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El Dragón del Este por Cat_Game

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—El gobierno no está contento con nuestra decisión, pero tenías razón respecto a Dumá —la voz de Charles sonó en toda la sala de juntas; estaba sentado en una de las sillas del centro de la mesa, portaba su gabardina ligera café que combinaba con su vestimenta de oficinista y su cabello bien peinado. Frente a él, sobre la mesa, había una taza blanca de café humeante; y su rostro no se apartaba de ese objeto. Continuó—: el muy cabrón se encargó de lidiar con ellos con tal de comenzar las importaciones a su país desde el primer mes del año, y ahora tenemos un conflicto menos que resolver.


La venta de nuestros productos al extranjero ya tenía casi cuatro meses desde su comienzo, los tratados con Dumá parecían estables y el día de mañana viajaríamos a Cadenas, a la ciudad costera de nombre Biannko, donde nos encontraríamos con Dumá y Connor. Llevaríamos los libros de la contabilidad, todos los inventarios y las órdenes de compra respecto a cada gramo y mililitro que habíamos vendido en los pocos meses y así consolidaríamos el inicio del pacto entre los tres cárteles.


—Además —Charles dijo al dar un sorbo a su café—, tenías razón. Jamie está enfocado en la guerra que mantiene con los grupos de la frontera, aunque con esto nuestra mercancía queda expuesta. Si descubre que somos los proveedores de Dumá, las consecuencias serán gravísimas.


Sí, de eso era consciente. Sabía que pronto Jamie nos incorporaría en su lista de enemigos por exterminar, y eso incluía a Connor también. Pero no podía negar que las ganancias con Dumá iban en aumento seguro, un tanto lento, pero notable. Ni siquiera había pasado un año y habíamos tenido que aumentar la producción casi al doble. Nuestro Distrito era grande y noble, con campos para el cultivo de algunas plantas, así como industrias químicas que nos abastecían. Debido a estas razones, comprendía que Jamie había fijado un interés en Blaze; empero, las distancias y la centralización del poder habían probado ser obstáculos. Ya había hecho un análisis completo junto a Charles, y ambos sabíamos que pronto llegaría a un límite y debíamos encontrar una solución permanente.


—Heath, el hecho de que Dumá sea ahora nuestro cliente mayorista, no quiere decir que podemos descuidar a nuestro mercado local. Me parece una solución factible crear conflictos en las esferas menores y mantener un control más duro con los vendedores directos. Pero…esto va en contra de tus principios.


Debido a la escasez primaria que habíamos sufrido al inicio del año, la organización había sido amenazada por productores pequeños; así que habíamos instaurado un sistema conocido como “Panal de Abejas”. Jenny, Roy, Román, Princesa, Charlie, Nekros y Prim eran los líderes; todos con el mismo nivel en el grupo, y todos como dueños de territorios divididos por todo el Distrito. Ellos se habían convertido en la alta esfera, y todos representaban a la imagen del Dragón del Este. Así, cada uno de mis líderes comandaba a otros pequeños líderes, mismos que tenían bajo su mando a un grupo de vendedores y distribuidores. Esto había sido para mantener el control, pero violaba uno de los principios con los que había fundado al grupo; ya no tenía contacto directo con esas personas. El único contacto que yo tenía con la esfera inferior era gracias al perfil que mis líderes presentaban en las reuniones. Cada vez más nos parecíamos a los cárteles de Jamie y Don B.


—Pero, supongo que por ahora no tenemos opción. Ah, por cierto, el segundo laboratorio ya está listo. El chico que seleccionó Nekros seguirá las mismas fórmulas, y estará bajo su comando y el tuyo directo también. Es una buena noticia para seguir evitando carencias y retrasos con la demanda local.


Al expandirnos, no habíamos tenido otra opción, así que la apertura de un laboratorio nuevo había sido necesario; aunque había sido complicado seleccionar el lugar por la policía, así como por el control del mismo. Había instruido a Nekros para seleccionar a gente de su confianza, pero yo seguiría con el contacto directo del departamento de producción. En tan sólo unos meses la expansión había sido inminente.


—Recuerda que también cerramos el tratado con los importadores de armas del norte, así que no tendremos problemas si es que necesitamos recurrir a la violencia.


Por supuesto, la expansión, el dominio y el poder significaban más peligro; así que habíamos tenido que invertir más en las compras de armamento y en entrenamientos. Aunque tuviéramos guerreros como Roy, Prim o Jenny, no eran suficientes en una organización así de grande, por lo que ellos tres habían sido seleccionados para entrenar y comandar equipos especiales para los combates y otro tipo de emergencia que requiriera armas. Era algo tedioso, pero necesario; y un rubro que necesitábamos expandir.


—Heath, no olvides que mañana sale nuestro vuelo al el medio día, así que ve a descansar. Esto será suficiente por hoy. Ya tengo la maleta hecha, y el equipo con los libros de contabilidad también está listo. ¿Heath?


A pesar de que contemplaba a Charles desde la silla elegante en la esquina de la mesa, no veía su imagen; había divagado un poco en mis pensamientos. Moví mi cabeza un poco y encontré frente a mí la taza negra vacía, ya había terminado mi bebida.


—Sí, ya tengo listo casi todo el equipaje —revelé con un tono seco—, no hay nada de qué preocuparse.


Charles no replicó. Después de haber cortado comunicación cercana con Charlie, las cosas entre Charles y yo habían regresado a la normalidad; otra vez me arrojaba sus miradas paternales cargadas de consternación y hablábamos con más libertad sobre los tratados que teníamos con otros líderes del narco. Sin embargo, yo me había arrepentido de esa decisión. Mis sentimientos por Blake se habían desvanecido casi por completo y las esperanzas de que volviera se habían convertido en cenizas. Me costaba trabajo aceptar que las palabras de Charlie habían tenido algo de verdad, pues ahora estaba completamente solo.


—Bien —Charles pronunció con un suspiro profundo—, si está todo listo, mañana te recogerá la escolta a las nueve y media, y nos veremos en el aeropuerto a las diez. Tenemos toda la primera clase para nosotros. Emilio, el contador, irá con nosotros, así como la escolta principal. Ya es tarde, Heath, vayamos a descansar.


—Sí, nos vemos mañana —repliqué con el mismo tono.


Charles se puso de pie y se despidió nuevamente, luego se dirigió a la puerta y abandonó la sala de juntas. Por mi cuenta, me quedé en mi lugar, recargué mis brazos en la mesa para después inclinar la cabeza. No podía quejarme respecto a mi trabajo, pero mi vida personal estaba opacada por el dolor y la desilusión.


Durante una media hora, no hice nada. Sólo dejé que el sonido del reloj de pared llenara mi cabeza; no quería pensar en nada respecto al amor, al sexo, al futuro que parecía desolado. El dinero no era una motivación ya, y la vida de mis amigos parecía estable y sin necesidad de que nos involucráramos más allá que por las necesidades del grupo. Aquellas fantasías de formar una familia habían desaparecido y tampoco encontraba descanso en el alcohol. Claro, no iba a regresar a las drogas, así tuviera tentaciones de usarlas otra vez como una escapatoria.


Levanté la cabeza, me recargué en la silla y me hice un sinfín de cuestionamientos respecto a lo que vivía. Aunque el oficio era excitante, se había transformado en una barrera para conseguir una vida ordinaria. Era consciente de que no podía retractarme, y tampoco planeaba hacerlo, pero extrañaba, incluso, aquellas interacciones con Charlie. Me parecía más que claro que nunca volvería a ver a Blake.


Decidí que era suficiente. Me puse de pie, caminé hacia la salida y me dirigí al aparcamiento. Justo como había dicho Charles, ya era tarde, casi cuarto para la media noche, y era mejor descansar un poco antes del vuelo hacia Cadenas. Manejé el carro blanco deportivo con rapidez hacia la zona del sur, donde estaba el apartamento de renta en el cual vivía. En el trayecto me convencí de que era mejor no pasar a comprar licor, puesto que era mejor no presentarme con una resaca a la reunión con Dumá; además de que el tipo me consideraba un niño, no quería darle motivos para creer que realmente actuaba como un joven irresponsable de mi generación.


Tomé la avenida Flaminio, luego me detuve en un semáforo; en la esquina había una tienda de conveniencia con horarios corridos hasta por la noche.


—No —murmuré con enojo.


No iba a dejar que la desolación controlara mis decisiones, así que no me estacioné. Pisé el acelerador y continué con mi camino hasta llegar al edificio departamental donde se encontraba mi apartamento. Aparqué el carro en mi lugar correspondiente dentro de la cochera subterránea y bajé. Puse la alarma, para así proseguir con el camino; usé las escaleras de emergencia en lugar del ascensor, puesto que no quería quedarme quieto.


Cuando arribé al piso indicado, noté algo inusual en el pasillo. Había una persona recargada en la pared izquierda, cerca de la puerta de mi apartamento. No podía ver el rostro del individuo desde mi posición, pero tampoco era posible reconocer algún detalle, ya que llevaba una especie de capucha y una sudadera larga.


Lo primero que hice fue pensar en llamar a Charles, puesto que podría ser un asesino de alguno de mis enemigos; pero después pensé que era poco factible. Los asesinos, comúnmente, no te esperan en la puerta de tu casa; ellos entran a tu casa y te esperan escondidos para matarte cuando estás más distraído y con la guardia baja. Por esta razón no llamé a Charles. Sin embargo, saqué el arma de mi chaqueta y la sostuve hacia abajo; si era algún tipo de rufián con estilo de matón sin escrúpulos, entonces tendría que prepararme. Por supuesto que hice un análisis. ¿Quién enviaría a una persona así a matarme cuando estaba a punto de reunirme con Dumá? Pero no era posible. Ante el crecimiento del grupo, Charles había seleccionado a una escolta que rondaba en la zona, que se encargaba de informarnos si algo parecía sospechoso. Empero, no había sido avisado de nada. Eso quería decir que esa persona había burlado a mi seguridad.


Acepté que Charles tenía razón; desde un mes atrás hacía hincapié en que debía cambiarme de casa, elegir una propiedad privada en algún suburbio de clase alta o media-alta, o bien, comprar un penthouse en otro sitio de la ciudad para garantizar una mejor protección. Así que me prometí que mañana mismo comenzaría a buscar una casa nueva.


Regresé al instante, y decidí caminar unos pasos. El hombre no se movía, ni siquiera había volteado hacia el extremo donde yo me encontraba. Acepté que era una situación muy sospechosa, así que opté por enviar un mensaje a Charles para que se comunicara con la escolta de la zona.


Suspiré y actué de manera arriesgada. Corrí hacia el sujeto y quedé a su costado, pero apunté con la pistola a su cabeza, para luego retirar el seguro y amenazarlo.


—¿Quién te envía? —cuestioné con una voz fría.


El hombre volteó el rostro y yo quedé sin aliento. Bajé la pistola y sentí que mi cuerpo era arrancado de su energía. No podía controlar la expresión de sorpresa, dolor e incredulidad; incluso había dado dos pasos hacia atrás para tomar distancia. ¡No era posible! ¡Mierda! Pero estaba completamente seguro de que no era un sueño; ni tampoco alucinaba.


—Heath —la voz del hombre sonó casi como un susurro.


Agaché la mirada y me llené de un calosfrío profundo. Mis manos temblaban, mi cuerpo no se movía, mi respiración se acrecentaba y mi corazón palpitaba con rapidez. No tenía la capacidad de creer lo que veía.


—Heath —repitió el hombre; dio dos pasos hacia mí y levantó mi rostro. Sus ojos azules y penetrantes me contemplaban; su tez pálida tenía algunas cicatrices y marcas de heridas y golpes, y su cabello rubio-cenizo estaba desaliñado y escondido por la capucha—, me tomó un poco más de tiempo localizarte, pero por fin estoy aquí.


Negué con la cabeza.


—No —dije con dolor y de mis ojos lágrimas comenzaron a salir—, no, no… Tú ya no regresarías. Yo…


—Sé que no fui claro con todo lo que pasó, pero…me gustaría contarte todo.


Por unos minutos no repliqué. ¿Qué debía hacer? Ya me había convencido de que nunca volvería a ver a Blake y había aceptado que mis sentimientos desaparecían de poco a poco. No podría soportar otra decepción así, esperando a que él regresara, sin comprender nada, ni tener la capacidad de ayudarle.


—¿Puedo pasar? Tenemos mucho de qué hablar —dijo al soltar mi rostro.


Limpié mi cara, me moví hacia la puerta y la abrí. Hasta ese instante me percaté de que mi teléfono sonaba sin parar; lo saqué de la chaqueta y contesté. Era Charles. Me preguntaba una y otra vez si estaba bien, si debía enviar a la guardia, o si había necesidad de tomar otra acción.


—Lo siento, Charles —repliqué en la bocina del celular—, no quise alterarte, pero no pasa nada. T-Todo… —contemplé a Blake y titubeé. ¿Iba a decir que todo estaba bien?, ¿iba a aceptar que Blake había regresado? Tragué saliva al escuchar la voz de Charles decir mi nombre y preguntar de manera frenética. Proseguí—: no pasa nada. Hablamos mañana. Dile a la escolta que siga vigilando, por favor.


Charles aceptó mis palabras y nos despedimos. Al colgar, me hice a un lado y ofrecí el paso a Blake. Él entró y yo lo seguí; cerré la puerta y le indiqué que se sentara.


Durante unos minutos, hubo un silencio abrumador; Blake había optado por el sillón de tres cojines, y yo me había quedado parado cerca del recibidor.


—Supongo que ha pasado demasiado tiempo —Blake rompió la atmósfera con su voz de decepción—, y supongo que has encontrado a alguien. También supongo que lo nuestro se ha terminado por completo para ti. Pero, por favor —retiró su capucha y por fin vi el daño que había sufrido. Había marcas en su cuello, y su cabello estaba sin forma, como si lo hubieran cortado a propósito de esa manera. Agregó—: déjame contarte lo que ocurrió.


Asentí con la cabeza, caminé hacia la cocina, serví un vaso con agua y regresé hasta la sala. Blake aceptó el vaso y bebió; yo me senté en el sofá individual y sólo contemplé a Blake. Todo parecía demasiado irreal y descubrí que me causaba compasión ver su imagen así.


—Un poco antes de que comenzáramos la relación de manera más formal —Blake habló al dejar el vaso en la mesa de centro—, tuve una misión que estalló en este caos. Te había contado que peleaba por la libertad, pero quiénes más se beneficiaban de mi trabajo eran los líderes de las esferas más altas de todo este sistema corrupto. Y mi ex-jefe directo sabía esto, y por ello él había seleccionado ciertas misiones para nuestro equipo. En una de ellas encontré información que no debía…y él lo había querido así. ¿Sabes? Alguna vez te juzgué cruelmente al decirte que no debes confiar en nadie, porque todos somos capaces de traicionar a cualquiera. Y yo, de idiota, alguna vez fui como tú. Todavía confiaba un poco en mi ex-jefe, y había creído que él no revelaría esa información; pero las personas son así, siempre aprovechan esa ventaja sin importar a cuantos dañarán…porque lo más importante es el poder, el dinero, la influencia y el estatus.


>>—Él me traicionó. Le vendió a los altos mandos la idea de que yo había filtrado esa información. Pero no seamos tan duros con él, pues estaba su cabeza en juego, su oportunidad de escalar en la organización, y debía sacrificar a un peón. Yo fui ese peón. Durante nuestra relación, debía cuidar todo, porque no podía arriesgarte a ti, a tu puesto, a tu posición ante el gobierno. Por eso tenía que actuar distante, y sólo cuando estábamos en la oscuridad, sin ser observados por los de afuera, por los hombres de mi ex-jefe…sólo así podía tocarte y besarte. No podía decirte nada, porque ellos usarían todo en mi contra y así fue. Lo hicieron. Me destruyeron. Llegaron esa noche en que nos veríamos; algo que no esperaba, si te soy honesto, pues había creído que tomarían un poco más de tiempo en deshacerse de mí.


>>—Hubo un enfrentamiento y cuando me capturaron…no pude contactarte para alejarte del peligro. Ellos son crueles, más que un cártel de drogas, puesto que el gobierno es la organización que está repleta de las ratas más gordas, codiciosas y corruptas que existen; no me refiero a los presidentes o diputados. No. No, no estoy hablando de ellos. Me refiero a los que tienen el control absoluto de todo. Y ese tipo de gente nunca dejará que la verdad sea expuesta, así tengan que cambiar de ideales para protegerla, justo como a su reputación también. Y para ellos, exterminar a un simple soldado no es más que un trabajo de todos los días. Pero esos cabrones se metieron con el peón equivocado.


>>—Yo… —Blake suspiró; agachó la cabeza y entrelazó sus manos—, yo me rebelé. Sí, no voy a mentirte; me torturaron un poco para asegurar que las palabras de mi ex-jefe fueran verdad y así otorgarle la nueva posición. Pero no hablé, y al tener la mínima oportunidad, la tomé. Primero me deshice de los que llevaron a cabo la tortura, luego contacté con un viejo amigo —volvió su mirada hacia mí—, un hacker de la red profunda y un ex-activista. Él me ayudó a obtener toda la información necesaria sobre esos sujetos, sobre mi ex-jefe, sobre la cadena del organigrama que estaba encima de él y sobre el último puesto.


¡I-Increíble! Mi rostro expresaba sorpresa, ya que Blake sonrío con una calidez que solía darme cada que veía esa mueca en mí.


—Tuve que vivir en el anonimato nuevamente, y para llevar a cabo mi misión, debía alejarme de ti. Estaba cansado, Heath, estaba harto de llevar esas cadenas que ya habían perdido el resplandor que me había alentado a continuar en ese maldito trabajo. Por eso no me detuve. Maté a todos los que se pusieron en mi camino, incluso a los equipos especializados que enviaron para borrarme del mapa. Por fortuna, tú destruiste el teléfono que te había dado, así que mi ex-jefe no pudo localizarte a tiempo; y me di cuenta de que cambiaste de residencia, por lo que también eso te mantuvo protegido.


>>—Me tomó casi tres meses llegar a las altas esferas, pero ellos tomaron la delantera. Me asociaron a ti, y el gobierno lanzó una amenaza contra ti —Blake dio una carcajada leve y prosiguió—, pero tienes una capacidad para tomar decisiones que te han puesto en el lugar que ahora tienes. Y, para colmo, te aliaste a Dumá, un tipo que tiene conexiones con uno de los enemigos del sujeto que era mi objetivo en ese entonces. Este hecho me ayudó a continuar, a seguir por ese camino de venganza y de probar que yo no era un maldito mentiroso, ni mucho menos alguien sin honor. Limpié mi nombre y mi reputación, pero, más que nada, me liberé de esa prisión.


Comencé a llorar en silencio; no podía creer que el contacto con Dumá había servido no sólo para mi organización, sino que también para Blake. Y, lo peor de todo, había sido idea inicial de Connor. ¡Maldita sea!, lo único que podía hacer era agradecer en silencio.


—Mi amigo el hacker es esa clase de persona muy parecida a ti, Heath, ese tipo de gente inusual y extremadamente especial, de esas personas que existen en cantidades menores en este mundo podrido. Y por eso confié en él. Por eso acepté su última ayuda. Él me entregó la información faltante para llegar a la cúspide de esa rama del organigrama; pero también arriesgó su pellejo y decidió partir al hacer esto como su último trabajo.


>>—Durante la navidad y el año nuevo…lo único que pude hacer fue volverme más fuerte. Entrené sin descanso, porque sabía que ese sujeto haría todo a su disposición para detenerme y estaba seguro de que mi ex-jefe le había dicho mentiras sobre mí. Y así fue; ya que al entrar el año nuevo, aproveché mi oportunidad y lo busqué. No creas que fue tan fácil, así como me ves ahora pareciera que sólo tuve una pelea con un par de marines o asesinos de la más alta categoría.


>>—Antes de llegar hasta él, casi un mes y medio atrás, por fin me reuní con mi ex-jefe y lo silencié. Dejé que hablara todo lo que quisiera, que me diera todas las excusas de que había hecho todo para obtener un lugar en la alta esfera…para que al final lo dejara desangrándose, sin poder hacer más que rogar por su vida y agonizar en sus últimas horas de existencia. Verlo morir no me dio la satisfacción que había buscado, ya que todavía estaba mi honor y reputación de por medio; aunque en el fondo lo que más deseaba era que me regresaran mi vida, mi libertad, mi tiempo, mis oportunidades perdidas…mi relación contigo.


>>—Para poder llegar hasta donde estaba el cabecilla de esa sección, me tomó mucho tiempo y esfuerzo, pero lo conseguí un mes y medio atrás. Me encontré frente a él, en una escena ridícula, ¿sabes? De esas que solemos ver en películas. Él estaba aquí en el país, en su mansión, en su casa de invierno, con su familia; y yo…había matado a casi toda su guardia y por fin, aunque en exceso herido y casi al borde de la muerte, estuve frente a él. Para eso ya había tomado el disco con la información que mi ex-jefe había usado para destruirme.


>>—Al estar frente a él, le entregué el disco y le hice ver que yo no soy un traidor. Sí, había matado a un poco más de la mitad de la unidad de nuestra sección, pero ellos lo habían provocado y yo no iba a quedarme de brazos cruzados. Él lo comprendió y aceptó que yo podría haberme convertido en uno de sus mejores hombres, en una unidad de élite. Me ofreció un nuevo trabajo, a cambio de que le entregara esa información, pero era una forma de mantener mi boca cerrada y de controlarme otra vez. Yo ya no quiero más de eso, por eso negué su petición y le pedí ayuda. Le dije que le entregaría el disco a cambio de mi libertad, y que con todo lo que había hecho, había probado que nunca revelaré esa información. Ni siquiera se la conté a mi amigo el hacker, ni a ti, Heath; y nunca lo haré. Por esta razón, el hombre aceptó dejarme en paz, no buscarme, ni buscarte a ti. Pero no soy estúpido, por eso le dije que en cualquier intento de asesinato o incluso si él movilizaba a su gente, esa información caerá en las manos incorrectas para él y todo el mundo se enterará de la verdad.


>>—Obtuve mi libertad, pero mi cuerpo había llegado al límite, así que fui internado en uno de los hospitales privados que él controla y hace una semana fui dado de alta. Te busqué, y burlé a tus hombres por un par de días para poder acercarme a ti; y, si me lo preguntas, tu seguridad no es muy buena. Así que aquí estoy, Heath…he vuelto. Justo como te lo prometí…porque todavía te amo. Y ya no tengo que seguir en ese trabajo de mierda. Ya no tengo nada que temer y puedo estar junto a ti con plena libertad.


Comprendía que Blake no tenía motivos para mentirme, y las cicatrices en su cuerpo eran corroboración de su historia. Además, él no estaba ahí para contarme secretos o hablar de la clase de misiones que había tenido; lo que él pronunciaba eran palabras de esperanza, de amor.


Sin embargo, no dije nada. Esto provocó que Blake suspirara, recargara su cuerpo por completo en el sillón y desviara la mirada de mí. Por mi cuenta, yo me debatía en mi interior. Si aceptaba sus palabras, sus excusas…entonces, ¿qué pasaría? ¿Qué seguía para él? Yo no tenía idea de querer regresar a una relación complicada, ni mucho menos deseaba esconder a mi pareja.


—¿Debo interpretar tu silencio? —Blake cuestionó.


—No —dije con calma y duda—, no… Es sólo que el tiempo transcurrió y…el dolor me consumió, Blake. Acepto que lo que hiciste fue una tarea titánica y que pusiste en riesgo todo para ganarlo todo. Eres libre; ¿por qué aferrarse a una ilusión del pasado?, ¿por qué regresar con alguien que…?


No me atreví a completar la pregunta. Había estado a punto de decir que ya no lo amaba, aunque no era del todo verdad.


—Con alguien que ya no me ama, ¿cierto? —Blake complementó.


De pronto, Blake se incorporó, agradeció por el vaso de agua y por el tiempo que le había brindado al escucharlo; luego se dirigió hacia el recibidor. Yo me puse de pie, di pasos largos y sujeté el brazo de Blake para detener su andar.


—No dije eso —aseguré. Pero me percaté de que ante el contacto con él, ya no existía esa sensación de nerviosismo y excitación jovial, así que solté su brazo.


—No tienes que mentir, Heath. Lo que te dije en el mensaje fue una decisión mía; tú no estás obligado a responder estos sentimientos. Han pasado casi ocho meses, así que comprendo que lo nuestro ya se terminó. En todo este tiempo, quizá conociste a alguien más, a alguien que calmó ese dolor que dices que te consumió, a alguien que te brindó esa calidez que yo no pude.


—No hubo nadie —revelé con seriedad y agaché la cabeza—, nadie que pudiera hacer eso. No puedo olvidarte tan fácilmente, Blake, porque me enamoré de ti, y…porque fuiste muy especial.


—Fui —replicó Blake al dar una media vuelta y quedar de frente a mí—, tiempo pretérito. Eso quiere decir que ya no lo soy.


—No sé qué eres —alcé el rostro y sostuve la mirada de Blake—, ya no sé qué eres para mí. Por mucho tiempo ansié volver a verte…incluso intenté tener relaciones con otras personas y no pude. No fue posible, porque cada que intentaba hacer más íntimo el momento, tu rostro aprecia en mi cabeza. Deseaba tu tacto, tus besos, tu voz, tu aliento, tu calor…todo de ti; pero eso era una ilusión. Ese deseo me consumió lentamente y regresé al alcohol; hice estupideces para borrar esos sentimientos que me impedían dejar el pasado. Pero se terminaron…esos deseos se terminaron. Ya…ya no sé qué es lo que deseo.


—Heath —Blake pronunció mi nombre con un tono cálido, acortó la distancia y me besó.


Había esperado sentir el mismo estremecimiento del pasado, pero no fue así; ahora sentía algo distinto. El tacto con su boca se sentía cálido, vivaz, real, nuevo. Me hice hacia atrás para detener la caricia. Abrí los ojos y comencé a llorar. Blake estaba ahí, frente a mí, pero no su imagen que yo había creado en mis ilusiones; no, él era el verdadero, el hombre que había cobrado una venganza y había liberado su alma de esa gente que lo había aprisionado. No era el mismo de quién yo me había enamorado, pero era la esencia de la persona que amaba. En ese instante comprendí que el amor era esa emotividad capaz de trascender el tiempo y el espacio, era algo más que una reacción química que nuestros cuerpos provocan; era aceptar a una persona, respetarle y compartir aquellas vivencias que nos otorgan.


—Lo siento —dije entre lamentos—, no quiero llorar así…pero tampoco quiero que te sientas obligado a seguir conmigo. Sé que me dijiste que deseabas intentarlo si resolvías tus problemas, pero eso no me parece justo, Blake. Te amo, sí, te amo, porque no deseo que sufras, y tampoco quiero que te pase nada malo. Y por eso, deseo que tomes una decisión por ti mismo. Ahora eres libre, Blake, puedes rehacer tu vida como quieras, sin tener que volver a atarte a este tipo de mundo cargado de destrucción, de peligro; porque es lo único que yo te puedo ofrecer.


—Has madurado mucho —Blake dijo con una voz tranquila—, y ahora me doy cuenta de que no sólo como un chico sentimental, también como persona. Pero, en el fondo, eres ese sujeto que cree en otros, una persona que es capaz de escuchar a otros y de ofrecer honestidad. Esa es la razón por la que te amo también, Heath, así tengas cosas negativas, como tu profesión de matón y tus deseos por el poder. No te estoy pidiendo regresar al pasado, Heath, te estoy pidiendo que iniciemos una relación juntos por este nuevo camino. Sé que tu organización ha crecido mucho, pues gracias a eso conseguí encontrarte.


—Pero será volver a ese tipo de caos en que viviste.


—No, claro que no. No voy a trabajar para un líder corrupto e hipócrita; acepto permanecer a tu lado, en tu vida llena de aventuras. Tan sólo mírame —Blake tocó mi rostro y limpió las lágrimas—, soy un sujeto que tiene una habilidad para matar. Dime, ¿dónde podría encajar con estas habilidades? Junto a ti seguiría haciendo algo que me satisface, pero lo haría por ti, por nosotros, por nuestra relación, por nuestro futuro, y, si decidimos ser padres, lo haría por nuestros hijos. No lo haría por un ideal podrido y que ya ha sido destruido.


—¿De verdad te quedarías junto a mí? —pregunté con un susurro.


—Sí. En una relación donde no tengamos que escondernos y en una vida que podamos compartir. No me estás obligando a nada, puesto que yo regrese por mi propio deseo. Yo quiero estar contigo, y quiero caminar junto a ti; no quiero satisfacer un deseo tuyo, o tener que actuar de una manera por miedo a que pudieran herirnos. Con esa misma libertad que tu has mencionado, he tomado una decisión.


—Blake —dije con un tono liberado. Abracé a Blake y sentí que él replicó el gesto. Por primera vez sentí que flotaba y que estaba en completa tranquilidad. Era como si el tiempo se hubiera desaparecido y sólo existiera ese instante; y ese instante era la realidad, el presente, una realidad palpable y coherente a diferencia de todas las falacias que yo había creado alrededor del recuerdo de Blake.


—También es tu decisión, Heath, porque si no quieres que ambos estemos juntos, entonces yo no voy a obligarte a que estemos en una relación que sería una prisión para ti. Yo estoy contigo por el deseo del ahora, tal vez el pasado y mis ilusiones por verte fueron parte de ello, pero no son mi presente. Ya no.


—Por favor, quédate conmigo —pronuncié con serenidad—, por favor, Blake, seamos una pareja, pero no como en el pasado. Yo también quiero estar junto a ti, y es tan reconfortante saber que estarás conmigo en este camino. Pero… —rompí el abrazo y contemplé el rostro de Blake—, es un camino que yo he seleccionado para mí.


—Mismo camino que me llena a mí también. No soy experto en transacciones como tú, y sé que Charles es quien te aconseja, pero puedo ayudarte en lo que sea necesario. Puedo conseguir información, deshacerme de objetivos indeseados y hacer trabajos sucios sin dejar rastros. Sé que los narcos requieren de sujetos como yo, pero no todos consiguen a los mejores con esas habilidades.


—Está bien. Acepto tu resolución. Juntos nos guiaremos por esta vida y juntos disfrutaremos sus altibajos, ¿vale?


—Me parece perfecto.


Ambos acortamos la distancia y rozamos nuestros labios con suavidad; el beso fue tierno y casi sublime. Mi cuerpo reacciono de manera distinta, con un deseo cálido y no sólo carnal como en el pasado. De poco a poco, Blake y yo nos despojamos de nuestra ropa; acariciábamos nuestras pieles con calma, con un deseo de serenidad. Parecía como si ambos hubiéramos encontrado la paz, como si todos esos impulsos por arrasar con nuestra lujuria fueran transformados en la calidez más tersa, genuina y palpable; como si supiéramos que nuestros cuerpos se entrelazarían sin miedo y sin aquella sensación de incertidumbre por el siguiente encuentro. Ya no tenía nada que temer, ni tampoco existía esa ansiedad que alguna vez me había envuelto cada que tenía sexo con Blake. Todo parecía muy distinto.


Pasamos toda la noche juntos, desde la sala, hasta la habitación, la cama y el baño; sabía que cada uno de nosotros disfrutábamos todas las sensaciones que nos proporcionábamos a nosotros mismos. Y sé que sonreía, y a veces lloraba de felicidad; y Blake también sonreía y a veces dejaba a sus lágrimas de emotividad salir. No podía desear más de la vida en esos momentos.


Sin embargo, la realidad llegó cuando el sol salió y tuve que terminar de alistar mi maleta con rapidez. Le había contado a Blake sobre todo lo que había ocurrido, incluido el viaje a Cadenas, y él había usado frases para elogiar mi negocio con Dumá. Aunque ya tenía una idea de la posición que Blake ocuparía, todavía tenía que dar la noticia a Charles. Lo bueno era que el viaje duraría sólo dos días, así que me daba tiempo para sugerir respuestas.


—Mientras tanto, ¿puedo pedirte un favor? —pregunté al cerrar la maleta y contemplar a Blake cerca del baño. Él todavía estaba en ropa ligera de dormir—, necesitamos buscar una propiedad en suburbios, o en zonas seguras.


—Totalmente de acuerdo. Y quiero creer que Charles lo sugirió.


—Sí…¿podrías buscarla en estos dos días que estaré en Cadenas?


Blake sonrió, se acercó a mí y me besó con pasión; yo repliqué la caricia y dejé que mi cuerpo se concentrara en el tacto de Blake en mi cintura y cuello.


—¿De verdad quieres que yo elija el lugar? —dijo Blake al romper las caricias—, porque no me gustaría imponer mis gustos.


—Vamos a vivir juntos, ¿no?


—Ese es el plan.


—La casa no importa mucho, siempre y cuando tú estés conmigo.


—¿Y si selecciono una grande, con un jardín bonito, una alberca, con una sala amplia, así con ventanales para tener una buena iluminación y que de hacia el jardín, de unas alcobas extensas, como si…pensáramos en una familia, hay algún problema?


Por unos instantes dudé de mi sanidad. Había un parecido en esa descripción con la casona que había visto en mis fantasías de un futuro junto a Blake. De inmediato sonreí y toqué el pecho de Blake con suavidad.


—Sí, suena perfecta.


—Entonces, alístate, que ya son casi las nueve. Yo me encargo de buscar propiedades.


Blake besó mi frente y yo acepté el mimo. Terminé de abrochar mis botas una vez Blake se dirigió hacia el mueble de peinador, coloqué la gabardina en el exterior de la maleta para usarla a la llegada del otro país y me despedí.


—Hoy compraré un teléfono nuevo, y te contactaré cuando tenga opciones —Blake mencionó antes de que yo saliera de la habitación—, hay que iniciar con la buena comunicación.


—De acuerdo. Nos vemos en dos días, Blake —dije con una mueca de satisfacción.


—Sí, aquí te estaré esperando. Cuídate y salúdame a Charles.


—Sí, hasta luego.


Hice un ademán de despedida para después abandonar el apartamento a toda prisa y encontrarme con la escolta de traslado. Ni siquiera me percaté de los detalles del camino, puesto que mi mente estaba en blanco. Estaba entusiasmado por el viaje, y porque ahora tenía un motivo distinto a la venganza o al miedo; ahora deseaba seguir por mí, por Blake y por nuestro futuro.


Llegué al aeropuerto y en una de las secciones privadas fui recibido por un grupo de empleados y mis hombres. Incluso había un gerente que me aseguraba que el vuelo saldría pronto y que nadie más externo a la organización estaría en la primera clase de negocios. Por fortuna, Charles ya estaba en el sitio y pude hacer que el gerente me dejara de hostigar.


—Heath… ¿Eh? —Charles sujetó mi brazo y me alejó hacia la pared para quedar distantes de nuestra escolta—, ¿qué pasó? ¿Y esa cara de felicidad?


Sonreí con honestidad.


—Blake regresó —dije con la simpleza más cálida que pude—, y ya no se irá. Pero ahora trabajará con nosotros.


—Eso ya lo había contemplado en caso de que volviera; es un tipo con habilidades que nos darían muchas ventajas —reveló Charles.


—Bueno, es la verdad. Volvió…ayer, cuando llegué a casa. Él era quien me esperaba, pero no había visto su rostro cuando te envié el mensaje… Siento haberte despertado así.


Charles tocó mi hombro con cariño y me ofreció un rostro de alegría que tiempo atrás había usado cuando yo todavía era un niño.


—Me da tanto gusto por ti. Tu semblante es otro, Heath. Debes contármelo todo en el vuelo; aunque supongo que no dormiste. Creo que será mejor que duermas en el avión.


—Soy joven todavía, puedo aguantar este tipo de desveladas.


Charles rió un poco.


—Es verdad. Me alegra tanto que muestres esa sonrisa otra vez, y que tengas esa energía que tanto te caracteriza. De verdad estoy gustoso de saber que Blake está de regreso.


Sí, concordaba con Charles. Acepté que él expresara su alegría por mí. ¿Qué más podía pasar?, me preguntaba. Pero la aventura estaba a punto de iniciar por un nuevo camino lleno de sorpresas inimaginables. Y toda esa aventura la viviría junto a Blake y a la familia que formaríamos juntos muy pronto.


THE END

Notas finales:

¡Espero que les haya gustado!

Nos leemos en otra historia. También pueden encontrarme en Wattpad como: Charlie17White, donde se publican historias sin contenido Yaoi, sino de diferentes temas y géneros.

¡Hasta pronto!


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