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Mi lobo. Mi alfa por Sayurayaoista

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Notas del capitulo:

SAYURA: ¿ACTUALIZACION DOBLE? 

ANA: ¿ANTES DE QUE ACABE EL MES?

SAYURA: SIP, TUVIMOS UN CHANCE PORQUE AÚN NO SUBEN NUESTRA TAREA

NINA: ESPEREMOS LES GUSTE 

XÓCHITL: PREPAREN PAÑUELOS 

P O R T A D A 

Kyoya suspiraba mientras dibujaba círculos en el pecho de Mokuro y este abrazaba su cuerpo desnudo y lleno de marcas.

- ¿y bien? –

Kyoya suspiro mientras se recargaba sobre su estómago, las caderas comenzaban a dolerle y las, cientos de marcas en su espalda comenzaban a sanar provocándole un ligero escozor; cerro los ojos mientras recordaba.

-/-/-/-/- Hace años atrás -/-/-/-/-

-es un bebé-

Una mujer levantaba al pequeño de piel pálida y cabello negro, el cual estaba en una cesta cubierto por una delgada manta pese al frio clima y con una nota en el pecho:

Su nombre será Kyoya

Es lo único que me une a ti así que desapareceré de tu vida, pero no él.

Adiós

Sakura

La pelea en la casa principal fue épica mientras el bebé crecía siendo denigrado por su madrastra, además como el único hombre de la familia era el heredero principal, aunque fuese un bastardo. Su vida dio un giro cuando la actual mujer de su padre tuvo un bebé varón; su madre simplemente dejo de prestarle atención para enfocarla en su hermano.

-aléjate de Alaude, o te ira mal pequeño bastardo-

Bajo la cabeza, estaba acostumbrado a ser tratado como basura; su padre era el único que le daba un mínimo de atención; y si no fuera por él su madre lo habría echado hacía mucho tiempo. Fue despertado muy temprano más temprano de lo normal mientras las mucamas cambiaban sus ropas a un kimono de chica en tonos azules; su madrastra entro después mientras lo revisaba de pies a cabeza.

-tengo un nuevo trabajo para ti, servirás para complacer a los conocidos de tu padre; empezaras una formación como Geisha desde hoy así que más te vale hacerme caso-

-si oka-san-

-te he dicho que no me llames así-

La mujer golpeo al pequeño de 6 años mientras este terminaba de rodillas tosiendo, las mucamas entraron mientras lo ayudaban a pararse y limpiaban el polvo de su ropa, desde ese día empezaron tortuosas clases para él, modales, fiesta de té, música, maquillaje; etc. Incluso habían contratado a una geisha profesional para instruirlo.

-eres muy joven-

-tengo 5 años-

La mujer parecía triste, pero eran las normas; su hermano crecía mientras el se sentía cada vez más como un objeto; pero aun así sumisamente hacia todo lo que sus padres decían, con el tiempo se volvió absolutamente nada para su padre; solo era quien debía servir de entretenimiento para los demás señores.

Conforme crecía su belleza también lo hacía, su cabello negro combinado con unos ojos color plata además de la fineza de sus rasgos lo hacia condenadamente bello; incluso más aun que su propia “madre” y esto no paso desapercibido para la mujer; cuando cumplió 15 años, era el mayor atractivo en las fiestas que su padre organizaba; su gracia, belleza e incluso sutileza al hablar era un conjunto hermoso; incluso su hermano pequeño (de 11 años) le decía lo bello que era a escondidas de su madre claro está.

-cuando sea grande me casare con Kyoya-

-no lo harás Alude, te casaras con un o una omega de clase alta, que a nuestros padres les guste-

- ¡no quiero! –

-bueno hablaremos de eso cuando cumplas 15 ¿de acuerdo? Ahora tengo que arreglarme–

- ¿puedo ver? –

-solo asegúrate de que mamá no te vea-

-tranquilo debe estar ebria en estos momentos-

Ambos llegaron al cuarto del chico mientras este empezaba con sus arreglos normales para la fiesta que daría su padre esta noche, se desvistió dejando únicamente sobre sus hombros una playera delgada color blanco; después de eso se coloco un kimono negro con bordados rojos y dorados, miro la tela la cual era de alta calidad.

Suspiro mientras colocaba en su cintura el obi, un criado apareció mientras le acomodaba la pesada tela encima de su estomago y la ceñía a su delgado cuerpo; ignorando completamente la presencia del heredero de los Hibari en el lugar; cuando estuvo acomodado en su sitio y pudo respirar se hinco mientras sacaba su maquillaje polvo blanco sobre su piel pálida y cuello; sus ojos delineados en color negro resaltando el plateado en ellos; polvo rosa claro para espolvorear sus mejillas, y sobresaltarlas un poco del resto, sombra roja acorde al color del obi y por ultimo un labial rojo carmesí que dejaba sus labios apetecibles.

Para terminar su cabello peinado hacia atrás, con una capa de vaselina mientras colocaba una peluca que simulaba un peinado complicado y un adorno en forma de dragón complementaba este; observo su mirada en el espejo sintiendo pesar en su corazón sin embargo el reflejo de su hermano menor completamente sorprendido hizo que sonriera levemente. No importa cuantas veces lo hiciera Alaude siempre se sorprendía como la primera vez.

- ¿tocaras el Shamisen esta noche? –

-no, pásame mi Shakuhashi

El chico asintió mientras le daba una caja de mediano tamaño de color negro dentro y forrada de terciopelo había una flauta de 30 centímetros de bambú reforzado. La cual tenia inscrito su nombre en letras doradas; emitió unas melodías suaves y melancólicas mientras la guardaba.

-ve a vestirte, iré por mamá-

-está bien-

Su hermano menor se levanto del suelo mientras salía corriendo a vestirse, en el pasillo las mucamas le decían que era tarde; camino con elegancia hacia la que era habitación de su madre; quien desde que había empezado a beber había perdido su lugar como esposa de su padre; y simplemente era una concubina más solo que la principal, abrió la puerta mientras hacia una reverencia.

-Oka-san; levántate-

 -vete de aquí-

-padre solicito tu presencia; además no se vería bien que Alaude este solo –

La mirada que le lanzo la mujer era de rencor y odio puro; si no fuese porque ya estaba preparado le hubiese lanzado una cachetada; aunque la ultima vez que lo hizo estando ebria perdió su lugar como mujer; se levantó mientras Kyoya podía ver alrededor de la habitación varias botellas vacías; llamo a una mucama para que ayudase a vestir a la mayor mientras él se retiraba.

Se acomodo en el lugar que le habían designado primero era su función con música; luego pasar el rato con los invitados y después una función de baile con abanicos; suspiro sabiendo que sería una noche pesada. La fiesta dio lugar un par de horas después paro la música mientras en el fondo de la escalera aparecía su padre con un sobrio kimono color negó con obi color café con un dragón bordado en dorado en la espalda, a su lado estaba su hermanito quien parecía aburrido vestía un kimono color negro con blanco que resaltaba su piel pálida y cabello rubio cenizo; un par de pasos atrás venia su madre con un kimono negro bordado con flores, el maquillaje cubría sus ojeras y su cara demacrada por el alcohol y las noches sin dormir; cualquiera que los viera se daría cuenta que era una familia normal; aun así los rumores en torno a su madre empezaban a correr entre los allegados; cuando bajaron decidido seguir tocando para evitar oírlos.    

Casi dos horas después termino su presentación de música mientras tomaba un descanso de 15 minutos cambiándose los zapatos; era complicado estar tanto tiempo sentado retoco su lápiz labial mientras escuchaba y observaba las miradas disimuladas de los hombres; sabía que ser omega ponía en peligro su virginidad, pero esperaba que no pasase a mayores.

 -la pequeña geisha es hermosa-

-mucho más que la madre; nunca había visto una piel tan tersa y unos labios tan hermosos-

-quisiera poder tomarlo, es tan hermoso; además es un omega-

-quisiera poder ser su Danna, para hacerlo solo mío-

Estos comentarios iban y venían a oídos del patriarca y de su concubina; el pequeño Alaude no entendía lo suficiente puesto que estaba más concentrado en sus juegos infantiles; las horas pasaron mientras Kyoya acababa cansado; y regresaba a su pieza, pero antes su padre lo llamo mientras él iba dócilmente a su despacho.

-padre-

Cerró la puerta detrás de él después de la reverencia sorprendiéndose un poco junto a su padre y su madre estaba un hombre mayor de cabello negro con algunos mechones emblanquecidos; su madre sonreía de un modo escalofriante mientras su padre se mantenía impasible, su corazón dio un vuelco al suponer de que se trataba; su Maiko lo había instruido en todo, apretó los puños sintiendo miedo por primera vez en su vida.

-Kyoya, el va a ser tu Danna; el señor Tora Kobayashi-

Se mordió la parte interna de la mejilla en un intento por salir de su shock inicial mientras bajaba la cabeza.

-mucho gusto; espero ser de utilidad Danna-sama-

-y por cierto tienes que prepararte; tu mizuage será dentro de un mes-

-Mei-san; quería que fuese una sorpresa-

-lo siento Kobayashi-dono; pero es parte de la formación de una geisha-

Los adultos rieron mientras el joven intentaba aguantar sus lágrimas; ahora se sentía como una vulgar prostituta; asintió con la sumisión característica de su educación mientras pasaba un tiempo con su ahora dueño.

Regreso a su habitación derrotado, recordaba la sonrisa sarcástica de su madre y la mirada impasible de su padre ¡acababan de venderlo! Y había sido por un precio alto; al menos para el precio del tocado que había recibido como regalo de su Danna-sama el cual era de oro; el hombre tenía cierto toque, pero le cuadriplicaba la edad; no quería eso, pero ¿Qué podía hacer? Además, su madrastra lo había amenazado de que si se quejaba le prohibiría a Alude verle prácticamente él había criado a su hermano y si le prohibían verle no sabría que sería de el pequeño heredero.   

Es noche por primera vez en su vida lloró, lloro con aquel sentimiento retenido de dolor en su pecho desde que tenía 2 años; aquel sentimiento de impotencia, esa sensación de que solo era un juguete desechable; lloró por su madre biológica que nunca conoció quien lo dejo en ese infierno, lloro por la falta de carácter de su padre quien simplemente lo ignoraba y hacia caso a su madre, lloro por el odio irrisible de su madre hacía él; no tenía la culpa de ser un bastardo; incluso lloro porque el futuro de Alaude fuera mejor que el suyo en ocasiones envidiaba a su hermano pequeño; él tenía la atención, los juguetes y la vida que alguna vez mereció y ahora lloro porque sería entregado a un hombre quien tomaría su virginidad.

El mes paso mientras los regalos y obsequios de parte de su Danna se hacían constantes; incluso le había mandado un kimono para ese día; era negro con bordados de tonos azules, rosas y morados; y flores; algo que no cualquiera podría pagar; el obi era color dorado mientras el Kanzashi que iba a colocar en su cabello era algo sencillo; consistía en un broche largo con una pequeña figura plateada en forma de araña, con unos cordones morados; una gema azul en forma de gota y dos diamantes pequeños.

Cuando llego el día se coloco el kimono mientras se arreglaba frente al espejo; con una mirada completamente triste en su rostro; había impedido a Alaude entrar pese a las suplicas del pequeño después escucho que una mucama se lo había llevado a su habitación; era mejor; no podría ver a su hermano a los ojos después de ese día; cuando salió su madre lo esperaba.

-oka-san-

-espero que lo complazcas bien; nos esta pagando mucho dinero por ti; y si te devuelve yo misma te llevare a un prostíbulo-

Tembló con esas palabras mientras bajaba el rostro; en la puerta ya se encontraba su Danna-sama quien parecía sonreír, pero su oscura mirada le deba escalofríos; tomo su mano mientras subían a un elegante automóvil. Llegaron a una zona residencial mientras observaba aquello y llegaban a una mansión más pequeña que las demás bajaron mientras lo seguía.

-no quiero que nadie me moleste a menos que sea mi esposa; ¿esta todo lo que pedí? –

-sí, Kobayashi-dono-

-bien-

Subieron a la habitación mientras Kyoya se ponía cada vez más nervioso; mentiría si digiera que se encontraba tranquilo, solo esperaba que la semana pasase rápido para volver a casa y bañarse; aunque su cuerpo estuviese manchado.

-acuéstate y quítate la peluca-

-sí, Danna-sama-

Cerro los ojos cuando el hombre desacomodo su ropa dejando expuesto su cuerpo blanco; ahogo un grito al sentir una mordida en el vientre; el hombre se relamía empezando a morder su cuerpo.

-un virgen; es tan delicioso-

-más…despacio-

-no; ahora cállate-

-sí…Danna-sama-

Giro la cabeza para no ver al hombre frente a sí; cuando este abrió sus piernas bruscamente; derramo un liquido incoloro sobre su pene el cual ya estaba duro y lo metió dentro de Kyoya sin compasión.

- ¡ah! –

No pudo ahogar el grito en su garganta; mientras recibía varios azotes en el pecho con una vara flexible de membrillo que dejaban rojo a su paso. Sin esperar que el chico se acostumbrase empezó a moverse con brusquedad, sacando lagrimas del menor; el hombre parecía regocijarse de su dolor y bebía sus lagrimas besando sus labios a la fuerza.

-así debe sentirse un virgen-

-duele-

-y dolerá más cariño, pero te acostumbraras al dolor y te gustará-

El hombre lo dejo después de que se desmayara por tercera vez se coloco una bata mientras atendía sus asuntos; el atardecer comenzaba ya; Kyoya solo pudo ponerse en posición fetal y llorar en silencio; su cuerpo estaba lleno de marcas que comenzaban a tornarse moradas; y otras estaban al punto sangrante; su lastimada entrada escurría sangre y semen; aunque agradecía que no lo hubiese marcado, un par de empleadas entraron, una lo ayudo a ponerse de pie mientras lo llevaba al baño y la otra cambiaba las sabanas sucias.

-tranquilo muchacho, pronto te acostumbraras; mañana el amo llegara hasta la noche así que descansa y come-

Aquella semana fue su tortura personal; su cuerpo era lastimado al punto del quiebre y el cansancio estaba por hacerlo desfallecer; su Danna-sama insistía en hacerlo llorar cada vez que lo hacían; ya sea por la rudeza con la que mancillaba su cuerpo o por el simple echo de verlo herido; cuando esta acabo el hombre parecía completamente feliz.

-eres una buena puta-

-gracias Danna-sama, ¿puedo regresar a casa? –

- ¿no te lo dije? Esta es tu casa ahora, tu madre me pidió expresamente que me quedase contigo después del Mizukage un niño manchado no tiene cabida en la casa Hibari ahora; además pague mucho por ti-

Aquella confesión hizo que algo dentro de Kyoya se rompiera, no supo cómo paso o más bien dicho ¿Qué paso? Solo sabia que ahora sostenía un pedazo de vidrio entre sus manos la punta opuesta a este había sido clavado en el pecho de su Danna-sama, sus ojos perdieron la vitalidad y ahora estaban vacíos; las mucamas ingresaron mientras gritaban horrorizadas, pero antes de que pudieran hacer algo una voz se dejó escuchar.

- ¡alto! –

Las mujeres se quedaron estáticas mientras Kyoya buscaba al dueño de la voz sentado en la ventana abierta había un joven de su edad de cabello castaño y mirada anaranjada con un destello rojizo; el joven sonrió dejando ver dos filosos colmillos.

-vaya que has hecho un desastre aquí-

 - ¿Qué eres? –

-justo ahora…la persona que va a salvarte-

El chico sonrio bajando de un salto la ventana; mientras caminaba lentamente hacia Kyoya quito sus manos temblorosas del vidrio mientras las lamia degustando y curando las mismas; miro a las mucamas mientras usaba su voz.

-aquí no ha pasado nada; el amo estaba con su esposa, ustedes deben descansar-

-sí señor-

Ambas se fueron mientras Tsuna observaba el cuerpo del hombre y se hincaba tomando su muñeca para clavar sus colmillos filosos y chupar toda su sangre; hasta dejar solo un montón de pellejo; tomo aquel cuerpo y lo tiro fuera; convirtiéndolo en polvo; Kyoya estaba encogido en una esquina, Tsuna camino hasta él mirando sus ojos.

-has perdido la esperanza; eso me gusta, aunque aún eres un novato; necesito que aprendas a ser fuerte-

Saco de su bolsillo un frasco y un saco el cual dejo en sus manos; lo tomo de la cintura mientras salía de la mansión, se perdieron en la oscuridad de la noche mientras Tsuna le daba un cambio de ropa junto con un cuchillo y un papel.

-ve a esta dirección; la persona que conozco te enseñará a pelear; cuando cumplas 18 años volveré por ti; el frasco sanará hasta tus heridas más graves úsalo sabiamente; mi compañero te dará todo el dinero que necesites-

El vampiro desapareció mientras Kyoya por alguna razón le hizo caso; tres años después era un asesino profesional de su era; entro a aquel bosque tan oscuro y tenebroso mientras sentía tranquilidad; una sombra lo seguía y cuando giro inmediatamente se hinco haciendo una reverencia.

-Tsuna-sama-

-has crecido Kyoya-

Alzo la vista mirando aquel 15 añero que conoció hace tres años se veía igual que siempre solo que ahora parecía más desinhibido revisaba cada parte de su cuerpo mientras sonreía evaluándolo.

- ¿y bien? –

-Amo Tsuna, conviértame-

-eso es lo que esperaba escuchar, además te tengo una sorpresa-

El vampiro chasqueo los dedos mientras Kyoya abría sus ojos; su padre, su madre y su hermano estaban ahí mientras parecían hipnotizados, se inclinó frente a su maestro mientras sentía su corazón latir.

-un neófito nuevo tiene mucha hambre cuando despierta así que decidí que completaras tu venganza-

-amo ¿puedo pedirle un favor? –

-habla-

-libere a mi hermano; él es muy joven y no quisiera hacerle daño-

-esta bien, pero es tu decisión; Spanner-

Un neófito apareció de entre las sombras mientras este tomaba al más joven poniendo en alerta a Kyoya.

-déjalo en su cama; y regresa-

-sí, señor-

-es hora de que te conviertas Kyoya-

Tsuna tomo un cuchillo mientras hacia una rajada a su muñeca y vaciaba su sangre en una copa de plata, se lamio mientras cerraba pasándole la copa al mayor.

-después de esto perderás tu humanidad y serás capaz de asesinar a quien se te atraviese; ¿aceptas? –

-si amo-

Kyoya bebió el liquido carmesí mientras convulsionaba cuando sus ojos se tornaron rojos Tsuna salió de su alcance mientras quitaba el hechizo de sus padres; estos gritaron mientras el joven castaño en las sombras sonreía; el de ojos plata había perdido el control y no se daba cuenta de sus suplicas; observo la bonita masacre mientras lo veía desmayarse; lo cargo en su hombro mientras hacía cenizas los cuerpos y se llevaba al joven.

-/-/-/-/-/-/-/-/-/-

-quisiera verte vestido de Geisha, pero tomarte con calma-

-quizá aun haya algunos kimonos en la vieja mansión, si llegásemos a ir a Japón-

-te comeré entero-

Mokuro se abalanzo de nuevo hacia su omega mientras este ronroneaba; pese al trauma sufrido en su adolescencia podía hacerle sentir placer y lo notaba en como el joven lo arañaba y bebía su sangre con desesperación.

Kyoya no lo iba a admitir, pero el alfa le daba un placer indescriptible; nada parecido a la violación que sufrió; sentía que era su alma gemela y eso lo ponía cachondo y muy mojado; quitando todo rastro de dolor de su mente.

Notas finales:

SAYURA: ESPEREMOS QUE LES GUSTE 

ANA: Y QUE NO NOS ASESINEN POR LO TRISTE

NINA: SI NO HAY DRAMA, NO SERÍA NUESTROP FIC

XÓCHITL: NOS VEMOS BYE BYE 

 


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