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Bones (Wolf & Beauty) por JHS_LCFR

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Capítulo 19

 

La situación era, por demás, incómoda. Kyungsoo se agarrotó a la tela de su pantalón y observó la escena que frente a sus ojos se presentaba, gotas de sudor frías cayendo por sus sienes, por su espalda; Jongin se encontraba más o menos igual, salvo por la abrasante ira que de su piel brotaba, casi quemando, cargando el aire de tensión y ganas de saltar y arrancar alguna que otra cabeza.

Frente a ellos, también sentados en el pasto, Junmyeon abrazaba cariñosamente a Lay, que descansaba -medio acostado- la cabeza sobre el pecho del mayor. Sonriente, el rubio cerraba los ojos y mostraba en sus mejillas los hoyuelos, acomodándose mejor; encantado, casi absorto en la belleza que sólo él parecía captar, Suho apretaba el abrazo, sentado con las piernas a un costado, casi ensuciando con las zapatillas el mantel sobre el cual los cuatro pretendían compartir un almuerzo.

Nota al margen: Junmyeon había prometido llevar pastel pero a último momento dijo que se le había quemado la masa.

-¿Qué hacen así?—murmuró Kyungsoo, nervioso, girando la cabeza para ver a Jongin apretar los dientes y tensar la mandíbula.

-Lo averiguaré ni bien se despidan.

Gradualmente iban subiendo el volumen de la conversación, pero a la parejita que tarareaba y se pinchaba las narices con entusiasmo parecía no importarle.

-¿No estaba con un chico Kris?—siguió el más bajo, acercándose y tanteando sin querer los dedos del otro, que descansaba el peso del cuerpo en un solo brazo—¿Ése Kris sale, es posible que nos llegue a ver?

Kai rápidamente negó con la cabeza, apretó los labios.

-No…maldito afortunado.

Al parecer Jongin tenía una fuerte política con respecto a las uniones o parejas, pensó Kyungsoo. Avergonzado por la sonrisa que le provocó, se animó a preguntar por lo bajo:

-¿Para ti, Lay no debería engañar a Kris?

-Mama debe estar con Papa y nadie más. Así es la cosa y así debe ser. Y ese idiota no es Papa…tampoco lo quiero de Papa y no le permitiré pisar la casa, punto.

-¿No te gusta?

-No lo sé, no me gusta que esté cerca de ti—resopló infantilmente—Una vez vi que te abrazaba, la primera vez que fui a tu casa. Y cómo te habla, cómo te toca…Agh.

Viéndolo arrugar la nariz como un cachorro que finge ser feroz, Kyungsoo se tapó la boca con la mano libre y con la otra entrelazó los dedos.

-¿Tienes idea de lo tierno que te ves estando celoso?—En respuesta, Kai le miró intensamente a los ojos, mas su voz salió triste y en susurro.

-Kuyngsoo… ¿Me vas a dejar de querer algún día? ¿Vas a ser así de malo y vas a terminar engañándome con alguien más?

Levantó las cejas, no se lo esperaba. Suspiró y buscó una respuesta adecuada: tantas palabras, tantos sentimientos galopaban en su cabeza.

-Sinceramente—tragó saliva, Kai se asustó y perdió fuerza en el brazo, tambaleándose—No se me cruza por la cabeza engañarte. Ni hoy ni nunca. Mucho menos dejarte—sonrió sin mostrar los dientes y ladeó la cabeza—¿Y tú, tú también podrías quererme por siempre?

-¡Por supuesto que sí!—exclamó, preocupado—¿Por qué preguntas, no se nota lo suficiente? ¡Dime qué hago y te lo demuestro, en serio! Porque te juro, te juro, te juro, te juro—juntó las manos frente a su boca, exaltado—Que te quiero hasta el cielo, ida y vuelta. ¡Muchas, muchas veces ida y vuelta!

Tranquilizándolo, Kyungsoo rió y le tomó de los hombros, dejando caer la cabeza.

-Creo que se nota lo suficiente. Demasiado, quizás.

-Yah, Soo—Suho pareció salir de la burbuja rosada con corazones, parpadeando con energía pero sin dejar de acariciar la mandíbula de Lay, que miraba contento—Se me ocurrió algo, algo fantástico—recalcó la última palabra con gestos exagerados—Hey, coco loco—miró a Kai—Dime…¿Qué se te viene a la cabeza cuando digo la palabra club?

 

 

-¿Así de una?—peguntó.

-¡SÍ, SÍ, SÍ, SÍ!—alentó golpeado la mesa, cantando—¡Fondo, fondo, fondo!—Kai echó la cabeza hacia atrás y tragó directamente el líquido transparente, ni bien el vaso quedó vacío arrugó la nariz y tosió—¡¡Yeah, vamos coco loco!!

Con varias palmadas en la espalda a modo de felicitación, Jongin asintió sin dejar de toser mientras volvía a llenarse el vaso: quemaba la garganta, la nariz y le lloraban los ojos, pero los músculos de su cuerpo se relajaban poco a poco y una especie de calorcito palpitando en su frente hacía que nada le importase.

Lay aplaudió mientras saltaba en su asiento, a continuación pidió permiso a Suho y tomó media rodaja de limón junto con un salero, tratando de recordar cómo diablos le había enseñado el morocho hacía cinco minutos.

Terminó pasando la lengua por su propia palma y frotándose así el cuello con saliva, completamente desentendido del mundo. Sacudió el salero contra la humedad en su cuello, algo debería pegarse, ¿No?

-¡Le toca a Myeon Myeon!—gritó, sacándole la botella al lobo más chico y colocándola sobre la mesa—Vamos, vamos, ¡Vamos!

Suho se frotó las palmas y asintió mientras Kai aplaudía, inculcándole coraje. Con ya varios vasitos de tequila y vodka encima, se tambaleó y tomó un trago potente para después lanzarse sobre el rubio, devorando su cuello al tiempo que carcajeaba. Yixing, mordiéndose el labio, lo alejó a medias.

-¿Dónde está el limón?—le preguntó el otro, confundido.

Con una sonrisa, Lay dejó ver la pequeña rodaja, haciendo que Junmyeon gruñera complacido y lo tumbara en el sillón pegado a la pared, recorriéndole el cuerpo con las manos y no importándole la gente.

Jongin miró a su alrededor, las luces le impedían ver con claridad y la música rebotaba en sus oídos y en su cabeza, agitándole el pecho, sintiendo que el corazón latía a tempo. Se tocó el cabello corto en cuanto vio a un par de mujeres medio peladas y hombres con colas de caballo: los humanos sí que eran raros, ¡Incluso había uno con pelo azul!

De pronto cayó en la cuenta: ¿Dónde está Kyungsoo? ¿Hace cuánto se fue?

Se levantó entonces y pidió disculpas, caminando a tumbos y chocándose las paredes así como las personas, intentando hacer foco en un petiso adorable con ojos saltones y labios carnosos. Llamó quinientas veces su nombre, su voz perdiéndose en los golpes de los parlantes. Un extraño humo no le dejaba ver sus propios pies y le hacía toser, sumado a que el estómago le quemaba por dentro, mareándolo.

Apoyándose en una pared, se desplomó de costado al no ver la puerta del baño abriéndose y terminó acurrucado en el piso. Varios desconocidos prácticamente lo saltaron o bordearon mientras se reían y las gotas de baba caían en su rostro, se refregó asqueado e incorporó, sintiéndolo.

Su aroma. El aroma de Kyungsoo: esa inconfundible mezcla dulce con miedo, pánico…potenciado por mil. Destacaba por sobre todos los demás olores y venía del contenedor del medio; completamente seguro y a la vez dado vuelta él y su mundo, empujó la puerta verde oscura y lo vio, sentado sobre la tapa del inodoro y abrazándose las rodillas, cabeza gacha y respirando hondamente.

-¿Soo?—cerró la puerta y cayó sobre él, abrazándolo—Soo, ¿Estás bien?

-Sí, puedo, puedo solo. Dame un minuto y salgo—suspiró—Lo siento, ya salgo, en serio.

-No, está bien. Está bien temerle, ¿Te quieres ir?—susurró, el más bajo negó cansadamente.

-Te veías contento, no quiero arruinarte la noche.

-Pero yo estoy contento contigo, porque estás conmigo, no porque esté aquí—terminó arrodillado en el piso, corriéndole el flequillo—Kyungsoo, mírame. Mírame…gruñó, sintiendo una extraña y abrasiva ola de calor desequilibrarlo a medida que se acercaba con temor—Hermoso. Quiero verte, muéstrate.

El mayor obedeció, dejando ver sus ojos asustados y desentendidos, ¿Qué le pasaba a Jong…?

-Muéstrame—murmuró, sujetándolo de la mandíbula—Muéstrame más.

-N…no entiendo.

-Kyungsoo… - sus ojos ardieron al rojo vivo, más la ferocidad murió ante la lujuria—Muéstrate, muéstrame.

Abrió más los ojos, tragó saliva y comprendió, terminó asintiendo. Con una pizca de vergüenza temblequeando en sus piernas, las bajó de la tapa y tomó a Kai de la nuca, levantándole hasta la altura de su rostro, suspirando dentro de sus labios entreabiertos. Dos segundos más tarde le besó intensamente, cabeza de costado y lengua pidiendo permiso. Con el moreno respondiendo al instante, Kyungsoo tiró de los cabellos y se acercó como pudo, atrayendo a Jongin hacia sí con la mano libre tirando de su remera.

“Muéstrate”, me dijo. Si él te lo pide, si así te lo pide…

…No lo puedes no hacer.

-Kyungsoo, muévete—le advirtió el otro entre besos, sujetándolo de la cintura—Levántate.

En una milésima de segundo, Kai se sentó y colocó a Kyungsoo sobre sus piernas; sin vergüenza y mirándolo a los ojos, Jongin movió sus caderas, sintiendo su sexo inquieto amoldarse a la perfección entre los glúteos del mayor, sonrojado y respirando agitadamente con la boca abierta.

-Kyungsoo, hazlo—insistió, mandíbula tensa y dientes apretados—Muéstrate.

Dedos torpes del más bajo viajaron a su propia camiseta, desabrochándose rápida y toscamente, dejando entrever su pecho y su estómago, no tan trabajados como los de Jongin, pero sí muchísimos más blancos.

El lobo jadeó, maravillado.

-Eres tan perfecto—y hundió la cabeza en su pecho, marcándolo a besos abiertos y mordiendo débilmente los pezones, escuchando cómo su presa ahogaba sus gritos con las palmas tapándole la boca—Te amo, Soo. Creo que te amo demasiado.

-Jongin, no me siento bien—jadeó, la sangre bajaba más allá de su estómago y el ambiente cerrado no lo estaba ayudando—Ah, Jongin…

-Shh—lamió por última vez y detuvo el movimiento—No todavía, no aún.

-P…pero—en su mente acalló la opinión: con sólo verlo no duraría mucho.

-Soo—gruñó, mordiéndole la mandíbula—Yo ni siquiera he empezado.

 

 

La sensación de vacío golpeó su pecho, se sintió tonto, torpe e imbécil. Se tocó a la altura del corazón y se mordió el labio: no podía sentirse tan asqueado consigo mismo.

-Creo…creo que me tengo que ir—suspiró, ocasionando que se detuviera todo movimiento.

-Pero…pero… ¡Apenas estábamos empezando!—protestó Junmyeon con las botellas en mano, camisa desgarrada notoriamente y cierre bajo, aparentemente no tenía idea de dónde estaba ni lo que acabaron (casi) haciendo—No te puedes ir, ¡En media hora es la happy hour!

-Lo siento, hace mucho que no voy a casa y…no sé, los extraño—mintió, imaginando una sombra gigante morocha y con cara atemorizante pero sonrisa sencilla—Quiero verlos, cinco minutos.

-Xing, no me dejes aquí plantado—puchereó—No seas malo, no seas malito.

-Lo siento—insistió, levantándose y encarando a la salida, atravesando la pista. Tengo que verlo.

Ni idea tenia de por qué o cómo, sólo sintió repentinas ganas de verlo y pedirle perdón. A pesar de las discusiones, de las peleas, los golpes a las puertas y destrozos en la casa, Yifan seguía siendo suyo, él seguía siendo de Yifan. Eran suyos, mutuamente. Eran algo que no había terminado y eran algo que parecería no acabarse…y Lay cayó de golpe en la cuenta que lo estaba traicionando cuando el otro jamás lo había hecho, abrumándolo: ¿Por qué lo hice entonces? ¿Qué me llevó a hacer eso? ¿Qué quiero? ¿Qué busco?

Rápidamente se encontró en la calle, caminando en zigzag y doblando en las esquinas sin saber adónde ir.

Dos figuras descansando en la entrada miraron con curiosidad…

…Sehun ahogó un llamado y Luhan lo detuvo, abrazándolo con fuerza.

 

 

-No atiende.

-¿Cómo que no atiende?

-¡Lo que te digo! No… - de pronto se oyó su nombre, inhaló—¿Myeon, Junmyeon? ¿Dónde estás?

Desde la calle, Suho trotó unas cuadras, respirando agitadamente.

-Estoy a dos cuadras de casa, ¿Tú dónde estás? Te perdí a ti y al coco loco de vista.

-Emh… - llamó con la mano a Kai, saliendo del baño una vez se vistieron—Nosotros estamos yendo, ¿Nos esperas?

-No, primero tengo que encontrar a Yixing, lo he perdido—interrumpió, mirando a todos lados; una cuadra a la derecha, divisó una figura, corrió—Te hablo luego, adiós.

Y cortó.

Acortando la distancia y gritando a viva voz, lo detuvo, girándolo. Tenía los ojos hinchados y rojos, había estado llorando. Se le deshizo el mundo, rápidamente le tomó del rostro con las manos.

-¿Qué te pasa?—susurró.

Lay jamás se había sentido tan culpable, gimió con dolor y negó, avergonzado.

Y a pesar de estar ligeramente atontado, desequilibrado…lo olió.

Lo percibió.

Fue una flecha atravesando su corazón, fue una bala entrando en su cabeza. Fue sentir que su ritmo cardíaco se paraba y su sistema nervioso estallaba en mil nervios que quemaban y congelaban, dolían y se desfibraban, perdían el control y le inyectaban certeramente el más terrible de los pánicos.

Lay había crecido en las sombras, sabía identificarlas. Y aquellos ojos coléricos no se camuflaban en las penumbras, aquellos dientes cortaban el aire y los gruñidos podía sentirlos casi en su interior, como si fuera a salir de adentro suyo.

-Yixing, ¿Por qué lloras?—insistió Suho, sacudiéndolo con miedo, se le veía ido—Yixing… ¿Yixing?

Lay se encontró con esos ojos negros y profundos mirándole con preocupación y cariño desmedido. Casi que podía palpar el amor que transmitía el morocho a través de ellos, casi podía acariciar las capas de ese querer extremo, completamente entregado y de contención. Casi podía imaginarlo a Junmyeon diciéndole cuánto significaba para él, en qué medida le había entregado su vida y de qué manera confiaba en que no le haría daño nunca. Nunca jamás.

Al menos no él.

Separó los labios, pero el cuerpo le temblaba y las palabras no salían de su boca. Cuando sintió la respiración del morocho abrigarle los labios, desvió los ojos más allá del horizonte y lo vio saltar, atravesando el firmamento y en milésimas de segundo a caer sobre ellos.

-¡¡Junmyeon!!

El grito de alerta no sirvió de nada, no pudo moverse a tiempo. Cuando el humano quiso seguir la mirada espantada de Yixing, sólo alcanzó a ver una masa negra chocando contra él, atravesándolo y tumbándolo al piso.

Lo siguiente fue un mar de sangre, y Lay perdió control de su psiquis cuando escuchó los gritos ahogados del morocho debajo del cuerpo lobuno de Kris, desgarrándole el pecho con ira y destrozando con sus dientes todo lo que entrara en su boca.

A medida que los alaridos se fueron apagando, el lobo rubio quedó sin soporte en las rodillas y cayó al suelo, observando cómo Yifan iba cambiando patas por brazos y piernas y cómo se iba enderezando, sonando su espalda violentamente. Ya erguido, aunque medio curvado sobre su víctima, se giró para mirar con desprecio a su pareja, exhibiendo la sangre que manchaba completamente su rostro y sus dedos como premios de batalla.

Yixing hiperventiló. Con los ojos abiertos, comenzó a llorar mientras daba grandes bocanadas de aire, intentando llenar sus pulmones y el vacío abominable que iba devorando su corazón; se tomó del estómago y clavó las uñas, intentando distraer el dolor con esas punzadas ocasionadas a propósito al tiempo que Kris le caminaba por al lado, dejándolo solo y enfrente del recuerdo de lo que alguna vez había sido Junmyeon.

 

 

-¡Ahí están!—exclamó Kyungsoo—¡¡¡Junmy---

Kai rápidamente lo abrazó por detrás y le tapó la boca, escondiéndose ambos detrás de un arbusto. El desplazamiento fue rápido pero no lo suficiente como para que Kyungsoo no pudiera ver a un lobo desacatado y rabioso con un cuerpo debajo.

Suho debajo. Sus restos debajo.

Se estremeció, sintió que el alma le abandonaba el cuerpo. La mano de Jongin apretó más fuerte, los labios pulposos susurraron cálidamente contra su oído, cargando la voz con pánico.

-Vete, rápido.

Parpadeó e hizo foco, pero el raciocinio chorreaba rápidamente fuera de su ser.

-Corre, ¡Corre Kyungsoo, rápido! A todo lo que el cuerpo te dé. Corre hasta el río, corre derecho… ¡Pero corre, corre hasta que te derrumbes!

Jongin…¡Jongin!

-Te lo suplico, hazlo y no me busques—terminó, soltándolo, ayudándolo con un empujón.

Sin pensarlo, el cuerpo del humano comenzó a reaccionar y se entregó a la deriva, dando grandes zancadas y llorando a cada paso, a cada metro, sintiendo que se le rompía el alma en mil pedazos.

No pudo ver a Kai desaparecer, tampoco pudo despedirse de su único amigo.

 

 

-Junmyeon, ¡¡Junmyeon!!

Estaba afónico, le tomaba de la mano, del rostro, del pelo, de la cintura. Le agarraba como podía y de donde podía. La sangre se pegaba a sus palmas y lo desconcertaba, el alcohol ya había huido de su cuerpo para desaparecer en forma de lágrimas ácidas e hirvientes que surcaban su rostro mientras rogaba por ayuda.

-Junmyeon, Junmyeon, respóndeme—pidió en medio del llanto, agonizando mientras le tomaba de las manos, manchándose de sangre, hermosa e intoxicante pero triste sangre—Te mantendré vivo, lo juro. Sólo…sólo muéstrame cómo, ¡Enséñame y lo hago! Los humanos… ¡Los humanos seguro saben eso!

De costado dos gotas cristalinas rodaron, partiendo desde los ojos de Suho, brillantes y vidriosos, acompañados de lentos y hondos suspiros junto con una media sonrisa. Una sonrisa desacreditadora, una sonrisa casi malévola. Sabía, ambos sabían la verdad.

No se podía hacer nada.

Y nada se haría, salvo esperar.

 

 

-¡¡TODOS ESCÓNDANSE!!—bramó Luhan, dando un portazo nada más entró con Sehun a la casa—Xiumin, Chen, Baekhyun, Chanyeol, Tao, Kai, ¡Muévanse!

Los cuatro primeros aparecieron en pareja, Tao se asomó pesadamente, ojos ojerosos y mirada muerta, perdida, como si ya no tuviera ganas de vivir. Jongin entró por la cocina, desde atrás y sigilosamente se acomodó en un rincón de la sala, oculto tras las sombras. Minseok se frotó el cuello, adolorido y preguntó preocupado.

-¿Qué pasó?

-¡¡Papa ha matado, Mama lo estaba engañando con un humano!! Papa saltó sobre el chico y…y… ¡Seguro está viniendo!—las lágrimas brotaban de Sehun sin control, Luhan se giró en dirección a Kai y le tomó del cuello.

-Algo me dice que todo esto es tú culpa. ¡Aparte qué mierda haces aquí! ¿¡No era que te ibas!?

-¿¡Irse!?—Chanyeol soltó la mano de Baekhyun, atónito—¡K-Kai!

-¡¡Nadie se puede ir!!

-¡Escóndase, está viniendo!

-Chanyeol, vayámonos… ¡Por favor!

-Minseok, también nosotros---

-¡¡SILENCIO!!—el barullo se detuvo, Minseok infló el pecho, aumentando el tamaño de sus fauces—Todos, y cuando digo todos me refiero a ¡¡TODOS!!, ¡Tranquilos!—asesinó a Luhan con la mirada y éste automáticamente soltó a Kai, que se agazapó dispuesto a encerrarse a su cuarto—Si Kris llega a venir, quiero SILENCIO, silencio absoluto, ¿Me oyeron? ¡Cuando alguien intenta salirse del círculo no hay que retarlo! Se lo deja respirar, aclarar su cabeza y luego se discute todos y cada uno de los motivos—una punzada de traición le punzó en el pecho, Chen, Sehun y Luhan debían permanecerse callados así como Kai—Ahora, nos quedaremos aquí y le dejaremos camino a Yifan para que vaya a su pieza, Lay vendrá cuando mejor le parezca y ahí, SÓLO AHÍ, quiero esta casa vacía…hasta entonces nadie se va de esta sala.

Treinta segundos, eso tardó en verse una sombra arrastrándose por el jardín hasta el galpón. Cuarenta segundos pasaron hasta ver a Kris aparecer por la puerta delantera: El líder no llevaba ropa alguna, vestía solo su piel, lo cual significaba que había quebrantado la transformación.

-Lay está en el galpón—dictaminó, nadie habiendo preguntado; se apoyó en el marco de la puerta, rompiendo la madera bajo sus dedos—Y no está solo.

Cerró la puerta, la sala entera permaneció en silencio.

 

 

Nadie se atrevía a salir, por temor igual a Lay y a Kris. Si alguno se acercaba al galpón, Kris lo tomaría como traición y los haría pedazos, si alguno se acercaba al galpón y golpeaba su puerta, Lay podría salir disparado de allí dispuesto a arrancarles la cabeza.

Chanyeol, sosteniendo a un temeroso Baekhyun en sus brazos, miró por la ventana hacia el jardín, casi viendo salir la ira de Lay por entre los huecos de las maderas y las chapas como humo negro y rojizo. El chico que amaba temblaba, por lo que apretó el agarre y hundió la nariz en su cabello, besándolo silenciosamente y rogándole al cielo que todo aquello no significara el fin.

Sehun escuchó que Luhan, detrás suyo y apoyado en la pared, se encaminó de pronto en dirección a la puerta, por lo que se levantó del suelo y lo siguió preocupado y sin decir palabra, Luhan hacía cosas tontas bajo presión o cuando no lograba calmarse.

Tao siguió atento a la puerta de la habitación de Kris, deseando con todas sus fuerzas tener el valor de entrar y la bendición de no morir en el intento. Chen, a su lado, se dejó caer al piso, aún procesaba lo que estaba pasando. No pudo atender ni consolar a Xiumin, ovillado en el sofá, que cerraba los ojos y rogaba por nadie viéndole llorar, abrazándose las rodillas.

…Kai…

Kai era el que peor estaba: a través del incidente, había aprendido una lección, había recibido una amenaza. Con los ojos como platos, contaba los segundos y calculaba la velocidad a la que corría Kyungsoo, preguntándose dónde estaría ahora y si hubiera logrado alejarse lo suficiente.

Constató que esa noche en el cielo no había estrellas.

Mirando fijamente a la luna entera y blanca, Kai y todos los demás lo escucharon al fin.

Brotando lentamente del interior del galpón, los aullidos de Lay surcaron la noche y se oyeron hasta el amanecer.

 

 

 

 

Notas finales:

Porque dos lemons seguidos "era demasiado bueno para ser cierto..." (?) 

 


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