HimChan presionaba por quinta vez el botón verde en su pantalla, para ejecutar una llamada pero esta a los 3 segundos de iniciar la conexión era finalizada por el otro extremo. Entendía la molestia generada en JongUp por haber cancelado su cena al último momento pero su prometido estaba de un voluble ánimo, para su sorpresa esa tarde le llamó para invitarlo a un evento de la empresa. Era imperativo que ambos acudieron como una pareja, la fecha para la boda no tardaría en ser anunciada.
El alfa guardó el móvil al notar que las puertas del elevador se separaban. Buscaba a YongGuk, su secretaria le informó que el CEO inicio con el extraño hábito de salir a fumar a la terraza. La mujer también le avisó sobre ese peligrosa adicción que se volvió demasiado chocante, a tal grado de fumar una cajetilla por día, cuando meses a trás ni siquiera lo consumía en ocasiones especiales.
HimChan era consciente que su prometido se volvió un adicto a la nicotina para calmar los nervios, trataba de tapar una adicción con otra. Su estabilidad emocional, por y única vez tambaleaba. Un par de pasos fuera del elevador escuchó un estruendo, es como si algo hubiese sido golpeado contra el piso, comenzó andar rápidamente para detenerse al escuchar la voz de Bang.
— El maldito beta tiene casi dos semanas fuera de casa ¿Porqué no ha dado con JunHong? .— Cuestionó furioso, pateando fuertemente un tubo de metal. EL investigador le informaba que DaeHyun solo paseaba por algunos lugares de Busan, visitaba amigos pero no tenía contacto con alguien más, había una alta posibilidad que no fuera a encontrarse con JunHong.— Estoy seguro que ese desgraciado irá a visitar a Junnie.
El alfa llevó la punta del cigarro encendido sobre la hoja de una planta, presiono fuertemente hasta quemar la verde piel. Su instinto le gritaba que ese bastardo beta jugaba con el investigador, donde se escondiera JunHong pronto iría a visitarlo. Ellos fueron muy buenos amigos, a tal punto de acostarse cuando JunHong perdió control de su celo. Sus manos envolvieron el tronco de la planta , apresó la frágil flora, arrancó de golpe la flor. Le afectaba el recordar que su omega le fue infiel con aquel sucio beta. Su paciencia, su cordura tenía un límite, no tardaría en llegar su època de celo, necesitaba a JunHong sin él no podía controlarse. Lanzó la flor al piso donde la aplasto con la punta de su zapato
— Te doy una maldita semana si no encuentras a JunHong te voy arrancar la cabeza.— Masculló furioso tratando de calmarse pero estaba cansado, harto de sentirse de manera tan visceral, deseaba volver a ser como antes pero al opresión en su pecho no desaparece con nada.— Quiero de vuelta al omega, lo necesito.
La llamada terminó por un repentino movimiento del hombre quien llevó las manos a su cabello, se recargo en la pared, donde se resbaló hasta quedar en cuclillas, miraba fijamente el piso. Hay veces que los humanos nos cansamos de ser nosotros mismos, hartos de sentir dolor, pena y odio por el mundo. YongGuk nunca tuvo sentimientos o emociones que no pudiera controlar, su propio líbido seguía el estricto orden de una calendarización, pero ahora, después de haber conocido a JunHong le era imposible mantener a raya sus impulsos. Admitió extrañar al omega, deseaba tanto volver a tocarlo, escuchar su voz, mirar esos hermosos ojos. Clavo las uñas en el cuero cabelludo, apretó fuertemente los párpados para encerrar los ojos, trataba vagamente de recordar los rasgos de Jun, esos infantiles pucheros que hacía al momento de dormir, solía pasar noches en vela para admirar. Entonces en esa acción se dio cuenta que comenzaba a olvidar algunas características en esas hermosas facciones del omega, el paso del tiempo sustituirá sus memorias, aborrecía ese sentimiento de olvidar algo.
HimChan se mantuvo absorto en esa figura delante de él, nunca había visto a su prometido en ese estado, ¿Era vulnerable? ¿Bang era capaz de tener sentimientos? su mundo fue sacudido por la aparición de JongUp, quien lo transportaba a otro mundo, adoraba estar a su lado, la forma que lo hacía vibrar. Pero él amaba a YongGuk, hace tantos años atrás se hizo la idea de volverse en su esposo que claramente había creído en esa falsa. Al notar ese melancólico ambiente tuvo la fantasía, que quizá en ese instante de debilidad su prometido sería capaz de mostrarse dulce y quizá dejarse consolar.
El alfa escapó de su escondite para caminar en dirección a la figura quien al escuchar los pasos se puso de pie. Bang arreglo su cabello, guardó el móvil dentro de su bolsillo, su preocupado rostro fue substituido por una vanidosa sonrisa. Ocultaba magistralmente su preocupación bajo una hipócrita máscara de autosuficiencia.
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Un alfa de cabellos negros se removía nervioso sobre la cama, un suspiro escapo entre sus labios. Resignado se quitó la computadora portátil de su regazo para acomodarla a su lado, no tenía cabeza para trabajar esa tarde. Sus ojos se enfocaron en el personaje delante de él, en ese chico de cabellos rubios probandose ropa nueva. Durante la mañana el dueño del conglomerado perteneciente a la Familia Bang estuvo incómodo en su oficina, no quería ir a reuniones, ni estar encerrado, deseaba salir a caminar por ello decidió cancelar sus citas de la tarde, llamó a su su chofer para que fuera por el omega a la mansión, entonces lo invitó a cenar a uno de sus restaurantes favoritos.
Aquel negocio tuvo que cerrar la hora que la pareja estuvo dentro disfrutando de los mejores platillos, después de comer decidieron ir al centro comercial para pasar un agradable momento ninguno estaba de ánimos para volver a casa. YongGuk deseaba que el omega usará buena ropa y no que diera pena, no podía darse el lujo de salir con un sujeto que usara ropa tan fea. Para placer propio descubrió que ese chico de origen escabroso poseía buenos gustos, las prendas elegidas, eran exquisitas y en su figura quedaban maravillosas.
YongGuk dibujó una sonrisa, inocente, una mueca bastante extraña en aquel serio rostro pero le fue inevitable no reír al notar al omega modelar frente al espejo, haciendo pucheros, era imposible no caer ante esos hermosos encantos inocentes.
Zelo al escuchar su cuchicheo se giró a enfrentar al alfa con una sensual mueca, rápidamente saltó sobre la cama para gatear hasta llegar al rostro del mayor, con una melancólica mirada le hizo la petición muda para solicitar su permiso para besarlo. El mayor contestó con un movimiento afirmativo de cabeza. Sus labios se encontraron para devorarse, el menor ingreso su lengua. Las manos del pelinegro sujetaron por la cintura al rubio para obligarlo a sentarse en su regazo.
— Para ser un omega eres hermoso.— Susurro pegado a los labios, con una mano alejó uno de los mechones de la frente.— Eres mio Zelo.
El omega aceptó la orden con una tímida afirmación, se colgó al cuello para acercar su frente e iniciar una guerra de gestos, el alfa era un tipo serio sin expresiones graciosas pero en contadas ocasiones olvidaba su máscara para entregarse al juego inspirado en la ternura desprendida de una dulce aura. En esos escasos segundos el omega y el alfa parecían protagonizar escenas de una cursi novela adolescente, besándose, jugando sobre la cama, soltando una que otra risa, un mundo para solo ellos dos.
”
El alfa recordaba que al inicio cuando ese caprichoso niño apareció en su vida fue amable, razón que comenzaron a crearse conflictos con sus ideales, no buscaba tratarlo mal porque no era parte de su naturaleza ser tan violento. Estaba hechizado de lo débil, de lo hermoso e inocente que era, sentía tanta pena y lastima por escuchar los pequeños detalles que a veces se le escapaban en la conversaciones. Sabía que no podían estar juntos, era un capricho de su líbido pero anhelaba cuidarlo, protegerlo porque Zelo era bueno o eso creía.
Pero una idea implantada en su mente por BaekHyun lo volvió loco, perdió los estribos. Imaginar que Zelo y DaeHyun tenían una relación escondida lo llevaba a perder la cabeza, lo incitaba a tratarlo mal, no se merecía un gramo de su amabilidad. Recordaba las palabras de su mayordomo, su mano derecha, so consejero de toda la vida “El omega solo es lindo por qué es la manera de tener dinero a manos llenas, él también coquetea con el beta. Yo los he visto juntos cuando nadie los ve. ” Esos pensamientos negativos nublaron su buen juicio y deseo tanto deshacerse de su atracción hacia el rubio pero el tiempo en lugar de menguar sus sentimientos los incrementaron a tal grado de no soportarlo.
El CEO volvió la mirada al oscuro cielo, crente de estrellas, en sus labios descansaba un cigarrillo, ya poco le importaba su Jun estaba con ese beta o cual cualquiera, lo único esencial era volver a tenerlo.
HimChan escapaba entre la abertura de la puerta del baño, su cuerpo estaba rodeado de una nube de vapor, apretó fuertemente los cordones de su bata, se saco la toalla de la cabeza para sacudir sus húmedos cabellos negros. Con la mirada buscaba a su compañero, pero este no se encontraba en el interior, entonces notó que la puerta que llevaba a la terraza estaba abierta, dio un par de pasos en esa dirección. Después de la fiesta social, los prometidos decidieron seguir su noche en un hotel de lujo, trataron de ahogar el celo del mayor pero YongGuk no pudo.
Situación incómoda y rara entre ambos. El alfa mayor siempre fue puntual con su celo, aunque no fuera un ferviente amante al acto sexual cumplia su labor gallardamente. La noche inició bastante sensual, se besaron apasionadamente en el elevador hasta cierto punto Bang parecía ansioso, debido a que tomó más whisky del que usualmente tomaba en eventos sociales. Se desnudaron animados por el calor de las entrepiernas pero entonces todo se enfrió. YongGuk tuvo un bloqueo mental aunque terminaron teniendo relaciones el mayor no pudo disfrutarlo.
HimChan se detuvo detrás de la puerta de cristal, alcanzaba a ver al hombre sentado en el piso, con el dorso desnudo mantenía los ojos cerrados. La cabeza estaba recargada en el asiento de una silla, a un lado una botella de whisky junto a un cenicero topado con restos de cigarrillos sin terminar. El diseñador quiso salir a ponerle una cobija pero se detuvo al mirarlo mover la mano, el hombre sacó el móvil entonces su rostro se iluminó, sus dedos parecían recorrer el interior, entonces las facciones se contrajeron para formar una leve sonrisa sumergido en una fantasía. Cuando Bang recibió una mirada en su persona se se giró en dirección al alfa.
— El baño está libre.— Emitió caminando en dirección al mayor, Bang se puso de pie y cuando unos brazos trataron de abrazarlo, los esquivo.— Deberías esperar a que se te baje un poco la borrachera.
— No estoy tomado.— Contestó para ingresar por debajo del umbral de la puerta ignorando nuevamente la presencia de su prometido.— Ha comenzado hacer frío mejor descansa.
El diseñador asintió con la cabeza pero se mantuvo en su posición, de reojo observo como la figura ingresaba al cuarto de lavabo, nuevamente elevaba sus muros para impedir el ingreso de otros seres. HimChan después de encontrar en la azotea a su prometido trató de reconfortarlo pero este se negó a ser acariciado, y dejo en claro que no necesitaba ser mimado, esos sentimentalismos no iban con su personalidad.
HimChan miró el teléfono dejado en el piso, se agacho para estar en cuclillas, estiró la mano para tomar el objeto. Era de su conocimiento la contraseña para ingresar al contenido, él y Bang no tenían muchos secretos, bueno excepto claro lo sucedido con los omegas. Cuando el protector de pantalla descubrió el porqué su prometido era incapaz de tener un orgasmo, concentrarse o simplemente la razón de su mal humor.
La imagen era la de un rubio descansando sobre unas suaves almohadas, dormía tan tranquilo que imitaba a un ángel. Recorrió cada una de las fotos habitando en la memoria interior del dispositivo, descubriendo un sin número de distintos ángulos del jovencito mientras descansaba. La mayoría eran capturas del rubio dormido, fotos tomadas a larga distancia cuando estaba inmerso en otros eventos, mirando paisajes, hasta se topó con algunas eróticas. Cuando le hacia sexo oral al allfa, retractos de un tatuaje de dos personas sostenidas por el cabello.
HimChan no soporto mas y dejo el aparato sobre la silla, se sostuvo del barandal con fuerza tratando de llenar de aire frío sus pulmones. YongGuk no había dejado ir al omega, este escapó de su jaula tuvo el valor de abandonar al poderoso alfa. No sabía si admirar u odiar a ese audaz desconocido simplemente algo en su interior se removió, tenía muchas ganas de vomitar. Lastimaba descubrir que la persona que amaba era capaz de tener emociones o sentimientos por otro ser humano que no era él. La imagen fiera de Bang desaparecía tras un cortina cargada de nostalgia.