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¿Tú? ¡No puede ser! por Liss83

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Notas del capitulo:

Ojala lo disfruten

 

 
El tiempo transcurrió y muchas cosas pasaron. El embarazo de Harry iba excelente, aunque cada vez era más difícil tratar con su temperamento, razón por la cual todo mundo lo evadía con la venia del lord, aunque este no lograba hacerlo siendo el blanco de sus cambios de humor. A Sirius le llamaba poderosamente la atención como el lord, siendo quien era, aguantaba estoicamente todos los caprichos de embarazado del ex salvador del mundo mágico. 
 
 
 
En cambio él llevaba sus diez días de embarazo de manera envidiable, ya que Severus no le permitía mover ni un solo dedo dentro de la casa. Ya soñaba con ver en Hogwarts a los nuevos merodeadores haciendo travesuras vistiendo sus túnicas rojas con dorado, porque si de algo estaba seguro era que tanto sus hijos, porque pensaba darle mas de uno a Severus, como el príncipe heredero del mundo mágico serian Griffyndors de pies a cabeza, de eso se encargarían su ahijado y él, por muy alto que fuesen los gritos. Esperaba que a ese grupo se uniesen también los hijos de su ex amor. A veces en verdad deseaba que Lupin lo olvidase, que lo viese simplemente como el compañero de colegio con el que compartió tantas travesuras. Tal vez pasaría eso si Remus bebía también la segunda poción que le dio Severus, pero temía sugerirlo y que este lo malinterpretase, ya que de un tiempo para acá se había convertido en un hombre amargado y sombrío. Le dolía verlo así, y peor aun porque evadía a todos, lo cual lo llevaba a que sus transformaciones en las noches de luna llena fueran increíblemente dolorosas. Esto ultimo lo sabia porque Severus lo atendía a petición de su mejor amigo, Lucius. 
 
 
 
Este último secretamente envidiaba la relación que tenían su ex compañero de casa con el perro pulgoso, como sus celos lo hacían llamar a Sirius, ya que era mas que obvio que entre ellos estaba naciendo algo real, algo muy parecido a eso que él quería con Remus. Su hombre lobo. 
 
 
 
Un suspiro de frustración se escapaba de sus labios cada vez que pensaba en el hecho de que el lobo que vivía dentro de su amado castaño solo quería y necesitaba cerca de él al insufrible de Black. Maldita sea se decía a si mismo cada vez que Lupin rechazaba sus cortejos. En su desesperación hasta había pensado en el suicidio, porque no se encontraba capaz de vivir con el desprecio del hombre lobo. 
 
 
 
Un día que ya no podía más, fue de visita a casa de los Snape para despejar su mente. Como de costumbre, Severus lo invito a pasar a su despacho donde Lucius se desahogaría al calor de un whiskey de fuego 
 
 
 
- Es que ya no soporto mas, Severus – dijo Lucius con un grito de frustración – no importa lo que haga, cada noche, en sueños, solo lo llama a él. Ni siquiera la perspectiva de tener un hijo lo hace darme una oportunidad. Yo lo amo
- ¿Y sus transformaciones? – le pregunto Severus con interés desde un punto de vista medico
- Cada mes son peores. Sus aullidos parecieran que lo llaman solo a él
- Entonces has que te llame a ti – dijo Sirius entrando con un servicio de té que coloco en una pequeña mesita para servir las tres tazas
- Sirius, es una… – empezó a hablar Severus con tono que dejaba entrever su molestia
- Lo sé, no tengo permiso para esto – dijo mirando a Severus bajando el rostro – pero lo ame como a un hermano, Severus, y en un determinado momento lo hice como hombre
- ¿Y ahora? – interrogo este alzando la voz – ¿lo amas otra vez como hombre? ¿Es eso?
- Shhh – dijo Sirius tomándole ambas mejillas con ambas manos – cállate grasiento hermoso, que el que le va heredar la insolencia a nuestros hijos soy yo – susurro sonriendo antes de toparle los labios con los suyos – tú eres el juicioso, ¿Lo recuerdas? Mira a ti te duele que el peliteñido no sea feliz, a mí me duele que Remus no lo sea porque sigue atado a mi
- No dices nada nuevo, pulgoso – dijo incómodo Lucius
- A eso voy. Sev, deja de ver a Remus como rival y velo como es ahora. Como el compañero de tu mejor amigo y porque no el padrino de uno de nuestros hijos, porque quiero varios – y ambos sonrieron mientras Severus lo abrazaba por la cintura – con ese… pelo… todo… lleno de… Por favor haz que no le duela. Por favor. Por amor que me tienes. Que ahora nos tenemos. Dale a Remus la oportunidad de volver de amar
- ¿Y tú? – susurro Severus acariciándole el cabello – te dolora…
- No. Tu amor y el de nuestro hijo no dejara que me pase nada – dijo sonriendo – lo sé. Regálanos a todos la oportunidad de ser una gran familia. Por favor
- El lobo no querrá – dijo Severus mientras Sirius recargaba la cabeza en su pecho
- Yo… sé cómo hacerlo – dijo Sirius mirando a Lucius. – Si su compañero se lo pide, el lobo lo hará
- Sirius, ya no eres su pareja – dijo Severus molesto
- Aun lo soy – dijo Sirius levantando su mirada hacia él y Severus frunce el ceño – sentémonos y se los explico – todos lo hicieron – Miren, va ser incomodó lo que voy a explicar pero piensen que es pasado ya. El amor que surgió entre Remus y yo fue natural, simple. Yo ame Remus a tal grado que me hice animago para no dejarlo ni siquiera cuando él dejaba de ser él. Es por eso que el lobo que habita en Remus me eligió como su pareja. Ahora si yo le hago ver al lobo que hay alguien mas digno que yo y dispuesto a amarlo…
- ¿Y cómo lo harías? – pregunto Lucius intrigado
- ¿Qué estarías dispuesto a hacer? – pregunto sonriendo
- Todo – susurro el rubio
- Dame una dosis de la poción – dijo Sirius mirando a su pareja – hoy mismo solucionaremos esto.
 
 
 
Remus estaba sentado frente a la ventana de su habitación cuando en el jardín aparecieron Lucius y Severus que venía de la mano de… Sirius. No lo podía creer. A tal grado lo querían humillar que traían al hombre que amaba para restregarle en la cara su felicidad. Y esa sonrisa en los labios de su amor era la peor de sus humillaciones.
Un elfo domestico entro a la habitación e hizo una reverencia diciéndole que tenía visitas. Segundos después un Sirius radiante entraba a la habitación extendiendo sus brazos hacia él que corrió a abrazarlo. 
 
 
 
- Sirius – cerro los ojos al sentir la caricia que este le hizo en el cabello
- ¿Cómo estás? – susurro besándole el cabello – aparte de hermoso, claro – dijo sonriendo de la manera que se había acostumbrado porque sabía que le gustaba a Severus
- Te… – no podía decirle nada o Lucius lo mataría. Sabía que era capaz
- Yo te extraño – dijo acariciándole las manos – como extraño a James y a Lili – susurro besándoselas – extraño a mi compañero de aventuras y locuras
- ¿Y a tu amor? – susurro Remus cerrando los ojos cuando sintió su mejilla ser acariciada
- Yo tengo un nuevo amor Remus – dijo con tristeza – y fruto de ese amor tendré un hijo. De eso vengo hablarte
 
 
 
Conversaron por horas. Horas en las que Remus grito, lloro, maldijo, se tiro al suelo implorando. Hizo cuanto pudo para desahogarse y finalmente se acostó en la cama y se agarró a la mano de Sirius mientras bebía la pócima que este le entrego. Para luego sumirse en un sueño que sería reparador entre los brazos del animago que le susurraba palabras tranquilizadoras
 
 
 
Cuando Remus Lupin abrió los ojos nuevamente, lo primero que vio fue algo verde lima, sentía un brazo que le rodeaba su cintura. Levanto su cabeza y se percató que estaba acostado sobre un pecho ancho. Siguió subiendo con su vista y se encontró con unos ojos grises que lo miraban fijamente, luego unos labios se posaron sobre su frente de manera delicada e instintivamente cerro los ojos para que la caricia se profundizara
 
 
 
- Prometo hacerte muy feliz si me das una oportunidad – Remus miro hacia la ventana y se percató de que estaba en la habitación que estaba destinada a las noches de luna llena. Su nerviosismo lo sintió el rubio que rio bajo – no pasara nada malo. El pulg… Sirius me dijo que hacer para que tu lobo me reconozca como tu nuevo compañero 
- ¿Lo harás? – pregunto tímidamente el castaño
- Lo intentare. Si no funciona… te dejare ir, aunque eso me mate antes de lo que alguien lo note
- Mi rechazo no te matara – susurro Remus cerrando los ojos antes la caricia –la única manera que te lastimara seria… - se incorporó en la cama y lo miro fijamente - ¿desde cuándo?
- Hace tiempo – susurro Lucius
- ¿Cómo? – también susurro el castaño
- ¿Importa? – dijo poniéndose de pie 
- ¿Cómo? – repitió  Remus esta vez con voz autoritaria
- Fue hace dos años – susurro – en un viaje. Se parecía mucho a ti. Yo quería… todo se salió de control. 
- Su nombre – exigió el menor
- No lo sé. Al volver… yo…
- Narcisa – susurro Remus
- No – se apresuró a contestar el mayor – ella… el señor oscuro se encargó de ella. Interfería en sus planes. Te amé desde muy joven por eso mi lobo te reconoció aunque no me llego a transformar
- ¿No lo haces? – preguntó Remus intrigado – cuéntame
 
 
 
Lucius le acaricio la mano sabiendo que el mayor secreto de su vida y va quedar al descubierto, pero no importaba si Remus lo rechazaba de  igual manera moriría, así que no tenía nada que perder. 
El tiempo lo diría, como diría el parecido que resulto tener el hijo de Hermione con Bellatrix. Un niño de piel blanca con cabello y ojos tan negros como el de la mortifaga. En cuanto lo tuvo entre sus brazos, Hermione se derrumbó en llanto. Había soñado tanto con que todo fuese un error y ese bebe tuviera pecas y el cabello rojo
 
 
 
Después del nacimiento del bebe las cosas cambiaron un poco. Harry se había enterado de la situación en la que estaba viviendo y le había pedido al lord que hiciera algo en favor de sus amigos. Fue así que Tom había promovido una ley donde se ordenaba el buen trato a los esclavos. Dicha ley la había promulgado el mismo día del nacimiento de Cadmus Riddel Potter, un rosado y hermoso bebe de cabellos negros que desde ya se veía que irían en todas direcciones. Al abrir los ojitos sus padres vieron unos ojos tan verdes como los suyos. Nagini se había tomado a pecho el papel de niñera del príncipe del mundo mágico, que no había poder humano, ni sobre humano que la alejase de los pies de la cuna. Otros que eran igual de sobreprotectores con Cadmus eran las mascotas de su papi, que no lo dejaba ni a sol ni a sombra. A medida que crecía, Tom se resignaba a que sin importar cuanto intentase cambiar a su hijo este seria un Gryffindor de pies a cabeza. Tenia la esperanza que futuros hijos que le diese su reina irían a dar a la casa de las serpientes, pero eso nunca ocurrió, ya que James y Merope Riddel serian también dignos leones como su papi. Quien quería reventar de orgullo era Severus, pues a nadie le cabía duda alguna que su pequeña Brenda ya era toda una slyffering y lo demostraba cada tarde cuando Sirius quería que la niña se bañase temprano y esta usaba los mismos artilugios que ocupaba su papi para conseguir cosas de su papá. Severus siempre llegaba cuando estaban negociando la redición de la niña y no podía evitar pensar en que Brenda haría resurgir a los merodeadores, solo que esta vez en el nido de las serpientes.
La compañía perfecta de Brenda, sin lugar a duda si serian Brutus y Scorpius Malfoy, hijos de Lucius y Draco respectivamente. Aunque cabe decir que nada impido que todos los niños crecieran juntos como grandes amigos. La persistencia de Gryffindors jugó un papel importante en ello sin lugar a duda. 
 
 
 
Charly le confeso cierto día a Blaise que siempre le habían atraído los hombres por lo cual el slyffering solo sonrió, le beso las manos y le prometió jamás pasar sobre sus deseo. Le tomo tiempo pero finalmente logró conquistar el corazón del Weasley, con quien tuvo dos lindos gemelos que le recordaban mucho a sus hermanos menores, a quien poco o nada veía, y no porque Blaise se lo prohibiese, sino por los innumerable viajes de negocios de estos. Con quien si convivía casi a diario era con su pequeño hermano Ron
A nadie le sorprendió que un día Fred y George decidieran abrir sucursales de su tienda en varios puntos de Gran Bretaña, puntos que curiosamente estaban cerca de un asentamiento de alguna manada de hombres lobos fiel a Greyback, donde crecieron sus hijos libremente. Quién vivió una vida de total esclavitud sexual dentro de la manada fue Moddy, razón por la que nadie volvió a saber de él, aunque muchos lo atribuían a su forma ermitaña de ser.
 
 
 
Quien sí era feliz con su vida dentro de la casa de cita en la que se convirtió La Madriguera, era Arthur. Su fama creció de tal manera que cada día visitaba un lugar diferente en el país debió a sus clientes exclusivos. Pero con el tiempo se cansó de todo eso y fue cuando recordó la propuesta que Alexander Fleming le había hecho el día que lo conoció. Un día, durante una de sus visitas a la mansión de Fleming le pregunto a este si seguía en pie, este sin siquiera detenerse a pensarlo le dijo que sí. Dos semanas exacta después de esa conversación Arthur entraba a la mansión como la señora Fleming. Se había despedido de sus hijos con la firme promesa de parte de Alexander de que no perderían el contacto. Dejaba atrás muchas cosas, y le dolía el final que tuvieron tanto Giny como Molly, pero él había encontrado un nuevo hogar. En cuanto a Percy, a pesar de todas sus negativas si le dio hijos a su amo. Marcus Junior era el fiel reflejo de su padre, mientras que Arabela Flint lo era de su mami Percy, como Marcus les enseño a llamar al pelirrojo. Luna se mudó a La Madriguera tomando el control de esta cuando Pansy o Marcus no estaban en ella. Le dio tres lindas niñas a su ama quien era totalmente feliz al ver como crecían felices las réplicas exactas de su ama
 
 
 
Frank Nott Longbbottom nació una bella mañana primaveral para alegría de sus padres y su bisabuela. Era un niño tranquilo que se convirtió en el centro del mundo de los tres mayores. Dos años después de su nacimiento, el Lord le encomendó a su padre el reclutamiento de nuevos reclutas fuera de las fronteras britanicas, por lo que la familia se mudo a Paris, donde tres años después nacería Maggy, y para orgullo de sus padres, ambos resultaron ser tan Gryffindors como Theo lo había pedido.  
 
 
 
 
Notas finales:

Ya solo falta el epilogo

 


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