Así eran las cosas a partir de ese día, Milo buscaba a Saga en la casa de Géminis, no podía ser de otra manera, no querían que Kanon llegara a Escorpio y los hallara en un mal momento. Algunas veces simplemente hablaban hasta dormir, pues hacerlo todas las noches era demasiado agotador para ambos. Y cuando Milo se iba, regresaba el sentimiento de culpa en ambos, que solo desaparecía cuando estaban juntos. Sabían que no podían seguir así toda la vida, que en algún momento todo tendría que terminar entre ellos, o tendrían que convertirse en una pareja oficial y dejar de esconderse. Vivían con los nervios a mil, esperando no ser descubiertos, intentando no aparentar nada frente a los otros caballeros. Las contadas veces que Milo iba a la casa de géminis, procuraba no mirar a Saga a los ojos para evitar sonrojarse, y éste para evitar demostrarle a su hermano lo evidentemente celoso que estaba del escorpión, pero cuando estaban solos, no había momento que no aprovecharan, pues sabían que no duraría lo suficiente.
Saga subía a la casa de Escorpio con el pretexto de que tenía que ver a Afrodita, para saludar a Milo y pasarla un rato juntos. Llegó hasta la casa de Virgo y le pidió permiso a Shaka para pasar
-No- respondió de manera cortante el caballero de la séptima casa -no hay permiso para pasar por aquí-
-¿Qué…? pero…-
-Vas a ver a Milo ¿no es cierto?-
Saga abrió los ojos de par en par
-¿A qué te refieres?- preguntó fingiendo poco interés en el tema, y evadiendo los ojos de Shaka, que se habían abierto inesperadamente después de finalizar su meditación
-Tu lo sabes mejor que yo-
-Bueno, voy a pasar lo quieras o no- le dijo Saga aparentando tranquilidad y se dirigió hacia el frente.
-¡Khan!- un fuerte escudo envolvió no sólo al budista, sino todo el ancho de la casa de Virgo, un escudo impenetrable.
-¿Qué diablos te sucede Shaka?- le preguntó el caballero de géminis enojado.
-Si no te sientas a escuchar lo que tengo que decirte, no voy a dejarte pasar-
-Se me hace tarde, tengo que ver a Dita- se excusó -y claro que voy a ver a Milo, tengo que pasar por su casa ¿no?-
Shaka permaneció inmóvil y volvió a cerrar los ojos
-Bien, Shaka, como quieras, tu cosmo no durará para siempre- Saga se recargó en la entrada del templo -prefiero esperar-
El caballero de Virgo continuaba en su meditación. Lo que Saga había dicho era cierto, su cosmo no sería eterno, pero bastaba para mantener vivo un simple escudo el tiempo suficiente para desesperar a Saga, acabaría aceptando de una u otra forma.
Fue mucho menos tiempo del que el rubio esperaba, pasados quince minutos, Saga suspiró impaciente y se dirigió al caballero de Virgo
-Bien, habla, pero no me pienso estar todo el día, tengo que ver a… Dita- aceptó sin otra alternativa
-No te quitaré mucho tiempo, además, Afrodita me dijo que lo verías en una hora, dudo que te tome tanto tiempo subir las escaleras hasta su templo-
Saga suspiró
-Shaka… a ver…-
-¿Vas a ver a Milo?- el caballero de Virgo lo miraba a los ojos, Saga nunca había podido mentirle a él, todos los demás eran lo suficientemente incrédulos, incluso Afrodita, quien creía que de verdad Saga estaba interesado en él, pero el hindú era otra cosa. Sabía que no tenía caso mentir, de una u otra manera, él terminaría averiguando la verdad.
-Si- aceptó Saga al fin, y de alguna forma, sintió que un peso se le quitaba de encima, poder decirle al menos a un tercero la verdad hacía que el estrés de vivir una vida amorosa con el caballero de escorpio a escondidas fuera mucho menos frustrante.
-Saga, voy a decirte algo, no me corresponde hablar de las infidelidades en el santuario, pero te considero una persona importante, porque fuiste muy importante para el hombre que amo, y la verdad es que te debo mucho, si no hubiera sido por ti, yo jamás habría sido su pareja-
-Bueno, Mu me atraía, pero yo siempre supe que él te amaba, pero no entiendo qué tiene que ver…-
-Déjame terminar, Saga, no seas impaciente… en fin… te considero una persona importante- suspiró un poco -eres mayor que yo, así que no voy a darte enseñanzas sobre lo que es o no correcto, creo que tú lo sabes de sobra- Shaka lo observaba fijamente -entiendo lo que te sucede a ti con Milo, pero… dime, si es verdad que tanto se quieren y se necesitan… ¿por qué no simplemente hablan con Kanon y se vuelven pareja?-
-Tu no entiendes… Kanon es…-
-Claro que no lo entiendo… ¿te parece correcto esconderle las cosas a tu hermano? él no es tan débil, Saga, no es un niño indefenso que saldrá corriendo a suicidarse o a deprimirse durante toda la vida si le hablan claro, y por tu mirada, creo que ya lo sabes y no necesitas que te lo diga- se acercó un poco al mayor -si ya sabes que Kanon es lo suficientemente maduro para entender, ¿por qué no eres pareja de Milo?- le preguntó directamente
-¡Ya basta Shaka!… no…. no es sólo por Kanon… también es por Milo-
-¿A qué te refieres?- preguntó con una expresión ligeramente extrañada
-Vamos, rubio, ¿no dices que lo sabes todo?-
-No lo sé todo, solo digo lo que veo, ¿acaso Milo no quiere terminar con Kanon?-
-Bueno no hemos hablado, pero…-
-No necesitas hacerlo, si quisiera, ya lo hubiera hecho, pero de todas maneras plantéaselo-
-¿Dices que Milo no quiere dejar a Kanon?- el mayor comenzaba a irritarse -¿qué diablos estás insinuando, caballero de virgo?-
-No insinúo nada, sólo digo lo que veo, Saga, si Milo quisiera terminar con Kanon, ya lo hubiera hecho… puedes pasar-
-¡No! ¡no me voy a ir hasta que me digas qué insinúas con esas palabras! Milo es… tu… tu no entiendes, ni siquiera sé por qué pierdo el tiempo hablando contigo, maldición- se levantó y se dirigió a la salida de la Casa de Virgo.
Todavía estaba enojado cuando salió de la casa de libra, así que decidió esperarse, no quería que Milo lo viera así por una pelea estúpida. En ese momento escuchó respiraciones agitadas y sonidos de besos. A paso lento y sigilosamente, se acercó hasta el lugar de donde provenían los sonidos, casi a un costado de la casa de libra y se asomó despacio. Cuál sería su sorpresa al encontrar a Ikki con Shiryu besándose y abrazándose como si en unas horas fuera a haber un apocalipsis y no fueran a verse nunca más. Alzó las cejas sorprendido y abrió la boca, luego, reprimió una pequeña risita al ver al caballero fénix tan apasionado y enamorado. Lo hubiera esperado del dragón, pero nunca de alguien como Ikki, sabía que tenía una relación con él, o al menos lo imaginaba, pero jamás pensó que fuera de esa manera.
Al escuchar un sonido, los menores se separaron repentinamente
-¿Escuchaste eso?- preguntó Shiryu volteando a todas partes
-Tranquilos, sólo soy yo- les dijo Saga saliendo de su escondite. Ikki lo miró molesto, evidentemente no le había gustado que lo interrumpieran de su momento especial con el dragón. Shiryu sonrió aliviado
-Saga… no me asustes así… no… no digas nada, ¿si?, se supone que nadie sabe sobre esto…-
-Lo sé- le contestó el mayor -yo soy el único que lo sabe… bueno, lo sospechaba desde hacía tiempo-
El dragón alzó las cejas soprendido
-¿Qué…? pero…-
Saga comenzó a reír en voz baja
-Tranquilo… nadie me lo dijo, pero… ¿con quién crees que conseguía Ikki todos tus regalos?- le preguntó el caballero de géminis -ese dragón que llevas al cuello, los brazaletes gemelos, los dulces japoneses, el fénix de peluche… y ese lindo anillo que llevas en la mano- repuso señalando un anillo con un rubí en medio -¿es de compromiso, Ikki?- le preguntó al peliazul sonriendo con una "malicia inocente".
El caballero fénix se sonrojó y miró molesto hacia otra parte, mientras Shiryu sonreía complacido.
-Vaya, Saga… no tenía idea…- repuso el dragón -y te lo agradezco.. que no le hayas dicho nada a nadie-
Saga se quedó pensativo unos minutos y las palabras de Shaka regresaron como un torbellino a sus pensamientos.
-Saben… si no es mucho entrometerse… quisiera saber, ¿por qué no quieren que nadie sepa lo suyo?- preguntó intentando no sonar muy incómodo -quiero decir… no tiene nada de malo, si se quieren…-
Shiryu bajó un poco la vista
-Mi maestro Dohko es muy sobreprotector conmigo… y no creo que le haga mucha gracia, si le digo lo que siento por Ikki… creo que no me permitirá ser su pareja-
-¿Qué?- Saga los miró a ambos -vamos, Dohko tiene a Shion como pareja, dioses, Shiryu, quizá no sea tan malo como tú crees-
-Saga tiene razón, Shiryu, te he dicho muchas veces que puedo hablar yo mismo con Dohko, no creo que su reacción sea tan mala como tú lo piensas-
-Bueno… no lo sé- el dragón miraba al suelo -es sólo…-
-Inténtalo- aconsejó Saga -si no quiere… ya veré como les ayudo-
El menor sonrió
-Te lo agradezco-
-No agradezcas, yo digo que… si hay amor, no hay razón que valga para esconderlo de los demás- les dijo a ambos y se quedó pensativo unos segundos -¿me disculpan?, debo ir a hablar… con alguien- se despidió y salió corriendo hacia el templo de escorpión.
-Saga, ¿te has vuelto loco? ¿a qué te refieres con dejar de escondernos?- le preguntaba Milo al caballero de géminis, mientras hablaban en la casa de escorpio -sabes que Kanon es mi pareja-
-Lo sé, eso lo sé, pero no lo entiendo, Milo, ¿qué es lo que sientes por Kanon?-
-Yo… ¡ya basta Saga! ¿crees que no me enteré de que irás a ver a Afrodita en un rato? mas vale que no sea para lo que estoy pensando-
-¿Y qué se supone que haga? Afrodita no me interesa en lo más mínimo, pero ya estoy harto de que Kanon quiera emparejarme con todos los solteros del santuario, ¿quieres que empiece a sospechar de lo que hago su novio?-
-¡Ah claro! y tu te sacrificas, ¿no? pobre de ti, emparejarte con el más hermoso del santuario- gritaba Milo mientras aventaba lo que tenía en las manos.
-¡Claro! y yo tengo que soportar verte con Kanon, que todo el mundo hable de que eres pareja de mi hermano, ¡¿acaso crees que por ser tu amante mi corazón es de palo?!-
Milo se quedó mirándolo, sorprendido con sus palabras, era cierto, también el estaba consciente de que lo que sentía por Saga no era simplemente pasión y deseo, había mucho más allá en esas noches entregadas en la casa de géminis, algo que ni él mismo podía explicarse.
-No…- murmuró el caballero de escorpio -Saga… lo lamento- se acercó al mayor a pasos lentos -perdóname- lentamente, levantó su rostro hasta que sus labios chocaron con los de Saga y lo besó apasionadamente -puedo asegurarte que lo que siento por Kanon y por ti es… muy distinto… pero… sabes que no puedo terminar con él así de fácil, el no sabe nada, no sospecha nada, no… no sé como enfrentarme a esto… lo lamento, me siento como un cobarde-
-Milo… no digas eso- Saga miraba hacia el suelo -pero ¿hasta cuándo?… ¿cuánto tiempo más viviremos así?- le preguntó sin alzar la vista -escondiéndonos, siendo amantes, Milo ¿acaso todavía amas a mi hermano?-
-Si lo amara no sería tu amante… pero… no… no entiendo por qué es tan difícil- respondió confundido el escorpión mientras se acercaba para abrazar a Saga. Se miraron a los ojos
-Te amo, Saga- soltó el menor de repente y se sonrojó, pero no apartó la vista de los ojos esmeralda que tenía enfrente -te amo… y no quiero que lo nuestro termine-
El mayor se quedó impresionado con lo que acababa de escuchar
-Me… dices que… ¿me amas?- preguntó titubeante mientras correspondía tímidamente al abrazo -yo también, Milo, te amo desde hace mucho tiempo- acarició su rostro, se sentía distinto después de eso.
El menor le sonrió y le guiñó un ojo
-Deberías irte ya, antes de que Afrodita baje a buscarte… espero que no grite a los cuatro vientos que eres su pareja, porque no me va a gustar escuchar eso-
-Ya no voy a ser su pareja… y todavía falta un rato para ir a verlo- respondió el caballero de Géminis en voz baja