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Líbranos del mal por hellblack_sasuke-

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Notas del capitulo:

Lamento mucho que hasta apenas actualice, pero en verdad como lo comenté en el capítulo anterior, tenía que encontrarme segura, "emocionalmente hablando" como para seguir escribiendo. En fin el caso de todo esto, es que éste, al igual que otros que tengo publicando, ya está próximo a su final, Espero que les haya gustado en medida de lo que cabe. Y gracias por esperar esta actualización. 

Yo sé que es molesto esperar a ver hasta cuando haremos nuestro trabajo, pero a veces hay factores externos que no nos lo permiten. Gracias por su comprensión, por tomarse el tiempo y molestia de leer, así como de comentar.

Muchas gracias por estar aquí hoy.

Que lo disfruten, muchas cosas salen a la luz. xD

 

-¿Shizune? –Hablaba la mujer al teléfono conforme arrancaba el coche-

-¿Dime? –Sonaba con una voz algo preocupada- ¿Pasó algo con Sasuke?

-Algo así, -suspiraba- tenías razón, en su caso hay algo más allá de simples tratamientos y desórdenes psicológicos

-¿Qué quieres decir?

-No tengo mucho tiempo para explicarte, pero necesito saber si estás dispuesta a ayudarme

-Usted hable, Tsunade-sama

-¿Crees en Dios?

-Yo…

-Porque si es así, también crees en el diablo… Sasuke necesita ese tipo de ayuda y no puedo perder más tiempo

-¿Cómo dice? –Se descolocaba un poco-

-Es una historia larga, pero nadie mejor que tú, sabes de que hablo. Puede que te resulte algo difícil de creer, pero desde esa noche, “algo” ha estado siguiendo a Sasuke hasta ahora. Naruto está al tanto y ahora mismo se encuentra en su casa

-¿Entonces es uno de esos casos?

-Si así lo quieres llamar, -hablaba mientras manejaba teniendo mucho cuidado al hacerlo- si aceptas, tendrás que acompañarme a un lugar, y empezar con algo mientras Naruto llega

-Tsunade-sama… no sabe, lo mucho que me gustaría ayudarla pero, no puedo –su voz se distorsionaba un poco-

-¿Shizune? ¿Qué está pasando?

-Creo que, se adelantó un poco…

-¿Qué? –se estremecía-

-Hay, algo aquí conmigo… -se escuchaba interferencia, y antes de que Shizune continuara, la llamada se cortó-

-¡No puede ser¡ -decía al estacionarse- “¿Qué es lo que está pasando? Ahora mismo Naruto está… puedo sentirlo, pero entonces, esa cosa… -parecía que después de pensarlo por un rato, entendió de qué se trataba- tengo que ir con Naruto…

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Gaara por un lado se sentía confuso, asustado e incluso pensaba que se encontraba en un estado de shock, como en un sueño; todo lo que estaba viendo, simplemente era imposible de creer, pero ahí estaba. Frente a frente a esa cosa como todos la habían bautizado. No podía creer en su totalidad el haber observado las transformaciones, si se le pudiera decir así, que sufrió cada vez que habría los ojos… simplemente era tan complicado conforme la situación avanzaba…

Pero ahora no sentía miedo… el miedo se había marchado, ahora, tal vez sorpresa era el que lo inundaba un poco. Realmente después de todo lo que Naruto le dijo, lo único que quería era vivir en paz con Sasuke, que se recuperara, y por fin, después de tanto tiempo, tener algo de tranquilidad, para poder mantener estable al menor. No quería perder más el tiempo, y estaba dispuesto a hacer lo que fuera con tal de lograrlo.

Algunos pensamientos salieron a flote, no estaba muy seguro de la relación de Naruto con todo eso, sobre todo por la figura que pudo ver al final. No era nadie que Gaara conociera, pero entonces, ¿quién era esa mujer? Podría ser… ¿la esposa de Naruto? De cualquier forma, cuando el chico siguió orando y hablando en ese idioma, que tal vez sería, latín, o hebreo, de un momento a otro, todo lo que vio desapareció…

De un momento a otro, sólo se escuchó el ruido de la puerta azotándose con severidad, ambos se detuvieron unos minutos, todo quedó en silencio absoluto, no había más nada. Pero más importante aún, de inmediato se sintió algo más de tranquilidad en esa casa.

-¿Eso es todo?

-No… -Naruto comenzaba a revisar el lugar en donde estaban- apenas hemos comenzado

-Pero, ¿y la puerta?

-Sólo lo aleje por un rato, pero necesitamos expulsarlo por completo, de lo contrario, regresará y con mucha más fuerza

-¿Lo alejaste? ¿no se supone…

-Gaara –Naruto lo miraba con sus grandes ojos azules, pero se notaba de inmediato, que no tenía buenas noticias- esa cosa es más fuerte de lo que pensé. El problema aquí es que no puedo detenerlo solo. Si lo intento, las cosas podrían salir muy mal

-Y, ¿entonces…

-Perdón por interrumpirte siempre –Naruto trataba de sonreír levemente- tendremos que esperar a Tsunade, seguramente no debe de tardar –trataba de ocultar su preocupación; sabía que la mujer ya debería de haber llegado, pero seguramente algo más pasó. Mientras tanto tendría que limpiar la casa, ese demonio se había marchado al menos por ese día, y necesitaba aprovecharlo al máximo- así que mientras llega, limpiaré esta casa…

-¿Cómo?

-¿Cuántos espejos tienen?

-No estoy muy seguro

-¿Tienen muchos?

-Creo que… algunos... –dudaba- ¿por?

-Bueno, ¿cómo te explico? –Colocaba uno de sus dados en el mentón, cómo pensando- los espejos, son algo así como… portales. Es decir hay cosas que puedes viajar a través de ellos. Incluso para las brujas y cosas así, sirven como métodos de comunicación

-¿Qué dices?

-Es por eso que necesito sellarlos. Puede que no haya revisado aun la casa con minuciosidad, pero seguramente, con todo lo que ha pasado, no sea una buena idea tenerlos…

-¿Me estás diciendo que esas cosas pueden entrar y salir por… los espejos?

-Sí –decía sin rodeos- me alegra que no tardes mucho en comprender las cosas. De hecho, es necesario hacerlo, porque puede que haya más cosas ahí… entrando y saliendo. Déjame ver el espejo de su habitación

-Me sorprende tu… tranquilidad

-Pero, es que debes de estar tranquilo, sólo así podrás solucionar estas cosas. Además, ciertamente necesito estar así, para que no me supere… es como una pelea de dominación y sumisión con esas cosas…  

-Ya… veo –aun no salía de su sorpresa. Gaara llevó al chico directo a la habitación, dónde, al lado izquierdo de la terraza, se encontraba el espejo grande y largo que tapaba toda esa pared. De inmediato Naruto notó algo en él que no le gustó- ¿Sucede algo?

-Tienes que deshacerte de este espejo. Ayúdame a desmontarlo de una vez

-¿Qué le pasa?

-Naruto suspiraba- verás, los espejos al ser portales, se abren y cierran con muchas cosas, desde hablar y ver películas de terror, hasta sentir miedo constante… demasiadas cosas. El problema con éste, es que ha permanecido abierto de forma constante y durante mucho tiempo. Podría limpiarlo e intentar sellarlo, pero desperdiciaría más energía de lo normal, lo cual, no vale la pena, teniendo tanto trabajo por hacer aquí, ¿me entiendes?

-Sí…

-Además esta habitación, está llena de miedo… tampoco es bueno eso –tomaba su pequeña mochila sacando algunas piedras- éstas –las señalaba- las tendrás que poner en diferentes partes de la casa, tómalas –se las daba- voy a necesitar que las cargues de energía, pero antes, quiero que me ayudes a desmontar esta cosa, y lo mejor será romperlo. ¿Tienes un martillo? –en ese momento Gaara iba al closet para buscar lo pedido, regresando con él. Juntos colocaron el espejo en el suelo y de inmediato Naruto lo rompió. Guardó todo en una bolsa de plástico negra y gruesa, le colocó las advertencias requeridas de que era vidrio, después de haberlo cortado en miles de pedazos y lo dejaron con el personal de limpieza, viendo como la basura se llevaba dicha bolsa.

Enseguida fue al baño de los chicos y después de revisarlo brevemente, decidió que lo mejor sería destruirlo también. Dicho y hecho lo hicieron, afortunadamente al ser desmontable, no hubo mucho problema para hacerlo, ya después colocarían otro, pero para esos momentos lo mejor sería no tener ninguno.

-Gaara, ¿puedes desmontar todos los demás? Los necesito todos –el chico hizo lo que el rubio le pidió, abrieron todas las ventanas y Naruto procedió a rociarles agua bendita, alcohol y prenderles fuego por un rato. En medio de todo eso al fin llegó Tsunade.

-Te tardaste. Mira todo lo que llevamos ya. Incluso Gaara ya ha terminado de energizar las piedras. Hemos limpiado todo aquí. Sólo me faltan las ventanas

-Shizune tuvo problemas…

-¿Shizune?

-Tenemos un gran problema –la tensión en el ambiente se sentía de nuevo- No es uno Naruto… son dos

-¿Qué? –El chico no podía creerlo-

-Mientras estaban aquí, otra cosa atacó a Shizune

-¿Pudo haber salido de los espejos? Los de esta casa, están muy mal

-Hablé con ella, y cuando colgó tan de repente… tuve que llamar una ambulancia. Llegué a su departamento… se lastimó mucho… está en un hospital diferente al de Sasuke…

-Pero entonces, él…

-Está bien, pero, -pensaba por un momento si debería de decir todo eso frente a Gaara, pero ya no había opción- sé de dónde viene todo esto. Por lo que entiendo el espejo que tenían en su habitación era el conector, pero tengo ya la dirección. Tenemos que ir a la casa donde todo comenzó…

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¿Qué es lo que soy? ¿Acaso este era mi destino? Durante tantos años he luchado contra esto, pero hoy ya estoy cansado. ¿Por qué se decidió esto para mí? ¿Sólo yo puedo soportar tanta agonía? La oscuridad se hunde conmigo, siento como si cada vez fuera más difícil alcanzar la luz… pero ahí está; el hecho es que sigue ahí, aunque la negrura de la pesada negatividad me abrume, así como un lobo devorándome, alimentándose de mi debilidad, fragilidad… haciéndome sentir, la nada… queda algo… en el fondo aún hay algo que me hace sentir, vivo, tal vez… quiero que todo termine, cuando nunca debió de haber comenzado; yo no puedo estar seguro de lo que pasa alrededor… es la primera vez, que puedo sentirme estable, y pensar en esto, me enferma; posiblemente yo…

¿Es que acaso no puedo recordar nada? Claro que puedo, pero no quiero recordarlo; me daba tantas vueltas la cabeza en ese entonces, y sólo, la oscuridad…

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Todo pasó en cuestión de segundos, parecía que todo iba normal, la luz de las velas apenas alumbraba el lugar; se sentía tan sucio, frío y húmedo… el agua de las goteras se escuchaba caer contra el suelo, las paredes lucían tan arañadas, parecía que en algunas había sangre ya seca de varios días… comenzaron los preparativos como siempre. Todo parecía ir bien, pero había un presentimiento que inundaba el lugar; algo pasaría, se sentía en el ambiente.

La madre de Sasuke estaba algo preocupada, estaba cerca de la mujer, al parecer se encontraba ligeramente tranquila; no decía nada, no hacía nada, se encontraba amarrada en la cama. Mikoto miraba a su hijo, tratando de calmarlo; después veía a su esposo, a su cuñado, al esposo de la mujer… comenzaron con el exorcismo, pero no duró mucho.

La luz se extinguió por completo aquella noche. De un momento a otro las velas se apagaron, los gritos de la mujer que empezaron con los primeros rezos, se apagaron por completo, sólo el ruido del silencio inundaba todo. Sasuke estaba pegado a la pared, estaba temblando de miedo, podía escuchar la voz de su padre, pidiendo que guardaran la calma. ¿Cómo podría haber calma? Inmediatamente el esposo de la mujer prendió más velas, cuando lo hizo, en la cama ya no había nada, estaba vacía… el miedo inundó el lugar, giraban las velas de un lado a otro, el padre de Sasuke se acerca a él con la vela en mano, y cuando trata de tranquilizarlo, el niño grita. Detrás de su papá, a la altura de su oreja… la mujer aparece con la cara distorsionada, deformada, sonriéndole ampliamente con la boca ensangrentada, escurriéndole a borbotones, esa vela se apaga…

Un fuerte ruido en el techo, todos levantan la vista, no hay nada… las velas vuelven a apagarse, Sasuke lucha por encontrar la puerta de salida… y de repente gritos por todos lados. Su madre gritaba que se la quitaran de encima; su padre va con ella, logra controlarla brevemente, sólo para alejarla de su esposa.

El tiempo corre, deciden irse, es demasiado para ellos, no lo pueden controlar, necesitan alejarse, los adultos sabían que era un demonio, y se había interesado en Sasuke. De nuevo, gritos… al parecer su esposo era atacado; subieron como pudieron las escaleras, Mikoto llevaba al niño en brazos, no había luz por ningún lado. Trataban de abrir las puertas, no podían.

Después de intentar tanto tiempo, se escuchaban unos pasos desde el sótano, Fugaku y Mikoto sabían muy bien que eso no era bueno; al fin una ventana que lograba abrirse, permitieron que el pequeño pasara primero, salió de la casa, sentía todo el frío de la nieve cubrir sus pies.

Enseguida su madre detrás de él, y cuando iban a ayudar a su padre a salir, algo lo jaló de nuevo a la casa. Mikoto hizo que cerrara los ojos, fuerte, muy fuerte, trató de hacer algo por él, pero la mirada que le dedicó… sabía que tenía que irse con Sasuke de ese lugar. Después de eso, Sasuke entre abrió los ojos, lo único que pudo ver fue sangre… sangre por todos lados. Ni siquiera estaba seguro de que había pasado, su tío no aparecía por ningún lugar.

Corrió, corrió lo más rápido que pudo con su mamá, llegaron al coche se encerraron en él. Lo tomó del rostro tratando de no seguir llorando frente a él; le pidió que cerrara los ojos de nuevo… y un golpe sordo los tomó por sorpresa. Su tío rompió la ventana del carro y logró sacar a Mikoto del auto.

Sólo palabras de amor a Sasuke se escucharon en ese momento, que no tenían ningún sentido en ese lugar. No tenían efecto alguno. Las lágrimas del chico caían por todos lados. Trataba de alcanzar a su madre, pero entonces, cuando su cuerpo se encontraba en la nieve no hubo marcha atrás… sangre a borbotones, más sangre por todos lados, incluso algunas cuantas manchas llegaba al rostro del menor; sólo escuchaba el cuchillo atravesar la piel de su madre una y otra vez, tan profundo que incluso atravesaba la nieve.

Salió corriendo del carro por la puerta trasera, de nuevo con todas sus fuerzas, con su último aliento. Se alejó a una buena distancia de la casa. Tenía algunos golpes, el viento se encargaba de secar todas sus lágrimas, no terminaba de comprender que era lo que había pasado, la sangre de su mamá recorría su rostro también. A lo lejos, un teléfono. De inmediato marcó el número de emergencias, no pudo articular muchas palabras.

De nuevo, todo pasa en cuestión de segundos; un golpe en la cabeza, suelta el teléfono, y siente como lo toman de las piernas y comienzan a alejarlo de la cabina de teléfono. Su auto reflejo fue el gritar con todas sus fuerzas, no tenía el valor para voltear a ver quién o qué era; sólo miraba la blancura de la nieve, y como se tornaba rojo carmesí; aquello que lo estaba sujetando sangraba, o mejor dicho, tenía tanta sangre en su cuerpo… que escurría. Miraba su propio rastro entre la nieve, sus lágrimas congelarse, como si nunca hubiera existido.

El arrastre es rápido, pero a su vez, las imágenes distorsionadas nublan su mente. Observa las huellas de esa cosa, son sólo tres dedos, ¿pero qué es? ¿Acaso un animal? Un enorme animal… Grita con todas sus fuerzas no quiere morir, no quiere regresar, descubre que está regresando a la casa, siente su cabeza golpear contra las escaleras… gira el rostro, ve el coche en el que llegó, y a un lado el cuerpo inerte de su madre. La posición totalmente contorsionada; debería de tener fracturas por todos lados, sintió tanta tristeza, la puerta la abrían, era como en cámara lenta y en retroceso. Pudo vislumbrar mejor la casa, parecía tan sucia, mucho más de lo que vio primeramente, miró a la cocina, su padre estaba ahí tirado en un charco de sangre, al parecer aún se movía, luchando por no ahogarse en su sangre. Su tío estaba en el fondo de la sala. Tenía una bolsa en la cabeza; no podía ver ni su cara, el plástico estaba cubierto de sangre tan oscura, que parecía podrida.

Iba arañando el piso, de nuevo parecía que se dirigían al sótano; pataleaba, brincaba, tratando de cualquier forma lograr zafarse, pero conforme lo hacía, notaba como las garras de esa cosa se incrustaban más en sus tobillos, sentía su sangrar, como le escurría hasta la espalda.

Su mentón chocaba con cada escalón que bajaban, parecía ser que lo hacían tan lento, que se aterraba cada vez más. Sintió como lo estrellaron contra la pared, casi lo deja inconsciente. No quería ver la cosa que tenía frente a él, le daba mucho miedo, sólo notaba su mirada, su gélida y asquerosa mirada que lo consumía y lo devoraba. Escuchó que se acercaba de nuevo a él, sólo pudo ver sus enormes garras acercándose, estaban llenas de pelo ensangrentado, al parecer café, o negro, no estaba seguro… escuchaba su risa, no quería abrir los ojos. Un gran dolor en el pecho lo dejó sin aire… y entonces todo oscuro, parecía que estaba en un sueño, antes de quedarse dormido lo pudo ver… esos ojos rojos, que jamás podría olvidar, y esa masa deforme oscura que se engrandecía, conforme la oscuridad aumentaba. Pero cuando cayó al piso dispuesto a quedarse ahí, a morir ahí, notó la presencia de otra cosa… otra risa… otra mirada puesta en él. Y no, no eran ojos rojos… eran amarillos.

Mientras estaba sumergido en esa oscuridad, en ese dolor tan grande, lo único que pudo recordar, fueron las palabras de su madre. Cuando todas esas palabras recorrieron su mente, fue que despertó en el hospital. En aquel momento esa oración no tenía mucho sentido; ¿cómo saber que después de tantos años, al fin lo tuvieran? Despertó de nuevo en la actualidad, había recordado todo. Sabía a lo que se enfrentaba, y al parecer sabía cómo eliminarlo; pero para eso necesitaría ir también a la casa. Al final aunque los demás hicieran algo, si Sasuke no iba, incluso la historia… podría repetirse una vez más.

Notas finales:

Bueno, como comentarios extras ¿qué puedo decir? trataré de darle fin rápido a esta historia, y con ello me refiero solamente a actulizar rápido. Es algo así como un mal necesario para mí, xD.

Ojalá que les haya gustado, y ustedes cómo creen que termine? xD

La verdad es que ni yo lo sé...XD Bueno sí sé... pero no estoy segura de que tan feliz o triste sea el final. Nos estamos viendo.

Seguramente entre dos o tres capítulos más y habremos llegado al final de una historia más.

Ciao.


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