que estaba en el camino de su casa a la mía.
-Un momento, ¿Un callejón dices? – Anzu se veía sorprendida, esa historia le resultaba demasiado familiar. Un chico perdido hace 5 años de quien nunca se volvió a saber, lo único que quedo de él fueron las cosas que se encontraron en un callejón. – Tu eres Yugi… ¿Mutou Yugi?
-Sí, ese soy yo – Dijo Yugi un poco confundido, ¿Acaso la conocía de algún lado?
-Yugi… ¡Por Dios! No tienes idea de cuánto tiempo intente contactarme contigo, el no lograrlo me dio esperanzas de que estuvieras vivo pero luego deseaba que no fuera así y que tu simplemente no tenías nada en este plano que quisieras y por eso no respondías a mí, no podía imaginar que estuvieras vivo porque eso significaba que estabas sufriendo en algún lugar.
-¿Disculpa? – Dijo Yugi aún más confundido.
-Lo siento, es que yo cubrí tu caso hace 5 años en el canal 11. Tu desaparición causo todo un revuelo mediático, la gente se preguntaba cómo era posible que alguien desapareciera a plena luz del día. Tu caso puso en el ojo del huracán a las autoridades y a la policía en todo el país. – Dijo Anzu ante la atenta mirada de Yugi quien luego miro a Jonouchi buscando confirmación.
-Es cierto Yugi, tu abuelo, Atem y yo tuvimos a los periodistas rondando durante un buen tiempo. También la gente en la escuela, todo aquel que te conociera en realidad.
-Al enterarme de lo ocurrido y recibir la orden de encargarme de tu caso quise usar mi don para dar contigo, pero si estabas vivo nunca iba a dar resultado, ante los vivos soy solo una persona normal.
-Ya veo – Dijo Yugi.
-Pero, ¿Qué fue lo que te paso? – Dijo Anzu entre sorprendida y preocupada.
-Yo no lo sabía cuándo aparecí aquí pero he estado teniendo estos sueños, son como recuerdos. En ellos un hombre me secuestra mientras iba camino a la casa de Jonouchi y me mantiene en un sótano, aparentemente tenía una obsesión conmigo o algo así. Pude escucharlo hablar, me hablaba a mí, sin embargo, no pude escuchar su nombre.
-¿Cuánto tiempo llevas aquí?
-Apareció junto a mí esta mañana, vino a despertarme para ir a la escuela – Dijo Jonouchi.
-Entonces eso explica porque aún no tienes todos tus recuerdos. Cuando las personas están en este “periodo de prueba” despiertan sin conocimiento de lo ocurrido.
-¿Y eso por qué? – Preguntó Yugi.
-Es para que no tomen una decisión apresurada. Ellos deben pensar todas las posibilidades y si ellos no recuerdan nada pueden apreciar lo que es añorar a tus seres queridos. ¿Se imaginan despertar creyendo que todo está bien pero tus amados no te ven, ni te escuchan? Es un poco cruel, pero así tienen el sentimiento asfixiante de querer ser uno de ellos otra vez, que todo vuelva a ser como antes.
-¿Y cómo recuerdan todo?
-Generalmente al cabo de un par de días comienzan a recordar de a poco, parte por parte. Es un período en donde no solo tienen que pensar si no también sentir y envolverse con sus propias emociones. Es muy espiritual. – Dijo Anzu tranquilamente – También recuerdan cuando se encuentran con cosas, lugares o personas que son parte de su situación.
-Esto es demasiado – Dijo Yugi con la mirada hacia abajo.
-Yugi, yo sé que esto no es fácil y no me imagino como debes estar sintiéndote pero debes ser fuerte – Le respondió Anzu – has estado luchando durante 5 años y llegaste hasta aquí, puedes salir de esto.
-Anzu tiene razón – Agregó Jonouchi – no puedes dejarte vencer y menos por un lunático cualquiera.
-Ese “lunático cualquiera” se llevó mi vida Jonouchi, y yo estoy aquí siendo invisible a todos menos a ustedes, ¿Qué se supone que haga? Ni siquiera sé dónde estoy ahora. – Al decir esto los ojos de Yugi comenzaron a llenarse de lágrimas, sin embargo, las alejo rápidamente – Jonouchi, quiero ver a Yami. Yo no puedo encontrarlo, ahora mismo no tengo medios pero ustedes si, solo necesito ver a Yami una última vez – Y dicho esto se puso de pie y se fue a la habitación de Jonouchi dejando a los otros dos en la sala.
-¿Quién es Yami? – Preguntó Anzu.
-Era su novio en la escuela – Respondió Jonouchi – Ellos estaban muy enamorados, llevaban algunos meses saliendo cuando Yugi desapareció y el no pudo soportarlo.
-No recuerdo que el nombre de su novio fuera Yami.
-No lo era, su verdadero nombre es Atem pero Yugi le decía Yami.
-¿Qué le sucedió?
-No lo sé. Luego de lo que paso él intentó seguir adelante, buscó consuelo en muchos lugares y con muchas personas, incluso conmigo que casi me odiaba. Yugi y yo siempre fuimos cercanos y por eso Yami y yo chocábamos mucho, además de que nuestras personalidades no congeniaban, sin embargo, Atem solo quería recordar a Yugi – Dijo Jonouchi con nostalgia – se dio cuenta de que no podía lograrlo sin Yugi, o al menos eso creía él por eso siempre se mantuvo cerca de todo lo que Yugi apreciaba. Cualquier cosa que lo acercará a él estaba bien para Atem, fue realmente triste verlo de esa forma.
-Debe haber sufrido mucho.
-Luego de resistir por unos meses dejó la escuela, se cambió de casa y nunca volví a saber de él. La última vez que pude hablar con él fue un par de días antes de que dejara la escuela. Me dijo que ya no podía seguir atormentándose en ese lugar pero yo creo que él nunca perdió la esperanza.
-¿Tienes alguna idea de donde pudo haber ido?
-Sus padres vivían en Londres, dirigen una compañía o algo así pero Atem se vino a Japón al iniciar la secundaria, según lo que Yugi me dijo Atem quería conocer y disfrutar el lugar en donde nació y sus padres no tenían problema con eso, le pasaron el departamento que tenían aquí antes de irse a Londres y le enviaban dinero. Yo imaginé que volvió con sus padres.
-Eso sería un gran problema, yo puedo ayudar a encontrarlo pero si no está aquí Yugi no podrá verlo, él no es un espíritu así que no puede alejarse tanto de su cuerpo o la conexión que lo une a este mundo se romperá y morirá.
-¿Qué? No sabemos dónde su cuerpo esta, ¿Yugi podría estar muerto ahora?
-No, él tiene un grado de libertad. Mientras se mantenga en la misma ciudad estará bien. El periodo de prueba sería inútil si las personas no pudieran moverse lo suficiente.
-¿Y si su cuerpo está en otra ciudad ahora?
-No habría podido aparecer aquí en primer lugar. Y si su cuerpo es movido de alguna forma Yugi lo sabrá.
Y mientras Jonouchi y Anzu mantenían esa conversación un frágil cuerpo se sacudía con leves espasmos por el llanto en la habitación cercana.
-Te extraño mucho Yami, ¿Dónde estás?
~*
Una persona de pelo castaño y ojos azules se paseaba como un tigre enjaulado en su oficina, se sentía muy enojado pero a la vez angustiado. Ese día al despertar dio cuenta de que su más preciada posesión ya no estaba. No sabía cómo esto podía estar pasando pero no descansaría hasta encontrarlo, ya tenía a todo un equipo liderado por su hermano –su aliado más leal y el amigo más confiable- revisando las cámaras de tránsito y monitoreando hospitales, comisarías y todo lo que se pudiera monitorear, además de un equipo de búsqueda rastreándolo por todo el bosque en donde estaba la casa que construyó para él. Yugi solo iba con lo puesto, lo sabía porque se encargó de revisar todo en el lugar, y para esa hora sin importar en que momento había escapado ya llevaba algunas horas perdido, solo era cuestión de tiempo para que lo encontrarán.
Entonces, ¿Por qué no podía calmarse?
Porque en el fondo sabía que estaba esa pequeña posibilidad de que Yugi hubiera logrado contactar con alguien, que Yugi estuviera dando su identidad a la policía, la posibilidad de que todo se viniera abajo en una noche.
Fue entonces cuando recibió una llamada.
-Hermano, anoche en la madrugada fue ingresado un atropellado a un pequeño hospital a unos cuantos kilómetros de la carretera que está al sur del bosque. Según los reportes el conductor se topó con un joven en medio del camino y no pudo esquivarlo. Te mando la dirección en un mensaje.
Y así sintió que podía respirar un poco más tranquilo, sin embargo, no estaría completamente calmado hasta que no tuviera a Yugi de vuelta así que sin pensarlo dos veces tomo las llaves de su auto que estaban en el escritorio y salió a toda prisa del edificio.
No puedes escapar de mi Yugi, no lo permitiré.