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Azkaban por Liss83

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Fred lo miro un instante y doblo las rodillas para acatar la orden. Se desconectó totalmente y cerrando los ojos se dejó llevar por su instinto. Fenrir lo tomo de los cabellos y movió las caderas sin contemplaciones, minutos después eyaculo en la boca del pelirrojo.

 

 

 

 

-          ¡Arriba! – ordeno Fenrir

 

 

 

Cerrando los ojos para contener sus lágrimas se puso de pie. Su cintura fue rodeada mientras lo hacían girar y sin contemplaciones su espalda impacto en los barrotes de la reja. Cual si fuese una muñeca de trapo, su cintura fue rodeada y sus pies se separaron del piso. Por instinto se abrazó al cuello del otro hombre y le rodeo la cintura con sus piernas

Un grito retumbo en todo el lugar cuando de una sola estocada y sin ceremonias entraron en él. Enterró las uñas en la espalda  de su compañero que se movió dentro suyo darle tiempo a adaptarse

 

 

 

-          Di que te gusta – ordeno Fenrir

-          Mucho – dijo Fred entre gemidos – Alfa. Me gusta muchísimo – y echo la cabeza hacia atrás, mientras su cuerpo era totalmente profanado – ¡Me encanta!

-          Eso tan hermoso – dijo Fenrir besándole el cuello – No sientas vergüenza. Deja salir tu verdadera naturaleza

-          ¡Alfa! – grito Fred viniéndose entre ambos cuerpos mientras Fenrir bañaba sus entrañas con dos golpes mas

-          Me encantas, cachorra – dijo Fenrir mordiéndole el cuello suavemente mientras salía del pelirrojo. Levántate, me enjabonaras el cuerpo

 

 

 

Fenrir se vistió segundos ante que la puerta de su celda se abriera. Como pudo Fred hizo lo mismo, tomaba el plugin que siempre traía puesto, y seguía a su violador por los pasillos mientras sentía como el semen del otro hombre a un corría entre sus piernas

 

 

 

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Se había convertido en un juguete en manos de un sexópata. Un hombre que no conocía la piedad. Alguien que renunció voluntariamente a vivir su vida para complacer a otro. Y ya no había vuelta atrás, por lo tanto decidió que iba seguir su destino sin oponer resistencia. A partir de ese día, fue mucho más sumiso, mucho más complaciente. O como lo diría su Alfa, mucho más hembra tanto fuera como dentro de la cama.

Fenrir jamás tenía suficiente de él. Lo tomaba en cualquier parte y frente a quien fuera. Incluso alguna vez le había dicho que el día que se fuera se lo llevaría con él. Un escalofrío había recorrido el cuerpo entero al pelirrojo, aunque no sabía si de miedo de que cumpliese su palabra o de que solo fuese un juego para el hombre. A veces Fenrir le preguntaba sobre su familia, y él le contaba historias donde  como no conoció a su familia y creció en diferente orfanatos londinenses. Todas eran ciertas, excepto el único familiar que había conocido y su organización le había arrebatado. Jamás le hablaría de… de su hermano

 

 

 

Ese día había sido muy extraño, Fenrir no lo había querido cerca, y andaba cuchicheando con Lucius y Severus, sin embargo no había apartado la vista de él ni un instante. Algo estaba a punto de pasar y necesitaba saberlo cuanto antes

Estaba sentado en las piernas del castaño dándole de comer en la boca mientras el otro lo masturbaba cuando Scabior se acercó y le susurro algo en el oído a Fenrir. Este solo sonrió maliciosamente y asintió una sola vez antes que el hombre se alejara. Por más que Fred se esforzó no alcanzo a escuchar absolutamente nada

 

 

 

-          ¿Buenas noticias, Alfa? – preguntó Fred

-          Inmejorables noticias mi zorrita bella – dijo Fenrir con una sonrisa que le erizo la piel al pelirrojo – inmejorables – y le mordisqueo el cuello haciéndolo reír  tontamente

 

 

 

Tres noches después, ya era hora que todos los reclusos estuvieran en sus celdas, sin embargo de la nada había aparecido alguien en una pasillo oscuro y le había cubierto la boca. Había forcejado y con cada roce sus glúteos frotaban algo duro y caliente.

Tenía que escapar. Nadie que no fuera su Alfa debía tocarlo bajo ningún precio. No sabía si era por el caso de su hermano o por lo que empezaba a sentir por el hombre con el que dormía, pero tenía que liberarse

 

 

 

-          Tranquila cachorrita – dijo Fenrir al oído distinguiendo una sonrisa en su voz

-          Alfa – dijo Fred sorprendido girándose sin salir de los brazos del hombre

-          Me gusta como defiendes ese delicioso huequito solo para mí – le susurró al oído haciéndolo estremecer cuando la sirenas de la prisión se activaron

-          ¿Qué pasa? – preguntó el pelirrojo mirando hacia todos lados

-          Hora de ir a casa – dijo Fenrir

-          ¡Por aquí! – grito alguien cerca y se escucharon balazos

-          ¡Es una fuga! – dijo Fred sorprendido

-          No cariño – dijo Fenrir sonriendo –, es nuestra fuga

-          ¿Qué cosa? – dijo Fred pero una mano cubrió su boca

-          Ya no puedo seguir  de vacaciones – dijo Fenrir – necesito volver a trabajar. Pero tú te vienes conmigo

-          ¿Alfa? – dijo la voz de un hombre – ¿Alfa está aquí?

-          Ya era hora par de soquetes – dijo Fenrir saliendo de la sombra sin soltar a Fred – dame el arma – y el hombre obedeció al instante

-          ¿Entonces de verdad se lo va llevar? – dijo un segundo hombre

-          ¿En verdad creíste que les dejaría mi mejor calienta cama? – dijo Fenrir guardando el arma entre si ropa – hora de irnos preciosa – y tomo bruscamente al pelirrojo del brazo

 

 

Fred fue arrastrado por unos pasillos sucios y malolientes hasta llegar a una puerta de metal que era custodiada por un hombre al Fenrir no dudo en dispararle al corazón. Un poco más allá dos hombres sostenían a Cedrig Diggory y Zacharias Smith completamente dopados. Segundos después dos guardias más, quienes traían a Ernie McMillan y a Justin Finchen el mismo estado que los anteriores

En un movimiento sorpresivo Fred se liberó del agarre de su opresor y le arrebato el arma a uno de los guardias, justo cuando seis hombres aparecían para tomar a los reclusos inconsciente

 

 

 

-          Policía de Scottlan Yearden,  que nadie se mueva – dijo Fred y de manera inmediata cinco armas lo apuntaron

-          Que nadie dispare – ordeno Fenrir – Que nadie dispare. Cachorra baja esa arma. Te vas a lastimar

-          No soy ninguna de tus cachorra – dijo Fred con voz firme – y tú no te iras a ningún lado.

-          Por fin se quita la máscara detective – dijo Fenrir – ¿sorprendido? Siempre supe quien eras y que querías

-          Suéltalos – ordeno Fred – regresa a tu celda ahora mismo

-          Por supuesto preciosa – dijo Fenrir bajando su arma pero antes de tocar el suelo disparo al foco dejando el lugar a oscura – ¡corran!

 

 

 

Se escucharon pasos en todas direcciones, forcejeos, un balazo y un cuerpo cayendo. Los guardias llegaron a tropel al lugar y Fenrir tuvo que huir con sus trofeos dejando atrás a su más preciado juguete, como él lo llamaba

 

 

 

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Después de la huida de Fenrir Greyback, el reo más peligroso de Azkaban, junto a otros cuatro privados de libertad, la seguridad en el penal se había triplicado. El alcaide había tenido grandes problemas, llegando a perder el puesto. Se había descubierto los privilegios que se le concedía a Greyback y los abusos que este cometía con sus compañeros, sin contar los nexos que tenía con una red internacional de trata de blanca. Basando en las investigaciones que Fred había hecho en los meses en el lugar y le había entregado a su ex jefe, los medios suponían que alrededor de setenta hombres habían sido secuestrados de sus celdas con la venia del alcaide para ser llevados al extranjero, especialmente a países del este de Asia y África, en donde eran comercializados como objetos sexuales.

Fred había sido restituido a su puesto con el grado de sargento, y su jefe había declarado que todo se había tratado de un plan para infiltrar a su agente. Se le ordeno al pelirrojo asistir a terapias psicológicos, sin embargo después de seis meses se había determinado un profundo daño y se sugería su internación en una clínica de reposo. Según los reportes médicos, las vejaciones a las que había sido sometido necesitarían al menos dos años de terapia diaria

Las pesadillas se dividían entre la noche que George había sido secuestrado, este llamándolo desde una habitación sin luz y su estadía en Azkaban. A menudo despertaba llorando descontroladamente para luego reprocharse que su cuerpo extrañase las caricias de su violador. Una vez, sin pensarlo sus pies lo habían llevado hasta una tienda de juguetes sexuales, en donde estuvo a punto de comprar un plugin bastante parecido al que había usaba por órdenes de su Alfa.

 

 

 

-          Hola precioso – dijo el hombre detrás suyo mientras examinaba un miembro masculino de goma – ¿No prefieres uno real dentro de…?

-          No sé qué… – dijo Fred girándose furioso, pero todo color se le fue del rostro cuando vio el parecido del hombre con… – Alfa…– susurro

-          ¿Alfa? – dijo el hombre – ¿acaso quieres que te coma el lobo, bonito?

-          Aléjese de mi – dijo el pelirrojo y se fue de prisa

 

 

 

Por más que se proponía dejar de llamar así a ese hombre, simplemente no podía, era más fuerte que él. Meses sin verlo y aún seguía manejando su vida como si él fuera una marioneta

Llego a su departamento y guardo todas sus compras. Fue al baño y se desvistió para mirarse frente al espejo de cuerpo completo

 

 

 

-          ¿Quién eres Fred? – se preguntó a sí mismo – ¿Quién?

-          Mi jugarte favorito – dijo una voz detrás suyo

 

 

 

Y a través del espejo vio el rostro de sus peores pesadillas

 

 

 


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