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Sacrificial bull. por Master weasel

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Notas del capitulo:

Perdonen por no actualizar tan rapido, para los que creo que son los lectores de este tocho ya que no recibo muchos comentarios :x, eh tenido algo de trabajo en estos dias n.nU.

Por cierto, Gran Torino es abuelo biologico de Katsuki en este fic, en primera porque si, y en segundo porque el personaje se encuentra vinculado con otras cosas que saldran mas adelante :v

Quizás una de las particularidades de la vida antigua era la superstición. En tiempos en que la negrura de las noches inundaba cada calle y cada poblado, y lo único que servía para iluminarse era la luz de una vela o de una pequeña lámpara colgada en la esquina de tu casa, era de esperarse que cualquier ruido generara una alteración de conciencia. Y en una época en donde la gente carecía de información corroborada de forma científica, daba paso a que las ideas volaran y se creará la fantasía. 

 

¿Acaso el que acecha desde la oscuridad era un hombre o una bestia? ¿Oh acaso era la combinación de los dos? 

 

Un miedo alentando por aquella sensación evolutiva que decía que el hombre era una presa, y que en cualquier momento un rival de tu misma u otra especie podría hacerte daño. 

 

La llegada de los quirks hizo que mucha gente olvidara el miedo que caracteriza al ser humano, para dar paso al pensamiento lógico sobre el sobrenatural, pues teniendo poderes, los humanos podías hacer casi cualquier cosa. 

 

El problema procede en que, en un mundo lleno de posibilidades para una presa despistada, le haya dado armas a los depredadores para pasar desapercibidos. 

 

Capítulo 3

El ogro y la sombra.  

Parte 1

 

Para Katsuki, los años no pasaron en vano. A sus 14 años ahora era un chico alto, fornido, para muy pocas chicas de su instituto bien parecido, y para los demás un tipo muy fuerte pero con una expresión que haría llorar a un niño pequeño. Mucha gente en la escuela lo conocía por tener un excelente control de su quirk, y ser un genio para usarlo; ya que en gran medida notaban lo poderoso que era. 

 

Y no era para menos, había estado entrenando desde pequeño. Sus explosiones habían comenzado a crecer con el tiempo, y también la necesidad de mejorar su fuerza física para controlarlas, por lo que a la edad de 10, los abuelos de Katsuki, los padres de su madre, decidieron salirse de Osaka para ir a vivir cerca de ellos en la isla de Okinawa. 

 

Resultaba que tanto su abuelo, un fulano canoso de baja estatura con cierta mala leche de nombre Torino Daidoji, como su mujer, Mikasa, un bella rubia quien a pesar de casi rozar los 60 años no se miraba más allá de los 40, eran agentes de gobierno retirados. Su madre sabía de antemano que ambos habían lidiado con héroes y chicos en entrenamiento para ser héroes años atrás, por lo que les pidió de favor si podían ayudar a Katsuki con su meta. 

 

Y si, Katsuki aun después de todos esos años seguía queriendo ser un héroe. En su cabeza aún rondaba la idea de ser el número uno de Japón, y ser reconocido por ser el hombre más fuerte sobre todos en su país. De ahí a que su abuelo, quien a pesar de su edad parecía que no se podía estar quieto un segundo, le ayudara con el control de su quirk. El anciano Torino solía decirle que si bien pensaba que su nieto era muy bueno para usar sus poderosas explosiones de manera controlada, y hasta creativa, tenía muchos, pero que muchos problemas con su actitud. 

 

No era para menos. Sus compañeros de la secundaria lo veían hasta cierto punto con miedo, pues era medio bravucón. Era muy fácil llegar al límite de su carácter, y eso lo hacía rabiar, volviéndolo una persona explosiva figurativa y literalmente. Como siempre buscaba como estar arriba de los demás, a veces su mal carácter sacaba lo peor de él. 

 

Sus abuelos le decían que quizás debía ser más paciente, él les decía que para golpear buenos para nada, ergo villanos, ladrones y traficantes, no se necesitaba ser amable, se necesitaba ser fuerte, y eso era en lo que Katsuki se estaba especializando. Además, sus abuelos eran los únicos que le corregian de forma enérgica; la gente a su alrededor suponía que se volvería un héroe fácilmente porque nadie podía vencerle. 

 

Katsuki quería creer eso último. La única persona que él sabía que podía vencerlo con facilidad se alejó de su vida años atrás para el pesar del rubio cenizo. Aquel amigo que todos en el vecindario consideraban como el titán invencible desapareció de la faz de la tierra sin que Katsuki pudiera decirle un adiós. 

 

Era algo que rondaba a veces su cabeza cuando la nostalgia lo invadió. Se preguntaba que había sido de Deku y si dejo de lado la idea que todo el mundo trato de meterle en la cabeza sobre volverse un héroe y eso. Lo peor, sin embargo, era imaginar lo contrario. ¿Y si no era así y ahora era mucho más fuerte que él? Rondaba por su cabeza la idea de que nunca sería el héroe número 1 de Japón si debía competir contra ese mastodonte, y se quedaría a su sombra como antes.

 

Katsuki trataba de que esas ideas no se le subieran al cráneo. No le gustaba que sus malditas inseguridades le jugaran una mala pasada. Él era el mejor, y el más fuerte, y eso se lo demostraría a Deku algún día. 

 

Sin embargo, sus perspectivas cambiaron durante una tarde. 

 

Era la última semana antes de las vacaciones de verano. Katsuki se estaba quedando con sus abuelos, sus padres se fueron a una exhibición de la compañía de modas para la que trabajaban, y se iba a quedar solo. Así que, mientras sus viejos estaban en Florencia, él estaba recibiendo la misma cantaleta mañanera de todos los dias, solo que esta vez por parte de doña Mikasa. 

 

- ¡Katsuki! ¡Ya arreglate, con un demonio, que vas a llegar tarde al colegio! - escucho gritar a su abuela. 

- ¡Son las 5 de la jodida mañana! - replicó el chico mirando el reloj.

- ¡Mientras más temprano estés listo mejor, no me hagas subir!

 

Sabiendo que su abuela tenía fuerza como para voltear el colchón, algo que para su mala suerte comprobó el primer día que estuvo en su casa, decidiò no luchar y levantarse a regañadientes a arreglarse para ir a la escuela. 

 

Para Katsuki, la vida escolar era un jodido tormento. Cada día que pasaba en el tercer grado en Aldera le parecía más y más tedioso, y eso que apenas entraron en abril. Las clases se le facilitaban demasiado, sus compañeros eran encimosos y aduladores, los maestros daban clases de forma desgana, sin poner nada de entusiasmo en sus lecciones, los directivos no se preocupaban por poner en orden los disturbios, en la escuela todos parecían fantasma, y lo único no aburrido del día era la clase de inglés, que básicamente era la única que a Katsuki le presentaba un mediano reto. De resto nada. Era otro dia en los cuales iba a tener que verse con otros bravucones queriendole retar, tener a su banda pegándose a él como lapa, y a los profesores haciendo como que enseñaban.  

 

Solo estaba preparándose para el día en que pudiera entrar a la UA, la mejor y más prestigiosa preparatoria en Japón, y la cual justamente estaba en su isla. Esta tenía un programa de entrenamiento de superhéroes que básicamente podría catapultarte a tener buenos puestos en la profesión, y Katsuki no podía desperdiciar esa oportunidad de entrar a la escuela de sus sueños, por mas que dijeran que era sumamente difícil entrar. Aun si tenía que pasar otro tortuoso año en Aldera para lograr su sueño. 

 

Así pues, Katsuki bajó a la habitación principal donde estaban sus abuelos viendo la televisión. Le habían dejado a Katsuki una comida abundante con arroz, fruta, rollos de huevo con catsup, sopa miso y tres boquerones fritos, más un almuerzo puesto dentro de una lonchera. Al menos agradecia que en la casa de los ancianos había tiempo de sobra para hacer comida, su madre medianamente le preparaba el desayuno con todos los pendientes.

 

Katuski comenzó a comer, observando de reojo al presentador de noticias. Al parecer un robo a gran escala dejó algunos lugares del centro de la ciudad en una situación peliaguda, y debido a la acción de la policía y dos héroes novatos, se iba a tener que desviar el tráfico. 

 

- Meh, lo bueno es que vamos temprano, hubieras llegado tarde a la escuela con este maldito jaleo - replicó Torino desde su sillón. 

- ¿Cómo vamos? Yo tengo que tomar el metro. 

- Tu abuelo te llevará en el auto, va ir a comprar los víveres para la casa y va de paso por tu escuela - sentenció la dama de la casa. 

- Hablando de eso MikaMika, ¿necesitas que traiga algo más a parte de lo de siempre?

- Solo patatas fritas para el programa de la tarde. 

- No se porque les gusta tanto ese programa de concursos, el presentador se me hace un tipo muy ruidoso, y el humor de los sujetos que manejan la serie es super insufrible - replicó el chico. 

- Ots, no te quejes, cuando eres viejo y no entiendes el humor nuevo, te conformas con cualquier tontería que te hace medio reír - le replicó su abuelo - Como sea, dejate de cosas y termina de comer, que nos vamos en 15 minutos. 

- Apenas van a ser las 6 de la maldita mañana, ¿acaso planeas dejarme en la entrada de la escuela muriendome de calor?

- Como eres quejica Katsuki, solo haz lo que te digo - le volvió a replicar su abuelo - No creo que alcancemos a llegar temprano con media ciudad bloqueada por que una cría de tamaño gigante decidió usar su trasero para detener un robo - el anciano luego dio un suspiro - Bruh, pareciera que cada vez hacen más esto para llamar la atención y no para hacer su jodido trabajo. 

 

Katsuki ignoró el último comentario de su abuelo, dejó los palillos y agradeció a su abuela por la comida antes de ir por su mochila. Su abuelo aprovechó para ir por su bastón, y se fue detrás de él con la bolsa del mercado y una boina en su cabeza. Después de encender el coche, ambos varones tomaron camino con la radio encendida fuera de su barrio, solo para terminar atorados en un tremendo embotellamiento unos cuantos minutos dentro de la calle principal. 

 

- Maldita sea - se quejó Katsuki. 

- ¿Ya vez? Te lo dije - sentenció su abuelo - Y seguro las líneas del metro deben estar atestadas también.

- Detesto cuando tu y la abuela tienen razón en alguna mierda, siempre termina pegandome en la cara. 

- Por algo dicen que el diablo sabe más por viejo enano - levantó la ceja el anciano. 

 

Mientras iban por el puente que conectaba al suburbio con la ciudad, Katsuki pudo ver de reojo la academia UA, la cual se alzaba entremedio de las pequeñas casas que estaban atiborradas a sus alrededores. La escuela era enorme y fácilmente cubría un par de manzanas, por lo que sí que era vistosa. 

 

- Oye, ¿podríamos ir a entrenar este fin de semana?

- Misma rutina, ¿no? De verdad estás empeñado en ir a esa escuela. 

- Quiero que mi camino para volverme un héroe sea genial, ¿si? La UA es una buena escuela. 

- Me parece que escuela privada con menos prestigio, pero con un programa académico igual de bueno, y más centrado a la aplicación de ley como la Shinketsu te vendría mucho mejor para lo que quieres. 

- No tengo ganas de ser uno de los boinas, va puro rechazado de la UA ahí.

- Bueno, siento que podría servirte más para tener en cuenta que la vida del héroe no solo es pegarle a puros pobres diablos. 

- Y van con eso de nuevo. ¿Qué tiene eso de malo? ¿Por qué tu y la abuela me ponen tantos peros? Y es que de entre toda la gente, siempre que menciono algo asi o son tu o la abuela siempre me dicen que debería hacer otra estupidez. 

- Solo digo que veas tus posibilidades. 

- Yo se que eso no es cierto. ¿Acaso no confían en que me volveré un gran héroe, o que mierda? - se exaspero el chico. 

 

Don Torino suspiro. 

 

- Claro que no Katsuki, sí que creemos que tendrás futuro como héroe, pero no como el top de los top como lo quieres tu. 

- ¿Que? 

- Escucha la opinión de alguien que trabajó con héroes durante décadas. Como eres un chico rudo que lo que quiere es trabajar solo, resolviendo casos y rompiendo narices, quizás te iría mejor dentro de la facción underground, yendo al lado de la policía y de héroes de rescate. 

- ¿Y eso que? Esos tipos nunca son tomados en cuenta para la posición de popularidad, o al menos no como la gente de agencia con tiempo completo. ¡No voy a convertirme en un refuerzo de los brazos de la ley!

- Pero va más concorde a lo que quieres, te permitirá desarrollarte en otras cosas a parte de lo de héroe. 

- ¡Y con una mierda! ¡¿Cómo se supone que voy a saber que soy fuerte si nadie se da cuenta de que lo soy, viejo?!

- Y ese es el problema que vemos tu abuela y yo. Ser héroe de tiempo completo no solo significa sacar a relucir el músculo, se trata de mantener segura a la ciudadanía frente a problemas ambientales y criminales. Llámame anticuado si quieres, pero veo a montones de chicos aspirando y entrando al puesto con esas mismas ideas tuyas, y siento que eso tiene como consecuencia a gente descuidada que termina provocando problemas innecesarios, como este maldito embotellamiento de ahora.  

 

Katsuki escuchó el pitido de los autos y observó los edificios con muescas mientras pasaban por la calle hacia su escuela. Ya era algo a lo que él estaba acostumbrado a ver, pero era una cosa de la que su abuelo no perdía detalle. El chico dio un tumbo en el auto del anciano. 

 

- Y una mierda, ¿eso que? Los villanos no son gente cuidadosa, harán daño a todo lo que se cruce su maldito paso... 

- Entiendo que los villanos no se miden, a veces hay que hacer cosas drásticas. Pero un héroe debe preocuparse menos en romper cráneos, y más en evitar víctimas ya sea por acción del villano o por acciones propias. ¿Qué pasaría si alguien muere mientras tratas de aprender a alguien con rapidez? ¿Oh si incidentalmente matas al villano que trataste de aprender? ¿Qué pasaría si por alguna inacción o una mala decisión, alguien termina herido o muerto? No sería la primera vez que he visto algo así. ¿Vivirías con eso? 

 

Katsuki tragó saliva con solo pensarlo, pero aun asi respondio. 

  

- Oh maldita sea. ¿Y al final porque me dices esto? - pregunto Katsuki un poco más exasperado. 

- Bueno Katsuki, cuando te pregunte cuando era niño porque querías ser un héroe, me dijiste que querías demostrarles a todos que eras el más fuerte, porque a los héroes nadie los podía vencer. Tienes 14 años, y parece que la meta y las razones no han cambiado del todo - dijo el anciano en un tono tranquilo - Ya te mencione que un heroe debe preocuparse por evitar que haya más víctimas, pero parece que eso a ti no te ha pasado por la cabeza; no te culpo claro, a como están las cosas creo que mas bien nadie te lo mencionó hasta ahora. Pero aun asi me hace preguntarme, ¿en realidad solo te quieres hacer un héroe para demostrar que eres el hombre más fuerte de Japón? 

- ¿¿Y por qué tendría eso algo de malo?? Si soy fuerte nadie me vence, y nadie se mete con otros, ¿o qué? ¿No es eso lo que hace un héroe?

- Más o menos. No solo es el hecho de que hay villanos a los que les puede importar poco si eres el hombre mas fuerte del universo; aún puedes hacerte ver como el hombre más fuerte de todo Japón haciéndote un deportista super destacado, el mejor militar, el mejor policía, el empresario más rico. No creo que necesites ser un héroe para eso, y gente así de destacada también sale en las noticias - mencionó el señor Torino de forma calma. 

 

Katsuki se cruzó de brazos y Torino se volvió a su nieto cuando se quedaron parados otra vez 

 

- Quizás crees que te digo esto para que dejes de lado tus sueños, pero no es así. Hace un mes le plantee a tu abuela eso después de tu entrenamiento, y por eso me dijo que necesitabas esta charla. No porque no creamos que puedas ser un héroe, sino porque necesitabas un guía para que la carrera que elegiste no te de malas sorpresas, palabras ella. A la vez, ella me dijo con preocupación que se le hacía todo muy raro, ¿porque quieres demostrarles a todos públicamente que eres fuerte? O mejor dime, ¿a QUIEN le quieres demostrar que eres el hombre más fuerte de Japón? 

 

Katsuki se puso blanco con esa pregunta. Su abuelo era suspicaz, lo noto desde que comenzó a entrenarlo; ¿Pero cómo demonios respondía a eso? Ni siquiera él mismo lo sabía, mierda, que ni siquiera se había puesto a pensar en eso. ¿De verdad estaba haciendo todo eso por llamar la atención, y si era así, la atención de quien?

 

...Deku...

 

NO. ¡Absolutamente no!

 

Katsuki se hundió en su asiento, esta charla lo estaba dejando exhausto. 

 

- Piensan las cosas demasiado - le respondió - No lo entenderias... 

 

El anciano simplemente negó con la cabeza. 

 

- Relajate hijo. Solo es un consejo que te dejamos tu abuela y yo. 

- Si, si, si. Se que me quieren decir que para ser héroe no tengo porque resolver todo con la fuerza, y que no vale ser fuerte si no soy compasivo. Pero meh, los buenos para nada que tenemos como villanos no dan pie de tregua. Ustedes despreocupense, no estoy tratando de que algún maldito extra me mire, soy solo yo, y sé perfectamente que es lo que estoy haciendo y que es lo que quiero.   

- ... Bueno Katsuki, como quieras. De todos modos ya llegamos - dijo el anciano estacionandose - Sales a las 2, ¿verdad? ¿Quieres que pase por ti?

- Nah, puedo llegar a casa, si no llego a comer avisare. 

- Va pues, no te entretengas en el arcade. 

- ¡¿Pues acaso crees que tengo 10 años?!

- Según tu madre, no sería la primera vez. 

 

Katsuki refunfuñó, pero le dio las gracias a su abuelo por traerlo. Solo vio al viejo compacto irse por la carretera mientras los amigos de Katsuki poco a poco se reunían para la clase. Estaba seguro de que por el embotellamiento medio mundo iba llegar tarde.

 

"¿A quien quieres demostrarle que eres fuerte?"

 

Katsuki apretó los dientes, solo esperaba que eso se le saliera de su cráneo con las aburridas clases que debía de tomar. 

 

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Después de las 2 de la tarde. 

 

- Oye Kat, ¿no quieres venir al arcade? - le dijo uno de sus compañeros de escuela. 

- Ya te he dicho que no me llames así - le respondió - Y no tengo ganas, debo ir a hacer otras cosas. 

- ¿Vas a ir a entrenar para entrar a esa escuela, la UA o como sea? Pero si te falta casi que un año para hacer el examen de admisión 

- ¿Y eso a ti qué te importa?

- Viejo, por algo es la mejor preparatoria con programa para educación de héroes en todo Japón, no van a dejar entrar a cualquier pelagatos. 

- ¡¿Y con eso que estás insinuando, bueno para nada?!

- No Kat, yo solo decia...

- ¡Vete al cuerno! ¿Quieres? - Resoplo Katsuki - A diferencia de ustedes, extras mediocres de medio pelo, yo sí tengo aspiraciones y no me conformo con medios tantos. Voy a ser el único de esta escuela asquerosa que va a entrar a la UA, ¡y más les vale que no me estorben!

 

Katsuki se fue alejando de los sujetos mientras metía las manos en sus bolsillos. No le importaba la opinión, ni los sentimientos de los chicos que se juntaban con él; Katsuki no los consideraba sus amigos, pues sabía que esos sujetos solo estaban con él por protección. Era un asunto que le alteraba, casi todos los que estaban a su alrededor eran personas interesadas, ya fuera por su quirk o por querer tener una posición en la escuela.

 

El rubio pateó una lata de soda que estaba en su caminata. Debía de tomar ahora el tren, pues parecía que ya la cosa de la mañana se había calmado. Aunque aún pensaba en las palabras de su abuelo, ya estaba un poco mejor al respecto. Le enseñaría a los dos ancianos que él podría con la profesión. 

 

La lata que Katsuki pateó repentinamente se paró en la tapa de una alcantarilla, que tembló ligeramente, hasta que se quedó estática. Luego de eso, el rubio escuchó un ruido; era como si hubiera algo debajo de sus pies, moviéndose en la calle por las tuberías. El chico entró en cierta alerta, cuando repentinamente sintió algo húmedo y baboso tocando su pantalón. 

 

Un tentáculo salió de la alcantarilla y lo jalo hacia él. Katsuki pronto sintió en su cuerpo una deforme masa babosa, y noto a un sujeto de horrible apariencia; verde, viscoso y con lo que creyó Katsuki era un ojo hinchado. Tomo al chico de la pierna y empezó a envolverlo con su cuerpo lodoso. Katsuki trató de usar sus explosiones para zafarse, pero el cuerpo de este sujeto era demasiado suave y no podía moverse. Mientras más luchaba, más se undia, y menos podía usar sus palmas explosivas. 

 

- ¡Deja de moverte mocoso! ¡Necesito tu cuerpo para salir de este maldito lugar! 

 

Por el tono de voz, el sujeto parecía preocupado y asustado. Aplasto a Katsuki contra su cuerpo, con la esperanza de poder usar su boca para entrar en el chico. Katsuki escuchó un murmullo provenir de este sujeto, diciendo que iba a matarlo y usar su cuerpo como marioneta. Trataba de entrar por su boca o su nariz, pero el muchacho usaba la nitroglicerina de sus palmas para quitárselo de encima, o lo poco que podía antes de comenzar a sofocarse. Pronto apareció humo, pero parecía que los transeúntes en aquella calle abandonada no estaban prestando atención. 

 

Lo malo aquí era que Katsuki no podía gritar, porque si lo hacia, el sujeto entraria en su cuerpo. 

 

- ¡¡Ya deja de luchar pequeña mierda!! ¡Seguro no tardan en encontrarme, y nos va..!

 

Un sonido arriba de sus cabezas y el hombre paro. 

 

Fuera lo que fuese lo que le estaba provocando miedo a su atacante, estaba arriba en los tejados. El villano de lodo permanecio tieso, su tembloroso cuerpo y su ojo bueno estaban completamente en alerta a los sonidos que iban y venían entre los techos. El rubio aprovechó eso para lanzarle una explosion poderosa directamente hacia su cara, lo cual hizo que el tipo diera un alarido y lo soltara. 

 

Katsuki derrapó sus zapatos tratando de levantarse y correr en dirección opuesta, pero el sujeto lo volvió a agarrar con su tentáculo. 

 

- ¡¡No te vas a largar, no me vas a dejar aquí solo con esa cosa!!

 

Katsuki estaba más que listo para lanzarle otra explosion, pero se le vino un calambre en su muñeca. Una mierda inoportuna, pensó, eso solo le pasaba cuando comenzaba a sentir su quirk cansarse. Había usado toda la tracción de sus palmas para sacarse a aquel hijo de puta de encima, y justo ahora la nitroglicerina de sus manos estaba queriendo fallarle. 

 

Katsuki se preparó para que el tipo tratara de sofocarlo de nuevo, pero luego escuchó una macabra risa que parecía provenir de las sombras de aquel páramo desolado.

 

De la nada, el villano de lodo fue jalado hacia el callejón que Katsuki tenía al frente,  como si un poder psíquico lo estuviera atrayendo hacia una zona oscura. Se vino un grito desgarrador por parte de su captor, quien trató con todas sus fuerzas de pegarse al pavimento, sin nada de éxito. Katsuki fue soltado debido a la fuerza con la que el villano de lodo estaba siendo arrastrado hacia atrás. 

 

Katsuki iba a ponerse de pie para irse, todo esto le daba un mal presentimiento, pero luego miró hacia el frente. Dentro del callejón estaba lo que creía era una suerte de suéter y pantalones flotantes, no se miraba nada más por la falta de luz. Las sombras de los basureros y las cajas comenzaban a alargarse y fusionarse para tomar forma humana, y haciendo una presencia cada vez más evidente entremedio de aquellas paredes. Katsuki volvió su vista hacia abajo y notó con horror que esa entidad negra había usado el juego de luz para capturar la sombra del villano de lodo, y estaba usandola para atraer hacia su persona al sujeto de lodo. 

 

- Eso no es un espectro - repitió con fuerza Katsuki en su mente para evitar verse asustado - ¡No es un espectro, no es un espectro, no es un espectro! 

 

Se vino otra vez aquella risa, sonaba como la de una chica. Y el movimiento en los tejados volvió. 

 

No era uno, eran dos. 

 

El atacante de Katsuki comenzó a gritar más fuerte, y algo decidió saltar del tejado para taparle la vista. Aquel nuevo era grande, de espalda muy ancha, y estaba jadeando, no por cansancio, se dio cuenta Katsuki, si no con rabia. Lo extraño era que había saltado desde un sitio lo suficientemente alto como para hacerse daño, y aun así le dejó grietas al pavimento. 

 

Ya era obvio porque el villano de lodo se encontraba suplicando por su vida. 

 

- AUXILIO. ¡¡¡AUXILIO!!!

 

Esos dos iban a matar a ese pobre diablo, y todo enfrente de Katsuki. 

 

Hubiera corrido en ese instante a llamar a la policía o hacer algo, pero alguna razón que el chico no podía entender, ninguna de sus extremidades le estaba respondiendo.  

 

Continuará... 

Notas finales:

GUIA DE BOLSILLO DE YOKAI

Kage onna: Cuando hay movimientos erraticos de las sombras en las casas viejas, se dice que la casa atrae a ciertos yokai traviesos como las kage onnas, que son sombras con forma de mujer que se ven caminando entre medio de los cuartos y los pasillos cuando hay medias luces. 

Se supone que son inofesinvos, pero se sabe que su presencia ahugura enfermedades, y estos pueden llegar a hacer la atmosfera de las casas tan rara que seguramente atraera a otros yokai mas grandes y agresivos.  


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