Asgard los recibió con lanzas en sus gargantas.
Tony sacudió la cabeza y parpadeó para apartar las manchas de sus ojos, todavía recuperándose del malestar por la teletransportación, pero las lanzas aún seguían ahí. Detrás de ellas había cascos astados y caras sombrías, la luz arco iris del Bifrost inundando el dorado y la piel en un caleidoscopio de colores.
—Sí, esto me lo esperaba —dijo Tony, asintiendo.
—¡Hermano!
Loki y Tony levantaron la vista y vieron un contorno rojo y rubio sobre sus cabezas. Cuando Thor aterrizó, el puente tembló. A Tony no le gustó cómo aquello hizo que las lanzas junto a su garganta saltaran, con o sin armadura.
Saludó a Thor con un movimiento de su cabeza.
—Esto también me lo esperaba.
Thor apartó a los guardias para pararse frente a la pareja.
—Loki, Tony, debo llevarles ante el Padre de Todo de inmediato.
Thor se detuvo a mitad de respiración. Su frente se arrugó mientras miraba a Loki, y Tony se dio cuenta que Loki lucía bastante lamentable con sus vendas ensangrentadas, piel quemada por el sol y la garganta amoratada. Loki se apoyó más contra él de una manera que le habría preocupado si el dios no hubiera trotado unos cuantos pasos minutos antes. Tony se contuvo de rodar los ojos y le siguió la corriente, envolviendo un brazo alrededor de la cintura de Loki.
Un trueno retumbó.
—¿Qué es esto? —gruñó Thor—. ¿Qué ha ocurrido? ¿Quién te ha lastimado?
Loki suspiró con exagerado cansancio.
—Es una larga historia, grandote —respondió Tony. Más bruscamente, añadió—: Ahora, si no te importa, tengo unas cuantas cosas que me gustaría decirle al Padre de Todos los Idiotas.
Thor parpadeó, sorprendido.
—Por supuesto. Ven conmigo.
—¿Padre de Todos los Idiotas? —repitió Loki, en voz baja, ceja arqueada de diversión.
—¿Qué? ¿Ese no es su título oficial?
****
Aparentemente, esta vez su llegada no mereció el trato real. En lugar de la sala del trono, fueron llevados al estudio privado de Odín, que para Tony fue perfecto, ya que en cuanto entró se encaminó directamente hacia el rey hasta que todos comenzaron a gritar. De nuevo tuvo lanzas en su garganta.
Con la visera levantada, Tony miró fríamente al guardia más cercano a él.
—Cuidado con el arpón, Liberen a Willy.
Odín hizo un gesto con la mano, y los guardias bajaron sus lanzas. Con las manos detrás de su espalda, el rey se acercó hasta Tony, parándose peligrosamente cerca de que le pateara el trasero. Loki estaba detrás de Tony, la mano de Thor sobre su codo, y Tony se preguntó si esta vez eran oficialmente prisioneros.
—Señor Stark —dijo Odín, su expresión era una máscara de simpatía—. Es bueno ver que está bien.
—Cierto. Cumplidos —murmuró Tony—. Al carajo con ellos. Qué gran regalo de bodas, ¿eh? ¿Convertir a su hijo en mortal?
La máscara de Odín se tornó decididamente menos simpática.
—¿Padre? —La voz de Thor era tanto una pregunta como una acusación. Tony sabía que las heridas de Loki hablaban por sí mismas.
Odín le lanzó una mirada a sus hijos.
—Esa fue mi sentencia —dijo—, por los crímenes de Loki. Ahora, en cuanto al intento de robo de las manzanas de Idun...
—Eso es injusto—
—Loki es un hombre adulto —espetó Odín, interrumpiendo a Tony—, ¡y como tal debe responsabilizarse por sus acciones!
—¡Y usted también! —gritó Tony, su voz resonando en el pasillo. Su propia ira lo sorprendió—. ¿Quién va a juzgarlo a usted por sus crímenes?
—Stark —dijo Thor, una advertencia en su voz—. Recuerda que te estás dirigiendo al Rey de los—
—Oh, sé exactamente a quién me estoy dirigiendo, Thor. ¡Tu padre! ¡El padre de Loki! —Apuntó un dedo en dirección a Odín (los guardias prepararon sus lanzas) y agregó—: ¡Y ese es el único jodido título que me importa en este momento!
Odín estaba luchando por mantener su expresión neutral, y Tony podía verlo. Sus cejas apenas se crisparon, pero de alguna manera fue suficiente para suavizar su expresión. Tony esperó leer culpa bajo la máscara del rey.
—¿Y de qué crímenes me acusa, señor Stark? —preguntó Odín en una voz demasiado tranquila, demasiado neutral.
—¿Crímenes? —se burló Tony—. Esto no es un juicio, Odín, pero ey — ¿qué tal por ser un padre de mierda? ¿Qué tal por lo que sucedió en Desheret? ¿Ese sí le parece un crimen?
La impasibilidad de Odín se quebró, una mueca arrugando su cuidadoso aplomo. Thor afianzó su agarre en su Mjolnir, mirada moviéndose entre su amigo y su padre, ceño fruncido, inquisitivo. La mano de Loki se envolvió alrededor del hombro de Tony y lo apretó.
—Aunque esto es conmovedor, cariño —murmuró, su voz al oído del humano—, prefiero no verte reducido en un pegote en medio del Hlidskjalf*.
Tony le lanzó una mirada.
—Ahora estoy muy enojado como para preguntarte qué demonios es un «hillid-what» —murmuró.
Loki sonrió débilmente.
—Eres un mortal atrevido, por hablarme de esa manera —dijo Odín. Se irguió en toda su altura y miró a Tony con desprecio, quien únicamente tragó saliva pero no titubeó—. Quiero que sepa que la estima que le tiene mi hijo es la única razón por la que todavía está vivo.
—Sí, bueno, la «estima» que me tiene su hijo es la única razón por la que estoy aguantando toda esta mierda en primer lugar, pero ya llegué a mi límite. —Tomó la mano de Loki que estaba en su hombro y la apretó entre la suya—. Vamos a casa. Estoy cansado, de mal humor, ¡y juro por Dios que a la próxima persona que me ponga una lanza en el rostro se la voy a meter por el culo! Vámonos, Vixen.
Loki permitió que Tony lo sacara del estudio, manos firmemente unidas, y a todos le pareció como si el dios estuviera luchando para no reírse. O sacar la lengua. Thor se hizo a un lado con una respetuosa inclinación de cabeza y miró fríamente a los guardias para que hicieran lo mismo.
—Eso fue increíblemente imprudente —murmuró Loki mientras Tony los conducía hacia el Bifrost.
—Sí, bueno, no me importa. —Tony redujo la velocidad, se detuvo y miró a Loki, la mano del dios todavía apretada entre la suya—. Siempre, siempre, te defenderé, sabes —dijo—. Incluso aunque seas un dolor increíble en el trasero. Siempre lo haré.
Aquello trajo una ternura a los ojos de Loki que Tony quiso conservar por siempre.
—Esa es la manera más dulce en que alguien me ha dicho que soy un dolor en el trasero —dijo, pero Tony sabía que en realidad quería decirle «Gracias».
Los tacones de Frigga resonaron contra la piedra mientras se acercaba, atrayendo la atención de Tony y Loki. Rizos dorados se derramaban sobre sus hombros y una sonrisa críptica curvaba sus labios. Tony se movió nervioso, preguntándose cuál era el protocolo para dirigirse a la reina después de haber reprendido al rey.
—También se escucha por este pasillo —dijo Frigga, riendo mientras Tony hacía una mueca.
—Uh... lo siento. Mi señora.
Frigga se rio.
—Oh, no necesitas disculparte. Y sospecho que mi esposo está más impresionado que insultado al respecto. O al menos me aseguraré de que así sea.
Tony sonrió torpemente. Loki no estaba siendo de mucha ayuda.
—Ahora, el rey no puede retractarse de su sentencia —dijo Frigga—, pero la reina puede mostrar misericordia.
Deslizó algo liso y frío en la palma vacía de Tony, algo que brilló dorado cuando lo sostuvo en la luz. Loki se puso rígido a su lado, y Tony la miró agudamente, buscando las palabras.
—¿Esto es—? —Ella asintió, su sonrisa era enigmática.
—Madre, yo...
Frigga lo hizo guardar silencio gentilmente y se puso de puntillas para besar la mejilla de Loki.
—Considéralo un regalo de bodas.
Los hombros de Tony se desplomaron mientras miraba la manzana.
—Este era el plan de Odín desde el principio, ¿cierto? —murmuró. Como rey, tenía que castigar a Loki, o al menos hacer que pareciera como si le estuviera castigando. Muy bien, ahora se sentía como un idiota.
Frigga rio dulcemente.
—Querido, no sé si este fue el plan de Odín, pero si conozco a mi hijo, sospecho que fue el suyo. —Le dio a Loki una mirada cómplice antes de presionar un beso en la mejilla de Tony también—. Cuídalo, ¿sí? —susurró en su oído. Él asintió automáticamente, y ella se alejó.
Tony miró a Loki, su mano todavía curvada alrededor de la manzana. A decir verdad, el dios se veía demasiado inocente.
—Eres un bastardo astuto.
—Me está dando demasiado crédito —respondió Loki remilgadamente—. Ciertamente no planeé lo de Desheret.
Tony al menos le creyó eso. Pasó las yemas de sus dedos sobre la suave superficie dorada.
—¿Y tú qué? —preguntó—. ¿No necesitas una también?
—La compartiremos —dijo Loki—. Comeré la mitad cuando tú te comas la mitad.
—Y. —El peso de la eternidad era pesado en su mente—. ¿Si elijo no comer mi mitad?
—Entonces no comeré la mía.
Tony miró fijamente a Loki. El dios observó la manzana melancólicamente durante un momento más y luego se encontró con la mirada fija de Tony. Sonrió suavemente, tristemente, y apretó la mano de Tony en la suya.
—De cualquier forma —continuó—, planeo aguantarte por el resto de mi vida.
Tony no sabía qué decir ante esto. Incluso aunque supiera, su garganta había decidido cerrarse y ahogar cualquier palabra. Probablemente era más seguro de esta forma.
Deslizó su brazo alrededor de la cintura de Loki y jaló al problemático dios hasta él para darle un beso. Loki rio entre dientes contra sus labios.
—Esto se está volviendo demasiado empalagoso —murmuró, ojos arrugados de diversión.
—Tienes razón —dijo Tony, besando el cuello del dios en su lugar—. Vamos a tener sexo en el palacio una vez más.
Loki se rio y apartó a Tony. Parecía... aliviado, casi feliz, y su sonrisa era contagiosa.
—Preferiría usar el Bifrost y tener sexo en «gracias-a-las-Nornas-que-estamos-en-casa».
—Hmm. Bien pensado.
Tony lo jaló de la mano, y corrieron hacia el Bifrost, hacia Heimdall, y hacia casa.
****
Yaciendo despierto esa noche, agotado y contento, Tony jugueteaba con el cabello de Loki y escuchaba la respiración del dios.
—Oye, Loki. —Tony le dio un codazo para ver si todavía estaba despierto.
—¿Mmm?
—¿Qué te parece si conseguimos un gato?
FIN.