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Tu Deber por Cucuxumusu

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Notas del capitulo:

Bueno no se de donde saco el tiempo pero aqui teneis el siguiente, espero que os guste u_u

En cuanto a los reviews que me habeis dejado, lo siento pero no he podido contestarlos todavia y los ire respondiendo poco a poco, aun asi muchas gracias wapos, me encanta la acogida que tiene este fic n_n

Bueno no os entretengo más, dentro cap:

 

 

Solo quedaba un día para la prueba y tanto Law como Ace no se podían quedar quietos. A la mañana siguiente tendrían que dirigirse al templo donde estarían toda la madrugada rezando y pidiéndole al maldito dios que les ayudase a superar el infierno, para después ir al coliseo para realizar la prueba de las narices. A la hora de comer sabrían ya a lo que se dedicarían por el resto de su vida.

 

Y la tarde por supuesto estaba dedicada para la fiesta descomunal y caótica.

 

Law se había pasado aquellos dos días pensando en todo lo que podía ir mal y en cómo podía corregirlo. Por las mañanas practicaba con sus hermanos la parte fisca de la prueba a la que a veces se les unía el pelirrojo dándoles algún consejo útil, por las tardes en cambio devoraba libro tras libro y por las noches intentaba recuperarse para repetir lo mismo al día siguiente. Intentando a la vez durante todo el proceso ignorar a Kidd que parecía seguirle a todas partes.

 

No había pasado nada más entre ellos en aquellos dos días. Ni siquiera habían hablado. Como si el pelirrojo comprendiese que aquello era importante para él y le dejase espacio para prepararse.

 

Aun así no le quitaba los ojos de encima y aquello seguía poniendo a Law nervioso.

 

 En aquel momento estaban todos en las termas del barrio, con el agua caliente relajando sus agarrotados músculos del entrenamiento de la mañana. Ace y Luffy habían empezado una pelea con agua y Garp les estaba regañando como era habitual. Law sentado prácticamente desnudo en el suelo de piedras y entre el vapor, volvía a repasar por decimoctava vez en su mente los nombres de los músculos de la mano y a que tendones iban unidos. Se había negado en un principio a ir a las termas, pero el viejo le había arrastrado fuera de su habitación alegándole que ya se sabía todos los malditos libros y que volverlos a estudiar no le serviría de nada.

 

Era verdad. Pero aun así no quería ir.

 

 Sabia además que tenía que ir también al templo mañana y que para ello tendía que purificarse y todo el rollo, pero prefería quedarse en su habitación oculto entre sus libros en vez de estar inmerso en vapor perdiendo el tiempo estúpidamente.

 

 Que mañana era la prueba joder.

  

Suspiró tenso.

 

 No estaba nervioso, en aquellos momentos estaba a punto de sufrir un ataque de pánico y morir en la espesa nube de humo. Comenzó a hiperventilar y frunció el ceño agobiado al quedársele la mente en blanco y equivocarse en el quinto musculo de la lista.

 

Sintiendo entonces movimiento a su derechas giró la cabeza encontrándose con una ya conocida melena pelirroja.

 

Kidd se sentó entonces a su lado también casi desnudo a excepción del paño que le tapaba la entrepierna. Que ambos estuviesen en cueros en una misma habitación realmente era lo último que Law quería y otra de las razones principales por la que no había querido asistir a las termas.

 

Chasqueó la lengua frustrado y desquiciado con toda la situacion.

 

Pero no pudo evitar que el pelo en sus brazos se erizase al instante de sentir al otro tan pegado a él, casi piel contra piel, desprendiendo aquel calor pegajoso entre el vapor de agua. Su mente se olvido al instante de lo que intentaba memorizar y sus sentidos se centraron alertas en el pelirrojo a su lado.

 

Si había pensado que el pelirrojo estaba bien, desnudo era todavía mejor.

 

Era como las estatuas del templo que representaban a los dioses griegos; con la piel pálida y suave, cubierta ahora por una ligera capa de humedad que la hacía brillar apetitosamente. Con los músculos del torso totalmente marcados haciendo a su vista perderse entre sus curvas queriendo saber hasta dónde llegaban, y con su pelo color rojo fuego cayendo desordenado sobre su frente sin la cinta que solía sujetarlo. Parecía tan suave y espeso que Law solo quería sumergir sus dedos en él mientras el otro volvía a devorarle la boca como la última vez.

 

Se golpeó mentalmente.

 

Law intentó controlar su vista ya que lo peor de todo aquello era que el pelirrojo sabia lo atractivo que era y no dudaba en aprovecharse de ello paseándose por delante de él como si tal cosa. Regalándole sonrisas arrogantes cuando los ojos grises se detenían más tiempo del necesario en su persona. Law tuvo que controlarse para no partirle la cara más de una vez.

 

Finalmente Law suspiró cerrando los ojos cansado negándose a mirar al otro siquiera de reojo, sabiendo que si lo hacía solo aumentaría su vanidad. Y según Law el otro ya tenía el ego suficientemente alto.

 

Se odio a sí mismo por tener que llegar a esos extremos.

 

—Nunca pensé que te vería desnudo tan rápido—comenzó incansable el pelirrojo.

 

—Si yo tampoco me esperaba que el viejo te adoptase como cuarto hijo tan rápido y que tuviese que aguantarte todo el puto día— comentó aludiendo a que el pelirrojo parecía ahora vivir tranquilamente en su casa.

 

Kidd rió y su risa retumbó suavemente en la repentinamente silenciosa habitación. Un momento ¿Donde estaba todo el mundo? Abriendo un ojo se dio cuenta que sus hermanos deberían haber pasado ya a la piscina de agua fría dejándole solo con el pelirrojo.

 

Mierda

 

—Realmente estas bastante bien chico—comentó la voz de Kidd en su oreja poniéndole los pelos de punta.

 

¿Cuándo se había acercado tanto? Mierda había bajado la guardia dos míseros minutos, solo dos míseros minutos y ya volvía a tener al otro encima. Law intentó separarse pero se dio cuenta que al otro lado tenía una columna impidiéndole huir y su espacio personal cada vez era más pequeño. Tragó saliva incomodo sabiendo lo que seguramente vendría a continuación y sintiendo un nudo en el estomago.

 

—Lo sé—contestó arrogante fingiendo que no pasaba nada y consiguiendo que su voz no temblase de milagro—mañana es la prueba— añadió rápidamente intentando distraer al otro de sí mismo y cambiar el tema.

 

—Lo sé—le copió Kidd pegándose todavía más e impidiéndole ya retroceder más contra la pared de piedra. Parecía que lo del cambio de tema no estaba sirviendo para nada y que el pelirrojo solo iba a lo que iba.

 

Sintió entonces los esperados dedos del mayor rozar su clavícula delicadamente casi sin tocarle y se quedó totalmente paralizado, como hace un animal cuando está a punto de salir corriendo. Kidd lo notó y suavizo aun más el movimiento, pero Law no consiguió relajarse sino que se tensó aun más ante la delicadeza del otro.

 

El moreno notaba el aliento contenido de Kidd temblando contra su oreja mientras sus dedos comenzaban a bajar hacia su pecho suavemente realizando pequeños y tímidos tanteos, casi como temiendo romperle al más mínimo toque, pero a la vez temiendo abandonarle del todo.

 

Advirtió como los dedos descendían aun más. Tocándole, pero no tocándole, solo dejándole sentir las ásperas yemas del pelirrojo contra su ardiente y húmeda piel demasiado sensible después del baño en agua hirviendo.

 

Law cerró los ojos concentrándose en la preciosa caricia durante un pequeño momento. Su respiración comenzó a acelerarse casi imperceptiblemente mientras los largos y fuertes dedos seguían jugando rozando sus abdominales. Como si le estuviesen memorizando lentamente para luego volver a separarse unos segundos dudando, pero siempre volviendo sobre su piel.

 

Sentía al pelirrojo a su lado en peor estado que él mismo, respirando pesadamente en una clara muestra de estarse conteniendo, pareciendo que el mero hecho de observarle y tocarle mínimamente le estuviese excitando más de lo que debería.

 

Sus cuerpos estaban lo suficientemente juntos para sentir cada reacción del contrario pero sin llegar a conectarse del todo a excepción de los ligeros roces que sentía Law en su vientre. Estos bajaban cada vez más llegando a pararse suavemente contra el borde de la tela que envolvía a duras penas su cintura sin atreverse a atravesarla.

 

Ambos pararon expectantes.

 

De repente el pelirrojo se movió bruscamente haciendo a Law contener un jadeo sorprendido.

 

Y entonces sintió su aliento contra su cuello revoloteando entre el vapor que les envolvía pero de nuevo sin llegar a tocarle, conteniéndose en el último momento antes de abalanzarse sobre él.

 

Dios, aquel juego le estaba matando.

 

Antes de darse cuenta Law estaba inclinando su cabeza hacia atrás aun con los ojos cerrados y la respiración escapándosele por los labios, exponiendo aun más su cuello al cálido aliento del otro. Ofreciéndose completamente a su boca expectante.

 

Kidd se acercó aun más y pudo sentir el calor que desprendían sus labios a centímetros de donde latía su pulso, con su cuerpo envolviendo el suyo totalmente pero negándole la fricción. Contuvo la respiración atento con la boca del otro suspendida sobre su desprotegido cuello.

 

Hasta que gimió roncamente.

 

Kidd gruño en respuesta y el sonido pareció el pequeño rugido de una fiera que reverberó contra la piel de Law provocándole un escalofrió de placer que fue directamente a su ingle, pero que le devolvió a su vez al mundo real.

 

—Deja de provocarme niño—siseó enfadado el pelirrojo separándose de él con el ceño fruncido y mirada oscura.

 

Law le miró ligeramente sorprendido.

 

¿Que había estado a punto de hacer?

 

Temblando asustado por sus propias reacciones se levantó del sitio donde habían estado hacia un momento incapaz de seguir allí aprisionado entre aquel hombre y la pared.

 

—Yo voy a...a la piscina fría y ...—sentía su voz igual de asustada que él y aquello le cabreó. Nunca se había sentido tan débil y vulnerable ante otra persona y definitivamente no le gustaba. Sobre todo no le gustaba si era por el idiota de Kidd. Comenzó a andar intentando alejarse como siempre hacía.

 

—Espera Law —le llamó cansado el pelirrojo siguiéndole. Law simplemente le ignoró comenzando a andar más deprisa—deja de huir de mi aterrorizado—volvió a insistir el pelirrojo esta vez con tono de enfadado.

 

Aquello acabó con la paciencia del moreno. Parándose de golpe encaró al pelirrojo tras él que también paró su carrera.

 

No estoy aterrorizado y no estoy huyendo de ti, Eustass Kidd, simplemente voy a la maldita piscina de las narices—explicó con voz firme y cabreada— así que deja de creerte el centro del universo y déjame en paz—

 

Kidd le miró levantando una escéptica y sorprendida ceja.

 

—Ya lo que tu digas— comentó con tono sarcástico parándose a unos pasos de él—pero quiero que sepas que no te voy a hacer nada niño—le aseguró haciendo que Law soltase una carcajada escéptica.

 

Kidd bufó acercándose aun más a él.

 

—Cállate y escúchame niñato— Law le miró divertido aunque queriendo en el fondo salir corriendo—no te voy a hacer nada, al menos hasta después de la ceremonia de las narices, sé que es importante y no quiero joderte la vida por una gilipollez— anunció—pero si me estas provocando todo el puto rato se hace un poco difícil llevarlo a cabo, asique para—ordenó al fin.

 

Law miró al pelirrojo sin saber si reírse o enfadarse.

 

—Vaya, que noble por tu parte preocuparte por mí de esa manera Eustass-ya —Kidd le fulminó con la mirada— pero para tu información nunca te he provocado—

 

Kidd volvió a levantar su ceja escéptica.

 

—Ya claro—

 

—Es la verdad— se reafirmó Law cruzándose de brazos con su cara de aburrimiento.

 

—¿Y la cara que pusiste cuando te di el beso?¿No era una provocación?—le recordó Kidd sonriendo de nuevo arrogante al recordarlo.

 

—No, era de asco y repugnancia— afirmó Law con cara neutral.

 

—Ya, claro—Kidd rodó los ojos— eso no te lo crees ni tu… ¿y las miraditas durante el entrenamiento?—

 

—De odio y deseos asesinos—

 

Kidd rió divertido ante su imaginación y acercándose a él volvió a bajar el tono utilizando aquella voz ronca que conseguía que Law temblase imaginándosela en otra situación.

 

—¿Y el gemido de antes?— preguntó Kidd mirándole fijamente.

 

Law tragó saliva intentando a duras penas mantener su cara seria pero sin saber ya que escusa inventar. Todavía sentía el aliento del otro quemando sobre su cuello y su pulso acelerado por lo que acababa de pasar.

 

—No se dé que me hablas— finalizó apartando su vista de la del otro con el ceño fruncido.

 

Kidd rió de nuevo y tomándole de la muñeca tiró de él por el pasillo hasta donde estarían las piscinas frías.

 

—Lo que tu digas chaval, pero mañana después de la fiesta te voy a hacer suplicar de rodillas porque te folle—comenzó—te voy a hacer gritar tan alto que te van a oír hasta los malditos dioses, te voy a provocar el mayor orgasmo de tu vida hasta que te corras de solo recordarlo—la sonrisa arrogante volvía a surcar su cara.

 

—Lo dudo— respondió Law sin ceder en lo más mínimo, pero sintiendo una ligera excitación en su estomago ante la perspectiva.

 

—Yo no—comentó repentinamente seguro y serio el pelirrojo sin girarse siquiera a mirarlo, hablando casi para sí mismo.

 

Y Law sintió sus piernas temblar.

 

Law estaba acostado en su cama mirando el cielo plagado de estrellas que se veía a través de su ventana. Como siempre no podía dormir. Todavía tenía demasiado que repasar, ¿ y si se le olvidaba algo? ¿y se le faltaba algo por estudiar? No podía dormir y odiaba estar perdiendo el tiempo cuando podía seguir estudiando.

 

Estirándose por entre las mantas localizó la pequeña lámpara de aceite prendiéndola al instante con el pedernal. La tenue luz inundó la habitación mostrando los miles de pergaminos y libros esparcidos por el suelo en el caos total.

 

Agarró el que tenía más cerca, uno de Galeno, el médico de gladiadores, y comenzó a leerlo al instante sentándose contra la pared y sin fijarse siquiera en la pagina, sin embargo antes de que consiguiese acabar la primera página un ruido le sacó de su entretenimiento.

 

—Je, sabía que estarías despierto—

 

Alzando los ojos del libro miró a Kidd que le observaba divertido desde el otro lado de la ventana. Law le observó sorprendido cerrando el libro de golpe, y alzándose sobre la cama le fulminó con la mirada.

 

—¿Qué haces aquí?—

 

Kidd le sonrió como respuesta y apoyando los brazos sobre el borde de la ventana se alzó sobre esta de un salto y entró en su cuarto cayendo sobre su cama.

 

—¿Que mierda de habitación es esta ?¿cómo puedes vivir en este caos?— comentó tumbándose sobre las mantas con la cabeza apoyada en una mano y mirándole entretenido.

 

Law simplemente volvió a fulminarle con la mirada en profundo silencio.

 

—¿Qué haces aquí?—repitió impregnando las palabras de veneno.

 

Kidd sonrió y trepó por la cama acercándose a él hasta abrazarle por la cintura. Luego apoyó su cabeza en su regazo restregándose contra él como un gato en busca de cariño y provocando que Law se tensase al instante.

 

—Solo quiero dormir contigo enano, no te voy a comer— comentó serio con su boca pegada contra su estomago.—Al menos todavía— 

 

—¿Estas borracho?— preguntó el moreno mirando al otro que casi parecía estar a punto de ponerse a ronronear.

 

Kidd soltó una risa perezosa y le apretó aun más fuerte entre sus enormes brazos.

 

—No, no lo estoy— luego estirándose sobre él, apagó la lámpara de aceite que había encendido hace un rato.

 

—¿Qué te crees que haces?— siseó Law enfadado por la invasión repentina de su intimidad y por las libertades que se tomaba el otro con él.

 

—Acuéstate, necesitas dormir—comentó el otro recostándose de nuevo sobre su regazo suavemente.

 

—No, necesito estudiar— indignado el moreno intentando volver a encender la lámpara.

 

Kidd bufó y atrapando sus manos le giró sobre la cama, tumbándole antes de que el otro pudiese hacer nada y abrazándole posesivamente contra él. Law fue a protestar, a insultarle y a sacarle a patadas de su habitación si hacía falta ya hasta las narices de él, pero el pelirrojo le interrumpió.

 

—Law, mañana tienes una prueba y necesitas dormir— murmuró apretándole contra su cuerpo, envolviéndole en el suave calor que desprendía.

 

Law le abrazó a su vez casi sin darse cuenta, pasando sus brazos por la fuerte espalda del otro, hundiendo su cabeza en su pecho y aspirando su maravilloso aroma. Se sentía seguro y totalmente cómodo y por primera vez en todo el día se le empezaron a pasar los nervios y el cansancio cayó sobre él de golpe amenazándole con dejarle dormido.

 

—Como no te largues de mi habitación voy a chillar—amenazó en un último intentó pero deseando internamente que el otro se quedase con él.

 

Aquello le sorprendió.

 

Kidd rió y Law pudo sentir la vibración en los músculos de su pecho, tan poderosa, tan pura. Una gran mano comenzó a realizar pequeños dibujos sobre su espalda, relajándole aun más y haciendo que se deshiciese lentamente entre sus brazos.

 

—Calla y duérmete enano—comentó el otro dándole un beso en el pelo cariñosamente, mientras volvía a apretarle contra él.

 

Kidd parecía querer recorrer su piel por completo, memorizar cada línea de su cuerpo, sentirle pegado contra él. Ambos llevaban la típica ropa de dormir que no consistía en otra cosa que una delgada túnica que no dejaba nada a la imaginación. Kidd le acariciaba con veneración, aprovechando cada apertura de la tela para acariciarle la piel suavemente, apretándole delicadamente, recorriendo sus piernas y espalda mientras él lentamente se iba quedando dormido entre sus caricias.

 

—Law— le llamó casi tan dormido como él.

 

Law levantó la vista adormilado y los labios del otro se apretaron contra los suyos de nuevo. Le respondió al instante saboreando aquellos labios con los que había estado soñando desde la última vez, con paciencia y una ligera pereza.

 

Kidd alzó una mano acariciándole la mejilla con el pulgar y enredando sus dedos en el pelo detrás de su oreja. Law suspiró, pegándose más contra el pelirrojo y profundizando el beso más, ansioso por volver a sentir la lengua del otro contra la suya. Kidd le detuvo suavemente, comenzando a repartir besos por su cara, en los parpados, en la frente, en el borde de la boca, casi con reverencia.

 

—Duérmete Law—le dijo al ver que el moreno intentaba volver a unir sus bocas casi como en trance—te prometo que mañana haremos lo que quieras chico pero ahora duerme—

 

Law murmuró algo inteligible más en los brazos de Morfeo que en este mundo y Kidd sonrió cayendo él también en un sueño profundo al instante.

 

 

 

 

Notas finales:

Bueno ya esta u_u lo que ha costado. 

Se acabaron los preliminares señores, ahora comienza realmente la trama de esta historia ò_ó y me vais a odiar profundamente aunque no os voy a decir por que jeje ¬w¬

En el siguiente empezamos con la primera parte de la prueba, es decir, el templo y todo el royo. Tecnicamente la prueba iba a ser solo un capitulo pero luego la cosa se alargo demasiado y lo acabe dividiendo en dos u_u gomenasai

Bueno ¿que os a parecido hasta ahora? ¿Que esperais que pase?¿Meteran a Law en el ejercito y tendra que soportar a Kidd como general? ¿Acabara con Kureha, estallara la guerra y le mandaran a curar a gente al frente separandole del pelirrojo? Que sera, seraaa~

Espero vuestros reviews wapos n_n


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