Marcus se acomodó de prisa el pantalón y con un gesto le indico que no se mueva. Otro golpe en la puerta
- ¡No! – Dijo la voz Viktor con autoridad y se escucho otro golpe – ¡Basta! ¡Detente!
- ¿Qué pasa aquí? – dijo Marcus abriendo la puerta
- Lo siento Marcus – dijo Viktor – mi perra estaba jugando
- Tal vez esto no e… – dijo el ex Slytherin
- No, por favor – dijo Viktor sonriendo – Arthur…
- Mi señor no se va arrepentir de jugar conmigo – dijo este abrazándose a Flint y escondiendo su rostro en el pecho de este – seré una niña muy buena
- Muy buena ¿eh? – Dijo Flint – ¿Y si lo que yo busco es una niña traviesa?
- ¡Esa soy yo! – grito Arthur emocionado
- ¿así que traviesa, eh? – dijo Marcus agarrándole los glúteos. Ninguno se dio cuenta cuando Viktor salió llevándose a Ron desmayado después de lanzarle un hechizo aturdidor
Marcus Flint volvió a besarle el cuello mientras colocaba las manos sobre sus hombros y suavemente presionaba hacia abajo. La indicación fue clara para Arthur que se arrodillo frente al amigo de su amo y sin ningún tipo de recato comenzó a lamer como si fuese lo más delicioso del mundo. Cerro los ojos para concentrarse mejor y en su mente afloro el recuerdo de la vez que Viktor, bajo la apariencia de Flavio Williams lo había hecho completamente suyo en un baño muggle. El recuerdo tan vivido le erizó la piel logrando estremecerlo completamente, lo cual hizo creer a Marcus que él era el responsable de dicha reacción, por lo cual imprimo mayor velocidad.
Segundos después la boca de Arthur era bañada con la semilla vital del mayor de los Weasley.
- ¡Por Merlín! – exhalo Flint
- Mi amo sabe delicioso – dijo Arthur lamiendo la comisura de su labio
- Sube a la cama… gateando – ordeno
Arthur obedeció de inmediato, a pesar de sentir una nalgada antes de llegar a su destino. Marcus le hizo señas para que sé acostara boca abajo con sus caderas levantadas, se acomodó detrás suyo y con su lengua comenzó a lamerle el ano lentamente. Cada gemido que escapaba de los labios del patriarca Weasley solo lograba excitarlo más.
- Veamos que tal gimes con un hombre dentro tuyo – dijo Marcus acomodándose detrás suyo –. Que lo disfrutes
De una sola estocada entro en el hombre que estaba bajo suyo sacándole un grito. Flint era un hombre bien dotado a pesar de su corta edad según Arthur, y era mas que obvio que sabia moverse dentro suyo, porque por mas que lo intentaba no lograba articular ni un solo pensamiento coherente.
- Quiero escucharte – decía Flint –, dígalo señor Weasley
- Me gusta – dijo Arthur gimió – ¡Quiero más!
Minutos después sus entrañas eran bañadas mientras su cuello era mordisqueado. Sin embargo Marcus no salió de su interior, y por el contrario volvió a moverse reiniciándolo todo
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Ron despertó boca abajo mientras sentía que alguien besaba su espalda, desde la altura de sus omóplatos hasta sus glúteos que fueron mordisqueados suavemente, justo antes que su ano fuese asaltado por una lengua
- Muy bien – dijo Viktor –. Hazlo más lento, Fred. Eso. Así, para que lo disfrute – en ese momento entro Bill en el lugar – Billy, cariño, ayúdale a Fred. Necesito que Ron se relaje.
- Si amo – dijo este empezó a mordisquearle suavemente los glúteos a Ron
- Felicidades Ron – dijo Viktor abriéndose los pantalones – conseguiste la atención de la mayoría de los habitantes de la casa. ¿Está feliz? ¿Te sientes importante? ¿Tienes hambre, mi pequeña traviesa? – y tomándolo de los cabellos y lo obligó a abrir la boca – entonces disfruta tu manjar
Ron se ahogó con el pedazo de carne dura que fue directo hasta su garganta medio ahogándolo mientras se movía sin ningún tipo de compasión
Las lágrimas de Ron caían a raudales mientras su único pensamiento era una súplica a Merlín para que Hermione de pronto con ellos, y aquella locura acabase.
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Horas después cuando Marcus bajo a la sala, Viktor no necesito palabras para saberlo, había conseguido al socio perfecto. Ambicioso, sin escrúpulos y sabía perfectamente moverse en el mundo Muggle
- ¿Opinión? – pregunto mientras lo veía sentarse en el sofá
- ¿Dices que cuentas con los permisos correspondientes? – pregunto Flint mientras recibía el trago que su anfitrión le ofrecía
- Potter en persona me los entrego – dijo Viktor sentándose frente a él
- ¿Quiénes son? – pregunto Marcus realmente intrigado
- Quienes nosotros queramos – dijo Viktor sorprendido
- Me refiero a quienes son realmente – dijo Marcus – ¿Por qué siento que no son simples Muggles?
- Quizás… – dijo Viktor sonriendo – porque no lo son – y con un trueque de dedos Ron tomo su apariencia original. Mientras Charlie limpiaba las ventanas a unos metros de ellos por fuera de la casa, no muy lejos suyo Bill acomodaba el jardín. Del segundo piso descendía Percy y Fred con varios montones de ropa, y George se cruzaba de una habitación a otra
- ¿Vives con casi todos los Weasley? – Dijo Marcus sorprendido – solo falta… no puede ser… prostituyes a toda la familia – dijo en medio de una carcajada mirando a Arthur que seguía sentado en sus piernas – Y el buen Ron es tu mascota. Pero… ¿Cómo?
- Solo se lo contare a mi socio – dijo Viktor acariciándole el cabello a Ron de manera distraída
- ¿Y si me niego? – pregunto el ex Slytherin
- En cuanto cruces la chimenea o salga por esa puerta – dijo Viktor – la casa te lanzara un hechizo automático que te modificara los recuerdos. Jamás estuviste aquí – Marcus parecía escéptico – solo me protejo
- ¿Cómo fue que Potter no los reconoció? – dijo Marcus más intrigado aun
- ¡Magia! – dijo el dueño de casa sonriendo – ¿cierto bebe? – le pregunto a Ron que le lamio el rostro
- ¿Por qué Ron es la mascota? – pregunto el invitado poniéndose de pie y acercándose a él para acariciarle el cabello, mientras Arthur se quedaba a un lado con la vista en el suelo
- Porque hace tiempo el me suplico que quería ser mi perrita ¿cierto? – Respondió Viktor mientras este le lamia la cara – solo mía
- ¿Y para mí? – pregunto Flint
- Niñas… – dijo Viktor sin levantar la voz y segundos después los Weasley restantes entraban en la sala riendo y jugando entre si – el amo Flint quiere que lo consientan como a mi
Todos los pelirrojos empezaron a besarlo y acariciarlo. Marcus Flint solo sonrió. Acababa de firmar el negocio más placentero que se haya podido imaginar, sin contar lo rentable que seria