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Angtruary por Selas

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SIRIUSXSEVERUS


Su cabeza reposaba en la seguridad que le daba estar escondido debajo de aquel lavabo de un cuarto de alquiler, era la primera vez que estaba en un establecimiento como ese, un motel muggle; su insaciable curiosidad y deseo por ir en contra de lo que dictaba su madre lo llevaba a sobrepasar limites cada vez más altos, cada vez más lejos de lo que se suponía que debía ser él. En el mundo mágico era el heredero de una de las casas más antiguas de magos sangre pura y ahí estaba, ocultándose como una rata, sosteniendo entre sus dedos aquel curioso artefacto que había comprado en un antro. Una especie de papel que le aseguraron lo haría experimentar cosas que estaban fuera de ese mundo.


No era asiduo al consumo de aquellas sustancias, ¿Pero que más daba? Nadie podía impedirle hacer lo que quería, nadie podía decirle que podía o no hacer, ahí no estaba su madre para mirarle con desprecio por el simple hecho de ser Sirius. Siguió las indicaciones que le habían dado y se relajó para comenzar a sentir los efectos de aquella droga; su cuerpo se sentía liviano y percibía una fresca brisa rozarle los dedos, sus oídos comenzaron a percibir el aleteo de las aves; elevó su mirada a lo más alto de la pared de ese baño, viendo como un líquido negro escurría de las paredes y mientras más se teñían estas más se deformaban los azulejos; torciéndose mientras ramas gruesas comenzaban a aparecer; el bosque prohibido, conocía muy bien ese cuadro que se formaba ante sus ojos.


Ahora sentía como si estuviera sentado sobre las hojas de los árboles que ocultaban a las criaturas que habitaban en lo profundo del lugar. Llegó a escuchar también el galope de los centauros y los unicornios y también pasos pesados que rompían las ramas que caían al suelo, a varios pasos de él se asomó una figura delgada; a pesar de la distancia podía percibir la agitación de su cuerpo, aunque los débiles rayos lunares no le permitían verle el rostro. Se quedo parado allí, contemplándolo en silencio, aquello no lo perturbo, todo lo contrario, sentía una gran seguridad al verse observado por la figura desconocida, por extraño que parezca le era familiar.


La figura se movió, aun escondida por la oscuridad y por los ropajes negros que hacían parecer que levitaba, pero él sabía que no lo hacía pues escuchaba sus pasos en la tierra. Paso a paso, su respiración se hizo más fuerte, ahora lo atacaba un deseo por verlo, por tenerlo cerca de él. Todo comenzó a desaparecer, ardiendo en llamas azules que no llegaban a él ni a la figura que lo torturaba con su marcha funebre.


—Sirius, Sirius Black


La voz casi fantasmal lo hizo estremecer, mas no por el temor sino por el reconocimiento del dueño de está.


—Snape —Murmuró, le habían dicho que esa cosa lo llevaría a un viaje agradable, que sacaría las imágenes ocultas de su mente.


—Sirius...


Finalmente estaba a su lado, se retiró la capucha negra y entonces pudo confirmar que se trataba de Snape, su rostro pálido y esa expresión de asco que le irritaba tanto, sus facciones que había llegado a memorizar estaban frente a él, totalmente manchadas de sangre, sus mejillas, las ojeras debajo de sus ojos, sus labios antes amoratados ahora brillaban tras un rojo carmesí.


—Sirius


Repetía su nombre una y otra vez, como si aquella fuera la única palabra que conocía, el merodeador comenzó a temer por la imagen frente a él, reaccionó en medio de su alucinación, como si realmente estuviera en el bosque; aun sentado se movió hacia atrás, pero Snape lo seguía, agazapado como un felino.


—Sirius...


El pálido chico metió la mano dentro de su propia capa, como si buscara algo dentro de su ropa, después estiro los dedos hacia él; estaban manchados de sangre.


—¡¿Qué mierda estás haciendo?! ¡Aléjate de mí! — Severus se había abalanzado sobre él, sentándose sobre su regazo, mientras que con sus dedos dibujaba surcos en su piel, lo vio sonreír mientras tomaba su mano que se había ensuciado con la tierra del bosque.


—¿Quieres sentirlo?


Por primera vez el otro decía algo diferente que su nombre o apellido, Sirius no había salido de su estado inicial de pavor cuando se percato que su mano se hundían en algo viscoso, y lugo sus dedos percibieron un palpitar desenfrenado, era el corazón del Slytherin; desbocado y abierto frente a él.


—¿Qué tal? ¿Puedes creer que si tengo uno?


—Suéltame, suéltame Snape.


Severus le sonrió mientras lo obligaba a presionar su mano contra aquel órgano, segundos después la retiró con violencia. Ahora sus dedos sostenían el corazón del chico y este seguía palpitando en su mano.


—Puedes quedártelo Black, aunque lo quieras solo para alimentar a Lupin.


Sirius estuvo por replicar cuando su queja fue silenciada por un beso agresivo y violento, la cabeza le dio vueltas y la oscuridad comenzó a subir por las paredes, el primogénito Black ya no estaba oculto en el baño, ahora estaba recostado contra la puerta por la que había entrado a la habitación.  


 


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