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Tu Deber por Cucuxumusu

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Notas del capitulo:

Buenoo  aqui os dejo la primera parte de lo de la prueba, no es muy debertido y tampoco espero que os guste tanto como las otras pero es yo creo la parte más importante de la historia n_n

Aparecen nuevos personajes como Sabo o nuestro querido Marco asique espero que os guste n_n

 

 

 A la madrugada siguiente Law se despertó totalmente arropado y cómodo entre los fuertes brazos de Kidd. Disfrutó durante un rato de la agradable sensación, envuelto en aquella calidez, con el fuerte pecho del otro a sus espaldas dándole una sensación de protección y seguridad que nunca había sentido.

 

Y entonces volvió a escucharse el grito que le había despertado la primera vez. Ace chillaba en la otra punta de la casa totalmente desesperado amenazando con destruir sus potentes cuerdas vocales. Law parpadeó tardando unos momentos en procesar que estaba pasando ¿Por qué Ace gritaba como si le estuviesen matando?¿Porque parecía que se le estaba olvidando algo?

 

Y entonces recordó que aquel era el día.

 

Apartando los brazos del otro alrededor de su cintura de un manotazo saltó de la cama y empezó a entrar en pánico casi al igual que Ace que seguía chillando. Escuchó a Kidd a su espalda murmurar una maldición en sueños comenzando él también a despertarse, pero no le prestó la más mínima atención. Busco en el caos de su habitación la estúpida faldita que tenían que llevar para la ceremonia y que les habían dado hacia dos días cuando habían tenido que ir a inscribirse en la prueba. Por fin encontró la tela debajo de la montaña de libros a su derecha y tiró de ella sin importar que los carísimos manuscritos cayesen al suelo haciendo que el caos en la habitación aumentase hasta límites imposibles.

 

La falda era de un tono azul intenso con bordados en plata reluciente en las costuras. Era la típica ropa que llevaba la gente del templo y era como les reconocían cuando salían de este. Aun así el moreno no pensaba llevar únicamente la minúscula falda que no dejaba nada a la imaginación, asique sin dudarlo se puso a buscar también unos pantalones que tenía más o menos de la misma tonalidad y que le darían algo más de dignidad al atuendo.

 

Comenzó a desvestirse a toda velocidad sabiendo por los gritos que escuchaba al otro lado de la puerta que ya llegaban tarde al templo de las narices. Kidd a sus espaldas aun medio dormido soltó un silbido de apreciación cuando la túnica blanca que llevaba puesta momentos antes cayó al suelo dejándole totalmente desnudo.

 

Law le fulminó con la mirada sin dudarlo.

 

—Largo—murmuró como primera palabra de la mañana. Simplemente precioso.

 

Kidd simplemente le sonrió y se acercó a él bostezando, mientras Law volvía a intentar embutirse la maldita falda, finalmente lo consiguió y se dedicó entonces a buscar las malditas sandalias.

 

¿Por qué no había preparado nada la noche anterior joder?

 

Unos brazos volvieron a enroscarse en su cintura desde atrás y un conocido aliento revoloteó contra su nuca tranquilo. Law paró todo movimiento al instante pese a saber que llegaba tarde al evento más importante de su vida y que más bien necesitaba correr. El pelirrojo subió su mano entonces hasta su mandíbula y le giró la cara hasta que sus bocas se rozaron en un ligero beso. Law sin pensar le correspondió al instante intentando seguirle el juego aun en la incómoda posición y profundizar cada vez más el contacto.

 

No fue un beso ansioso como los de la primera vez, ni tampoco de los perezosos de la noche anterior. Fue más pasional y demandante, como si el pelirrojo estuviese queriendo demostrarle sus sentimientos, como si le diese ánimos para afrontar lo que le iba a caer encima.

 

El menor abrió su boca dándole paso al otro sin siquiera ser consciente de ello y al instante tuvo al otro sobre él relamiéndole gustosamente. Law quería darle las gracias de alguna forma, porque a la larga sabía que de no haber sido por él aquellos cuatro días podían haber acabado con él, porque el pelirrojo le distraía cuando lo necesitaba o porque la noche anterior seguramente no habría dormido mucho de no haber sido por su insistencia. El pelirrojo parecía cuidarle a su manera, aunque sabía perfectamente que en el fondo aquello solo era porque le quería en su cama gimiendo su nombre.

 

Aun así le había ayudado bastante y estaba empezando a gustarle.

 

Sintió entonces como los brazos del otro se alejaban de sus caderas y se posaban en sus muñecas envolviéndolas con algo frio que soltó un leve clic. Separándose del beso, bajo sus ojos hasta ellas encontrándose entonces las muñequeras metálicas que solía llevar el pelirrojo siempre.

 

—Quiero que las tengas—susurró el mayor contra su oreja— me suelen dar suerte y te protegerán si pasa algo con las espadas—

 

Un suave beso se posó en su pelo mientras Law observaba las muñequeras sorprendido. Estas ocultaban parte de sus tatuajes, esos que había tenido desde niño, y resaltaban relucientes sobre su oscura piel.

 

—Gracias— murmuró aun extrañado girándose a mirar al pelirrojo. No sabía por qué pero aquel gesto le hacía sentir algo raro que no había sentido nunca.

 

Kidd le sonrió en respuesta con una de aquellas sonrisas puras y amables que solo le había visto unas pocas veces, la que no tenía arrogancia ni malas intenciones, solamente una sonrisa y luego el pelirrojo se inclinó sobre él y le dio otro suave beso en los labios.

 

—Buena suerte enano, te veré en el coliseo— y alejándose de él volvió a dirigirse a la ventana y saltó por ella fácilmente dejándole entonces solo en su habitación confundido y con ganas de algo más.

 

Ace chilló a lo lejos y Luffy le coreó entretenido. Par de idiotas.

 

El moreno suspiró cansado.

 

"Sandalias" trato de centrarse" tengo que encontrar las malditas sandalias"

 

.

 

.

 

.

 

Horas después salió de la casa en dirección al templo donde tendrían que pasarse hasta el amanecer rezando y pidiéndoles a los dioses quien sabe qué. Ace a su lado caminaba en estado de histeria mirando a su alrededor nervioso, como buscando la salida más próxima para salir corriendo por ella, pero Garp le mantenía quieto y en camino con una de sus grandes manos posada sobre sus hombros. Al anciano le había costado la de dios y mucho más sacar a Ace de su maldita habitación y ahora no iba a permitir que saliese corriendo a la más mínima oportunidad que tuviese.

 

Law simplemente les ignoró tratando de relajarse. Cuando había salido de su cuarto los otros dos habían mirado sus nuevas muñequeras reconociéndolas al instante, pero no habían dicho nada al respecto, asique el asunto de Kidd estaba superado, pero ahora, a unas cuantas calles del templo y sin distracciones, comenzaba a asustarse de verdad.

 

¿Y si algo salía mal? ¿Y si le tocaba pelear contra Ace? ¿Y si…?

 

La gran mano de Garp en su hombro le hizo volver a este mundo y le tranquilizó un poco como siempre hacia. Estaban ante la entrada del gran templo y el edificio rectangular era enorme, con su imponente columnata de mármol, con las murallas exteriores que rodeaban la pequeña capilla redondeada donde el oracular solía tener sus lecturas, o con los edificios dedicados al imponente dios donde no estaba permitida la entrada.

 

Un grupo de jóvenes de su edad estaban reunidos ya a la entrada de uno de los edificios donde se podía rendir culto, no deberían de ser más de veinte en total pero sus caras demostraban el más puro pánico. Allí tenían que ir se dio cuenta Law mientras se ponía nervioso al ver los nervios del resto. Garp les hizo un gesto a él y a Ace para que se acercasen al grupo mientras el viejo volvía sobre sus pasos suerte ya que le estaba prohibido adentrarse más, dejándoles solos y a su.

 

De repente, mientras se acercaban al pequeño grupo, una señora salió del templo principal con la cara oculta tras un velo y las típicas ropas de sacerdotisa decorando su cuerpo.

 

—Jóvenes aspirantes, por favor síganme— pidió con la voz aburrida de quien ha hecho lo mismo miles de veces.

 

Law agarró a Ace del brazo ya que este parecía incapaz de andar por sí mismo y les condujo dentro con paso firme ignorando los gemidos de terror de su hermano. Una vez dentro del edificio les condujeron a una enorme sala y les hicieron arrodillarse delante de un altar con una estatua imponente iluminada simplemente con blanquecinas velas.

 

—Rezareis aquí hasta el alba como es la tradición—explicó—después seréis conducidos hasta el coliseo donde tomareis las pruebas frente a la asamblea—anunció la sacerdotisa caminado entre sus cuerpos arrodillados.

 

—Aprovechad este momento para pedirle a nuestro querido dios lo que queráis que él con su gran generosidad no dudara en concedéroslo—Law estuvo tentado de rodar los ojos—y ahora, comenzad—

 

Una campaña sonó en el repentino silencio del templo mientras las varillas de incienso se encendían y humeaban en la penumbra de la sala.

 

Y Law al rato bostezó aburrido. Nunca había rezado a nada y no pensaba empezar en aquel momento. No creía en toda aquella parafernalia de los dioses todopoderosos que controlaban sus destinos como si nada, aun así se dio cuenta de que tampoco podía hacer nada para evitar el momento de fanatismo religioso, asique en vez de rezar se dedicó a observar el templo y repasar cosas en su mente.

 

Rodeando la gigantesca sala de la estatua había una columnata de mármol entre cuyas columnas había tapices que ocultaban sus ojos del resto del templo. Sombras apresuradas se movían por detrás de ellos entre susurros de voces y telas. Seguramente serían los sacerdotes que empezaban a contemplarles como el espectáculo para el pueblo que eran. Mierda de tradición. Apartó los ojos de los ondulantes tapices y las voces susurrantes y se dedicó a observar a Ace a su lado. Su hermano murmuraba algo entre dientes como poseído, aunque lo peor eran a algunos compañeros suyos que de repente parecían estar al borde del colapso con la respiración acelerada y totalmente sudorosos. ¿Qué les pasaba? Entendía los nervios ¿pero tanto como para hiperventilar?

 

Volvió a dirigir la vista al frente centrándose en la estatua enfrente suyo con el mínimo interés. Era otro enorme pedazo de mármol de varios metros de altura representando a un hombre alto y fuerte y medio desnudo.

 

El típico Dios.

 

De repente un lento escalofrió recorrió su espalda y Law se removió incomodo sobre sus entumecidas piernas. Alguien le estaba observando. Fijamente. No sabía porque pero lo sentía, y a diferencia de las risillas peligrosas esta mirada ponía en alerta cada fibra de su cuerpo.

 

Temblando ligeramente costándole de repente respirar bajo la mirada, escrutó cada centímetro del templo buscando el origen. Paredes, techo, sus compañeros. Cada vez estaba más nervioso y tenso mientras la mirada seguía sobre él erizándole los pelos de la nuca sin vacilar ni un minuto.

 

Ace le miró extrañado y Law intentó controlar su paranoia. Vale ahora entendía porque sus compañeros también parecían tan alterados repentinamente sin razón aparente. Mierda no podía estar así. Cerró los ojos y respiro hondo centrándose en bajar sus pulsaciones y entrando en estado de meditación como le habían enseñado.

 

Tal vez en el fondo no era tan mala idea rezar.

 

Se quedó quieto con los ojos cerrados intentando ignorar la mirada sobre su cuerpo. Fingiendo rezar tranquilamente durante horas. Pero la sensación seguía sobre él negándose a abandonarle. Como si él que le miraba se estuviese divirtiendo al ponerle incómodo. El sudor frio resbalaba lentamente entre sus omoplatos y su respiración estaba más acelerada de lo que le gustaría.

 

Cuando la campana volvió a sonar en el amanecer dando por finalizada la sesión casi dio un salto del susto y lloró internamente de felicidad por que la tortura se fuese a acabar.

 

—La oración ha terminado—volvió a anunciar la cantarina voz de la sacerdotisa— ahora por favor seguid al general Marco al coliseo—

 

El tal general, un hombre rubio que aparentaba la misma edad que Kidd se plantó ante ellos y con un gesto de la cabeza les animó a seguirle. La gente empezó a salir de la sala pero Law seguía paralizado. Con todos los músculos tensos y entumecidos por el cansancio que le habían supuesto aquellas estúpidas horas.

 

—Law ¿estás bien?—preguntó Ace parándose a su lado preocupado.

 

Law alzó la mirada hacia su hermano y entonces lo vio.

 

Detrás de la estatua del dios, dos ojos brillantes inmersos en la oscuridad. Mirándole fijamente con un aire divertido y curioso. Brillando con un color que nunca había visto en un ser humano.

 

Se le corto la respiración.

 

—¿Law?—volvió a preguntar Ace inclinándose sobre él.

 

Law se obligó a centrarse. No era propio de él estallar en pánico por gilipolleces como aquella. Por una estúpida mirada. Agarrando el brazo de Ace se ayudó con él a levantarse intentando volver a tomar el control de su cuerpo. Ace le miró preocupado.

 

—Salgamos de aquí y acabemos con esto—susurró Law comenzando a andar hacia la salida con paso firme y ya sin rastro de los estúpidos nervios.

 

Ace le siguió aun con la mueca preocupada, pero sin decir nada ya que conocía a Law y sabía que era imposible sacarle algo que el otro no quisiese contar. Sin embargo antes de salir del templo Law no pudo evitar volver a dirigir su mirada al altar con la estatua buscando los ojos.

 

Pero estos ya habían desaparecido.

 

Al salir del templo instantes después les esperaba ya la multitud enloquecida. Gritándoles que tuviesen suerte y todo aquello, o tirándoles flores y laureles. Pasaron a través de la multitud en dirección al templo en la otra punta de la ciudad. Estúpida arquitectura y planificación.

 

La gente les daba palmadas de ánimo en los hombros, otros les vitoreaban y miraban con respeto y alguno que otro aprovechaba el momento de confusión para sobarles el trasero larga y obsesivamente.

 

Law ya había partido la cara a varias personas antes de llegar al coliseo y la rabia y tensión por lo de la mirada extraña se había ido dejándole en un estado de alerta y concentración perfecto para afrontar la prueba. Ace a su lado también tenía manchas de sangre en sus puños, y Law divertido supuso que el caminito también había sido divertido para él. Observó entonces más detalladamente a su hermano que no apartaba sus ojos del general rubio que les escoltaba, y entonces el moreno supo que Ace ya tenía un nuevo héroe para su lista personal.

 

De verdad…

 

Dentro del coliseo les dirigieron hacia una de las salas inferiores desde donde podían oír ya a la multitud rugiendo furiosa e impaciente por que aquello empezase de una buena vez. Marco se paró al frente de la habitación mientras les instaba a ellos a sentarse en los bancos, único mobiliario de la sala de piedra marrón clara.

 

—Bueno chicos—comenzó Marco con voz aburrida— la prueba comenzara en un momento...os llamaremos por parejas y acudiréis a la arena para realizarla con vuestro compañero. La prueba constara de cinco partes: Lucha, dialéctica, medicina, religión y artesanía—explico lo que ya todos sabían —mucha suerte y ánimo con la prueba—

 

A continuación sacó un pergamino de algún sitio y comenzó a nombrar a la primera pareja. Los dos chicos totalmente asustados salieron a la arena donde se pudieron escuchar ovaciones y alaridos emocionados.

 

Y así fue pasando el tiempo. Se nombraban a los participantes y estos salían a la arena del coliseo mientras el resto esperaba su turno con los nervio a flor de piel. Gracias a dios la sala se había ido vaciando y ahora el ambiente no era tan opresivo.

 

—Sabo Grey y Portgas D Ace—anunció por fin Marco.

 

Ace se levantó pálido pero con mirada decidida y se dirigió hacia donde estaba Marco y otro rubio igual de pálido que él. Le sonrió tímidamente mientras el general le apretaba el hombro y le instaba a seguirle hasta la puerta de la arena.

 

—Suerte— le dijo Law antes de que saliese por la puerta. Ace se giró entonces antes de salir y asintiendo con cara seria le dio un rápido abrazo.

 

—Igualmente Law—

 

Law le sonrió y se quedó en la sala mientras escuchaba las ovaciones de público al reconocer el apellido de Ace como el del famoso comandante que dirigía los ejércitos. Quedaban solo un puñado de chicos en la estancia y Law estaba empezando a ponerse nervioso con toda aquella presión e impaciencia. Por dios que le llamasen ya y acabasen con todo aquello.

 

El tiempo fue pasando y llego la media mañana quedando al final solo él y otro chico rubio y enorme en el lugar. ¿Cómo no? siempre tenía que ser el último, pensó enfadado maldiciendo que hubiese ido a inscribirse en el último momento ¿Por qué siempre tenía tan mala suerte?. El chico rubio en la otra punta de la habitación le dirigía una sonrisa confiada, como diciendo le que le iba a dejar para el arrastre en la primera prueba de lucha.

 

Law le ignoró posando su vista en sus manos y reunió toda la concentración que pudo en aquellos últimos momentos.

 

Esperó.

 

—Bellamy y Trafalgar Law—anunció por fin Marco desde la puerta. Law suspiró pasándose la lengua por los labios pensativo.

 

Había llegado la maldita hora.

 

Levantándose siguió a Marco junto con el otro rubio hasta la puerta a la arena en sepulcral silencio.

 

— ¿Qué tal lo ha hecho Ace?—preguntó sin mirar a Marco, con sus ojos fijos en la puerta desgastada de madera.

 

Sabía que los resultados se los darían a todos juntos al acabar la prueba y que todavía nadie sabía nada. Pero estaba preocupado por su hermano. A lo mejor había metido la pata en algún lado, a lo mejor había habido un accidente en la pelea, a lo mejor…

 

—Bien, lo ha hecho muy bien—comentó con una ligera sonrisa orgullosa Marco a la que Law levanto una ceja curioso. ¿Qué había pasado?

 

Pero antes de que pudiese preguntar alguien anuncio sus nombres en la arena y Bellamy atravesó rapidamente la puerta dejándoles solos escuchando los gritos de la multitud.

 

—Aun así creo que deberías preocuparte más por ti mismo que por él— le dijo Marco mientras Law escuchaba su nombre al otro lado de la puerta.

 

Girándose levemente encaró a Marco y le sonrió con una sonrisa retorcida y arrogante como las que ponía Kidd. Marco parpadeó sorprendido mirando al chico que parecía totalmente tranquilo con aquello y no tenía ni pizca de temor o miedo en la mirada. Aquello no era normal, ¿Cómo podía estar alguien tan tranquilo y confiado ante semejante prueba?

 

—Lo que tú digas— murmuró Law en respuesta al otro comentario de rubio.

 

Y atravesó la puerta pisando por primera vez la arena del coliseo.

 

 

 

 

Notas finales:

Bueno pues ya esta, en la siguiente saldra la prueba final muajajaja Por cierto algien sabe como se apellidaba Sabo? o Bellamy? porque me lo he inventado vilmente U_U

Tambien queria disculparme por no copiar literalmente la cultura Griega, soy de ciencias y no de letras, asique conozco lo minimo de la cultura antigua y por eso me disculpo ante los de Letras por semejante destrozo. U_U

Sorry 

Bueno ¿Que?¿ felices ya con Marco entrando en escena?¿Y que opinais de Sabo? ¿En que consistira la prueba?¿Consegira Law hacer medicina?

Espero buestros reviews con opiniones en general, un beso

P.D: Antes de que se me olvide, ya lo he colgado por ahi pero tengo nueva cuenta en facebook (Cucu Xumusu) por si me quereis agregar.

Un beso


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