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Mortalidad por Pandora_Von Christ

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Ya saben, nada, absolutamente nada me pertenece. Los personajes pertenecen a Marvel (y a Disney) y la historia a MaverikFlame, esta es una traducción.


Lo prometido es deuda, sin ser más... ¡disfruten!

Horas más tarde, Loki aún no había encontrado a Tony. No es que estuviera buscándolo enérgicamente. Simplemente había estado deambulando por el palacio, después por Ombos esperando tropezar con él. Si había estado buscando en los rostros de los transeúntes aquella barba familiar, bueno, era solo por la costumbre.

 

****

 

Para cuando Loki regresó al palacio y a sus habitaciones, era más de madrugada que de noche, esas horas semi-dulces antes del amanecer. Sus ojos estaban ensombrecidos, sus hombros caídos, pero su semblante endurecido mientras se quitaba sus botas y chaqueta. Parecía exhausto, desanimado, y un poco preocupado.

Seth sonrió cuando Loki finalmente advirtió su presencia y se quedó inmovil, con un brazo aún en la manga de su chaqueta. Pudo ver cómo inmediatamente el ceño del asgardiano se fruncía, y alzó las manos en un gesto conciliador.

—Estoy aquí solo para disculparme —dijo, cejas levantadas en una súplica—. Malinterpreté la naturaleza de tu afecto hacia el humano. No debí haberte presionado de esa forma.

Loki terminó de quitarse la chaqueta y la arrojó al suelo.

—No debiste presionarme de esa forma independientemente de Tony —dijo, mandíbula apretada.

Seth asintió y bajó la cabeza, avergonzado. Algo en su interior se emocionó al ver a Loki enfadado, ante el fuego en sus ojos sorprendentemente verdes. Siempre le había encantado Loki de esta manera, feroz y enojado, como una criatura salvaje legendaria. Era difícil reprimir una sonrisa cuando Loki lo estaba mirando tan hermosamente.

—Perdóname —dijo Seth, juntando sus manos detrás de su espalda—. Eres una tentación difícil de resistir.

Loki se burló mientras sus ojos revoloteaban de arriba a abajo, examinándolo.

—Quizá deberías esforzarte más —murmuró—. Así que dime, ¿dónde está Anthony?

Seth parpadeó, fingiendo una mirada de perpleja sorpresa.

—¿Por qué me lo preguntas? —respondió, quizá demasiado inocente.

—Creo que sabes por qué.

Esta vez, Seth fingió una mirada de dolor.

—¿Tanto desconfías de mí?

—En una palabra, sí.

Ahora había daño real bajo su afectación. El desprecio en las palabras de Loki le dolía incluso aunque el ardor de su temperamento le emocionaba. Seth se atrevió a acercarse, lentamente, un paso por cada respuesta. Sus manos se quedaron unidas detrás de su espalda de una manera no amenazadora pero superior.

—Querido —dijo Seth—, no lastimaría a alguien que amas. Sin importar lo que pienses de mí, a pesar de mi pasada estupidez, siempre te he amado, a mi manera. Deseo que seas feliz.

Algo incierto suavizó el filo en la mirada de Loki. Seth resistió el impulso de tocar las líneas de su rostro, endurecido y agudo ahora con la edad.

—Eso aún no responde mi pregunta, Seth.

Seth suspiró pesadamente y se volteó, poniendo una cantidad estratégica de distancia entre ambos.

—Sí, sobre eso —respondió—. Lo defendiste con tanta vehemencia, que pensé que era mejor que no lo supieras. Al menos no todavía.

Loki se enderezó ante esto, y esta vez fue él quien se acercó.

—¿Qué quieres decir?

Eran casi de la misma estatura, con Seth un pelo o dos más alto como mucho, de modo que, cuando se volvió, estaba mirando a esos enojados ojos verdes que tanto le fascinaban. Una vez pensó en sacárselos cuando Loki siglos atrás le había hecho enfurecer hasta sus límites, solo para evitar que siguieran provocándolo.

—Quiero decir que, tal vez, deberías preguntarle a Bast.

Sus ojos verdes se entornaron, afilados, calculadores.

—Solo escúpelo, mi señor.

—Quiero decir —dijo Seth dulcemente—, que él todavía está en su cama.

Loki no mostró ninguna reacción, simplemente se quedó mirándolo y mirándolo fijamente.

Seth sabía que ahora tenía que ser cuidadoso. Se aclaró la garganta y continuó:

—¿Acaso pelearon ustedes dos? Porque parecía bastante molesto cuando corrió hacia sus brazos. Pensé que ya estaría de regreso, pero claramente pretende pasar la noche con ella.

Ojos verdes centellaron, y un músculo se movió en la mandíbula de Loki.

—No te creo.

Seth se inclinó hacia delante de modo que sus rostros estaban a centímetros de distancia.

—Entonces, por favor, ve a verlo tú mismo.

La mirada de Loki se deslizó hasta sus labios y luego regresó a sus ojos, y había algo oscuro allí, oculto bajo su rabia. Antes de que pudiera pensar en cuánto deseaba tocarlo, Loki se impulsó hacia adelante y él mismo presionó sus labios contra los suyos.

Seth rápidamente superó su conmoción y acercó al dios más joven contra su cuerpo, su propia sangre cantando de victoria cuando Loki le permitió profundizar el beso. Los labios helados de Loki sabían a casa. Manos frías trazaron las líneas de su torso y lo apretujaron a través de su taparrabos.

Seth envolvió sus manos en el largo cabello de Loki y se apartó lo suficiente para reír contra los labios del otro dios.

—Todos estos años —jadeó—. Sabía que volverías a mí.

Loki le devolvió la sonrisa y se tragó su risa antes de que Seth pudiera ver la tristeza en sus ojos.

 

****

 

Para ser alguien que podía permitirse las más finas sábanas de seda, Tony parecía despertarse en medio de tierra y piedra con demasiada frecuencia.

Gimió por su amoratada garganta lo cual envió una oleada de dolor a través de su dolorida cabeza mientras se sentaba en sus magulladas rodillas. La calidad de la arena y la tierra era familiar bajo sus palmas, sabía familiar en su lengua, y después el aire se sintió viciado y sofocante y Tony no pudo encontrar aire, no podía respirar, no podía respirar, no podía respirar, no podía, no pudo

Media hora después, estaba acurrucado en la esquina de su celda, tembloroso, sudoroso y agotado mientras se liberaba de las garras de un ataque de pánico.

Este era un calabozo diferente, en un desierto diferente, se recordó. Él ya había salido de ese otro lugar.

Solo para asegurarse, echó un vistazo por debajo de su camisa para ver su reactor de arco, pulido y prístino y definitivamente no era el que había fabricado en Afganistán. Dejó escapar un sollozo estremecedor ante este descubrimiento y presionó las palmas de sus manos en sus ojos.

Estaba en Desheret, se dijo. Había sido noqueado por el ex de Loki, y— Loki.

Oh, mierda, Loki. Estaba solo, y Seth estaba—

El roce de metal sobre piedra sacó a Tony de un segundo ataque de pánico. Dejó caer sus manos en su regazo y levantó la vista para ver a Bast en la puerta ahora abierta. Llevaba una capucha y las sombras ocultaban gran parte de su rostro, pero Tony reconoció sus largos dedos y la hermosa curva de sus labios. Esos labios estaban apretados de preocupación o de miedo.

—Tony —susurró—. Soy yo.

—Hola, Bast —respondió con una voz ahogada, cautelosa—. ¿Vas a sacarme de aquí?

Bast sonrió débilmente.

—Por supuesto.

—¿Dónde está Loki?

Bast vaciló.

—Con el faraón —respondió ella. Le hizo un gesto para que se acercara a la puerta.

—No, espera. —Tony hizo un gesto para que ella se detuviera. Por mucho que quisiera largarse de aquí, había algo que necesitaba hacer primero—. Antes de irnos, ¿hay alguna forma de que puedas ponerme en contacto con Horus?

Bast echó hacia atrás su capucha para mirarlo más fácilmente, y las sombras sobre su ceño fruncido se despejaron.

—Imagino que sí, pero ¿para qué lo necesitas?

Tony tomó una profunda respiración y elevó su mandíbula.

—Porque voy a necesitar ayuda para patearle el trasero a Seth.

Las cejas de Bast se alzaron.

—Oh, Tony. Él no te lo ha dicho, ¿cierto?

Tony suspiró con frustración, ansioso por irse, ansioso por hacerle daño a Seth.

—¿Quién no me ha dicho qué? —dijo, con los dientes apretados.

—Loki ha estado en contacto con Horus desde el día en que llegaron.

 

****

 

Las manos y los labios de Seth dejaban rastros ardientes en la piel de Loki. Su túnica yacía en una maraña en el suelo junto a sus botas, su chaqueta, y la corona y el collar de Seth. El corazón de Loki latía con fuerza en su pecho y en sus oídos, y Seth rio al sentir en sus labios su pulso, tomándolo como un indicio de su deseo. No lo era, Loki lo sabía; el tacto, el sabor y el peso de Seth le traían recuerdos nauseabundos, pero cada vez que Loki se estremecía, lo cubría con un suspiro entrecortado, y Seth no era el más listo.

Cuando Seth alcanzó la parte delantera de sus pantalones, Loki extendió una mano hacia la parte de atrás de ellos, sacó una pequeña daga y atacó. Con un grito de sorpresa, Seth retrocedió a tiempo para recibir un corte en el pecho en lugar de su garganta. Loki maldijo y volvió a intentarlo, pero Seth atrapó su muñeca mientras intentaba atacar otra vez. Seth apretó, y Loki gritó, los huesos de su muñeca cedieron con un crujido audible, daga deslizándose de sus flojos dedos.

Seth continuó apretando, y la frágil forma mortal de Loki casi gritó de agonía. Loki solo dejó escapar un quejido ahogado, apretando los dientes con tanta fuerza como para romperlos.

—Cómo te atreves —gruñó Seth, su rostro y cuello enrojecidos por la ira. Había algo feroz, salvaje y aterrador sobre la forma en que sus ojos resplandecían, en la forma en que su mandíbula parecía temblar bajo sus dientes.

Con su mano libre, le cruzó el rostro a Loki lo suficientemente fuerte como para que probara su propia sangre. Después tuvo una mano en la mandíbula del asgardiano, a un centímetro de asfixiarlo. Loki arañó la mano de Seth, sus uñas dejando pequeños surcos sangrientos que no hicieron nada por romper aquel agarre hermético.

—Suéltame —espetó. Pateó y se sacudió lo mejor que pudo con el peso de Seth encima de él.

—Pequeña puta traicionera —gruñó Seth, acercando el rostro de Loki y sacudiéndolo, sus dedos dejando moretones sobre moretones—. Pensé que nosotros... pensé que ...

Pero entonces Seth relajó su agarre y entrecerró los ojos observando fijamente la garganta de Loki. Agarró su rostro y lo volteó hacia la luz para verlo mejor. Loki lo dejó, mirándole desafiante.

—¿Qué es esto?

Loki sabía que estaba mirando sus moretones, las marcas evidentes en forma de dedos en su garganta.

—¿No recuerda haberlos dejado, mi señor? —dijo, apretando los dientes.

Seth giró el rostro de Loki de regreso hacia él.

—Esos ya deberían haber sanado hace tiempo.

Loki se rio.

—¿Ves? —dijo con una sonrisa torcida y exangüe—. Todavía no tienes idea de lo que él significa para mí, ¿cierto?

Seth lo miró por un largo momento, luego otro, obviamente sin comprender. Y luego sus dorados ojos se ensancharon, y su agarre en el rostro de Loki se afianzó dolorosamente.

—Eres mortal —dijo, voz amenazadoramente baja, y Loki lo miró fascinado, divertido y cauteloso mientras el rostro del otro dios se oscurecía de ira, una ira peligrosa e insensata que solo solía guardar para Apofis y cuando le mencionaban a Osiris.

»—Es por eso que tu magia... maldito tonto —gruñó Seth, y se irguió y arrojó a Loki lejos de él, lo suficientemente fuerte como para que se estrellara contra la pared, lastimando su hombro y golpeando su cabeza. Loki gruñó por el impacto y se puso de pie, riendo satisfactoriamente a pesar de la sangre fluyendo por un costado de su rostro.

—¡Guardias! —rugió Seth en dirección a las puertas.

—Duele, ¿cierto? —se burló Loki—. Saber que elegí a un humano antes que a ti. —Seth se enfureció aún más, apretó los puños, y el viento aulló afuera mientras una tormenta nacía en lo alto—. Al menos Osiris eligió a otro dios.

Seth estuvo sobre él antes de que pudiera terminar esa frase, mano en un fuerte y doloroso apretón en su garganta, cortando palabras, risa y respiración. Los dientes de Loki castañearon mientras su cabeza se sacudía contra la pared.

—No juegues conmigo, Forjador de Mentiras —gruñó Seth, ojos dorados salvajes pero húmedos con lágrimas.

Loki arañó dedos fuertes como el acero, los aflojó lo suficiente como para decirle con desprecio:

—Entonces no juegues conmigo. ¿Dónde está él?

—Ahora debe de estar muerto. Le ordené a Bast que lo matara.

Loki sintió que se le helaba la sangre.

—Mentiroso —dijo en una voz baja. Tenía que estar mintiendo. Tenía que ser así.

Seth respondió con una sonrisa burlona. Se volvió hacia la puerta de nuevo y gritó:

¡Guardias! —Frunció el ceño y gruñó de frustración.

Loki se rio suavemente, y Seth lo miró fríamente con ojos entornados.

—Se están tardado muchísimo tiempo, ¿no? —preguntó dulcemente.

Los ojos de Seth se abrieron completamente.

—¿Qué hiciste?

Loki sonrió mientras el mundo explotaba.

O mejor dicho, mientras las puertas parecían hacerlo, estallando de sus bisagras en una llamarada de calor y luz. Cerró los ojos para protegerse de la explosión, pero manchas oscuras aún salpicaban su visión cuando los abrió. Se rio a pesar de la presión del agarre de Seth.

Allí, en el marco de la arruinada puerta, estaba Iron Man, su mano acorazada seguía humeando y apuntando ahora hacia Seth. A su lado se encontraba un hermoso dios joven de piel dorada y ojos azules —o más bien, con un ojo azul. Una implacable cicatriz circular ocupaba el lugar del segundo ojo, espantosa y expuesta ante el mundo.

—Hola, tío —dijo el dios de un solo ojo, nudillos blancos alrededor de una lanza dorada.

Loki pudo sentir como Seth se erizaba de furia.

Horus.

Notas finales:

Y eso será todo por ahora, si todo sale bien nos leemos de nuevo en un par de días.


Como siempre, cualquier duda o sugerencia respecto a la traducción, bienvenida será.


Cuídense mucho y gracias por leer :)


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