Algo iba mal. Lo supe desde que escuche los gritos de Solji al ver a Young Saeng a entrar a la casa. No eran gritos que me sorprendían, en los últimos días se habían repetido varias veces.
-¿Que te pasó? – ambos entraron a la habitación del menos donde yo me encontraba.
-Solo estaba jugando Solji – respondió él. Suspire al verlo, traía el uniforme lleno de alguna cosa negra e incluso su cabello lo traía.
-¿Qué demonios juegas que vienes lleno de cosas cada día? Hoy le tocó a la tinta - susurro molesta al igual que yo, pero no con él sino con los idiotas que le hicieron eso - Dime Young Saeng - pidió ella.
-¿Que te paso Young Saeng? - fue mi turno de hablar, desde el primer día que llegó así supe que no se había tratado de un juego. Su rostro lleno de tristeza me lo había dicho todo incluso sin pronunciar palabra alguna. Él me miró sin importarle la mirada que le dio Solji, según ella Young Saeng miraba a la nada.
-Kyu - susurró, pero fue lo suficientemente fuerte para que ella lo escuchará.
Oh, Por favor no otra vez con eso - volvía a estar asustada y ni yo ni él la soportamos.
-Vete Solji - cogió su brazo y la sacó de la habitación. Nos quedamos solos. Y fue lo mejor - Kyu - volvió a decir, extendí mis brazos y dejé que se acercará a abrazarme. Me encargué de acomodarnos en su cama donde nos quedamos abrazados, él llorando y su hermana tocando fuera.
-Young Saeng háblame - decía ella, él se escondía más en mi pecho.
-¿No me dirás? - levantó su rostro sólo un poco. Negó sonriendo – está bien - volvió a esconderse - te ayudaré a animarte.
-Ya lo hiciste.
-Esto será mejor - hice aparecer la sorpresa para él - Mírame - me hizo caso de inmediato. Su leve sonrisa se volvió más grande al instante.
-Tienes alas.
✴
El recuerdo de Young Saeng durmiendo con tranquilidad, me abordó. Mire la casa frente a mí y Sonreí por la idea de pensar en lo que sucedería ahí en unos minutos y en otras casas luego de esta.
Un poco de insistencia había bastado para que él me dijera lo que había ocurrido. Unos idiotas habían estado metiéndose con él por culpa de su amigo imaginario. Gracias a mis alas me permití llegar al techo donde había una ventana que daba a la habitación de la adolescente que horas antes había hecho llorar a mi Young Saeng.
-Hara - era su nombre, una niñata popular y engreída, ella era la que había empezado todo - Hara - volví a decir, segundos después luego de haberme acomodado a un costado de su cama, junto a ella - Despierta Hara ~ - ella abrió los ojos de pronto y cuando quiso moverse me encargué de inmovilizarla con mi cuerpo aun siendo invisible como el aire - Adivina quien tendrá pesadillas esta noche...