QUINTO MES
Steve era un excelente chef y nadie lo podía negar. Desde que se habían mudado a casa de Steve, Danno al menos había subido cinco kilos sin contar los ya dos que tenía de sobrepeso o eso le había dicho el doctor. Pero es que le era imposible no degustar hasta la última miga de lo que el castaño preparaba. Eran una delicia única. Pero más delicioso era verlo entrar a la cocina y empezar a sacar cosas del refrigerador y cortarlas sobre la tabla pica carne, rodeado de fuentes llenas de ingredientes que esperaban su turno para pasar por las manos diestras del Marín que no era consciente del espectáculo que en esos momentos le regalaba a su pareja, que por esos días ya no sufría tantos cambios de humor como al principio del embarazo.
Y es que Steve parado junto al mesón y de espalda a la puerta, vistiendo esos pantalones negros que resaltaban sus piernas fuertes y firmes, esa polera de lino blanco que escondía unos pectorales de ensueño más abajo del hombro sobre el cual descansaba un secador de platos era todo un espectáculo. En se momento Danny intento desesperadamente recordar que tiempo era la condena por violación a un fuerte y valiente alfa, así que tras medio segundo de exhaustiva reflexión se dijo a sí mismo que le importaba un pepino y se lanzó sobre la espalda de su esposo que solo sonrió tiernamente ante sus arrebatos.
Danny lo besaba con tal desesperación que por un momento Steve olvido que Cho traería en cualquier momento a Grace y alzo al rubio para sentarlo en el mesón de la cocina, quitándole la camisa en un arranque de pasión
- ¡Animal, mi camisa! – grito Danny en medio de risas
- Te comprare otra – prometió el comandante – total esa ya te quedaba pequeña – y entonces Steve lo supo, no solo eso, se felicitó a si mismo por haber recordado reparar el sofá – ¿me dijiste gordo?
- Cla… claro… que… que… no… no… h – tartamudeo Steve – es solo que...
- ¡Fuera de mi cuarto ahora! – grito Danny
- Danno… – dijo Steve suavemente
- ¡Dije fuera de mi cuarto! – exigió el rubio
- Estamos en la cocina
- Entonces no te aparezcas por la habitación – exigió el rubio – saliendo del lugar de forma dramática
Dos horas después, Kono y Grace entraron a la casa entre risas seguidas de Chin y se encontraron con Steve en el sofá con lo un antebrazo cubriéndole los ojos
- ¿Papá estas bien? – dijo Grace preocupada
- Si cielo – dijo Steve sentándose para recibir a la niña entre sus brazos
- ¿Y Danny? – pregunto Chin intrigada
- En la habitación – dijo Steve – descansando
- ¿Qué le hiciste? – pregunto Cho entrecerrando los ojos
- Nada – dijo el Marín a la defensiva pero los otros tres se cruzan de brazos – ¡soy inocente!
- Si no nos cuentas no podremos ayudarte – dijo Chin
- Yo le dije… – susurro Steve –, bueno, le insinué que debía comprarse ropas más holgada, mas cómoda
- ¿Le dijiste gordo? – dijeron los tres al mismo tiempo
- No fue mi intención – se defendió Steve
- Espero de corazón que ya hayas arreglado el sofá – dijo Grace sonriendo antes de irse a su habitación
- ¿Han sabido algo de ese par? – pregunto Steve
- Anoche la policía le informo a Lou que las encontraron nuevamente vigilando la casa – dijo Cho – y las detuvieron
- Presentare cargo – dijo molesto Steve – no voy a dejar que ese par se acerque a mi familia, por muy padre biológico que Rachel sea de Grace
- ¿Ella es entonces quien embarazo a mi papi? – dijo la niña desde la puerta
- ¡Grace! – dijo el Marín entre sorprendido y nervioso – ¿hace cuánto estas allí?
- El tiempo suficiente para – dijo Grace – saber la verdad de dónde vengo. ¡Yo quiero ser tu hija! – sollozo corriendo abrazarse al hombre
- ¡Y lo eres monito! – dijo Steve alzándola – no me interesa quien te puso en el vientre de Danno ¡tú eres mi hija! Y te aseguro que no va existir poder humano que cambie eso.
- Pero el bebe que Danno va tener… – sollozo la niña
- No hay diferencia – interrumpió Steve – los dos son mis hijos, punto
- ¿Qué harás con Danny? – pregunto Kono intentando cambiar el tema
- ¿Auxilio? – dijo Steve intentando sonreír
SEXTO MES
Era domingo, y Steve había rechazado la invitación de Kono para ir a surfear, ya que quería terminar la cuna del bebé. Trabajar en algo así lo hacía olvidar los problemas por lo que estaban pasando Danny y él. No es que ya no amase a su esposo, eso ni pensarlo, simplemente que llevaban un par de semanas en las que no lograba ponerse de acuerdo en nada con el rubio. Intentaba por todos los medios no alterarlo pero simplemente eso era imposible. Se sacó la camiseta y se secó el sudor con ella. Tomo la botella de agua que tenía cerca y bebió un par de tragos, luego se hecho otro poco en la cara para refrescarse. Estaba trabajando en la cochera por lo que escucho perfectamente cuando alguien hablo desde la entrada. Salió y vio a una pareja joven, no podía creer quienes eran.
Se sentía gordo, torpe, no entendía como Steve se había enamorado de él. Intentaba estar solo la mayor parte del tiempo, amaba a su bebe pero sentía que en vez de acercarlo al comandante solo lo distanciaba y él se sentía incapaz de cambiar eso. Steve por alguna razón aun no lo había dejado tirado y se había ido con la primera persona que se le había cruzado. Respiro hondo y se limpió las lagrima decidido, le diría a Steve como se sentía y lo liberaría de todo compromiso. Si no lo amaba más lo entendería y le daría el divorcio, haría los arreglos para que tanto Grace como el bebé quedaran bajo el cuidado de su familia, no obligaría al comandante a nada. En cuanto a él, sabía lo que el destino le deparaba, una vez había sobrevivido al abandono de su primer alfa por pura suerte, no creía poder lograrlo otra vez. Se acercó a la ventana que daba hacia el frente de la casa y su mundo se hizo pedazo. Steve abrazaba a una escultural morena como si no hubiera un mañana mientras reía con una felicidad que hacía tiempo no lo escuchaba a su lado. Si bien era cierto iban al trabajo juntos y volvían de la misma manera, ya no sentía que estuviera ya a su lado, verlo conversar con esa mujer solo confirmaba lo que ya sabía, su matrimonio había acabado, y él que había apostado todo a ese amor lo había perdido todo nuevamente. Su rostro estaba empapado en lágrimas, por suerte Grace no estaba en casa para ver la piltrafa humana que era en ese momento
Lloro tanto que no sintió cuando dejo de estar solo en la habitación, ni cuando su cuerpo fue abrazado por detrás para acariciar su vientre suavemente y de forma circular, mientras le besaban el cuello. No puedo más y se giró para esconder su rostro en el pecho de McGarrett
- No sé qué te tenga en este estado – susurro Steve – pero daría mi vida por verte de nuevo sonreír, regañarme, llamarme “animal”, – rio sin gracia – pelear por hacer tu santa voluntad o ingeniártelas para doblegar la mía
- Estoy horrible – soltó con voz entrecortada el rubio
- Estas hermoso – contradice Steve – nunca te había visto más hermoso que ahora
- Soy una vaca – dijo Danny llorando
- ¡Danno, estas embarazado! – le dijo Steve sonriendo con dulzura – aquí esta nuestro segundo hijo. Un pedacito de nuestro amor. ¿Cómo yo te podría ver feo? Tal vez no me creas pero por este amor, por esta familia que estamos formando, te juro que para mí no hay cosa más hermosa que tu cuerpo desnudo – le limpio las lágrimas –, tanto así que me arriesgo a que me taches de enfermo y me doy maneras de verte cuando te bañas, cuando te colocas esa crema que te receto el médico para la picazón de tu vientre
- Pero… estoy gordo – replico Danny – puedes estar con una mujer hermosa, como esa con la que hablabas hace rato ¿Cómo puedes quererme todavía a tu lado?
- Ella se llama Pamela, fuimos compañeros de colegio. Está de visita en la isla con… su esposo y sus dos hijos. Le hable de ti – sonrió – y dijo que se muere de ganas de conocerte. Danno repito, nunca te había visto más hermoso que ahora – dijo Steve antes de levantarle el rostro suavemente y besarlo con la más grande delicadeza –. Te amo solo a ti. Solo contigo me siento vivo y completo. Déjame demostrártelo
Lentamente se colocó sobre el rubio pero con cuidado de no aplastarle el vientre, y le desabotono la camisa para besarle el cuello y bajar hacia el vientre. Danno quiso detenerlo pero se sentía demasiado bien. Steve le desabotono el pantalón y con mucho cuidado se lo quito dejándolo completamente desnudo, ya que hacía tiempo había dejado de usar ropa íntima por comodidad. Cada milímetro de su cuerpo fue adorado, adorado como si en verdad para Steve fuese lo más hermoso que existía. Sus lágrimas cayeron, pero no de dolor o tristeza, sino todo lo contrario. Sentir al hombre que amaba tan dentro suyo mientras lo llamaba con amor era la gloria misma. Sus miedos se habían ido junto con su ropa, y se iba asegurar de que no regresasen cuando se volviese a vestir
Despertó rato después solo en la cama, algo se iba romper dentro suyo, cuando escucho las risas que venían desde la sala. Se vistió y se dejó guiar por ellas hasta la sala. Si tenía alguna duda del amor de McGarrett, se fue por la ventana y no pudo evitar sonreír al ver a su dos amores jugar. Se acarició el vientre pensando en lo generosa que la vida estaba siendo con