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Luz de fuego por Himitsu furikou Akira

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Notas del capitulo:

Hola a todos los que leen esta historia, aqui les traigo un nuevo capitulo que me hacostado la verdad algo de trabajo, ya que con las fiestas y eso, pues tiempo ni he tenido.

Lamento si tiene alguna falta de ortografia disfrutenlo.

El aire del ambiente fino, seco y contaminado, subió trabajosamente por mi garganta, aun cuando el aire acondicionado  estaba a toda potencia. Me imagino que así es como se siente alguien con asma, en una constante pelea por recuperar el aliento. Mamá hablaba con nuestra casera, de todos los lugares en el mundo, ella tuvo que escoger un lugar tan… contaminado, lleno de coches, mucho ruido y poca naturaleza. Estoy seguro que es una sádica.

Con solo dos días en Tokio y la contaminación ya ha cobrado su cuota. Justo como mamá sabía que lo haría.

— ¡Genial! Una piscina— exclama Ryo 

—No es para su uso— aclara la casera

Ryo frunce el ceño momentáneamente, ciudad nueva, un mundo nuevo a su alcance. Cada paso que doy requiere de mucha energía para mí.

—Pueden entrar y salir por la puerta trasera— escucho que dice pero no me interesa, mamá asiente, la casera abrió la puerta de la casa y le entrega las llaves —Me gusta el silencio— dice dirigiéndose a Ryo y a mí — El alquiler del mes entrante se vence el primero del mes— nos vio una última vez y se fue a su propia casa mientras entrabamos al que sería nuestro hogar desde ahora… hogar.

Clave los ojos en la deprimente sala de estar que débilmente tenía un olor a moho y a cloro, mi corazón se hundió un poco más.

—No está mal— Ryo anuncio

Le dedique una mirada —Lo dices por que no te importa—

—Bueno, solo es temporal— ella se encogió de hombros —Tendremos nuestra propia casa pronto—

En sus sueños. Negando con la cabeza, revise los otros cuartos, preguntándome como pensaba ella que eso iba a ocurrir.

¿Cómo puede estar ella tan feliz cuando yo estoy tan…?

—Bueno chicos, bienvenidos a nuestro hogar— Hogar, esa palabra se repite en mi interior.

Por la tarde me siento al borde la piscina, sumergiendo mis pies en el agua. La única cosa que veo es la parte trasera de la casa de la casera.

Mama se había sentado a mi lado —Tal vez cuando hayamos llevado algún tiempo aquí podamos convencerla de que usen la piscina—supongo que esa es su forma de intentar darme ánimos —Sería bueno nadar en verano—

— ¿Por qué? Pudiste haber escogido entre mil lugares ¿Por qué este lugar? —murmuro moviendo mis pies más rápido.

Ella pudo haber escogido vivir en cualquier otra parte, un pueblo en las montañas. Pero no, ella había escogido Tokio, una ciudad enorme llena de asfalto, sin tierra fértil, toma una respiración profunda:

—Pensé que podría hacerlo más fácil para ti —

—No es nada fácil de esta manera— le respondo

—Bueno elegiré por ti— ella estira su mano y remueve mi pelo — Nada como un ambiente como este para matar a tu dragón rápidamente, deberías saberlo—

Le doy una mirada entrecerrada— ¿Qué quieres decir? —

—Viví aquí durante mi tour— me dice

Giro hacia ella y la miro. Muchos dragones hacen un tour para ganar experiencia en el mundo exterior, por un corto tiempo tal vez un año o dos; pero nunca en un lugar seco y contaminado como este.

Un dragón necesita saber cómo fingir ser un ser humano para su supervivencia. Ocasionalmente un dragón escoge quedarse en el mundo humano.

—Pensé que tú y papá hicieron su tour juntos y compraron un apartamento—

—No, inicie mi tour con tu una amiga en otro lugar, apto para nosotros  pero luego de algunos meses decidí…— allí es donde hace una pausa para tomar el aliento — Decidí que no tenía ganas de regresar nuevamente al clan y vine aquí —

— ¿Por qué nunca supe algo de esto?— le pregunto

—Está claro que regrese, no necesitaba que todos supieran que me tomo un poco-de-presión—

Entonces logro comprender. Comprendo quien la presiono — Papá— le digo

—El nunca hizo el tour, ya lo sabes, no tenía ningún punto; el nunca quiso otra cosa que se un dragón— sus labios tiemblan y ella toca mi mejilla — Eres muy parecido a él, de cualquier manera me visitaba una vez al mes y cada vez que lo hacia el intentaba persuadirme de que volviera a casa con él, lo hizo muy difícil, quise apartarme del clan; eso nunca fue para mí pero tu papá no lo facilito, así que corrí y vine aquí —

—Aquí —

—Pensé que tu papá no me encontraría aquí—

Ella froto uno de mis brazos, mi piel ya se siente seca — Yo también habría pensado que no— le respondí

—Casi a la vez que mi dragón y aun cuando me separe y volé pocas veces, estaba en marcha, estaba por volverme humana—

—Pero volviste— insistí

—Finalmente volví a la realidad, yo no quería volver al clan, pero extrañaba a tu padre. Él no podía vivir sin ser un dragón y yo no podía vivir sin tu padre—

Me quedo con la mirada fija en la superficie del agua e intento imaginar amar a alguien de esa manera. Tanto que prescindirías de todo lo que alguna vez quisiste para ti mismo. Mamá lo hizo ¿No podría hacer yo un sacrificio por mis seres queridos? ¿Por mamá y por Ryo? Ya había perdido a papá ¿Realmente quería perderles también?

El cazador, Seijuuro, justo ahora su recuerdo parpadea en mi mente. No sé por qué, tal vez sea debido a que me dejo ir, él ni siquiera me conocía pero me dejo ir a pesar de que había sido entrenado para hacer lo contrario. El lucho contra algo que era indudablemente natural para él, cazar y destruir a los de nuestra especie. Si él pudo separarse de su mundo yo también podría separarme del mío. Yo también podía ser tan fuerte.

La voz de mamá me envuelve — Sé que es difícil de aceptar ahora mismo, por eso es que escogí este lugar; el ambiente se encargara de alunas cosas por ti; eventualmente. —

Eventualmente, sólo tenía que esperar a que mi dragón muriera. ¿Me alegraré entonces? ¿Le agradeceré a mamá algún día, como ella parece creer?

Ella aprieta mi rodilla —Vamos adentro, quiero ir por algunas cosas contigo y tu hermano antes de inscribirles en la escuela—

Mi pecho se presiona, pero me levanto, pensando en todas las cosas que mamá había entregado por mí, en todo lo que ha perdido. Ella y Ryo, nunca habían tenido nada suyo. Tal vez este era el momento.

El momento para los dos.

 

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—Furihata Kouki suba aquí al frente y preséntese—

Mi estómago se retuerce ante esas palabras. Es el tercer período, lo cual quiere decir que es la tercera vez que he tenido que hacer esto.

Me deslizo fuera de mi escritorio, pasando por encima de las mochilas mientras me traslado al frente de la habitación para estar junto a la profesora, treinta pares de ojos se fijan en mí.

Mamá nos inscribió el viernes pasado, insistió que ese era el momento. Asistir a la escuela era el primer paso para la asimilación. El primer paso a la normalidad. Ryo estaba emocionado, sin miedo, listo para ello. Pero yo aún no.

 

 Pienso en mi clan y en todo lo que iba a abandonar. Así que, ¿qué si el vuelo diurno estaba prohibido? Por lo menos podría volar. Las reglas que me antes me irritaban y el clan, repentinamente palidecen ante esta nueva realidad. Aun no estaba seguro de por qué había aguantado a Shoichi por tanto tiempo. ¿Fue sólo por Ryo? ¿O había algo dentro de mí aparte de la lealtad para con mi hermano que se opuso a estar con él?

Los adolescentes me rodean. Humanos adolescentes, sus voces resuenan, el aire está lleno de perfumes falsos, empalagosos. El peor infierno de un dragón.

Resisto el deseo de rascarme el brazo,  el calor y la sequedad hace arder mi piel, me sentí enfermo, el marchitamiento pasaba a través de mí.

Aclarándome la voz les hablo— Hola, soy Furihata Kouki, un gusto  conocerles—

Una chica cerca del frente hace girar un mechón de su pelo. —Sí, ya lo sabemos— Ella sonríe, sus labios son obscenamente brillantes.

La profesora me salva— ¿De dónde eres?—

Mamá me había taladrado las respuestas — De la prefectura de Miyagi—

Una sonrisa alentadora —Hermoso, hermoso ¿A qué escuela fuiste?—

Tenía cubierto eso también —Fui educado en casa— Fue la explicación más fácil de hacer para inscribirnos, exactamente no podíamos pedir que el clan nos enviara los papeles de mi escuela.

Varios chicos se rieron abiertamente. La chica haciendo girar su pelo pone sus ojos en blanco — Nerd—

—Basta, Momoi— La profesora me mira otra vez, su expresión ahora es menos hospitalaria, más resignada.

 —Tengo la seguridad de que esto será una experiencia interesante— Asiento, y me dirijo a mi escritorio, pero su voz me detiene, como a un rehén.

—Tienes una hermano gemelo, ¿verdad?—

 Hago una pausa, deseando que esa sea la pregunta final. —Sí—

 Un chico que sinceramente me provoca escalofrios habla entre dientes —Doble placer—

 

Sentado en mi pupitre pienso, he decidido tratar de volar, mamá lo hizo cuando vivió aquí, no es imposible.

 Ahora mismo es difícil escabullirse, mamá siempre está cerca. Ha  decidido recogernos y dejarnos en la escuela como cuando teníamos siete años. No estoy seguro de si es porque teme que el clan este siguiéndome la pista en la escuela o porque se preocupa de que pueda huir. Me gusta pensar que confía en mí lo suficiente como para saber que no haría eso.

Lograr escabullirme para estirar mis alas por un corto tiempo no es para impedirle a Mamá y Ryo tener la vida que tanto quieren.

Solamente porque vivo aquí no significa que estoy dispuesto a desaparecer. El pensamiento de volar de nuevo es la única cosa que me mantiene funcionando. Riesgoso o no, iba a saborear el viento otra vez.

La campana timbra, y estoy de pie con todos los demás.

Un chico con ojos de gato se gira hacia mí y se presenta —Hey, Soy Hiroshi —

—Hola— le respondo quedamente.

— ¿Necesitas ayuda para encontrar tu siguiente clase?— me dice

—No. Estoy bien, gracias— Dando un paso por delante de él, corro hacia mi casillero

Ryo me está esperando — ¿Cómo te va?— El pregunta alegre

—Bien— miento

Su sonrisa se desvanece —Tienes que ser más accesible Kou, sólo tú puedes decidir ser feliz—

Proceso sus palabras; o lo arruino todo, o hago otro intento —Ya basta de psicología por favor—

Él se encoge de hombros, varios chicos pasan y le dan una segunda mirada, está en casa en este mundo, sin sufrir mi ansiedad, sin sufrir más por Shoichi, y me alegro por él, en serio. Si sólo su felicidad no fuera mi sufrimiento.

—Lo intentare— le prometo, lo que sea que eso signifique, no es como si yo quisiera arruinar esto para él.

—Oh. Se me olvidaba— busca en su mochila —Mira, están  haciendo pruebas para el equipo de básquet para el año siguiente— Miro hacia el folleto en su mano —Deberíamos intentarlo juntos—

Finalmente consigo abrir mi casillero y dejo algunos libros —Nah tu hazlo—

Niego con la cabeza y abro mi boca para enfatizar mi negativa, entonces me detengo. Mi carne tiembla. Los diminutos pelos en mi nuca se elevan en alerta. Un libro se desliza de mis dedos, pero no me muevo para recogerlo.

Ryo baja el folleto — ¿Qué? ¿Qué es? —

Me quedo con la mirada fija sobre su hombro, hacia el pasillo abarrotado. El timbre suena y el movimiento de todo el mundo se pone frenético. Los casilleros se cierran de golpe y las suelas de zapatos suenan en el piso.

Permanezco quieto.

—Kou, ¿Qué?—

Niego con la cabeza, incapaz de hablar mientras mi mirada pasa rápidamente sobre cada cara. Entonces le encuentro. Le veo. El único al que buscaba antes de darme cuenta de eso, antes de comprenderlo. El chico guapo.

Mi piel escuece.

—Kou ¿qué sucede? Llegaremos tarde a clase—

No me importa. No me muevo. No puede ser él. Él no puede estar aquí. ¿Por qué él estaría aquí? Pero él está aquí.

Seijuuro.

 

Él se apoya contra los casilleros, Momoi juega con el borde de su camisa, cínicamente recostada en él, labios lustrosos moviéndose sin parar. Él sonríe, asiente, escucha mientras ella charla, pero tengo la leve sospecha de que realmente no le importa, que él está en cualquier otro lugar… o quiere estar. Al igual que yo.

No puedo apartar la mirada.

Su pelo rojo cae por su frente descuidadamente, y yo lo recuerdo oscuro y mojado peinado hacia atrás de su cara. Recuerdo a los dos solos en una cueva, su mano en la mía y esa chispa que pasó entre nosotros antes de que su cara se volviera tan sombría y enojada. Antes de que él desapareciera.

Ryo suspira a mí lado y gira alrededor para ver. —Ah— murmura —Yummy, sin embargo es una pena, parece que tiene novia, tendrás que poner la mira en alguien más— Frente a mí se queda sin aliento — ¡Kouki! ¡Estas brillando!—

Eso sacude mi atención de regreso. Bajo la mirada hacia mis brazos. Las manchas de mi piel bajan y suben, brillando débilmente, como si hubiera sido espolvoreado en bronceado.

El dragón en mí se estaba moviendo, hormigueando, ansiando salir.

— ¡Dios, mantenlo atrapado, Kou! ¿Ves a un chico ardiente y comienzas a manifestarte? Ten algo de control—

Pero no puedo. Eso es algo que Ryo nunca comprendió. Cuando las emociones se elevan, el dragón sale a la superficie. En momentos de miedo, excitación, alerta… sale. Así somos.

Miro hacia atrás, hacia Seijuuro y el placer me atraviesa. Y debajo, el miedo al significado del porque está aquí. Mi hermano agarra mi brazo y lo aprieta casi cruelmente. — ¡Kouki, detente! ¡Detente ahora!—

La cabeza de Seijuuro se eleva como la de un depredador olfateando su presa y me pregunto si los cazadores son en realidad humanos. Él mira a su alrededor, buscando en el pasillo mientras lucho por ponerme en control. Antes de que él me vea. Antes de que él lo sepa.

Mis pulmones comienzan a arder a fuego lento, la quemadura familiar enganchándose en el mismo instante que sus ojos bicolor  se fijen en los míos.

El portazo de mi casillero me sacude y aparto mi mirada lejos de la él hacia Ryo. Su mano presiona la puerta de mi casillero, las puntas de sus dedos se clavan duramente sobre el metal.

El último timbre suena.

Con un movimiento rápido, el levanta mis libros del piso y me arrastra hacia el cuarto de baño. Miro por encima de mi hombro mientras los cuerpos apresurados vacían el pasillo en un torrente de perfumes antinaturales. Perfumes, geles para el cabello, sudor…que atascan mis sentidos. Aquí, nada se siente real. Excepto el chico siguiéndome con la mirada. Él me observa. Su mirada destellante siguiéndome, asechándome como el depredador que es. Se aleja de los casilleros en un andar lento, un movimiento gatuno.

Mi dragón continúa moviéndose, despertándose y vivo, de la misma manera hambrienta que él me observa. Mi piel se estremece, la carne de mi espalda hormiguea, irritada donde mis alas empujan. Las mantengo ocultas.

Ocultas, pero no inactivas.

La mano de Ryo tira más fuerte de mí, jalándome. Le pierdo de vista. Él es tragado por el pequeño remolino de humanos a mi alrededor. Pero todavía le siento. Le huelo. Sé que él está allí aun cuando ya no le veo.

Las ventanas de mi nariz arden contra el cloro del baño, al instante mi dragón se marchita por la avalancha de olores a los que fui sometido, presiono una mano contra mi boca y nariz. El indicio de fuego en mis pulmones muere. Dejando atrás solo un hormigueo.

La mirada de Ryo se desliza por mí y exhala, claramente satisfecho al ver que soy yo otra vez— Has dejado de intentar manifestarte ¡Gracias a Dios! ¿Estas tratando de fallarnos?—

Me quedo con la mirada fija hacia la puerta del cuarto de baño. Casi esperando que él nos haya seguido — ¿Él lo vio?— le pregunto.

—Creo que no— encoge un hombro —No sabría lo que vio de cualquier manera—

Eso era cierto, supongo. Incluso los cazadores no saben cómo los dragones se manifiestan en su forma humana. Ese ha sido nuestro secreto más cuidadosamente guardado. Nuestra máxima defensa. Y no es como si yo hubiera desplegado mis alas en el corredor. No del todo, de cualquier manera.

Abrazo mis brazos mientras espero que el zumbido se desvanezca de mi interior. Ésta es mi oportunidad, le puedo contar a el sobre Seijuuro…confesarle cuánto me había arriesgado ese día en la cueva con él…confesarle cuanto me había arriesgo ahora mismo. Puedo declarar todo mientras estoy en este podrido cuarto de baño.

Ryo entrecierra los ojos hacia mi cara — ¿Estarás bien? ¿Debería llamar a Mamá?—

Lo considero. Pensando en que diría Mamá si se le digo todo. ¿Qué haría ella? e instantáneamente lo sé. Ella nos sacaría de la escuela. Pero no, no nos llevaría de regreso al clan. Oh no. Sólo nos plantaría en algún otro lugar y en una semana, estaría rehaciendo este primer y miserable día una vez más, sufriendo el calor y el clima en alguna otra parte sin un guapo y excitante chico alrededor.

Un chico cuya mera presencia ha revitalizado mi dragón, la parte de mí que no se ha sentido vivo desde que deje las montañas. ¿Cómo puedo alejarme de eso? ¿De él?

Ryo me examina con la mirada —Creo que estamos bien— El menea un dedo hacia mí. —Pero mantente lejos de él, ni siquiera le mires, al menos no hasta que hayas conseguido estar bajo mejor control, mamá dice que no debería tomarte mucho tiempo antes de…— Él debe de haber visto algo en mi cara. Aparta la mirada —Lo siento— masculla.

Porque él es mi hermano y me ama dice eso,  quiere mi dragón tan muerto así como Mamá. Quiere que sea normal. Como el, para así poder llevar una vida normal juntos y hacer cosas como ser jugadores de un equipo.

Mi estómago se acalambra. Tomo mis libros de el —Se nos hace tarde—

—Nos perdonaran. Somos nuevos—

Asiento, dándole un tirón a mi libro de geometría. — ¿Nos vemos en el almuerzo?—

Ryo se mueve hacia el espejo para revisarse el pelo —Recuerda lo que dije, mantente lejos de ese chico—

—Sí— estoy de acuerdo, pero aun así, mientras salgo caminando por el desierto pasillo me detengo y escaneo hacia la izquierda y hacia mi derecha, mirando, buscando.

 Esperando. Temiendo.

Pero él ya no está allí.

Notas finales:

A lo largo de los siguientes capitulos habra menciones de algunos otros personajes, pero no todos tendren suficiente relevancia. 

Gracias por llegar hasta aqui.


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