Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

L'appel de la vie por Girlyfairly

[Reviews - 61]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola hola :)

a veces me pregunto si mas de dos personas me leen aquí, aunque no los culpo, estas actualizaciones se hicieron mucho más distantes de lo que hubiese querido :/

De igual forma les agradezco mucho Si leen esto :*

10.CHANGEMENTS

Ninguno de los dos se había imaginado alguna vez que el cansancio que ahora sentían podía ser posible, de ese que te vuelve los párpados pesados manteniéndolos pegados entre sí, y es que no era para menos, sí el embarazo había sido difícil, los ocho meses que le siguieron luego de dejar el hospital también lo eran, y quizá hasta un poco más.

No podían negar la emoción que sintieron cuando el bebé Dilan comenzó a arrastrarse buscando gatear, de hecho hasta el más pequeño cambio era un mundo nuevo para ellos como padres primerizos, pero que cada nueva fase conllevaba una responsabilidad diferente, como dejar que la curiosidad de su niño le permitiese conocer nuevas texturas, sonidos o colores a través de los objetos o juguetes que Light le ponía sobre la colchoneta de espuma que le armaba en el suelo para que Dilan jugase, pero que esto también requería una mayor atención, o andar detrás de él para evitar algún accidente, y lo más difícil quizá era que al llegar la noche el trabajo podía continuar, era Lawliet quien se encargaba de cambiarle el pañal y ponerle su pijama una vez llegaba del trabajo, jugar con él y darle su biberón no era tan complicado, aunque habían noches que Dilan tenía muchas más energías que otras, dejando a sus padres sin baterías antes de siquiera él sentirse somnoliento.

Por ello cuando se dejó escuchar unos quedos gimoteos que, en medio de la noche amenazan con convertirse en sonoro llanto, ambos hundieron más sus rostros en la almohada y cubrieron sus cuerpos con el grueso edredón, esperando que el otro se pusiese de pie, emitiendo ambos un leve jadeo ahogado al notar que ocurría lo contrario.

—Es tu turno...— ordenó Light somnoliento, sacando un brazo de entre las cobijas para empujar débilmente el cuerpo que dormía a su lado.

Y Lawliet, aunque suspirando y chasqueando la lengua, no se quejó, en cambio comenzó a arrastrarse de manera pesada sobre el colchón hasta que sus descalzos pies tocaron el frío piso, por el cual los arrastró hasta llegar a la cuna blanca que estaba en una de las esquinas de la habitación, donde sonrió al ver los ojos marrones de su bebé abiertos de par en par, quien apretaba los pequeños puños y pataleaba molesto quizá de sentir sus piernas limitadas por la pijama enteriza amarilla que tan adorable le hacía lucir. Lo cargó con cuidado y lo colocó sobre el pequeño cambiador que la misma cuna traía incorporado, había sentido el pañal cargado, deduciendo que era eso el posible motivo por el cual se quejaba su bebé, y tal y como Misa les había enseñado, tuvo la precaución de tener todo a la mano, principalmente un pañal nuevo y la crema que siempre usaban para evitar escaldaduras, todo con el fin de no ser mojado por Dilan por no tener todo en orden como muchas veces antes le había pasado. Lo tomó nuevamente entre brazos para acunarlo en su pecho por un momento, con una mano le acarició los copiosos y alborotados mechones de color marrón, esos que Light a diario se esforzaba por peinar pulcramente con cremas para cabellos de bebé, culpando a Lawliet de haberle heredado una melena tan despeinada pues no importaba cuánto intentase, esas gruesas hebras solo lograban mantenerse fijas por pocos minutos luego de cada ducha.

Light, aunque había decidido quedarse en cama para seguir durmiendo, no pudo evitar sentarse sobre el colchón al escuchar los susurros que invadían la habitación, encontrándose con Lawliet fingiendo llevar una conversación con el infante con quién compartía la misma pálida tonalidad de piel, sonriendo Light levemente al verlo arrullarlo con un ya tan conocido "shhhh", viendo él desde su posición como una pequeña mano se aferraba a la camisa blanca del mayor, esa misma que fue aflojando su agarre mientras volvía a quedarse dormido.

—Solo estaba mojado— anunció con voz baja cuando al haber dejado al bebé durmiendo, notó que Light no le despegaba la mirada.

—No te costó calmarlo...— aseguró suave, porque si una de las preocupaciones del azabache era que no sabía cómo ser padre, no parecía que le estuviese costando demasiado.

Lawliet sonrió y negando despacio con la cabeza comenzó a subirse al colchón, por el cual se arrastró a gatas sin despegar sus orbes ónice de aquellos color miel.

—Jamás pensé que oler a vomito de bebé podía gustarme tanto— bromeó, sonsacándole una risa al otro —¿Sabes qué más jamás había pensado?— se arrastró hasta situarse en medio de las piernas del castaño, quien aún se encontraba sentado sobre el colchón, cuyos ojos brillaban gracias a la luz externa que se colaba por la única ventana de la habitación.

—¿...Qué...?— se atrevió a preguntar suave, sintiéndose extrañamente intimidado al momento en que el rostro del azabache se acercó peligroso al suyo, pudiendo sentir la respiración del otro debido a la cercanía, quien sonreía ladino, una sonrisa que Light conocía como de picardía

Lawliet acortó la distancia y con la punta de su húmeda lengua trazó una fina línea por la mejilla del castaño, hasta llegar a su oreja, cuyo lóbulo mordió juguetón, sonriendo ladino al sentir el cuerpo del otro estremecerse, para luego susurrarle al oído con su caliente aliento.

—Lo incitante que podías llegarte a ver a las dos de la mañana con el cabello alborotado y la pijama mal puesta— lo tomó de los hombros y lo empujó sin mucha fuerza hasta dejarlo de espaldas sobre el colchón, donde sin más preámbulos buscó sus labios, Light no opuso ninguna resistencia y respondió al beso sin problemas, como lo había hecho en algunas ocasiones antes —Aunque tampoco es un panorama que no me hayas mostrado antes... razón por la que Dilan fue concebido, ¿verdad?

Light podía sentir el cálido aliento junto a la inquieta lengua deslizándose por su canal auditivo, una sensación tan embriagadora que le obligó a cerrar los ojos y a morder sus labios para evitar que las sensaciones que se estaban apoderando de su cuerpo fueran expresadas por éstos.

La boca del azabache se desplazó lujuriosa cuesta abajo hasta el cuello del otro, sonriendo de lado cuando como por inercia Light ladeó su rostro para dar un acceso completo a ese espacio tan sensible y terso que a cualquiera incitaría a pecar, donde Lawliet deslizó sus dientes dejando leves marcas y sonsacándole quejidos a su pareja, para luego combinar esas mordidas con húmedos besos haciéndolo jadear.

Las prendas comenzaban a estorbar y la habitación se había caldeado, Lawliet hundía su nariz de vez en vez entre aquellos mechones que cubrían parte de la nuca en la cual sus labios y lengua trabajaban para impregnarse de su olor, mientras sus manos hace ratos habían encontrado el hueco perfecto en la camisa de Light por donde se escabulleron hasta poder palpar la ardiente piel de su pecho. Y olvidando la timidez previa, aquellas piernas que se habían mantenido cerradas se abrieron, albergando entre ellas la cintura del azabache.

Y aunque la respiración errática hacia jadear a ambos, Light abrió sus ojos de par en par una vez la firme mano de Lawliet se abrió paso por el elástico del pantalón del pijama, tomando con precisión su miembro ya erecto y húmedo.

—¡Mngh!... Lawliet, e-espera... ngh...— con ambas manos tomó débilmente el antebrazo del mayor, quien no daba tregua a su entrepierna, moviendo su mano sin dudar hacia adelante y hacia atrás, mientras con su pulgar esparcía las gotas de humedad que iba en aumento.

—¿Y por qué haría eso?— susurró, disfrutando de lo exquisito que era la sensación del miembro de su esposo titilando entre sus falanges.

—Misa... Misa duerme hmm en la habitación de al lado— masculló, frente completamente perlada y ojos cerrados con fuerza. Su mente comenzaba a sentirse nublada, pero la poca lucidez que le quedaba le recordaba que no era el lugar ni el momento.

Suspiró aliviado y tembloroso cuando la mano de Lawliet salió de su pantalón, abriendo los ojos despacio sorprendido de que el otro realmente se hubiese detenido, pero que éste no se había movido de su posición, manteniéndose entre sus piernas mientras el rostro de ambos se encontraba a escasos centímetros.

—Tienes razón...— aceptó entre susurros para luego guardar silencio por unos segundos más, pensando bien lo que iba a decir —Light, regresa conmigo a nuestra casa— dijo finalmente, siendo testigo de cómo aquellos ojos miel se abrieron desmesuradamente.

—¿¡Qué!?, pero...

—No me veas como si te estuviese proponiendo la idea más descabellada del mundo— interrumpió, colocándole su dedo índice sobre los labios para hacerlo callar —Light... prácticamente yo vivo aquí, luego del trabajo siempre regreso contigo...— continuó despacio, deshaciendo nuevamente aquella distancia entre sus rostros, rozándole levemente los entre abiertos labios —Nos besamos... nos tocamos...— delineó despacio el contorno del rostro de Light, cuya respiración de nuevo se había agitado —Tenemos a un hermoso bebé, nuestro bebé al que amo demasiado...

—Pero...


—Y también te amo a ti...— continuó el azabache, haciendo que los labios de Light se cerrasen solos —Y no puedes negarme que tú también aún me amas— aseguró, complacido del efecto que sus palabras parecían haber provocado, un nerviosismo que era evidente en aquellos orbes —¿Que te impide volver conmigo?

—¿Realmente quieres saber que me lo impide?— espetó entre dientes, frunciendo el entrecejo levemente sin poder evitarlo.

—No... no me lo recuerdes— bajó la voz avergonzado, pero que dichas palabras no le hicieron desviar la mirada —Pero...¿No te he demostrado lo comprometido que estoy solo contigo?, dime ¿acaso no crees que podríamos intentarlo?

—¿Intentarlo?— el corazón le palpitaba con demasiada fuerza pues casi podía verse reflejado en aquellas pupilas ónice, y es que el aroma de esa pálida piel se escabullía sin permisos debido a la cercanía.

—Darnos esa oportunidad como lo hablábamos el otro día, con nuestro hijo corriendo por la casa. Dame nuestra segunda oportunidad, Light.

—¿Y si no funciona?— tenía miedo, eso no podía negarlo, pero también las manos le sudaban, nerviosas por recorrer sin pudor la espalda de a quien aún veía como su esposo.

—No lo sabremos si no lo intentamos, además haremos que funcione, te prometo que quiero hacerlos felices a ambos.

Light no dijo nada, haberlo escuchado expresarse en plural lo había dejado sin palabras, porque ahora ya no solo eran ellos dos, tenían un pequeño a sus lados. Y Lawliet puso notar las dudas reflejadas en aquellos orbes, por lo que acercándose más, le brindó un casto beso sobre los  labios.
-Dime, Light ¿no te gustaría que viviéramos los tres juntos?-

—si me gustaría pero...

—Pero solo hay que intentarlo— interrumpió raudo Lawliet, sonriendo sin dejar de acariciar los cabellos de su esposo.

—Quizá....— masculló nervioso, guardando silencio luego, pero que Elle no se atrevió a decir nada, los labios de Light se movían como queriendo articular palabras pero sin emitir sonido, sus ojos se movían hacia todos lados buscando exactamente qué decir, hasta que sus orbes encontraron los de Lawliet, de los cuales ya no pudo despegar la mirada —Quizá... podríamos intentarlo— finalizó, sintiendo como el cuerpo sobre el suyo pareció temblar de repente, y no era para menos, el azabache creía que aún debía estar durmiendo, y solo para asegurarse que estaba despierto, acortó la distancia de nuevo, reclamando esos labios como suyos una vez más.

 

 

 

-_-_-

 

 

 

Removía nervioso las prendas que tenia dentro del gavetero de madera, sacaba los posibles conjuntos que podrían verse bien y los colocaba con cuidado sobre la cama, luego de la conversación que se había llevado por horas de la madrugada, Lawliet le había propuesto ir a cenar después del trabajo para celebrarlo, y simplemente no sabía cómo podía mantenerse en pie cuando sentía que las piernas le temblaban cada que veía el reloj de pared, el cual mostraba como la hora acordada se acercaba con una rapidez que a él le parecía ahogante.

—¿Entonces te vas?— interrumpió Misa una vez entró a la habitación con Dilan en brazos, sonsacándole un respingo al castaño quién no la había escuchado abrir la puerta.

—Así parece— contestó con una voz tan neutra que a Misa le pareció extraña en su amigo, viendo ambos el pequeño cúmulo de tres maletas que Light ya había arreglado por la mañana.

—E irán a comen para celebrar, ¿verdad?

Esta vez una sonrisa si se dibujó en los labios del castaño mientras asentía.

—Lawliet hizo reservaciones en el authentique bistro de Paris.

—¡Vaya, a ti te encanta ese restaurante!— su voz, un poco más chillona y saltarina esta vez, hizo reír al bebé que traía en brazos pero no a Light, quien de forma desganada se había sentado en la orilla de la cama.

—Si, es muy bueno— y lo era, y aunque era un lugar que le gustaba, era el mismo a donde había querido llevar a Lawliet cuando creía que su amor se acababa, y de alguna forma eso se sentía extraño.

—¿Y a ti qué te pasa?— se acercó por completo, con una mano lo tomó del mentón, haciéndole alzar la vista, notando como las cejas del castaño se enarcaban extrañado —¿Por que no estás saltando de emoción por toda la casa?, ¿no es lo que querías?

—No me mal entiendas, solo estoy nervioso— se puso de pie y atendió al llamado de su bebé, quien extendía los brazos mientras abría y cerraba sus pequeñas manos.

—¿Nervioso emocionado o nervioso temeroso?

—No lo sé, solo nervioso— acarició la cabeza de Dilan, quien consentidamente se pegó más al pecho de su padre, haciendo incomprensibles sonidos con sus pequeños labios que hacían sonreír a Light —¿Estás segura que puedes cuidarlo?, Lawliet entenderá si le digo que no podemos ir porque....

—¡Ni hablar!, yo cuido a mi sobrino con mucho gusto— interrumpió, cargando de nuevo al pequeño para permitir que su amigo terminase de cambiarse —Pero si eres tú el que no quiere ir, tal vez debas hacerle saber.

—No es que no quiera ir....— se dejó caer sentado de nuevo sobre la cama, bufando notablemente estresado.

—Mira, sé que lo que pasaste es una situación difícil, porque no hay una respuesta sobre lo que hay que hacer, si tú sales y le preguntas a la gente que haría luego de una infidelidad, muchas dirán que es imperdonable, y que dejar a su pareja sería la única solución, otras dirán que el amor todo lo puede, que la gente cambia y que las oportunidades existen. Pero aquí no hablamos del resto del mundo, hablamos de ti, si crees que lo has o puedes perdonarlo, inténtenlo de nuevo, pero si temes que él vuelva a hacerte lo mismo, entonces déjalo ir. He aprendido a querer a Lawliet, pero tú eres mi amigo, yo quiero que seas feliz— se encorvó un poco aún con bebé en brazos y le dio un beso en la frente, un beso que a Light le hizo sonreír levemente.

—Gracias, Misa, por haberme permitido estar en tu casa.

—¡No hables como si te estuvieses despidiendo!— le dio un pequeño puñetazo en el hombro, un golpe que pese a no ser fuerte, hizo que el castaño abriese por completo los ojos, sorprendido —Tienes que venir cada que puedas, ¿o es que acaso esperas que mi sobrinito lindo me olvide?— hundió su rostro en el pálido cuello del infante, quien lanzó una sonora carcajada al sentir los besos de su tía en esa parte que siempre le hacía reír —Anda Dilan, vamos a jugar para que papi termine de arreglarse, di adiós— Misa agitó suave los dedos, un ademán que el más pequeño imitó con los suyos.

Y Light hizo el mismo gesto sin dejar de sonreír, esperando hasta que la puerta se cerrase para permitirse caer de espaldas contra el colchón. Suspiró con pesadez al saberse solo, seguir escogiendo el conjunto perfecto dejó de ser su prioridad, en cambio deslizó sus brazos sobre las cobijas, esas que tan suaves se sentían y donde noche a noche ambos se habían metido juntos entre ellas. Lo amaba, y aunque sabía que no podían pasarse la vida en casa de Misa, regresar a la suya era algo que no se había planteado con seriedad, jamás se imaginó que llegaría a sentir tal desasosiego por la idea de que esa misma noche volvería a dormir entre los brazos de Lawliet de nuevo, pero en su propia cama, colchón donde lo había visto sudando sobre otro cuerpo. ¿Sería capaz Lawliet de volver a engañarlo cuando todo vuelva a la normalidad?, es decir, estando en casa de Misa, su esposo se esfuerza por demostrarle que las cosas eran y serían diferentes, todo con tal de obtener su perdón, pero regresar a su hogar sería como darle esa seguridad que Lawliet anda buscando, ¿entonces dejaría él de esforzarse?, ¿volverían a caer en la rutina?, y si acaso caían en ella, ¿volverían a lo de antes?, donde cada quien comienza a encerrarse en su mundo dejando de disfrutar aquellos detalles que tanto adoraban de su pareja, una aburrida rutina donde no existían más que escuetos besos y esporádicos encuentros sexuales, de ser así ¿volvería entonces Lawliet a buscar en otra cama el placer que ya no encuentra en la suya?

Sabía que le había dicho que podrían intentarlo, y se estaba odiando profundamente por estar dudando, porque no podían estar por siempre en la incertidumbre de no saber qué exactamente eran, no podía seguir besándolo pero negándose a vivir con él, no era una situación justa para ninguno de los dos. Él, quien había estado ignorando la realidad todo este tiempo, hubiese deseado no llegar a ese día donde su mente y corazón trabajaban tan rápido que lo dejaban sin aliento, y es que inconscientemente había deseado que jamás llegase el día en el que realmente tenía que tomar una decisión.

 

 

-_-_-

 

 

Elle tamborileaba los dedos sobre la mesa cubierta de un pulcro blanco mientras su quijada descansaba sobre la palma de su otra mano. Seguía nervioso, pero ahora el nerviosismo era diferente, las mesas del restaurante poco a poco se iban llenando, dejándolo a él como el único solitario, y aunque no quería admitir que tenía miedo, el frío sudor que le bajaba desde las sienes lo delataba, y no era para menos, aún con el bullicio de todos los comensales, podía escuchar las agujas de su reloj de muñeca avanzando sin detenerse en ningún momento

—¿Gusta que le sirva más vino?

Golpeó su rodilla bajo la mesa al sobresaltarse por la repentina interrupción, pero intentó sonreírle al amable hombre de avanzada edad que vestía un elegante traje negro con corbatín rojo.

—Si, por favor— se limitó a contestar, viendo cómo su copa era rellenada por el mismo hombre por cuarta vez.

—¿Gusta que le muestre el menú de entradas mientras espera a su cita?— con la amabilidad por la cual se le pagaba, sonrió, aunque quizá a estas alturas ya había sido más una sonrisa de compasión.

—No, sigo esperando a alguien, pero gracias.

No fue grosero, pero si directo al mantener su rostro serio, y el camarero no intentó intercambiar más palabras, de cierta forma no era la primera vez que presenciaba una escena como esa, por lo que solo hizo una leve reverencia y se alejó hacia la mesa contigua.

Y Lawliet dio un sorbo a la copa recién llena, no disfrutando ni textura u olor del vino que le había sido dejado, de pronto simplemente tenía sed, y sin haberlo notado, su pie había comenzado a moverse nervioso bajo la mesa. No había querido llamarlo en ningún momento, en parte porque quería convencerse a sí mismo de estar seguro que Light llegaría, pero no pudo evitar el jadeo de sorpresa que emitió una vez sacó su celular, viendo en la pantalla que éste marcaba las 19h35, una hora y media había pasado de la hora acordada y Light no aparecía, ¿se estaría vengando por la vez que él lo dejo plantado? No, Light no era así, ¿pero entonces por qué no tenía ningún mensaje o llamada perdida?, el corazón le galopeaba tan rápidamente que dolía, y no soportándolo más se atrevió a llamar, abriendo los ojos de par en par al haber sido la llamada desviada por encontrarse la línea ocupada, ¿estaría llamándole Light al mismo tiempo y por ello la llamada no entró?, decidió esperar, pero al no recibir ningún llamado, decidió intentar de nuevo, obteniendo el mismo resultado, pero esta vez sus dedos se movían más nerviosos sobre la pantalla, marcando el mismo número  una y otra vez, hasta que por fin logró conectar.

—¿Light?— no recibió respuesta, pero podía escucharlo respirar, y no sabía si saber que estaba ahí lo dejaba tranquilo, o si por el contrario lo ponía más nervioso.
-Estoy en el restaurante, amor, y... quizá se te hizo tarde, ¿tal vez?-

—Lawliet, no puedo hacerlo— habló al fin, voz apenas audible por el bullicio de los demás comensales y música de fondo, pero que el azabache había escuchado cada palabra claramente, dejándolo helado.

—¿No puedes?, ¿quieres que lo pasemos para otro día?, ¿te sientes mal?, ¿pasó algo con Dilan?— las preguntas habían salido con tanta rapidez para creer que Light se refería a cualquier otra cosa y no a lo que se estaba imaginando.

—No, Lawliet, yo no puedo regresar contigo— masculló, voz claramente afectada.

—Ok, Light, ¿estás donde Misa?, llego y hablamos, ¿si?— sacó su billetera para sacar el dinero y pagar las copas de vino que había consumido. Escuchaba a Light levemente sollozo a través de la línea, y la única razón por la que él quería sonar calmo, era porque no quería quebrantarse en ese lugar, pero la desgarradora sensación de la cual era víctima su pecho iba en aumento.

—Llamé a mis padres, me regreso con ellos....— anunció de repente, con un hilo de voz que paralizó al otro.

—¿¡Qué!?— empujó la silla con tanta fuerza que las patas de ésta rechinaron sobre el suelo, ganándose la mirada extrañada de algunos presentes, miradas que ni siquiera notó, tan solo dejó los billetes en la mesa mientras tomaba sus cosas y salía del lugar rápidamente —¡Light, no te puedes ir!, ¡prométeme que no te irás!, ¡antes tenemos que hablar!, ¿Light?... ¿¡Light!?— tensó la mandíbula cuando escuchó el sonido de la línea desconectada, su visión se volvió nublada debido a las lágrimas que se habían agolpado tras sus párpados, pero las limpió rápidamente con el manga de su saco.

 

 


-_-_-

 

 


No recordaba alguna vez haber manejado a tan alta velocidad, y era una suerte haber logrado llegar sin ninguna infracción o accidente, pero que al situarse frente aquella puerta su cuerpo parecía haberse quedado sin fuerzas, el corazón le temblaba al igual que sus manos cuando sacó las llaves que Misa le había entregado para que pudiese entrar como si fuese su casa, total, realmente parecía haberlo sido desde los últimos seis meses, y una vez la perilla se giró, pudo escuchar el llanto de un bebé, suspirando un poco aliviado de encontrarlos aún ahí.

—¡Lawliet!— exclamó Misa al salir de la habitación contigua -la cocina- sorprendida e inquieta de verlo ahí de pie, en medio de la sala, ojos vidriosos y encorvado, que aunque estaba dispuesta a apoyar a Light en todo, no pudo evitar acercarse al azabache y abrazarlo, enredando los dedos de una mano entre aquellos copiosos cabellos para acercarlo hasta su hombro, donde un gimoteo quedó ahogado —Light sigue en su habitación, quizá esto sea lo mejor Lawliet.

—¿Como puedes decirme que quizá esto sea lo mejor?— sollozó, más encorvado aún al ser Misa mucho más pequeña que él

Misa se quedó callada, porque tal vez era lo mejor para Light, pero la manera en la que temblaba el cuerpo de Lawliet le dejaba claro que no era lo mejor para él, y estaba a punto de abrir la boca nuevamente buscando alguna palabra que alentase al azabache, cuando la puerta de la habitación del castaño se abrió, haciendo que Lawliet alzase el rostro, viendo a Light bajo el umbral con Dilan en brazos, a quien intentaba consolar debido a que su pequeño no dejaba de llorar, como si él pudiese sentir lo que sus dos padres estaban atravesando.

—Light, ustedes necesitan hablar— interrumpió Misa encaminándose hacia el castaño, cuyos ojos no estaban llorosos como los del azabache, pero que se notaban rojizos y más pequeños

—¿¡Como que te vas!?, ¡esta madrugada me dijiste que querías intentarlo, ¿y hoy?, ¿¡te vas!?— espetó sin importarle interrumpir a Misa, estaba triste, si, pero también decepcionado y molesto.

—¿¡Ahora es mi culpa!?, ¿¡crees que es fácil regresar a una casa donde quien se suponía que me amaba se revolcó con otra!?— las palabras junto a su tono de voz más alto habían salido solos, sin que pudiese pensarlas antes de decirlas, y es que el hecho que aún se sintiese un doloroso picoteo en su corazón, le molestaba.

—¡¡Ya pasó un año, maldita sea!!, ¡no tengo dinero para comprarte una casa diferente cuando fue hace pocos meses que comencé en mi puesto de subjefe, pero si lo que no quieres es regresar allí, entonces buscamos donde rentar pero no me digas una cosa y luego me salgas con otra!— gruñó apretando los puños, pero que su grito retumbó en toda la habitación, asustando a su pequeño, quien lloró más alto y asustado esta vez.

—¡Ok!, ustedes necesitan discutirlo a solas, no con Dilan en el medio— interrumpió Misa de nuevo, no pidiendo permiso para casi arrebatarle el bebé a Light de los brazos —Yo cuido a Dilan, tú habla con él.

Y sin más opciones, Light asintió, haciéndose a un lado para permitir que Lawliet entrase consigo a la habitación, donde la puerta se cerró dejándolos a ambos solos, donde el silencio reinó por unos segundos.

—Solo explícame el porqué, Light— se atrevió a preguntar apenas audible, cambiando su enojo por tristeza, cayendo sentado sobre el colchón debido a la debilidad que sentía en sus piernas.

—Yo... lo siento, Lawliet... pero es algo que debo hacer por mí— masculló, acercándose despacio al encorvado cuerpo que yacía en la orilla del colchón, dejando de lado también su molestia, concentrándose solamente en los quedos sollozos que emitía el cuerpo que tenía frente a sí.

—¡Pero dime el porqué!, ¿por qué ahora si todo parecía ir tan bien?

—Porque necesito tu ausencia— susurró, acuclillándose frente a Lawliet, encontrándose que éste tenía los ojos anegados en lágrimas, y no iba a negarlo, le dolía verlo a si, pero su hora de decidir había llegado y su decisión había sido tomada —Todo este tiempo siempre has estado presente que no he sabido lo que es vivir sin tu presencia, quiero irme solo una temporada— continuó, alzando una mano hasta que sus dedos encontraron la fría mejilla del azabache, con los cuales limpió la fina lágrima que bajaba por ella —Quiero saber si cada noche cuando no estés, te extraño o si me veo consumido por la incertidumbre, quiero saber si al estar lejos pasare contando los días por volver a verte como cuando éramos novios, o si por el contrario viviré cada día con miedo de imaginarte con alguien más...

—Temes que vuelva a engañarte, ¿verdad?— murmuró, tomando con su mano los suaves falanges que le acariciaban la mejilla.

—No eres una mala persona, Lawliet, ambos cometimos nuestros errores, y no sería justo para ninguno de los dos vivir en un amor donde uno no confiaba plenamente en el otro.

—Si, pero ¿¡por que regresar con tus padres!?, ¡quédate con Misa!, ¡yo no vendré todos los días si es lo que quieres!— hundió su rostro entre ambas manos, sollozando esta vez más audible.

—Sabes que no funcionaría, además mi madre está emocionada con la noticia, mi padre... sabes cómo es él, aunque se mostró más serio, también quiere conocer a su nieto, y yo quiero regresar a la universidad, si me quedo con Misa nadie podría cuidar de Dilan porque ella también estudia, en cambio mis padres podrían cuidarlo mientras estudio y busco trabajo para ayudarles— se puso de pie solo para tomar asiento junto al azabache, a quien rodeó con ambos brazos para pegarlo a su pecho —No llores, Lawliet...

—Sabes que a tu padre nunca le agrade...— masculló, sintiéndose tan ajeno a su cuerpo y que la situación le resultaba tan irreal.

—Ya no somos unos adolescentes, por siempre serás el padre de su nieto, viviré a media hora de distancia, puedes llegar cuando quieras, ni yo ni ellos te impediremos ver a tu hijo— lo estrechó con más fuerzas, durante la tarde él también había dejado salir algunas lágrimas, pero no habían dolido tanto como sentir a Lawliet aferrándose a su cintura, gimoteando.

—¿Cuanto tiempo es una temporada?— se limpió las mejillas con el dorso de su mano para intentar erguirse, encontrándose frente a frente con aquellos ojos miel que temblaron ante la pregunta.

—No lo sé...— contestó despacio, de hecho esa era la respuesta para muchas cosas, no sabía qué sucedería una vez estuviesen lejos. Se puso de pie y tomó una carpeta que había dejado sobre el gavetero de madera al lado de la cama, sudando de repente al sentir el papel entre los dedos —Pero necesito que firmes esto.

El silencio reinó de nuevo y su corazón se aceleró, tragó grueso cuando sus trémulos falanges tomaron el folio, abriendo sus ojos de par en par al leer lo que venía escrito.

—¿Un a-acta de divorcio?— titubeó, deseando que sus ojos hubiesen visto mal, dando un leve respingo cuando un lapicero se le fue extendido por parte del castaño —Pero... ¡pero dijiste que solo te ibas por un tiempo!, ¡ que te vayas por un tiempo y que me pidas el divorcio son dos cosas distintas!— se puso de pie completamente exaltado, no tomando el lapicero que se le era entregado.

—No pido nada, ni siquiera una manutención, supongo que en algunos días seremos citados en el juzgado para deshacer nuestro convenio. 

Creía que, de hecho, esa había sido la decisión más difícil, ni llamar a sus padres había resultado ser tan complicado, su madre había casi gritado de emoción, y su padre, aunque lo había regañado por no llevar antes a casa a su único nieto, también se le escuchó feliz a través del teléfono, pero que la idea de un divorcio no era algo que realmente se le había pasado por la mente, sin embargo, luego de pensarlo bien, creyó que podría ser lo mejor, porque así como él no estaba obligado a perdonar a Lawliet luego de lo que hizo, Lawliet tampoco estaba obligado a esperarlo quería o no continuar con él.

—Si me voy, quiero que ninguno esté legalmente atado al otro, de verdad quiero recuperar la confianza que pedí, Lawliet, pero tampoco estás obligado a esperarme porque no sé cuánto tiempo es una temporada.

—¿Que quieres decir?— preguntó temeroso, porque Light no era alguien desorganizado como para no tener una idea de cuánto tiempo podría estar lejos. No le dijo que regresaría en unas semanas, en meses, ni siquiera le dijo que regresaría cuando terminase su carrera universitaria, que aunque ahí ya se hablaba de años, al menos le estaría dando una esperanza, pero no parecía ser el caso.

—Que quiero dejarte libre de culpas, que seas feliz sin miedo, no quiero estar peleando ni reclamándote cada que mi miedo crea que tienes a alguien más en la que alguna vez fue nuestra cama, en la cual no puedo pensar sin imaginarte con otra persona en ella.

Quizá había estado consciente que no era un tema superado aún, pero el cual siempre había podido ignorar debido a que Lawliet se encontraba todo el tiempo a su lado, aún en el trabajo le llamaba cada que tenía libre, no permitiendo que las dudas o el miedo se apoderasen por completo de su mente, pero era ahora que se daba cuenta que hablar del asunto no era tan fácil, y que el sabor de boca que le dejaba era demasiado amargo.

—¿Tanto me va a costar un error?

—No lo hagas más difícil— suspiró cansado.

—No me veas como si fuese quien juzga tus pecados, tú mereces poder ir y venir tranquilo sin que alguien esté dudando de cada paso que das, y yo merezco poder respirar tranquilo sin estarme preguntando en donde estarás.

—¿Y si ya no regresas?— preguntó suave, completamente resignado y sintiendo la garganta cerrada por el nudo que se había vuelto a formar en ella, tomando despacio el lapicero que Light no había bajado en ningún momento.

Lo vio colocando el papel sobre el buró, mientras la trémula mano se acercaba al folio, y aunque había hecho lo posible por mantenerse calmo, no pudo retener las dos lagrimas que se escaparon por el rabillo de sus ojos al ver a Lawliet firmando el papel que daba como finalizado su matrimonio.

—Dijimos que estaríamos juntos por siempre el día de nuestra boda...— masculló, acercándose al azabache para poder retirarle lentamente el papel que sostenía con fuerza entre sus dedos —Si ya no regreso, quizá por siempre era demasiado tiempo.

Quiso abrazarlo de nuevo al verlo caer sentado, encorvado otra vez sobre la cama, pero el pitido de un claxon se dejó escuchar antes que la puerta de la habitación fuese abierta, apareciendo Misa en la habitación cargando a un Dilan ahora dormido. Y antes de que a Light se le ocurriera dejar la recámara sin voltear, Lawliet se puso de pie, y de manera derrotada se encaminó hacia dónde la rubia, a quien solo con su mirada le pidió que le permitiese cargar al bebé, acunándolo en su pecho con fuerzas pero teniendo el cuidado de no despertarlo, mientras le plantaba incontables besos sobre la copiosa mata de cabellos marrones, cuyos gruesos mechones absorbían las lágrimas se las mejillas del azabache.

—Debo irme, Lawliet...— habló apenas audible Light, sintiendo pena de tener que interrumpir aquella escena —Ya vinieron por mí— interrumpió de nuevo cuando pareció que el otro no le había escuchado, estiró sus brazos y con cuidado tomó al dormido bebé sin que Lawliet se lo opusiese —Podrás verlo cuando quieras...— intentó continuar para apaciguar el dolor que se dejaba ver en aquellos orbes ónice —Si algún día no puedes ir a verlo o no puedes llegar a traerlo, puedo pedirle el auto a mi papá para traerlo y puedas jugar con él... además...

Se detuvo, no importaba qué dijese, solo estaba haciendo más difíciles las cosas, y el dolor que reflejaban las facciones del azabache no parecían mitigarse, por lo que decidió respirar profundo, tomar a Dilan con un brazo y una de las maletas con la otra mano.

—Cuídate, Lawliet. Si el tiempo así lo quiere, tú y yo volveremos a estar juntos.

Y aunque quiso aferrarse a su cintura para no dejarlo ir, su cuerpo no respondió, en cambio solo pudo verlo alejándose, sin imaginarse que la imagen de su espalda sería lo último que vería en meses, y que pasarían tres años sin que Light volviese.

Notas finales:

quería preguntarles algo :)

¿les molesta los capítulos muuuy largos?, decía en otra página que según yo, a esto le faltan dos capítulos, pero no sé si las ideas para el siguiente  son suficientes para hacer un capítulo completo, por lo que estaba pensando unirlo con el último, pero quedaría quizá muuuy largo. 

Sé que algunos dirán que depende de mi, solo quería saber su opinion de si les aburre un capítulo muy extenso, bueno :) de igual forma, gracias por leer ^_^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).