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Fugitivos II: ¿Una razón para vivir? por diidi1897

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Notas del capitulo:

¡Hola!

 

Narra Emil

-¿En dónde está?-fue lo primero que pregunté cuando Sean me abrió la puerta

-En su habitación-respondió mientras ingresaba por completo a la sala. De reojo vi su rostro y me encontré con sus ojos rojos debido al agotamiento

-¿Ha dicho algo?-

-No, nada. Ni siquiera un murmullo-me dirigí al sofá de la sala para dejar mi maletín.

Eran cerca de las 10 de la mañana del día viernes y mi última sesión con Daniel había sido el jueves. El día de ayer.

Sean me había marcado más temprano por la mañana para ponerme al corriente sobre lo que había sucedido durante la noche y lo poco que llevaba el nuevo día

Escena Retrospectiva (Flash Back)

-Dime, Sean-dije al contestar en el segundo tono la nueva llamada entrante

-Es Daniel-dijo-Algo le está sucediendo-

-Dame los detalles-pedí mientras abría mi libreta de notas y tomaba un bolígrafo

-Desperté durante la madrugada porque escuché un ruido en la sala y cuando bajé me encontré a Daniel volviendo el estómago. Primero intenté darle agua, pero no la aceptó e hice que se sentara en el sofá. Le pregunté lo que había sucedido y no me respondió. Intenté insistirle al decirle que tal vez le había caído mal el yogurt que merendó, pero no comentó nada-suspiró-Lo vi asustado y su rostro perdió color-

-¿Qué más sucedió?-

-Le sugerí que regresáramos a dormir, pero ni siquiera pude moverlo del sofá. De nuevo le pregunté si le dolía el estómago y tampoco recibí respuesta. Solo lo convencí de que se acostara en el sofá, pero se mantuvo en vela y viendo de un lado a otro como esperando a que algo lo atacara. Estuvimos despiertos lo que quedaba de noche y a primera hora de la mañana le marqué a Iván para que viniera a revisarlo. Daniel no tiene ninguna herida física e Iván me dijo que parecía estar en shock y que debía contactarme contigo-asentí y revisé la hora en mi reloj. Apenas eran las 9 y media de la mañana

-Escucha, Sean-dije mientras me levantaba de mi asiento. A pesar de que era temprano, desde las 7 de la mañana había llegado a mi consultorio para revisar algunos documentos y por supuesto que no me esperaba éste tipo de llamada. No tan pronto-Parece ser que Daniel recordó algo durante la noche y, como dice Iván, entró en estado de shock emocional-puntualicé-En lo que llego, debes aplicarle los primeros auxilios psicológicos-cerré mi laptop y la guardé en mi maletín-Ya has aplicado la escucha activa y por ahora debes hablar con Daniel mostrando empatía. Al parecer, su shock está provocando embotamiento afectivo y pérdida en sus habilidades cognitivas-relamí mis labios-Intenta hacerlo hablar y que te explique la situación, pero no lo presiones demasiado. Llegaré en 20 minutos-

-De acuerdo-ambos terminamos con la llamada y me apresuré en salir del consultorio.

Fin Escena Retrospectiva (Flash Back)

-¿Tú lo llevaste a su habitación?-pregunté mientras desabrochaba mi saco

-Sí. Tuve que cargarlo- asentí

-¿En dónde está Iván?-

-Se fue hace un momento. Tiene una junta-de nuevo asentí

-Bien, voy a intentar hablar con Daniel ¿De acuerdo? Yo entraré y tú te quedarás afuera de su habitación-Sean asintió y ambos empezamos a caminar rumbo a la habitación de Daniel-¿Vomitó de nuevo?-interrogué

-No-respondió mientras subíamos las escaleras-Pero sigue sin querer tomar agua-asentí

-Puedo atribuir esa reacción física al estado de shock. La impresión ante el recuerdo fue tanta que su cuerpo no encontró otra manera de liberar sus emociones-era mi hipótesis, pero nada debía darse por hecho sin antes escuchar la explicación de Daniel.

Cuando ambos llegamos frente a la puerta de su habitación, me aseguré de tocar tres veces para hacerle saber mi llegada

-Daniel, soy Emil-me anuncié-En éste momento voy a entrar a tu habitación-giré el pomo de la puerta y, muy lentamente, la abrí. Me asomé al interior y me encontré con Daniel acostado en medio de su cama.

Estaba cubierto de pies a hombros con sus mantas y su estado de alerta era bastante notable. La mirada que dirigió a cada zona de su habitación me dejaba en claro que tenía miedo y que estaba teniendo una crisis de ansiedad.

Di un paso al interior y, en cuestión de segundos, su mirada se posicionó en mí. Al darse cuenta de que se trataba de mí, su mirada continuó vagando por cada rincón de su habitación.

Ingresé por completo y cerré la puerta a mis espaldas

-Daniel, soy Emil-repetí mientras elevaba ambas manos para darle a entender que no tenía ninguna intención de lastimarlo-¿Puedo acercarme?-necesitaba su permiso para que no se sintiera amenazado con mi presencia.

Todo su cuerpo y sus movimientos indicaban inseguridad, miedo y un estado de alerta bastante preocupante.

A simple vista se notaban sus escalofríos y su piel pálida.

¿Qué es lo que había recordado como para ponerlo en ese estado?

-Daniel ¿Puedo acercarme?-repetí mi pregunta porque no había recibido respuesta. Y continué sin una respuesta de su parte-Respira, Daniel-le recordé-Estás en tu habitación y estás a salvo-le aseguré.

Y obtuve una primera reacción de su parte. Negó repetidas veces

-No…-murmuró mientras su mirada continuaba de un lado a otro-No…-insistió

-¿No te sientes a salvo?-interrogué mientras daba un paso hacia él. Debía acercarme para tomar su mano y convencerlo de que estaba seguro.

De nuevo no recibí respuesta, así que di otro paso hacia él y después otro y otro.

Cuando estuve lo suficientemente cerca, tomé asiento a su lado

-¿Recordaste algo, Daniel?-con cuidado y paciencia, liberé una de sus manos que se encontraba apresando con fuerza su manta para tomarla entre las mías. Su mirada se movió de un rincón de la habitación hacia nuestras manos-¿Puedes decirme lo que recordaste?-su boca se entreabrió y tartamudeó unas cuantas palabras que no tuvieron ninguna coherencia.

Suspiré.

No había ninguna duda.

Daniel recordó algo y la impresión había sido tanta que su mente no podía ordenar las palabras y, de seguro, también le era imposible ordenar las imágenes

-¿Te parece bien que realicemos algunos ejercicios de respiración?-pregunté y solo recibí un muy débil apretón a mi mano. Eso fue suficiente para mí.

Coloqué mi mano libre sobre su pecho y apliqué apenas un poco de fuerza. De inmediato encontré sus latidos que parecían como si instantes antes Daniel hubiera estado corriendo varios kilómetros, pero sabía que eso era imposible

-Tranquilo, inhala-Daniel solo consiguió hacerla entrecortada y exhalando sin ningún ritmo, pero en verdad, él estaba intentándolo-Aguanta la respiración solo un momento-pedí y Daniel de nuevo lo intentó.

Pasamos varios minutos realizando ejercicios parecidos hasta que conseguimos controlar su ansiedad. Sus ojos ya no iban de un lado a otro cada segundo, ahora solo lo hacían cada 30 o 40 segundos. Era un avance

-¿Quieres tomar un poco de agua?-negó y sentí otro apretón a mi mano.

Comprendí que lo único que quería en ese momento era sentirse acompañado.

Estuvimos en silencio durante unos cuantos segundos. Daniel continuó realizando sus ejercicios de respiración y solo hasta que se quedó dormido, salí de su habitación.

En el pasillo, tal y como le había indicado, se encontraba Sean

-Se quedó dormido-le avisé y él exhaló profundamente-Ya está más tranquilo, pero si no conseguimos convencerlo de que nos diga lo que recordó, empezará a tener pesadillas y los episodios de crisis van a ser recurrentes-

-¿Qué podemos hacer para convencerlo de que hable?-

-Por ahora, nada. El shock no le permite formular palabras coherentes, así que no podremos saber exactamente lo que recordó-empezamos a bajar las escaleras rumbo a la sala-Debemos calmarlo y poco a poco sus pensamientos se ordenarán-

-Y mientras eso pasa ¿Qué se supone que debo hacer?-preguntó y volteé a verlo.

Su rostro, de nuevo, denotaba preocupación

-Quédate a su lado. Lo más importante es que no se sienta solo-recalqué-Regresaré al hospital y hablaré con Iván sobre el avance del antidepresivo. Vamos a tener que empezar a administrárselo-“advertí”. Sean asintió y yo tomé mi maletín-Va a ser complicado, pero lo mejor que podemos hacer ahora es vigilarlo y mantenerlo lo más saludable posible. Que tome abundante agua y que coma bien-me dirigí hacia la salida-Recuerda Sean, la mente de Daniel no está funcionando bien por el momento y en cualquier instante podría desesperarse y buscar una salida para la incertidumbre que está experimentando-resalté-Tendrás que convertirte en su sombra-

-Comprendo-

-De acuerdo, vendré el lunes. Mantenme informado de todo lo que suceda-asintió-Ah, y te sugiero que Lucy y Tom se queden con ustedes este fin de semana para que te apoyen-mencioné y salí de su casa rumbo al hospital.

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Narra Sean

Daniel se quejó en medio de su sueño y mi pulgar dejó de deslizarse por la pantalla de mi celular

-¿Estás despierto?-dejé el celular a un lado y le di toda mi atención a Daniel.

Esperé una respuesta de su parte, pero solo se reacomodó, suspiró y continuó durmiendo mientras yo empezaba a detallarlo. Sus cejas fruncidas, sus labios entreabiertos y uno que otro gesto que hizo, me confirmó que continuaba soñando.

Ambos nos encontrábamos acostados en su cama. Uno de mis brazos hacía función de su almohada y mis muslos daban soporte a sus rodillas. A mi parecer, su posición era un poco incómoda al igual que la mía, pero si Daniel no se movía, yo intentaría no moverme, aunque el brazo comenzaba a hormiguearme

Escuché que tocaban a la puerta de la habitación y después la entreabrían

-¿Ya despertó? Le preparé un poco de sopa-Lucy ingresó con una charola en sus manos y con Tomás siguiéndola de cerca mientras traía a Ben entre sus brazos

-Sigue durmiendo-con movimientos muy lentos fui enderezándome. Intercambié mi brazo por una almohada y Daniel continuó durmiendo como si nada

-La dejaré aquí para cuando despierte-Lucy se acercó a la mesa de noche para dejar la charola y Tomás se sentó en una esquina de la cama. Ambos observaron a Daniel dormir.

Justo después de que Emil se marchara, me contacté con Lucy y le comenté lo sucedido. Ella y Tomás llegaron en menos de media hora con lo esencial para pasar el fin de semana con nosotros

-¿Qué te dijo Emil?-Tomás preguntó

-Que tal vez Daniel recordó algo y por eso tuvo un ataque de ansiedad-me levanté de la cama-Pero por el momento Daniel no puede decirnos lo que recordó-con mis dedos peiné mi cabello hacia atrás y cuando mi mirada se encontró con la de Tomás, tuve una idea-Tomás... ¿Has leído la mente de Daniel?-

-Éstos últimos días, no-negó-¿Por qué?-

-¿Puedes leérsela?-consulté

-¿Ahora? ¿En éste momento?-asentí

-Eh… no creo que sea buena idea-dudó

-¿Por qué?-Lucy preguntó

-Por las pesadillas que me provoqué al leer su mente meses atrás-obvió

-¿Y sigues teniendo pesadillas?-interrogué

-No, ya no. Pero me tomó varios días eliminar sus recuerdos de mi sinapsis-suspiró con pesadez-Pero ya estoy mejor, gracias por preguntar-ironizó.

Lucy y yo lo ignoramos

-¿Entonces?-insistí-¿Volverías a intentarlo?-Tomás hizo una mueca, pero al final terminó aceptando.

Lucy tomó de vuelta a Ben y esperamos en silencio mientras veíamos a Tomás cerrar sus ojos y empezar a relajar su respiración.

En cuestión de segundos, sus cejas se fruncieron

-Qué extraño-abrió sus ojos

-¿Qué viste?-Lucy preguntó

-No vi nada-

-¿Ni siquiera viste lo que te causó pesadillas aquella vez?-interrogué y Tomás negó

-Nada-elevó ambos hombros y su mirada retornó a Daniel-Antes no podía leer su mente por culpa de sus poderes, pero después pude hacerlo-asentí-Y ahora… otra vez no puedo hacerlo-murmuró-Dany ya no tiene sus poderes ¿verdad?-

-Ya no los tiene-afirmé.

-¿Qué pudo haber provocado ese cambio?-Lucy preguntó después de que estuvimos unos segundos en silencio

-Puede ser por el shock emocional que aún tiene. Tal vez su mente creó barreras. Esperemos unos días y volveré a intentarlo-estuve de acuerdo con la propuesta de Tomás

-¿Por qué quieres que Tom lea la mente de Dany?-

-Al saber con qué recuerdo nos estamos enfrentando, podremos buscar una salida. No deberíamos estar perdiendo el tiempo esperando a que Daniel hable-expliqué.

Era complicado.

Era más un presentimiento que un hecho, pero tal vez, solo tal vez, Daniel no iba a tener intenciones de decirnos lo que había recordado.

Jamás lo había visto tan fuera de sí mismo.

Jamás lo había visto en ese estado de alerta. Nunca.

Lo que sea que Daniel haya recordado, fue lo suficientemente impactante como marcarlo de tal manera.

Había sido demasiado.

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-Come otra-pedí.

Daniel entreabrió su boca y me encargué de alimentarlo.

Masticó con lentitud la nueva cucharada de sopa mientras su mirada iba de un lado a otro por toda su habitación. De nuevo se veía ansioso, pero sus movimientos eran lentos y confusos.

Aún era viernes.

Faltaban 15 minutos para las 9 de la noche.

El día se me había hecho eterno porque no había pasado gran cosa.

Durante la mayor parte del día esperé a que Daniel despertara y cuando lo hizo, sus movimientos mecánicos comenzaron. Se pasó varios minutos observando sus manos; analizándolas y viéndolas a detalle. Fue como si jamás las hubiera visto en todo lo que llevaba de vida y ese representara un gran descubrimiento para él.

Un primer encuentro.

Le hice varias preguntas, pero todas fueron ignoradas o, tal vez, no las había escuchado debido a el ensimismamiento que tenía consigo mismo.

Después de que estudió cada detalle de sus manos, se enderezó sobre su cama y, en esa posición, se quedó durante varios minutos hasta que volvió a recostarse para, de nuevo, empezar a dormir.

Despertó cuando el atardecer empezó a caer y en esa nueva oportunidad Daniel aceptó comer la sopa que Lucy le había preparado.

Por suerte, cada acción que le pedía que realizara, la hacía, aunque le tomara lentos y largos segundos realizarla.

Justo como en ese momento

-¿Daniel?-dejé el plato con la sopa sobre la mesa de noche y coloqué mis manos sobre sus hombros para intentar crear contacto visual, pero su mirada no se encontró con la mía y sus ojos se mantuvieron casi entrecerrados-¿Qué sucede?-tomé su rostro entre mis manos y estuve seguro de que sus ojos y los míos, estaban alineados, pero no conseguía ver ese “brillo” que me aseguraba que Daniel estaba viéndome.

Que estaba prestándome atención.

Parecía adormilado.

Se veía ausente.

Desconectado del momento presente.

Era como si no estuviera en frente de mí. Y como si yo no estuviera en frente de él.

Era como si pudiera ver a través de mí. Como si yo fuera algo transparente y su atención se mantuviera en lo que sea que había detrás de mí

-Háblame Daniel-con mis pulgares presioné apenas un poco sus mejillas-Por favor-le rogué.

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Narra Daniel

-Sean te está hablando ¿Por qué no le contestas?-le exigí a mi otro yo y esperé una respuesta de su parte, pero como de nuevo no la obtuve, empecé a caminar con desesperación de un lado hacia otro por el ancho de mi habitación.

No entendía lo que estaba sucediendo.

No comprendía si se trataba de un sueño o de una alucinación. Tal vez no era ninguno de los dos y se trataba de una pesadilla.

Era una extraña sensación y, aún más extraño era lo que estaba viendo.

Me veía a mí mismo sentado en medio de la cama de mi habitación y con Sean a un lado de mí. Me estaba dando a cucharadas una sopa que tía Lucy me había preparado, pero no percibía el olor de la sopa, así como tampoco percibía lo que sucedía a mi alrededor.

No sabía si hacía frío o si la calefacción de mi habitación estaba encendida.

Tampoco escuchaba con claridad la voz de Sean. Era muy poco lo que conseguía comprenderla. Se escuchaba entrecortada y distorsionada.

Tampoco podía sentir sus manos en mi rostro.

Y en verdad que quería sentirlas, pero no podía. No podía.

Me desesperaba

-Ha…me Da…el-ahí estaba de nuevo.

Sean me hablaba, pero no entendía lo que me estaba diciendo.

No lo entendía…

-Ríndete-escuché una voz a mis espaldas.

Y no quise voltear porque ya sabía de quién se trataba

-Ríndete-repitió

-Sigo sin entenderte-respondí

-Solo ven y siéntate aquí -qué gran diferencia.

Esa voz la escuchaba con mucha claridad; como si estuviera hablándome al oído, pero en cambio la de Sean…

-Yo sí puedo hablar con Sean-di media vuelta y lo vi.

Era otro yo.

Sí, otro yo.

Ya éramos 3 en total.

El otro yo se encontraba sentado en el sofá donde llevaba a cabo mi terapia junto a Emil. Las únicas diferencias que existían entre los dos, eran el color de nuestra piel porque la suya era más pálida que la mía, además de que él estaba completamente desnudo.

Ese otro yo, se trataba del ser con el que me había “encontrado” varias veces mientras sufría de dolores inaguantables en el laboratorio.

Y no confiaba en él.

Tampoco confiaba en las palabras que me decía.

La manera en que me veía y me sonreía me hacían sentir inseguro pero, por suerte, no solo estábamos nosotros dos.

La habitación en donde nos encontrábamos yo, mi otro yo de piel pálida y mi otro yo que estaba junto a Sean, tenía las paredes y el piso completamente negras. Mientras que la puerta que daba al pasillo, la otra puerta que daba al balcón, el sofá, la cama y un rincón, resaltaban como si tuvieran una luz propia.

No entendía del por qué solo esos lugares en específico eran los únicos que se veían de entre toda la oscuridad que me rodeaba, pero no me atrevía a dar pasos hacia alguno de ellos.

Por esa razón me ubicaba en el centro y, aunque mi otro yo de piel pálida me decía que tomara asiento en el sofá, no tenía un buen presentimiento de ello. Si lo hacía ¿Iba a pasar algo? ¿Y si no lo hacía? ¿Qué iba a pasar?

Tampoco quería acercarme a mi yo que estaba junto a Sean. Y, aunque al parecer Sean no me veía, mi otro yo sí me veía a mí. El movimiento de sus ojos al seguir mis movimientos en la habitación me lo confirmaban.

Prefería quedarme en el centro de todo hasta obtener una respuesta a mis preguntas.

Mi atención regresó a la cama y vi que Sean continuaba dándome más sopa mientras que la mirada de mi otro yo y la mía se encontraban. En ese momento estuve seguro de que quería decirme algo.

Su mirada y la ligera mueca que había en sus labios me lo confirmaban

-¿Qué quieres decirme?-le pregunté.

Sus labios volvieron a moverse apenas un poco, pero no entendí nada

-No entiendo…-murmuré

-Tienes que decidir-suspiré al escuchar de nuevo su voz

-¿Decidir qué?-pregunté sin girarme hacia él

-Lo que vas a hacer-

-Tampoco te entiendo a ti-

-¿A mí?-hizo una pausa-¿No será a ti?-sus palabras me confundieron aún más. Decidí ignorarlo hasta que escuché sus pasos acercándose a mí-Tienes cuatro opciones-colocó sus brazos sobre mis hombros-La puerta hacia la salida-justo cuando dejó de hablar, la puerta principal de la habitación se iluminó un poco más-La puerta que da al balcón-y la puerta del balcón se iluminó otro poco más-El sofá-no lo vi, pero supe que el sofá también se había iluminado-Y te voy a ayudar un poco-escuché su voz tan cerca de mi oído que me provocó escalofríos-El rincón es el incorrecto-mi mirada viajó hacia el único rincón iluminado de la habitación y, si antes había estado vacío, ahora pude ver a esa cosa, el ello, el monstruo que estaba en cuclillas y del que provenían sonidos viscosos junto a unos metálicos.

De nuevo, como la primera vez que lo había visto, se encontraba dándome la espalda.

De solo verlo mis ojos se nublaron por culpa de las lágrimas, pero no lloré

-Daniel…-escuché con claridad la voz de Sean y mi mirada regresó casi de inmediato a él.

Me encontré con una escena para nada grata.

Mi yo que estaba junto a Sean estaba vomitado la sopa que instantes antes había comido sin ningún problema.

Vi que Sean me ayudaba a girarme sobre la cama para que continuara volviendo el estómago sobre el piso y no sobre mis mantas

-¿Lo ves?-de nuevo escuché su voz-El rincón es la respuesta incorrecta. Solo debes elegir entre la puerta, el balcón y el sofá-

-¿Pero por qué debo elegir entre esos tres?-¿Por qué?

-¿No estás de acuerdo?-sus pasos se alejaron y yo lo seguí con la mirada. Vi que mi yo de piel pálida se colocaba a un lado del sofá-¿Qué tal si empiezas con el sofá?-

Dudé, pero al escuchar cómo mis arcadas no cesaban, empecé a acercarme al sofá.

Tal vez… mi otro yo de piel pálida decía la verdad.

Además, no sabía lo que iba a encontrar del otro lado de las puertas.

Y el rincón era el incorrecto.

Con tan solo ver a ese monstruo, había provocado que mi yo que estaba con Sean volviera el estómago. Eso no parecía ser buena señal.

Había pasado lo mismo que… la noche anterior.

 

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer! <3

Nos leemos.


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