Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

CANTÁNDOLE AL AMOR por Himitsu furikou Akira

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todas y todos los que aun leen esta historia, lamento enormemente el tiempo que la he dejado sola, suena cuento viejo per me quede sin internet, debería tener al menos unos 4 capítulos avanzados pero también me bloquee y pues salió esto. Espero que les guste y una vez más gracias por esperar.

A leer se ha dicho.

En el Maji, Kagami tiene su habitual pedido de hamburguesa, mientras que Kuroko y yo disfrutamos de una malteada de vainilla.

—¿Que querías platicar con nosotros, Furi? —Kagami habla con la boca llena, algo gracioso pero no deja de ser asqueroso.

—No hables con la boca llena Kagami-kun, es asqueroso —sonreí al ver como se comportaban mis amigos. La mirada de Kuroko se pone seria, mirándome con detenimiento.

—¿Ya nos vas a decir la razón de tu actuar algo raro? Yo ya estaba planeando como sacarte la información.

Desde que Kuroko sale con Kagami, creo que es algo más expresivo en cuanto a palabras. Su cara sigue sin demostrar demasiados gestos, como ahora, pero siento sus vibras amenazantes rodear mi cuerpo, que incluso hacen que Kagami casi se atragante con la comida. Supongo que aún no se acostumbra a esos arranques.

—No es que no confiara en ustedes, solo que quería que las cosas me salieran bien y estar seguro para poderles dar la noticia adecuadamente.

—No te preocupes Furi, lo entendemos. —Sonrió— ¿De qué se trata?

Rasque mi cabeza algo avergonzado. Aun no me  acostumbro a hablar libremente acerca de esto.

—Participare en un concurso de bandas y bueno, pues… Yo quería su opinión acerca de la música y la letra de las canciones. —Mientras hablaba, vi como Kuroko tomaba su celular y tecleaba rápidamente, pero no le tome mayor atención.

—¡Genial Furi! —Exclamo sorprendido—. No sabía que tenías esas habilidades.

—Bueno, no es algo que suelo decir por ahí, me da pe-pena… —Iba a seguir hablando, cuando mi celular empezó a sonar insistentemente. Me disculpe, y tome la llamada ante la mirada algo divertida de Kuroko.

Incluso me pareció ver algo como un intento de sonrisa, pero deseche la idea rápidamente.

No reconocía el número, pero aun así conteste. La voz del otro lado de la línea me sorprendió completamente, ¿Cómo había obtenido mi número?

—Creo que deberías de dejar de pensar de esa manera —hablo calmadamente Kuroko—.  Si es el caso de esa clase de concurso, ¿Qué vas a hacer cuando tengas que cantar en público?

Kuroko tenía razón, y eso es lo que me tiene aquí ahora.

—La verdad es que yo ya pensé en eso, por eso necesito su ayuda. N-No quiero hacer el ridículo el día de la competencia, si los nervios me traicionan.

—Claro que si, Furihata-kun. Te ayudaremos en lo que podamos. ¿Le dirás al resto del esquipo? Ten por seguro que la entrenadora se molestara si no le dices nada.

—Pues, pensaba decirles el día del concurso, ya sabes, como una sorpresa.

En ese momento empezó a sonar mi celular. La mirada Kuroko me indico que no había problema si contestaba.

Yo les tengo confianza, así que solo asiento, y veo en la pantalla, un número que no conozco. Pienso que tal vez puede ser mi hermano llamando desde otro celular, y si es así, debe de ser algo importante.

—Hermano, ¿Eres tú?

No Kouki, habla Akashi Seijuuro.

—Aka-Akashi-san…

Kouki, veámonos mañana en la estación a las nueve de la mañana. —Directo, sin preguntar si podía o no.

Asentí, aunque era obvio que él no podía verme, asi que me golpee la frente con la palma de mi mano.

—Mañana, s-si, cla-claro no tengo pro-problema —aún estaba bajo el shock de tan repentino, pero estaba muy emocionado.

Perfecto Kouki —escuche un pequeño silencio, y me limite a esperar—. Nos vemos mañana —y colgó.

Sonreí como si de pronto me hubiera mudado a un mundo lleno de ponis y arcoíris, o al menos eso fue lo que creo que pensaron Kagami y Kuroko al ver que una enorme sonrisa se formaba en mi rostro sonrojado.

—Así que… ¿Qué quería Akashi-kun contigo?

—Akashi no te está obligando a nada, ¿Verdad Furi?

—No lo sé Kuroko, no me lo dijo realmente —respondí mientras jugaba distraídamente con una de las carpetas, que previamente había sacado de mi mochila—. Y cómo crees Kagami, claro que no.

Kuroko noto las carpetas, y extendió su mano para que yo se las diera.

— Esas son las canciones que vieron Kise-kun y Takao-kun. ¿Puedo verlas?

Se las di sin mayor problema, y mientras Kagami y yo comíamos, Kuroko las examinaba tomando su amada bebida de vainilla.

—Bien —dijo llamando la atención de los dos de manera repentina— ¿Cuántas canciones deben de tocar, Furihata-kun?

—Tres. —Respondí—. El concurso es solo entre dos bandas, y se ha dividido algo así como si fuera uno a uno.

—¿Uno a uno? ¿Cómo un partido? —Kagami pregunto más interesado.

—No. Así suena, pero no es así. Con un sorteo; primero va un grupo, y después el otro, hasta que se toquen las tres canciones.

—Ah, ya entendí… —Kagami se limpió los restos de comida que tenía en la boca— ¿Y qué canciones cantaras?

Estaba por responder, cuando Kuroko lo hizo por mí.

—Furihata-kun cantara estas tres —me extendió una de las carpetas. Yo la recibí para examinarla, y mientras lo hacía, mi piel se tornó algo pálida. Después negué algo nervioso.

—N-No, de ni-ninguna manera. Sería demasiado vergonzoso.

—Se lo que estás pensando, y no dejare que te niegues.

—Estas…estas canciones, y-yo no las escribí para este fin.

¿Kuroko sonrió? ¿Ese gesto aterrador fue una sonrisa? Me da miedo preguntar que se trae entre manos, así que solo asiento afirmativamente, y no digo nada más.

—Tal vez, pero las cantaras y punto. También mañana después de tu cita, nos veremos en casa de Kagami-kun. Llamaras a Takao-kun, y yo me encargare de Kise-kun. —Kuroko termino con su malteada, tan estoico como siempre. Algo así de que aquí no pasó nada, es aterrador.

Por fin Kagami sale de su nube, y da un grito que hace que todos en el Maji nos vean.

—¡Kuroko! ¿Por qué tomas decisiones por mí?

—No te preocupes Kagami-kun, te lo recompensare por la noche —es gracioso ver como poco a poco el rostro de alguien tan imponente como Kagami, se torna poco a poco rojo de vergüenza. Creo que Kuroko disfruta de hacerle pasar bochornosos momentos al pobre tigre; ahora parece más un gatito.

—N-No digas cosas vergonzosas —le dice cubriéndose el rostro, aunque aún se pueden ver sus orejas algo rojas.

Suspiro dándome por vencido ante todo lo que ha pasado el día de hoy. Desde la mañana hasta ahora, que ya está por oscurecer, todo ha sido impresión tras impresión. No creo que haya algo más que me sorprenda, salvo la cita de mañana. Cita, no sé si reír o llorar por que lo espero con ansias; porque no sé qué es lo que Akashi-san desea, o simplemente  ser feliz, ya que compartiremos tiempo juntos.

—Bu-bueno, aunque lo digas así...no creo que cambie nada, Kuroko; pero confío en ti. Le enviare un mensaje a Takao en cuanto llegue a casa.

—No lo sabrás si no lo intentas.

(…)

No estaba dando vueltas alrededor de mi habitación, claro que no. Solo es un poco de ejercicio.

Tengo el teléfono en mi mano, ¿Por qué no he llamado?

Tecleo el número que me ha pasado Tetsuya, y me dispongo a marcar. Uno, dos, tres timbres. ¿Qué acaso no piensa responder?

—Hermano, ¿Eres tú? —Oh, piensa que soy su hermano. ¿Qué acaso no puede reconocer mi voz? Eso es algo que inesperadamente me decepciona.

No Kouki, habla Akashi Seijuuro.

—Aka-Akashi-san… —Su voz suena nerviosa, y sonrío al darme cuenta que con solo saber quién soy, puedo provocar tal reacción en él. Después analizare la razón de este hecho, por ahora proseguiré con mis planes.

—Kouki, veámonos mañana en la estación, a las nueve de la mañana.

—Mañana, s-si, cla-claro no tengo pro-problema —perfecto, no tienes por qué negarte.

Perfecto Kouki —solo quiero averiguar por qué justo ahora el temblor de tu voz me ha parecido tierno y agradable. Quisiera decírtelo, pero estoy seguro que mis palabras te enviarían a la colina más lejana, y no deseo eso, no hasta que sepa que me pasa—. Nos vemos mañana.

Terminada mi misión, me voy a la cama. Mañana será un día de descubrimientos, y un Akashi jamás se da por vencido.

(…)

Después de un reconfortante baño, me encuentro vagueando por Facebook, viendo el muro de mis amigos y posteando una que otra tontería. Es lindo ver que Kuroko y Kagami ponen que están en una relación, o que Takao dice que está en una intensa relación con un tsundere. Seguro si Midorima-san ve eso, le da un infarto.

Decido molestar un poco a mi hermano, y escribo:

                                                                   ~Mi hermano es un tirano~ (/* .*)/ 

Puedo escuchar el grito de mi hermano pidiendo perdón exageradamente, y sonrío. Seguro me sorprenderá con mi postre favorito para la cena. Hacer esto siempre funciona, aunque creo que ya lo sabe y solo me sigue la corriente para complacerme, y yo con gusto me hago el ignorante.

                                       ~Debería estar practicando, y no aquí de vago…pero estoy nervioso~

Me arrepiento de inmediato de poner ese estado, pero no creo que alguien lo entienda, digo, no creo que Akashi-san sea un acérrimo fan de la red social. Seguro tiene mejores cosas que hacer, que desperdiciar su tiempo en algo tan banal como esto.

Con lo que no contaba, era que Kuroko ya había contactado con Kise-san y este con Takao, y es cuando empiezo a recibir sus mensajes, de un grupo que al parecer Kise-san ha creado.

 

~No seas malo y danos detalles~

Kise-san>> Así que… ¿Tendrás una cita con Akashicchi?

Kazu>> Yo también quiero saber el chismeeee…

Kuroko>>  No lo presionen o no dirá nada, ¿Cierto Furihata-kun? Aunque no creo que desee quedarse callado, ¿O sí? :)

Kise-san>> Oh, no creo que a Furihatacchi le convenga no responder…

Kazu >> Hasta yo respondería después de eso.

                                     << Bien, pero que sepan que eso es chantaje.

Sonrío desde mi cama. Quien viera lo que estos chicos son capaces de decir desde la comodidad de sus celulares.

                                     << No es una cita Kise-san. Es más, no sé por qué quiere verme.

Kuroko >> Tu no te preocupes, Furihata-kun. Sedúcelo con tu torpeza.

                                      << No sé si sentirme molesto o halagado por eso.

Ahogo una risa con mi almohada al leer semejante comentario. Sé que Kuroko solo quiere darme algo de confianza.

                                       <<Y bueno, ¿Que me sugieren que haga?

Kise-san >> Viste súper guapo, sexy, pero sin rayar en lo vulgar. Ya sabes, como modelo.

Kazu >> No le hagas caso, ¡Ponte una falda! ¡Ponte una falda! Con eso lo tendrás comiendo de la palma de tu mano. O bien, comiéndote la boca.

Kazu >> Que se bien que quieres… :)

                                       << ¡¿ACASO QUIEREN QUE MUERA?! ¡ME ENTERRARA SUS TIJERAS!

                                       << No hare eso… Nada de eso.

Kuroko >> Solo se tú mismo, Furihata-kun. Ni más, ni menos.

Kuroko >> Aunque tal vez si utilice sus tijeras, con un buen filo cortan muy bien la ropa.

Kazu >> Kuro-chan tiene razón.

Kazu >> Espera… ¿Cómo es que sabes eso? ¿Lo has puesto en práctica?

Kise-san >> Kurokocchi, no deberías saber eso, moo~ Seguro el pervertido de Kagamicchi te ha enseñado cosas malas.

Kise-san >> Lo matare en cuanto lo vea.

                                        << Yo no necesitaba esa información.

                                        << Ya me voy a dormir chicos, o mañana se me hará tarde.

                                        << Sinceramente, no quiero eso…

Kazu >> Descansa, lo necesitaras…

Kuroko >> Buenas noches, Furihata-kun.

Kise-san >> Nos vemos mañana, Furihatacchi.

(…)

Son las ocho con cincuenta y cinco minutos, y estoy aquí en la entrada de la estación, muriendo de nervios. Sé que Akashi-san sigue en Tokio, así que asumo que es solo un lugar de reunión.

Lo noto, me está matando poco a poco…

Tú y yo tenemos que hablar, porque… ya se va acabando el aire entre nosotros…

Y lo noto… No puedo hablar contigo, y cada día me siento más solo, me voy hundiendo poco a poco.

Tarareo algo bajito. Ciertas ideas se van formando nuevamente en mi cabeza. La tonada de una canción empieza a reproducirse, pero una calmada voz me sobresalta, haciéndome dar un grito que alcanzo a ahogar con mi mano.

—Supongo que tienes razón, buenos días Kouki.

—¡Ah! N-no es eso, so-solo es parte de u-una canción, so-solo eso. Lo siento, y buenos días Akashi-san — suspiro.

¿Qué es lo que querrá? Para que mentir, si sentí como me taladraba la nuca el día de la reunión, ¿Qué es esto? ¿Una especie de cita? ¡Y rayos! Se ve tan guapo.

—Es una buena estrofa, aunque no concuerda mucho… —Me responde tranquilamente. Camina un poco delante de mí, y yo me he quedado estático en mi lugar, con un montón de preguntas en mi mente, y un creciente sonrojo en mi rostro.

—Sígueme, iremos a una cafetería que conozco. Un buen día comienza con un buen desayuno —oh, esa sonrisa hará que me dé un infarto.

—¿Eh? —Lo seguí sin apenas dar mi opinión al respecto, ni explicarle esas palabras que había pronunciado. Bueno, no es que les entendiera, aún se estaban formando en mi cabeza.

Caminamos en un incómodo silencio, y me maravillo y aterrorizo al ver que es una de las cafeterías más caras de todo Tokio. Bueno, no podía esperar menos.

—Akashi-san, es-este lugar…

—No hay problema, yo te he invitado a venir aquí después de todo, así que relájate.

Entramos, y somos rápidamente atendidos por una chica que se nota es en extremo eficiente. Nos dirigen a una mesa, a mi ver algo lujosa, solo para dos. Me sonrojo de nuevo al instante, solo para dos.

Nos entregan las cartas, y veo con horror como un simple omelet está por los cielos de caro. Supongo que Akashi-san ha visto mis reacciones, ya que se aclara la voz para que centre mi atención en él.

—Pide lo que quieras, ya te dije que el que te ha invitado soy yo, y no me gusta repetir mis palabras.

Me giro hacia la chica que nos atiende, que aún está con nosotros. Supongo que esperando nuestro pedido.

—Bien, un omelet sencillo está bien, y una limonada. —Akashi-san señala la carta, y ella solo me sonríe. Creo que se burla de mi obvio nerviosismo, y de que hayan tenido que pedir por mí.

 —Yo quiero el desayuno especial del día, y un té verde.

Comienzo a jugar con mis manos. Un signo normal de cuando mi nerviosismo llega a niveles que no puedo manejar. No sabía que decir, ¿Cómo le puedo preguntar así de directo, la razón por la que estamos aquí los dos? Compartiendo un desayuno que no podría pagar al menos hasta que tenga unos 30 años, y el ahorro de tres sueldos de a saber el trabajo que tenga.

La chica se retira dándonos una reverencia, y puedo sentir la potente mirada de Akashi-san en mi persona. Antes de que pueda decir algo, el habla primero.

—No sabía que te llevaras tan bien con el compañero de Shintaro, Kouki.

¿Eso que note, fue enfado en su voz? No lo creo.

—¿Eh? Pu-Pues, tal vez solo un poco, es un bu-buen amigo —lo veo de reojo con detenimiento. Al parecer, mi respuesta le fue satisfactoria.

Pasamos el resto de la comida sin interferencia de alguno de los dos. Terminamos tranquilamente. En ocasiones le miraba esperando que no se diera cuenta de que lo hacía. Se le ve tan tranquilo, no lo entiendo, y tal vez nunca lo haga.

Akashi-san pidió la cuenta, y con la mirada, me dijo que ni se me ocurriera decir nada. Aunque no podría hacerlo. La comida se veía realmente cara.

Mientras hablaba con el encargado, me di la libertad de admirarle. Al parecer, por ser un Akashi, decidió hablar un poco más con él. Supongo que por quedar bien.

Mi cabeza comenzó a trabajar como siempre, cada que le veía, y por costumbre, tome una servilleta y comencé a escribir. Siempre hay que estar preparado para todo.

Yo no tengo nada que me haga sonreír, nadie que me abraza fuerte y me haga feliz, no tengo nada que hacer, no tengo porque vivir, no tengo nada de nada, si no te tengo a ti.

Creo que es lo que siento al ver la mirada de Akashi-san. Como si su lenguaje corporal lo dijera al mundo, pero nadie es capaz de entender o ver si quiera. Me gustaría ser capaz de cambiar eso.

Solo quiero que estés cerca de mí. Yo no tengo a nadie sobre quien escribir, nadie que se enfade, ni con quien discutir, no tengo nadie con quien intentar sobrevivir.

Si yo no te tengo a ti, si no estás cerca de mí, si no me besas o me abrazas, ¿Que será de mi sin ti? Si yo no te tengo a ti, ¿Para qué quiero vivir? si yo no te tengo a ti…

Si yo no te tengo a ti, ¿Para que seguir? ¿Para que escribir canciones? A quien quiero mentir, para que un par de palabras, te quiero y no llorare, para que todas esas lagrimas que caen sobre un papel…

¿Qué va a suceder el día que se entere de lo que siento por él? ¿Se acabara la magia, y por lo tanto las letras? ¿O solo dejare de expresarme de la misma manera? El sentimiento del amor, lo cambia todo.

—Kouki, Kouki...

Levante la mirada, y escondí lo que escribía en la bolsa de mi pantalón. ¿Cómo no pude haberlo escuchado? ¿Tan sumido estaba en mis pensamientos?

—Lo siento Akashi-san, no le escuche —veía en su rostro, cierto grado de irritabilidad. Tal vez por hablar con una persona con la que no tenía planes de encontrarse.

—Ya lo veo, ahora vámonos. ¿A dónde quisieras ir?

Esa pregunta me descoloco un poco. Mirando hacia otro lado, me puse a pensar, mientras me levantaba de la silla y le seguía a la salida.

—¿Tal vez a u-un parque cercano? —No me dijo nada, y solo asintió.

La caminata hacia un bonito parque, fue lenta y sin palabras, de nuevo. ¿De que podíamos hablar? ¿Clima? ¿Negocios empresariales? Me doy cuenta que aunque me guste, y me genere muchos otros sentimientos, no sé de qué hablar con él.

Llegamos hasta una banca cercana, y nos sentamos en ella admirando la fresca tarde. Iba a abrir la boca para decir con seguridad una tontería, pero su voz acallo lo que fuera a salir.

—Sé que esto es raro, y tal vez incómodo para ti, pero quería por alguna razón que no entiendo, conocerte un poco más. He de decir que llamas mucho mi atención, y no sé porque. Quiero saberlo.

(...)

No había necesidad de usar algún tren, ya que mi propio chofer me llevo cerca. Solo era un punto de reunión para ver a ese chico castaño, y averiguar que me hacía sentir. ¿Amor? Ya paso varias veces esa palabra por mi cabeza, pero siempre termino asociándola a él. La única vez que lo sentí, fue hace muchos años con mi madre.

Llegue a pasos lentos, y le vi ahí esperando. Sonreí sin darme cuenta, al verle tan nervioso, cuando su voz llego a mis oídos.

Lo noto, me está matando poco a poco…

Tú y yo tenemos que hablar, porque… ya se va acabando el aire entre nosotros.

Y lo noto… No puedo hablar contigo, y cada día me siento más solo, me voy hundiendo poco a poco.

Se excusó rápidamente, aunque no entendía a que venían sus palabras.

Fuimos a un café cercano, y nuevamente sus nervios salieron a flote ante lo caro que se veía el lugar. Para mí era algo muy normal, pero debí de haber sabido que no le gustaría. Algo me decía que no era esa clase de chicos, que se impresionaban de buena manera ante el lujo.

No fue necesario esperar mucho tiempo, ya que mi apellido tiene peso, y pronto nos atendieron en la mesa para dos que había pedido. La mujer que nos atendió, me pareció sin importancia, pero pude ver que Kouki se incomodó con su presencia.

—Pide lo que quieras, ya te dije que el que te ha invitado soy yo, y no me gusta repetir mis palabras.

Kouki se veía bastante nervioso. No sabía que pedir, y yo lo hice por él, ya que gracias a varios batidos de vainilla, previamente sabia algunos de sus gustos. No supe qué clase de impulso me hizo hacer esas preguntas, pero cuando comencé, no pude detenerme.

—Un omelet sencillo está bien, y una limonada. Yo quiero el desayuno especial del día, y un té verde.

La chica se retira, y antes de poder detenerme, ya había hablado sin meditar mis palabras, pero la molestia de saber no se iba.

—No sabía que te llevaras tan bien con el compañero de Shintaro, Kouki.

El me responde que solo son buenos amigos, demasiado cercanos para mi gusto, pero logro quedarme callado. ¿Qué me sucede, que pierdo el control tan rápido a su lado? Y lo peor es que no me molesta. Yo siempre tengo el control, y con este chico todo se desmorona en segundos.

Después de recibir la comida, todo fue en calma, pero podía notar un ligero sonrojo cada que le descubría mirándome.

Pedí la cuenta, e iba a pedirle irnos a algún otro lado a distraernos, cuando un conocido de mi padre me abordó, y no podía rechazarlo así sin más. Le atendí, y pude ver que Kouki me miraba, y como comenzó a escribir rápidamente en una servilleta.

Me deshice de la persona que me quitaba valiosos minutos con Kouki, y le llame en dos ocasiones, pero no me escucho. Escondió la servilleta, pero no le tome importancia, y le pedí que me dijera a donde querría ir.

—Lo siento Akashi-san, no le escuche. ¿Tal vez a u-un parque cercano?

Salimos de la cafetería. Cerca se encontraba un bonito parque, asi que nos dirigimos al lugar. Nos sentamos en una banca, y pude apreciar como luchaba para decir algo y romper la tensión que nos embargaba, así que decidí ir al grano.

—Sé que esto es raro, y tal vez incómodo para ti, pero quería por alguna razón que no entiendo, conocerte un poco más. He de decir que llamas mucho mi atención, y no sé porque. Quiero saberlo.

Así paso el día, hablando de nuestros gustos. Fue algo difícil, ya que no teníamos mucho en común, pero cuando le decía que me gustaba cierto libro, sorprendentemente había una conexión ahí, o cuando Kouki contaba de su gusto por la biología, de ciertas flores que le gustaban por el significado que les habían dado.

Todo era tan natural, que me hacía sentir relajado, y que el tiempo se escurría entre mis manos. Cuando por fin llegó el momento de  ir cada quien a casa, me ofrecí a llevarlo, y sin que lo notara, tome esa servilleta que guardaba en su bolsillo.

No es que me hubiera estado carcomiendo saber que había escrito ahí, era solo curiosidad del porque me ignoro dos veces, dos veces cuando le llame. ¿Que tenia de importante esa servilleta, que lo apartaba de prestarme la debida atención que merecía? Después de todo, me estoy tomando la molestia de saber qué es lo que me pasa con este chico.

 

Solo quiero que estés cerca de mí, yo no tengo a nadie sobre quien escribir, nadie que se enfade, ni con quien discutir, no tengo nadie con quien intentar sobrevivir

Si yo no te tengo a ti, si no estás cerca de mí, si no me besas o me abrazas, ¿Que será de mi sin ti? Si yo no te tengo a ti, ¿Para qué quiero vivir? si yo no te tengo a ti…

Si yo no te tengo a ti, ¿Para qué seguir? ¿Para qué escribir canciones? A quien quiero mentir, para que un par de palabras, te quiero y no llorare, para que todas esas lagrimas que caen sobre un papel…

 

Su letra es del todo ordinaria, pero entendible. Por alguna razón, mi corazón late al leer estas palabras salidas de sus sentimientos.

¿A quién van dirigidas? Nuevamente, sin darme cuenta, mi humor cambia. Aplasto ligeramente la servilleta con tan bellas palabras. Recuerdo a Daiki y su frase, pero justo ahora, creo que Kouki solo debe verme a mí.

(…)

Llego a mi habitación, con una estúpida sonrisa en mi rostro. Poco a poco me fui quedando sin nervios junto a Akashi-san, y eso mejoro el ambiente entre ambos. Incluso quiero pensar que fue muy atento, y hasta lindo conmigo.

Comienzo a desvestirme, para poder ponerme más cómodo. Rebusco en el bolsillo de mi pantalón la servilleta para guardarla en mis notas de canciones inconclusas, pero no está.

¿Dónde está la servilleta?

Por un momento palidezco por tener una idea de dónde es que se encuentra.

Notas finales:

Si llegaste hasta aquí gracias, mil gracias.

Las letras de las canciones, pues los derechos a sus respectivos autores, punto para aquel que sepa de que canciones se trata y si no pues háganmelo saber y en el próximo capitulo se los digo.

Por cierto las letras de las canciones por que son dos, estan marcadas en negritas para que se les haga mas faciles.

una vez mas gracias por leer y haber quien puede adivinar las canciones.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).