Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bones (Wolf & Beauty) por JHS_LCFR

[Reviews - 323]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Volví, volví, no me maten! ;A;

Capítulo 08

 

Aprovechando que Suho había accedido a salir nuevamente de compras en tren de volver con ALGO en las manos (y no como la última vez) "para que las porciones alcanzasen", Kyungsoo huyó a la cocina con Jongin, arrastrándolo al cajón de cubiertos.

-Presta muchísima atención—dijo lentamente, levantando las cosas a medida que las nombraba—Tenedor, pincha cosas para agarrarlas mejor—Kai asintió, repitiendo—Cuchillo, corta la comida en pedazos más pequeños—misma respuesta—Cuchara, retiene líquidos y arroz.

-¿Los cositos blancos?

-Exacto.

-Bien.

-¿Seguro? ¿Recuerdas todo?

-Comí ramen, hace tiempo. Me manejo mejor con los palillos.

-Genial, ahora ayúdame a poner la mesa mientras repasamos.

Memorizando qué corno era un vaso, una jarra, un plato hondo y demás, Kai fue acomodándolo todo mientras Kyungsoo traía la olla con la comida, usando guantes terriblemente grandes y bañados en flores amarillas.

-¿Y eso?

-¿Esto? Son guantes—explicó.

-Eso ya lo sé, me refiero a las flores—señaló, sonriente—Flores es de nena. Y tú no eres nena, que yo sepa.

-¡M…era el más barato!

-¿Cuánto puede llegar a salir un guante?—rió.

-¡Tú qué sabes, eres un…un… - puchereó, sonrojado—Eres un chucho, un perro!

Silencio, justo cuando Kyungsoo temía haber sido demasiado grosero, Jongin se paró detrás de él y pegó sus labios a su oreja.

-…Woof—ladró en un susurro, dándole al más bajo escalofríos—Mírate, le temes a un chucho.

Camino a la otra punta de la mesa, Kai sintió un leve tirón en la remera; se giró para ver a Kyungsoo cabizbajo y pegándose a él.

-No irás a dejarme solo otra vez, ¿No?—suspiró, triste—No sería justo que te escapases de nuevo.

-¿Me extrañaste?—involuntariamente le acarició los antebrazos con delicadeza, cuidándose de no rasguñar; Kyungsoo asintió con vergüenza—¿Lloraste cuando me fui?—Otro asentimiento, el de trenzas se sintió terrible—Ven aquí—y envolviéndolo con sus brazos, hundió la nariz en su pelo—Lo siento.

-¿Por qué actuaste así de… -inspiró con fuerza, temía meter la pata—raro y atemorizante, y por qué regresaste a pesar de lo que me dijiste?

Kai cerró los ojos, buscando las palabras.

-Me fue…difícil estar contigo anoche. Verás, desde que los lobos nos camuflamos para parecernos a ustedes, vivimos alertas a cualquier amenaza posible, a cualquier elemento que pueda alterar el orden de la paz que logramos establecer en el grupo—Recitaba las palabras de Xiumin Mama con precisión y decisión, si lo hubiese visto hubiese estado más que orgulloso—Por ende, cualquier oportunidad en la que nos veamos con ventaja para atacar, sirve. Sean los atacados culpables o inocentes. Y tú temías, Kyungsoo, eras el pánico en persona…me incitabas a…a…

Kyungsoo levantó la cabeza, asustado.

-No importa—se interrumpió, tomándole de la cabeza y hundiéndolo de vuelta en su pecho—Ahora sólo importa que el tenedor pincha cosas para agarrarlas mejor, el cuchillo corta la comida en pedazos más pequeños y la cuchara retiene líquidos y arroz—al escuchar la risa de Kyungsoo, sonrió—Y que el jugo se toma, no se chupa a lametazos.

Las palabras fueron apagándose, y Kyungsoo temerosamente amoldó sus dedos a la espalda del lobo, maravillado con la forma de sus torneados músculos, preguntándose por enésima vez cómo sería Kai “al natural”, “en modo lobuno”.

-¿Tienes hocico?—preguntó de pronto.

-Pues claro.

-¿Y cola?

-Demasiado gruesa para mi gusto.

-¿Patitas?

-Patas y garras. Patas fuertes, no patitas.

-¿Y si te pido un día que “Me des la manita”?

-No estás listo para verme al natural.

-¿Por qué no?

-Te asustarías.

-N…no si es de día.

Kai sopesó la idea, negó con rapidez.

-No, ni siquiera así.

-¿Por favor?

-Kyungsoo, una vez que me revele no creo que pueda volver.

Bien, tremenda declaración.

-¿Cómo?

-Extraño mucho caminar en cuatro patas y aullar, lo extraño muchísimo y muero por hacerlo. Pero si lo hago, querré hacerlo de vuelta, y de vuelta y otra y otra vez. Hasta…olvidarme voluntariamente de cómo camuflarme. Y no quiero morir—masculló, triste—No quiero, al menos no ahora.

Bajando la cabeza, se encontró con la mirada brillante de Kyungsoo y sintió que algo en el pecho saltaba, salía de pronto, como un golpe macizo pero agradable, una caricia que terminaba en pellizco. Suspiró, sintiendo cómo la nariz de Soo rozaba con su mentón.

-¿…Aullarás algún día para mí, Kai?—preguntó en un hilo de voz—¿Aunque sea una sola vez?

Sonó el timbre: Junmyeon había vuelto, mas Jongin retuvo al chico en sus brazos, mirándolo con desmedida emoción.

“¿Aullarás para mí?”

…Todas las veces que quieras.

 

 

-¿No te molesta si no te acompaño hoy al club?—preguntó Kyungsoo mientras juntaba los platos: el desempeño de Kai había sido excelente, no se había equivocado en nada e incluso se había ofrecido a servir la comida—Después de anoche, no creo que pueda ir por un tiempo.

-De hecho, iba a decirte justamente eso—le interrumpió, disperso mientras juntaba los vasos—Tengo planes para hoy, y no quiero dejarte de nuevo solo allí. Supongo que en casa estarás mejor…aparte, me doy por vencido. No hay forma de que te guste la “No-luz”—torció la comisura de un labio y Kyungsoo frunció el ceño, algo estaba pasando.

-Te falta un comentario frío o una tomada de pelo, ¿Qué hiciste con Suho Hyung?—bromeó; sorprendentemente el mayor se encogió de hombros, rostro calmo y ojos fijos en los cubiertos.

-Pues…es raro de explicar. Se trata de un chico.

-Eso no es raro. Y mucho menos viniendo de ti.

-Ése no es el tema. Es que…creo que es medio torpe—confesó, mordiéndose el labio—Está requete bueno, pero le dije un par de chistes y no los entendió. Y lo peor es que sospecho que vendrá sólo porque cree que va a morir si no lo hace.

-¿¡Pero qué chiste le hiciste para que piense eso!?

-¡Aish, Soo! Hicimos una promesa con el meñique, nada más. Me preguntó qué pasaba si no iba, le dije “te mueres” en broma y se espantó, ¡Se horrorizó!

Ladeando la cabeza, el más bajo empezó a comprender: Sí, quizás sea medio despistado.

-No te olvides que es mi amigo de quien estás hablando—se escuchó desde la cocina; Kai volvió con la escoba y el ceño fruncido—No entiende tu forma rimbombante de hablar, así que no te le rías.

El aire se cargó de incomodidad, mientras Jongin barría Junmyeon repasaba sus palabras: Lay Mama, amigo…algo no le cerraba.

¿Ese rubio será el tutor del coco loco? ¿Se conocerán de chicos, que le dice “Mama”? ¿Le cocinará como Kyungsoo a mí?

Por su parte, el más bajo de los tres aprovechó para correr las sillas y mirar de reojo los músculos de los brazos de Jongin, que barría ensimismado en el ruido que hacían las cerdas al arrastrar la mugre: parecía el bufido de un gato, le encantaba.

-Kyungsoo-yah—le llamó de pronto robándole un suspiro de sorpresa—¿Dónde está la palita?, así junto esto y lo tiro.

-No, está bien, yo junto—tartamudeó cuando el de trenzas susurró a su oído.

-Te he visto hacerlo. Y no eres muy bueno que digamos—sonrió—Sé que es difícil para ti, déjame hacerlo.

Con la cara ardiendo al rojo vivo, Do Kyungsoo se inmovilizó durante quince minutos: Junmyeon, harto de llamarlo y agitar las manos frente a sus ojos, terminó lavando los platos.

 

 

-Tú escuchaste eso, ¿No?—chilló Baekhyun mientras se paraba y miraba a los costados—Dios mío, ¡Dios! ¿¡Y ahora qué hacemos!?

Chanyeol le tapó la boca mientras miraba en dirección al bosque, como el pueblo se encontraba en una zona de depresión sólo había que levantar levemente la cabeza y verlo allí a lo lejos, al horizonte.

-Son como tres kilómetros nomas de allí hasta acá. Debemos volver a casa.

-¡Pero Lay Mama dijo---

-¡Ellos entenderán! ¡No nos podrán por debajo de una discusión suya, estamos hablando de los humanos y sus armas, tienen que dejarnos entrar!

-Chanyeol – en sus ojos vidriosos se reflejó la imagen del más alto—Chanyeol, tengo miedo.

-Tranquilo, estás conmigo—le consoló, acariciándole desde los codos hasta las muñecas—Ahora, sujétate a mí—entrelazaron dedos en una sola mano, Chanyeol le dio la espalda—A la cuenta de tres, corremos, ¿Sí? La casa está en línea recta, llegaremos rápido.

-¿Podrás correr tomado de la mano? Yo soy pequeño, corro más lento—lamentó Baekhyun.

-No soportaría estar corriendo delante tuyo y perderte de repente. Necesito sentirte además de verte—le explicó, sereno.

Un casto beso antes de comenzar.

-Uno…

-Dos…

-Tres—dijeron al unísono, corriendo torpemente por la diferencia de fuerza y de longitud de piernas.

Observando la silueta de Chanyeol bañada de un color rosado corriendo delante de él, tan imperial, protectora y bonita le robó un suspiro. Chanyeol era como la torre donde estaban las princesas, pensó.

Torre y princesa, perro y hueso…

Sonrió.

Como si hubiésemos nacido para estar juntos.

 

 

-Creo que debería irme.

-¡No! ¿¡Por qué!?

-Kyungsoo, está atardeciendo, será difícil estar a tu lado.

El cielo teñido de tonos anaranjados contrastaba con los edificios ya negros y le daban a Kai una imagen levemente tenebrosa, atemorizante.

-P… ¡Prometo no asustarme! ¡Si estás conmigo, adentro, con las luces prendidas y no gruñes ni trepas por las paredes, no me asustaré!—exclamó, buscándole las manos—Por favor, Junmyeon no atenderá el teléfono en toda la noche, no quiero quedarme solo…

El tacto ya empezaba a resultarse dificultoso, Jongin apretó los labios.

-No puedo, en serio.

-¡Jongin!

-¿Qué harás si te muerdo?—preguntó de pronto, avergonzado de aquello que sabía, SABÍA que haría y no podría revertir—¿Qué pasa si te arranco un pedazo de piel, eh? ¿Sonreirás y harás de cuenta que nada pasa mientras finges ser fuerte?

Dentro de Kyungsoo se quebró algo, aflojó el agarre.

-¿Por qué dices eso? Es…es cruel.

-No—lo soltó de pronto—Perdón, el problema es mío. Tú tienes todo el derecho de tener miedo, eres humano, temer es humano. El problema es mío por…juntarme...venir…perdóname, es que todavía no termino de aprender—susurró, caminando hacia atrás.

-¡Jongin, no me dejes!—al ver que le mantenía la mirada pero no decía palabra, corrió a aferrarse a él, abrazándolo—Sólo hoy, ¡Sólo por hoy! Luego podrás irte, en serio.

El perfume que brotó de sus cabellos durmió sobre los labios de Jongin, permitiendo probar un poco de lo que se estaba perdiendo. Mordiéndose el labio y tensando los músculos, cerró los ojos con fuerza y respondió el abrazo.

Rogó por tener autocontrol aquella noche.

 

 

Miró la hora en su reloj: hacía media hora ya que estaba esperando. Maldijo por no haberle pedido el teléfono.

-¿Acaso es estúpido? ¿No se da cuenta que se va a morir?—sorprendido por el comentario, se insultó a sí mismo y se golpeó en la frente—Lo que me hace decir, tonto.

Mirando una vez más a los alrededores, hundió las manos en los bolsillos traseros de su pantalón, cargando todo el peso de su cuerpo en una pierna.

Le dije dónde estaba el lugar, cómo se llamaba, a qué hora abría: ese tipo me está tomando el pelo.

Con ya ocho extraños que pasaban habiéndole echado el ojo, Suho se mordió el lado interno de la mejilla en disgusto: le habían dejado plantado. Girando sobre su eje en dirección a la entrada del club, se quitó la campera de cuero dejando expuestos sus brazos, sus hombros y una generosa parte de su pecho, frotándose disimuladamente la clavícula.

-Definitivamente hablaré con el coco loco más tarde.

 

 

-Espera, espera, me mareo—le retó, sacudiendo las manos—Así que es así—hizo una “v” con dos dedos—Así—abrió la palma—Y así—cerró en un puño.

-Exacto, ahora—se acomodó en la silla—¿Listo?

-¿Qué pasa si pierdo?

-Ya lo veremos—sonrió.

El de trenzas torció la boca, Kyungsoo tomó aire y contó hasta tres.

-¡Kai, Bai, Bo!—exclamó con el puño cerrado, Kai se quedó mirando—Hey, tú también. Es “Kai, Bai, Bo” y en el “bo” muestras lo que tienes.

Apretando los labios, Kai repensó las reglas, sonrió.

-¡¡BO!!—gritó con la palma abierta—Papel envuelve roca, ¡Gané!

-¡Eso no vale, se muestra al mismo tiempo!—le retó, puchereando—Chucho tramposo.

-Qué vergüenza que te gane un perro—se burló—Yo ni siquiera sé cuántos años tengo y sin embargo te hago morder el polvo, piedra sucia—chasqueó la lengua, Soo pareció perderse en algún punto de la conversación.

-¿No sabes cuántos años tienes?—Qué torpe, por supuesto que no. ¡Es un lobo!

-¿Hay un problema con eso? Según Mama ya terminé el colegio, aunque creo que nos mintió a mí a Sehun con eso para que no nos dieran ganas de ir.

-A…a ver, Jongin, ¿Tienen algún…emh…método, para saber quién es más viejo que quién en el grupo?

-Pues…casi todos menos Chen, Tao, yo y Sehun recuerdan la masacre del bosque. Aunque los que la vivieron bien en “carne viva” serían Min Mama, Luhan y Kris. Después están Lay Mama, Baekhyun, Chanyeol que recuerdan poco y nada...y eso sería todo.

-¿Y cómo se encontraron entre ustedes? Xiumin habló de un comedor, pero…

-Tengo entendido que Kris cargó con Chen y Luhan desde la masacre, así como lo hizo Lay con Sehun. Los encontraron solos y los tomaron, cada uno en distintas zonas del bosque. Xiumin tengo entendido que escapó a la ciudad y permaneció allí durante mucho tiempo…Hace cuatro o cinco días encontramos a Baekhyun que sólo Dios sabe cómo aguantó tanto tiempo solo…Chanyeol está hace más tiempo, se había refugiado en un basurero…Tao toda la vida había estado visitando el comedor haciéndose pasar por un chico común…

-¿…Y tú?

-¿Yo? Me quedé solo—respondió de lo más natural, levantando un hombro.

-Me refiero… ¿Cómo, con quién, adónde?—insistió.

-Bueno, pues…yo nací—levantó un dedo—Ocurrió la masacre y me llevaron a un laboratorio, me tuvieron ahí durante un par de años y luego…escapé—declaró, frunciendo el ceño—Y ahí reconocí a Tao, me habló de Min Mama y nos unimos. Fin, todos juntos.

-¿Qué te hicieron ahí?—susurró, asustado, levantándose de la silla.

-Me enchufaban cosas, me hacían correr y saltar, no lo sé. En esa época no entendía el coreano. Sin embargo…creo que gracias a eso nació mi capacidad para camuflarme. Fue en el laboratorio que comencé a experimentar con esto—movió los dedos, mirándolos con admiración—Según Min Mama, el poder de hacerlo lo obtenemos al nacer, pero se activa en determinado momento. Chanyeol aprendió en el segundo que entró a la ciudad, Tao la primera vez que unos niños le patearon en la vereda y yo…en base a la necesidad de salir de allí.

Kyungsoo apareció mágicamente en el aula de su escuela, recordando las clases y los ensayos, las notas y las felicitaciones por su ardua investigación y trabajo.

-Si tú dices que recién naciste…y yo ya estaba en primaria—con sus ojos mirando el techo, dibujando números—serían…tendrías… ¿Veinte años, más o menos?

-¿Veinte? ¿Eso es mucho o poco?

-Los humanos vivimos hasta los setenta u ochenta, pero los hay que llegaron al siglo.

-¿Y cuánto es eso?

-Cien años.

-¿¡CIEN AÑOS!?—gritó—¡Carajo que están viejos!—le miró, cayendo en la cuenta—O sea que sigo siendo cachorro. Todos lo somos.

-Sí y no. Eres lo que se dice “joven”.

-¿Tú también eres joven?

-Sí, pero tengo más que tú, estoy seguro.

-¿Y eso qué?

-Nada…quería saber.

-No te creas la gran cosa por ser mayor—sonrió malévolamente—Aquí entre nos, yo soy más grandote y soy más alto.

-Hablando de eso…perdiste, no te olvides—levantó una ceja—Así que tienes que hacer algo que yo te pida.

Kai frunció el ceño, debía estar bromeando.

-Sé lo que vas a pedir, y estás loco, no voy a hacerlo.

-Kai, por favor.

-"No" es "no", Soo.

-Dos segundos.

-¿No te entró en la cabeza lo que dije en la puerta? ¡Puedo matarte!

-¡¡Pero no lo harás, yo lo sé!!

-¿¡Cómo lo sabes!?

-¡¡Porque creo en ti!!

Kyungsoo terminó con las manos en los apoyabrazos del sillón individual donde estaba Kai, observándolo inclinado sobre él y con la mirada preocupada.

-Sé que no me harás daño…te caigo bien, ¿Recuerdas?—suspiró.

Sonrojado, el lobo se rascó los muslos.

-De acuerdo—convino—Lo haré, al diablo.

-Gracias—sonrió—En serio, gracias.

Corriéndose, dejó al moreno levantarse y caminar hacia el patio trasero. El aire seguía siendo cálido y los mosquitos volaban por ahí, zumbando molestosamente.

-Si llego a gruñirte o a asustarte…sólo dímelo, pero hazlo fuerte y claro, así no tardo en normalizarme—susurró, nervioso y dándole la espalda.

Posando una mano en su hombro, Kyungsoo sintió la piel ardiendo y temblando.

-Lo haré.

Los minutos pasaron, Kai estabilizó su respiración, aún dándole la espalda: con el viento acariciando su rostro y sus brazos, infló el pecho y dejó que la energía y la fuerza de su cuerpo fluyeran, relajándose, destruyendo aquel control que tanto le había costado mantener.

Do Kyungsoo observó lentamente, cómo el chico que tenía delante se encorvaba ante la torpeza de no poder mantenerse en pie, y de su espalda sonaron huesos casi quebrándose, aumentando el ancho y el largo, aun más ovillado en sí mismo, desgarrando la ropa y rompiendo el calzado. Las trenzas desaparecieron y todo él se ensombreció en un manto grisáceo, sonando los nudillos de sus manos que mostraban garras largas y afiladas, aquellas que habían causado los surcos de sangre seca que todavía no sanaban; apoyado en cuatro patas, la forma se fue acomodando, el pelaje brotó de la nada y le cubrió por completo, y sólo cuando salió la cola, agitándose suavemente, Kyungsoo comenzó a temblar.

Era una bestia. Una abominable y horrorosa bestia vista de espaldas, acurrucada en una bola y levantándose con calma, estilizando esa figura asesina que parecía penumbra. Respirando agitadamente, se recordó que no debía temer o se lo haría a Kai mucho más difícil de lo que ya era, por lo que contuvo el aire con las manos hormigueándole y las rodillas débiles.

-¿K…Kai?

Silenciosa y calmadamente, el animal se dio vuelta, cabeza gacha y orejas bajas. Al ver los ojos negros brillando intensamente cuando lo miró, Kyungsoo sintió una explosión en su cabeza, o sea, ¿Qué hacía temiéndole? ¡Era Kai, era Jongin!

-Hey—sonrió—Mírate, lo hiciste—le felicitó con un hilo de voz—Eres tan… - estiró la mano en dirección a la cabeza—Peludo y grandote—y le acarició, sintiendo el pelaje crespo y brilloso; como el lobo le llegaba poco más arriba del ombligo, se valió de su hocico para devolverle el gesto, cerrando los ojos con ternura, encantado con el contacto—Se me acaba de ocurrir algo—dijo de pronto—¿Puedo?—sonrió.

Obediente, Kai se sentó en el suelo y lo miró atento, esperando mientras entraba a la cocina y salía con el plumero, riendo. Levantando las orejas cómicamente se agachó, listo para saltar, mirada fija en el plumero que se agitaba sobre la cabeza del humano. Meneando la cola y aguantándose el aullido (que probablemente terminaría siendo ladrido patético), Jongin se pasó la siguiente hora yendo a buscar el plumero, la rama o incluso corriendo a Kyungsoo mismo.

Para cuando el cielo empezó a teñirse de amarillo, los dos descansaban sobre el pasto: Kai abrigando a Kyungsoo con su cola, el último acurrucado contra su estómago, durmiendo plácidamente.

 

 

-ChenChen—llamó inseguro—¿Sabías…emh… - en realidad no tenía nada que decir, pero verlo tan abatido en el sillón le quebraba el alma—Sabías que me gusta Kris?

Jongdae levantó la cabeza, anonadado, Tao enrojeció.

-Sí, así es, me encanta—declaró—Y pienso pelear por él…ya sabes, con Lay Mama.

-¿Kris?—susurró; el rubio rápidamente se sentó a su lado.

-Pues sí, y sinceramente no sé desde cuándo, a veces pienso que desde siempre, desde que lo vi; y otras veces pienso que fue algo del momento, un arrebato así de…cariño excesivo—miró a los ojos hinchados de su Hyung, sonrió incómodamente—¿Tú sientes eso por alguien, ChenChen?

Se tomó su tiempo, frunciendo el ceño e incluso con un leve puchero.

-…No sé.

-Oh, vamos—le codeó—¿Me vas a decir que nadie te alegra el día, no sientes como algo aquí—se tocó el pecho—cada vez que te cruzas con cierta persona? ¿No hay nadie que te genere ganas de abrazarlo cuando está triste o molesto? ¿Nadie, nadie, NADIE?—insistió.

Pudo casi ver maquinar la mente del otro, fijando su vista en todo y en nada a la vez.

-Q…quiero… - balbuceó, arrugando la nariz: ¿Cómo se dice?

-¿Quieres a alguien?—preguntó contento.

-No, no. Quiero… - extendió los brazos, como dándole un regalo a alguien.

-Abrazarlo, regalarle…decirle, explicarle—Tao lanzaba palabras al aire, intentando entender—Ayudarle.

-¡Eso! Quiero…ayudarle.

-¿A Kris Papa?—era lo más lógico, después de todo sólo se comunicaba con él.

-…No, no. Estaba llorando… - recordó, abatido—Mucho. Estaba triste.

-¿Quién, ChenChen?

Tao terminó acuclillado sobre el mayor, que se mordía el labio en vergüenza y miraba a un costado.

-Xiumin Hyung.

Al rubio se le aflojó la mandíbula, por poco los ojos no salían disparados de su cara.

-¿¿¡¡MINMIN!!?? ¿Me estás diciendo que te gusta MinMin Mama?

-¡NO!—exclamó, sonrojado—Quiero… ¡Ayudarle!

-Mentira, estás rojo—cantó.

-¡¡NO!!

-ChenChen y Mama, sentados en un árbol…

-¡Quiero ayudarle!—repitió incansablemente.

-Si tanto quieres ayudarle… ¿Entonces qué haces aquí?—silencio absoluto: bingo, había dado en el blanco—¿Qué fue lo que hizo que empezara a gustarte?

El recuerdo de la bicicleta fue raudo e inconstante, se mezclaban con la vista en la rama del árbol y el llanto por ayuda.

-No sé—dijo por enésima vez—Todo…él.

Tao se tapó la boca, ojos hechos dos medialunas. Sus ojos corrieron instantáneamente a la televisión y de sus labios escapó una carcajada: de repente se sentía de buen humor.

-¿Quieres saber un secreto de MinMin?—inquirió, tomando el control remoto—Eso sí, no se lo digas a nadie.

Levantando una ceja, Jongdae automáticamente se erizó cuando llegaron al canal. Tao carcajeó y dejó el aparato encendido mientras observaba cómo el rostro del mayor adoptaba todos los colores y luego palidecía.

 

 

Bostezó, estirando los brazos y sintiendo los pelos acariciarle el estómago. Sonriendo por su posición, se giró sentado para rascarle el hocico.

-Jongin, Jongin, despierta…

El contacto fue suave y cariñoso, luego de un bufido abrió los ojos y se incorporó.

-Me parece que tendrás que volver a tu casa—suspiró adormilado, frotándose los ojos—Lamento haberte causado tantos problemas.

Para cuando su vista estuvo enfocada y libre de molestias, Kai humano se sonaba la espalda…sin ningún pedazo de tela encima.

-¡¡¡K-KAI!!!

-¿Mh?—miró su ombligo, torció la boca—Ah, sí…bueno…es el precio a pagar, por así decirlo. ¿Tienes ropa de más acaso?—levantó la cabeza para verlo con las manos en la cara, bordó hasta las orejas—Yah, tú también tienes el mismo cosito, tampoco para tanto.

-¿¡C-cómo…COSITO!?—exclamó contra sus palmas—Mejor…mejor vete al cuarto y encuentra algo, yo cocino.

Entrando en la casa, Jongin cruzó las puertas hasta dar con una cama, un ropero y un escritorio; observó el cuarto y sintió un escalofrío, sorprendido por el aura del lugar: el lugar entero estaba inundado en pánico y miedo, buscó rápidamente las prendas y se las colocó, incómodo ya que todo le quedaba chico.

Volviendo a la cocina, observó a un todavía colorado Kyungsoo que sacaba dos tazas y se mordía el labio. En una milésima de segundo llegó a la conclusión de que le parecía hermoso.

Es la forma en que camina, como se encoge en sí mismo, cómo habla…

Todo él me gusta. Todo él me tienta, lamentó.

…Esto va a ser difícil.

 

 

Luhan retrocedió, gateando una vez su pierna encontró respiro del dolor y se aferró al primer cuerpo que tocó su espalda, siendo afortunadamente el de Sehun. El más chico de la manada lo abrazó con fuerza desmedida, llorando contra su cabello.

Xiumin se irguió, tambaleante y dejó caer los brazos a los costados de su cuerpo. Bajó la cabeza y miró el bulto de gente a sus pies, se pasó la lengua por los labios y habló, distante.

-Ni una palabra—dictaminó—Tengo tanta autoridad como cualquier otro líder, ¿Me oyeron?—su voz fue apagándose, abatido—Vayan a casa, yo limpio el rastro.

Cargando con Luhan en la espalda, Sehun emprendió camino mientras Minseok lloraba lágrimas de silencio y vergüenza, escarbando en la nieve para esconder los cuerpos.

 

 

Notas finales:

JA! todas estaban asustadas sobre la muerte de Luhan...MMMUOHOHOHOHO, you just got punk'd!!! (?)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).