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Paraíso Privado por MaguiTheYaoiLover

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Notas del capitulo:

Buenas! dos capitulos en la misma madrugada jaja

Que bueno es volver :)

Dejen  sus comentarios. 

Mensajes entre Alfred y Kiku:

Alfred: Las cosas con Natalia no están funcionando. Yo quiero ser su amigo pero ella no me deja…

Kiku: ¡Entonces no actúes como una amigo y comportante como un padre!

Alfred: Espero que esto mejore.

Kiku: Claro, así tenés más tiempo de conocer a Iván…

 --------

-Nate y yo vamos a ir a explorar la isla-le dijo Alfred a Natalia cuando ella bajó las escaleras alrededor de las diez-¿Te gustaría venir con nosotros?

Natalia le dirigió una mirada desafiante.

-Ni loca.

-Podrías pensarlo-dijo Alfred sonriendo.

-No, prefiero morirme.

-Encontramos unas bicicletas en el cobertizo, hay un tándem-dijo Alfred esquivando las malas vibras que desprendía la adolescente.

Natalia agitó los brazos fingiendo entusiasmo:

-¡Nunca dejaría pasar esta oportunidad de salir con un desconocido que no tiene donde ir!

Alfred prefirió dejar de insistir en que Ella participara en la “excursión”, pero aun así debía cuidarla.

-¿Quieres que te prepare algo para desayunar antes de que nos vayamos?

-Yo puedo hacerme el desayuno-repuso dirigiéndose a la cocina-Si es que hay algo de comer en este lugar. Porque si quisiera una hamburguesa creo que debería matar yo misma a la vaca. Porque en un lugar como este…

Alfred ya se sentía completamente incapaz de tratar con esa niña que se creía madura.

-¿Estás segura de que no querés venir?-le preguntó Nate.

-Obvio-dijo mientras se servía cereales en un tazón.

-Vamos papá. Te espero afuera.

Alfred quería hacer las paces con Natalia, pero sabía que no sería fácil.

-No sé cuánto tiempo estaremos afuera-le dijo mientras caminaba hacia la puerta-Probablemente no mucho… Tu padre dijo que volvería tarde.

-Como siempre-dijo mientras caminaba hacia el sofá con el tazón en sus manos-Me da igual.

La respuesta de Natalia hiso que el corazón de Alfred se enterneciera. Pobre Natalia, enfrentando el divorcio de sus padres sola, sin la compañía de alguno de ellos. Podría ser difícil e irrespetuosa, pero Nate también sufrió la pérdida de Arthur. DE alguna forma la entendía.

-¿Querés que te traiga algo del pueblo?

-¿Podrías? ¿De verdad?

Alfred sonrió radiante. Era la primera oportunidad para demostrarle que no es un enemigo.

-Claro, ¿Qué necesitas?

-Una nueva vida.

-Natalia…-Alfred se acercó a ella, deseando darle un abrazo. Y lo habría hecho si Natalia no hubiera adivinado sus intenciones y se hubiera dado vuelta dándole la espalda.

-¡Papá!-gritó Nate impaciente afuera de la casa-¡Vamos!

Alfred se acercó a la puerta y cuando estaba por salir dijo:

-No tardaremos mucho.

Nate frunció el ceño al verlo salir.

-Déjala en paz-le aconsejó.

-Me gustaría que viniera con nosotros.

-¿Por qué?-preguntó Nate-Papá ella no te quiere cerca, lo único que haría hoy sería estropear el día. Dale tiempo.

Alfred no había andado nunca en un tándem y no estaba seguro de que fuera una buena idea. La última vez que había usado una bicicleta fue una fija, en un gimnasio, hace ya 9 años.

Nate sostuvo el tándem mientras él se subía.

-¿Estás listo?

-Yo… no sé- en cuanto estuvo sentado comprendió que había cometido un error.

-¡Allá vamos!

Y el tándem se puso en movimiento.

-Papá-gruñó Nate-¿Estás ayudando?

La verdad era que por mucho que lo intentara, todavía no había sido capaz de poner los pies en los pedales. Sin embargo, Nate continuaba empeñado en llevarlos a los dos hasta el camino principal y Alfred, incapaz de evitarlo empezó a reír. Allí estaba Nate, sudando por el esfuerzo, mientras el todavía no conseguía poner los pies en los pedales. La bicicleta osciló y antes de que pusieran evitarlo terminaron en el suelo. Tras el sobresalto inicial empezaron a reír ambos.

-Papá esto no tiene ninguna gracia-dijo Nate pero por su voz se notaba que estaba sonriendo.

Allí estaban sentados en la hierba, riendo de tal manera que Alfred pensaba que no pararía nunca. Mientras Natalia los observaba por la ventana de la cocina, Alfred lo advirtió. Era la primera vez que la veía sonreír y la transformación de su rostro era milagrosa.

Iván regresó por la noche. En realidad no tenía que empezar a trabajar hasta el día siguiente, pero se imaginaba que si empezaba antes, más rápido terminaría y podría irse de allí. Aquella casa no sería para él un lugar de paz y tranquilidad. A esas alturas ya sabía que no tendría un solo momento para sí mismo.  

Las mañanas siempre habían sido suyas, y así habría gustado que fuera. Había personas que se levantaban alegres, de buen humor, pero no Iván, y lo último que esperaba era tener que hablar con alguien a primera hora de la mañana. De alguna forma tendría que hacerle comprender a Alfred que a esa hora prefería no ser molestado.

Para su sorpresa, la casa estaba vacía. La puerta trasera estaba abierta y el mosquitero sin cerrar cuando entró en la cocina.

-¿Natalia?

Su hija no respondió. Dejó su maletín en la mesa y se acercó al salón.

-¿Natalia?-llamó otra vez y vio que la puerta de entrada estaba abierta de par en par. Salió rápido al porche y allí la vio sentada en el piso, mirando al mar-Estas aquí…

-Hola-le contestó con una sonrisa.

Iván no estaba acostumbrado al verla sonreír cuando llegaba del trabajo.

-¿Qué hiciste hoy?-dijo mientras se sentaba junto a ella.

-Nada.

-Pensé que saldrías con Alfred y su hijo, irían al pueblo…

-Ellos fueron.

-¿No quisiste ir?

-No.

-¿Dónde están ahora?

-Allá-dijo señalando a la playa con su cabeza.

Iván miró hacia allí y los vio a ambos paseando, deteniéndose a ver algo en la arena por momentos, y riendo juntos. Entonces oyó la risa de Alfred. Había pasado mucho tiempo dese la última vez que había oído reír a una persona con tanto placer.

Alfred estaba descalzo y dejaba que sus pies se mojen con el agua del mar. Se veía realmente adorable.

Nate dijo algo que hizo que Alfred volviera a reír. Y sin saber por qué Iván estuvo a punto de hacerlo. Ver a Alfred y a Nate tan unidos le había afectado de la misma forma que a Natalia.

-Los chicos no maduran tan rápido como las chicas-comentó Natalia.

Iván arqueó las cejas en respuesta

- ¿Eso es cierto?

-Yo no creo que esos dos hayan madurado, ni siquiera el padre de Nate…

-¿Qué te hace pensar eso?

-Deberías haberlos visto intentando andar en tándem. Te aseguro que fue lo mejor que vi en estos días.

Natalia le relató la escena e Iván no tardó en sonreír.

-¿Ellos compraron las hamburguesas que están sobre la mesa?

-Sí.

-¿Se las pediste vos?

-No…

Natalia desde pequeña amaba comer hamburguesas con él. Cuando Iván tenía un tiempo libre de su trabajo y ella era pequeña, solía llevarla a lugares así. Pero desde el divorcio rara vez Iván lo hacía. Si Natalia había hecho un comentario sobre hamburguesas, Alfred había sido muy considerado en notarlo.

Alfred y Nate comenzaron a acercarse a la casa. Alfred les dirigió una sonrisa tan radiante como un faro y levanto el brazo para saludarlos. Incluso a aquella distancia Iván sintió el calor de su bienvenida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Hasta la proxima, los quiero <3 


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