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Lo siento, Naruto. por OnlyYou

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¿Sabe que es la pérdida? No tener a nadie por quién luchar, nadie con quien discutir cosas tan tontas y superfluas como si el día amaneció gris o soleado, que libro vale la pena leer, que ver en la tele, que cena preparar; preguntar y no obtener respuesta. Despertarse sin objetivo alguno, sentir la presencia invisible del ser amado en todos sus objetos, en todos sus lugares y no poder acceder a él de ninguna manera porque su cuerpo desapareció.

Fue el primero en llegar al cementerio, cosa que no era de sorprender porque había salido disparado desde la casa que había sido de Naruto con Hinata que a duras penas había conseguido subirse al auto junto al pelinegro. Exigió al encargado que le dejara ver a Naruto, así como amenazarlo si es que llegaba a enterrarlo antes de que sus amigos llegaran a velarlo y más si se atrevía a hacerlo en un lugar que no fuera digno de él. Posteriormente, lo obligó a llevarlo a la bodega donde lo tenían guardado hasta la hora del funeral, encontrándose al que había sido su esposo en una camilla asquerosa a su parecer que sólo tenía su nombre, pues estaba cubierto por completo con una bolsa nada agradable.

Ni siquiera pidió permiso para abrirla, encontrándose con el rostro pálido del amor de su vida, el cual tenía unas prominentes ojeras bajo sus ojos, el color saludable que había tenido su piel había desaparecido y era obvio que se encontraba mucho más delgado de la última vez que lo había visto. Entonces, por primera vez en el día, la realidad cayó sobre él de una forma espeluznante, rompiendo su perfecta máscara de tranquilidad. Una a una, las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos hasta mojar el rostro de Naruto. Las limpió con furia.

Un Uchiha no llora… Los Uchiha no lloramos. — Se repitió una y otra vez, pero las lágrimas simplemente continuaban bajando por su rostro como una cascada, dejando escuchar sollozos ahogados de a ratos. Naruto había muerto pensando que él no lo amaba, había muerto solo, y había muerto sonriendo aún así. El volumen de sus sollozos se incrementó hasta convertirse en gritos de dolor, dejando salir toda su frustración, todo el arrepentimiento, el rencor que había sentido hacia la persona que lo había amado más que a sí mismo. —Perdóname, Naruto, por favor. Te amo, te amo maldición, no te atrevas a ignorar lo que te digo. ¡Despierta, maldita sea!— Gritó, golpeando la camilla con ambos puños y de inmediato sintió cómo un par de brazos lo sujetaban con fuerza y lo apartaban de su rubio. —¡Déjenme! Naruto no puede estar muerto, ¡no puede!— Volvió a gritar, esperando que por alguna clase de milagro, el rubio se incorporara como por arte de magia y lo mandara a callar por todo el escándalo que estaba armando.

Se volteó con todas las intensiones de liberarse a los golpes, encontrándose con la figura de su hermano mayor, quien lo miraba con ojos llorosos y una gran mueca en su rostro.

—¡Suéltame, Itachi! Joder, no me alejes de él.— La voz se le rompió, bajando la cabeza en un gesto de rendición. Lentamente, al ver que parecía estar calmado, el Uchiha mayor le hizo una seña a Deidara para que liberara el otro brazo de Sasuke y poder abrazarlo, esperando poder darle apoyo. —Itachi, está muerto… Naruto murió…— Murmuró, aferrándose al perfecto traje de su hermano como si fuera un niño otra vez. —Se fue y yo no estuve con él…— Un sollozo se le escapó, cubriendo sus ojos con un brazo.

—Tranquilízate, Sasuke…— Pidió este, sin comprender el porqué de las palabras de su hermano, aunque sabía que algo grave parecía haber pasado entre ellos para que Sasuke se encontrara tan alterado.

Vestido con el mismo traje blanco con el que habían contraído nupcias, el cabello rubio que parecía brillar ante el sol del atardecer, el ramo de rosas blancas adornando su pecho… Aquella imagen definitivamente era la de un ángel, el mismo ángel que él había hecho sufrir incansablemente por meses. Aún le dolía el labio partido y sabía que su ojo estaba hinchándose cada vez más, cortesía de un enfurecido pelirrojo que había llegado hecho una fiera al lugar. Le había gritado mil y una cosas a Sasuke al deducir algunas cosas obvias y otras por el mensaje enviado a su novio, para luego arrojarse sobre él y propinarle unos buenos golpes que Sasuke no había tratado de esquivar.

El silencio en el lugar era sepulcral, sólo se podían escuchar los sollozos de Gaara, quien realmente había perdido a su única familia, a su querido hermano. Deidara dejaba escapar silenciosas lágrimas desde el abrazo de Itachi, quien junto a Sai se mostraban lo más duro posible para ser de apoyo a sus respectivas parejas. Estuvieron allí durante un buen rato hasta que el sol comenzó a esconderse, momento en el cual fue Sasuke quien dio la orden para que bajaran el ataúd luego del último adiós. No pudo continuar observando mientras enterraban al amor de su vida, desviando la mirada hacia una de las colinas que se encontraban varios metros de ellos.

Fue un instante, una fracción de segundo en la que vio a una pelirroja de largo cabello con un vestido verde, un rubio de ojos azules que se veía maduro vestido con un pantalón negro y una camiseta azul y, en el medio de ellos vestido con un inconfundible tono naranja, Naruto. Los tres estaban abrazados y le sonreían con una paz que no se borraría jamás del corazón de Sasuke. Naruto al fin se había reunido con sus padres.

 

Al día siguiente.

 

Pasó la noche en la casa de Naruto, sin querer ir a ningún otro lugar, su lugar siempre había sido aquel. Se encontraba acostado en la cama matrimonial que ambos habían compartido meses atrás, leyendo la carta que Hinata le había entregado el día anterior.

“Sasuke… ¿Hola? Rayos, no sé cómo comenzar esto, jajaja. Hinata me dijo que si quería escribirte algo, ella se encargaría de dártela y, espero me perdones, no pude resistirme a escribirte esto…aunque en realidad sólo estoy hablando, ella lo escribe. Si estás leyendo esto, debo estar ya muerto, esto es tan raro. Ya no sé qué quería decir, demonios.
¿Cómo estás, Sasuke? Espero que estés muy bien, desde el fondo de mi corazón, deseo que seas feliz y obtengas todo lo que quieras, tienes el don de poder hacerlo con una simple sonrisa, aunque no la usas demasiado. Amargado, me dan celos de pensar que le sonreirás a alguien más que no sea a mí.
¿Cómo están todos? Estoy seguro de que Gaara y Deidara querrían matarme, no le dije a nadie, ¿sabes? Fue mi pequeño secretito, no quería que se preocuparan por pequeñeces.  Confío en que Sai sabrá contener su mal genio y que no trate de hacerte nada, odiaría que se pelearan por mi culpa. ¡Ni hablar de Deidara! Itachi las tendrá feas, recuérdale estar atento a los explosivos que guarda Deidara, de ninguna forma debes dejar que tu cuñado tenga la oportunidad de ponerte una de sus pequeñas bombas, ya sabemos cómo terminará eso, jajaja.
Me gustaría pedirte un favor, Hinata ha estado cuidándome desde hace unos meses y no he podido pagarle como merece por todo lo que ha hecho por mí, ¡los medicamentos son muy caros! Apenas he podido pagar algunos y ni siquiera puedo comer ramen, Hinata dice que es comida poco saludable para mí. Me estoy desviando, jaja. Lo que quería pedirte era si podías encargarte de vender alguno de los muebles de la casa para poder pagarle, ahora mismo veo su cara de disconformidad, no quiere que le pague. ¿Quién trabaja para que no le paguen? También, como eres lo más cercano a un familiar vivo, me gustaría que donaras la casa a alguna asociación de beneficencia.
Sasuke, ah… ¿puedo preguntar por qué? No debería dejar que leyeras esto, pero has sido quien más llegó a conocerme. Debo admitir que al principio estuve muy enojado contigo, conmigo, con la vida incluso. ¿He hecho algo malo por lo que deba pagar? ¿Robe la felicidad de alguien más con alguna de mis acciones? ¿Por qué las personas que amo se van? Soy tan egoísta, eso debe ser. Durante muchos años desee que mis padres no hubieran muerto, que se mantuvieran junto a mí. Y ahora quiero que vuelvas conmigo, ni siquiera me importa si me amas o no, quiero continuar viéndote por la noche y apenas despierte, escucharte reír y ver cómo brillan tus ojos, justo como cuando pediste que me casara contigo...
Realmente soy de lo peor, ¿no?
Soy feliz al pensar en el tiempo que pasamos juntos, eso es lo único que me da y dio fuerzas para sobrellevar mi situación. Por todo lo que hiciste por mí, te lo agradezco, Sasuke. Me hiciste conocer el amor de una forma que jamás había experimentado, un amor capaz de superarme por completo.
Te amo, no importa en qué situación o lugar te encuentres, siempre debes recordarlo. Esta es la despedida, Sasuke. Espero que podamos encontrarnos en alguna vida siguiente.

                Por siempre tuyo, Namikaze Naruto.

 

P.D.: Dale mis saludos a Itachi, Deidara, Gaara y Sai, recuérdales que no me gustaría verlos llorar y que estaré observándolos, incluso cuando se bañen, jajaja. ¡Chicos, sean todos felices! Que nada impida que realicen sus sueños. Los amo, gracias por haber estado en mi vida.

Nuevas lágrimas bajaron por su rostro al terminar de leer la carta, arrugando el papel en su pecho, encima del corazón.

—Lo único que has hecho de malo fue amarme, Naruto. — Murmuró a la nada, cerrando los ojos con fuerza. —Espero puedas perdonarme, soy tan imbécil…— Dejó la carta sobre la cama, saliendo rápidamente de la habitación, no podía soportar estar allí más tiempo.

   

 


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