-Solji no está en casa, si, ajá. Como digas - Young Saeng dejó el teléfono a un lado y me miró con un puchero en el rostro.
-¿Otro noviecito?
-No lo sé, no me importa - estaba mintiendo pero no se lo iba a reprochar, no tenía por qué hacerlo.
-¿Otra película? - asentí acomodando su cuerpo sobre el mío como hace unos minutos antes que el teléfono nos interrumpiera.
-¿Por qué vemos sólo cosas de terror?
-Me recuerdan a ti - dijo de lo más calmado.
-No soy una de esas cosas.
-Lo sé Kyu - y se abrazó más a mí mientras la cinta comenzaba.
-Te digo que él vive sólo.
-¿Seguro?
-Claro que si, incluso sufre de algo. Habla solo.
-Escuche eso también. Dicen que es porque alguien se suicidó aquí...
Hace unos minutos ambos habíamos despertado y escuchado como aquellos tres jóvenes hablaban y trataban de abrir la puerta trasera, habíamos estado riendo hasta escuchar lo último. Young Saeng quiso preguntar algo pero me hice invisible ante sus ojos antes de que dijera una palabra y a los segundos aparecí frente a los chicos.
-Niños - todos voltearon a verme con terror, pero un terror del pensar que fuera un adulto cualquiera. Para su mala suerte no era así.
-¿Usted quien...es?
-el que vive aquí.
-¿Qu-que? - dos de ellos miraron al otro, que al parecer era el líder.
-Soy el dueño de esta casa - susurré riendo, tratando así de aterrarlos más.
-No puede ser, el rarito ese vive aquí.
-Tú no - gritaron los tres a la vez.
-Váyanse - dije al final ya cansado, quería volver ya con Young Saeng a nuestra maratón de películas o el interrogatorio. Lo que sucedía primero.
-Vete tú.
-Paciencia Kyu Jong ~ - me susurré a mí mismo - no eres así con tu Young Saeng.
-¿El rarito?
-Ustedes no son Young Saeng - descubrí emocionado. Deje que mis alas aparecieran y cogí a uno hasta elevarlo muy alto. Él gritaba pero a nuestra altura nadie podría escucharlo.
Vuelve Kyu Jong
Mis alas se quedaron tiesas y sólo despertaron cuando estaba a punto de estrellar al chico contra el pavimento. Me hice invisible mientras el muchacho escapaba en busca de sus amigos, entre a la casa escondiendo mis alas y encontré a Young Saeng sobre el sofá. No hablaba entonces como...
Kyu Jong ~
Aquí estoy
Él empezó a divisar por todos lados pero no me encontraba. Una lágrima seca adornaba su rostro y me odié por ponerlo así. Aparecí dejando que me abrazara de inmediato al verme.
-¿Es cierto? - preguntó horas después, cuándo ambos estábamos recostados en su cama. Unos ruidos fuera interrumpieron la calma - Solji llegó - él quiso levantarse para verla pero lo detuve.
-No está sola - le indique, asintió y volvió a recostarse conmigo. Nos cubrí con mis alas evitando así otra interrupción.
-Responde Kyu - tenía ese puchero característico en su rostro, Sonreí mientras asentía. Él no podía corresponderme - ¿Puedes contarme cómo? - acaricié sus cabellos mientras me acercaba a él. Me incorporé quedando sobre su cuerpo pero apoyado en mis brazos.
-¿Quieres saberlo? - las emociones estaban embargándome y por eso mi voz salió tan sombría, incluso si negaba se lo diría. Más bien mostrárselo. Asintió y proseguí con juntar nuestros labios incluso si él no entendía que pasaba.
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El hombre me miraba de una manera que me causaba repulsión y sus toques solo me hacían querer vomitar. Él puso una mano sobre mi rostro evitando que siguiera haciendo sonidos mientras la otra me tocaba por todas partes.
-Papá - susurré como pude. Él no hizo caso alguno. Como este y todos los días.
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-Mamá, no te vayas - me aferré a su cuerpo sin dejar de llorar, pero lo único que conseguí fue un gran golpe por parte del hombre que la acompañaba.
-Alejate mocoso - miré como mi madre prendía un cigarrillo siendo totalmente indiferente, otro golpe del hombre y quedé a muchos metros lejos de ellos.
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-Eres una maldita basura - murmuró uno cuando se marcharon. Me incorporé solo un poco hasta quedar apoyado en la pared, hoy como siempre me habian traido a la azotea de la escuela para el "regalo del día".
Los golpes llegaban uno tras otro y si no los detenía era porque no queria, incluso en mi estado podria derrotar a estos idiotas pero no valía la pena hacerlo. Volverian al dia siguiente con lo mismo y al siguiente...
-Estoy cansado de esta mierda.
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-Kyu Jong - dijo ella con calma - Puedes contarme lo que sea, en serio cariño - cogio mi mano con cariño y le hice caso. Le conté lo que sea.
-Ya no quiero vivir - mumuré haciendo que su expresion se volviera una de preocupación - Ya no lo haré - volví a decir antes de salir de ahí.
Y lo cumplí, tomando como lugar mi habitación. Esta casa fue mi último refugio.
Hace 50 años.