Estuvieron recorriendo el lugar mientras todos la admiraban y su ama cerraba negocios. Más de una vez fue acariciada y sus partes, ya no tan intimas, profanadas por diversos dedos sin que ella pudiera hacer nada, ya que era su ama quien la ofrecía. Sin embargo cuándo alguien oficio dinero por ella, su dueña le acaricio el cabelló y sonriendo respondió que nunca se desharía de ella, ya que era su joya personal a pesar de su edad. Minerva había sido la primera persona a la que había logrado persuadir para esa práctica, aunque nunca había pensado que la recupera a esas alturas de la vida ni el grado de sometimiento que alcanzaría.
¿La quería? No era tan ingenua como para no sabe que en el mundo al que acaba de entrar ese sentimiento era solo una ilusión, pero definitivamente ella se había enamorado de la muchacha
- En un rato más nos iremos – dijo Hermione – ya estoy algo cansada
- Hermi – dijo una voz masculina detrás de ellas
- ¡Ron Weasley! – dijo la castaña sonriendo – tan apuesto como siempre
- Y tú tan irresistible como siempre – dijo besándola mientras la tomaba por la cintura mientras Minerva observaba todo en completo silencio – lindo lugar – dijo acariciándole la barbilla
- A tú entera disposición – dijo Hermione
- No digas eso – dijo mirándola de pies a cabeza – puede que te tome la palabra
- Muchacho – dijo Hermione a alguien que pasaba por allí – tráeme una botella de champagne. Esta noche tengo mucho que celebrar – y volvió a besar al hombre
Esa noche Minerva aprendió cual era su lugar como mascota humana cuando su ama tiro de su cadena mientras salía del lugar abrazada al pelirrojo. Con bozal puesto y encadenada a la parte trasera del auto vio como su ama se sentaba a horcajadas sobre las piernas del pelirrojo que conducía mientras la besaba
- Te ves linda – dijo Hermione mirando a su ex profesora mientras besaba el cuello del hombre
- ¿Cómo fue que tomaste para tu disfrute personal a alguien tan…? – dijo Ron mirando de reojo a la mujer de atrás
- ¿Vieja? – dijo Hermione sonriendo – vaya que lo es. Pero a pesar de todo la tengo tan bien amastreada que aun cuando estábamos en un internado se comportaba como mi mascota
- ¿Enserio? – dijo Ron sorprendido
- Minerva es una de esas razones por las que hoy entro en vigencia la ley – dijo Hermione – ella nació para ser mascota ¿cierto cariño? – Minerva solo observaba
Al llegar a la casa, la pareja bajo mientras Hermione tiraba de la correa de Minerva que caminaba con la mirada baja. Subieron hasta la segunda planta entre besos y caricias mientras las ropas desaparecían de sus cuerpos
- Acuéstate en la canasta – ordeno la joven mientras le quitaba la cadena del collar – y duerme hermosa – le besa los labios lenta y apasionadamente – mañana tendremos muchas cosas que hacer juntas. Solo tú y yo
- Woff – ladro Minerva y le lamio la cara a su ama
- No me molestaría que ella jugara con nosotros – dijo Ron acariciándole la espalda
- ¿Quieres jugar con nosotros? ¿Eso quieres? – dijo Hermione mientras Minerva le lamia la cara – sube a la cama – y la mujer lo hace al instante
- ¿De verdad no la quieres vender? – pregunto Ron mientras la abrazaba por la cintura
- Te la puedo prestar de vez en cuando – dijo besándolo – pero ella es soló mía
Se giro y camino lentamente hasta la cama mientras se terminaba de desnudar completamente. La giró y la acostó de espalda mientras se acomodaba entre sus piernas rozando mutuamente sus sexos mutuamente haciendo gemir a su ex profesora, pero siendo acallada por un beso devorador
- ¡Por Dios¡ - dijo Ron extasiado cuando Hermione giro dejando a la ex religiosa sobre ella. Puso sus manos sobre los hombros de la mujer y con un suave empujón hacia abajo le indicó que bajara hacia su entre pierna mientras le brindaba todo un espectáculo al pelirrojo que miraba todo con total lujuria – come hermosa, come – gemía la mas joven con los ojos cerrados – y pase lo que pase no te detengas mientras no te lo ordene
Minerva sintió que tomaban sus caderas y algo empezaba a entrar por su trasero. Cerro los ojos y se concentro en obedecer los dictámenes de su ama. Dejo que las embestidas que recibía marcaran el ritmo con el que atendía a la castaña
Las lagrimas de Minerva caían en silencio mientras veía en silencio por la ventana como salía el sol. ¿Qué había hecho? Voluntariamente se había sometido a una de serie de vejaciones. Pero lo peor era que no lamentaba nada, lo que en realidad le dolía era no ser mas que un juguete remplazable para Granger cuando ella estaba total e irremediablemente enamorada de la chica. Dolía, pero nada podía hacer para huir de ella porque algo en lo profundo de ella no podía ni quería hacerlo
- Se que no me creerás – dijo una voz detrás de ella – pero fue una tortura en brazos de él – sin embargo Minerva no la miro –. Era solo un negocio. Ron te vio y… perdón. No era así como quisiera que hubieran pasado las cosas. Perdóname
- ¿Y como querías que pasara? – dijo Minerva girando para mirarla directamente – dejaste que me tomara a su entero capricho las veces que él quisiera.
- ¿Te iras? – pregunto Hermione con un hilo de voz mientras sentía como algo en su pecho le cortaba la respiración
- Debo – dijo Minerva con los ojos llenos de lágrimas y Hermione cerro los ojos – pero no puedo. Ya no puedo negarme a mi misma que necesito lo que me ofreces, así sea solo un juego para ti
- No eres un juego – dijo Hermione sin pensarlo – en verdad eres especial para mi
- Tanto así que me regalas cualquiera – dijo Minerva
- Quédate – dijó Hermione acercandose – no volverá a pasar. La ley dice que debe haber un contrato para amparar a ambas partes. Lo dejaremos bien claro
- No te voy a pedir ser la única en tu vida – dijo Minerva – pero si que lo tú seas en la mía. Hare todo lo que se que te gusta, pero este juego será solo nuestro
- De nadie mas – dijo Hermione abrazándola por la cintura – lo juro – susurro antes de besarla lentamente – ¡Cuánto te extrañe todos estos años!
- Te pertenezco – susurró Minerva con los ojos cerrados – ¡Woff! ¡Woff! – ladro y fue de nueva cuenta besada apasionadamente
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La música que inundaba el interior del lugar chocaba con la protesta que se realizaba afuera, cuando una mujer bajo de una limosina blanca. Esa noche su dueña abría el club de venta de mascotas humanas número once en el país, siendo la cadena de adiestramiento mas exitosa en el Reino Unido
- ¡Esto es una aberración!
- ¡Van en contra de la naturaleza!
- Vamos hermosa – dijo Hermione tirando de una cadena
- Libérate – decía la multitud pero de pronto quedo en completo silencio cuando vieron quien estaba al otro extremo de la cadena. Una mujer vestida de monja hasta la cintura pero la falda era ceñida al cuerpo ý llegaba hasta la mitad de sus muslos, sobre los que tenia aberturas. Un par de medias negras y transparentes les llegaban hasta por encima de las rodillas
- Camina como lo que eres – dijo Hermione y la mujer se arrodillo dejando a la vista su trasero, del cual se vio salir una cola
- ¡Woff! – ladro la mujer
- Buena chica – dijo sonriendo – sean bienvenidos a mi humilde tienda de mascotas humanas
- ¡Libérala! – exigió alguien – ¡Libérala!
Las personas tal vez nunca entenderían, pero Minerva se sentía libre en medio de aquel caos y nunca se arrepentiría de haber renunciado a ser humana mientras ella fuese la favorita de su dueña
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