La luz de la mañana se colaba por las cortinas de esa pequeña habitación, era un sábado por lo tanto los habitantes de ese departamento continuaban envueltos en las cobijas, Bang deslizaba su mano por la cadera de su amante quien frotaba el trasero con una matutina erección, los largos dedos del hombre se metieron en el interior de pijama hasta llegar a una despierto miembro, lo comenzó a masturbar, de los labios del rubio gemidos comenzaron a escapar, unos dientes atacaron su cuello blanco para dejar unos chupetones algo visibles.
Bang se coloco encima de su pareja, lo beso dulcemente para sacar también la erección por encima de la pijama, junto ambos miembros para frotarlos.
—Muy buenos días amorcito. —Le susurró en los labios para devorar su barbilla. —Parece que anoche me extrañaste. —Sus caderas se movían frenéticamente, Jun lo rodeo con sus largas piernas. — Los gemelos siguen durmiendo así que podemos disfrutar un tiempo juntos.
—¡Ah! Bang me pones caliente. — Se colgó de su cuello para continuar devorándose, ambos miembros eran masturbados por la mano del mayor que los frotaba. —¿Quien no va extrañar a un sexi marido? Amor si eres todo un galán. —La excitación aumentaba en ambos cuerpos hasta llegar al límite. —Además la tienes bastante grande.
Los dos personajes tocaron el orgasmo, se envolvieron en un hambriento beso aquella maniobra solo era el preámbulo de una candente mañana. Jun se quitó la parte superior de la pijama para sentarse sobre su esposo, el calor dentro de la habitación aumentaba alarmadamente hasta que el sonido del timbre captó su atención, se detuvieron unos segundos rogando para que la interrupción desapareciera pero nada.
Los gemelos comenzaron hacer ruidos, estaban próximos a despertarse por el escándalo. Jun dejó caer su rostro en el pecho tatuado de su esposo, la perfecta mañana había sido destruida debido a que los gemelos gritaban emocionados por los golpes dados en la puerta.
La voz de una mujer se deslizó por las paredes un suspiro escapó de esos rosas labios, Bang lo sujeto de la barbilla para darle un tierno beso.
—Hoy es cumpleaños de mi padre así que tengo que ir a casa para la fiesta, no pensé que mi madre fuera a venir.—El rubio alcanzó su camisa para subirse los pantalones.— Le dije que no podías ir ya sabes.. .—Apretó los labios no sabía si continuar mintiendo porque la verdad su madre lanzó la invitación sin incluir a Bang.—Sé que no estarías a gusto con ellos y puedes pasar tiempo con tus amigos.
—No tienes porque ocultarlo, sé que ella no me quiere ahí.—El hombre de cabellos negros salió de la cama.—No quiero pelear por ello y tampoco busco que discutas con ella por mi causa, es tu madre sobre cualquier cosa.—Se puso de pie para ir al baño.—Entiendo cuando alguien no me quiere.
JunHong llevó las manos a la cabeza para jalar unas cuantas hebras, esa situación a veces se volvía insoportable, amaba a Bang y deseaba que lo acompañara a la fiesta de cumpleaños de su padre como la Familia que eran, ya anteriormente sostuvo una larga discusión con su progenitora cuando le dio la invitación pero la mujer era demasiado terca, él ¿Qué podía hacer? adoraba a sus padres y a su marido, no quería perder alguno, a veces los remordimientos lo acosaban pero YongGuk era bastante fuerte, camino a la puerta principal y la abrió, la mujer estaba a punto de tirarla a golpes.
—Hola Mamá ¿Qué haces tan temprano?.—Le cuestiono ayudando a la mujer con unas bolsas.— Pensé que estarías ocupada organizando los preparativos para fiesta.—La mujer caminó hacia el refrigerador, la alacena, verificando el interior .—Deja de hacer eso.
—Tu prima se está encargando de todos los detalles, lo sabía.—La mujer sacó productos de las bolsas traídas para guardarlos dentro de los muebles.—Les compré a los gemelos algo de ropa para que la usen hoy en la fiesta, tu padre está muy emocionado así que quiero que luzcan presentables.— Jun rodó los ojos para sacar las prendas y mirarlas.—Jun deberías surtir más seguido el refrigerador casi no tienes víveres, si necesitas dinero no olvides avisarme no quiero que mis nietos pasen penurias.
—Ellos se encuentran bien.—Intervino Bang cargando a uno de los gemelos.— Buenos días Sra Choi.—La mujer chasqueo la lengua, nunca podrían llevarse bien porque simplemente odiaba a ese hombre.— Para mi también es un placer verla.
La tensión entre los individuos se podía cortar con un cuchillo. La Sra Choi odiaba a ese hombre por todo lo que representaba, siempre deseó que su hijo terminara con alguien mejor, superarse no solo económicamente sino en todos los aspectos ante sus ojos YongGuk era un soñador sin los pies sobre la tierra, un egoísta , el bastardo que le cortó las alas a su hijo y lo ató a una vida monótona.
La Sra Choi estaba enojada con el destino, con su hijo, los eventos, como toda madre solo rogaba que sus pequeño Jun experimentará aquellas situaciones que ella no pudo y por culpa de un embarazo inesperado sus sueños fueron rotos.
—Tener lo básico para vivir no es estar bien, este lugar es tan pequeño y los niños no tardaran en caminar.— La mujer se dirigió hacia el sofá en el lobby .—El espacio es demasiado corto para ellos, un amigo de tu padre y tiene un departamento en una zona cercana a mi casa, puede dejarles la renta a la mitad de precio y el sitio es el doble de tamaño.
—No estamos interesados en mudarnos en este momento.—La zona donde vivían los señores Choi era la más cara para rentar, Jun bajó la mirada para verificar la ropa.—El espacio es suficiente para los cuatro. —Acomodo al gemelo dentro de su silla para comer.
La señora se adentro a la habitación para sacar al segundo bebé, su vista se fue hacia ese reducido espacio un extraño olor llegó a su nariz miró la cama un par de manchas blancas que brillaban bajo los rayos del Sol, sus facciones se contrajeron. Bang era el único beneficiado con esa situación, no había perdido nada, durante su juventud experimentó, emprendió tantos caminos mientras su hijo no, era un niño hundido en responsabilidades sin la oportunidad de conocer al mundo, deseaba tanto que se separaran ya que ella podría encargarse de los gemelos y su hijo ser un chico normal.
—Si tuvieras un empleo real podrían comprometerse con una hipoteca para comprar una casa en un barrio decente. —La mujer volvió atacar acomodando al bebé en la silla. —La calle está llena de bares, de puestos de poca monta, no hay un parque cercano, si tan solo aceptaras la invitación de mi esposo para que trabajes en su empresa.
Bang torció los labios, esa mujer lo sacaba de sus casillas.
—Pero te niegas a recibir ayuda, prefieres seguir teniendo trabajos de medio tiempo para dedicarte a esa cosa de la música. —Jun había escapado a la habitación para guardar la ropa debido a que su madre también le compro algo. —Si tan solo aceptaras que Junnie y los niños vivieran con nosotros.
—Es mi esposo, él y mis hijos vivirán conmigo, es una buena zona nunca me ha pasado algo malo. —Le enfrentó subiendo el tono de su voz. — Entiendo su preocupación pero debe entender que ahora somos una Familia.
La mujer se puso el delantal para comenzar a preparar el desayuno de los gemelos. YongGuk en un inicio trato de seguir los consejos de sus suegros pero simplemente no pudo cumplir con sus caprichos, ellos le pedían dejar de ser él, además decidió tratar de agradarles cuando una tarde escuchó a la señora decirle a su esposo lo mucho que aborrecía el hecho que Bang se casará con Jun, todo hubiera sido más sencillo si nunca se hubiesen casado. Bang trato de ayudar a la mujer con el desayuno pero esta lo lanzó fuera.
—Deja que me haga cargo de ellos. —Le indico besando los cachetes de sus nietos. —Deberías ir a bañarte. —Con la mirada le indicó la mancha blanca en el pantalón del hombre. —Espero se estén cuidando apenas Junnie volvió a la Universidad, ya suficiente cansado es atender gemelos para traer otra criatura, además no puedes pagar el seguro social de tus dos primeros hijos.
Bang lanzó el trapo que traía en la mano, le enfermaba que le recriminaba en la cara la ayuda recibida, su trabajo no le daba un seguro social por lo tanto su suegro tuvo que asegurar a su nietos e hijo, para que ambos asistieran con los mejores médicos, esa ayuda fue maravillosa ya que los gemelos tenían que ir al pediatra para registrar su perfecto crecimiento.
Él se detuvo bajo el umbral, Jun se probaba una chaqueta de cuero, de seguro era un regalo de su madre, miró la ropa sobre la cama, las etiquetas daban fe que eran marcas prestigiosas.
—Luces muy guapo. —Comentó causando que Jun saltara por la sorpresa. —Tu madre conoce tus gustos, la chaqueta es perfecta para ahora que vayas a Jeju. —Se dirigió hacia el rubio que se quitaba la prenda sonrojado.
—Bang lo siento, mi madre necesita tiempo. —El mencionado dejó escapar un suspiro, la Sra Choi era un verdadero hígado insoportable pero Jun la adoraba, era la mujer que más amaba. —Sabes que te quiero y nada me hará cambiar de opinión sobre nuestra Familia. —El mayor afirmó para acercar sus labios pero cuando estaban apunto de besarse unos gritos provenientes alertaron al rubio. —Debo ver que quiere.
YongGuk miro huir al chico por la puerta rasco su cabeza fastidiado, su suegra siempre serían un impedimento en su relación.