-¿Realmente te han dicho eso?- pregunto Hades riendo, habían pasado por un McDonald, pedido dos órdenes, y luego aparcaron cerca de un parque para comerlas en el auto
-Si… drogadicto, satánico, Casanova, etcétera- dijo Camus y se limpio con una servilleta – ¿que hay de cierto en todo ello?
Hades le miro en silencio y dejo de comer
-¿Realmente importa?
-No lo sé… me gusta saber con quién hablo… ¿Por qué Milo te odia tanto?
-Es complicado...
-Ya… parecía muy molesto al verte frente al instituto…
-¿y eso te gusto? El que se molestara… Milo es un niño al fin y al cabo
-Milo es de mi edad…- dijo Camus al contrariado
- cierto- admito Hades y ambos se miraron en silencio y sonrieron entonces un poco
-Te gusta Milo?
-No… es un idiota…siempre me está molestando, no supera el que en la primera semana le haya rechazado
-¿Como fue eso?- pregunto Hades interesado y Camus sonrió un poco
-Simple… el llego con sus aires de hombre guapo a presentarse y me dijo que me daría el “honor” de su compañía, le encontré absolutamente ególatra, y cuando intento besarme, lo golpee- dijo Camus con simpleza y Hades se rio
-Que alivio, no soy al único que golpeaste luego de besarte- dijo con una sonrisa
-Obvio… pero el caso de Milo es muy particular… no me agradan las personas tan creídas… así que por eso mismo me subí al auto hoy contigo
-¿de veras? Qué triste… pensé que te gustaba
-Pensé que solo querías molestarle también- dijo Camus y un leve sonrojo tiño sus mejillas- lamento haber hecho que creyeras algo que no era
-Un poco… pero también quería volver a besarte… ¿no quieres volver a encelar a Milo?- pregunto echando a una bolsa la basura
-Ya… pero Milo no está aquí
-¿Quieres decir que podre besarte cuando este el presente?
-….Tal vez…- dijo Camus algo incomodo con ese “flirteo”
-¿Tal vez?- pregunto acercando su rostro al de Camus, que lo giro, apartando así sus labios de los del mayor
-Llévame a mi casa…- pidió seco
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-Papa…
Milo entro al despacho de su padre, este apenas si levanto la mirada de los papeles que leía
-¿Qué quieres Milo?
-estaba pensando en que… pues… tal vez necesite ayuda en Química… algo así como tutorías…
-Te conseguiré mañana a un profesor particular…- murmuro Kardia y levanto su mirada para ver a su hijo, que se había apoyado en la mesa
-De hecho… pensaba en si podrías decirle a la señora Hooling que hablara con algún estudiante… un compañero que fuese bueno en la materia… tendríamos el mismo horario y así me sentiría mas cómodo… hay un chico que siempre saca “Excelentes”
-Está bien… podría funcionar… ¡Dios sabe que necesitas mejorar tus notas!- exclamo este, haciendo sonreír a su hijo culpablemente, cuando su padre volvió a bajar la vista a los papeles, Milo supo que era hora de irse, mas se detuvo, con la mano en el pomo de la puerta, suspiro
-Papá… ¿Cuando hablaras con papá Albafica?- pregunto obteniendo la total atención de su atónito padre- ¿Acaso no vas a perdonarle nunca?
-Milo… ¡sal!… ¡ya!…- ordeno a gritos y el chico no dudo en salir del despacho antes de ser castigado
-¿Qué has hecho?- pregunto Afrodita, que le miraba desde la parte superior de las escaleras
-Nada… no he hecho nada…. Y tú, habla de una buena vez con Death Mask, ese imbécil me tiene harto a costa de preguntas sobre qué te pasa…
-¿Ah si?... pues que bueno… porque estoy enojado con el… es un idiota… ¿sabes que me dijo? Que le gustaba salir conmigo porque era casi como salir con una chica… ¿puedes creerlo?- pregunto a Milo que había subido las escaleras y estaba frente a el
-Dita…- dijo en un suspiro lastimero y rozo con un dedo los labios de su hermano para luego ponerlo frente a sus ojos- ¿es brillo labial de fresa?
-No… es de rosas… ¿Acaso un hombre no puede preocuparse por los labios resecos?- se defendió y Milo negó con la cabeza dejándole allí, tenía otras cosas en que pensar, sus padres, y una apuesta que ganar… tenía que saber que se traía Hades con Camus… no quería tener que terminar en la cama con Kanon…
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-¿Albafica?
Kardia había tardado en decidirse, pero cuando ya la noche había caído, decidió salir de su despacho e ir a la habitación que por mucho tiempo, había compartido con su esposo… pero al encontrarle aquel día con su amante, e iniciar los trámites de divorcio, había tomado otra de las habitaciones de la casa para sí. Toco una vez, no hubo respuesta… toco otra vez, nada, finalmente decidió entrar el por su cuenta, pero la habitación estaba a oscuras, camino a la cama y se sentó en ella, podía distinguir la figura de su esposo por la escasa luz que entraba del pasillo, volvió a llamarle
-Albafica- dijo zarandeándole un poco, posando un de sus manos en la cama junto a su esposo y la otra en su rostro… estaba helado, y la cama ¿húmeda? Alzo la mano frente a su rostro, con la luz del pasillo se dio cuenta de estaba roja, llena de sangre, asustado destapo la cama solo para notar que Albafica estaba acostado sobre su propia sangre que manaba de su cuello y muñecas.