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EL CASO JOHN H. WATSON por Rikkathum

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Notas del capitulo:

Hello!!

bueno, ya regrese con el capitulo 5, espero les guste, aqui una pequeña parte del pasado de John.

gracias a Tsugumi por comentar y todos los demas por leer. 

nos vemos abajo

CAPITULO 5.- MARIANNE METZGER


Eran las cinco de la tarde cuando despertó, aunque en realidad no sabía de qué día, había caído exhausto después de los tres días que trabajo sin descanso, el doctor en él había decidido que descansar era inútil para el caso y una pérdida de tiempo, en cierta medida esa parte de él era muy parecida a Sherlock, pero sabía que de igual forma su cuerpo resentía dicho abuso, pero por las circunstancias en esta ocasión no se quejaría, pero lo que no se explicaba es que había dormido como no recordaba, tan bien, tan a gusto, sin pesadillas que lo atormentaban a diario, tal vez había caído tan cansado que ni su cerebro tuvo energía para torturarlo.


Después de desperezarse un poco se puso de pie, se olio a si mismo e hizo cara de asco, si no había descansado por tres días seguidos era obvio su estado higiénico, así que decidió meterse a la ducha, en la tibies del agua había rememorado las pequeñas sombras que el doctor le había dejado ver, todas esas marcas en esos niños, lo químicos usados, las operaciones a las que fueron sometidos, le eran tan familiares esos métodos, que si no supiera que la persona que él conocía que las practicaba estaba muerta, estaría seguro que habría sido obra de ella.


- "como las que me hicieron" - se escuchó la voz del otro lado de la cortina de baño, John sabía que era su alucinación de Louis, una pequeña niña que había conocido cuando estaba en el servicio militar.


- Imposible.


- "¿porque?"


- Tú lo sabes.


- "dilo".


- Ella murió.


- "¿seguro?"- lo estaba, o gran parte de él.


- Lo estoy, encontraron su cuerpo calcinado, ella murió.


-"¿tú crees?" - otra voz, a sus espaldas lo hizo voltear asustado, casi se resbala por el agua, no había nadie, pero reconocía esa voz, nunca la olvidaría en su vida.


- Esta muerta – dijo más decidido y salió de la ducha tratando de olvidar el pasado y concentrarse en el caso presente.


Mientras se secaba y se dirigía a su cuarto para vestirse, escucho en el piso de abajo a Sherlock discutiendo con su hermano, estaban en la sala, no les prestó atención, después de todo estaba seguro de que se enteraría al bajar, cuando era tratar con esos dos hermanos era como tratar con niños y él era el adulto que escuchaba las quejas de cada uno de ellos, "John dile a Mycroft que no me interesa su estúpido caso, es aburrido", "doctor Watson dígale a mi hermano que se comporte", "John dile que se largue", "doctor hágalo entrar en razón", siempre lo mismo, así que lo más seguro es que cuando bajara escucharía sus quejas.


En lo que se vestía siguió pensando en el caso, se preguntaba que habían descubierto los otros sobre la fábrica que ya no estaba tan abandonada, había sido usada para fines muy desagradables, cuando Sherlock le pidió la información parecía desesperado, como si lo que él le aportara fuera más de lo que ellos pudieron averiguar, entonces paro en seco, sus ojos se llenaron de pánico y con una mano tapo su boca tratando de callar un gemido desesperado, Sherlock sabia sobre su problema mental, el detective había sido muy explícito, había pedido hablar con Doc, muy diferente a Lestrad que había pedido la intervención sus conocimientos médicos alegando al doctor en él, en cambio Sherlock había pedido hablar específicamente con Doc, pero no entendía como se enteró.


Nunca había hablado de eso con nadie más que con Eurus, claro, Eurus había mentido y se lo había contado a Sherlock o en su caso este lo había espiado, pero las cámaras estaban apagadas, al menos de que en la celda existieran más, era lógico, Mycroft no cometería dos veces el mismo error con respecto a las visitas no supervisadas que pedía su hermana.


Se maldijo por ser confiado y dejar que se enterara, no quería ser molestia para nadie, mucho menos causar preocupaciones y lastima de sus seres queridos, sobre todo de Sherlock, mucho menos Sherlock, él nunca debía enterarse, paso sus manos por su cabello rubio en son desesperado, no quería ocasionarle problemas a su amigo, sabía que este intentaría ayudarlo desinteresadamente, pero ya había hecho demasiado por el para cargarlo de problemas emocionales y sentimentales que eran los que habían desencadenado todo, Sherlock se sentiría frustrado porque a pesar de entender ahora un poco más sobre el tema, esto era más complejo, no se aliviaría con un simple abrazo, con ser sincero y pedir disculpas, además traía arrastrando cosas de las cuales ni el mismo se sentía preparado para enfrentar, menos su amigo, al cual ya le debía mucho, había salvado su vida con simplemente conocerse, después había sacrificado su vida por dos años por mantenerlo vivo cuando lo de Moriarty, de nuevo cuando lo de Magnusen y Mary, y otra vez cayendo en las drogas y recibiendo una golpiza que no se merecía de su parte, además de ponerse en las garras de un asesino solo para ser disculpado, cuando no tenía culpa alguna, no, Sherlock ya había soportado lo suficiente para continuar haciéndolo.


 Pero el problema se venía si este ya lo sabía, lo mejor sería desaparecer, alejarse de la vida de Sherlock, alejarlo de este problema en el cual podría salir lastimado, sobre todo cuando una parte de él, Watson, quería hacerlo, tenía muchos sentimientos encontrados dentro de él y últimamente eran demasiado negativos, se sentó un momento en la cama, aun creía tener control de sus personalidades, si las podía llamar así, después de todo de su peor parte aun la tenía, no mencionaría nada, como si no recordara ese lapsus y seguiría normal, después de todo Sherlock nunca preguntaba y había estado de acuerdo con respecto a actuar como si nunca hubieran tenido esa conversación, aunque realmente no había dicho nada, cualquier indicio de que querer iniciar una conversación sobre el asunto le daría la pauta para estar seguro de tomar las medidas necesarias para no ser una carga más para su amigo, más de lo que ya se sentía.


Sherlock había dejado de tomar muchos casos por su causa, sobre todo para ayudarlo con Rosie, estaba dejando de ser un detective consultor de campo como le fascinaba, a ser uno literalmente de oficina, limitándose al departamento y a la poca evidencia que los oficiales del Yard le conseguían, también había dejado mucho de lado sus experimentos por seguridad de su hija, estaba sacrificando mucho por él, tal vez realmente no era mala idea, si no recuperaba su cordura, irse de la vida de Sherlock para siempre, aunque el solo no se sentía capaz de cuidar de su hija, de su pequeño ángel que lo necesitaba más que nunca ante la falta de su madre.


Suspiro pesadamente y decidió dejar de pensar un momento sobre el asunto, lo importante era el caso que tenían ahora, termino de vestirse y con mejor semblante bajo al piso donde podía ver a la señora Hudson sirviendo las tazas de té a los que se encontraban en la sala, al parecer no había dejado de discutir desde que los escucho cuando salió de la ducha.


- ¿Qué más pruebas quieren Mycroft? – Sherlock  más frustrado de lo habitual.


- Más contundentes, según sus palabras, lo que se descubrió de los niños no implica que ella participase en ello – dijo Mycroft molesto.


- Pues diles que nos muestren los proyectos en los que trabaja, así podríamos relacionarlo o descartarlo.


- No quieren arriesgarse a que se rompan las negociaciones – contesto de nueva cuenta Mycroft pero esta vez haciendo un movimiento de cuello, tal parece que también estaba estresado.


- John… - Lestrad se acercó a John con una taza de té, este se la tomo muy agradecido, la señora Hudson le dijo que le traería algo de comer y desapareció rápidamente de la sala - ¿y qué tal?


- ¿Qué cosa? – pregunto sin saber a qué se refería.


- ¿Sherlock es cómodo? – John lo miro sin comprender, había captado la sonrisa burlona de Lestrad acompañada de la pequeña risa sofocada por Mycroft.


-  ¡Oh, cállate Lestrad! – el detective le había gritado, John lo miro también sin comprender, pero se sorprendió mucho ante lo que vio, su amigo parecía tener un muy ligero sonrojo, este al ser observado carraspeo y se acercó - ¿cómo te sientes John, descansaste bien?


- ¿Uhm?...  oh, sí muy bien la verdad, siendo sincero tenía tiempo que no descansaba tan bien – de nueva cuenta las risas amortiguadas de Lestrad y Mycroft se oyeron y Sherlock cerro sus ojos y de nueva cuenta se sonrojo, aunque ahora un poco más notorio - ¿qué?, ¿porque se ríen?, ¿que dije?


Sherlock abrió sus ojos, fulmino con la mirada a Mycroft y a Lestrad, los cuales dejaron de reír pero sin quitar su sonrisa burlona, el detective negó con la cabeza y miro a John – no les hagas caso, de tanto convivir últimamente los ha estado convirtiendo en más idiotas y sobre todo más inútiles de lo que regularmente son, y como ambos lo son, no se quien contagio más a quien – esta vez el que sonrió fue Sherlock ya que automáticamente los nombrados dejaron de sonreír y se separaron lo más que pudieron en la sala.


- Uhm… vale – dijo John no muy seguro – y… ¿qué es lo que han logrado averiguar sobre el caso?


- Mucho y nada a la vez - de nuevo el tono de frustración.


- ¿A qué te refieres?


- A que nos hemos topado con una pared muy alta - comento Lestrad.


- La persona que es dueña de la fábrica es una científica y médica reconocida que se encuentra haciendo tratados con Inglaterra y otras naciones, obviamente como comprenderás, que existan muchos jugadores significa… - Mycroft explicaba.


- Que lo que vende es rentable - interrumpió John.


- Exactamente, por lo que si se llegase a investigar a esta persona por un crimen de esta naturaleza, o cualquier tipo, perderíamos inmediatamente la partida, las ganancias y poder que otorgarían los avances científicos y médicos de esta persona son muy importantes, y por los descubrimientos que has hecho John pues la hace…


- La principal sospechosa – John completo lo que Mycroft diría – pensé que lo que les paso a esos niños era más importante para el gobierno que unos simples negocios – comento bastante molesto.


- Según Mycroft, es más que una simple transacción - dijo Sherlock.


- No es según yo, aunque no parezca, mi puesto en el gobierno no me da las atribuciones que crees que tengo, no es mi decisión, los funcionarios de alto mando han sido seducidos por los descubrimientos de esta persona, si lo que ella ofrece es real, el futuro de esta nación será mucho más prospera de lo que alguna vez imaginamos que sería, en un futuro a corto plazo, según palabras de ellos, pero no todos están encantados, hay quienes no son tan incrédulos, sobre todo porque ni siquiera ha mostrado nada en concreto, pero según estos, nuestras suposiciones no son suficiente para iniciar una contienda interna.


- No son meras suposiciones Mycroft – comento molesto Sherlock – los niños fueron utilizados como conejillos de indias y si ella no es nada más la dueña de esa fábrica, sino que también es una científica y médico, lógicamente la hace la principal sospechosa y el hecho de que no permita ninguna investigación hacia ella es aún más sospechoso.


- Si, pero ellos quieren una prueba tangible, algo que realmente diga que fue ella, que esté relacionado directamente con ella.


- A ver, hablan mucho de "ella", "esta persona", "científica", "medico", ¿acaso es la que no debería ser nombrada? – Pregunto John ya algo exasperado - ¿cuál es el nombre de esta persona?


- Es Marianne Eckert, el informe esta sobre la mesa, donde está la computadora, es Alemana – le dijo Lestrad.


- Ma… Marianne… Alemana…


- "¿Coincidencia?" – pregunto la niña viendo la carpeta que había mencionado Lestrad.


- No existen las coincidencias - murmuro John, siendo escuchado por los otros, el nombre se le hacía muy familiar, no su apellido, pero aun así era terriblemente familiar y lo peor era su nacionalidad.


- No – los dos hermanos concordaron – el universo raramente es perezoso, ¿pero qué tiene que ver? – pregunto Mycroft.


- ¿John?


- ¿Eh?...a no… lo siento… no es nada, echare un vistazo – camino hacia la mesa y con las manos temblorosas abrió la carpeta, después se escuchó como la taza de té que tenía John en su mano se estrellaba en el piso.


La respiración le fallo, sus ojos se abrieron más de lo normal impregnados primero de sorpresa y después de miedo, la mano que sostenía él te fue a parar a su boca para acallar su grito, una ligera capa de sudor se empezó a formar en todo su cuerpo, la persona en esas fotos, esa mujer, esa elegante mujer de cabellos rubios y ojos rojos, piel delicada y blanca, de sonrisa maligna, ella era una de las personas que encabezaban sus pesadillas, sus miedos, siempre intentaba detener las alucinaciones que se tratasen de ella, pero ahora era diferente, no era una invención de su mente.


-"como dijo Sherlock esa vez que regreso de la muerte…” - la alucinación de esa mujer caminaba detrás de él, con su voz tranquila y carente de cualquier buen sentimiento – “la versión corta, es que no estoy muerta" - se rio después de esas palabras, las mismas que Sherlock uso es vez, cuando regreso de desmantelar la red de Moriarty.


-  … - se dio la vuelta y la busco con la mirada, no la encontró, solo aparecía para burlarse de él, se percató de los tres que lo miraban extrañados, también de la señora Hudson que subía con algo de comer para él.


- ¿John?, ¿estás bien hijo? – se veía la preocupación en todas sus facciones pero la ignoro, fue hacia Sherlock y le tendió la fotografía.


- Dime que vez.


- ¿Cómo?


- Vamos Sherlock dedúcela y dime que vez - la desesperación con que hablo lo obligo a tomar la foto, miro la foto y luego a John, después puso de nueva cuenta su atención en la fotografía.


- Físicamente es una mujer rubia con ojos de un extraño color café que hace parecer como si fueran rojos, piel pálida y bien cuidada por lo que se ve, puedo apostar a que tiene entre cuarenta a cuarenta y cinco años, pero está bien conservada por lo que parece aún más joven, es alta, como de mi estatura – miro a John, este comenzó a caminar de la chimenea  hacia el sillón grande, pasando entre sus sillones, Mycroft, Lestrad y la señora Hudson lo miraban preocupados, lo veía negar con la cabeza, una mano en su cadera y la otra pasando por sus cabellos y cara - puedo decir que es muy segura de sí misma, tiene un gran aura de superioridad, sus ojos muestran arrogancia y burla, como si supiera que habían tomado la foto y se reía del idiota que estaba escondido para que no lo descubriesen, también me lo dice su sonrisa, parece bastante inteligente y… maligna - John fue de nueva cuenta hacia él y le arrebato la foto y se la entregó a Mycroft.


- ¿Concuerdas? – el mayor de los Holmes tomo la foto, miro a Sherlock y después a John - ¿concuerdas? – volvió a preguntar, Mycroft no entendía, John siempre tomaba la palabra de su hermano como evangelio, ¿porque quería una segunda opinión?, miro la fotografía y si, veía lo mismo que Sherlock, aunque lo último le había llamado la atención, "maligna", no eran cosas fáciles de decir con simplemente ver una fotografía, pero concordaba.


- Si, incluso en lo de maligna, inteligente y maligno no es una buena combinación para nosotros, siempre nos mete en problemas – le regreso la fotografía – por tu comportamiento puedo asegurar que la conoces pero que no crees lo que vez, por eso no solo has pedido la deducción de Sherlock, sino que también la mía, por lo que veo de ti, puedo decir que le temes pero a la vez te pone furioso.


- ¿De dónde la conoces John? – pregunto Lestrad, el nombrado camino derrotado hacia su sillón, se dejó caer en él, se inclinó colocando sus codos en las rodillas y tapándose la cara con sus manos.


-  Por favor chicos no lo presionen, que no ven que ha pasado por mucho estrés y cansancio, ni si quiera a comido algo, apenas le dio un trago a su te, deje que coma algo… - la mujer fue testigo de cuando Sherlock llego al departamento con John en brazos literalmente noqueado por el cansancio y estrés al que fue sometido por el trabajo que realizo, así que le preocupaba la salud del doctor, además se veía más delgado que de costumbre.


- Señora Hudson… - hablo John sin cambiar su postura – gracias pero está bien, creo que en este momento no poder comer nada, sería mejor que fuera con Rosie y se quedara con ella.


- Pero querido…


- Señora Hudson, por favor - Sherlock que no había emitido palabra alguna estudiando las acciones de John, concordando con Mycroft.


- De acuerdo… - miro preocupada a John y dejo la comida sobre la mesa a un lado del sillón de John - …come aunque sea un poco, cuatro días sin comer no es saludable y no te preocupes por Rosie.


 La señora Hudson salió del departamento y este quedo en completo silencio, Mycroft se había recargado sobre su sombrilla, limitándose a esperar, Lestrad miraba entre preocupado y ansioso por saber qué demonios estaba pasando, Sherlock por su parte se sentó en su sillón y se inclinó hacia adelante, quería tomar sus manos entre las suyas y darle aunque sea de esa manera algo de apoyo, sabía que esa fotografía le había afectado más de lo que se veía a primera vista, John retiro sus manos de la cara y se recargo en el respaldo del sillón, sus ojos se posaron en su amigo, este le miraba tranquilo y con ese deje de cariño con el que siempre iba acompañada de una muy ligera sonrisa, casi imperceptible, siempre que le dirigía esa mirada, que no sabía si era solo privilegio suyo, lo tranquilizada de maneras insospechadas.


- Se supone que esta mujer murió hace algunos años en un laboratorio que se incendió.


- ¿Dónde y cómo la conociste John? - Lestrad pregunto de forma pausada, no queriendo romper la poca paz que si amigo había ganado repentinamente.


- Harry me dijo que era un estúpido por haber dejado de lado la carrera de medico por enlistarme en el ejército – John hablaba sin dejar de ver esos ojos que le inspiraban confianza – aunque no lo parezca siempre fui un estudiante sobresaliente en medicina, tenía ciertas habilidades que se supones adquieres con el tiempo y los años de práctica, podía en poco tiempo convertirme en uno de los mejores cirujanos, algunos apostaban que en cuestión de tres años, dependiendo de la especialidad que hubiera querido tomar, Barts, que fue donde hice mis prácticas, sus directivos estaban dispuestos a pagarme la especialidad que yo quisiera en cualquiera de las escuelas de medicina de mayor renombre, sin importar donde estuviera, siempre y cuando regresara a trabajar al hospital por lo menos cinco años como cirujano en jefe… me negué.


Mycroft quien a diferencia de Sherlock, había investigado a John, sabia sobre sus buenas notas y también sobre la propuesta aunque esta no se encontraba en papel, también había concordaba que John había desperdiciado sus conocimientos médicos, pudiéndose convertir por lo menos en uno de los mejores médicos de Londres, de Inglaterra, pero se abstuvo de comentar algo y siguió escuchando – en cuanto tuve la oportunidad me enliste en el ejército,  inmediatamente me asignaron a Afganistán, pero por intervenciones de los directivos de Barts, me mandaron a un campo de concentración donde había un hospital y un laboratorio, todo con la finalidad de tenerme a salvo para cuando terminara mi servicio militar regresara a Londres y trabajara en el hospital, al principio no estuve muy de acuerdo ya que pensé que salvaría más gente en el campo de batalla, muchos para cuando llegaban al hospital ya no se podía hacer gran cosa por ellos, unos morían al poco tiempo y a otros no les quedaba más que amputarles extremidades por no haber atendido inmediatamente alguna herida que termino infectada.


- … - en otras circunstancias Sherlock ya le hubiera pedido que fuera directamente al grano, pero en esta ocasión parecía importante que John hablara de todos los detalles y la verdad es que él lo prefería también así, mientras más supiera del pasado de su amigo, podría entender mejor a lo que se enfrentaría, no interrumpiera y lo dejaría hablar todo lo que tuviera que decir.


- Después de un tiempo, aproximadamente un año, volví a solicitar mi cambio, fui con el general, me recibió a pesar de estar ocupado, entonces fue cuando la conocí, ya había escuchado hablar de ella, rumores de que a pesar de ser joven era muy inteligente con un gran don de mando y además de que era extrañamente atrayente, en ese momento no le preste real atención yo solo quería mi traslado al Hospital que estaba más cerca del campo de batalla que estaba escaso de personal, no me lo permitieron y me fui bastante molesto, ni siquiera me moleste en escuchar la presentación que estaba dando el general sobre ella, supongo que mi falta de interés fue lo que le llamo la atención.


- Y entonces se presentó ante ti - comento Sherlock.


- Así es, al siguiente día después de que me llamo el general para regañarme por mi falta de cortesía y subordinación, me informo mi traslado de funciones al laboratorio, le comente que no era científico, que mis conocimientos médicos eran básicos, que era ilógico, cabe señalar que de nueva cuenta me fui bastante molesto de la oficina y camino a mi habitación fui interceptado por ella, me miraba con un interés y gracia, su sonrisa me dio escalofríos, yo la conocí como Marianne Metzger.


-  Los apellidos… - dijo Lestrad - ¿ella solicito tu cambio?


- Le comente que no me interesaba jugar a los experimentos, que era un médico con conocimientos básicos de medicina, que no hacía mucho había salido de la escuela, que no era lógico, ella solo se rio, después me pidió que la acompañara, siendo sincero jamás había entrado al laboratorio, el edificio era mucho más grande que el hospital, me explico que se dividía en tres, una parte era donde hacían los experimentos e investigaciones químicas además de genéticas, otra donde tenían los desechos y por ultimo lo que parecía un pequeño hospital, eso me extraño demasiado pero no fue lo que me intereso, sino quienes ocupaban las camillas de ese lugar.


- Niños… - A Sherlock no le extraño el asentimiento de John ante sus palabras, era lógico suponerlo – si estaban en esa parte del laboratorio era porque experimentaban con ellos, de lo contrario estarían en el Hospital principal, ¿no es así?


- Exactamente, cuando supe que los usaban como sujetos de pruebas me negué aun con más ganas, pero ella me dijo que los niños estaban desahuciados, que eran huérfanos y no tenían la capacidad económica para tratar sus enfermedades, además de que algunas de dichas enfermedades no tenían cura, que si lográbamos mejorar su calidad de vida, o por lo menos lo que quedaba de ella, ya sería ganancia, me dijo que yo solo tendría que supervisar el avance medico de los niños, que conviviera con ellos, además de que no era el único medico asignado, se había tomado la decisión de incluir médicos ya que los científicos eran más carentes de empatía con los niños que los doctores.


- Entonces aceptaste - comento Lestrad.


-  … - John humedeció sus labios, miro de reojo a Lestrad y asintió – después de un tiempo, mande hacer estudio a los niños, ella me lo permitió, los niños realmente están tan enfermos que no había nada que hacer por ellos… por lo menos no con los medicamentos existentes, ella me vendió una esperanza de vida para esos niños, para cualquier niño o persona que estuviera desahuciado por esas enfermedades, así que entiendo a tus superiores Mycroft, ella es bastante convincente.


-  Y puede que lo experimentemos de primera mano en la cena de hoy - comento Mycroft, John lo miro sin comprender – es verdad, no te lo dijimos John, no hemos tenido la oportunidad de entrevistarla hasta el día de hoy, habrá una cena de gala organizada por ella, hablara sobre avances científicos y genéticos, me imagino que nos acompañaras.


-  Aun no sabemos cómo termina la historia Mycroft, no podemos deducir si sería buena idea que John se presente – comento Sherlock, Mycroft ya se había dado cuenta que su hermano era demasiado sobreprotector, sonrió con burla.


- Querido hermano, estoy seguro de que John desea ver con sus propios ojos si se trata de la misma persona, ¿no es así doctor? – John estuvo de acuerdo.


- Hasta que no este frente de ella no creeré Sherlock, necesito saber si es realmente ella, aunque debo decir que ella me conoce más como Hamish Watson que como John Watson.


Sherlock sintió la incomodidad de John, lo vio morderse el labio y bajar su mirada - no te gusta ese nombre, ¿es por eso John?


- Parte de ello, no sé si te fijaste en el acta de nacimiento, cuando averiguaste mi segundo nombre, que existió una modificación casi a los quince años de mi nacimiento, se agregó el nombre de Hamish, más bien lo agregue yo con la autorización de mi tutor.


- ¿No de tu padre? - pregunto Lestrad, casi arrepintiéndose enseguida de haberlo hecho, John lo miro como si lo hubiera golpeado.


- Es complicado… - dijo en un susurro, miro a Sherlock el cual lo miraba queriendo leer los más profundos secretos de su alma con esos ojos platinados que cambian a colores fascinantes que hipnotizan su espíritu, pero esta vez no quería ser leído, esquivo su mirada rápidamente y se puso de pie, camino un poco y puso distancia, necesitaba ordenar bien sus ideas y contar lo más importante – para mi ese nombre significaba protección y fuerza, algo en ella me hizo querer auto protegerme, por eso me conoce como Hamish.


- Tranquilo doctor – hablo Mycroft caminando hacia el – creo que todos aquí tenemos demonios, usted conoce la mayoría de los de nosotros.


- "Los caminos que recorremos esconden demonios de bajo", fue lo que le dijiste a Sherlock cuando hablaste de Eurus – recordó John, Mycroft asintió.


-  Usted nos ha ayudado a afrontar a los nuestros, deje que ahora le ayudemos a usted Dr. Watson, bueno, entonces retomando – John miro a Sherlock, este también se había puesto de pie y seguía mirándolo, pero ya no eran los ojos escrutadores de hace rato, ahora eran esos amigables con la ligera sonrisa en sus labios, con su mano larga y fina lo invito a sentarse de nuevo, lo hizo seguido de Sherlock, Mycroft se sentó en la silla de los clientes, Lestrad se recargo en el marco de la cocina – después de convencerlo, ¿qué paso?


- Hice lo que ella quería de mi – miro a Sherlock – ella quería que me involucrara emocionalmente con los niños, que confiaran en mí y en los demás médicos, muchos de ellos no querían someterse a los tratamientos, se ponían agresivos y les daban ataques de histeria, era comprensible, eran niños que habían quedado huérfanos por consecuencia de una guerra que no era su culpa, ni la de su familia, con el tiempo confiaron en nosotros, evaluábamos sus avances o retrocesos, buscábamos que había mejorado o que había empeorado, entonces empezó lo difícil.


-  ¿Qué cosa? - pregunto Sherlock.


- El ir y venir de los niños, los niños con el tiempo morían por consecuencia de su enfermedad, unos más pronto que otros por culpa de los medicamentos experimentales, pero algunos morían con mucho dolor y otros simplemente morían en la paz de los sueños – John bajo la mirada y sus labios temblaron – después llegaban más niños, duramos así casi un año y medio, fue cuando algunas cosas no empezaron a cuadrar – levanto la mirada – ya estábamos familiarizados con los resultados de los medicamentos, pero los resultados empezaron a variar sin explicación, entonces me di cuenta que los trastornos que estaban sufriendo los niños solo podían darse si la medicación era proporcionado a un cuerpo que no estuviera enfermo, después de todo algunas medicaciones solo pueden tomarse si se está enfermo, de no estarlo pueden tener…


- Efectos secundarios… pero tu dijiste que los niños estaban enfermos, incluso mandaste hacer análisis, eso quiere decir que empezó a llevar niño sanos – Sherlock ahora entendía la clave de todo, por qué John realizo tantos análisis en los niños, de forma consiente o inconscientemente había relacionado su pasado con el caso presente - ¿qué pasaba con los cuerpos de los que fallecían?, ¿qué paso de que te diste cuenta de que los niños estaban sanos?


- Con respecto a los cuerpos de los niños muertos no supimos nada hasta después del incendio del laboratorio, donde se supone que llevaban los desechos eran donde los tenían, se encontraron partes de sus cuerpos descuartizado, sobre los niños sanos, ya no lo estaban más, los efectos secundarios habían sido devastadores, hablamos con el general y dijo que al día siguiente se encargaría, esa noche alguien inicio el incendio, no se pudo rescatar a nadie y se encontraron cuerpos de algunos de los científicos que trabajaban con ella, según lo que supe Metzger también estaba en ese lugar, encontraron lo que supuestamente era su cuerpo calcinado.


-  Metzger… carnicero en alemán, que apropiado – dijo Mycroft – y creo que reforzaremos nuestro conocimiento con nuestra lección de hoy, las coincidencias no existen.


La puerta del departamento se abrió dejando entrar a Anthea con unos trajes en sus manos, le entrego uno a cada uno y así como entro se fue – cielos Mycroft, tu asistente es cada vez más antisocial – bromeo Lestrad y miro el traje - supongo que es para la fiesta, ¿quieren que los acompañe?


- También apreciamos sus escasas contribuciones inspector – Mycroft sonrió con malicia ante la enfurruñada cara de Greg - será mejor que nos cambiemos, nos queda una hora y media.


John asintió y tomo su traje para ir hacia su habitación para cambiarse, cuando ya no estuvo cerca Mycroft se acercó a Sherlock - no lo conto todo, así que tendremos que estar pendientes sobre las consecuencias de este reencuentro.


- Lo sé, nos dijo solo lo que el considero que debíamos saber, hay muchos vacíos en esa historia.


- Tal vez considera que no es importante para el caso, en fin, si no podemos investigar a Marianne Eckert, tal vez si podamos hacerlo con Marianne Metzger, si son la misma persona podríamos crear el nexo que necesitamos con los niños Mycroft – comento Lestrad.


- Si ya me estoy encargando de eso Gregory – y así era desde antes de que John se retirara a su habitación había empezado mandar mensajes, era por eso que Anthea había salido rápidamente después de entregar los trajes.


- Pues a cambiarnos y estar al pendiente de todo – comento Sherlock dirigiéndose a cuarto para cambiarse, después lo haría su hermano y Lestrad.


Por otra parte John se vestía mientras se miraba al espejo de pedestal, su mirada estaba perdida en su imagen, ni siquiera se dio cuenta cuando había terminado de vestirse - quien diría que los smoking a la medida nos quedarían tan bien, aunque, ¿cómo es posible que Mycroft sepa nuestras medidas? – su reflejo era el que hablaba, su voz era la que escuchaba, pero no era el, era Hamish.


- Es Mycroft, que esperabas - le dijo mirando los ojos de su reflejo – consideras que debes ser tú el que debería de ir a esa fiesta – no pregunto, afirmo.


- Como estas ahora serias más un estorbo, además ella no trato al cien por ciento solo contigo, sino conmigo y con el pícaro de Jenny.


- No me recuerdes eso – dijo incomodo, muchas cosas que pasaron en Afganistán ni siquiera su psicóloga lo sabía, nadie las sabia, estaba seguro que había dicho más ahora que en años de sesiones y aun así había mucho que no dijo – ni siquiera es seguro que sea ella.


-  Vamos John, estas negado lo evidente, esas fotos, la forma en que la describieron, los que les paso esos niños, acéptalo, aunque bueno, eres tan necio que no sirve de nada discutir contigo, ¿entonces, puedo ir? - pregunto como si fuera un niño pequeño – prometo portarme bien.


-  De hecho necesito que te encargues tú, si realmente es ella deberé controlarlo – Hamish lo miro con la duda en sus ojos, pero entonces comprendió, ahora entendía porque John pasaba tanto tiempo con Watson.


- Se está saliendo de control, el dolor, el odio, todo te está presionando, es por eso que están desapareciendo no es así, primero Johnny y ahora el Doc, al fin ustedes tres son uno, los uniste para enfrentarte a Watson, ahora solo quedamos tres, ¿no es así?


-  … - John no dijo nada, simplemente asintió, su corazón y cordura se están fracturando, se sabía roto por dentro, bien le dijo a Sherlock cuando se reconciliaron después de lo de Mary, que él nunca volvería a estar bien, pero debía estarlo, aún tenía a su hija, debía protegerla, también tenía a Sherlock, también debía de protegerlo, amaba a ambos de diferente manera obviamente, por ellos es que estaba en constante lucha, no quería que su dolor y todo lo negativo que tenía guardado en su corazón ganara la batalla - cuídalos por favor.


- Tu lo dijiste John - esta vez la mirada de John cambio, sonrió de lado y acomodo su moño junto con la camisa, el reflejo ahora cuadraba con los movimientos de la personada delante de el – soy la protección y nuestra fuerza.


La puerta se escuchó y entro Sherlock, ambas miradas se enfrentaron, no se reconocían pero a la vez se conocían de siempre, entonces el detective lo supo, supo de quien se trataba, le iba tocar conocer esa parte que John ocultaba de el pero que había dejado salir esporádicamente en algunas ocasiones, esa listilla e ingeniosa, malosa y burlona, aquella que puede matar sin tentarse el corazón si la situación lo amerita, al aclimatado a la violencia, al caos, adicto a la adrenalina, por fin trataría de frente con Hamish.

Notas finales:

que tal? jeje

nos vemos la siguiente semana.

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