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Media hora por Aurora Artemiva

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Notas del capitulo:

Actualizando para ustedes. Les dejo las aclaraciones de las expresiones de este capítulo:

-garca: traicionero, deshonesto.

-telo: albergue transitorio

-puteadas: malas palabras, maldiciones

-pibe: chico, nene.

21:34 PM

El cambio que radicó dentro de la sociedad desde el primer ataque a la muralla María, hasta la situación actual, era muy notable. Las defensas, las políticas, el parlamento, los comercios, la cultura, etc. Todos ellos habían avanzado de manera logística y práctica; nuevas leyes se crearon bajo la tutela del nuevo gobierno que buscaba ampliar los derechos de los ciudadanos y darles beneficios, así también la mentalidad de éstos se modernizó. Gran parte de ese cambio se reflejó en las escuelas, en los negocios, en las fuerzas armadas y en las familias.

Que muchas cosas cambiaran no significa que las convencionales costumbres desaparecieran, y en eso trabajaba la Policía Militar.

Los soldados aún seguían arrestados por los actos cometidos durante el gobierno de facto del último régimen político. Los cargos fueron por: abuso de poder, encubrimiento de funcionarios ilegales,  desviación de fondos públicos y negligencia en la labor de policías. Estando tras las rejas, su juego sucio aún facturaba en las calles. No debería de ser una sorpresa; la corrupción se escurre y ensucia hasta los lugares más infrecuentes. Por tal razón, debajo del manto disimulado y desapercibido de los habitantes, una red de espionaje trabajaba para ellos, recopilando información de los cuarteles y tentando a trabajadores de mala paga a unírseles a cambio de ciertos beneficios. Siempre fue así; la Policía Militar siempre fue garca y traicionera con la gente y los ideales.

Entre las noticias que les llegaron del exterior, dieron con la novedad de que un soldado dentro de la Legión de Reconocimiento le profesaba rencor a uno de los capitanes. Fue ahí, en ese preciso momento, que encontraron una oportunidad para enemistar a la Legión y hundirla. Solo tenían que incitar a ese recluta a realizar un par de movimientos, y a cambio le ofrecerían lo que usualmente tentaba a las personas: plata, vivienda y reconocimiento social.

Un combo explosivo a la libido del humano.

Esa red de espionaje contactó al recluta, pidiéndole su presencia en la cárcel situada dentro de la muralla Sina, lugar donde se encarcelaron a la mayoría de los soldados. Con algo de intriga y ansiedad, el soldado se presentó en el horario de visitas a escuchar lo que tuvieran para decir. Sentado frente a una mesa sucia y desbaratada, esperó a que uno de los presos se le acercara. No tardó mucho en llegar un hombre decrépito vestido con el uniforme de recluso, con algunas hojas blancas en las manos.

-¿Floch Forster? – preguntó el anciano al verlo solo en aquella mesa.

-Así es. Fui invitado por uno de los suyos ¿Me equivoco?

-Para nada, te estábamos esperando – se sentó frente a él evocando una ligera sonrisa – voy a ser breve; tengo entendido que tenés ciertos desacuerdos con el Capitán Levi por lo ocurrido en la batalla en Shinganshina ¿Es así?

-Eso depende del por qué me lo estes preguntando – Floch no dejaba de ser calculador por más que se tratara de la reputación del capitán; alguna razón oscura había detrás de aquella pregunta – me sorprendió que un espía suyo me contactara ¿Qué tengo yo para ofrecerles a ustedes? ¿Qué te hace pensar que cuando me vaya de acá no voy a informar sobre la red que trabaja para ustedes allá afuera?

-Esto – depositó las hojas en la mesa, acercándoselas.

La escritura de una propiedad dentro del distrito de Sina y la factura de una cantidad de dinero importante se presentó ante él.

-Todo eso puede ser suyo si colaboras conmigo. También sé que te llevaste una decepción dentro de la Legión, así que solo le ofrezco una opción diferente al estilo de vida que estas llevando. Aparte... ¿me vas decir que no querés ensuciar el intachable legajo del pitufo?

EL chico lo pensó, se interrogó a sí mismo en esos segundos si tendría la frialdad suficiente para traicionar a la Legión. Recordó la muerte del Comandante Smith y no necesitó más premisas.

-Acepto su oferta. Dígame qué tengo que hacer.

 

10: 22 AM

-¡Si no me dan cincuenta me voy a encargar personalmente de envenenarles el desayuno todos los días! ¡Quiero cincuenta! –

Unos rayos solares ardorosos pegaban contra la ropa de la espalda de los reclutas, quienes comenzaron a entrenar a primera hora, realizando flexiones de brazos bajo las órdenes del Capitán.  Ese era el peor horario para ejercitarse, porque el sol quemaba en su primer acercamiento y el calor no hacía más que aumentar de la mañana hacia el mediodía.  La tercera serie de flexiones dejó los músculos entumecidos y acalambrados, se lo podía ver en las respiraciones irregulares de los soldados, mirándose de soslayo buscando apoyo para continuar. Levi estaba siendo más estricto que de costumbre, pero la razón detrás de eso era noble: los quería en óptimas condiciones para la próxima expedición; no iba permitir ninguna baja ni por el último titán que quedara afuera.

-treinta y uno… treinta y dos… treinta y tres…

Los observó esforzarse y recuperar aire entre las flexiones que él mismo contaba con voz alta y fuerte.  Dejó de caminar cuando vio a un soldado parando con el ejercicio. Se puso de cuclillas frente a él.

-Dije cincuenta Jaeguer – el chico lo miró con odio volviendo a la posición – ¡Todos, de nuevo por su compañero!  Uno… dos…

Era definitivo, a Eren lo querían muerto. Las miradas y quejas que le dieron lo demostraban. Entre puteadas y dedicatorias de muerte por parte de los soldados, Levi se acercó a la oreja de Eren a cubrir con su cuota diaria de humor negro:

-Si no te veo hacer flexiones, voy a dejarte inválido – le susurró lo más bajo posible que llegó.  Ningún soldado le escuchó. Como respuesta, Eren le contesto que haría todas las flexiones y se rió un poco antes de continuar.

Ya les era cotidiano el manejarse así, con discreción ante los demás, con la cercanía usual que llevaban como amigos. Jean, Mikasa, Armin, Connie, todos los amigos del chico tomaban ese tipo de acercamiento como común, ya que Eren era el subordinado más viejo dentro del escuadrón de  Ackerman; así que tales roces o miradas cómplices eran habituales. Eso no ocurría con Floch, no solo porque era nuevo, sino también por la información con la que contaba sobre ellos.

Mientras continuaba con las flexiones,  Floch dejó la vista posada sobre Eren, quien se encontraba dos filas más adelante, y recordó la conversación que tuvo unos días atrás:

“- ¿Me estás diciendo que son putos? – preguntó  Forster mientras anotaba en una hoja los datos y pasos a seguir que el preso le daba.

-No importa si lo son o no; la cuestión es llevar esa afirmación ante el tribunal. Dos miembros de la red los vieron ingresar de noche a un telo, y haya sido con finalidad sexual o no, es información suficiente para denunciarlos.

-¿Los cargos serían por desobediencia al régimen militar y perversión? – la idea de apuntarlos con el dedo de esa forma no le gustaba mucho.

-Aprendes rápido pibe, exacto- le extendió el documento – esa es la orden que vos vas a declarar ante un juez de éste distrito; alegando que Eren Jaeguer y Levi Ackerman mantienen una relación amorosa dentro de la Legión de Reconocimiento, lo cual está prohibido por su condición de soldados y de mismo sexo.

-¿Por qué no los denuncia alguno de tus informantes?

-Porque esa denuncia cobra validez si es hecha por un soldado de la Legión, así lo hace más creíble”

Llegando a la flexión cuarenta y cinco, Floch no sabía en qué concentrarse para terminar las últimas, y vislumbró en sus recuerdos al Capitán traicionando la palabra de darle la jeringa al Comandante. La rabia e indignación que sintió en aquel entonces se hizo presente y le dio la voluntad necesaria para terminar con los ejercicios.

Con lo mucho que le costó encontrarle un sentido a la guerra, a sobrellevar el terror y miedo que vivió fuera de la muralla, la sangre que olfateó mientras sus compañeros caían destrozados por los proyectiles del titán Simio, las salpicaduras rojizas en sus manos y cara mientras trotaba arriba del caballo dirigiéndose a la muerte. Todos esos momentos traumáticos con los que soñaba en las noches lo volvieron excéntrico, y se prometió a sí mismo en una de esas noches no apañar las causas perdidas.

 Cuando terminó de flexionar por última vez sus brazos, lo decidió. Esa misma semana efectuaría la denuncia contra aquellos dos.

 

18.45 PM

Eren volvió a visitar la biblioteca con su cuaderno y lápiz bajo el brazo. Esta vez no atacaron las memorias, pero tenía algunos pensamientos dispersos con respecto a la vida misma, y recurrió a la escritura para dejarlos plasmados. La tarde se partía desde las 18 hs hasta las 20 hs para dar una segunda sesión de entrenamiento con caballetes y equipos tridimensionales, todavía tenía tiempo libre. La mesa a la que concurría el chico era la más alejada del recinto, y allí dejaba salir sus divagaciones más profundas; algunas de angustia, otras con una leve esperanza. Quedarse solo como en esos momentos le daba rienda suelta al subconsciente, para que saliera a flote aturdiéndole las ideas.

El atardecer era bien característico de la primavera que arribó. Por la ventana detrás de él unos haces de luz atravesaron su anatomía, calentándole la espalda mientras se sentaba en la silla de madera. Dejó de escribir y movió su mano por los rayos; la figura se contorneó en sus dedos al tiempo que entre la luminosidad se dejaron ver minúsculas pelusas en el aire, desplazándose sobre la luz para perderse en el ambiente cuando salían del campo solar… Una belleza inédita para el chico que ahora le prestaba atención a esos detalles. Tantas cosas que conocía del mundo sin haberlas visto; los recuerdos de personas ajenas a él conformaban su epistemología. Se sintió injusto consigo mismo, se sintió pequeño dentro de tanto conocimiento inútil, conocimiento sobre el mundo que se iba meter en el orto al morir en unos años.

¿Siete, seis? No tenía la cuenta exacta de cuánto tiempo le quedaba.

En otro tipo de contexto se habría puesto feliz de haber llegado al mar, pero su moralidad se habría embarrado antes de llegar a las costas. A sabiendas de que del otro lado solo les esperaban pueblos enemigos, no experimentó la emoción de salir a recorrer tierras extranjeras. Se debatía internamente si acrecentar el odio hacia Marley o si remitirse a un estado neutral, sin conflicto. Tales interrogantes no las discutía con nadie, solo él y su juicio interno. Se estaba dejando llevar por el aislamiento. Ni siquiera Armin, Mikasa o Levi estaban al tanto de sus malestares personales, solo podían verlo a lo lejos extrañarse del entorno.

Entre esos debates, escuchó la puerta rechinar al ser abierta. El olor de un perfume familiar llegó a su nariz antes de ver la silueta de la persona. Con dos tazas de té en la mano, el capitán se sentó frente suyo en la mesa, arrimando la cerámica hacia él. La infusión era de lavanda.

-Hola Capitán – lo recibió con un gustoso semblante.

-Hola Eren – le devolvió el gesto.

Levi no iba mentir, lo había estado buscando para degustar el té que comúnmente compartían en ese horario de la tarde.  Descartando la posibilidad de encontrarlo en los patios, su habitación o la terraza, se dirigió a la biblioteca, el nuevo lugar favorito del chico. Como en días anteriores, notó su inexpresividad facial mientras bebían el té, y cuando visualizo el diario donde escribía, supuso que las cosas no estaban del todo bien. Ackerman tampoco era ignorante; desde hace mucho tiempo denota el cambio de personalidad de Eren, no por la relación que se creaba entre ellos, sino por la falta de motivación en el actuar y vivir del menor. Una hermosa luciérnaga a la que se le apagaba la luz; no lo iba permitir tan fácil.

A mitad de la bebida, una conversación se llevó a cabo.

-¿Qué pasa?

-¿Con qué? – el chico levantó la vista ante el interrogante.

-Con vos – se puso en una pistura firme – hace ya mucho tiempo que estas así, más apático que un muerto.

- No pasa nada. A veces me agota el entrenamiento – no iba decir la verdad, esa donde manifestaba corromperse de iniquidad.

-El entrenamiento de hoy no se compara ni de cerca con lo que llegué a entrenarte en otros años… No te voy a obligar a hablar, cuando quieras compartir lo que te pasa, voy a estar ahí-

La punzada que se retorció en el pecho de Eren se convirtió en el vigor con el que habló:

-No es algo personal con usted– buscó la mirada seria del capitán. Cuando la encontró, prosiguió – Hay momentos donde me desvío, pierdo el sentido. Y ni siquiera sé si todavía conservvo las ganas de vivir – aflojó el agarre sobre la taza, se denotaría la incomodidad sino – quise por tanto tiempo explorar el mundo, que ahora con la verdad revelada, sinceramente lo dudo. Solo somos seres diminutos en un mundo injusto, un mundo que nos ve cómo demonios…  ¿Qué piensa usted que vamos a encontrar allá afuera? ¿Recibimiento, alguna disculpa por todo el mal que se nos causó? – dejó de mirarlo para no traspasarle el odio amargo que saboreaban sus labios. Los rayos solares del ocaso siguieron dibujando figuras por la ventana, y elevó la mano nuevamente para jugar con ellos ante la presencia de Ackerman – No tengo tiempo Capitán, la muerte me va llegar mucho antes de lo que planeé alguna vez vivir… ¿Ahora entiende mi neutralidad?

Levi no era de desestabilizarse, pero ver a Eren en un estado tan moribundo lo sacó de su estructurada firmeza. Analizó esos ojos verdes que tanto lo atraparon desde que se conocieron, y creyó que sería precioso volver a ver determinación y esplendor en ellos. Sabía que de a poco lo estaba perdiendo, y se culpó a sí mismo por no haber actuado al menos un año atrás cuando comenzó a notar los cambios.

-¿Era por eso por lo que luchabas y te mantenías firme? ¿Por recorrer unos míseros kilómetros de tierra lejana?- la pregunta lo sorprendió al chico; momento que aprovecha el mayor para seguir pinchando – Es algo lastimero. Tu mamá, incluso Petra y los demás estarían decepcionados.

Ante esa acusación, la rabia brotó en el corazón y mente de Eren, expulsando maldiciones y agresiones verbales hacia el capitán en forma de gritos, tachándolo de estúpido, insensible y egoísta. Se le agitó el pecho y la sangre, se dejó llevar por la impulsividad y cedió a la necesidad de estallar tan fuerte como en todos esos meses no pudo.Cuando terminó de desahogarse, entendió lo que había pasado: el mayor había logrado hacerle reaccionar y salir de su trance imparcial; habia tocado sus puntos débiles a propósito. Y contra todo pronóstico esperado por Eren, Levi presentó una faceta satisfactoria y orgullosa de lo ocurrido.

-¿Ves como no sos neutral? Todavía te queda vitalidad –le dirigió un semblante calmo y seguro – Eren, sos muchas cosas, pero no sos ni insensible ni desgraciado.  Y si lo que te preocupa es la cantidad de tiempo que vivas, no deberías tomarle tanta importancia ¿O ya olvidaste el miedo que experimentaste al salir en tus primeras expediciones? Esa angustia provocada por la incertidumbre de si ibas a volver con o sin vida…

Y tenía razón en eso; ya había olvidado las oscuras sensaciones que le recorrieron el sistema nervioso en las misiones. Con tanto progreso dentro de los muros, olvidó el verdadero miedo de cuánto tiempo se vivía.

-La muerte nos va llegar a todos Eren, antes o después de lo que esperamos, pero es seguro que nos va llegar, somos conscientes de eso al momento de ingresar a la Legión – el chico no le desvió la vista – Disfruta y valora el tiempo que te quede en vez de pudrirte en tus pensamientos. Nada te va devolver los momentos cálidos que te pierdas por encerrarte en vos mismo.

Fue en ese momento preciso donde el chico comprobó que las palabras dichas por Armin semanas atrás eran ciertas: él recuperaba su humanidad estando con el Capitán.

La primera sonrisa sincera de la semana se dibujó en su cara mientras enrojecía; ya no le pudo sostener la mirada y la enfocó en la taza vacía. Salió de su trance cuando sintió la mano de Levi inspeccionarle y toquetearle la punta de sus cabellos.

-¿Qué hace Capitán? – de su voz salió más una risa que una pregunta mientras se dejaba hacer. Le gustaba ese toque cariñoso que expresaba muy de vez en cuando el superior.

-Nada, estoy notando que te creció bastante el pelo – tironeó de éste cuando dejo de acariciarle la cabellera. El menor se quejó.

-¿Por qué arruina el momento tan fácil? – le recriminó.

No pudo seguir quejándose; Ackerman se había parado de su asiento para acercársele sobre la mesa y besarlo. Un contacto terso y lento, sin segundas intenciones. Correspondió al beso y lo continuó al posar su mano en la nuca azabache y rapada del mayor, jugueteó con la sensación rasposa del cabello corto e intensificó  el movimiento de sus labios al separarlos y unirlos de nueva cuenta. Sintió el hormigueo en el pecho y le ardieron los pómulos; Levi estaba ahí, y lo estaba besando, le estaba acariciando la cara y convidándole el sabor de su boca. Sonrió en medio del beso para morderle el labio inferior.

Detrás de la puerta, por la abertura de la cerradura, Floch observaba el contacto que subordinado y capitán compartían. Vio como de manera imprevista el mayor cortó el contacto para susurrar algo en la oreja del Eren. Se retiró del lugar para no ser descubierto espiando; sintió que ya había observado lo suficiente para comprobar las sospechas que le sembró la Policía Militar.

Era definitivo, tenía que denunciarlos cuanto antes.

 

11: 35 AM

Cinco días después del descubrimiento de Floch, el fin de semana llegó, y con ello el momento de ir al distrito de Sina a cumplir con su parte del trato.

Sobre su cama se encontraban los documentos que le entregaron para realizar la acusación contra Eren y Levi. Los leyó una y otra vez antes de salir del Cuartel, corroborando no tener fallas en la redacción y los detalles necesarios para sostener la denuncia. Finalizada la revisión, los guardó en una carpeta marrón y salió del lugar en dirección a la Ciudad. Mientras el caballo trotaba con mayor rapidez sobre la calle de tierra, sintió que por fin, después de tanto tiempo, le llegaría el castigo al Capitán por dejarlo morir a Erwin.

Dentro del establecimiento lo recibió la asesora personal de la Reina, quien le tomó la denuncia en un libro de actas para traspasarlo a asuntos internos. Forster había especificado que la Reina misma tenía que leer su denuncia ya que era algo grave.

-No se preocupe joven. En este momento no va ser posible que Historia lo atienda, se encuentra en el parlamento, hoy mismo se promulga una ley. Pero en cuanto regrese le pasaré su mensaje  de inmediato.

-Se lo agradezco. Le pido por favor me notifiquen de lo que ocurra.

Sin más que hacer, salió del complejo. En muy poco tiempo los encarcelarían, y se alivió de aquello.

 

19: 53 PM

-Levi… ahh

Como bien sabemos, el fin de semana llegó. Los reclutas aprovecharon tal ocasión para concurrir a sus pueblos natales o a la Ciudad. Lo importante de esto es que tanto Capitán como subordinado quedaron completamente solos en el Cuartel; por primera vez  nadie se quedó en el lugar, ni siquiera Hangie, quién tenía una junta  programada para ese día con Historia. Por tal razón, decidieron ellos también utilizar esa oportunidad a su favor, y Ackerman no tardó en llevarse a  Eren a su habitación para seducirlo. Debajo del cuerpo del mayor, el chico soportaba las descargas eléctricas que le recorrían la columna vertebral por los besos y succiones en su cuello.

Las manos no se le quedaron quietas, contorneó los glúteos del Levi por sobre el pantalón blanco del uniforme. Expuso más de su piel cuando el contario bajo con besos hasta su pecho, y el cabello negro que caía sobre la frente le hizo cosquillas en sus pectorales. Pero lo más embriagante de todo eso era olor del lugar. Carajo, el cuarto irradiaba la fragancia ácida y masculina del mayor por todos lados, desde las prendas dobladas pulcramente en la silla hasta la cama donde estaba recostado, con un hombre diez años mayor que él arriba suyo.

Entre pensamientos embriagadores, escuchó un quejido del mayor  y volvió la vista para encontrarlo con el ceño fruncido y un semblante disgustado.

-¿Por qué paras?

 El mayor le señalo con la quijada el pecho.

-No puedo dejarte marcas, tu composición titánica las hace desaparecer – le dijo en un tono grotesco.

En los siguientes segundos Eren se dedicó a reír bien fuerte por la decepción de su superior al intentar hacerle chupones. Adoró esa actitud tan humana en infantil que mostró por primera vez.

-Ser caprichoso no te queda, Levi -  el mayor le daba permiso de llamarlo por su nombre al estar solos.

Ackerman habría contraatacado diciendo que podía ser igual de caprichoso que él, para luego meter su mano bajo la ropa interior del chico; pero no concretó aquello porque escuchó desde la ventana entreabierta los trotes de un caballo aproximarse al Cuartel. Se paró de la cama mientras abotonaba su propia camisa, la cual había sido abierta por Eren en medio de los besos. El chico, obviamente confundido por tal alejamiento, lo miró interrogante.

-Arreglate, alguien viene al Cuartel – fue todo lo que dijo para recoger el pañuelo del piso y ajustárselo al cuello.

En menos de cinco minutos, ya se encontraban aliñados. Una vez en el comedor, los golpes a la puerta principal se hicieron resonar, y fue Jaeguer quien abrió la entrada para encontrarse con varios soldados de las Tropas Estacionarias; algunos aún sobre sus caballos, otros esperando de pie frente al acceso.

-¿Puedo ayudarlos en algo? – el tono con el que preguntó aquello fue asquerosamente antipático.

-Buscamos a Levi Ackerman y Eren Jaeguer. Se realizó una denuncia en su contra, van a tener que acompañarnos por favor- comentó mientras le entregaba al chico la orden que requería de su presencia y  la de su superior por desacato al reglamento militar y homosexualidad.

 Desde el pasillo, el mayor escuchó a la perfección lo que ocurría, y se acercó hasta topar con los guardias. Cuando Eren quiso reprochar tal denuncia, el contrarió le hizo un ademán de callarse y dejarse poner las esposas.

Ya esposados, fueron metidos dentro del carruaje con el que las Tropas llegaron para llevárselos al distrito Sina. Dentro del compartimiento, intercambiaron miradas dudosas.

-¿Cree que salgamos de ésta?

Levi no pudo transmitir confianza en su mirada.

-Ya lo vamos averiguar.

Notas finales:

Se viene la parte complicada del asunto. Gran parte de los sucesos que van a ir ocurriendo a continuación  son  entrelazados con hechos reales de mi país (Argentina) y parte del maga para darle un sentido realista. Espero les haya gustado y si quieren manifestar dudas, las escucho.  Besos!

 


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