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Una cuestión de pelos por Orseth

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            -Estaré bien, madame Pomfrey ya me dio medicina.

            -Baje su capucha –dijo entonces haciendo que toda la clase comenzara a cuchichear.

            -¿Por qué?

 

            -¿Qué pasa señor Malfoy?

            Draco apretó los labios sabiendo que no podía ponerse a discutir con ella, así que sin más remedio bajó la capucha.

            -Válgame Dios…

            Los que estaban al frente comenzaron a reír haciendo que los de atrás estiraran el cuello para ver qué pasaba.

            -Vaya a su lugar.

            -¿Qué pasa? –pregunto Ron a Harry.

            -Yo no… ¡carajo! –Exclamó comenzando a reír- ¡Malfoy tiene orejas de gato!

            Pasando por entre sus compañeros y sintiendo la cara caliente fue hasta su lugar para sentarse junto a Blaise; todos los chicos reían; en cambio las chicas, unas reían y otras cuchicheaban con sus compañeras.

            -¡Es un gatito, se ve lindo!

            -¡Silencio!

            Toda la clase guardo silencio de inmediato para que la profesora continuara, pero de todo lo que dijo con trabajos entendieron media palabra pues risitas contenidas y uno que otro maullido por ahí hicieron que la clase fuera todo un circo.

            -Yo soy un gatito miau miau miau… -canturreó Ron quedamente- de ojos rosados miau miau miau…

            Harry hizo ruidos raros con la boca intentando contener la risa, lo mismo que Hermione y todos los que alcanzaron a escucharlo; de poco valieron las miradas estrictas y desaprobatorias de la profesora para que dejaran el alboroto y prestaran atención.

            -Toma, te traje un bizcocho –dijo Blaise pasándoselo por debajo de la mesa.

            -¡No quiero nada!

            -¡Señor Malfoy silencio!

            -¡Oh qué carajo!

            -¿¡Qué dijo?!

            -¡Nada, que ya trabajo!

            Volvió  subirse la capucha, hecho que valió un soberano grillo pues las risitas continuaron.

            -Deja de mecerte, parece que tienes gusanos en el culo –dijo Blaise sin dejar de escribir.

            -Es que… me senté sobre mi cola.

            -Creo que eso hacemos todos ¿no?

            -No tarado, esa no.

            -Ah ya… -exclamó entendiendo- pero si así están con solo verte las orejas, imagina si ven que también tienes cola.

            Desconsolado pegó su frente en su cuaderno, pero estar sentado sobre su peludo apéndice era muy incomodo, tanto así que discretamente volvió a moverse pero incluso haciendo eso ya era el centro de atención y fue Harry quien dos filas atrás del otro lado del pasillo notó algo blanco en ese mar de ropa negra.

            -Epa, epa… hay algo ahí.

            -¿Qué cosa?

            -No lo sé, vi algo.

            Draco se enojo consigo mismo por haber logrado quitarse de encima de su cola pero para su desgracia dejándola hacia el lado de los mirones y aunque intentó ocultarla con su túnica, inconscientemente la movía hasta que de plano más risas se dejaron escuchar.

            -¡Malfoy también tiene cola! –exclamó Seamus.

            -¡Silencio, voy a quitarles cincuenta puntos a cada casa si no se callan!

            Pero aquello era demasiado épico como para dejarlo pasar, poder mofarse de Draco Malfoy en grupo era algo que no se presentaba todos los días.

            -Miau… miau… -maulló Ron.

            -¡Cállate tercermundista de mierda! –explotó levantándose y dándose vuelta sin poderse contener.

            -¡Señor Malfoy!

            -¡Qué!

            -¡Diez puntos menos para Slytherin!

            Al parecer eso lo hizo reaccionar y darse cuenta de cómo le había respondido a la profesora, sin embargo estaba demasiado indignado para quedarse callado.

            -¡Pero él comenzó!

            -Y usted le siguió.

            Muchos Griffindor sino es que todos, estaban encantados, era como ver a Snape con faldas.

            -Y ahora siéntese si no quiere acabar con todos los puntos de su casa.

            Apretando los labios no le quedó más remedio que obedecer, no sin antes y muy dignamente hacer su peluda cola a un lado.

            -Esta me la pagan… -masculló apretando su pluma de águila con furia- malditos Griffindor, seguramente esto es obra suya… Blaise.

            -Qué.

            -Dame ese pan.

            Cuando la clase terminó, todos comenzaron a recoger sus cosas Draco incluido, pero la profesora dijo:

            -Señor Malfoy usted quédese.

            -¿Y ahora qué? –pensó con fastidio acabando de guardar sus cosas y esperando a que todos salieran, solo entonces se puso de pie y caminó hasta el escritorio.

            -Dígame profesora.

            -¿Esto que le pasa es un hechizo que le salió mal? ¿Debo recordarle las reglas sobre ciertos tipos de hechizos fuera de clases?

            -Claro que no, yo no hice nada, pero dice Madam Pomfrey que es cuestión de tiempo que desaparezcan.

            -¿Y ve bien con ese ojo amarillo?

            Solo la prudencia le hizo evitar lanzar un bufido ante esa fastidiosa pregunta y responder educadamente.

            -Sí, veo bien.

            -De acuerdo ¿sabe quien le aplicó ese hechizo entonces?

            -Obvio no, no entiendo porqué alguien haría algo así contra mi humilde persona.

            La profesora alzó ambas cejas y simplemente suspiró.

            -De acuerdo, si sabe quien fue, dígamelo para aplicarle el castigo merecido.

            -Sí profesora ¿ya puedo irme?

            -Adelante.

            Cuando salió se encontró con su grupo de amigos esperándolo.

            -¿Qué quería? –pregunto Pansy.

            -Pfff… si esto fue culpa mía.

 

 

____________________________

           

 

            -¿Estás seguro Ron? –preguntó Neville.

            -Segurísimo, mi tía Bessie siempre quiso uno pero valen una fortuna, por eso tiene su casa llena de revistas de gatos y recortes de esa raza en particular.

            -¡Ahí viene! –exclamó Seamus.

            El grupo de Griffindor vio acercarse a Draco y a amigos quienes pasaron sin decir nada, algo raro en Draco quien no perdía oportunidad para molestar a Harry, pero en esta ocasión y para sorpresa de todos fue Ron quien le salió al paso.

            -Esos ojos bicolores… -dijo el pelirrojo cruzado de brazos y mirándolo despectivamente- esa cola blanca y peluda… seguro es un angora turco, dime algo ¿Ya se enteró tu padre?

            El grupo de Griffindor estalló en carcajadas mientras Draco lo miraba boquiabierto… ¿desde cuándo el pobretón de Weasley se atrevía a plantarle cara?... sin embargo se quedó sin respuesta a la puya por no saber a qué se refería con “Angora turco”, por lo que simplemente apretó los labios y reanudó su camino dándole un empujón con el hombro al pasar.

            -¿A qué se refería Blaise? –Preguntó cuando ya se habían alejado- ¿Qué es un angora turco?

            -¿Y yo que sé?

            -Tenemos quince minutos antes de la próxima clase –intervino Pansy- vayamos a la biblioteca rápido -Ya ahí buscaron un libro sobre razas de gato encontrando lo que buscaban- aquí esta… -dijo poniendo su dedo sobre la imagen  de un gato blanco lamiéndose una pata- veamos… El gato angora se caracteriza principalmente por su pelaje, largo, sedoso, suave y generalmente blanco, es originario de Angora Turquía y de allí recibe su nombre… En Ankara, los ejemplares blancos de ojos dispares de esta raza, denominados “Ankara kedi” son un símbolo tradicional que representa pureza y además para el pueblo turco son un tesoro nacional.

            -Oye, eres un tesoro nacional –dijo Crabbe riendo recibiendo una mirada asesina de parte de Draco que lo hizo quedarse callado mientras Pansy seguía su lectura en voz alta.

-Ojos: entre medianos y grandes, expresivos, tienen forma ovalada y su color puede ser ámbar, cobre, verde, azul o dispares en el caso de los gatos angora de pelaje blanco, Nariz: alargada y recta, Cola: es delgada, y con gran densidad de pelo, Orejas: grandes y puntiagudas; Pelaje: sedoso, largo y muy suave; Color de pelaje: este gato era criado originalmente de color blanco, pero posteriormente se aceptaron prácticamente todos los esquemas de color menos el siamés… pues sí, ese Weasley tenía razón, eres un angora turco –concluyó mirándolo.

-Malditos… seguramente lo sabe porque ellos me hicieron esto.

-¿Tú crees? –preguntó Blaise.

-Por supuesto, ¿no fue por culpa de Potter que ese viejo Ojo loco me transformó en hurón?

-¿Y qué vamos a hacer? –preguntó Goyle.

-¿Cómo qué? Pues reportarlos por supuesto, haré que los expulsen a los muy hijos de puta.

-Vámonos ya  -dijo Blaise- ya va a comenzar la otra clase.

Con paso apresurado alcanzaron a llegar a clase de herbología, la clase que compartían nada menos que con Hufflepuff y en donde de forma inevitable Draco llamó la atención volviendo a ser centro de burlas y bromas.

-¡Es tan divertido! –exclamó Evangeline lagrimeando de risa.

-¡Lo sé! –respondio Chloe viéndolo trabajar en silencio, aparentemente tranquilo pero con la cara roja y degollando violentamente a una mandrágora.

-¡Señor Malfoy tenga cuidado! –exclamó la profesora Sprout.

-Nah… que se muera la maldita.

-¿¡Qué dijo?!

-Nada, que podemos a la plantita.

Cuando la clase acabó salió con paso apresurado hacia la enfermería, iba enojado y angustiado al mismo tiempo al ver que las orejas seguían ahí.

-No han desaparecido –dijo cuando estuvo ante madame Pomfrey.

-Ya veo –respondio ella con gesto concentrado.

La vio sacar algunas cosas de su gabinete y comenzar a pesar y a cortar ingredientes.

-¿Va a prepararme algo?

-Oh si, ven después de cenar.

-¿Hasta después de cenar?

-Sí, voy a preparar algo mas especifico, pero tardará en cocerse.

Torciendo la boca tomó sus cosas y salió de ahí encontrándose en el camino con Amelie.

-Oh no, mierda… ¿Por qué ahora? –pensó sonriéndole forzadamente.

-¡Draco! –Exclamó sonriéndole mientras se acercaba- no te he visto en días, íbamos a ir a Hogsmeade ¿recuerdas?... ¡¿Qué le paso a tu ojo?!

Curiosamente en esos días ni se había acordado de ella, había tenido la mente ocupada con su problema gatuno.

-¿Mis ojos?... nada, no tengo nada.

Pero la mirada de Amelie ya estaba en lo que ocultaba su capucha.

-¿Qué sucede? –pregunto intentando bajarle al capucha.

-Nada –respondio esquivando el toque.

-¿Qué tienes ahí?

-Nada Amelie, mira nos vemos luego ¿si?... de verdad que estoy muy retrasado, luego hablamos.

Logró escabullirse sin dar más explicaciones y esconderse en su habitación en donde rato después sus compañeros llegaron con algo de comida para él.

-Draco no puedes seguir ocultándote –dijo Blaise.

-Ya lo sé, pero con que se rían de mí en clases es suficiente.

-Mándalos a la mierda.

-Pero no es tan fácil… nunca me había pasado esto –respondio con tono desanimado tumbado en la cama, con su cabeza recargada en los muslos de Pansy- es tan raro.

-Claro, siempre eres tu quien les dice cosas… muy merecidas claro –dijo Pansy acariciándole la cabeza, peinándole con los dedos las suaves hebras rubias.

-Todos son tan idiotas, no aguantan unas simples bromas.

-No hagas caso, cuando tus orejas desaparezcan vendrá la nuestra.

-¿Pero cuándo?

Ya nadie dijo nada, por lo que Pansy continuó jugueteando con el cabello de Draco, hasta que de pronto ella miró a Blaise y éste a los demás comenzando a sonreír.

-Draco… -dijo entonces Pansy- ¡estás ronroneando!

-¿Qué?

-¡Sí! ahorita, haciéndote piojito.

-¡Estás loca! –exclamó sentándose molesto.

-Yo te oí –dijo Crabbe.

-Yo también –añadió Goyle.

-Y yo –remató Blaise.

-¡Están locos, creí que estaban de mi lado! Ahora veo que no, que también se divierten molestándome.

Los cuatro Slytherin lo vieron levantarse furibundo e ir a encerrarse al baño.

 

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            El resto de la tarde las clases continuaron con un barullo fuera de lo normal, hubo muchos puntos menos ese día pero muchas risas de más hasta que llegó la hora de la cena.

            -¿Iras o no? –preguntó Goyle.

            -Vamos Draco, ya no tiene caso esconderse –añadió Crabbe.

            Draco exhalo un suspiro, lo que sus amigos decían era cierto, para esas horas ya todo el colegio estaría enterado y no tenía mas caso ocultarse, además no había comido bien y tenía mucha hambre; sin más remedio enfiló al comedor junto con sus amigos sintiendo de inmediato todas las miradas en él al entrar.

            -Malditos mirones –masculló sentándose.

            -No todo es tan malo –dijo Pansy- mira, a las chicas parece que les gusta.

            Alzó la vista y muchas chicas lo miraban pero curiosamente no con gesto de burla.

            -¿En serio les gusta esto? –preguntó impaciente a que Dumbledore llegara para dar inicio a la cena.

            -Es que es lindo, causa ternura y dan ganas de rascarte las orejas.

            -Por mi pueden rascarme las nalgas, las mujeres están locas.

            Blaise no dijo nada, solamente lo miró pensando en lo raro que era que Draco no aprovechara esa situación para conquistar más chicas; la cena comenzó y al terminar se dirigió a la enfermería en tanto los demás regresaban a su casa.

            -Buenas noches Madam Pomfrey.

            -Adelante pasa, ya tengo lista la poción.

            Draco se sentó en una cama mientras ella tomaba un vasito con un líquido verdoso y se lo daba.

            -Toma, bébelo.

            -Parece agua puerca… y huele a agua puerca.

            Sin más remedio lo tragó sintiendo nauseas por lo horrible y amargo del sabor dándole después le vasito de regreso.

            -¿Con esto ahora si desaparecerán?

            -Esperemos que sí.

            -¿Esperemos?

            -La persistencia de este hechizo a pesar de la medicación es muy extraña, no es para nada común así que hice esta poción con ingredientes que van más directamente a un hechizo de transformación felina.

            -¿Y cuanto debemos esperar esta vez?

            -Lo sabremos a más tardar en una hora.

            -De acuerdo, entonces me voy.

            Draco regresó a su casa en donde estuvo haciendo tarea en la sala común en espera del tan esperado cambio.

            -¿Ahora si Draco? –pregunto Blaise.

            -Esperemos que si Blaise.

 

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            -¿Y si Madam Pomfrey logra hacerlas desaparecer? –pregunto Evangeline hablando en voz baja mientras hacía tarea junto a Chloe sentadas en un rincón de su sala común en una mesita para dos.

            -No podrá, ni con mil pociones lo logrará –respondio sonriendo con pleno convencimiento.

 

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Notas finales:

Hasta la proxima semana!!


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