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POCION por Orseth

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CAPITULO 25

 

            La mañana del martes transcurrió normalmente, al menos para la mayoría del alumnado de Hogwarts, mas no así para varios chicos de diferentes casas. Harry no dejaba de mirar hacia la mesa de Slytherin, Ron y Hermione no dejaban de mirar a Harry y desde la mesa de Ravenclaw, cierta chica asiática no dejaba de mirarlo tampoco.

            -Rayos Draco...  -pensaba Harry mientras comía hot cakes-  ¿Por qué tienes que ser tan complicado?...

            -¿A quién tanto mirará?  -murmuró Hermione a Ron por lo bajo.

            -Ni idea,  -respondió este-  no veo a ninguna rubia sentada en la mesa de Slytherin.

            -Yo tampoco... pero creo que no está porque Harry tiene cara de impaciencia... como si esperara a alguien.

            -Seguramente no bajarás a desayunar... -seguía pensando Harry para sus adentros-  eres tan berrinchudo qué prefieres morirte de hambre a verme de nuevo a la cara... ya te quitaré yo esos berrinchitos... -pensó decidido-  no por nada soy Harry Potter, y aunque no me gusta esa "fama", pues creo que por algo la tengo ¿no?...  -Y es que había decidido pasar un buen rato con Draco, no usarlo ni nada por el estilo, era solo que la habían pasado tan bien juntos, cuando no peleaban, que pensó que no había por qué renunciar a eso... después de todo, no estaba enamorado.

            La clase con Slytherin no empató hasta después de la comida, en la de la profesora MacGonagall, en donde uno a uno paso al frente a realizar el encantamiento "Piertotum Locomator".

            Para variar, Hermione realizo a la primera y a la perfección el hechizo, logrando que la pequeña figura de piedra de un gnomo se moviera y le limpiara los zapatos; Harry logró que el gnomo se moviera, y aunque no logro ponerlo a su servicio, cuando menos lo hizo caminar; Ron, después del sexto intento logró que el gnomo se moviera... y pegara la carrera desapareciendo por la puerta que por cierto destrozó al salir; uno a uno fueron pasando, y casi al final de la fila, un chico Slytherin esperaba su turno aparentando mucha calma; calma que no sentía para nada.

            -Señor Malfoy.  -dijo de pronto la profesora MacGonagall.

            -¿mmm?

            -Su turno.

            -¿Cómo?

            -Su turno, señor Malfoy.

            Sin decir nada, Draco pasó al frente de la clase, apuntó al gnomo de piedra y concentrandose lo más que pudo, exclamó:

            -¡Piertotum Locomator!

            La figura de piedra no se movió ni nada por el estilo, lo que hizo fue estallar en mil pedazos haciendo que todos los presentes gritaran al tiempo que se cubrían la cabeza con los brazos.

            -¡Por Merlín, señor Malfoy!  -exclamó la profesora MacGonagall saliendo de detrás del escritorio-  su hechizo fue el peor de todos... ¡por todos los cielos!...  -dijo alarmada al ver un hilillo de sangre escurrir por la mejilla de Draco.

            -Estoy bien, solo fue un rasguño.  -Dijo Malfoy limpiándose la cara con su manga-  ¿puedo intentarlo de nuevo?

            -No, mejor vaya a la enfermería a que le revisen la cara.

            -Dije que estoy bien.  -exclamó Draco mirándola duramente.

            -¿Esta desobedeciéndome, señor Malfoy?  -respondió la profesora alzando una ceja.

            Sin decir nada, Draco se dirigió   a la puerta, pero al pasar junto a Ron, escuchó a éste decir en voz baja a Harry:

            -Aunque pasen mil guerras, lo tonto no se quita nunca.

            -Tampoco lo pobre y lo corriente.  -murmuró entre dientes mirando a Ron directamente.

            -Cállate hurón idiota.  -respondió Ron en voz baja.

            -Ya déjalo Ron, -intervino Hermione-  no vale la pena.

            -¡Vaya!... -exclamó Draco sonriendo burlonamente y arrastrando las palabras-  ¿necesitas que la sangre sucia te defienda?

            -Basta Draco.  -dijo Harry poniéndose de pie.

            -¿Pasa algo allá atrás?  -dijo de pronto la profesora MacGonagall mirándolos inquisitivamente.

            -Nada profesora.  -se apresuró a decir Hermione.

            Sin decir nada más, Draco barrió con la mirada a Harry y salió del salón sin decir nada.

            -Profesora.  -Dijo Harry alzando la mano-  ¿puedo ir al baño?

            -No.

            -¡¿No?!  -exclamó sorprendido.

            -Como escuchó, señor Potter,  -respondió Minerva sabiendo por donde iba el asunto-  puede ir al terminar la clase.

            Lleno con toda la contrariedad del mundo, Harry esperó los quince minutos que faltaban de clase para poder salir a buscar a Draco, no sin antes ser vigilado al salir del salón por una alumna Ravenclaw.

            -¡Ahí va, Marietta!  -exclamó Cho caminando deprisa entre los muchos alumnos que salían de clase en ese momento.

            -¡Ya lo vi, ya lo vi!  -respondió éstas caminando a un lado suyo-  ¡pero va muy rápido, si no lo queremos perder de vista, tendremos que correr y se dará cuenta!

            -¡Rayos!... ¿¡a donde fue?!  -dijo Cho deteniéndose a medio pasillo y mirando a todos lados.

            -No sé.  -Respondió su amiga tomando aire-  te lo dije, es muy escurridizo.

            No muy lejos de ahí, Harry se dirigía a la parte trasera del castillo, rumbo al sauce boxeador; a donde finalmente llegó después de quince minutos de caminar, rodeó la pequeña colina para encontrar oculto por la loma y el árbol, a un chico sentado en su túnica con la barbilla recargada en sus brazos cruzados que a su vez recargaba en sus rodillas.

            -Sabía que no irías a la enfermería.

            Draco saltó al oír la voz de Harry, quien en un par de segundos llegó a su lado; Sin decir una sola palabra, Draco intentó levantarse, pero Harry se puso frente a él y se lo impidió poniendo sus manos en sus hombros.

            -Déjame en paz, Potter.

            -¿Potter?  -repitió Harry-  ¿ya no soy "Harry?

            -No molestes.  -dijo Draco intentando levantarse.

            -¿Por qué he de ser yo quien siempre te busca?  -dijo Harry manteniendo sus manos firmes en los hombros de Draco.

            -Nunca te pedí que me buscaras.  -respondió Draco mirándolo a la cara.

            -Es cierto... -exclamó Harry sonriendo débilmente-  más bien parece que huyes de mi.

            -Yo no huyo, Potter.  -respondió Draco mirándolo fijamente.

            -Entonces deja de correr... parece como si quisieras sabotear lo que tenemos.

            -Tú y yo no tenemos nada.

            -Yo creía que sí.

            -Pues te equivocaste... -dijo Draco volviendo el rostro y hablando de manera sarcástica-  búscate a alguien perfecto... a alguien que no tenga los antecedentes que yo tengo... a la Weasly menor por ejemplo, ella es perfecta para ti.

            -Pero ella no me gusta, me gustas tú.  -dijo Harry intentando encontrarse con su mirada.

            -Si, pero ella no dice las cosas que yo digo ni se comporta como yo... todos la quieren y formarían la pareja perfecta.

            -Escucha... es cierto que no me gustan las cosas que dices,  -dijo Harry sentándose junta a él-  y yo creo que si queremos que esto funcione, ambos debemos ceder.

            -Pero yo ya no quiero que esto funcione.  -Exclamó Draco firmemente mirando al lado contrario de Harry-  búscate a alguien que se te ponga de tapete a tu menor indicación y que se comporte tal como tú quieres... yo no lo haré.

            -Draco... -dijo Harry acercando sus labios a la mejilla de Draco, quien respingó al sentir la respiración de Harry en su oreja-  lo que me gusta de ti es precisamente eso... que no haces lo que los demás dicen... eso trae complicaciones ciertamente, pero... el que no hagas lo que yo digo, es lo que me mata de ti... ¿el que sea yo quien termine buscándote, no te dice nada?  -Sin poder contener el impulso de voltear, Draco lo hizo para encontrarse de frente con unas hermosas y enormes esmeraldas que lo miraban de tal forma que tragó saliva sin poderlo evitar-  Draco... -continuó diciendo Harry mientras acercaba su rostro-  olvida  quien eres... - y antes de besarlo, dijo: -y olvida quien soy yo... -entonces sus suaves labios se posaron sobre los de Draco, quien los recibió cerrando los ojos y abriendo la boca.

            En cuestión de segundos, el beso se fue volviendo cada vez más demandante, Harry exploraba cada rincón de la boca de Draco, quien sin saber en qué momento ya estaba debajo de él, recostado en la tierra, sobre la túnica con  el escudo de Slytherin. Con su mano derecha, Harry jaló el cuello de la camisa para besar la blanca piel; cuando la tuvo a su alcance, la mordió sin poderlo evitar arrancando un gemido de dolor de Draco, quien a pesar de la dolorosa sensación de los dientes en su piel, no dijo nada, antes bien abrazó a Harry fuertemente, quien al sentirse prisionero en esa dulce cárcel hundió su rostro en el cuello de Draco y aspiró profundamente su aroma, luego comenzó a aflojar la corbata verde mientras mordisqueaba la piel que poco a poco iba descubriendo.

            Draco aflojó su abrazó y dejó que Harry lo besara de nuevo mordiéndole el labio inferior haciéndolo gemir de dolor otra vez. Harry percibió un sabor metálico y comprendió que era el sabor de la sangre de Draco, quien ladeando la cabeza para darle espacio a Harry, murmuró:

            -Tranquilo... no tan...

            -Lo siento...  -respondió automáticamente Harry mientras continuaba mordisqueándole el cuello y su mano desabotonaba la camisa con cierta dificultad; cuando lo hubo hecho por fin, inmediatamente dirigió su boca a un rozado pezón que comenzó a succionar con fuerza haciendo que Draco arqueara la espalda de placer.

            -¡Ah!.... ¡Harry!...

            Harry no decía nada, sus sentidos estaban puestos en su totalidad en disfrutar de ese cuerpo perfecto que se removía debajo de él y que deseaba sentir plenamente; así que se encimo en Draco quien inmediatamente comenzó a protestar.

            -¡Espera, espera!...

            -¿mmm?...

            -¡Espera Harry!... -volvió a decir Draco poniendo sus manos en los hombros de Harry.

            -¿Qué pasa?  -pregunto Harry contrariado.

            -El suelo... -dijo Draco haciendo gestos-  las piedrecillas se clavan en mi espalda.

            -¿Las... piedras?... -repitió Harry parpadeando como búho.

            -Si... además no quiero hacerlo aquí, alguien puede vernos.

            -¡Pero Draco...! -exclamó Harry haciendo pucheros-  ¡nadie viene por aquí!

            -Como sea, aquí no me siento seguro.

            -Draco... -dijo Harry en tono exageradamente suplicante.

            -Dije que no,  -volvió a decir Draco-  además puede darme una pulmonía, hace mucho frío.

            Sabiendo que en eso si tenía razón, Harry se dejó caer en Draco recostando su cabeza en su pecho.

            -De acuerdo... -dijo en tono derrotado-  tu ganas.

            -Así debe ser.  -Respondió Draco sonriendo mientras le acariciaba el cabello con una mano y la cara con la otra-  te juro que también me encantaría hacer el amor contigo pero no aquí, hace frío y no me siento seguro.

            -Esta bien,  -dijo Harry tomando la mano que le acariciaba la mejilla y besándole la palma-  no quiero que te me enfermes y entonces si no puedas hacer nada.

            -¡Eres un tonto!  -exclamó Draco riendo.

            -Draco...

            -¿Si?

            -¿Puedo preguntarte algo sin que te molestes?

            -Siempre que dices eso, es que me enojaré.

            -No pero, esta es una simple pregunta... es curiosidad solamente.

            -mmm... de acuerdo, pregunta.

            -¿De verdad sigues viendo a Hermione como una "sangre sucia"?... sé que ya te había preguntado antes sobre los muggles pero... pues...

            -Lo dices por lo que le dije a Granger en el salón, ¿verdad?

            -Si.

            -Ya te lo había dicho, creo que los muggles no tienen la culpa de nacer sin magia.

            -¿Solo eso piensas de ellos?

            -¿Qué quieres oír entonces?  -dijo Draco sin molestarse-  creo que hace años te dije lo que pienso de ellos.

            -¿Hace años?... ¿Cuándo?  -preguntó Harry extrañado.

            -En la tienda de Madame Malkin... cuando nos vimos las caras por primera vez,  -Harry levantó la cara y miró a Draco quien le sonrió al decir: -Te dije que ellos no son como nosotros, que no los educaron para conocer nuestras costumbres y que todo esto debería quedar entre las familias de antiguos magos.

            -Si, ya recuerdo... -dijo Harry volviendo a recostar la cabeza- y... ¿sigues pensando igual?

            -Bueno... -respondió Draco con un suspiro-  si así fuera, ni siquiera el gran Harry Potter estaría aquí... tú eres un mestizo.  -Harry se quedó callado antes las palabras de Draco, quien después de un instante continuó hablando-  pero ahora que soy mayor, me doy cuenta que eso es imposible, si se hacen matrimonios solo entre familias de magos antiguos, la sangre acaba gastándose... así que lo queramos o no, necesitamos de ustedes.

            -Lo dices como si fuera la cosa más espantosa del mundo.  -dijo Harry.

            -No es cierto,  -respondió Draco-  es verdad que los muggles no son mis personas favoritas pero ya no los detesto como antes... aunque esa frase... "sangre sucia"... es un buen insulto para aquellos que se meten conmigo.

            -Hermione no estaba metiéndose contigo.

            -¿Quieres que discutamos, Harry?

            -No, lo siento... -dijo Harry levantando la cabeza para mirarlo al rostro-  mejor dime, ¿sigue en pie lo de nuestro fin de semana?

            -¿El... fin de semana?  -repitió Draco, quien guardaba la esperanza de que con todo el lío que se había armado entre ellos, Harry lo hubiese olvidado.

            -Ajá, el fin de semana, ¿o estas echándote para atrás?

            -No, claro que no.

            -Que bien, porque hoy le pediré permiso a Sirius, ¿tú cuando se lo pedirás a tu padre?

            -En estos días, de eso no te preocupes, ahora volvamos, la siguiente clase está a punto de empezar.

            -Pero tú debes ir a la enfermería.

            -No es necesario, Vincent tiene un ungüento para heridas leves, las hace desaparecer en un instante... y no solo me la aplicaré en la mejilla... en el labio también.

            -Ups, lo lamento.  -Dijo Harry riendo-  ya te dije que me provocas deseos raros.

            -Harry... tú eres raro.

            -SI, lo acepto.  -dijo Harry poniéndose de pie y dándole una mano a Draco.

            Por común acuerdo, salió Harry primero y Draco después y no volvieron a hablarse en todo el día; esa noche, en su habitación, Harry esperó a que todos estuviesen dormidos y luego salió sigilosamente a la sala común, sacó un espejo que llevaba envuelto en un paño y comenzó  a llamar a Sirius, quien al cabo de unos minutos, apareció sonriendo en el espejo.

            -¡Hola Harry! ¿Qué hay?

            -Hola Sirius,  -respondió Harry sonriendo al ver a su padrino con los bigotes llenos de migas de pan-  ¿cenabas?

            -Algo así, probaba una receta nueva de una tarta que vi en un libro de cocina.

            -¿Sirius Black cocinando?... ¿Quién eres tú y donde esta mi padrino?  -exclamó Harry riendo.

            -Molly esta enseñándome a cocinar, aun siento escalofríos al recordar la bazofia que nos daban en Azkabán... bueno, ¿y a que se debe esta agradable sorpresa?

            -Necesito que firmes un permiso.

            -¿Un permiso a donde?

            -Quiero dar un paseo por Londres, Ron quiere ver cómo viven los muggles.

            -Ya veo, necesitan permiso para usar la red flu.

            -Así es.

            -Claro,  -dijo Sirius dando una mordida a un trozo de tarta-  mándame la forma y yo la firmare.

            -Gracias Sirius.

            -No hay de que muchacho, ahora me voy, creo que algo se está quemando.

            -Cuida de no incendiar la casa... buenas noches.

            -Buenas noches.

            Sonriendo satisfecho, Harry se fue a dormir.

            En otro lugar del castillo, en la casa de Slytherin, con las cortinas de su cama corridas, Draco pensaba por centésima vez las palabras que debería escribir en el pergamino.

            -Demonios...  -pensó con pesar-  tal vez mientras más simple, mejor.

            Y así, sin más ni más, escribió:

            "Hola papá

            Necesito comprar unas cosas en el callejón Diagón, no se las pido a mamá ni las pido directamente a la tienda porque quiero salir a despejarme un rato, pero necesito tu permiso para poder utilizar la red Flu, así que te envío la forma adjunta para que la firmes."

                                                                                              Te quiere tu hijo

Draco.

 

            Y después de releerla un par de veces, sonriendo satisfecho, la guardó debajo de su almohada para enviarla a su padre a primera hora del día.

 

Notas finales:

HOLA A TODOS LOS AMANTES DEL LEMMON... ESTE ES UN ATENTO AVISO DE QUE "POCION" TERMINA SIN FINALIZAR.... ¡¡¡NO ES CIERTO, ES BROMA!!!!   XD

 

SOLO QUERÍA AVISARLES QUE AUNQUE CREO QUE FUE M ESPIRITU QUIEN TERMINO DE HACERLO, CONTESTE A TODOS LOS REVIEWS QUE TAN AMABLEMENTE ME ENVIAN Y QUE SON UN MOTOR PARA SEGUIR CON ESTA VAINA...

ESO ME ANIMA MUCHO Y ME ENCANTA RECIBIRLOS... SON LA PAGA DE ESTA ESCRITORA CHAFA XD...

SON LAS TRES DE LA MAÑANA Y MUERO DE SUEÑO... PERO SI NO LO HAGO AHORA, TARDARE MAS TIEMPO EN HACERLO... PERDON X HABERME TARTADO TANTO EN CONTESTALES, PERO YA SABEN QUE AUNQUE ME TARDE, LO HAGO... Y CON MUCHO GUSTO X CIERTO.

RECUERDEN Q LA PAG SUELE COMERSE LAS RESPUESTAS,  Y HACIENDOLE LACOMPETENCIA A LA DAMA DE GRIS Y A NICK CASI DECAPITADO... ORSETH SE DESPIDE DESEANDOLES BONITO AÑO...

BESITOS!!!!.....  ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ


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