Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Candelabro cenizo por Shinjimasu

[Reviews - 40]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Esos últimos días no había estado durmiendo lo necesario, así que cuando desperté esa mañana ya era sumamente tarde. Me levanté de golpe aun sabiendo que me dolería la cabeza después, pero era preferible. No podía llegar tarde de nuevo. Apenas y pude vestirme cuando salí para ver a Tenshi, pero él no estaba en su cama.

-Akuma- escuché que me llamaban a mis espaldas –Buenos días-

-¿Qué haces de pie?-

-Te preparé el desayuno- me sonrió desde el extremo opuesto del pasillo.

-Creo que no entendiste ¿Eres idiota? Aún estás enfermo-

-Me sentí mejor esta mañana y quise hacer algo por ti- contestó cuando me le acerqué. En verdad se notaba mejor, pero aún parecía cansado y estaba pálido –Me aseguré de ser cuidadoso al prepararlo-

-No debiste hacerlo-

-De verdad me siento mejor- sonrió débilmente –Pero aun así no logré despertar a la hora correcta-

Entonces recordé que se me hacía tarde –De cualquier manera no me da tiempo de desayunar ahora-

-Puedo ponerlo para llevar mientras terminas de tomar tus cosas- me dijo dándose la vuelta para caminar hacia la cocina.

No podía creer que de verdad estuviera en pie. La noche había sido tranquila y afortunadamente esos dos últimos días no había tenido fiebre, pero la idea de que mejorara tan inesperadamente después de tanto tiempo me alivió en serio. Incluso olvidé que había dormido poco por estarlo cuidando.

Me colgué la katana en la espalda y ajusté mi cinturón cerca de la entrada cuando él se acercó a mí con una pequeña caja anudada en una cuerda.

-Espero que puedas comerlo pronto. Es mejor cuando está caliente- dijo entregándomela. Aquello parecía tan irreal que tuve que mirarlo discretamente varias veces.

-Ni se te ocurra limpiar hoy, el polvo puede hacerte daño. Solo dedícate a descansar, regresaré pronto-

-Está bien, Akuma- me sonrió –Ten un buen día-

Pude agradecerle, lo correcto era hacerlo, pero no le dije nada. Anudé la caja en mi cinturón y salí de casa. Curiosamente me sentí mucho mejor, era bueno tenerlo de vuelta.

Me topé con algunos de mis compañeros durante el camino y correspondí los saludos que siempre me daban y que yo pasaba por alto. Incluso ellos se sorprendieron de mi cambio de humor tan repentino. La jornada se me hizo inusualmente tranquila y rápida (pero no tanto como hubiera querido) almorcé lo que Tenshi me había dado y aproveché mi día  para reponer parte de lo que había omitido en las últimas semanas. Realmente me sentía con mucha vitalidad y bastante buen humor. ¿Quizá era esto lo que podía llamar felicidad?

Terminé mi día con unos trabajos en el granero y volví a casa, esperando que no hubiera nada servido en la mesa. Y en efecto, no había nada. También esperaba que Tenshi me hubiera hecho caso y descansara como le había dicho, pero tampoco estaba en su cama… ni en la habitación, ni en el baño, ni en la estancia. Me preocupé entonces.

Temí que alguien hubiera entrado justamente ese día y que todo se tratara de una juagada más que me hacía el destino, pero si algo había aprendido de las cosas que salían mal, era que siempre podían salir peor.

Estuve por salir cuando lo escuché. Después de todo sí estaba dentro de la casa. De inmediato supe de dónde provenía y me apresuré a llegar a la cocina. Sí, había olvidado un lugar tan obvio como ese.

No quise hacerme más que malos presentimientos para no sorprenderme por lo que pudiera ver, siendo que en efecto, su situación terminó por preocuparme bastante. Llegué a su lado y me hinqué.

-¿Hace cuánto?-

-N-No sé… siento que ha pasado una eternidad…- se quejó en voz baja con sus manos alrededor de su vientre –Lo siento…-

-Tonto, no tienes que disculparte- contesté acomodándolo entre mis brazos para llevarlo a otro sitio donde tuviéramos más espacio. De inmediato noté que su ropa estaba mojada, lo que me indicaba que faltaba poco tiempo. Se quejó cuando lo cargué, pero era preferible a que se quedara donde estaba.

Lo llevé hasta mi habitación, acomodé unas almohadas en el suelo para que estuviera un poco más cómodo y lo hice apoyarse sobre sus rodillas mientras yo me colocaba en frente. Tomé algunas toallas y un poco de agua en un balde.

-Deberías pararte-

-N-No… no puedo- sollozó sosteniéndose de mis hombros –No puedo moverme… me duele-

No respondí. Me sentía extraño en esa situación y hubiera preferido irme de ahí, pero algo me obligaba a quedarme y tratar de ayudarlo en lo que podía, que era, al menos, emocionalmente. Lo escuchaba quejarse y sollozar, pero de mí no salían palabras alentadoras. Solamente podía estar ahí.

Llevé mi mano hacia su vientre y traté de darle pequeños masajes. No sabía si ayudaba en algo, pero al menos me hacía sentir menos inútil. Era estúpido, me sentía asustado.

Mi suplicio duró casi media hora más. Tenshi estaba demasiado débil para esos momentos y temí que fuera a desmayarse, y para mi pesar, tenía la mente el blanco: no sabía qué hacer, estaba en shock. Había actuado bien cuando llegué, pero ahora todo era muy confuso. Creo que fue gracias a la conmoción del momento. Lo escuchaba quejarse una y otra vez, aferrándose a mí para encontrar algo de apoyo, el cual únicamente encontraba con mi cuerpo estático.

-A-Akuma… no puedo más…- jadeó antes de soltarse. Habría caído al suelo de no haberlo sujetado para recostarlo.

-En esta posición será más difícil- le dije –Sé que puedes soportarlo-

-No, ya no…no más-

-¡Tienes que intentarlo!- contesté antes de fijarme en el gran charco de sangre que había debajo de mí. De verdad no lo había visto y eso por sí mismo ya era demasiado malo: era una cantidad excesiva –Oye, Tenshi, esfuérzate solo un poco más, te ayudaré, haré todo lo que pueda-

-Pero si ya lo hiciste- me dijo con voz entrecortada –M-Me salvaste…-

-De cualquier manera habría llegado-

-No… me refiero, cuando me trajiste aquí…-

-¿Desde cuándo “salvar” es mantener prisionero a alguien?- respondí sin saber si molestarme o reír por lo inoportuno de su comentario. Ya estaba harto de ser un inútil en ese momento: haría lo que creyera conveniente.

Tenshi no me respondió preso de una contracción, la más fuerte hasta ahora. Dudé sobre lo que sucedía y cuando me fijé afortunadamente me di cuenta de que todo acabaría finalmente.

-Oye, escúchame, necesito que te tranquilices ¿De acuerdo? Ya falta muy poco, solo necesito que hagas presión ¿Sí? Yo estoy aquí-

Entonces me miró. Sus ojos estaba rojos de tanto llorar, pero seguían viéndose hermosos. Después de eso no pude escuchar nada más. Sabía que estaba hablándole, dándole motivos para que no se rindiera y me demostrara su voluntad, su fuerza. Que valiera la pena todo lo que hizo por conservar a ese bebé y que me demostrara que yo estaba equivocado.

Perdí la noción del tiempo, pero cuando finalmente reaccioné, ya lo tenía en mis brazos. Me apresuré a limpiarlo (lo cual no hacía mucha falta puesto que la piel de las hadas “absorbe” todo esos fluidos que tienen al nacer) y lo cubrí con cuidado con una pequeña toalla, prestando atención a no lastimar sus cortas alas.

Me acerqué a Tenshi y se lo entregué, pero como seguía muy débil, me coloqué atrás de él para apoyarlo contra mi pecho y lo rodeé con mis brazos, cargando al mismo tiempo al pequeño junto con él.

-Akuma… gracias- me dijo. No le respondí, no hacía falta. Además estaba demasiado sorprendido con todo como para articular como era debido.

Nunca había tenido una criatura tan hermosa entre mis brazos. Su cabello era rubio y podía asegurar que sus ojos serían azules, como los de Tenshi. Por alguna razón cruzó por mi mente una imagen en la que podíamos estar los tres juntos en una de las habitaciones, en calma, sin preocupaciones por nada más. El bebé jugando sobre la alfombra, Tenshi sonriendo a su lado y yo mirándolos desde el marco de la puerta. El pequeño voltearía a verme y caminaría hacia mí para que lo cargara. No me tendría miedo, y Tenshi me miraría de esa forma tan bella como siempre.

Un pensamiento estúpido viniendo de un demonio.

Volví a la realidad y suspiré aliviado ya que finalmente todo había acabado.

El bebé se movió por debajo de la cobija, asustándome al principio, pero cuando me di cuenta de que solo se había “estirado” me tranquilicé. Suspiré de nuevo. Tenía muchas emociones encontradas en ese momento.

-Supongo que no causará problemas- le dije a Tenshi antes de mirarlo, pero fue hasta ese momento, justo ese momento, cuando me di cuenta de que esos pensamientos absurdos que habían llenado mi cabeza no serían más que una ilusión de un futuro que simplemente no era para mí.

La sonrisa en el rostro del hada más bella que jamás había visto se quedó allí, estática. Su última lágrima había caído y dejado una suave marca a través de su mejilla que iba desde  los ojos más hermosos, mismos que se habían cerrado para apagar su preciosa luz, hasta el mentón que tantas veces besé aquella lejana noche. La fuerza en sus brazos se había ido, su color se desvaneció. La expresión angelical de su rostro se quedó ahí; y entendí que probablemente era el final más hermoso que pudo haber tenido la flor más bella de todas.

Recordé también que habían pasado muchos años desde la última vez que yo había llorado.

 

----------------------------------------------------------------

Epílogo

Los cálidos rayos de sol caían sobre mi piel.

Salí corriendo de entre los arbustos y me detuve en el claro que se abría entre las copas de los árboles. Era una vista hermosa. Sentí cómo mi rostro se movía sin que yo quisiera y sonreí al cielo. Amaba esa sensación de paz. Escuché a las aves cantar hermosas melodías y no pude evitar danzar sobre el suave pasto. Bajo mis pies se sentía frío y me hacía cosquillas.

El aroma a flores, la briza del viento, incluso el crujir de la madera debajo de las pequeñas patitas de los animales que vivían en ellos, todo era muy bello, tanto que me daban ganas de volar alrededor de todo el bosque, pero no podía hacerlo. Mis alas estaban descompuestas.

Di varías vueltas y me dejé caer al suelo. Cerré mis ojos unos segundos y escuché la voz de mi papá llamándome.

-Vamos, ya es tarde-

-¡Voy!- respondí cuando me enderecé, notando a unos cuantos metros de mí que había unas hermosas flores moradas. A papá no le gustaba que las cortara, pero creí que por ese momento estaría bien.

Corrí hacia donde estaban y corté las más bonitas que encontré. Después busqué a papá con la mirada y lo seguí caminando detrás de él mientras miraba el paisaje. Se sentía tan fresco como todas las mañanas.

Durante el camino que restaba vi muchas cosas: un par de pajarillos volando, unas ardillas que corrían a esconderse, algunos insectos y muchas, muchas flores que olían muy bien.

Perdí la noción del tiempo y cuando me di cuenta, ya habíamos llegado. Miré a papá y me sonrió. Tomó mi mano y entramos juntos del otro lado de la barda que habíamos reparado un par de días antes. La lluvia de nuevo la había hecho caer.

Se agachó para cortar una flor rosada pequeña y la colocó en mi cabello antes de que siguiéramos caminando. Dimos unos cuantos pasos y llegamos.

-¡Hoy te traje flores papi!- dije emocionado por mi regalo antes de agacharme para acomodarlas sobre la piedra blanca y plana –Las pondré aquí… ¡Son muy bonitas! ¿Verdad, papá?-

-Sí lo son- contestó él, pero aunque yo quise verlo, decidí evitar hacerlo.

Papá siempre se ponía triste cuando visitábamos el lugar en el que papi dormía. Siempre tenía esa expresión en su rostro, pero nunca me atreví a preguntarle por qué. Desde que puedo recordar ha sido así. Nos sentamos frente a la larga piedra y estamos en silencio por unos minutos. No sé si papá piensa algo en ese momento.

A mí me gusta hablar con mi papi. Le cuento lo que hago y lo que veo cuando vamos a visitarlo. A veces también le cuento si estoy triste y, algunas veces, le confieso cuando escucho a papá hablándole desde su habitación. No entiendo lo que dice, pero siempre son palabras muy hermosas, aunque a veces no lo son tanto.

“Hubiera querido tener más tiempo”. Esa es una frase que suele decir.

Creo que papá se siente mal cuando dice eso y yo no quiero que lo esté, pero no puedo hacer nada. Él no sabe que lo escucho, porque si se entera se enojará conmigo, sé que lo hará.

Nos quedamos varios minutos y cuando terminamos, él me tomó en sus brazos y salimos juntos del floral, no sin antes tomar un par de flores, las más grandes para comerlas en el camino de vuelta como siempre lo hacíamos. Vivíamos en una pequeña casa a las afueras del bosque.

Apenas caminamos un poco cuando lo miré y pensé que sería buena idea preguntarle de nuevo –Papá ¿Tú querías mucho a mi papi?-

Él también me miró, sonrió y besó mi frente sin dejar de caminar.

No importaba cuántas veces se lo preguntara, siempre hacía lo mismo.

Y hasta la fecha, después de tanto tiempo, aun no me ha respondido.

 

~FIN

Notas finales:

Darle voz a un personaje como Akuma fue simplemente maravilloso, tanto, que cuando menos me di cuenta la historia se salió de mis manos. Al final, él y yo sabíamos lo que iba a suceder, sabíamos que lo correcto era terminar así a pesar de que no estuviéramos de acuerdo. Debo decir que lloré mucho escribiendo el último capítulo e incluso me causa tristeza escribir esta nota porque Tenshi es uno de esos personajes tan inocentes que deseas proteger sobre todas las cosas, pero es quizá por eso mismo que no estaba preparado para vivir en un mundo rodeado de demonios.

Debido a ello y porque aún hay muchas preguntas sin respuesta, he pensado darle continuación a la historia por medio de la voz de Tenshi, deseando intensamente que él tenga la fuerza suficiente para ser feliz.

¡Mil gracias por haber seguido esta historia, por sus comentarios y su interés!

¡Nos leeremos pronto!

 

¡EDITADO! La segunda parte ya está disponible también, la puedes encontrar aquí mismo bajo el nombre de "Flores rosadas"


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).