Mañana del día de la fiesta
-Y… ¿Qué le has comprado a Afrodita?- pregunto Mu apoyado en su casillero mientras Camus guardaba unos libros en el suyo
-Luego de caminar y caminar por el centro comercial con Shaka, he conseguido una franela con un motivo genial… y que tenían en esa talla anoréxica del cumpleañero- contesto Camus riéndose burlón, aunque a Mu no le hizo tanta gracia
-Camus… no empieces desde tan temprano… yo le he comprado un vale en una de esas tiendas de moda, así podrá comprarse lo que él quiera… ¿a que ha sido buena idea?- contesto Mu con una sonrisa.
Tras suspirar, Camus cerro su casillero y le miro, francamente, Shaka, él y Mu, eran un grupo algo distinto, Shaka encajaba en el instituto, era así de simple, les caía bien a casi todos, en cambio, el y Mu eran más bien, los excluidos, solo que Mu quería encajar, lo intentaba desesperadamente, mientras que Camus ni lo intentaba.
-Bueno mira, ya da igual… me has dicho que había que llevar regalo, y lo he comprado, y de paso me he comprado una camisa para ponerme en la fiesta…
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En la noche
Camus pocas veces había visto tanta gente en una sola casa, aunque tampoco había visto una casa de semejantes proporciones, si iba a ser verdad eso de que los Antares eran ricos, habían globos, luces de colores, música alta y muchísima comida, y una larga mesa donde todos estaban dejando sus regalos
-Bueno, ya llegamos… ¿y ahora?- murmuro Camus que miraba alrededor para entonces girar la vista a su derecha, donde estaba Mu, “estaba” porque se había ido - genial… y ¿ahora qué?..- murmuro y comenzó a deambular entre las personas, muchos le miraban extrañados, y es que… pocas veces Camus se dejaba ver en eventos así
Y mientras, Mu se había alejado en busca de alguien, la persona que solía habitar en sus pensamientos, y es que, al igual que a Camus, a él también le había encantado el apuesto y gallardo Saga, el novio de su mejor amigo… completamente imposible… entonces sus ojos corrieron al gemelo menor, Kanon, jugador del equipo de Basquetbol del instituto, muy guapo y… lamentablemente, burlón y mujeriego, las pocas veces que este le había hablado, era para decirle “cara de niña” y burlarse por algún motivo de el, pero, igual le gustaba verle e imaginarse que era a él a quien abrazaba y no a sus múltiples “novias”.
Finalmente le había encontrado, estaba con Milo y cada uno con una chica entre sus brazos mientras hablaban y reían, suspiro y se retiro, era algo masoquista querer verle aun a sabiendas del dolor que le provocaba.
-¡Mu!…- le llamo alguien, con voz gruesa que hizo que Mu girara a buscarle
-anda… ¡si es el jugador estrella del equipo de futbol americano!… ¡Aldebarán!- dijo Mu con una suave sonrisa pero en voz lo suficientemente alta como para poder oírse a través de la música alta
- Ese mismo- respondió con una sonrisa de oreja a oreja, y comenzó a hablar
-¡Aldebarán!… ¡Aldebarán!- le interrumpió Mu en voz alta-¡ no te oigo nada ¡- logro decir haciéndose entender y el grandote le tomo de los hombros para empujarle al jardín de la casa, obviamente, no se había pensando que los invitados estuviesen allí, la piscina estaba tapada por una lona y la música casi no se oía tan fuerte allí.
-Mejor ¿no?... necesitaba hablar contigo Mu…- dijo y el pelilla le miro confuso, realmente nunca habían hablado mucho, aun así, sonrió un poco y le invito a hablar
- Por supuesto Aldebarán, dime qué quieres…
-Alejémonos un poco… es alto intimo y…. no quiero que nos oigan… camina conmigo- dijo y volvió a pasar uno de sus brazos por los hombros de Mu, alejándolo poco a poco de la casa, por los exuberantes jardines de la casa Antares.
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-¿Aioria… has visto a Mu?- pregunto Camus, recibiendo una negativa, entre tantas personas, le era imposible conseguir a su amigo, finalmente, fastidiado, se dejo caer en un sofá, golpeando accidentalmente el brazo de una persona que derramo su bebida
-¡Oye! ¡Ten más cuidado!- reclamo entonces el joven mirando por unos segundos mal a Camus
-Lo lamento… fue un accidente- se apresuro entonces este a aclarar mirando al joven, sin duda no era un estudiante de su instituto o lo recordaría, alto, de piel albino y cabellos negros, le sonrió un poco
-Tranquilo, a cualquiera le pasa… me llamo Hades- le dijo y extendió su mano con una sonrisa
-Soy Camus… ¿Hades? No vas al instituto… te recordaría- aseguro el pelirrojo y Hades acrecentó su sonrisa
- En efecto, soy vecino de Afrodita y hace ya algunos años que deje el instituto, ¿ eres un amigo de Afrodita?- pregunto
-Bueno… amigo… no exactamente… estudio en el mismo instituto, pero soy compañero es de Milo…- a la mera mención de este, Camus noto como Hades fruncía el entrecejo
-Milo Milo… entonces son amigos…- murmuro molesto
-¿amigos? ¿Yo ser amigo de ese cretino? La idea ofende- exclamo Camus y Hades volvió a sonreír, mientras oía como Camus se quejaba y le contaba los pormenores de su relación con Milo
-Yo creo que le gustas a Milo… es un niño estúpido que no te lo dirá, y es su manera idiota de obtener tu atención… entonces, ¿Quieres molestar a Milo hasta niveles insospechados?- le pregunto y Camus sonrió con picardía acercándose un poco más a Hades
-¿Por qué no?¿ Que se te ocurre?- le pregunto curioso, y antes de darse cuenta, tenia los labios de Hades pegados a los suyos en un profundo beso, que… aunque era inesperado, le gusto y cerrando los ojos, se dejo besar.
Lo que no noto, es que precisamente alguien les miraba en ese momento con rabia…