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¿Tú? ¡No puede ser! por Liss83

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Cada noche su cuerpo era poseído en busca de un hijo. El mismo hijo que desde muy joven, tantas noches había soñado tener mientras dormía entre los brazos de su gran amor, Sirius Black, aunque era solo eso: un sueño. Quien diría que aquella fantasía se convertiría en su peor pesadilla, cuando el asesino de tantos, entre ellos sus mejores amigos, tomo todo su mundo.



Sus lágrimas caían sin cesar sobre su rostro, encerrado en aquel calabozo acondicionado para esa ocasión. Siempre había considerado a la luna llena su peor enemigo, ahora no estaba muy seguro de ello. Debido a que, su ahora hijastro, venia casi a diario por asuntos relacionados a los negocios familiares, podía ver a uno de sus ex alumnos. Sentía mucha lastima por todos ellos. Sometidos. Con la voluntad doblegada a los caprichos de aquellos que se sentían superiores, solo porque le besaban los pies a un ser tirano y sin escrúpulos. ¿Pero qué decía? Su situación no era mucho mejor, a merced de un ególatra, manipulador, acostumbrado a que se hiciera su santo capricho cuando él quería, donde él quería y de la manera que él quería. Y si eso no era suficiente, por esos días era justamente él ese capricho.



La puerta se abrió y un hombre rubio, de porte aristocrático, entro por ella. Remus solo lo miro en silencio unos segundos y volvió a clavar su vista al techo limpio.


- ¿Tienes agua suficiente? – pregunto Lucius mirando a su alrededor
- Si. Gracias. – dijo de forma distante
- ¿Por qué no me das una oportunidad? – suplico este -. Es todo lo que pido
- No has pedido nada. Lo has exigido, impuesto – alzo la voz poniéndose de pie de un salto –. ¿Crees que por qué tengo este collar que gobierna mi voluntad, no siento? – rio irónicamente –. No te equivoques, Lucius. Nada es para siempre, y tarde o temprano seré libre de ti y correré a sus brazos
- La pregunta es… – dijo Lucius sonriendo - ¿Él te querrá todavía en ellos? He escuchado por ahí que es un excelente amante, como todo Gryffindor y Severus… bueno, puede mostrarle cosas que hasta ustedes desconocen



En ese momento, el cielo se despejo de nubes y la luna se vio en toda su redondez, tal como Lucius soñaba ver el vientre de su amante. Pero cuando volcó a verlo, su cuerpo ya era otro. Su boca, ahora hocico, mostraba los colmillos. El más puro instinto lo dominaba. Y este llamaba a su compañero. Se lanzó con todas sus fuerzas contra la puerta intentando abrirla, hacerla pedazos e ir en su búsqueda. Pero este lo contuvo cuando se cerró tras la salida presurosa del dueño de casa para salvaguardar su vida.



Quería acompañarlo en su primera transformación a su lado, cuidarlo, evitar que se lastimará. Con el tiempo se ganaría su amor, costase lo que le costase. Se acomodó en el suelo, y se preparó para una noche larga y tortuosa, pero llena de sueños con el único hombre al que había amado toda su vida.




* * *


En un bar muy bien escondido en el callejón Knockturn, una mujer bajo la protección de una capa bebía un copa Whiskey de Fuego. Minutos después llegaba un hombre y se sentaba a su lado


- ¿Impaciente? – dijo ella
- En unos días será primero de septiembre – dijo Amycus Carrow – y aún no se ha designado al próximo director de Hogwarts 
- Que tu sepas – contesto su hermana
- ¿Intentas decirme algo Alecto?
- Deja de jugar y dime que averiguaste
- Al parecer tenias razón, y los miembros de la Orden del Fénix están desapareciendo. El principal gestor es Alastor Moody, y lo viene haciendo desde el mismo día que se tomo el ministerio
- Se están escondiendo como la rata que son. La pregunta es donde – dijo Amycus un tanto impaciente
- Mis informante me aseguraron que intentaran el rescate de la reina 
- Debemos prepararle un recibimiento digno ¿No te parece?


Ambos mortífagos rieron maliciosamente. Atrapar al ex auror era una especie de entretención para ellos. Ya que desde el nuevo ascenso del señor oscuro al poder, lo habían perseguido y atrapado varias veces, pero tras torturarlo lo dejaban en libertad




* * *


En una habitación por la cual los rayos de la luna apenas y se colaban Minerva Mcgonagall examinaba un mapa junto a Moody


- ¿Estas seguro que pasan por ahí? – pregunto la animaga
- Totalmente
- Entonces esta decidido lo haremos esta misma semana




* * *


Inmediatamente Draco recibió el patronus de Laforet, supo que estaba en serios problemas. Si echaba a perder ese negocio, su padre lo mataría sin contemplaciones.


Miro a su mascota quien sonreía con auténtica maldad. Así que lo tomo del collar y los apareció en su casa. 


- Muy bien, te divierte todo esto ¿no? – dijo Draco con malicia –. Yo también se divertirme – y la sonrisa de Ron se congelo. 


Desapareció y cinco minutos después apareció con tres elfos domésticos, los cuales se pusieron a trabajar de inmediato en reparar los desperfectos de la casa.
Veinte minutos y mucha magia de elfos después, la casa brillaba como si nunca nada hubiese pasado. Draco desvistió entero a Ron y le dio un baño rápido. Luego lo subió a la cama y unió esta a su collar con una cadena. Lo perfumo y le hecho un potente hechizo en el ano, antes de salir le ordeno:


- Pórtate bien Ron y se muy complaciente. Es una orden



Ron no supo de donde había sacado el rubio una nueva varita tan rápido, pero tampoco se detuvo a pensarlo dado que durante horas el terror recorrió su cuerpo desnudo. Sabia que había arruinado algo importante y no se salvaría tan fácil, pero valía la pena si le arruinaba sus planes al hurón.
Cuando la puerta se abrió nuevamente, Draco cruzo por ella y lo agarro del collar obligándolo a que se moviese como si este en una exposición canina. Le abrió las nalgas y sintió el aire frio que se colaba entre estas.


- ¿Qué linda vista? – dijo una voz con acento francés totalmente desconocida para Ron, y sintió como su cuerpo se estremecía.
Una mano recorrió su cabeza y espalda igual como se acaricia una mascota


- Tiene todos los hechizos pertinentes, así que no te preocupes – dijo la voz de su amo –, solo disfruta
- Guacias – dijo la voz y la puerta se cerro



Un dedo se coló entre su nalgas, abriéndose paso por su ano. Intento revolverse pero no pudo . Tiraron de la cadena obligándolo a levantar el rostro


- Me digueron que no has cenado. – se bajo el cierre del pantalón y lo dejo caer libremente, dejando ante su rostro un pene gigante e hinchado por la excitación -. Anda, no seag tímida. Come



Su collar quemo y no pudo evitar abrir la boca y literalmente devorar con un hambre total ese pedazo de carne, saboreo como si fuera un manjar lo que salía por allí, mientras su cuero cabelludo era totalmente maltratado. Cuando eso termino, fue jalado hacia la cama, donde fue golpeado 


- ¿Tu amo te conto que soy zoofilico? – pregunto Laforet – cerré un negocio con él a pesag del fiasco de egta cena a cambio de jugag contigo



De repente y sin aviso fue penetrado sin contemplaciones. El grito que lanzo le desgarro la garganta. Esa cosa era cientos de veces mas gruesa que la de Malfoy. Sentía como corría la sangre por entre sus muslos. Los movimientos eran rápidos y certeros. Destinados únicamente al disfrute del amo, dejando en claro su posición en esa cama



Cuando todo termino dos horas después, Ron Weasley ya no tenia fluidos que salieran de él. No sentía dolor o cansancio. Había perdido la cuenta de cuantas veces su cuerpo había sido profanado. Sintió como le hacían una caricia en la cabeza, igual que a una mascota 


- ¡Egguuess inguueible! ¿Sega que Malfoy te wende? Segia sensancional tenegte a mi entega disposición
- ¿Quieres irte con él, Ron? – pregunto Draco entrando lentamente en la habitación. Se acerco sentándose en cuclillas frente a su mascota – Dime que quieres


Como pudo, Ron se arrastro hasta los pies de Draco, aullando lastimeramente y se tiro ahí llorando abiertamente como humano, pero debido a su miedo no lograba articular palabra



- Seria un placer vendértelo – comenzó Draco – es mas te lo regalaría – Ron lloro con mas desesperación – pero es un regalo del señor oscuro…, tú comprendes… 
- O no, guangguilo – se apresuro a decir el francés -, yo comggendo. Deggame paggagte pogg los segvicios. 
- Eso si que no – dijo Draco categóricamente – para Ron fue un placer, ¿no? – pregunto a este que se encogió en su sitio apegándose aun mas a su amo



Draco y su invitado salieron dejándolo a él tirado en el suelo. Rato después, Draco entro y lo cargo en brazos. Lo llevo a la tina y con el máximo de los cuidados lo aseo. Lo llevo nuevamente a la cama y lo curo



- Prométeme que no lo volverás hacer y yo prometeré que nadie a parte de mi te tocara – dijo Draco limpiándolo
- L…l…lo ju… ju… juro amo – dijo llorando el pelirrojo. Draco se desvistió y entro también a la tina, acomodándolo suavemente entre sus brazos -. Perdóneme, no lo volveré hacer
- Shhh, lo sé – susurro lavándole el cabello.



Salió de la tina y lo llevo en brazos a la cama, donde se acostó, acomodándolo en su pecho para hacerlo dormir

 


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