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Candelabro cenizo por Shinjimasu

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Cuando desperté estaba solo. El brillo de un extraño sol entraba por mi ventana y me daba justo en el rostro, por lo que me sentía caliente. Bostecé y me puse de pie para entrar al baño y ducharme. Toda la mañana estaba siendo tranquila.

Terminé y salí para desayunar, pero no había nada en la mesa.

Intenté no molestarme pensando en que la noche anterior yo lo había mantenido despierto y me evité la pena de tomar en serio la última advertencia que le había dado. Había sido mi culpa, si aún estaba dormido era porque yo lo obligué a quedarse despierto.

Ahora, solo debía buscarlo y averiguar porque no había despertado junto a él. No lo negaré, eso me irritó en un principio.

Caminé de nuevo por el pasillo y encontré que Tenshi estaba en su cama. En qué momento había regresado no importaba, después de todo ya nada era relevante. Caminé hasta llegar a su lado y levanté con cuidado las cobijas que lo cubrían. La idea de despertarlo con un susto me emocionó, pero finalmente no lo hice. Me detuve en cuanto lo miré: todo su cuerpo sudaba y temblaba. La expresión en su rostro era preocupante y la temperatura de su cuerpo muy elevada. Ardía en fiebre.

Quité las cobijas de encima y traté de sentarlo para abrir su yukata. Mis movimientos terminaron por despertarlo antes de que fuera a conseguir agua y algunas toallas. Me llamó, pero a penas y podía escucharlo.

-Tengo frío- dijo al verme.

-Necesitamos bajar la fiebre- respondí apresurándome para conseguir lo que necesitaba.

No entendí como era que había llegado a eso ¿En verdad solo bastó una noche para que se enfermara de esa manera? ¿Por qué? Incluso mi habitación era más cálida que donde él dormía ¿Qué había sucedido?

Ese día no salí a laborar.

No importaba cuanto hiciera, simplemente él no mejoraba. Los conocimientos de herbolaria de los demonios eran iguales a los de las hadas, por lo que creer que se debía a algo que yo pudiera desconocer no era opción, pero aun sabiendo eso no lograba entender cómo había terminado así: temiendo por la vida de un par de hadas. Jamás habría imaginado llegar a preocuparme tanto.

Las horas pasaban y no mejoraba. Trataba de mantenerlo hidratado para que no colapsara, pues si bien la fiebre no había bajado, tampoco subía. Eso en parte era favorable. Lo alimenté como era debido y cuidé de él hasta que el sol se ocultó.

Estaba cansado, pero no quería dormir. Parecía una broma que incluso la noche anterior estuviéramos hablando con calma y ahora ni siquiera podía moverse ¿Cuál era la causa de que enfermara? Nunca lo supe, solo que aquella noche hice lo que nunca antes: cuidar de alguien más. Gracias a eso me mantuve en vela hasta que amaneció.

Había mejorado un poco, pero seguía muy pálido. Su fiebre disminuyó unos cuantos grados y parecía más estable. Finalmente despertó cuando le llevé algo de comer.

-A-Akuma…-

-Está bien, no te esfuerces- le dije cuando trató de enderezarse. Se veía cansado –Toma, come esto-

-Pero… yo, lo prometí… debo…-

-¿Acaso eres idiota? No hagas que mis esfuerzos sean en vano-  le dije algo molesto –Además debes comer antes-

Me miró con cierta duda y terminó por tomar el plato que le ofrecía, el cual vació mientras yo me mantenía sentado a su lado en silencio -¿Mejor?-

-Sí, gracias- contestó en voz baja –Pero ¿Por qué…?-

-Porque prefiero hacer esto a perder algo que tanto trabajo me costó mantener-

-Lamento ser una molestia-

-Lo lamentarás si no te recuperas pronto. No seré tu sirviente- contesté antes de caminar hacia la cocina.

Extrañamente no me sentía aliviado, era más bien esa sensación de que las cosas podían empeorar en cualquier momento; y así fue.

No importaba todo lo que hiciera ni lo mucho que investigara, Tenshi simplemente no terminó por recuperarse. A veces había días buenos donde hablábamos un poco, y a veces días en los que la fiebre lo mantenía inconsciente casi todo el día.

Sin duda alguna, cualquiera se habría hartado y hubiera terminado por deshacerse del problema, pero yo no podía hacerlo, sentía que era mi obligación cuidar de él.

Perdí la cuenta de cuantos días transcurrieron. Para mí se habían tornado iguales. Había dejado de lado algunas de mis obligaciones y solo me dediqué a cumplir las esenciales y aquellas que no me tomaran mucho tiempo. Nadie sabía que tenía un hada enferma en casa y era mejor que no se enteraran: si sabían que descuidaba mis labores por eso, sin duda lo asesinarían. Ahí sí todo mi esfuerzo habría sido para nada.

De mi parte podría decir que teniendo a Tenshi enfermo me aseguraba su permanencia conmigo. No precisamente porque estuviera obligado a quedarse por su estado de salud, sino porque cuando se recuperara me debería aún más. Sin embargo había desventajas también y la principal era lo que crecía en su vientre. Mis conocimientos son completamente ajenos a las gestaciones. En parte me preocupaba la salud del feto, pero más la de Tenshi; aunque algo que sí tenía claro era la vida de quien sacrificaría para asegurar la otra.

Notas finales:

¡Muchas gracias por llegar hasta este punto de la historia!

¡Mañana último capítulo!


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