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Tu Deber por Cucuxumusu

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Notas del capitulo:

Bueno mis amores aquí esta la maldita prueba de las narices espero que os guste n-n

 

Muchas gracias a todos los que habéis dejado reviews cielos míos, este cap se lo dedico a Mayte-sempai que parece que le gusta el fic y me ha animado mucho.

 

Un beso wapa.

 

 

La arena le recibió con un coro de voces gritando desde todas partes y un sofocante calor de mediados de agosto. Sus oídos dolieron por el ensordecedor rugido del publico pero él lo ignoró y se centró en avanzar hacia donde el tal Bellamy ya se encontraba parado delante de la tribuna principal, haciendo gestos a la gente de las gradas.

 

Mientras caminaba hacia el lugar Law escuchó algunos susurros y risillas que supo perfectamente a que se debían. No es que a primera vista supusiese un reto. Sabía que era demasiado delgado y larguirucho y que comparado con la mole de músculos que le había tocado como compañero debería de estarse viendo ridículo, pero aquello en vez de avergonzarle solo sirvió para centrarle en la situación aún más. Les demostraría a los que se reían lo equivocados que estaban, y si su compañero acababa por los suelos, bueno, no era su problema.

 

Se detuvo a la derecha del rubio egocéntrico encarando de frente el palco donde se encontraban sentados los jueces de la prueba. Justo en medio del círculo perfecto que formaba la arena del coliseo. Con el ardiente sol del mediodía sobre sus hombros y el ruido de la multitud empezando a darle dolor de cabeza. Sin embargo impidió que todo aquello le causase la más mínima molestia, había conseguido concentrarse como solo contadas veces hacia y no pensaba perder aquel estado. Solo importaba la maldita prueba, la gente y lo que pensasen de él era lo de menos.

 

Escrutó la tribuna estudiando a los jueces de aquel año. Garp le saludó contento con una enorme sonrisa orgullosa surcando su cara. Como todos los años él se encargaba de seleccionar a quienes entraba en el ejército.

 

Le ignoró penosamente haciendo que el hombre se deprimiese dramáticamente.

 

Luego estaba Iceburg que estaría representando a la propia asamblea en la tarea de elegir a los candidatos que entrarían en la intrincada política. También estaba Paulie líder de los carpinteros y artesanos de la ciudad y, cómo no, los del templo. Con la cara oculta por un velo y con el dios en medio de ellos también oculto de las miradas del populacho. El dios acudía todos los años a ver la prueba y seleccionaba personalmente a los que entraban al lugar de culto a su servicio, su persona representaba la máxima autoridad en aquel coliseo.

 

Y por ultimo estaba Kureha. La mujer a la que tenía que impresionar y que les miraba a ambos con cara de mala leche sujetando entre sus manos una botella de vino tinto sospechosamente vacía.

 

—Señoras y señores, estamos ante la última prueba del día—chilló un comentarista llamado Jango al que todos conocían de otros años y de otros eventos de la ciudad.

 

La multitud estalló en vítores y gritos decepcionados porque la diversión y el sufrimiento ajeno terminase tan pronto. Bellamy rio y volvió a saludar estúpidamente mientras que Law simplemente se cruzó de brazos impaciente por empezar de una vez.

 

—Dentro de una hora se darán los resultados y se podrán ir a disfrutar de la fiesta que la Franky Hause a preparado para todos—siguió el comentarista soltando el royo de siempre— y ahora…¡ que empiece la prueba!— chilló histérico.

 

Garp se levantó de su asiento primero como si fuese su derecho de nacimiento y se dirigió al frente de la tribuna mientras la multitud parecía contener la respiración por el ganado respeto que aquel hombre de pelo ya grisáceo se había ganado en las últimos años. El resto del jurado suspiró molesto aunque conociendo al hombre simplemente se callaron y le dejaron hacer.

 

—La primera prueba consistirá en una pelea el uno contra el otro, podéis elegir las armas que queráis y hacer lo que queráis, a excepción de mataros… el primero que caiga al suelo será el perdedor— anuncio guiñándole a Law un ojo.

 

Ambos participantes asintieron aburridos conociendo ambos las reglas más básicas de una pelea. Después de todo aquella era la prueba que nunca cambiaba y siempre se hacía lo mismo de un año para otro asique la gente estaba más o menos preparada cuando llegaba el momento.

 

— ¿Cómo quieres pelear?—preguntó entonces Bellamy con una mirada arrogante ya totalmente seguro de que iba a ganar —A mí me da igual, se pelear con todo tipo de armas, asique elije tu si quieres, a lo mejor así tienes alguna oportunidad—se burlo el rubio mientras la multitud le coreaba con algunas risillas.

 

Bellamy rio eufóricamente en respuesta mientras Law simplemente le miraba aburrido. Si el otro le ofrecía la victoria en bandeja ¿quién era él para quejarse?

 

—Espadas— anunció dirigiéndose hacia una pared donde había una pila de armas en el suelo.

 

Inclinándose sobre el montón escrutó las viejas y desafiladas lanzas con hartazgo ¿Es que no podían ni afilarlas?. Había puñales oxidados también y mazos con extraños pinchos e incluso un inútil tridente. Tras revolver un poco en el desastre escogió sin dudarlo una larga y afilada espada casi tan alta como él mientras que Bellamy a su lado escogía una espada corta como las que usaban los soldados.

 

Law rodó los ojos nada más verlo.

 

— ¿De verdad sabes usar eso flacucho?—se burló aún más el rubio viendo lo fácil que iba a ser entrar en el ejército con un oponente como Law.

 

Elegidas las armas se situaron por fin, para deleite del público, frente a frente en el centro del coliseo. Y tras algún comentario más de burla dio inicio la pelea. En el mismo momento en que Law decidía que no tenía por qué contenerse con todo aquello ni tenía porque intentar dejar algo de orgullo al otro. Después de todo el rubio era un hijo de puta y su propio orgullo clamaba venganza. Una sonrisa retorcida y retadora apareció en su cara.

 

—Tú solo ataca y ya lo veremos—

 

La pelea duro tres simples movimientos.

 

Uno: cuando Bellamy se abalanzó confiado contra él en un golpe con demasiadas aberturas y florituras claramente exhibiéndose, y Law con un sencillo giro de muñeca le esquivó y lanzó la corta espada del otro volando a la otra punta del campo. Desarmándole ridículamente.

 

Dos: cuando avanzo impasible sobre el rubio a toda velocidad dándole una patada en su estómago y apretando hasta que sintió algo romperse. Luego, un puñetazo en su cara arrogante y una patada en gancho en la nuca que tumbaron al otro en el suelo, dejándole sin aire en los pulmones y retorciéndose de dolor.

 

Y tres: otro ligero giro de su muñeca que dejó su elegante y larga espada descansando tranquilamente sobre el cuello del otro en el suelo mientras él, aun con cara aburrida, le miraba desde arriba.

 

El silencio en el coliseo duró un minuto completo. Más de lo que había durado la pelea.

 

Y luego alguien empezó a reírse de incredulidad y la multitud estalló en vítores.

 

—Y el ganador es Trafalgar Law—chilló el comentarista con una ligera risilla.

 

Garp desde la tribuna le dedicó una mirada de "te has pasado" a lo que Law le devolvió la típica sonrisa de "no sé de qué estás hablando" haciendo que el viejo al final también estallase en carcajadas. La multitud empezó a corear su nombre pero Law la ignoró como siempre centrándose en su querido compañero.

 

—Te encuentras bien, Bellamy— se burló ahora él de su rival tendiéndole una mano.

 

Bellamy le fulminó con la mirada desde el suelo y se levantó el solo a duras penas, aun jadeando por el dolor. Law sintió un poco de pena por él, después de todo le había ganado en su propia prueba, pero luego sonrió de medio lado volviendo a centrarse en la tribuna desde donde Paulie les miraba frunciendo el ceño.

 

—La siguiente prueba es la de Paulie, nuestro querido artesano…—

 

La prueba de Paulie tampoco fue muy complicada es más casi decepciono a Law. Lo único que hicieron fue responder a una serie de preguntas sobre carpintería o herrería, lo que claramente emocionaba al juez: ¿con que metal forjarías una espada? ¿Qué tipo de martillo usarías para clavar un clavo en cristal?... Law sabía que había acertado todas las preguntas ya que eran de conocimiento general, y también sabía que su compañero había fallado más de la mitad. Realmente el rubio no parecía un chaval con muchas luces. Cuando acabaron aquella prueba la mitad de las gradas bostezaba y la otra mitad se había dormido de aburrimiento, incluso Law empezaba a cansarse.

 

—Bueno ahora pasamos a la tercera prueba—chilló el comentarista entonces haciendo que todo el mundo saltase de sus asientos asustado por el repentino cambio de tono—pasamos al debate de dialéctica, por favor Iceburg proponga el tema—

 

El alcalde se levantó también con cara de dormido y se acercó al frente del palco mirando a los dos jóvenes aspirantes que parecían salir del coma.

 

—Bien, veamos, mmm—comenzó a pensar que preguntarles— bueno, supongo que algo de filosofía estaría bien—

 

Law, chasqueó la lengua. Odiaba la filosofía, le parecía una estupidez igual de grande que la política. Bellamy a su lado también se removió incómodo, pero ambos se mantuvieron en su sitio y esperaron.

 

—Bien he aquí mi pregunta ¿puede un hombre bañarse dos veces en exactamente el mismo rio?— preguntó con una sonrisa en su boca.

 

Law volvió a rodar los ojos aburrido. Aquello era parte de la teoría del cambio de Heráclito, ¿en serio le estaban preguntando semejante estupidez? Fue a abrir la boca para contestar y acabar rápido con eso, pero al parecer Iceburg no había acabado.

 

—Que conteste Bellamy primero Law, démosle algo de ventaja después de lo de la pelea—

 

Law sonrió divertido mientras Bellamy enrojecía aun avergonzado por aquello.

 

—Bueno—comenzó el rubio aclarándose la garganta de manera interesante— yo creo que un hombre sí que se puede bañar dos veces en el mismo rio, después de todo aunque el rio cambie sigue siendo el rio—

 

Law parpadeo, ¿en serio acababa de decir lo que acababa de decir? Le estaba dejando aquello en bandeja. Iceburg también miraba al chico con cierto aire decepcionado.

 

— ¿Algo más?—le animo el hombre, pero Bellamy solo negó con la cabeza pensando que era suficiente. Iceburg suspiro.

 

—Law por favor puedes mostrarnos la antítesis—

 

Law asintió y comenzó a hablar.

 

—Si señor—comentó con aire aburrido— un hombre no pude bañarse exactamente dos veces en el mismo rio ya que el rio no es el mismo de un día para otro, el agua fluye, las piedras cambian e incluso el hombre que se baña no es el mismo, sus pensamientos no son los que pensaba el día anterior o su cuerpo puede crecer o cambiar. Los momentos son irrepetibles y no pueden volver— soltó de un tirón

 

Bellamy le miraba frunciendo el ceño y Iceburg asentía conforme, pero Law no había acabado, se había propuesto hacerlo lo mejor que podía en las pruebas. Tenía que impresionarles, ser el mejor e iba a hacerlo.

 

—De esta teoría se deduce que el hombre existe pero a la vez no existe. Es decir es una sucesión de sí mismo a lo largo del tiempo, existe en este momento pero a la vez no existe porque este momento ya ha pasado. Por eso Heráclito decía que no podemos saber lo que es real y lo que no lo es, con lo que...—

 

—Pero eso es absurdo—dijo Bellamy interrumpiéndole— ¿cómo no vamos a poder saber lo que es real?—

 

Sabía que Bellamy estaba intentando dejarle en ridículo intentando aparentar que sabía de lo que hablaba, pero lo que el rubio no sabía era que se estaba dejando en ridículo a sí mismo.

 

—Cómo iba diciendo—comentó cansado— debido a ese problema Heráclito acabo deduciendo que solo es real lo que permanece en el tiempo, aquello que no cambia nunca, como las leyes naturales o los dioses— murmuró pronunciando lo de dioses con los ojos en blanco.

 

— ¿Entonces me estás diciendo que tu no existes?— se burló Bellamy aun a la carga.

 

Law le miró mal, este tío no se enteraba de nada. ¿Cómo podía alguien ser tan imbécil?

 

—No, yo existo porque mi memoria perdurará por el resto de la historia—anunció arrogantemente a lo pensamiento profundo.

 

—Bueno ya está, ya está—comentó Iceburg intentando calmarles y dando unas palmadas para llamar su atención. —Kureha por favor continua tú, yo ya he acabado—

 

Law se tensó al oír el nombre.

 

La señora se acercó al frente del palco y les miró fijamente. Law intentó poner la cara más seria y neutral que pudo mientras su compañero solo suspiraba cansado. La vieja alzó la mano y chasqueo los dedos en el tenso silencio que volvía a inundar el coliseo, un silencio casi temeroso o aterrorizado que Law no comprendía. Inmediatamente dos esclavos entraron en la arena y les entregaron una cajas de mimbre a cada uno. Las gradas comenzaron a murmurar impacientes.

 

Law miro la caja curioso preguntándose a que venía aquello y que tendría que hacer con una caja para demostrarle a la señora que quería estudiar medicina o lo más importante, qué habría dentro de la caja que se movía con un susurrante siseo.

 

—Abrid las cajas—les ordenó la señora dándole otro trago a la botella.

 

Ambos chicos levantaron las tapas a la vez mientras la multitud contenía el aliento con cara de no querer verlo otra vez.

 

Una figura salió disparada de la caja hacia él y Law sintió algo clavársele en el brazo profunda y dolorosamente.

 

Soltó la caja de sus manos en un reflejo instintivo mientras una serpiente pequeña salía de ella después de morderle y se alejaba de él satisfecha. Bellamy a su lado gritó en pánico mientras otra serpiente idéntica a la suya también había conseguido clavar sus incisivos en la montaña de músculos.

 

—Esa serpiente es una de las más venenosas del mundo—explicó Kureha desde el pulpito bebiendo una vez más de la botella— mi prueba consiste en que os curéis a vosotros mismos con los materiales que hay en aquellas mesas. Tenéis media hora—

 

— ¿Qué?— chilló Bellamy entrando en pánico.—¿Venenosa?—

 

Law chasqueó la lengua frotándose la herida que empezaba a entumecerle el brazo. Vaya, aquella vieja no se andaba por las ramas, por fin una prueba seria. Sonriendo satisfecho a pesar de la situación se giró y estudio a la serpiente.

 

Era un áspid y no era una de las más venenosas, era la más venenosa de todas. Producía parálisis, hemorragias, dolores y por supuesto la muerte. Dios, aquello se estaba poniendo cada vez más divertido, por cosas como aquella adoraba la medicina, el arriesgar tu vida, el saber que un fallo puede llevar a la muerte, le hacía sentirse vivo.

 

Acercándose a la mesa que tenían para él comenzó a tratarse la herida, primero chupando todo el veneno que pudo de la mordedura y luego comenzando a preparar el antídoto haciendo unas ligeras modificaciones en la fórmula para que no tardase tanto en prepararla. Cinco minutos después se encontraba en frente del jurado con cara de aburrimiento y totalmente tranquilo como si nada hubiese pasado. Kureha le miraba con un claro interés mientras que Garp parecía más blanco que de costumbre.

 

Se felicitó mentalmente por su espectáculo.

 

Mientras tanto Bellamy había entrado en pánico histérico y maldiciendo desesperado comenzó a mezclar cosas hasta que algo le explotó en la cara. Law sonrió divertido al ver su cara al borde del llanto. Al final tuvieron que detenerle antes de que se envenenase aún más de lo que ya estaba y darle el antídoto.

 

Law suspiró.

 

Solo quedaba una prueba: la mierda del templo. Aunque para Law aquello ya había acabado con lo de la serpiente. Un sacerdote se acercó al frente y miró a los dos chicos a través de su velo traslucido. El dios a sus espaldas prácticamente tumbado sobre una silla ni se movió.

 

Bellamy a su lado entró entonces en estado de alerta total, tensándose al instante con cara de pánico. Law le observó curioso. ¿Qué le pasaba ahora? ¿Había causado el veneno más daño en su cerebro de lo que pensaba? El rubio estaba totalmente agarrotado y parecía costarle trabajo respirar, el sudor volvía a inundar sus fracciones y parecía capaz de desmallarse allí mismo.

 

—Bien yo en representación de nuestro señor, os hare las preguntas—soltó el sacerdote con voz grave.

 

Y entonces Law lo volvió a sentir.

 

Los ojos penetrantes sobre su persona, estudiándole, devorándole con la mirada entretenidos y oprimiéndole el pecho sin piedad. Su concentración se rompió justo entonces y sus manos volvieron a humedecerse con sudor.

 

El sacerdote siguió hablando y Bellamy le respondía a las preguntas, pero Law no los escuchaba.

 

Mierda.

 

Tenía que relajarse o todo se iría a la mierda.

 

Con un esfuerzo monumental ignoró la mirada fingiendo la más absoluta normalidad y se centró en la voz del sacerdote justo a tiempo.

 

—Trafalgar Law recítame las hazañas de nuestro señor en Creta—

 

Law cerró los ojos, pero el nerviosismo seguía sin abandonarle.

 

—Ni idea—anunció.

 

Los murmullos se extendieron por las gradas mientras Bellamy le miraba con el miedo en su mirada. Como si temiese que un rayo cayese del cielo y le fulminase a él y a Law por su insolencia. El sacerdote carraspeó.

 

—Está bien, recítame entonces las oraciones de gracias—pidió de nuevo magnánimo.

 

Law suspiro. Nunca había rezado absolutamente nada.

 

—No me las sé...realmente no he creído nunca en todo el royo del dios— soltó como si nada cambiando el peso de su cuerpo de una pierna a otra probando si con aquello aquella sensación paranoica se desvanecía.

 

El silencio se extendió en el coliseo mientras la gente asimilaba sus palabras.

 

Luego estalló el caos.

 

—Blasfemia—

 

—Jajaja, joder con el enano—

 

—¿Está loco? ¿como dice eso delante del dios?—

 

Pero Law simplemente mantuvo su pose seria ignorando todo. El dios se removió en su asiento pero no hizo nada más, ni se levantó, ni le lanzo un rayo, ni nada, como si su comentario no le produjese la más mínima molestia. Law frunció ligeramente el ceño ante la falta de reacción y entonces un puñetazo se estrelló en su cara. Retrocediendo unos pasos por el impacto se encontró a Bellamy mirándole con cara de loco.

 

—Retráctate de lo que has dicho—ordenó con el pánico en la voz y el puño en alto.

 

Law sonrió retorcidamente avanzando para devolverle el golpe al otro amablemente. Tenía los nervios a flor de piel. La mirada seguía sin irse y es más, ahora se había intensificado aún más. Asique si Bellamy quería pelea la daría, había empezado él, con lo que podía argumentar que estaba usando la defensa propia.

 

—¡Alto!— gritaron el sacerdote y algún que otro jurado. Law paró chasqueando la lengua frustrado sabiendo que en el fondo lo mejor era estarse quietecito. —Bien—suspiro Iceburg— la prueba a finalizado, ahora que entren todos los aspirantes y diremos lo que hemos elegido para ellos—

 

Todos los aspirantes que habían realizado la prueba entraron al campo situándose a su lado enfrente de la tribuna. Mientras tanto el jurado hablaba entre ellos dando las ultimas opiniones y comentarios. Ace venía hablando alegremente con el rubio con el que había realizado la prueba, ambos con moratones por el cuerpo y cara cansada pero con la sonrisa satisfecha en la cara.

 

—Mira Law, este es Sabo—le presentó alegremente Ace.

 

—Encantado—contestó Law estrechándole la mano al chico, pero antes de que pudiesen hablar otra palabra más la voz estridente del comentarista volvió a llamarles la atención

 

—Ahora, señoras y señores, lo que tanto han estado esperando, los resultados y destinos de estos valientes jóvenes— el jurado tendió a Jango un pergamino arrugado y desenrollándolo este comenzó a leer.

 

—Toni Chopper, iras con Kureha a practicar medicina. Mañana antes del amanecer preséntese en su consulta—

 

 

 

 

Notas finales:

Bueno jajaja ha estado bien, no sabía mucho como escribir las pruebas pero supongo que así está bien, ha sido divertido torturar a Bellamy-kun.

Jajaja os he metido una clase de filosofía por toda la cara como si nada, dios perdón por eso pero no sabía que tema poner ¿Que se puede preguntar en una prueba de dialéctica? XD

Y ahora:

¿Cuáles serán los resultados?¿Dónde están Kidd y Marco? ¿Qué narices hace Jango de comentarista? y... ¿cundo saldrá Doffla de una vez?

Un beso wapos, dejadme reviews o les hago sufrir n_n


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