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El vecino de al lado por Korone Lobstar

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Notas del capitulo:

Waaaa por fin!

Sí, sí, se que tod s me queréis matar por tanto retraso, cuanto hace que no actualizo, unos 21 días?

Os doy permiso para que me matéis…pero os quedáis sin fic. Vosotros veréis.

Bueno, ya dejando las bromas aparte, aquí tenéis el nuevo capítulo. Me gustaría lamentar el retraso, no he tenido mucho tiempo libre últimamente y se me han juntado muchas cosas. Además quería que este capítulo me quedara perfecto y lo he repasado muchas veces para que quedara bien. Así que lo siento pero es lo que ha habido xd

Bien, a mi querida Cucuxumuxu, sé que tú has sido una de las que me lo has recordado, y me animas mucho a seguir escribiéndolo y a mejorar, gracias ^^

A mi preciosa DraculCobain porque es la mejor y es un amor hablar con ella por wa para pedirla consejos útiles cuando nos da por hablar de los fics que escribimos, y bueno, en general gracias a todos los lectores ^^

Y un beso a mis preciosidades Els, Iciar, Vero, Lore y Ana.

Dentro capítulo!

Podía sentir cómo esos labios se movían, con fuerza y decisión, intentando adentrarse en su humedecida boca que le impedía el paso.

Law se intentó separar, una y otra vez, aún confuso al notar tanta brusquedad golpear su columna vertebral. No hacía más que recibir oleadas de calor una y otra vez. Cada vez más intensas, cada vez más ahogadas por la lengua que, en ese mismo instante, había accedido a su interior y revolvía la suya propia en un juego enzarzado de control.

Esto tenía que parar. Debía de parar. Pero cada vez estaba menos convencido de poder hacerlo. Estaba luchando con todas sus fuerzas por no abandonarse ante él, ante esos brazos que le tenían preso contra el suelo, ante esa mano que estaba sujetándole la nuca para impedirle huir.

 

 

Ese calor. No paraba de golpearlo sin piedad.

 

 

Pero, de pronto, esa ávida lengua que le había dominado al completo había dejado de luchar, saliendo con suavidad de su boca. ¿Qué estaba pasando? Entreabrió los ojos como pudo, a sabiendas de que los tenía como poco, vidriosos por la falta de aire y ese dulce placer que le había acariciado los labios. Unos preciosos orbes ambarinos estaban escrutando su cara de arriba abajo, estudiando su reacción, sus gestos. Todo.

 

 

Y lo único que volvió a su ser entonces fue su cordura.

 

 

Por dios, ¿Qué cojones estaba haciendo?

 

 

Una bocanada de aire los hizo girarse a la vez mirando hacia la piscina.

 

 

Un muy enfadado y cansado Bellamy salía casi arrastras aferrándose al bordillo como si fuera un bote salvavidas. Law aprovechó ese momento de distracción para quitarse de encima al pelirrojo y ponerse de pie, imponente en su longitud, y acercarse al bordillo. Los ojos negros del rubio se clavaron, con total pavor, en los suyos grises. El moreno se agachó para poder quedar casi a la misma altura, haciendo que Bellamy se estremeciera viendo como esa sonrisa que sólo sabía poner él le cruzara la cara.

Abrió sus labios para hablar, ante la atenta mirada de Eustass Kid, que se sentó en el suelo y no pudo más que disfrutar de la cara de horror que estaba poniendo aquel al que instantes atrás había partido la cara, pero un ruido a sus espaldas interrumpió a Law.

Todo el mundo que quedaba despierto, antes los humillantes quejidos que provenían del jardín, habían salido asustados para ver qué había pasado, seguidos desde atrás por Donquixote Doflamingo, que al ver la cara de sus dos familiares estaba muy lejos de sonreír. Porque ya conocía esa escena de memoria, que se había repetido a lo largo de los años.

Salvado por la campana, pensó Bellamy, que seguía arrastrándose por el suelo como una maldita serpiente. Pero unas manos morenas le habían cogido de la pechera y habían tirado de él hasta situarse a escasos centímetros de la cara de Law.

 

 

-Esta vez te has librado, pero…-apretó su agarre lleno de furia que disimulaba a la perfección- si vuelves a decir eso te diseccionaré yo mismo.

 

 

Tragó saliva mientras el moreno terminaba de sacarlo del agua. Una gran mano le acababa de agarrar el hombro, pero no hacía falta que se girase, sabía quién era perfectamente. No le iba a dejar hablar. ¿Pará qué hacer la misma pregunta una y otra vez? Siempre pasaba lo mismo, no necesitaba hacer una pregunta de la cual ya sabía la respuesta.

Se acercó hasta Kid, el cual ya se había puesto de pie y miraba todo el panorama entre divertido y ansioso, todavía con esa rabia tintando sus nudillos de un color blanquecino.

 

 

-Ha sido una fiesta de lo más encantadora –Clavó sus ojos grises en aquella oscura sonrisa, que le miraba con complicidad- Pero me temo que tengo que irme, estoy agotado después de tanta "diversión".

 

 

Sin decir una palabra, Law pasó al lado de Doflamingo, compartiendo una mirada cómplice cargada de palabras sigilosas, una manera de comunicarse que sólo había sido capaz de desarrollar con aquel individuo tan peculiar.

Kid pasó también a su lado despidiéndose con una sonrisa cargada de ego y autosuficiencia, cosa que más que molestar al rubio, sólo hizo que su sonrisa se ampliara con creces.

Bellamy creyó que por fin podría suspirar en alivio. Pero unos ojos ocultos a través de unas gafas de sol de cristales naranjas le estaban escrutando fijamente con una sonrisa la mar de divertida.


 .     .     .     .     .

-Gracias.

 

 

El pelirrojo, aún atónito, se giró sobre sí mismo para ver a Trafalgar Law apoyado sobre el marco de la puerta de su piso. Pero no entendía lo que acababa de decir. Ese medicucho orgulloso… ¿Le estaba dando las gracias?

 

 

Algo palpitó en su pecho, algo que se clavó en lo más profundo de su ser como una estaca.

 

 

Sus ojos grises le miraban fijamente sin quitarle la vista de encima ni un segundo.

 

 

Escrutándole sin piedad.

 

 

Estudiando sus movimientos uno a uno.

 

 

El pelirrojo terminó de girar la llave en la cerradura de la puerta y la abrió de un pequeño empujón. Entonces clavo sus orbes ambarinas en sus delgadas facciones con una amplia sonrisa.

 

 

-No sé de qué.

 

 

El moreno sonrió como él solo sabe hacerlo, con una jodida mueca de satisfacción. Le encantaba sacarle de quicio. Seguramente esa perturbada mente ya estaba maquinando el siguiente movimiento o la siguiente frase para dejarle como un maldito estúpido y hacerle enrojecer de la ira.

 

 

Pero esa frase nunca llegó.

 

 

Las facciones del moreno, aunque pareciera imposible de creer, se habían suavizado hasta dar con una pequeña sonrisa cómplice.

 

 

Otra vez esa sensación. Ese dolor en el pecho, esa incomodidad para nada desagradable.

 

 

¿Por qué Trafalgar Law lo estaba mirando así?

 

 

¿Por qué demonios estaba poniendo esa voz tan condenadamente suave, y a la vez tan jodidamente sexy?

 

 

¿Por qué estaba tan nervioso y tan alterado?

 

 

Joder, que sólo le había sonreído.

 

 

Pero era una sonrisa más… ¿Natural?

 

 

-Por lo de Bellamy, es un gilipollas al que le gusta tocarme mucho las narices.

 

 

Que burda mentira, pensó aquel chico de pelo negro que acababa de captar toda la atención del pelirrojo.

En realidad no había podido evitar pensar en todo aquello por la noche, y en el camino de vuelta tres cuartas partes de lo mismo.

 

 

-Te debo una.

 

 

El pelirrojo hizo una mueca de estupefacción pero rápidamente había negado con la cabeza. Joder, ¿Por qué coño estaba siendo tan amable con ese pedazo de mierda de cirujano?

 

 

Estaba sintiéndose hasta mal. Empezaba a no reconocerse a sí mismo.

 

 

Por su parte, Law tenía muchas cosas que preguntarle.

 

 

Cosas que habían llamado su atención en un abrir y cerrar de ojos y que no dejaban a su mente maquinar tranquila. Algo que interrumpía el mecanismo de "sarcasmo" y lo transformaba en curiosidad. Mucha curiosidad.

La verdad que no había pensado en la rapidez con la que Kid había arrancado la moto cuando se lo había pedido y se habían jugado el tipo por la carretera a tanta velocidad.

No había pensado en la mirada que aquel chico que tenía como vecino le había dedicado cuando se había cabreado tanto con Doflamingo.

Pero sí que había pensado en una cosa.

 

 

-¿Por qué me has besado?

 

 

Kid se paralizó de golpe sujetando el pomo de su puerta. Totalmente de piedra. De todas las cosas que le podía haber dicho o haber preguntado, tenía que haber soltado eso. Joder, ¿Y qué iba a decirle? Ni él mismo lo sabía ni entendía el motivo, si es que había motivo, claro.

Simplemente lo vio allí, tirado en el suelo y con sangre en la nariz, y algo en su pecho se había empezado a desquebrajar. Algo que le estaba atormentando mucho y le castigaba la vista, que sólo pudo enturbiarse y decidir que tenía que desahogarse.

 

 

Venganza.

 

 

Y lo había hecho, desde luego, la cara de ese payaso se iba a quedar muy bonita cuando terminaran de limpiarle la sangre reseca que tendría por la cara. Si le limpiaban las heridas primero claro.

Se sonrió para sus adentros, totalmente satisfecho con el trabajo que había realizado con su cara. La verdad es que se sentía como un maldito escultor con una piedra a la que tenía que moldear, con la diferencia de que en vez de moldearla con una pica, lo había hecho con el puño cerrado y cargado de ira.

 

 

Pero el beso.

 

 

El beso había sido diferente.

 

 

Después de haberse desahogado como dios manda y sentir que su pulso volvía a la normalidad, otro "crack" había retumbado en su interior cuando la mirada de Law se le estaba clavando. Sus ojos grises tiritando por la adrenalina y, en parte, por miedo.

 

 

Espera, ¿Miedo?

 

 

¿Miedo de qué?

 

 

Ese era el verdadero motivo por el que lo había besado. Fue la duda de si ese miedo iba cargado hacia su persona o hacia sus reacciones. O quizás hacia sus intenciones. No lo tenía claro, pero sí que sabía que no le gustaba nada. En absoluto. Había sentido la necesidad de borrar esa mirada a puñetazos, de gritarle con toda su indignación. Pero entonces lo supo.

No lo temía a él. Algo estaba pasando en aquella mente tan complicada y retorcida que era el causante de esa mirada que le estaba taladrando.

 

 

Y otro "crack" volvió a retumbar.

 

 

Y la única manera que se le había ocurrido en ese momento para hacer desaparecer esa angustia mutua que ambos estaban viviendo por diferentes motivos había sido un beso.

 

 

Un estúpido beso.

 

 

Pero lo había conseguido.

 

 

Claro que…todo esto era algo que Eustass Kid no sabía expresar. Desde luego, el don del habla no le tenía, y si le tenía, estaba muy, pero que muy abandonado en alguna parte de su cerebro.

 

 

-Eustass-ya.

 

 

El pelirrojo le miró de nuevo enfrascado en sus pensamientos, tanto que no se había dado cuenta de cuándo ni por qué aquel chico moreno se había acercado a él para escrutarlo más de cerca.

 

 

-Te he hecho una pregunta.

 

 

Aquellos ojos le estaban mirando de una manera tremendamente inquisitiva. No, le estaba exigiendo una respuesta.

Una respuesta… ¿Y qué coño le iba a decir?

Mientras su mente trabajaba muy a duras penas en conseguir una excusa convincente y que diera el pego, su boca le traicionó con lo más absurdo que podía haber dicho.

 

 

-Porque me dio la gana.

 

 

Dios, ¿En serio acababa de decir esa gilipollez? Se golpeó mentalmente una y otra vez, a ver si con suerte se quedaba vegetal por la estupidez que había soltado.

Ahora venía cuando el moreno le soltaba alguna bordería de las suyas, él se cabreaba y se iba a dormir de muy mal humor, y seguramente con una erección de caballo al ver esa estúpida sonrisa que con solo verla le endurecía a más no poder.

 

 

Estúpido gilipollas.

 

 

Un día de estos iba a tener que matar al vecino.

 

 

O eso o follárselo todo lo duro que podía, que no era una opción nada desagradable.

 

 

-Sigo debiéndote una.

 

 

Kid, sin salir todavía de su estupefacción, le miró con profunda sorpresa.

Pero su parte más perturbadora salió a la luz justo en el momento adecuado para sacarle del apuro.

 

 

-Se me ocurren muchas maneras de que me pagues ese favor, Trafalgar, y todas acaban con el mismo final.

 

 

La sonrisa del moreno solo se acentuó, incluso pudo sentir cómo entrecerraba los ojos en una más que cómplice mueca de agrado.

 

 

-¿Y cómo acaban, Eustass-ya?

 

 

Joder, se le iba a ir de las manos. Que cojones, ya se le estaba yendo de las manos. Así que ya que estaba, de perdidos al río.

 

 

Law abrió los ojos todo lo que pudo cuando notó cómo Kid le estaba agarrando de la muñeca con fuerza, casi estrangulándosela.

Pero más atónito se quedó cuando el pelirrojo lo empujó con toda su energía contra la puerta de su piso, haciendo que casi se tropezara con la alfombra que había en el salón.

 

 

Estuvo a punto de quejarse, pero no pudo más que jadear.

 

 

Kid, en cuanto cerró la puerta, lo había jalado de los hombros estampándolo contra la pared más próxima, hundiendo sus labios con los suyos en un ardiente beso que parecía que no tenía fin.

 

 

Largo, rudo y caliente, muy caliente.

 

 

Tan caliente que todo ese calor estaba abrumando a un indefenso Law aprisionado contra la maldita pared.

 

 

Intentó mover los brazos, y el pelirrojo al darse cuenta le dejó los hombros para apoyar ambas manos contra la pared, atrapando entre medias esa cabeza de pelo negro, sirviendo de apoyo para profundizar más en ese beso.

Law jadeó de nuevo, pero esta vez era un jadeo distinto. No era de sorpresa, si no de anticipación.

Porque sabía de sobra lo que iba a venir y dios, como lo estaba deseando.

Hundió sus manos tatuadas sobre la piel blanquecina de su cuello, acariciándola con suavidad pero con demandante necesidad de más.

Un suspiro había bastado para que Kid aprisionara su labio inferior con los dientes, haciendo una ligera presión sobre ellos, enviando una serie de invitaciones insatisfechas que el pelirrojo exigía. Y una de ellas estaba a punto de complacerla.

Law abrió los ojos ampliamente cuando sintió que, en un descuido, Kid le había metido su húmeda lengua en la boca, y que además estaba recorriendo milímetro a milímetro cada parte de ella. Se sentía tan bien, pensó una y otra vez cuando esa lengua jugaba con la suya, pidiendo que hiciera algo con ella.

Y así lo hizo. Aunque se hubiera dejado llevar por todas esas sensaciones que estaban quitándole el aire, rápidamente contestó al beso con la misma exigencia, enzarzándose en una lucha por el control que parecía no tener fin.

 

 

Kid gruñó. Esto no se iba a quedar así.

 

 

Deslizó una de las manos desde la pared hacia la nuca del moreno, apretando más si se podía sus labios con los suyos, volviendo más violento aún aquel impaciente beso que los ahogaba.

Demasiado. Demasiado violento, exclamó alarmantemente su cabeza cuando notó como la ávida lengua de Kid estaba luchando contra la suya a un ritmo demasiado frenético. Se maldijo a sí mismo, no pensaba dejarle el control, pero el deseo lo estaba inundando tan profundo que sólo pudo ruborizarse y dejarse llevar, dándose por vencido y haciendo que el pelirrojo sonriera contra su boca. Eso le gustaba más. Mucho más.

El moreno empezó a jadear con el beso, necesitaba respirar y lo necesitaba ya.

Suavemente deslizo ambas manos hacia su pelo color rojo fuego y tiró de su cabeza hacia atrás, liberando por fin sus labios y dando una profunda bocanada de aire.

Por fin podía respirar, y se sorprendió a si mismo jadeando ante la búsqueda de oxígeno, y se sorprendió más aún cuando Kid, lejos de estar igual que él, estaba sonriendo ampliamente. Pero no era una de sus sonrisas a las que estaba acostumbrado, no. Estaba cargada de lujuria.

Lujuria que estaba sintiendo sobre su propia piel. Esa necesidad imperiosa de arrancarse mutuamente la ropa y hacerlo ahí mismo, contra la pared.

 

 

-¿Quieres que te diga cómo acaba, Trafalgar?

 

 

¿Eh?

Dios, no se estaba enterando de casi nada. En cuanto oyó la pregunta su mente hizo un fiero esfuerzo por volver a su sitio y dejar de imaginar el cuerpo desnudo del pelirrojo que lo estaba aprisionando.

Los ojos de Law, vidriosos y reclamantes, le miraban incitantes, deseando que no parara. A ser posible, nunca.

Estaba sintiendo algo que nunca había sentido hasta ahora. No es que Trafalgar Law fuera virgen ni mucho menos. Había mantenido muchas relaciones sexuales, todas ellas esporádicas y de una noche, pero esto era totalmente diferente. Law era de los que quería tener absoluto control sobre la situación, para analizarla y experimentar.

Pero ahora estaba viendo una imagen casi patética de sí mismo rogando por más.

Su cabeza no era capaz de concebir cómo había pasado todo esto. Y menos qué hacía ahí envuelto en tantas dudas.

Estaba preocupado porque se estaba dejando llevar totalmente, perdiendo el poco control que él creía que tenía sobre la situación, y lo peor de todo: le gustaba.

No entendía por qué. Pero Eustass Kid estaba haciendo que se estremeciera de tal manera que sólo pudo notar las vibraciones que le estaba mandando su miembro bajo su pantalón.

 

 

Kid.

 

 

Alzó la vista de nuevo para mirarle a los ojos, teñidos en parte por súplica y por otra parte de duda. Cosa que no pasó desapercibida en absoluto.

Ante la atenta mirada de sus ojos del color del ámbar, Law le contestó intentando sonar indiferente.

 

 

-Creo que me hago una ligera idea –jadeó sin querer cuando notó aquella mano pálida acariciando su miembro bajo el pantalón.

 

 

La sonrisa de Kid se amplió hasta crear una mueca de lo más espeluznante, pero que a Law sólo le mandaba más descargas a la entrepierna.

Sus manos morenas se deslizaron por encima de esa camisa negra tan apretada que llevaba el pelirrojo, que definía a la perfección cada músculo de su torso. No tardó mucho en deslizarse hasta el doblez y tirar de él hacia arriba, quitándole la camisa con suavidad mientras experimentaba aquella sensación de complacencia al ver su torso tan increíblemente trabajado. Ante la atenta mirada de Kid, Law siguió acariciando con suavidad cada facción de su piel, estudiándola, y a cada centímetro se detenía para presionar ligeramente.

Miró al pelirrojo de nuevo, y esta vez su mirada indicaba claramente: "Haz conmigo lo que quieras".

No necesitaba nada más. Cogiéndole de las caderas bruscamente, empezó a besarlo de nuevo igual de demandante que antes, sólo que esta vez tenía sus manos aprisionando el culo del moreno, que jadeaba entre sus apretados labios. Y cada vez más y más, sintiendo como ambas erecciones se rozaban a través de las telas vaqueras, ansiosas por salir a jugar.

Kid no tardó en arrancarle la camiseta de un tirón, a lo que Law intentó replicar pero no pudo.

Volvió a sentir una de las manos sobre su entrepierna y echó la cabeza hacia atrás, dejando al pelirrojo la pista libre para hacer con él lo que quisiera. Kid no dudó un segundo y se lanzó a su cuello con voracidad, lamiéndolo con necesidad y mordiéndolo, haciendo que el moreno se estremeciera entre sus fuertes brazos. Divertido por las reacciones que le estaba causando, paseó su lengua por todo su cuello y succionó, dejándole marcas a medida que deslizaba su lengua por alguna parte de esa piel tan suave y cálida.

Entonces Law fue consciente de otra cosa. Ya no estaban apoyados en aquella pared, si no que estaban caminando torpemente hacia el pasillo que daba a la habitación de Kid, sin separar en ningún momento sus labios de los suyos.

 

 

Pero esa habitación se veía demasiado lejos, y ninguno de los dos estaba para esperar mucho más.

 

 

Volviendo a estampar a Law contra la pared, le bajó los pantalones y le arrancó literalmente la ropa interior, dejándole totalmente desnudo ante los ojos de un pelirrojo que se relamía pícaramente, volviendo a atacar sus labios sin piedad. Volvió a jugar con su lengua sin piedad, notando como la lucha que habían mantenido antes por quedar por encima del otro había quedado zanjada ante la juguetona lengua del moreno, que más que intentar tomar el control, se estaba dejando acariciar por su lengua, invitándole bruscamente a seguir.

El ruido de una cremallera bajarse fue lo único que Law necesitó para sonreír lo más juguetón que sabía, enredando sus brazos en el cuello de Kid y besándole en la mandíbula, lamiéndola y soplándola.

Ambas miradas se cruzaron, totalmente extasiadas de anticipación.

El pelirrojo deslizó una de sus manos hasta la entrada de Law, pero este gruñó para su sorpresa.

 

 

-Déjate de preliminares y métemela de una vez, Eustass-ya.

 

 

No necesitó nada más. Cogió en el aire al moreno y lo estampó contra la pared, ante su atenta sonrisa. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo ligero que era.

Un gemido resonó en el piso cuando Kid se la metió de una estocada. Law arqueó la espalda instintivamente. Volvió su cabeza hacia delante de nuevo, lamiendo la comisura de sus labios oscuros suplicándole que hiciera algo.

Apretando fuerte sus caderas con sus fuertes manos, empezó a moverse con fuerza y con rapidez, sintiendo sobre su más que duro miembro que ahora estaba dentro del moreno un increíble y apretado calor que lo estaba engullendo.

Kid alzó la vista para verle mejor. Una sonrisa surcaba la cara de Law, más que divertido, mientras jadeaba y suspiraba al notarle dentro.

Dios, era exactamente como se lo había imaginado. Tan bruto, tan duro y tan placentero que su mente estaba totalmente fuera de sí.

Law apretó sus pies contra su espalda, y empezó a mover las caderas al ritmo de las duras embestidas de Kid, que cada vez iban más y más rápido.

 

 

-Ah…Eustass-ya… -soltó una pequeña risita mientras le miraba con total lujuria.

 

 

Dios, le estaba volviendo loco. Sus caderas alcanzaron un ritmo totalmente frenético ante las tentaciones y gemidos de Law, que cada vez eran más altos. Pudo notar entonces cómo su pecho se mojaba por el roce de ambos cuerpos mientras follaban, en una mezcla de sudor y líquido preseminal.

Law escondió la cara en el hombro de Kid, que no paraba de embestirle con toda su fuerza. Sus gemidos resonaban por todo el piso, sus cuerpos húmedos de sudor y éxtasis. El pelirrojo soltó un pequeño gemido entre sus suspiros cuando notó como se le estaban clavando unas uñas en la espalda. Y no solo eso, esas uñas le estaban arañando por toda la espalda, dejándole marcas y seguro alguna pequeña herida por el rastro que iban dejando sus dedos.

 

 

-Eustass-ya…m-más…

 

 

Los ojos ambarinos de Kid se clavaron en los suyos grises, mezclando sus respiraciones entrecortadas por la corta distancia y mezclando sus gemidos en el aire.

 

 

-¿Quieres más?

 

 

Antes de que Law pudiera si quiera articular una palabra, una oleada de placer recorrió su espalda inundándole por todo el cuerpo hasta que llegó al orgasmo con un gemido, arrastrando tras de sí a Eustass Kid, que no pudo contenerse más ante sus paredes tan húmedas y apretadas y se corrió en su interior.

El pasillo se quedó en silencio. Silencio que se rompió casi en un instante por las pequeñas risitas de Trafalgar Law, que estaba abrazado a su cuello pálido cubierto de sudor, aún con la respiración entrecortada.

Kid no pudo evitar alzar la vista para mirarlo muy divertido, con una amplia sonrisa surcando sus labios.

 

 

-Eso ha estado bien…-suspiró el moreno, acercando sus labios a los de Kid para fundirlos en un beso.

 

 

Pero Law volvió a sentir que le faltaba el aire cuando Kid profundizó el beso con total salvajismo, haciendo que volviera a perder el sentido y dejarse llevar.

 

 

-Me alegro, porque pienso follarte toda la puta noche.

 

 

En una mezcla de satisfacción y asombro, Law volvió a sonreír juguetonamente y se dejó coger en volandas por el pelirrojo, que ya lo había tumbado sobre su cama después de cargarlo por el pasillo, ambos desnudos y con la ropa desparramada por todo el piso.

Suspiró pesadamente cuando notó como el miembro de Kid había vuelto a empalarle.

Definitivamente, ese estaba siendo el mejor regalo de cumpleaños en mucho tiempo.

Notas finales:

Reviews? ^^ 


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