Él creía que no volvería a despertar.
Su cuerpo ya no pesaba ni dolía.
Todo el sufrimiento parecía haberle abandonado para por fin permitirle descansar de una vez.
Su cabeza estaba en blanco; se siente tan bien para él.
Un calor indescriptible y agradable le recorría el cuerpo de pies a cabeza haciéndole sonreír en sueños.
¿Realmente solo estaba durmiendo?
O acaso…
¿Ese era el sueño eterno que trae la muerte consigo? Fuera lo que fuera, era agradable.
Muerte espontanea, por enfermedad, por causas naturales, por efectos secundario de las drogas inyectadas por un grupo de médicos enfermos que no tienen nada mejor que hacer que usar inocentes vidas humanas como conejillos de indias para sus horrorosas pruebas biológicas, que seguramente luego usarían en alguna guerra. Cualquiera fuera la causa que le dieran en su acta de defunción (si es que esos bastardos al menos tendrían la decencia de hacerla) quedaría corta y superficial para el todo el sufrimiento que experimentó hasta el final de sus días.
Pero, a decir verdad, ¿A quién le importaba el proceso? A nadie. El resultado final siempre pesaba más que el desarrollo de este. Siempre es así.
A nadie a final de cuentas, le importaría saber quién era él, qué cosas hizo en su vida, sus sueños y esperanzas, y qué fue lo que sintió antes de morir. A nadie.
Porque después de todo, estaba solo.
“No importa lo resistente que seas, de todas formas, vas a morir tarde o temprano como un sucio y solitario soldado al que el mundo le importa una mierda”. Parece que al final de cuentas, ese guardia había tenido razón.
“Aún falta para que tú lo sepas también”.
En medio de un sueño blanco la voz de Sasuke retumbó como eco en su cabeza. Aquel mensaje que el otro jamás había pronunciado lo pudo oír como si de un recuerdo se tratara.
Y sintió los dedos de sus manos moverse al igual que el de sus pies.
El calor desconocido en su cuerpo comenzaba a ser más fuerte que antes haciendo que sus articulaciones se contrajeran, despertando.
Muerte espontanea, por enfermedad, por causas naturales, por efectos secundario de las drogas inyectadas por un grupo de médicos enfermos que no tienen nada mejor que hacer que usar inocentes vidas humanas como conejillos de indias para sus horrorosas pruebas biológicas…
No.
Sus párpados pesados comenzaron a abrirse permitiendo ver a aquel que se encontraba cerca de él. Tan cerca de él que todos los músculos de su cuerpo volvieron a paralizarse.
— ¿Fue un buen sueño? —Preguntó él. Con su voz majestuosa que pareció despertarle los sentidos, mientras el aire caliente que salió de la boca de aquel le acariciaba los labios ante el escaso espacio entre ambos rostros.
La primera vez que lo vio, sintió que moría en ese mismo instante…
Los ojos oscuros le observaban sin perder detalle de sus movimientos y a la vez como queriendo descifrar todos los secretos que guardaba su alma.
Si, sin duda aquellos ojos serían los responsables de su muerte.
—Sasuke… —Logró articular, pestañeando confundido varias veces. Sasuke al verlo más despierto se apartó sentándose como siempre a su lado en aquella celda — ¿Qué está…?
—Nada —Respondió el otro, interrumpiéndolo— Solo estaba comprobando algo.
Naruto se masajeó las sienes aun sin despertar del todo. Los barrotes delante de él parecieron traerle de nuevo todo el dolor a su cuerpo pues no tardó en toser y jadear adolorido por el esfuerzo que esto conllevaba.
—Agh… mierda.
—No pareces muy feliz de estar vivo —Comentó Sasuke al verlo apretar su pecho con tanta fuerza.
Naruto negó de inmediato— No… la verdad, no sé cómo diablos sentirme ‘ttebayo —Explicó afirmándose adolorido a la pared golpeando en ella queriendo llamar la atención de Kiba que siempre respondía cuando hacia eso— Por un momento, creí que lo estaba, pero… ya veo que no, ¡Da igual ‘ttebayo! — Dijo recordando el confort de su sueño mientras seguía tocando la pared en busca de alguien que parecía no querer responder.
Sasuke, quien no dejaba de observarlo como siempre lo hacía desvió la mirada hacia los barrotes de su celda.
—Perdón.
—¿Eh? —Naruto detuvo el insistente golpeo en los ladrillos de la pared para poner su atención en el Uchiha— ¿Por qué lo dices? ¡No has hecho nada, Sasuke ‘ttebayo! No entiendo a qué viene el caso, ¡¿O acaso estabas sobre mi porque ibas a matarme?! ¡Agh bastardo! —Sonrió soltando eso como broma, pero su sonrisa se deshizo cuando notó la manera peculiar en que Sasuke parecía observarlo nuevamente.
—Tal vez debí hacerlo.
Tragó saliva nervioso— ¡Agh, no seas así!
Sasuke simplemente negó con la cabeza y Naruto interpretó aquello como que era una broma nada más, por lo que optó por ignorar aquello y seguir con la tarea de llamar a Kiba sin resultado.
—¡Kiba, hey, Kiba!
Cada vez que pronunciaba ese nombre Sasuke parecía aún más perdido y ausente que antes. Naruto no tardó en darse cuenta de ello.
—¡KIBA! —Gritó desesperándose.
El aire de pronto se volvió más pesado dificultándole la respiración.
Sasuke lo observó sin expresión unos momentos nuevamente.
—Kiba… —Murmuró entonces.
Él creía que no volvería a despertar.
Sasuke torció una leve sonrisa una fracción de segundo que le congeló el cuerpo.
Pero, el que no despertaría era Kiba en su lugar.
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.
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Había comenzado a pensar que Sasuke no coincidía con el paisaje a su alrededor. Su aspecto sublime e impecable le hacía parecer un personaje pintado en un cuadro erróneo.
Un cuadro pintado por las manos temblorosas de un artista que le teme a la muerte.
—Ne, Sasuke, dos más murieron anoche. Los que estuvieron presentes dijeron que había sido obra del soldado que Kiba siempre mencionaba —Comentó recordando a su compañero que falleció hace pocos días atrás en una de esas noches en las que Sasuke salía, en las cuales nunca escuchaba a los guardias ir por él a pesar de que el metal oxidado de las rejas siempre emitía un ruido escandaloso al moverse.
— ¿Sigues creyendo en eso?
— ¡Claro que no! Si fuera verdad, ¿Cómo es que soy el único que no lo ha visto ‘ttebayo? Todos se están muriendo, menos yo —Sasuke guardó silencio y Naruto soltó una risita visiblemente más agotado que días atrás. Su cuerpo parecía por fin ceder a los efectos secundarios de las sustancias inyectadas y no defenderse de estas como antes.
La pesada mirada de Sasuke cayó sobre él— ¿Cómo sabes que no estás muerto?
—Porque estoy hablando contigo ahora mismo, bastardo. No me asustes ‘ttebayo.
No entendió esa sonrisa de lado otra vez. Se acercó para soltarse un golpe en castigo por burlarse de él, pero Sasuke retrocedió impidiendo que lo tocara. Algo que este siempre hacia desde que lo conoció.
Entre ellos jamás había existido un contacto físico. La única vez que vió a Sasuke tocar algo fue una hoja que cayó al suelo traída por un soldado. El color verde luminoso se convirtió en un marrón oscuro con el solo toque de esos dedos blancos.
El aspecto de Sasuke pareció deslumbrar aún más después de eso al igual que durante el paso de los días en donde él, en cambio, lucía más demacrado y sin vida, como si esta estuviera siendo absorbida de apoco volviéndolo más propenso al dolor causado por las sustancias inyectadas.
Sustancias de las cuales ni siquiera podía sentir la aguja que atraviesa su piel hasta las venas en cada inyección.
Quería creer que se había acostumbrado a ello.
Eso era mucho más tranquilizador que aceptar que su cuerpo había perdido toda sensibilidad producto del cansancio.
—Ne, anoche soñé que comía un gran tazón de ramen de Ichiraku —Contó con la mirada perdida hacia ningún punto en específico. Una tenue sonrisa tiró de sus labios al recordar con detalle el sabor de sus fideos favoritos— Cuando salgamos de acá te llevaré conmigo para que los pruebes ‘ttebayo.
Sasuke simplemente se le quedó viendo con el mentón apoyado en una de sus manos sin ninguna emoción en su rostro.
Naruto entonces volteó la mirada a él y le sonrió aún más — ¡Es que tienes que probarlos! ¡Ya verás que no te arrepientes!
Pensó que Sasuke se burlaría de él o haría cualquier tipo de comentario despectivo, pero este simplemente sonrió levemente con esa expresión de como si le pidiera a un ser divino una paciencia necesaria y negó con la cabeza.
—¿Es una promesa? —Preguntó entonces.
—¡Lo es! —Respondió Naruto con toda la determinación que parecía que era lo único que no se agotaba en su cuerpo pudriéndose por dentro.
Los ojos de Sasuke se entrecerraron un poco, formando una expresión diferente a la que Naruto estaba acostumbrado a verle.
Parecía dolorosa.
—¿Sucede algo?
—Nada —Respondió tan cortante como siempre, pero Naruto sentía que en realidad el otro estaba evitando decir más palabras por miedo a algo que no entendía por lo que temió insistir. Sin embargo, Sasuke agregó a los pocos segundos— Esperaré el día en que puedas cumplir con tu promesa, idiota.
Esas palabras debieron hacerlo reír, motivarlo a levantarse e intentar golpear al otro mientras lo acusaba de estarse burlando de él, pero por alguna extraña razón esas palabras provocaron que un par de lágrimas cayeran rebeldes por sus ojos mientras sorprendido no dejaba de reírse por ello y excusarse con el soldado de ojos negros que le rehuía la mirada por alguna razón que ambos sabían y que ninguno de los dos quería exteriorizar.
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—Parece que es tu último día, Uzumaki. Eras un buen sujeto de pruebas, por desgracia no quedan más como tú, ahora morirás solo en tu celda —Dijo uno de los guardias metiéndolo tras las rejas.
El calor en su pecho era insoportable. Habían sido dos agujas esta vez.
—Sa…Sasuke… ¿Qué pasará con Sasuke?
El guardia rodó los ojos y soltó una carcajada diciendo algo que no entendió a causa del pitido en sus oídos.
Sus manos agarraban su pecho buscando tranquilizar la asfixiante sensación que le hacía jadear porque el aire se rehusaba a entrar en sus pulmones llenos. Su corazón palpitando apresurado golpeaba su pecho peligrosamente.
—Naruto.
El pitido cesó. Su cuerpo de pronto se sintió liviano al escuchar a Sasuke a su lado.
—Sasuke… ¿Dónde estabas? —Preguntó con una tranquilidad indescriptible.
—Aquí, idiota. ¿Qué no me ves? —Respondió sentado a su lado.
—Te ves jodidamente bien hoy, ¿Cómo ‘ttebayo? No lo entiendo.
—Un idiota como tú no lo entendería nunca —Fue lo que dijo a su reclamo— Vine por ti.
—Desapareciste antes que ellos vinieran por mí.
—Ellos no volverán, Naruto.
— Es porque estoy muriendo —Dijo entristecido— ¿Dónde está la muerte? Esperaba verla con mis propios ojos ‘ttebayo —Se rió entonces recordando los relatos de los fallecidos.
El silencio de Sasuke le hizo buscarlo, encontrando unos ojos rojos que le observaban atentos y una mano blanca que se posó en su mejilla. Sasuke nunca antes se había visto más maravilloso como en ese momento.
Y ahora lo entendía.
—Lo siento Sasuke… —Dijo mientras se perdía poco a poco en el color brillante de esos ojos. Sasuke sonrió levemente ante su disculpa sin decir palabra alguna— No podré llevarte a comer ramen, ‘’ttebayo.
Sasuke negó mientras sentía una de las manos de Naruto posarse sobre la suya.
La primera vez que lo vio, sintió que moría en ese mismo instante…
—Algún día. Iremos.
La última vez que lo vio, murió en ese mismo instante.