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Tu Deber por Cucuxumusu

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Notas del capitulo:

Bueno despues de los problemillas con el internet y mi vida aqui estoy de nuevo, se que esto deberia ser semanal, pero simplemente no puedo, asique simplemente publicare cuando pueda.

Bueno muchas gracias por los miles de reviews que me dejais cielos, se que me quedan contestar algunos pero preferia colgaros antes el cap, aun asi prometo contestarlos.

Bueno sin más que decir, dentro cap:

 

Law se removió ligeramente entre los brazos del otro intentando ocultarse como podía de su inquisitiva mirada violeta, sin embargo, en aquella situación, poco pudo hacer. Estaba totalmente desnudo en medio de una piscina con, posiblemente, el hombre más rico del mundo abrazándole desde atrás. Aquello era el superlativo de raro. Su mente entró en estado de alerta tensándose y buscó veloz una forma de huida, forma que, para su suplicio, tampoco consiguió encontrar.

 

—Hola Donquixote—respondió entonces al saludo del otro como si nada pasase, pero percibiendo la incomodidad perfectamente en su propia voz. Mierda.

 

Sintió casi al instante siguiente la sonrisa depredadora del rubio expandiéndose por su cara al oírlo también.

 

Pero Law decidió no hacer nada por el momento. Simplemente se quedó quieto y callado, como esperando al momento perfecto en que el otro hiciese algo para girarse y partirle la cara. Y de paso, negándole al mayor el regocijo de saber que, aparte de la alerta, había despertado en él la curiosidad, y se estaba muriendo de ganas por preguntarle qué narices hacía allí.

 

Se felicitó a sí mismo cuando sintió, más que vio, la sonrisa del otro desvanecerse a sus espaldas.

 

—¿Te bañas aquí todos los días?—preguntó entonces el rubio.

 

Law no respondió. Era una pregunta retórica. Doflamingo ya sabía la respuesta, como siempre, y Law sabía que lo sabía, asique mejor ahorrar saliva. Las manos del mayor se apretaron contra sus costados y presionaron la húmeda piel de su torso, como si se estuviese conteniendo de abrir los puños y pasar las palmas por su firme estómago.

 

—No sabía que la piscina de aquí era tan pequeña—comentó el rubio casualmente, a lo que Law estuvo tentado de rodar los ojos cansado. Oh por dios, por supuesto que lo sabía, que dejase de una vez de fingir—comparada con la mía da un poco de pena—

 

Comparada con su piscina hasta el océano parecía ridículo, pensó Law recordando el enorme estanque con suelos de oro y rodeado de plantas salvajes y pájaros exóticos. Seguramente en invierno tendría agua caliente, seguramente podría cansarse nadando allí de una esquina a la otra, con los pájaros cantando y la deliciosa taza de chocolate esperándole cuando saliese...

 

—Por qué no la usas Law—otra vez el silencioso susurró contra su oído, como las sirenas tentando a los marineros—te puedo dejar utilizarla cuando quieras, no me importa, solo tienes que pedírmelo— el tono bajo dos octavas en la última frase y Law sintió el suave aleteo de unos labios contra la sensible piel de su oreja.

 

Giró la cabeza apartándose del contacto y frunció el ceño.

 

—Gracias pero no—contestó al instante con voz firme— no quiero ni necesito nada tuyo, me conformo perfectamente con mi penosa piscina—

 

Las manos en su cintura se tensaron sobre su piel en un imperceptible momento, pero Law lo sintió perfectamente. La violencia contenida y la cada vez más poca paciencia que tenía el otro. Estaba jugando con fuego, y aunque era divertido humillarle y rechazarle, sabía que se podía acabar quemando.

 

—Mmm—contestó como única respuesta el mayor moviéndose de nuevo.

 

Esta vez los labios se posaron sobre se cuello donde le latía el pulso. No una caricia ni un roce, sino en un contacto de verdad, presionándose intensamente contra su oscura piel. Sin violencia, sin presionarle, sin moverse siquiera, pero dejándole claro que no había sido un accidente.

 

Law contuvo un escalofrió mientras ocultaba el temblor de sus manos y rezaba porque su pulso acelerado no se notase contra la boca del otro. Pero el rubio no hizo nada más, solo se quedó así, abrazándole desde atrás e impidiéndole escapar, pero sin llegar a forzarle en lo más mínimo. Una ligera advertencia y suave castigo por su "cariñoso" comentario.

 

—¿Qué quieres?—preguntó nervioso Law sin aguantar mucho más aquella tensión.

 

—Lo mismo de siempre—respondió el rubio con voz cansada a su pregunta, como si se estuviese quedando dormido allí mismo con él entre sus brazos y en medio de la piscina.

 

Si, definitivamente raro.

 

Pero Doflamingo había movido su boca contra su piel susurrando las palabras sin separarse en lo más mínimo para hacerlo, provocando entonces otro escalofrió que hizo que los músculos de su abdomen temblasen contra las manos del Dios.

 

Joder. Tenía que contener su cuerpo e iba a hacerlo, concluyo Law. Aunque se tuviese que provocar una parálisis muscular local juraba que lo iba a hacer. Él no tenía miedo, él no temblaba patéticamente, era al revés, era la gente la que temblaba al verle, y por eso tenía que acabar con aquello ahora que podía.

 

—Ya te he dado la respuesta hace un rato—le recordó Law intentando meter al otro en una conversación y distraerle de su sensible cuello. Para que no se quedase dormido allí, abrazándole y acariciándole.

 

—Lo sé—respondió el de ojos violetas moviendo sus labios hacia arriba trazando una línea hasta su lóbulo y deteniéndose allí expectante— pero no era la respuesta que quería oír—

 

Esta vez Law cerró los ojos y bajo la cabeza desesperado por huir de aquellos labios. Aquello era peligroso, muy muy peligroso. Se removió en los brazos del otro intentando soltarse, pero el otro parecía de acero y solo consiguió que le apretase más contra su pecho. Oh no. Los labios volvieron sobre su piel, posándose esta vez en su nuca, subiendo desde la primera vertebra de su columna hasta donde empezaba la raíz de su pelo.

 

—¿Por qué tienes tanto interés en mí?—preguntó de nuevo.

 

Tenía que distraerle, necesitaba distraerle para encontrar una forma de escapar.

 

El aliento del otro chocó contra su húmeda piel en forma de carcajada mientras el sonido reverberaba en el fuerte pecho a su espalda. Potente, fuerte y poderosa. La risa de un dios al que le entretiene ver como sus súbditos se matan unos a otros por estupideces mientras él observa.

 

—Eres tan inocente Law—empezó— no sabes ni quién eres—una mano subió hasta su mandíbula desde su cintura y le giró la cara exponiendo nuevamente su cuello al aire.

 

Los calientes labios volvieron a posarse sobre su pulso al instante, como si sentirlo reafirmase las sospechas del mayor y le diese seguridad. Y Law sabía porque lo hacía. Porque estaba seguro de que el violento latido de su corazón debería de notarse perfectamente en su cuello contra los labios del otro. Una muestra de lo aterrorizado que estaba y de lo que le estaba afectando aquello pese a que no mostrase emoción alguna en su cara. Y le aterrorizaba. Odiaba sentirse tan expuesto y traicionado por su cuerpo sin poder hacer nada para evitarlo. Tenía que salir de allí, se repitió. Tenía que huir antes de que empeorase.

 

—...pero aparte de eso—continuó el mayor ajeno a su debate interno— también se podría decir que me impresionaste en las pruebas… Fuiste el mejor de todos, nunca había visto a nadie como tú...tan seguro, tan inteligente y arrogante, aguantando desafiante mi mirada...me dieron ganas de meterme contigo—

 

Law se tensó olvidando su temor y su posición en desventaja. Por fin la respuesta a su pregunta. Así que había sido por eso. Le había arruinado la vida por diversión. Por un capricho.

 

Apretó los puños furioso sintiendo su sangre hervir.

 

—Bueno entonces no te enfades cuando me vengué de ti por haberte metido con quien no debías—siseó con voz tensa.

 

Y el rubio rio de nuevo, y el potente sonido reverberó contra las vacías columnas blancas y se perdió en la noche. Law quiso descuartizarle vivo, y luego coger los trocitos, machacarlos, hervirlos y dárselos de comer a los cerdos.

 

—¿Te he enfadado Law?—preguntó el rubio con un tono de burla en la voz, y Law supo entonces que lo había hecho aposta. Y se odio por haber caído en una trampa tan obvia—Lo siento enano...no era mi intención, perdóname—otra vez el tono bajo y susurrante.

 

Law fue a protestar, a gritarle, a patalear y morderle si hacía falta como un animal enjaulado y rabioso, pero entonces el rubio abrió la boca y realizo un lento lametazo desde la mitad de su cuello hasta alcanzar la piel sensible detrás de su oreja. Caliente áspero y dominante. Como haría un animal que marca a su próxima presa para indicarle que a partir de ahora le pertenece y va a hacer lo que quiera con ella.

 

Law abrió los ojos como platos. La rabia e ira desaparecieron de golpe siendo sustituidas por algo mucho peor. Pánico. Terror en su estado más puro. Le iba a violar allí mismo, pensó creando el peor escenario posible en su mente como siempre.

 

Iba a hacerle traicionar a Kidd.

 

Jadeó.

 

Recurriendo a sus más básicos instintos comenzó a revolverse frenético entre los barrotes de acero que le envolvían. Quiso chillar, gritar y pedir ayuda, pero su boca se había quedado seca y además sabía que nadie vendría. Si lo hacían seria para burlarse de él, disfrutar del espectáculo o ayudar amablemente al rubio en su tarea.

 

—Law para, relájate— le ordenó el otro intentando detener sus avances.

 

—No, no, suéltame— consiguió por fin decir con voz ahogada.

 

El rubio frunció el ceño a sus espaldas pero Law no lo vio. Lo que sí que sintió fue que, de repente, su cuerpo dejaba de responderle y se quedaba quieto, como suspendido en el aire de la oscura noche. Pánico era una palabra demasiado débil para describir lo que estaba sintiendo en esos momentos. Pero ya le importaba una mierda si le llamaban débil o se burlaban de él. La mera idea de traicionar al pelirrojo, de entregarse a otro a la fuerza, le hacía querer gritar hasta quedarse afónico.

 

Jadeó con la respiración acelerada y el sonido sonó más a llanto que a alguien en busca de aire para llenar sus pulmones.

 

—Law no tienes por qué tenerme miedo— un beso se poso cariñosamente en su sien— no voy a hacerte nada que no te guste—

 

El moreno tembló aterrorizado por aquellas palabras. Así que lo iba a hacer. No, Kidd, el quería a Kidd, no podía traicionarle. Cerró los ojos con fuerza tirando de sus músculos obligándoles a moverse. Las manos del rubio liberaron su cintura pero seguía sin poderse mover frustrantemente ¿Qué pasaba?¿Por qué no controlaba su cuerpo?. Y entonces sintió las calientes y enormes palmas del otro contra su acelerado estomago tocándole delicadamente y recorriéndole con los rápidos dedos. Cerró los ojos con fuerza y apretó los dientes. No iba llorar, se negaba a llorar frente al otro. El era Trafalgar Law, mataba, descuartizaba y envenenaba si hacía falta. Pero no lloraba. Nunca.

 

Las manos fueron subiendo por su cuerpo acariciándole las costillas con los pulgares y subiendo hasta sus pectorales. La boca del rubio seguía en su cuello degustándole con labios y lengua en movimientos suaves y tranquilizadores.

 

—Relájate Law, te va a gustar, lo prometo—

 

Law abrió los ojos y observó la oscura agua de la piscina con ojos cada vez mas vidriosos. Mierda. Mierda. Los dedos del otro se cerraron entorno a sus pezones y los apretaron fuertemente. Su columna se arqueó contra el pecho del otro en un respuesta fisiológica que odio desde el primer momento.

 

—Así es Law—susurró el que aun podía moverse, mordisqueándole la mandíbula— y ahora déjame oírte—

 

Law sintió un escalofrió de repulsión recorrerle ante semejantes palabras, pero el rubio lo asoció a uno de placer y siguió pellizcando aquellos pequeños botones entre sus manos jugando con ellos a placer. Tiraba de ellos, los retorcía, y los soltaba durante un momento en el frio aire para volverlos a atrapar al instante repitiendo el proceso.

 

—Nng—gimió Law de sufrimiento odiando todo aquello. Pero de nuevo el rubio asocio el sonido a que realmente estaba consiguiendo que Law se rindiese a sus cuidados.

 

—Buen chico Law—le animó besándole en el pelo como a una mascota—así me gusta... que obedezcas a la primera—

 

Law quiso golpearle. Quiso gritarle. Llamar a Kidd y refugiarse en sus brazos para no volver a salir. Pero seguía inmovilizado, sin poder hacer nada más que aguantar el asalto del otro. Las manos del mayor siguieron recorriendo su cuerpo incansables, bajando cada vez más con dirección única a su entrepierna.

 

Law jadeo aterrorizado. No. Tenía que impedirlo. No podía. Kidd.

 

El mayor delineó el hueso de sus caderas con los dedos y lentamente se aproximaron a aquella zona hundiéndose en el agua.

 

—¡No!—consiguió gritar por fin.

 

Y el rubio se detuvo mirando al chico entre sus brazos atontado ligeramente por el grito.

 

—No—susurró de nuevo Law. Y entonces no pudo más y su voz se quebró patéticamente— para...no quiero...por favor—demasiado débil, demasiado indefenso, odiaba estar mostrando esa faceta. Odiaba mostrársela a él.

 

El dios contempló al chico temblando en sus bazos sin entenderlo. ¿No había estado gimiendo hacia un momento?¿Por qué estaba suplicando y temblando ahora? Pensaba que le había estado gustando aquello, no pensaba que le causase tanta...

 

Y entonces se dio cuenta del error.

 

Y una extraña sensación que no había tenido antes se extendió por su pecho. Él no había querido forzar al otro, no era de ese tipo de gente que se excitaba torturando a otros...bueno, tal vez un poco, pero no hasta el punto en el que se encontraba el enano ahora. Él quería...¿Qué narices quería? ¿Qué narices estaba pretendiendo al hacer aquello? Esto no formaba parte del plan inicial. Chasqueó la lengua enfadado por su desliz. Ahora le costaría más que el chico confiase en él.

 

Law sintió lentamente como volvía a recuperar el control de su cuerpo y como el otro le soltaba. Sin pensárselo dos veces empezó a correr alejándose del otro chapoteando en el agua oscura. Sentía aun la mirada del otro clavándose contra su nuca aterrorizándole, como un recordatorio, como la de un monstruo apunto de masacrarle si no corría lo suficientemente rápido. Salió de piscina agarró su ropa y salió corriendo a su habitación sin preocuparse siquiera de ponérsela.

 

Antes de desaparecer giró la cara y observó a dios que seguía parado en medio de la piscina fulminando al agua.

 

Su mirada era capaz en aquellos momentos de convocar al mismísimo Hades.

 

Notas finales:

Bueno este cap supuestamente iba a ser más largo y a contener algo más que esto, pero al final se quedo así y creo que es mejor.

En fin, que estoy muerta y creo que me estoy poniendo enferma, asique no me enrollo mucho. ¿Quien se esperaba lemon? (salidos ¬¬) ¿Que pasara ahora en el templo despues de un rechazo tan directo y del intento frustrado de Doffy? ¿Correra la sangre? ¿Volvera Kidd? ¿Y Marco, Ace y Luffy?

Dejadme reviews como siempre wapos.

Un besoo


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